Está en la página 1de 33

JORGE UAREZ

EL OTROGALLO
Tercera dición

H. MUNICIPALIDAD LOSAMIGOS
DECOCHABAMBA DELLIBRO
1990
1990 JorgeSuarez El aiairsóIo s oñar
Registro e a Propiedadntelectual y Iaexpuíencía eenseña
D.L.4-1-562-90
que lhombreue ioe ueña
1990 EditorialLOSAMIGOSDEL LIBRO' Io que es,hastaeI despertar.
Todos osDerechosesgrvados
La Paz,Casilla 24 1 Caldcrónde Ia Barca
Cochabamba,asilla 50

Estudio ritico
Erase navez... ElOtroGallo"
LuisH. Antezana.

lmpresonBolivia Printedn Bolivia )


Editores: LosAmigoselLibro CENTROEDC(:i.rrvill,r'1Ci;'i iir irllii )
H. MunicipalidadeCochabamba .i ,i ) .'¡i;: liChiir\
YLIIER¡iJi.r, )
lmpresores:m presionesoligraf -¡,: ---;.- )
)
l
)
,)
)

¿Desde ué ejanosiemposos ajibos


están hí, uajadose lor, lumbrando a sel-
va?Sin osoiosde la ilusión,os ajibos o
serían iferentese losotrosárboles. ues,
cuando oncarmesí,r asladanl cielo, ara
que oséantos iren,a sangre e unadon-
cellaque murióbajo sus ramas, iolada
asesinadaoruncarabinero.í sondorados,
adviertenueel orode os icos e escapará
un día de lascachas egras onde e es-
conde,otos uscandadosor asmanos el
misterio. ajibos ay de todos os colores,
segúnel color que los macheterosan
soñandol abrira senda. ila, omoosbo-
netes losobispos,araque Diosnos ibre
de ellos. ambiénay, ijoel Bandido,a jibos
negros: on as suegras ue se mueren e
pasmo uando eenteranel apto e sushi-
jas. Esos ajibos ólopueden er vistos or
quienesometieron aldaño. lviouno uan-
oose fugócon a Botón. dejóde verlo uan- truendo e los relámpagos,l conjeturaros
do la Botón e ugó,más arde, on el dentis- horizontesa oroximidade la tormenta. l
+^
la . entremezclado olorde los crepúsculos,n
Pasa o mismo on a tertulia. usasun- los ímiteselcielo on a ierra, scharla n-
tos, omo os ajibos,stán scondidosesde tre Dios el Diablo. de todasestas osas,
tiemposin ondo n a maraña e las pala- dijoel Bandido,stáhecha a vida.Como a
bras.E l macheteroueabreunasenda abe muerte, abía uesentir lossuchas,undi-
quesu macheteoestá onduciendoun aji- dosen a nmensidad, estejandon su dio-
bo;pero gnora nquémomentol azar e a ma, on gritos uepara llos on úbilo para
búsquedae abriráa puerta elmílagro.n a nosotros spanto,a podredumbree losca-
conversaciónabía ueabrirse asóa través dáveres.
de aspalabrasomo través el monte, as-
ta que de la rutinaria aleza urgiera n te-
ma,comouna agartijaugaz ue uego, on Puestos a rente la mesa escanciada
otraspalabras,odía ransformarsen unsi - sinmayor eremonia a primeraonda eculi-
lencioso umadeslizándosen la oscuridad pi, cualquierr asedichaal azarservía ar a
de a selva en una ugienteoaenroscada entretejero shilosde la tarde, nlazarlosr i-
eneltronco eunárbol. vialmenteon a nminenciae a noche , a
Porqueavida, ijo lBandido,stá echa veces, rolongaru extura asta l alba.
de maginaciones. -Al llegar la Cabaña,o videa su caba-
Y las maginaciones, echarla. llo amoneando o scercos.
Vivacharla s el entreveroe los ordos, -Pasto inglés, onCarmelo. epausted
los pájarosmás chismososel monte. on quemicaballosnoble.
tancharladores os oros ueseroban, inpa- -Será queen a oscuranao e ví la no-
garderechoe autor,odosossonidos e a bleza.
selva. harlaambién l parloteo e losmo- Y asícomo ugando,omo ntercambian-
noscuando scandalizan a fronda l exaltar do vejigas e color, orquea vidaes eso,ba-
sin recato, hasta on obscenos estos,a nalcotorreouyamagia oestásimplemente
inocenciae los rutos. ronca harla l es- en las palabras,i noen el modo n que se
a

)
- -
)
)
lasdice,y cuantomás e alejan e a reali- Sibauti, l Bandido e la SierraNegra - Le
dady másse aproximan la lusión dquie- respondíal Bandido.
ren más sentido-, comenzabaa tertulia. Y ennumerabacontinuación,ecitando,
Benicia e dejaba rrastrarácilmenteor el sus emibles tributos:
falaz mbrujo. onCarmelo, endular bur- ¡Pistolón,ara osatrevidos
lón, emovía n osdosámbitos,cicateando
laelocuenciaelBandido.l profesor auce- _ ¡Puñal,orsi mepica aespalda
do, uicioso ultranza,aminaba obreun ¡Sombrerito,arasaludar laspeladas
de quince
sólidoerreno e realidades,erode realida-
des mpregnadase fantasía;a l erael precio ¡Flameadorañuelito,araque nadie e
quedebía agarm erecidamente orsu ozu- hagalusionesonmigo
dez azonante. ¡LasBotas eGiusseppel
-He sabido ue al pasto nglés e lo ¡Un aballolanco además eViena
debe egarm ucho. ¡Y un relojOmegapara saber,exacta-
Acotaba, or ejemplo,onsolemnenge- mente, quéhoramato ncarabinero
nuidad. Losdos hombres, uestos e pie,se da -
-Con whisky, rofesor, onwhisky.- Le banuncaluroso pretón e manos el Bandi-
respondíanelacto l Bandido. do ontar uhistoria.
