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P33.I0DICÍ0 SSM-LITAL D S LITSxli^TIIílA r AUTSS.


TOMOl? DOMINGO 12 DE MAYO DE 1Í139. XUMEnO 10.

Índice tic csic número.—Soy A r t U u ! — L a Piu-rofjuia de S a n t i a g o . — E l Aiiciauo,'<


/»oej!«i,=Uicardo de Nlsa.—HiáLuría de Málíiífa, continuacúm. , ,r.j:,.ij;iy

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SOY A R T I S T A ! i) l.í-í
protegido de! g m n d n q n c d c Lemos! IVÍ era
poilbleipie algunos cuantos magnulcéihislpa-
>9Q6t>— dos contrarrestasen la tendencia ileprcdado-
ra del siglo: su liberalidad no podia alean-
^üiCiianlsdesprcocupaciou,cnanto cntusias- zar á todos, ni todos sabrían Impiurarla : el
JMO y que vuuacúm tan dectditíu pur U:^ be- genio ba sido siempre orgulloso é indepeo-,
llas íkHcá dclierin seiitñ' ct lioiulire que liuce diente. ¡Cuantas veces su babráu cngerKlt-a-'
áüi ó tres si{>lüa se atreviera a docii*, soy do sus mas graüdiosas pro '.ueciones en la so-.
ai'tista! Esta j)i)lul)i-a sula lo escluia de tas Icilad de nna miserable boardilla.
«levailas clases de la sociedad y lo confiimliu A^i vivian los artistas y litcratosde aque-
con el puoldo. Deági-ariailo del ijiie en a(|ne- llos ticni'ios. Arrojados del mundo social
líos l'u'inpO:i oiupreuilio la injfíaia eai-rera por el orgullo v ' " inloleraucla, se encerra-
de la lileratuia ó de la» ítelliis a,le.i! S u uii- ban en su mundo ideal y vivian en él felices
aei'Ia projjrc.-íaha sii^npro con SÜ íialier" eua- eon su enlnaiasnio y su miseria: la gloria
lidailud lan insrjiavables enlunei-a, que polii-e era todo para ellos 5 la gloria pústuma que
V p o d a fueron sinónimos hasla en nuestros ^ islnnibrabun al través de lu niebla q u e en-
diad. A l g u n a rcz^i.i embargo ¡lanilaiou los vuelve al p o n enir. JRl sentimiento de su
ai-lista-í V iilei-alos en los palacios de IOJ re- snperiori:IatÍ los alentaba cu su desgracia
yes, Y i)rii!atün entre los graiufes de sn cor- contra los rigores del menosprecio y de la
te |U>jaiio destello de la iUisiraeíun E'utui'a enjillía. Llüvaílos en abis del genio se re-
(Tuc como e.-trclla :iüíl!ai'ia hrüló á veces en nntntaban sobre su generación y la abiaza-
lu densa noclie de las pi-eocupuciunes y l;i- bau de nna ojeaila, como el águila escudriña
naliánn) arislocrálieo! l*erü esas consi.lcra- la tierra cuando se cuece serena en la regioa
(íiones (píese trilialnhan enlonees á iuá pro- <le las ntibt's* d e s l e allí la copiaban con to-
tégelos de los grandes de la liiM-ra, suu «na llas sus «¡irormi laiics, y le arrojaban su re-
prueha convincente de (pie no las obtenían 1 ¡itii en casnblo de su desprecio. Esta cIc"
piir su propio valimiento. S u Ijcíllo no era \aeion de alma les tiacia superiores ú todas
sint; un rcílcjo de la IninUrora del solio las penalilailcs (pie sul'rlun* todos loa rigo-
¡Irisle contjiciDn del genio en aiiucüijs s¡- res de la rorlun» no eran bástanlos para aba-
f^losl no po;lia ccsislir sino á la sombra del tir su IVciilc de m á r t i r : cubiertos con una
p:)der. Deájj-raeiailotlel (pie entonce;;seaban- bninilib' ropilla \ léraseles pasar por entre la
douaba á sí mismo! sns obras cpiedubaii ii>-- imbiíeii tnultilud coa (oda la nobleza y dig-
nuratias basta despnes ile sn mnerlc. 1L*(I:' eso nl iad de un lU-y! igloria no conocida del
los arlistas y lileíatos de acuella época so ijpioraiili' ni del vanidoso! y por eso nadie
ni!o;';ian á,la protección de alg\ni Aleeenas, les ('militaba su titulo de artista, ¿*pié po-
cuyo nombre cseiarecldo ennnbleeiese sus dia oí'reeer ent(tnees á los ojoá del vulgo siuo
o b r a s ; y i'uya mnnlllceneia les nrocurase misei'ia y lnun¡Macio:i?
la lux piiblir.a. V aun asi, sabida es la pa-
brexacaquemuriú cliumoilalCervantea,el Mas (d progreso social lia mejorado con-
sidera bleiuCQte la suerte de loe artiala» y
M 78 s*.X'- V*-

literatos. Pobre y poeta no son ya siiióni- La iglesia parroquial de Sautiafío, que se


