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protegido de! g m n d n q n c d c Lemos! IVÍ era
poilbleipie algunos cuantos magnulcéihislpa-
>9Q6t>— dos contrarrestasen la tendencia ileprcdado-
ra del siglo: su liberalidad no podia alean-
^üiCiianlsdesprcocupaciou,cnanto cntusias- zar á todos, ni todos sabrían Impiurarla : el
JMO y que vuuacúm tan dectditíu pur U:^ be- genio ba sido siempre orgulloso é indepeo-,
llas íkHcá dclierin seiitñ' ct lioiulire que liuce diente. ¡Cuantas veces su babráu cngerKlt-a-'
áüi ó tres si{>lüa se atreviera a docii*, soy do sus mas graüdiosas pro '.ueciones en la so-.
ai'tista! Esta j)i)lul)i-a sula lo escluia de tas Icilad de nna miserable boardilla.
«levailas clases de la sociedad y lo confiimliu A^i vivian los artistas y litcratosde aque-
con el puoldo. Deági-ariailo del ijiie en a(|ne- llos ticni'ios. Arrojados del mundo social
líos l'u'inpO:i oiupreuilio la injfíaia eai-rera por el orgullo v ' " inloleraucla, se encerra-
de la lileratuia ó de la» ítelliis a,le.i! S u uii- ban en su mundo ideal y vivian en él felices
aei'Ia projjrc.-íaha sii^npro con SÜ íialier" eua- eon su enlnaiasnio y su miseria: la gloria
lidailud lan insrjiavables enlunei-a, que polii-e era todo para ellos 5 la gloria pústuma que
V p o d a fueron sinónimos hasla en nuestros ^ islnnibrabun al través de lu niebla q u e en-
diad. A l g u n a rcz^i.i embargo ¡lanilaiou los vuelve al p o n enir. JRl sentimiento de su
ai-lista-í V iilei-alos en los palacios de IOJ re- snperiori:IatÍ los alentaba cu su desgracia
yes, Y i)rii!atün entre los graiufes de sn cor- contra los rigores del menosprecio y de la
te |U>jaiio destello de la iUisiraeíun E'utui'a enjillía. Llüvaílos en abis del genio se re-
(Tuc como e.-trclla :iüíl!ai'ia hrüló á veces en nntntaban sobre su generación y la abiaza-
lu densa noclie de las pi-eocupuciunes y l;i- bau de nna ojeaila, como el águila escudriña
naliánn) arislocrálieo! l*erü esas consi.lcra- la tierra cuando se cuece serena en la regioa
(íiones (píese trilialnhan enlonees á iuá pro- <le las ntibt's* d e s l e allí la copiaban con to-
tégelos de los grandes de la liiM-ra, suu «na llas sus «¡irormi laiics, y le arrojaban su re-
prueha convincente de (pie no las obtenían 1 ¡itii en casnblo de su desprecio. Esta cIc"
piir su propio valimiento. S u Ijcíllo no era \aeion de alma les tiacia superiores ú todas
sint; un rcílcjo de la IninUrora del solio las penalilailcs (pie sul'rlun* todos loa rigo-
¡Irisle contjiciDn del genio en aiiucüijs s¡- res de la rorlun» no eran bástanlos para aba-
f^losl no po;lia ccsislir sino á la sombra del tir su IVciilc de m á r t i r : cubiertos con una
p:)der. Deájj-raeiailotlel (pie entonce;;seaban- bninilib' ropilla \ léraseles pasar por entre la
douaba á sí mismo! sns obras cpiedubaii ii>-- imbiíeii tnultilud coa (oda la nobleza y dig-
nuratias basta despnes ile sn mnerlc. 1L*(I:' eso nl iad de un lU-y! igloria no conocida del
los arlistas y lileíatos de acuella época so ijpioraiili' ni del vanidoso! y por eso nadie
ni!o;';ian á,la protección de alg\ni Aleeenas, les ('militaba su titulo de artista, ¿*pié po-
cuyo nombre cseiarecldo ennnbleeiese sus dia oí'reeer ent(tnees á los ojoá del vulgo siuo
o b r a s ; y i'uya mnnlllceneia les nrocurase misei'ia y lnun¡Macio:i?