Elsecreto staba n cómoarribar,asual-
mente, l momenton que el Bandido,orel Al ventearlculipi, eniciaabíaecorda-
azar e a plática,e velabausegundadenti- do esa mañana l modoen que el Bandido
dad: traía a conversaciónsus errenos;a olím-
-¡Palabrade LuisPadilla -Solía xcla- picadesfachatezon que,a veces, e toma-
mar, xtendiendo amano erecha. ba el culipid el profesor aucedo la forma
-¿Luis Padilla ibauti, l Bandido e la sutil onque ntrodujo,esde l primer ía, a
Sierra egra?Preguntaba onCarmelo,in- cuestión e oscarabineros,omoquien rata
giendo orpresa. de un asunto amiliar no necesita erderse
-El mismo uevistey cálza: uisPadilla en detalles. provechandonapausa eldiá-
10 11
logo, e persignó isteriosamente
lanzó s- "Soooo....oooo....".etuvo l cambaa
ta pregunta: marcha esu carretón.
-¿Será que ienen lma? El carabineroevisóel carretón omosi
-¿Quiénes? Cayóen la trampa on se hub¡eraratado e un eep.Talsi hubieran
Carmelo. sido renos,es miróa los bueyesas pezu-
-Los carabineros. ñas.Ponderóondistraídatención l carga-
-¿Los mentode guineosque repletabaa carroza.
-¡Los carabineros Tomódebida uentadel yugo de la yunta.
El profesorSaucedo, uyas sabidurías Acabadaa inspección,olelaen mano, e
contaban asisiemore on la credulidade exigió l cambaa placa elcarretón el per
Benicia, ostuvo ue sí que odos os mor- miso ara onducirlo.
tales, nclusiveoscarabineros,
enían lma -{iga,- le respondió achazudamente
que asalmas, egún ascircunstanciase a el campesino, mis bueyesno funcionan
muerte, odíanrseal cielo al infierno.í, congasolina.
cuandoos prójimosenían iempo e arre- Y comoel carabineron tentó ecomisarle
pentirsede sus pecados.Y oo, cuando los guineos, l pobre ambano uvomás e-
morían,orejemplo,emalamuerte. medio uematarlo.
Yocreo ueéste, retomóel Bandidol -¿'Y quiénera esecamba? Preguntó
hilo e aconversación-e uederechinool donCarmelo,n trandoneljuego.
infierno: -Quién iba a ser, un servidor e usted,
LuisPadilla ibauti, l Bandido e la Sierra
Negra.
Del ondo elmonte esintiólegar, nun- Que se disfrazó se día, de carretero,
ciadopor el crujimientoe susruedas, l ca- pues a enía eferenciase osabusos el i-
rretón e uncamba. e pronto, ncarabinero, nado nohizo tra osaque mponeru sticia.
que se habíaescondidontre os matorrales
de a playa elPiraí, altó l medio e asen- En la ilusión abe odo,menosesas
da,pitoen boca. tristes erdades ue arrastramosor a vida
12 l{ l
como mplacablesombras. sí,al profesor breveníaa fiestacoral,ese parlachín s-
Saucedo, pesar e estar hívigilándoleía truendode pájarosque anunciaba, ada
y noche, o se lq mencionaba a soledad e mañana,a reapariciónel Bandido. in el
su hija.Ni a don Carmelo usrelacioneson Bandido,a Cabaña, u cabaña, ensóBeni-
la Palmareña.i a Benicia u pasado. i al cia,nosería iferentee cualquiertrachoza
Bandido,i nalmente, osdesvelosesumadre, de motacú: n punto scuro el planeta, na
la gelatinerael mercado., muchomenos, brizna eluniverso.
lacuestióne su padre. Lamujer enteabal culipi.
-¿Quiénpare losduendes? Dejaba horreara mezcladesde o alto
Preguntó,i erta oche, l Bandido. de un cucharón soñaba n las alasde los
El profesor aucedo, ue había eredado ángeles, ntretejidasn el bastidor el cielo
de su oficío e maestro nasevera ujeciónl comoun urupé e oro,para ernirascatara-
textomuerto e los ibros, egó implemente tas del Paraíso dejarque a lluvia escen-
su existencia,e ro ue al el testimonioue dieraa la tierraen largos frescos ilosque
aportó Benicia obre la veracidad e los se reagrupabanespués n la profundidad
duendes,al puntoque esa misma emana del aljibe.La lluvia, ue venidadel cieloy
un duendee había olo una inaja-, que trasegada l aljibepor el doblealar db su
hubode retirar us reparos.D on Carmelo, cabaña, uevertida n un achoy profanada
que esanoche ebía ontinuariajea su es- con alcohol, e habíaconvertido n culipi.
tancia, o se atrevió sembrar udas obre l Benicia, utora el sacrilegio,ensaba n el
tema,emerosoalvezde queenesas olita- Bandido en el misterio el culipi, onde e
rias tenebrosase ndas,ólo ransitadaso r mezclabanor gual a santidad e Dios la
jinetes yuntas,eencontraraonuno. perversidadel Diablo, ue subía u alcohol
-La oscuridad area losduendes-.Se a través e oscañaverales,iempreuriosos,
respondiósí mismo l Bandido. alzando l cielo os agresivosables e sus
hojas alargando,or as profundidadese
la tierrahaciael infierno, edientasaicillas
Al crecer a alborada, ue filtrabaulgu- que se empapabane la saliva e Satanás.
rantes ñiles or el entramadoel echo, o- Por eso,una vez hecha a mezcla,m itad
14 15
mitad, on agua alcohol, abía ue ncen- -Yo me dije, cuando o veía venir Por
diarlacon un fósforo dejarque el mal esos orcones,i serÍa sted quién ería.