m j : poeta quiere deeir solo jioela , y p*'- descubre en ía hímina de este uúou'ro, i'nc
bre, ig^aorante ó indolente y perexoáo. Aqiic- fundada por los rcyps cató.icos el año de l4í^0i
Uüs lio solo pueden gozar ya el fruto de ñu y sirvió de catedral de Málaga basta lacoiisa-
trabajo, sino que obtienen ile ía SOCÍI.MÍ.II1 eraciüii del templo destiiindo á este objeto. Jtls
ccoeral Dp¡uÍou en esta ciudad quelos moros
todas las cousidcraeioiies que sus laiealos
teuinu aquí uua de sus principales mezquitas:
8C merecen. Para liacer conocer sus obi-as
tradiciou falsa pero foilalecidü por la íbrma
no ueecsitan apelar á la prüleceíon de los árabe déla torre. Los datos iiístóricos que he-
g:randes; basta presentarlas al público pa- mos reconocido desaju'uebau semejante supo-
ra que las juzg^ue. ¿Quién es ese joven cu- sición , puesto que el sitio que ocupa dicha
ya í'renle ciñe una eorona de laurel y cuyo ¡¿•Icsia era solar autos de la conquista. La se-
nombre todos aclaman? Aycrnadic lo cono- mejanza de esta torre á los nduaretes árabes
cía, hoy presentó uua excelente pruduecion puede muy bien esplicarse con la considera-
que el piiblico lia aplaudido con entusias- ción deque cu esta ciudad permanecieron ¡nu-
mo ; iiiaíiana tendrá lauto oro eonio quiísa clias lainilias del puid^lo vencido, y las prime-
ganar con su talento j y entonces (jozará de ras obras que se bicifírou fueron dirijidns y rje-
las eoiuoHidades de la viita, gastará con pro- cutadas por los mismos moriscos malaf^ueüos
fusión, y su inagnílicü tren lo ijfualará has- conservando en ellas el carácter peculiar desu
iirquitectura. Debemos, pues, deshacer aque-
ta con los necios que se le creian superio-
lla equivocación, afioyadoscu el irrcTOcable
res por su prautleza. Y ya el título que an-
testimouio de la historia .=U.
tes fué objeto del sarcasmo y del menos-
precio, se ve adulado y titilizado por la inu-
chcdunkbre. Ya no les iuspiía el iioiroique
antes, porque loa que lo lleva» j¡o/an de uua ^ ^ ' m
brillante posición. ¡Siempre el vulgo lia \-n
EL AACIAIVO.
sido el mismo! orgulloso é insultante jiara
los desgraeiailos, y bajo, servil y adulador ¿i irá"'
con los poderosos. E l liumilde arle^aüo y
el presuntuoso pisaverde (nic se avergou- I.
Era una noche serena, / -
zarian de oírse apellidar arti.-ilas sí estos ar-
rastrasen todavía su anlíg'ua maliiiciou so- el aquilón no nifjia, *;','.'
bre la tierra, les arrebatan su título por eo- ui el t^rilo-igorcro sucua ' ",'S
dicla ó pi>r vanidad, cuando lo \en adoi'iia- del pájaro que gemia. '." * ;
do con el oropel del lujo y de la moda. El IVi al íiorizonte azulado *'
fatuo lecliuguino qne viaja armado de car- negra nube oscureció,
tera y bastón de asiento, y el necio artesa- que está de estrellas oi'uado .^
no que pa-ía su vida monótona lrub»jatido bello cual nunca se viú. -J." ••'•ri:-r.:x
sicnq>re uua misma tiianuraclura, esclaitian !\íelaocólica la luna, '
pálida y heila brillab;i,
ya con énfasis, soy artista!'. Abuio ya (aii
V en acallada laguna ;
general, que no será eslrauo ver adultera-
su mágica luz rielaba,
da la signilicacíon de esta palabra sino se
llisaba el aura sutil ;,,: . ,,-^
pone coto á su aplicación por ipiieu debie-
onda, apacible y serena,
ra : esto deciiuüs, porijue ?;e permite liasla que una y mil veces y mil, ^
en los anuncios de un fabricante de pelu- besaba la parda arena. ::- ,, ]
cas. Y al ver esta osadía, ¿(julén no temerá Y la laguna surcando i"
llegar á ver puesto en ridículo el título de • . ^ -f < I' " "^

artista que euuoblecicrou los lleiTCi'as, lus viene ligera barquilla,


y 2)arfcc que volamlo
Vclazqtiez y otros iulinílus artistas euii-
no toca el agua su quilla.
neutes?=/í. "^'"Í ' " V•
Sentado cu ella un anciano
con pálida taz venía,
y en la ya causada mano
un remo que el agua hendía. -• m
nublaba de vez cu cuando ..i a-is-td
su íieute amargo pensar,
^ 7 9 ^

y el triste quiere cantando, basta la breve cintura.