la lux piiblir.a. V aun asi, sabida es la pa-
brexacaquemuriú cliumoilalCervantea,el Mas (d progreso social lia mejorado con-
sidera bleiuCQte la suerte de loe artiala» y
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luja y á filien en medio tie aijucl suüño de dolero despierta, y encendiendo sn pÍ|ta,
deÜrius eüiisagcaha toda la tcriuu'a del amor canta al son del bramido de las olas. Vn
palci'iiaJ, lloraba en su estancia solitaria. hombre que vagó por alg'unos inoníetitoa de
' Q n é hubiera sido de ella, de aijucl ángel de una en otra ruca, ligero como e l o é í i i o d t ó
Iiei-inosiu'a, si en tan Iciyible situación le un silvidu: á esta señal se aprocsíuió la.
linbiere fallado una jiersona á (|uien confiar góndola y de un salto se encontró en ella.
BUS penas? L i d o Leredero de una noble ía- — » A JVisa, » esiilamó con voz \ a r o n i l .
milia y de relevantes cualidades liabia cau- D e n t r o de poco se perdieron de vista e n e !
tivado au corazón 5 sn amor era puro, co- anchuroso mar.... La luna bobia empeza-
m o la lág-rinia de una virgen. E l aenoi* de do á ocultarse. .'»llli::
IVisa se eomplacia en el proyectado enlace
de su bija. Ilabia conducido á JLldo en su
III.
...,j,Cuan proloug-ado es el tiempo^ y cnan
jnfaueia,á pcrseg^uir al ciervo en la» culi- _brevc, largo y fastidioso para el que sufre
iias j fue el aniiyo de su padre y el que cui- o espera, fugaz é iniporluuo para el q u e
dó de su niñez al (juedaí- en la lioríaiidad. goza en los bmzos del placer..!» i/.-:
Q u e Mii){^nn gcnudo, ningún sollozo ven- E l mar está agitado y la luna ha corri-
ga á turbarla dieha de los dos amantes; úni- do ya nías de la mitad de su carrera; un hom-
camente resuene el dulce y nieíancolici) bre envuelto en su capa, pasea sóbrelas bú-
laúd celebrando el,himeneo de Klia. Todos meitas arenas de la playa, la blanca espuma
cutan reunidos, solo se espera al señor de de las olas moja s i s pies. S u paso es incier-
IVisa para dar principio á la ceremonia. E n t o y vacilante; dirige miradas escudriñad0-
qué consiste su tardanza? Ija sala veci- ras hacia las aguas, poro nada ilescubre, y
na resuena con ¡j'ritos y aljjazara mezcladas vuelve á su incesante pasear. U n a fuerte
de canciones lúbricas. E l conde Ilicardo se oleada le Jiizo retroceder, contemplóla mar
présenla á los desposados, trastornado por y di jo r «Aluge, embravécete, levanta t u s
el vapor do los licores, y cou el vestido e» espuuu>sas ondas liasta las nubes, pero al
dosórden. Elia se desmaya averjjonzada ^ ien- llegar á los límites que te están prescritos,
do el triste estado de su padre. JLido procu- v u é h e t e eníurecida de no haber podido su-
ra retirarlo á su estancia; pero él enfureci- mergir al mundo t o d o ; eres como el ti-
do le ultraja con indii^nas espresiones y aun g r e á quien sugeta cadena acerada, quiere
l e amenaza con su dufja. E l que no habia embestir, pero cuanto mas empuja i)ara rom-
buido delante de cien y cien jjuerreros, hu- per su prisión, tanto mas le hace retroce-
y e de un anciano, embriagad^, y debilitado der el dogal que le sujeta. T u s ó l a s se le-
por los \ i c i o s . -' • vantan en altos grupos y parecen q u e r e r m e
arrastrar en sn furor, pero les está veda<[o;
U n eriailo del señor de IVisa va á bus- no [Miedcn aíu)garmc, como yo he ahogado
carle ¡i su castillo, entregándole uua esque- mis lirtiules y la l o z de mi coucietuña.....