e consumieran a breve -Eso es porquee anda allandoa visión
y vorazlamaradaue saltaba el acho. y no puede er mis pistolones,h ispeando
Apagado l fuego,B enicia ejaba ho- coneste olazo.
rrear l culipi esde o altodelcucharón le -Sus pistoloneso,Bandido, eropuedo
añadía,i nalmente,n chorrito eamargo n- escucharusdisparos.
gostura, araque se le borrara el odocual- -Y a cada isparo.
quierm ala eferenciaue e hubierauedado
desuantiguaeputación. -¡ Uncarabinero uerto
Actoseguido, l Bandido e acomodaba
el ipijapa, oniéndoloe lado;a la paname-
Por a tarde, lascuatro, e abría a Ca- ña, comosolíadecir.Luego, on estudiado
baña. gesto, acaba lucir u pañuelito.e un rápi-
A esahora, omo espondiendou n mis- do vistazoal sesgode sus botas omaba
mo aviso, umorososnjambrese mosqui- cuenta e sus puñales, ues de,sus pisto-
tos,quese habí an eplegadol fresco mpa- lones, iempre l cinto,no necesitabaui -
rode oscercos, alían tra ezde ronda el darse: amás adie e hubiera trevido to-
profesor aucedo parecía n el sombreado carlos, i siquiera mirarlos. onsultaba,o r
portón e su casa.B enicia, lantadan medio últlmo, u nvisibleelojOmega,m ientras ue
de a calle,m iraba n direcciónelcineVic- su caballo,esoplantenervioso,aba ontra
toria ordonde e aproximaba,ando uelta losverdes ercosa sensacióne un brocha-
la esquina,l Bandido. asi l mismoiempo zo blanco, ásbiende unanube uehubiera
irrumpía,esde l taller e la Palmareña, a descendidoobre a calley quequisiera ar-
veloz mínimaocomotorae unamáquina tir,ya,en posde más arabineros.
decoser. Ahíestaba l Bandido, untual, omo o-
Y empezabaa arsa: dos los días, y Beniciacon una ingrata
-Buenas,Bandido. misión: xpresarlel enojode don Carmelo
-Buenas,Benicia. por su atrevimientoe la última oche, uan-
tb 17

_)
docontóahistoriae aPalmareña. ra, vencida or a gordura por osaños, a
mujer lavó uatro alosen un lotebaldÍo
levantóa Cabaña.
Para l Bandido,enicia raaquella ela- Si a estos atos e añadenos quepudie-
dinga ueconoció,e dijera ueayermismo, ran corresponder,n agudo ontraste, un
en a Plaza SantaCruz.Y el Bandido ara lujoso atio e cerámica rasileñaonmesas
Benicia,n su ilusionada emoria e hoy, de cristal sillones e mimbre;m ás,en otro
aquelemible andoleroue se le acercó n ámbilo,una monótona izarra epitiéndose,
dÍay le dijo: Pensé ue eranmariposasre- año rasaño,con as mismas alabras los
sultaroner lores",efiriéndosel estampado mismos úmeros,e concluye ue entre on
de su alda. Carmelo el profesor aucedo,osotros os
contertuliose a Cabaña,a mpoco ubomás
Es ciertoque, a partirde algunos atos, nexo ueaquel ue de mprovisourge n as
como arolillose papel obreun patio lumi- calles e SantaCruzy haceque dosdesco-
nado, e podía econstruirn distante sce- nocidos'sealuden ortésmente,inqueeste
nario, uya lave inal, isimuladanel ollaje saludo ignifiquetracosaqueqso:un acto
de un cupesícorpulento,stabaen tres o de la tradición,naviejacostumbreue em-
cuatro arlantes ue realzabanlegremente pezóa perderseuando l camino sfaltado
cadaanochecer.e aquel iempo, iríase ue irrumpió esdeCochabamba comenzó
de bulliciosoerroche, e llegaba otro,de construirsel Ingenio zucareroeGuabirá.
taciturna ordidez,con esterasdesenrro- Cuando enicia, acheten mano,legó
llándoseobre a apisonadaierra e un cuar- al lotedondeerigió u Cabaña empezó
desmontarlo;uando lavó, on a ayuda e
to en a Máquina ieja, a sinmúsica i sor-, un mozo, uatroargos untalesestinadosl
presas. s posible ueentonces,l Bandido techo y trenzó encañospara embarrar a-
Benicia,omoentre ospasadizose un arra- biques; uando l motacú istió os ijerales
sado aberinto,u bieranenido lgún ncuen- del doble alary, tras el vano de la puerta
tro.Sinembargo,adaunosiguió aminando donde olgó naestera,nstaló namesa on
porsu propia alle, asta ueundíacuaiquié- dosbancos,e vantó,in saberlo, l santuarío
1B 19
quehabría e acogerm ás arde lBandido. crecíanuntoa loscercos. l otede Benicia
presentabal ojodelanimal n apetitosoer-
dor. allíse
Sin embargo, l primero n llegar la do, raspusolcerco se nternó n a hierba.
Cabaña,ue el profesor aucedo,ue vivía Al salirdel taller,don Carmelo e encontró
en rente, n a única asa ue ostentaba,n conBenicia ue o estaba sperando,razos
ese ramo e la calle, n sombreadoorredor en arras, onriente.
conhorconese cuchi. a solteronaijadel -Tranquilo,donEste.Ahí estásu caba-
profesor,ue observóosafanes e Benicia, llo.- Señaló l ote.
tuvoun mal presentimiento. Esamujer, e DonCarmelo esacóelsombrero.
dijo, puedeatrapar mi padre",o cual en -Será que el pasto s gratis. epausted
efecto, ucedió. o atrapó, erono del modo quea esecaballome o cobré ordeudas e
quepresumióa hija, ino implementeo rel uncamba ícaro.
gaznate. ada arde,al salirde sus ragoro- -Y yo que pensabaquedármelopor
sas siestas, l profesor aucedo e iba de cuenta elculipi uese va a tomar sted ho-
gira or osbares elcontorno.on a naugu- ra mismo:para eponeruezas
ración e aCabaña,lculipilegó la puerta
oesucasa.