iu dura pena olvitlar. Los ojos azules son, "i'
La mañaua ele mi vitla ''• ¡tan bellos Á mi pesar!
^íR.-/ feliz deslizar veía, que arrancan del corazón,
T una bella soureia la espina de la aflicción, ''•-
á Diis cantares de amor. con BU alagiieño mirar.
Mas robóinela el destiuO) Sus'Jáblos tan encarnados,
mi bien con ella se fud, cual encendido rubí: .
y el cáliz triste apuré, T de nieve el cuello formado,', i
de amargura v de dolor. y el talle esbelto ajustado, ^.:-
Tengo ya. la tez plegada, con un jubou cariticsí. V
la íVeutc cana y rugosa, Y tan leve, tan ligera
Y el recuerdo de mi amada sü planta, que al deslizar j
-•Mr hace mi lloro brotar. por la risueña pradera, \'^
'1 Pi» «i aja, ni mueve siquiera, .^'
Mas mi bija , mi cara EÍTÍra,
cual 3u madre bella y pura, Ja flor que llega il pisar. ' í^
O.I .' como un ángel de yenlura, ¿Labas visto tú, pencadorí^
mi llanto riene á enjugar. dímelo, 8Í, por tu vida:
Y el hombre su cantilena era mi gloria, mi amoiv
entonces íuterrumpió, tan bella como la flor "^
al ver que eu la blauda arena, cutre el espino nacida.^=
el duro remo tocó. Conmovido de su pena,
Dejo al punto su barqatUa dijo el pescador sencillo:
escondida entre las peúasi ittu faz, anciano, serena;
pisó la prócsima orilla, «verás gótico castillo .xit»
y se. perdió cutre las brefia». Kcon renegridas almenas^
«Con SÍ8 i'astrillos, y na puente
11. •que recliina á la oración; ' ' ;
[luye la noclie medrosa «con un alto torreón,
al nacf!!' l;i liliUR-a auiora, «que alza su ruinosa frente^
:*• y con uiúsica armoniosa, V
ucoino espantosa visión.
le saluda cariíios.i, «Le babita señor feudal,
el avecilla canora. tide este territorio entero;
iíU(;iiu jftajía su primer albor, Al
«es inipacienle, altanero;
••. y licrmosa, fresca, altanera, «mas generoso y leal,
se mira la gava flor, «como ningún caballero.
que embalsama la pradera •A tu Elvira idolatraba, ,
coii su aromático olor. VI
«tu Elvira le aborrecía,
Las Iiojas están brillando
•SU : cy anoclin te la robaba i "^
con el matinal rocío, «^ esta ribera ciuzaba, ••>
y entre cañas susurrando, «antes que naciera el día. '^'
manso se ya deslizando «De la hermosa la aflicción"'
ancbo y cristaliuo rio. «V el suplicar era eu vano, '^
Kn (!i sus v>'i\cs trudia, «no niüviO su torazou,
-í-,- siiencicso un pescador, «y en el nei^l•o torreón
y un anciano se vtña umaudó encerrarla el tiranc^rf ,
ciego de llanto y dolor, (1
que entre sollozos decia. IIL
,^¿k- =IJombrfi , duélete de mí; Ya la tarde declinabaj•!"'*'•'*
1)0 me niegues por tu vida, y á un magnífico salón
st bas visto á joven garrida;, escasa luz le prestaba :
era mi lilvira querida, el lujo en ól se ostentaba. ' ; ' •'*
pasar vtloz por aquí. y de nobles el blasón. '^'i ^
• X Es ella liermosrt, heebicera, £u el fondo se veía, UJ"J Í . U :
su frente candida y pura, reclinado en blando asiento,
cual jazmia en la pradera; jt'ivcn seííor que sufría
tveuzada la cabellera agudo y fiero tormento,
J^^.
fio"m