ja cu que le invitaba á nu duelo. Eido solu
l)ien3a en su E l i a . . ;••.•,! • > :J,:- Una góndola se acerca á la playa con ia
Hgcre/a de un pez. Los ojos .k-i que aguar-
Cual un ave marina que se posa *cii el da cspresau su alegría. O t r o homiire envuel-
agua (bíjáuíiosc uieeer por lasrevueilas on- to laiidiicn en socapa, salta á la orilla v s«
das, del niísnio nioflo se veía una gúnilola aprocsima á él. Ambos permanecen en si-
fluelnar sobre el uiar embraveciilu. t ' n hom- leur.io; la uiirada drl reciiin llegado es diií-
bre envuelto en su cJiaqneton se bailaba re- ce y pacíüca ; la del otro sojubria y terrible.
costado en la popa ; parecia el o-enio d é l a s S e relíra al{;uito5 pasos ílel joven y desem-
tempestades iucüuado sobre el abismo. Un baiua su luciente espada ; aquel permanece
sueno proí'uií^io embarga sus sentidos. inmóvil conm una estatua.
E l mareada vez mas aífitarlo, l a á es- = S i n duda habréis olvidado, le dice, el
trellar sus olas contra los pí'íiascosquc le nint¡\o que nos reúne aquí, prejíaraus al
BÍr\yii de dique. Ea argentada luna brilla combate ; la muerte aguarda á nao de ios
en ía hóvciia celeste, esnarcicuíio una lux dos.
pláeÍLa y agradable, que reilejando c» las — S e ñ o r de Nisa, responde el joven ; ja-
atftias las iiaee parecer de plata. E l gon- mas nic batiré con vog, si os creéis ultraja-
í-
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do, os daré una gatisfaccíon por liuuiiUaiite y liumcdeccn la pradera, embellecida por
que sea ; vuestra sangre no será verlída por mil y mil llores nacientes que rompen sú
el que o s e s deudor de su ventura. capuz ecsatando dulcísimos aromas. La es-
—-"Vanas palabras, L i d o , tened un poco trella de la mañana se oculta avergonzada
mas de ánimo y á la lid, tcujjo sed de sanjjrc, á la aproesimacion de la aurora , que aaó-
niándosepor el orionlc, coronada de una au-
quiero verla correr , os el i'iuíco placer que
reola luminosa, bacc huir á la tenebrosa no-
m e queda q u e gozar.
che y sns tímidos astros. Todas las colinas
— V u e s t r o brazo está debilitado, yo no se \ e u bañadas de luz pura- Las aves saín-
puedo eonscatir dan con dulces cantos al nuevo dia. 1E{
— V u e s t r o ánimo sí quelo'esCá^ sois u n mar se halla en la mayor calma, semcjaut«
cobarde. .•M.-^cth,-jQ a oi*
á un terzo y espacioso csjiejo. E l sol sa-
— S e ñ o r conde, líien sabéis que n ó , los le de entre las aguas, con un color rojizo
muros de vuestro castillo se ven enrog;ccí- y ensangrentado, bañando de oro las mon-
dos por mi sangre, vertida en vuestra de- tañas. L a s plantas y los arboles deslilaá
i'ensa. gotas de roció q u e iluminadas por el astro
— J o v e n , empuñad vuestro acoro.''"^''H del día parecen bílos de ámbar.
— J a m a s esta espada q u e l'uéla de mí pa-
d r e , berivá el costado de su amigo E n medio de la pradera se vé nn sun-
tuoso y magnilico palacio; alias torres la-
— D o vuestro padi'c, t a n víl y cobarde
terales Icdelienden, levantando sus almenas
como v o s , . . . cubiertas de nnisgo basta las nubes. Negras
— C o n d e Uicardoj tened la lengua! banderas ondulan eu sus balcones ; aquel
— D a d m e una prueba encoiitra de lo que edilicioos el palucio de recreo de los señores
AS be dicbo, al combate, al combate de ¡Nisa. Y a no resuena ensus palones el so-
— Lido saca su espada; el señor de IVir^a nido de los vasos ni las canciones báqtiieas
descarga golpes l'in'iosos sobre e! (pie solo que lia poco eolonaha su señor aeonqmñado
Hc ilefcndia. U i c a r d o s e irrita de «o poder (le sus bnlones y mancebas. Las paredes se
Jierir ni ser herido, v redobla su liiria. A ' ven cubiertas tic negro tcreiopi'io con iran-
querer dar una estocada á L i d o , res\íiia v jas de piala. E n la sala de los íeslines se vé
viene á caer sobre la punía de la espada un lujoso ataúd; euiilro cirios colocados eii
de .^11 adversario. Está niorlahuetile lu-vido, aíillgranaJos eauííeleros de piala alumbran
el acero seesea[;iide sn mano j Lido le sos- (d cadáver del señor de j\'isa. Su larga ca-
tiene V venda su eo.slado, jiero en Mirto, la bellera negra (U'ulta una [jarte de su rustro,
sangre sale tle su anelia herida , ci»un» un lívido y cutñerto de las souibras de la muer-
mananliul de piirpnra. S u roHlro esh'i (uíii- t e ; sus vestidos e-itaneiisaagrentadüs y una
do \ cubierto noi- las sombras de ly niiiei'- hrriiia se \e¡a en su pecho. S u boca entrea-
t e . Su.-j ojos se M-U llenos de líigrimas, que bierta parecía proí'erir la [jostrer maldición.