Etúlt¡mon legar laCabañaueel Ban-
dido.
Cansado e correrdadossobre os ta- El día que o hizo, según su maginaria
petes elClubSocial, onCarmeloe bade versión el acontecimiento- staba n Santa
regreso su estancia,l lento aso e su ca- Cruzde incógnito,ues oscarabineros,u e
balgadura.ntesde abandonara ciudad, e habían lfateadou rilla,e obligaron des-
deteníaeligiosamente n el taller e la Pal- prenderse e sus abigarradostuendos e
mareña,uyamáquina e coser ejaba n- vestir sus efectos e matar.R edujo, simis-
tonces e atronara calle.M ientrasonCar- mo,susvoladores ostachos, la prudente
melohacía o suyo,su caballomerendaba dimensióne un b¡gote omún asumió u
con ilosóficaranquilidado s alos astos ue
20 21
personalidade LuisPadilla ibauti. e fue,
como rasu costumbre,l cineVictoria. ren-
te a la boletería,e asaltó l igrede Iased.Y
entredepartir on JorgeNegrete,on o mu-
choque e gustabanoscorridos exicanos,
tomarsenculipi, edecidió orelculipi.
Segúna estrictaerdad e oshechos,l
Bandido,uevivía la vuelta elCineVicto- modales, vanzaría aciael públicopara a_
ria,en la calleSucre, alióen verdad e su gradecer os aplausos:Cómosaber sobre
casa ondirecciónl cine;consultó acartele-
ra que anunciabafectivamenteJorgeNe-
grete, e acercó la boletería, etió a mano
al bolsilloy no compró l boleto etrás e la mente, uále rael verdaderol
ventanillastaba l Administradorelcine, u
mortal nemigo esdeos ejanosm iedos ue
abrogaronu infancia asta a secretaebe-
liónque habíaramado,ilenciosamente, n- vencíera, ino porque us relacioneson el
trepelículapelícula.ara ueel guión uese Administradorel cine estaban otasdesde
completo su vengadorarrupción n los yucho tíempoatrás. Merodeó argo rato
escenariose la vida uviera ambién lgún frentea lascarteleras,izocomosi eituviera
sentido, izodel sujeto a representacióne l
mal, uesto ue él encarnaba,e gún uscon-
veniencias,l bien.
Autént¡ca ulpablede sus malas rela-
cionesonel Administrador elcine ue,en a
realidad e los hechos, namariposa octur-
na que se coló sin pagarboleto or as c -
rroídasmallasde alambre ue rodeabana Debe advertirseue no recibió
sala se posó, neltelón, obre nojóde Li- conagrado, nel primerm omento,a legada
22 23
)
,)
delBandido.iodibujarse,l rasluz e aes- dando a referencial primer ncuentro ue
terilla ue oficiaba e puerta, n rostro aga- tuvocon el bandido, oltóunacristalinaár-
mente onocido. uando l tal rostro claró cajada.
sus rasgos, istantes ecuerdos,upuesta- -¿Y cuándoueeso,Bandido?
mente epultadosorel iempo,egresaron -Cuando ustedera azalala n el Arcade
su memoria sintió ue su ntimidadaltaba Noé.
en añicos. anohabía idosu esfuerzo or
representar,n te a ingenua iscreciónel
profesor aucedo la indiferenteaballerosi- Cuando l Bandído alíade su casa. o
dadde donCarmelo,u nuevo olde propie- hacía omoLuísPadilla ibauti,tal el tes-
tariade un bar: a Cabaña, onstruidantre timonio ue hubieranodido arentoncesos
Iasdos opuestasegiones ue conformaron resignadosjosdesu madre, eroalgirarha -
su existencia.q uella,on arolillose papel cia acalleQuijarro,rente lascartelérasel
sobre n patio nladrilladoparlantesscon- CíneVictoria,e ransformaban Bandido,
didosen el aéreo ollaje e un cupesí ue, tal,asimismo,l asombradoe stimonioe os
además, ígase a verdad,enía por objeto ojosde Benicía. u ransformaciónn bando-
disimulara oresenciae loscuartos n fila lero, ntre stepunto otrode acalle, ode-
delburdel, estaotra, espejadamachete jaba sin embargo,ezagada n el olvido, u
erigida n cuatropalosque sostenían n personalidade Luispadilla.No, porque n
abanico e ijeralesevestidose motacú. cualquier omento,i así o requeríanas cir-
Sin embargo,l bandido,l entrar n la cunstancias,egresaba seren el acto,por
Cabaña, izocomosi no a conociera. co- el simplemandato e su voluntad oor el
mosi alguna ezcompañieronlgo, sealgo triste mperio e las realidades,uis padilla
fue ansimole omo nrato e sol omado n Sibauti.
el banco e unaplaza.