que el corazón le partía. mas::; llévate anciano á Elvira,


Y á sus plantas uu anciano que solo padezca yo.
pálido , anegado en lloro,
juntas las rugosas manos,
demandábale aunque en vano.
]» volviera su tesoro. >' .^o.l
,O;Í ••
Y entre sollozos decía
¡dádmela por Dios , señor!
era mi gloria , mi amor...!! R I C A R D O D E IVISA.
y el noble le respondía
.^
movido de su dolor:
_' _ f^'^ai 1^,:!:;.,-••jí.-: n i td
Levanta, levanta anciano,^
deja por Dios de gemir, ' , L a anfig;iin estirpe de losseñorei de Ni-
;sl supieras mi sufrir...! ^* sacstá [H-ócfiima á cütlnguiíse; ya á bajado
SI tu corazón amó...! '^ ¡ á la tumba el último váslaffo de ella, dejan-
Compadecieras al menoi ,. do un solo heredero. Ricardo de Nisa no
a l q u e por ella delira, '<< cunlaba aun vcinlc años. S u corazón era
]y has de llevarte tu Elvira! " --' insensible a l a m o r , no habla visto á Alaria.
¿tu Elvira, anciano? eso no. Kl condado de Orento la vio nacer. S u s
Hombre, toma mi castillo, hermosos ojos azules^ símbolo de la candi-
tamljien mi poder feudal,
dezdu sn alma, encendieron en el jKcho del
mas uo acrecientes mi mal
que aun mas que tú suiVo yo; joven u» fuego ardiente como el Ktua, ver-
que tú ignoras mi tormento, dadero como el lie nn aiijjel al S e r S u p r e -
que tú ignoras mi penar, mo. S e amaron , la antorcha del liimenro
¡y ii Elvira tú has de llevar! lució para ellos como la luz protectora í!ci
¿á Elvira, anciano? eso uo. pnet'to para el maiino que se halla en bor-
La faz del mísero padre rascosa mar. Dos uíios después, IVSuria tiiú
cubrió una nube sombría, el ser lí una niña anjjelical para dejar ella
y el despecho la agonía, de ecslslir. Ricardo de A'isa estaba incon-
en su tiente se pintó. solable, sn dolor era amargo ó intenso 5 se-
No quiero, u o , de un tirano inejanle á la leona que le arrebatan sns hi-
ni los castillos, ni el oit), juelos, corre noche y dia, dá gemidos la-
solo quiero inl tesoro, menlabies, atraviesa los valles, sube á los
solo mi Elvira, por Dios. colIa(!osj en vano, sii licro dolor le sigue
Vedmc con mi acerbo llanto por do quiera.
r e g a r , señor, vuestra planta,
¿no os conmueve pena tanta? Seis años han transcurrido sin que el
,-no liabrá compasión en vos? consuelo, bálsamo divino que vierte la paz
guardad, guardad vuestros bienes, en nuestros corazones, Imbíera entrado en
sin ellos yovUiria; cl suyo. Procuró distraerse, l í l cuerno de
pero dadinc la hija mía, la caza resuena en las vecinas selvas j su her-
íladme mi Elvira por Dios. moso corcel brioso y ligero le llevaba con
Tu gemir me part(í el alma, la rapidez del r a j o . Ealo no le distraía, y"
el corazón me atraviesa, buscó en la disolución y en la embriaguez
hondíre por Dios! cesaj cesa! los medios de alur<lir ú adormecer su fanta-
tirano nunca luí yol cia. IJÜS salones del pidacío de iVisa se ven
Enjuga tu amargo lloro, -> llenos de billones y aduladores; las colga-
si quieres, toma mi vida, linras negi'as que antes le cubrian se sosli-
¡pero tu Elvira querida! ,., l u j e u por el rieo damasco carmesí. E l edi-
tu Elvira, anciano? eso no. ,.i ,.^-- íicio parece sonreír con iroiiia, alsonliloile
¡Sfíñor, (el polirc seguía) las bolellad y los brindis qne resuena, en
guardad Tucstros Ijicncs y o r o , lugar de los gemidos que ha poco ecsalaba
pL'ro dadme nú tesoro i -..j^t el conde viudo. L a s mugercs pruslituidas,
dadme mi Elvira por Dios! ,. ; rasa mahlila, obo.to del abenio, correa ro-
iSo, que es uuieli:t mi pasión, dear al irenético Ricartlü. E l i a , su queridii
mi alma por tila delira..'..
u-rwa,-'>«i""=-•*>".•" 'IS^i —iiaü'n