le arranca no el dolor ile perder !ii \ inü, >i- Una joven enlutada lloraba junto at
no el arrepeitlimiento de sus ^ icios. S*i;te atai(d ; hermosa como el piiiner albor del
perdón á Lido v le eacoinii'nda á su (¡í.e.'i- día, pura como el sueñe de un niño.
da EHa, á sn ángel eonsolíjilor fi^l jo-
ven Hora también. !\\ti^t\i:t- i"*r 3. Uiioíino ¿> fierra. . ^
l í e i : oba el mayor silencio, inteirum-
pido tit-ii-ameiile por el Iriste cauto de nn
buli", posado en nn árltol ^e^•i!lo. l'A con-
de H i i a r d o espií'a después de balier itcink'-
cíilo el enlace d(! su bija. iJ
Kl fatal duelo, fue ignorarlo de todos, CO^'TIMJACIOIV.
solo se dijo que el conde se había suici- Comunicaba con Oíbralfaroporuna pucr-
dado "' ei' t:\ de hierro, corouüu.lo siete torreones ia lí-
TV. nea ih murallas piír.ilelas al inar. Dentro de
:. L a briza del mar jup/nelca entre los ro- in iiiisinii espl..uiKl;> donde está ta Adunua
JVueva se hallaba la de los moros; este edificio
sales, y mece las copas de los álamos v pa-
tuvo tres portadas altas que daban íieute á las
raísos. L o s diáíanOB arroyuelos serpeulcaü
- C í d ' l l i i ' hl'>VV. fii « : f^'Jr
/
«5
asuas; prro como todos los historínclores con- derribó para abrir la Puerta JVueva en IfiCl.
Tieneu cu que Málaga no tcula mas qui; ciiico Desde aquí seguían rectas las murallas lia.fta la
pufirtas en el monirnto Je tu conquista, lie Puerta de Uuenaventura , la cuarta de la ciu-
creído que este bazar de la marina se apoya- dad , y que aun podemos conocer en su iute-
ría contra IMS muros tle la ciudad y la Alcaza- grídatl príuiitira.