-Me parece,le dijo- queyo la conoz-
co a usted.M e parece ue a vi en a Plaza l Como a vezaquella n quese fueal Río
otrodíaconunapolleraloreada. Grande. alióde SantaCruz,Bandido, on
Este, u insólito aludo. Benicia,ecor- todo el esplendor e sus atuendos, en la
primeraornada e fragoroso alopar, ahí un modouniversal, en su padre; 'padre"
va ,para uesedefendierae un igre ue e quedesdeas roneras elcielo a desenfun-
estabamermandous ganados, n pistolón dabaun rifle araacudir nsu auxilio, uando
de obsequio su compadreMatías.A l si- descubrió¡Madre anta que habría rezaoo
guiente ía,depositóu segundo istolónn porél )un rondosorbolón.
manos e unestancieroue uvo a desgracia Eraesearbolón, ijoel Bandido n su re-
de casara su hija,por los chismes e la lato, omo elporte e a Catedral. eunsal-
gente, onun oficial e policía, ara ue arre- to,con a vertiginosaapidez e un puma, e-
glarahonorablemente a vergüenza se qui- sapareció ntresus ramas.Se preguntaban
tara la vida.Mejor ¡n tuvieron us puñales despuésos desconcertadose rdes, ando
que ueron reemplazarosviejos uchillos vueltas l árbol, ue dónde e habríametido.
de unapobremujer uese ganaba l susten- Y é1, n silencio,olgado e una rama omo
to cocinandoocropara os peones e una un perezoso,ontemplabaa escena.E l Ban-
barraca. iósu ipijapa cuatorianoun pela- didoganó, sntímetro centímetro,a punta
dingo ecolectore algodón, araque se cu- del árbóly escrutó l cieto.Vió'pasar, is-
briera e las nsolaciones., para alvarle e tante, n avión hundirse l solen un marde
la muerte n el mismomomenton que e fuego.
había icado na víbora ascabel,e entregó Loscarabineroso teníanprisa.Levanta-
sucaballo un cambamachetero,l cualpar- ronal pie delárbolu n campamentose pu-
tióal galope nbusca eantídoto. sieron esperar.
Salió e SantaCruz,B andido, llegóa la ¡Quénoche, onun cieloque engastaba,
orilla el RíoGrande, uisPadilla,ambrien- entre utilantesstrellas,a románticauna el
to, descalzo con el tigrede la sed encara- vals, el Bandido in guitarra e acordó e
madoen su garganta. oscarabineros,eti- la Botón. Era tan linda, {ecía de ella,-
dos en zanjas,prestos os índicesen los que parecía n botónde rosa".Pensóen la
gatillos e sus metralletas,o estaban spe- Botóny se durmióplácidamenteobreun a
rando. nte a fatalencrucijada,u e parecía ramá,hastaque a claridad el alba rajo,so-
anunciar l finde susmalandanzas,ensó n bresusoscuridades,atriste uzde a verdad;
su madre. Madre",omo olíanombrarla,e pues oscarabinerose guían l piedelárbol.
¿o
Al mediodía,l solcolgabaobre ucabe- -¡Patascay ceNeza eladal
za comouna ámparanfernal.anguidecido El Bandido provechól desconciertoue
oor la sed. el Bandido e sint iócomoel produjo ntre oscarabinerosu desfachata-
pendón e un navío orsario tado la punta da respuesta se internó n el río. Se in-
de unmástil. acalaverael pendón,e ma- ternó, ijo,comoCristo obre asaguas, a
ginó, staba n su rostro. minando obre as piedras, se alejó fi-
Pérfidos pícaros,o sastutos erdes, ue nalmente nado. oscarabineros,epuestos
sabían e su irrefrenablefición la patasca de su sorpresa con asbotasmet¡das n el
y lacervezanesos edientoshambrientos lodo, escargaronontra l río oda a uria e
amaneceresue sobreveníanlas ertulias susar:mas.
de la Cabaña, lavaron n el tronco ecode -¡Vaya carabinerosue no se metieron
un árbol n letrero on el siguientenuncio: también l agua -exclamó onCarmelo.
PATASCAY CERVEZAHELADA. Madre -Es que los carabineros,c oncluyó el
santa ueya no rezóporél porque l Bandido Bandido,- e tionen l aguamásmiedo ue
no pudo esistira entaciónl e bajódelárbol altigre.
y, comoquienestáen una patasquería,e
sentó n una piedra ue a crecienteel Bío Tal el juegoque debía onducir,egún
Grande abía levado asta l lugar, i ouna cada elato, un sorpresivo esenlace,ue
sonora almada ordenó ue e sirvierann podíaestarunasvecesdetrás e una pala-
plato e patasca onunacerveza. bra, y otrasresonando todo el ámbito,
-¡Patasca e voy a darl le dijo un ca- como el sonsonete el grillo: amañoel
rabinerole ordenó archaracia l río. escándalo tan insignificantel bicho.La
lban fusilarlo. cuestión ra levarascosas un callejón in
Se encomendó Diosy miróde reojo salida.S i en ese momentoa suerteno la
Mandinga. acompañaba, adre a rezaría or é1,o pa-
Antes e la ejecución,l oficial ue man- dre vendrÍa n su auxilio esde as roneras
daba la patrulla e preguntó ormalmente: del cielo.Sin embargo, o eran ni Padreni
"¿Sus ltimoseseos?". Madre uienes erdaderamente o ibrabane
28
aprietos. ransus palabras,las palabras su millón e mínimas ntenas,ualquier a-
que había prendido musitar n lossolilo- lignavecindad. ueseso era:una alfombra
quios e su nfancia,q ue se ransformaban de mariposas.e mariposaszules ue sólo
de pronto nafiladosuchillos,n ulgurantes existen llá.
pistolones en sorpresivas utacionesel
paisaje.