luja y á filien en medio tie aijucl suüño de dolero despierta, y encendiendo sn pÍ|ta,
deÜrius eüiisagcaha toda la tcriuu'a del amor canta al son del bramido de las olas. Vn
palci'iiaJ, lloraba en su estancia solitaria. hombre que vagó por alg'unos inoníetitoa de
' Q n é hubiera sido de ella, de aijucl ángel de una en otra ruca, ligero como e l o é í i i o d t ó
Iiei-inosiu'a, si en tan Iciyible situación le un silvidu: á esta señal se aprocsíuió la.
linbiere fallado una jiersona á (|uien confiar góndola y de un salto se encontró en ella.
BUS penas? L i d o Leredero de una noble ía- — » A JVisa, » esiilamó con voz \ a r o n i l .
milia y de relevantes cualidades liabia cau- D e n t r o de poco se perdieron de vista e n e !
tivado au corazón 5 sn amor era puro, co- anchuroso mar.... La luna bobia empeza-
m o la lág-rinia de una virgen. E l aenoi* de do á ocultarse. .'»llli::
IVisa se eomplacia en el proyectado enlace
de su bija. Ilabia conducido á JLldo en su
III.
...,j,Cuan proloug-ado es el tiempo^ y cnan
jnfaueia,á pcrseg^uir al ciervo en la» culi- _brevc, largo y fastidioso para el que sufre
iias j fue el aniiyo de su padre y el que cui- o espera, fugaz é iniporluuo para el q u e
dó de su niñez al (juedaí- en la lioríaiidad. goza en los bmzos del placer..!» i/.-:
Q u e Mii){^nn gcnudo, ningún sollozo ven- E l mar está agitado y la luna ha corri-
ga á turbarla dieha de los dos amantes; úni- do ya nías de la mitad de su carrera; un hom-
camente resuene el dulce y nieíancolici) bre envuelto en su capa, pasea sóbrelas bú-
laúd celebrando el,himeneo de Klia. Todos meitas arenas de la playa, la blanca espuma
cutan reunidos, solo se espera al señor de de las olas moja s i s pies. S u paso es incier-
IVisa para dar principio á la ceremonia. E n t o y vacilante; dirige miradas escudriñad0-
qué consiste su tardanza? Ija sala veci- ras hacia las aguas, poro nada ilescubre, y
na resuena con ¡j'ritos y aljjazara mezcladas vuelve á su incesante pasear. U n a fuerte
de canciones lúbricas. E l conde Ilicardo se oleada le Jiizo retroceder, contemplóla mar
présenla á los desposados, trastornado por y di jo r «Aluge, embravécete, levanta t u s
el vapor do los licores, y cou el vestido e» espuuu>sas ondas liasta las nubes, pero al
dosórden. Elia se desmaya averjjonzada ^ ien- llegar á los límites que te están prescritos,
do el triste estado de su padre. JLido procu- v u é h e t e eníurecida de no haber podido su-
ra retirarlo á su estancia; pero él enfureci- mergir al mundo t o d o ; eres como el ti-
do le ultraja con indii^nas espresiones y aun g r e á quien sugeta cadena acerada, quiere
l e amenaza con su dufja. E l que no habia embestir, pero cuanto mas empuja i)ara rom-
buido delante de cien y cien jjuerreros, hu- per su prisión, tanto mas le hace retroce-
y e de un anciano, embriagad^, y debilitado der el dogal que le sujeta. T u s ó l a s se le-
por los \ i c i o s . -' • vantan en altos grupos y parecen q u e r e r m e
arrastrar en sn furor, pero les está veda<[o;
U n eriailo del señor de IVisa va á bus- no [Miedcn aíu)garmc, como yo he ahogado
carle ¡i su castillo, entregándole uua esque- mis lirtiules y la l o z de mi coucietuña.....
ja cu que le invitaba á nu duelo. Eido solu
l)ien3a en su E l i a . . ;••.•,! • > :J,:- Una góndola se acerca á la playa con ia
Hgcre/a de un pez. Los ojos .k-i que aguar-
Cual un ave marina que se posa *cii el da cspresau su alegría. O t r o homiire envuel-
agua (bíjáuíiosc uieeer por lasrevueilas on- to laiidiicn en socapa, salta á la orilla v s«
das, del niísnio nioflo se veía una gúnilola aprocsima á él. Ambos permanecen en si-
fluelnar sobre el uiar embraveciilu. t ' n hom- leur.io; la uiirada drl reciiin llegado es diií-
bre envuelto en su cJiaqneton se bailaba re- ce y pacíüca ; la del otro sojubria y terrible.
costado en la popa ; parecia el o-enio d é l a s S e relíra al{;uito5 pasos ílel joven y desem-
tempestades iucüuado sobre el abismo. Un baiua su luciente espada ; aquel permanece
sueno proí'uií^io embarga sus sentidos. inmóvil conm una estatua.
E l mareada vez mas aífitarlo, l a á es- = S i n duda habréis olvidado, le dice, el
trellar sus olas contra los pí'íiascosquc le nint¡\o que nos reúne aquí, prejíaraus al
BÍr\yii de dique. Ea argentada luna brilla combate ; la muerte aguarda á nao de ios
en ía hóvciia celeste, esnarcicuíio una lux dos.
pláeÍLa y agradable, que reilejando c» las — S e ñ o r de Nisa, responde el joven ; ja-
atftias las iiaee parecer de plata. E l gon- mas nic batiré con vog, si os creéis ultraja-
í-
82 M