ba sin estor¡)ar sus defensas. Desde este punto iba el muro sin interrup-
Desde esta ciudadela continuaba el muro ción por la espaltia de la calle de Alamos has-
frente la línea del mar h-'sta el callejón de los ta la Puerta de Granada, quinta y última de
siete ateos ¡ibieito en el propio terreno dclcíi- las cinco practicables de e&ta ciudad: ocupa-
fc de ¿a Marina, donde se elevaba un cua- ba todo el solar de la entratla de esta calle y
drado torreón, cuyas entradas y salidas inte- era la mas fuerte de Málaga. Construida sobre
riores fueron origen de aquel nombre. Desde tres arcos y decorada con cinco llaves, escul-
oste ángulo saliente volvía el muro á la dere- pidas sobre el que daba frente á la población,
cha siguiendo casi una recta hasta tocar á Ata- llgura tjue se atribuía á las cinco puertas que
razanas. La puerta de Espartería era una de be indicado, ó a los cincos preceptos ilel Alco-
las cinco entradas déla ciudad, y correspon- rán como han pretendido otros. Eran fortisi-
día al paraje que aun conserva esta dr-noiní- mos los muros que apoyaban á esta puerta, y
uacíon. Loi muros de esta coi-tíiia son visibles frecuentes las torres que coneurrian á su de-
y.orrectn su originalidad y aspecto árabe eu la fensa. De la línea foitíficada partía un semi-
calle í\c Pescadores y notándose la i'epetícíon de círculo de nuiros dobles por delante tle esta
sus reductos de menor alt'ira que en las dc- puerta , flanqueado de toi'reones se estcndia por
U13S líneas del recinto, acaso porque la proc- líi espalda del convento de la Merced, Molini-
simidad del mar completaría su Ibrtificaclou. llo , torre de la Goleta, concluyendo en el ba-
liiarte que ocupaba Puerta Nueva. Dos eiaii
El arsenal ó Atarazanas se adelantaba á la los principales, y costó mucha sangre su iio-
muralla, como vemos al presente con sus gran- sesion al eji'rcito cristiano como notarán nues-
illosas Ijóbedas y su templo de Abderralimaii. La tros lectores por el curso de esta historia. Eii
elevada torre Gorda que fue llamada por los este ix'eínto circular recojían los moros sus ga-
moros Borchs líayla ú torre di'l Clamor, por nados por las noches.
que desde su j^lataforma anuneialia la oraciou
el alíaquidela mezquita, ocupó el terreno que Desde la izquierda de la puerta de Grana-
está enfrente de la torre Occidental de Ata- da ilja la muralla recta á umise cou la Alca-
razanas i coiHO enseñan algunos tle sus vesti- zaba por uno de los frentes ile la torre del J í -
gios. Parece fue un edificio aislado que con ro , como puede verse aun hoy por los restos
posterioridad se unió ala torre de la mezquita. que se encuentran en los patios de las casas de
Lo batían las olas del mar asi como el terre- la Alcazabilla ; atravesaba la iglesia tle Santia-
no que se estiende delante de los muros hasta go, y ac^iso el j)rimer cuerpo de la torre tle esta
la puerta de Siete Arcos. parroquia seiia la de alguna otra mezquita, de
\^ El que circundaba á Atarazanas por el la que no ecsíste meu!oria,si como part-ee mas
lado de la plaza de Arrióla, seuiiíü c o n l a m u - probable, no corresjiondió á una de las fnei'-
rallii que VÍ iií.i en línea recta <lesdc el mesón tes defensas de esta entrada. j,
de In Alhontliga hasta el puenle Av, santo Do-
ming.», segiui puede aun notarse por sns cor- En todo elcíreuloque acabamos de rocor- '
tes ;i la tíiitrada de la calle de este nombre. rer, V que hemos comprobado físicanicnte pa-
Aquí estaba la segund.i puerta deiVlál.iga, prac- ra ilustración de estos apuntes sobre los inter-
ticada en una dn las dos elevadas y Inertes tor- ruiiipidos trozos y perdidíis huellas délas luu-
res que ¡nterrum])íciido la muralla eran l¡is raihis antiguas, se levantab.ui l/\ torres, que
calie/.as del i)uente d:- piedra de Guadalniedína, unidas á las de la alcazaba v Gihralfaro coni-
construido sobre cuatro arcos en el propio .si- pli't.iltau las líGO torres árabes que defendían
tio donde hoy vemos el de madera tan indig- este pueblo, y le daban esc aspecto (brmlda-
no lie una ciiulad opulenta. ble v oiíginal de los días tle ia conquista. í
Las fortificaciones avanzadas 6 esterioies
De este torreo» tle entrada coiitíiuiaba el que tuvo Málaga eutonees, coiisislian en varías
muro por !a curba del pasillo de Puerta Nue- torres que protegían sus arrabales como la
va ba-itn la Puerta de Aiitequera, la trrcer,j ¿ del convento de Cai'iiielitas Descalzos, la con-
de este pueblo, coi-rí-spondiente á la salida ilc S tigua á Zamarrillas, la tlel recinto de la Golc- j
la calle de santa María de la Cíbeza. En el ? t a , las dos de la línea del Guadalmedina que ' h-
ceutro de este lienzo había un baluarte que se ^ llamaron los cristianos dü la Zambra y de la
M