Comoaquel ía en que legó las ierras Y ahora Benicia, ntre las reverbera-
delGranMoxos, onde ay,dijo,pampasan ciones el solsobre l arenal e la calzada,
grandesuenose esve monte n el contor- tratabade escapa¡ ambién el malditoem-
no. bael Bandido or esos umbos e Dios, brujo ue e hacía er,en el perfil e Luíspa -
perseguidoo mo iempreor os arabineros, dillaSibautí, l legendarioerfild et Bandido
cuandolegó e pronto unapampa zul. No de la SierraNegra.N ecesitaba,i quiera sta
sevayan creer ue esapampa raazulpo r vez, despojarlo e sus ilusorios tuendos
esas lorecingaselestes uecrían os pasti- someterlo la realidad e susmiserias,ara
zales. o.Erade un azul iso, omoel azul contarle ue don Carmeloe habíadicho a
del cielocuandose refleja obreun lago. noche nterior ueya estaba ien,que esto
Peroampoco raasí.Erade unazulb rillante do matar arabinerosa le teníacansado
omo ldeuna lfombra".
y aterciopelado, que e pidiera l Bandido ue se cambie l
Nosupo uéhacer. asesentía nelaire disco.
la nminenteparicióne oscarabineroso m- Detuvo usojosen el percudidoienzo e
piendoa maleza, uandoa pampaevantó l unacamisa uedelataba,n ascosturas el
vuelo. ue un vuelo ilenciosoue se disol- bofsilfo,a vejezdel uso. Sometió un frío
vió,comouna luvia l revés, nun artificioso examen l raídovuelode unos pantalones
desordene oinceladaszules. esconcerta- qug apenas ograbanisimular,l rasde la
dosy aterrados,oscarabinerose echaron arena, as ondulantesuellas e neumático
correr, uesno podíanmaginar,onsu orpe que habían mpreso n la calledos toscas
sentido,ueexistieranampas ecolor zul abarcas.D espojadáse sus maginariasis-
muchomenos ue se e la tierra tolas, nasmanos grietadasla-
en vuelo nísono n cuantolpresentían,'con cias.V ió,porúltimo, na abeza acha; omo
30 al
si la atalidad,se ntangibleájaro ue onda to,eltiempo, l malditoiempo,e hubieran-
en a profundidadelcielo, ubieraescendi- movilizado.
do ya sobre ushombros.oobstante,u an-
do LuisPadilla ibautirguió l cuello ara
sostener esafianteos ojos que lo escu- Lo primero ue se debehacer uando e
driñaban,eniciaislumbrónsumirada,r as llegaa una uente e aguaes buscarle l i-
la pátina elalcohol,ospuñales. chi,es decir a vida.Y explicó l Bandido ue
Y con os puñales,a sdesgreñadaslar- a un pantano, or ejemplo, e o conoce es-
gas renchaselBandidoolvieroncubrirse de lejos, esdeantesds llegar é1,en las
de un jipijapaalón abricado specialmente
paraél de la más inapalma cuatoriana.o s
destellantesistolonesue e mandó l Rey
de Prusia egresaron pender elcaimán e- dijo,hay caminos caminos. aminos ue
pujado de su cinto. Crecióde entre los conducen la musrte esdea engañosaen-
ornamentose su habanera l rojopañuelito taciónde un frutoqus estáahí para el luci-
que le regaló,entre arrullos, lguiencuyo miento e la ramay no parasaciar a avidez
nombreamásdebía evelar, orqueno era de loshombres. caminos ue ndican, on
digno e unvarón omo l mentar ldesliz e el airosobat¡rde las hojasde un motacú
unadama.Sus botas, ue eran as mismas vuelón,a recóndita ulzura ue se esconde
queusaraGiusseppearibaldin susandan- en su cogollo, urtado la vistade loshom-
zas por el Brasil, staban e nuevo istiendo bres orDiosmismo.
susventiladasantorrillasde su evebigote, Hay aminos caminos.
atusado saliva,habíannacido, omo as Sóloqueesos aminos o pueden ervis-
alasde una golondrina,o s retintos osta- tosp0rquienes o creen, orejemplo,ueel
cnos. canto e un guajojó, ídoen a soledad e la
Y Benicia e quedó n el sitio, in saber medianoche,s el fatalanuncio e unamala
qué hacer: i transmitirlel mensaje e don notic¡auese conoceráumplidamente u an-
Carmelo,dejar ara tro ía, l cumplimien- do se llege l finde la ruta.T repidan se al-
tode an ngrata isión. ra omo i,de, ron- borotanascucarachasntes e que leguea
32
tormenta.Por ué?Por o mismo uecanta haciendo ásy másralos ya dejaban n-
el guajojó. si las cucarachasresientena lrever, omoun anuncio e lo que allísuce-
tormenta,aben ambién lfatear n a letrina dería, a terriblesoledadde un cielo sin
los emibles esignios ue estánescritos n pájaros. aba a sensacióne quepor esas
laobra elhombre. sos esignios eestán lierras amás se había mpresohuellade
ahí, rente nosotros, que sinembargo o hombre de animal.De pronto, n un claro
queremosceptar. del monte, obreun terraplénocoso, pare-
-¡A susalud, onBlas ció una aguna.M ásque una aguna arecía
Dijo,de pronto, l Bandido,omosi un un diamantengarzadon la roca,pues, e
mal ecuerdo,o moel alade un cuervo, u- tan ransparenteueera, eflejaba sebebía
biera nsombrecidou rente. toda a uzdelsol.
Agotado l culipi, uese bebió n memo- Larga tediosa abía ido a marcha e a
ria de su padre, lavóel vasoen la mesa caravanaasta ncontrara uente.
contó ue en San gnacio, ierla ez que an- Menosargo ueelalborozo e oscarabi-
duvoasaltandoontrabandistas n a frontera neros ue se lanzaron beber e susaguas
y la alrozmuerte ue es sobrevino,los po -
con Brasil, os carabineroso sorprendieron cosminutos,ntrehorrendosómitos arca-
dormido n una hamaca le hicieron reso. daspestilentes.
lba el Bandido, scoltado or cien números, El Bandido e acercó l laguito le buscó
bajo sosmontes ueallá,en San gnacio,e el ichi:N ada, i un simple usanilloenía l
entrelazanor arriba omoel artesonadoe manantial.iverde spuma n oscontornos.