do, os daré una gatisfaccíon por liuuiiUaiite y liumcdeccn la pradera, embellecida por
que sea ; vuestra sangre no será verlída por mil y mil llores nacientes que rompen sú
el que o s e s deudor de su ventura. capuz ecsatando dulcísimos aromas. La es-
—-"Vanas palabras, L i d o , tened un poco trella de la mañana se oculta avergonzada
mas de ánimo y á la lid, tcujjo sed de sanjjrc, á la aproesimacion de la aurora , que aaó-
niándosepor el orionlc, coronada de una au-
quiero verla correr , os el i'iuíco placer que
reola luminosa, bacc huir á la tenebrosa no-
m e queda q u e gozar.
che y sns tímidos astros. Todas las colinas
— V u e s t r o brazo está debilitado, yo no se \ e u bañadas de luz pura- Las aves saín-
puedo eonscatir dan con dulces cantos al nuevo dia. 1E{
— V u e s t r o ánimo sí quelo'esCá^ sois u n mar se halla en la mayor calma, semcjaut«
cobarde. .•M.-^cth,-jQ a oi*
á un terzo y espacioso csjiejo. E l sol sa-
— S e ñ o r conde, líien sabéis que n ó , los le de entre las aguas, con un color rojizo
muros de vuestro castillo se ven enrog;ccí- y ensangrentado, bañando de oro las mon-
dos por mi sangre, vertida en vuestra de- tañas. L a s plantas y los arboles deslilaá
i'ensa. gotas de roció q u e iluminadas por el astro
— J o v e n , empuñad vuestro acoro.''"^''H del día parecen bílos de ámbar.
— J a m a s esta espada q u e l'uéla de mí pa-
d r e , berivá el costado de su amigo E n medio de la pradera se vé nn sun-
tuoso y magnilico palacio; alias torres la-
— D o vuestro padi'c, t a n víl y cobarde
terales Icdelienden, levantando sus almenas
como v o s , . . . cubiertas de nnisgo basta las nubes. Negras
— C o n d e Uicardoj tened la lengua! banderas ondulan eu sus balcones ; aquel
— D a d m e una prueba encoiitra de lo que edilicioos el palucio de recreo de los señores
AS be dicbo, al combate, al combate de ¡Nisa. Y a no resuena ensus palones el so-
— Lido saca su espada; el señor de IVir^a nido de los vasos ni las canciones báqtiieas
descarga golpes l'in'iosos sobre e! (pie solo que lia poco eolonaha su señor aeonqmñado
Hc ilefcndia. U i c a r d o s e irrita de «o poder (le sus bnlones y mancebas. Las paredes se
Jierir ni ser herido, v redobla su liiria. A ' ven cubiertas tic negro tcreiopi'io con iran-
querer dar una estocada á L i d o , res\íiia v jas de piala. E n la sala de los íeslines se vé
viene á caer sobre la punía de la espada un lujoso ataúd; euiilro cirios colocados eii
de .^11 adversario. Está niorlahuetile lu-vido, aíillgranaJos eauííeleros de piala alumbran
el acero seesea[;iide sn mano j Lido le sos- (d cadáver del señor de j\'isa. Su larga ca-
tiene V venda su eo.slado, jiero en Mirto, la bellera negra (U'ulta una [jarte de su rustro,
sangre sale tle su anelia herida , ci»un» un lívido y cutñerto de las souibras de la muer-
mananliul de piirpnra. S u roHlro esh'i (uíii- t e ; sus vestidos e-itaneiisaagrentadüs y una
do \ cubierto noi- las sombras de ly niiiei'- hrriiia se \e¡a en su pecho. S u boca entrea-
t e . Su.-j ojos se M-U llenos de líigrimas, que bierta parecía proí'erir la [jostrer maldición.
le arranca no el dolor ile perder !ii \ inü, >i- Una joven enlutada lloraba junto at
no el arrepeitlimiento de sus ^ icios. S*i;te atai(d ; hermosa como el piiiner albor del
perdón á Lido v le eacoinii'nda á su (¡í.e.'i- día, pura como el sueñe de un niño.
da EHa, á sn ángel eonsolíjilor fi^l jo-
ven Hora también. !\\ti^t\i:t- i"*r 3. Uiioíino ¿> fierra. . ^
l í e i : oba el mayor silencio, inteirum-
pido tit-ii-ameiile por el Iriste cauto de nn
buli", posado en nn árltol ^e^•i!lo. l'A con-
de H i i a r d o espií'a después de balier itcink'-
cíilo el enlace d(! su bija. iJ
Kl fatal duelo, fue ignorarlo de todos, CO^'TIMJACIOIV.
solo se dijo que el conde se había suici- Comunicaba con Oíbralfaroporuna pucr-
dado "' ei' t:\ de hierro, corouüu.lo siete torreones ia lí-
TV. nea ih murallas piír.ilelas al inar. Dentro de
:. L a briza del mar jup/nelca entre los ro- in iiiisinii espl..uiKl;> donde está ta Adunua
JVueva se hallaba la de los moros; este edificio
sales, y mece las copas de los álamos v pa-
tuvo tres portadas altas que daban íieute á las
raísos. L o s diáíanOB arroyuelos serpeulcaü
- C í d ' l l i i ' hl'>VV. fii « : f^'Jr
/
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asuas; prro como todos los historínclores con- derribó para abrir la Puerta JVueva en IfiCl.
Tieneu cu que Málaga no tcula mas qui; ciiico Desde aquí seguían rectas las murallas lia.fta la
pufirtas en el monirnto Je tu conquista, lie Puerta de Uuenaventura , la cuarta de la ciu-
creído que este bazar de la marina se apoya- dad , y que aun podemos conocer en su iute-
ría contra IMS muros tle la ciudad y la Alcaza- grídatl príuiitira.