una glesia no dejan erel sol,cuando e S.e eía que el agua, ersay limpia, o era
dio cuentaque la estruendosalgarabía e distinta el aguadé un vaso.Se podía scu-
los pájaros ba también esando aulatina- driñar, omoa través e un vidrio, u fondo
mente crecía, n su ugar, nvasto ilencio. estéril.Antesde irartir,arrojóal agua los
Eraun silencio xtraño,omo l oscuro i- cadáveres,o n a eSperanzae que su "pu-
lencio e las norias n tiempos e seca.Un drición, orvenir ecarabíneros,eutralizaría
silencio ue sólose rompía or el rocedel consu maldada maldad e a fuente".
viento n el follaje e osárboles, uese ban Se persignó se bebióhasta a última
34 35
gotael culipi ue aún quedaba n su vaso, que un día cualquierampezó chilchear.
acto ue,por odemás,epetíaada ezque, Apeningase vioel chilchi,a gente mpezó
porunau otra ircunstancia,
eveía n a ne- con asaveriguaciones, eronadie n el pue-
cesidade matar un verde". blo,máso menos onocido,abíamuerto.
-Ha de serun peón,- conjeturónavie-
ja,- y ya va a escampar.
De aquellos rimerosíasen queestrenó Perono día siguiente,l cie-
sushistorias, eniciaecordaba,o nrecóndi- lo presentabal mismo specto e gris um-
ta gratitud,na,que el Bandidoontó n un bado.
melancólicolluviosotardecer. -Será que alguien el pueblo a muerto
-Mala lluvia.-MascullóonCarmelo. en aciudad.-Opinó nviejo.
-Viene del adode Porongo.-C omentó La opinión elviejo ayóen el descrédito
elorofesoraucedo. porque el misteriosomecanismo luvial,
-Si esa luvia iene e Porongo,- en- según tros ecinos ás iejos ueé1,uncio-
tenció l Bandidoes ouese ha muerto l- nabaestrictamenteu ando lguienmoría n
guien oresos umbos. Porongo, sí sea un forastero. ra,en cierta
Precisó e inmediato ue en Porongo forma, nagracia ue Dios e había oncedi-
esos hilchis,e naces vaporososomo na- do sóloa Porongo. l segundo manecer,
cabables uselinaseagua, aían olamente seguía l chilchi. la semana, o habíael
cuando lguienmoría. cuantomás mpor- menorndicio e queaquelloendría n pron-
tanteerael muertoantomásoersistentera to inal.
el chilchi. i moríaun campesino,puntó, -Será quealguien a a morir.- Pronos-
llovía adamás que unashoras, erosi el ticóuncambaetrado,onpredicamenton el
que moríaera el telegrafista el oficial e pueblo.
RegistroCivil chilcheaba asta res días. Jamás abía ucedido ue loviese ntes
Según l muerto rael chilchi. uandomurió de morir n vecino.D espués,í. Antes, un-
el cura de la parroquialovióuna semana. ca.Pero l camba e puso n sus rece.
Pero a mayorluvia ue se recordabae de- -Po... será ueesta s a primeraez.
sató cuandomuriódoña Engracia. ucede Y desató l miedoen el vecindario.os
36
más atemorizadosran los principalesel másque odosellos.T anto, ijoel Bandido,
pueblo,ntre llos l Comisario,ncolla eni- comoel mismoMonseñor ostas i muriera
do de La Paz que ya se habíahecho las enPorongo.
creenciasel ugar. l décimo ía, comono Ahorabien,había ue ecordar ue doña
había ignos e que la lluvia mainara,l Engracia o era rica.Tampoco ra beata.
miedo e ransformón pánico el pánico n hastae metía, e vezencuando, usculipis,
un cabildo onvocado, recisamente,o r el según e mentaba n el sitio.N i eníaautori-
Comisario.n eso,cuándo os vecinos e dad.A másde elloeravieja; unque o tan
aprestaban realizar u cabildo, pareció n fea,que se le notabaa gracia obre odoel
cambaeñador on a noticia:Doña ngracia
ha mueño
-¿Y quién era doña Engracia?-Pre-
guntó onCarmelo.
-Eso mismo, onCarmelo,e pregunta-
ban en Porongo. orque oñaEngracia ra neros se la llevóa la ciudad. reinta ños
nomáscomo era. Más bien que Engracia más arde egresó l mismo ahuichi onde
debió lamarse esgracia,orque ivíasola, nació,desguañangada sin híjos. euién
en un pahuichinmontao de unos horros sabequé nfortuniosivióen a ciudadi. ero
que, izqué,e nÍa.
Y se metió l Bandido n pícaraseflexio-
nes sobre a duración el chilchi; ues si
había lovido nasemana or a muerte el
)
cura, inco íaspor a dedonHoracio uéllar,
que era el estanciero ás ricachón e la
l
zona, uatro or doña Eulalia,a másbeata
)
de asbeatas el ugar, dosporun peluque- Benicia omprendióueel Bandido abía
roafuerinoues desplomón a plaza uan- contado sa historia araponerle emedio
do estaba racticandou oficio, iezdíasde la risteza e esedía Esedíaen queella, a
)
chilchi ignificabaue doña Engracia alía sea por el trago, a seapor a lluvia, staóa
) QA

)
meditando ustamentensu pobre estino. manantial. o estabade ida y el anta de
-Y supongo- nquiriól profesor auce- regreso. o me quité l ipijapa orquemedí
do- que a esa buenamujere habrán ado cuenta ueeraunahembra. ella,m ás nfla-
cristianaepultura. da que una Reina e Carnaval,o me con-
-¡Qué entierro hínomás e acuotaron testó l saludo. oreso a maté.
para omprara caja.C uandoaparona osa,
se ueelchilchi salió nsolnuevingo. -Cuente Bandido.lcaso e a noria.
Amainabaambién Santa ruz. -No hay tal. Era simplementel eco.