ba sin estor¡)ar sus defensas. Desde este punto iba el muro sin interrup-
Desde esta ciudadela continuaba el muro ción por la espaltia de la calle de Alamos has-
frente la línea del mar h-'sta el callejón de los ta la Puerta de Granada, quinta y última de
siete ateos ¡ibieito en el propio terreno dclcíi- las cinco practicables de e&ta ciudad: ocupa-
fc de ¿a Marina, donde se elevaba un cua- ba todo el solar de la entratla de esta calle y
drado torreón, cuyas entradas y salidas inte- era la mas fuerte de Málaga. Construida sobre
riores fueron origen de aquel nombre. Desde tres arcos y decorada con cinco llaves, escul-
oste ángulo saliente volvía el muro á la dere- pidas sobre el que daba frente á la población,
cha siguiendo casi una recta hasta tocar á Ata- llgura tjue se atribuía á las cinco puertas que
razanas. La puerta de Espartería era una de be indicado, ó a los cincos preceptos ilel Alco-
las cinco entradas déla ciudad, y correspon- rán como han pretendido otros. Eran fortisi-
día al paraje que aun conserva esta dr-noiní- mos los muros que apoyaban á esta puerta, y
uacíon. Loi muros de esta coi-tíiia son visibles frecuentes las torres que coneurrian á su de-
y.orrectn su originalidad y aspecto árabe eu la fensa. De la línea foitíficada partía un semi-
calle í\c Pescadores y notándose la i'epetícíon de círculo de nuiros dobles por delante tle esta
sus reductos de menor alt'ira que en las dc- puerta , flanqueado de toi'reones se estcndia por
U13S líneas del recinto, acaso porque la proc- líi espalda del convento de la Merced, Molini-
simidad del mar completaría su Ibrtificaclou. llo , torre de la Goleta, concluyendo en el ba-
liiarte que ocupaba Puerta Nueva. Dos eiaii
El arsenal ó Atarazanas se adelantaba á la los principales, y costó mucha sangre su iio-
muralla, como vemos al presente con sus gran- sesion al eji'rcito cristiano como notarán nues-
illosas Ijóbedas y su templo de Abderralimaii. La tros lectores por el curso de esta historia. Eii
elevada torre Gorda que fue llamada por los este ix'eínto circular recojían los moros sus ga-
moros Borchs líayla ú torre di'l Clamor, por nados por las noches.
que desde su j^lataforma anuneialia la oraciou
el alíaquidela mezquita, ocupó el terreno que Desde la izquierda de la puerta de Grana-
está enfrente de la torre Occidental de Ata- da ilja la muralla recta á umise cou la Alca-
razanas i coiHO enseñan algunos tle sus vesti- zaba por uno de los frentes ile la torre del J í -
gios. Parece fue un edificio aislado que con ro , como puede verse aun hoy por los restos
posterioridad se unió ala torre de la mezquita. que se encuentran en los patios de las casas de
Lo batían las olas del mar asi como el terre- la Alcazabilla ; atravesaba la iglesia tle Santia-
no que se estiende delante de los muros hasta go, y ac^iso el j)rimer cuerpo de la torre tle esta
la puerta de Siete Arcos. parroquia seiia la de alguna otra mezquita, de
\^ El que circundaba á Atarazanas por el la que no ecsíste meu!oria,si como part-ee mas
lado de la plaza de Arrióla, seuiiíü c o n l a m u - probable, no corresjiondió á una de las fnei'-
rallii que VÍ iií.i en línea recta <lesdc el mesón tes defensas de esta entrada. j,
de In Alhontliga hasta el puenle Av, santo Do-
ming.», segiui puede aun notarse por sns cor- En todo elcíreuloque acabamos de rocor- '
tes ;i la tíiitrada de la calle de este nombre. rer, V que hemos comprobado físicanicnte pa-
Aquí estaba la segund.i puerta deiVlál.iga, prac- ra ilustración de estos apuntes sobre los inter-
ticada en una dn las dos elevadas y Inertes tor- ruiiipidos trozos y perdidíis huellas délas luu-
res que ¡nterrum])íciido la muralla eran l¡is raihis antiguas, se levantab.ui l/\ torres, que
calie/.as del i)uente d:- piedra de Guadalniedína, unidas á las de la alcazaba v Gihralfaro coni-
construido sobre cuatro arcos en el propio .si- pli't.iltau las líGO torres árabes que defendían
tio donde hoy vemos el de madera tan indig- este pueblo, y le daban esc aspecto (brmlda-
no lie una ciiulad opulenta. ble v oiíginal de los días tle ia conquista. í
Las fortificaciones avanzadas 6 esterioies
De este torreo» tle entrada coiitíiuiaba el que tuvo Málaga eutonees, coiisislian en varías
muro por !a curba del pasillo de Puerta Nue- torres que protegían sus arrabales como la
va ba-itn la Puerta de Aiitequera, la trrcer,j ¿ del convento de Cai'iiielitas Descalzos, la con-
de este pueblo, coi-rí-spondiente á la salida ilc S tigua á Zamarrillas, la tlel recinto de la Golc- j
la calle de santa María de la Cíbeza. En el ? t a , las dos de la línea del Guadalmedina que ' h-
ceutro de este lienzo había un baluarte que se ^ llamaron los cristianos dü la Zambra y de la
M

Eíina [\)y la inmediata al Guadalhorce dou- en la Alcazaba, este pueblo, hospitalario p a r -


de asistía el Saiitou árabe Belja'ir. La torre tía sus reducidos hogares con el torrente de
del Atabal descuella, como entonces, á la iz- familiar que arrojadas de la cuna de sus padrea
quierda del camino de Antequera, y era cé- p ir los altivos castellanos buscaban un asilo ^
lebre entre los moros malagueños porque cons- y uu consuelo á la sombra de estos formida-
tituula eu santuario celeliraban aniiaiuirnte bles muros. •
nii bii recinto al compás de los atabales y Los demás vestiglos que encontramos en la
auaíiles á una muger virtuosa que moró eli línea del Pasillo que conduce ;i la Alameda y
«quel paraje. en la prolongación del nuielle desde el ángulo
Los edilictos públicos de Málaga eran las recto íle la Alcazaba hasta la puerta deVelea, •
Atarazanas, el palacio de los reyes moros de la son cstrpfios d esta (ípoca y pertenecen á las
Alcazaba, nombrados cuartos de Granada des- fábricas cristianas posteriores á la conquista. '
de la Yonida de Albaniar. La moíquila mayor ? A su tiempo y en la serle de esta historia ha- "
ocupaba el patio déla parroquia del Sagrarlo re suficiente indicación de esas construccíonea
y el callejón de entrada desde su sacristía á la ? nuevas que bastaron á alt;rar y confundir la
Catedral. Otra mezquita mas pequeña que se I fisonomía primitiva de este pueblo. ( 1)
llamaba la menor estuvo cerca la puerta de Si sus límites en aquel tiempo, si lacsteiw •
tos Abades, dos en la Alcazaba y Glbraltaro, ci<m de sus doniinics pudieran corresponder 4
otra en el solar de san Tetmo, y otra en el del los que actualmente tiene esta provincia, sei'ia
Conven tico.
Fuera de la puerta de Granada había una
especie de caravansern ú de posada pública,
r perfectamente esaeto el cuadj'o comparativo
que vov á dar á mis lectores. Ya hemos visto '
pin embargo, pnrel curso de esta historia, qua -
paia los moros del interior, en cuyo solar se durant'! la serle de los reyes malagueños s e '
fundó posteriormente el hospital df* snnta '\na. agregaron á la metiopoli los gobiernos dcAU •
La academia de ciencias qu(; habla constiuido geeiras, Ceuta, Tánger y otras coujarcas del
Alnian/.or se rucoutrabn muy iniicdi;ito á Ata- África; que reducida después á sus Walies, r
iMzinas: se haliab:i bajo la dirección del docto conservó su piepondenuicia hnsta el punto de ,
A!v Ahumad que liiihia inscripto en su fa- rivalizar con los príncipes granadinos, y que .
chada: auu en los días de la courpiisla dominaba l a -
0 garbia de Honda y lu populosa axarquía. Si,,
Este es el e.itudio de Aly jéhitmnd • E¡ rjue
0 los hombres c[ue guerreaban por tan opuestoi .
dcsfr upreuder rnimí saber MI.< dorlrlnn.t.
intereres nii hubieran condenado al fuego, mo- ,
Algunos otros santuarios c('li-i)res ec:^¡stie- ^
0 vidos los unos de l'analisnm y de desesperación t
ron Im-ra de la ciudad, comci el de Cidi ñn-
0 los otros, esos manuscritos árabes que delñau •
Xffli-iíivu la cruz de Lí.gunillas, í'nndado por
0 p:'dir con lágríüías las su'-e.sivas generaciones, f
el t';uiinso alf';n¡ui de e.-,te iiomhrc, y el de
0 tendríamos hoy esas csactas noticias que con^;
Ci,li Jhdnld cerca de la cruz del llu'jiillade-
tanto al'auhuséanios, y que una mano Ijárha- .
ro. ( 2 ) 1:11 cnlcrramii'nto de los moi'cs se v<;- 0
0 ra osó sustraer á la b'istoria. Con todo jnudo i
riÍji:a!>T en el cainpo de .^auta lirigida inme-
0 decir, apoyado en sus incompletos anales, que
diato áCupucliinos.
0 será muv raro i'l ])Ut blo de la provincia de |
La p'.tblacion árabnde Málaeri era di^ vein- 0 Miilaga ipi(' no pert';'nt!ciera entonces á AUla- .
te mil vecinos por los años de su con(¡ni'^ti, 0 ga maliometana, aun cunndo eonsidereinos ^
pueblo cscf'sivo para su c.streíiho r i^iní > v que 0 que piii' las IV-ícuentes iucuifiiones v conquis- .
eorre-ipondc, con los 153 gonUMcs (|ue guar- ta.! líe! cjiírciti) cristiano S' desmembrahan al- ^
ncciiu la Alcazaba, ¡1 mas de 120'i) ahnns, sí 0 gunns, se lórt¡Hi:itl)an ctros, aislándose mucUos ,,
(rüiiideraiiir.s que el uso de la poligamia era 0 de, ellos para su defensa propia. -i-..^-
(¡¡•¡i:']-.''! entre Ins ¡ÍIMIJCS. Aun enaiulo baViin ?
desap.HTcido sus ¡'.pinados caserios y I s b a r - 0 coiit; • .• • '^í
racas Cu- los arrabales, ]IQ:Í es r:icil conocer lo-
divia el solar donde moraba este nuniei'oso ? ift. • ••,

0 f t ) U n o de IUICÍÍII'OS apvecialili:- f,t>U'..'ioiadaie» de- i


purhlo por la peculiar estructura de esli;- c^- fc'.in) í\¡: iListrai- csuis «imnle» .-e ocii]iri ci>n a,¡,l-i.]inl ,j
IK^ tejidas como eu un lah-rinto, estivi-lias, 0
111 l > a ; a r t i ¡i'nmi ruiniiaralLvO dtí^M.ila^a iciiau.u U
sinuosas V sin plazas interiores. En t;into que > á tit [iriuiiL'Uu áiiibc.
lo»' adalides y magnates vivían nmellemrnte 0
0
-( r ) Eita cli-|jió r.oiic!i|iC'"i1cr ni Jol.ir de M n i i i r í -
0 E D I T O E * J. DE MEDI-ÍA.

oos en l a z o " «le 'l"*^ ^^ i'n;nila Ae l;i Reina Uabcl ac


ejliiVli-rió m i n e l;i aUuva de la Tilnidinl.
? IJIi'ilíiXT.V tita, Clíí'.t-.tU'AO.
'^- ( 2 ) La Toz a l a b e Cidí quería dvcii- leñer.
VISTA DE LA CALLE DE GRAMADA Y TORRE DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO.

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