Sóloque estanoria, ansada e repetir iem-
pre asmismas alabras,e pusoundíaa ha-
-Cuente,Bandido,lcaso e avíbora. blar por su propia uenta. a cosa empezó
-Fue en LasCruces sahistoria. llá e- por un racimo e totaíque e cayóal fondo,
jos, dondemi compadre ntelo. o estaba ensuciándolel agua. Noria ochina e grité
tendidon unahamaca semeaparecióna yo cuandoe ví a suciedad,ustingo l medio-
cascabel,uavita, or as ramas e un flam- día. Cochinaerá u hermanal e respondió
boyán. a cara del perfidio staba a a un la noria. No le contestéal atrevimiento
cuarto e mi cara,buscándomea mordida. porque, gracias, o tengo
¿Quéhice yo? Pues o mismo ue la ser- nas.
piente. e crucé a mirada: l ojo zquierdol
derecho el derecho l izquierdo,o rque s ¡Cuente,andido,lcaso e avíbora
así comose hipnotiza las víboras. as po-
bres ienenos arolesorcidos no ¡Cuente,andido,lcaso elanta
mirar e rente. sees odoel secreto. ¡Cuente,andido,lcaso e a noria
De la repeticiónace a maníay de la
-Cuente.Bandidolcaso elanta. manía a monotonía. ígase n cambio, n
-De un manazoue esamuerte. o me defensa el Bandido, ue el responsablee
saludóa muydesatenta le dí su merecido. esas epeticionesrandonCarmelo, uien e
a uve nLaMiel e daa un.
Esa xperiencia obligaba contar, nay otra ez,susmismas
41
viejas istorias. erael mismo onCarmelo atentado ontra a ley sinosimplementen
quien, consumadaa reiteración,o inte- actode acostumbre.SóloDios abe uánto
rrumpía eoordándoleue a "esecarabinero había rabajadoon Plácido, ue naciópobre,
ya lo habíamatado l lunes", nte o cualel paraganarse l respeto e la gente Cuando
Bandido,c omo si hubierantuidoa nterrup- intentó alzarse, or vez primera n su vida,
ción,o, lo que es peor, a hubiera rovocado un par de zapatos, a no pudo hacerlo: os
deliberadamente,- e contestabaue sí, qu e trajines el monte e habíanpuesto os pies
él mismopersonalmenteabÍa sistido su como acimos e plátano. nsu segundaer-
entierro, ero que el día anterior, l dejarle sión, l carabinero urió la rancesa,bliga-
unas lores ara l perdón e sualma,o pilló do porel Bandido oler uspropias otas.
al muy pícaro repartiendo ultasen las
lápidas.
Tuvo, ues, ue matarloenuevo. Seacomo uere,o cierto s que Benicia,
quedispensabal culipi ajoel precario lar
de su Cabaña, e sentíapreocupadaor as
El profesor aucedopinaba ue matar l repeticionesel Bandido. eradon Carmelo
mismo arabinerooeranecesariamente lgo quienauspiciaba, or no decir sufragaba,a
censurable,i empre ue o hiciera, adavez, tertulia. Verdad, pensó la mujer- verdad
de un modo istinto. que el Bandido izo a noche nterioro que
Vayael ejemplo elcarabineroue multó jamás debió hacer: ocar la intimidad el
a donPlácido uñez: se ía,Domingo,por prójimo". enicia omprendióue había ons-
añadidura,e Ramos, on Plácido alióa
caminar or a Plaza eTrinidad,e punta n
blanco,u ciendonelchalecona eontinae
oro, pero sin zapatos, retexto el que se hija.
valióel astuto arabineroara mponerlea "No me casarémientras l viva",decíael
multa.El Bandidoo mató, egún u primera esperpento,ara ustificar sí su nunca e-
versión, e un zapalazo, orquea su juicio querida oledad on a viudez e su padre.
vestirde fiestay andardescalzo o era un "Bienpodíaencerrarlo hastacastrarlo,
) 42
porque l pobre iejo, másde mostrar us el carabineroabíantentadoeducir onma-
sabidurías,ólo servíapara hacerel coro", lasartes laPalmareña,i aquellaorpe ela-
pensaba enicia, lvidandoue el profesor ción que hizode "haberlo ilvanado bala-
Saucedo ra,en usticia, l parroquiano ás zos,paraque a mujer o zurciera espués
fielde uCabaña. su gusto, ueparaesoerasastre, ara errar
Quién inoél paraacompañarlan esas costuras nodejar ue nadie, alvo onCar-
tristes igilias n quedonCarmelo,or cosas melo,e abrieraa suya". l profesor aucedo
de su estancia,el Bandido,or susmalan- celebró e buengradoel desenlace,obre
danzas, esaparecíane la ciudad.E l tran- todo por os procederesel carabineroue
quilo rofesorelebrabantoncesonBenicia entró l aller ordenara hechurae unoan-
largas apaciblesertuliasue amortiguaban talóny cuandoa Palmareña,entímetron
la intensidadel crepúsculosuavizabana mano,e omabaa altura el alóna lasveri-
noche,mientrasuesu hija, esde l mismo jas, el Bandido, ue estaba e puracasuali-
corredor e su casadonde e instalaban dad merodeandoor el lugar, cudió n su
una mecedora, scrutaba in piedadesos auxilio l escuchar us grítos; ues a mujer
temibles iálogos. erosin el Bandido ue se dio cuenta, n ese mismonstante,e las
aportabaa gracia, donCarmelo,uepaga- verdaderas n tencioneselvarón.
ba las cuentas,a Cabaña, u cabaña,no
sería a misma. u propia ida, e pie rente
alatardecer,a receríae sentido. Parael Bandido, o. Parael Bandidoa
cuestióne a Palmareñao erasinoun pre-
texto.La verdad ra otra:que don Carmelo,
Al principio, laro,cuandoel Bandido desde ue comenzó construirsel Ingenio
mató l primer arabineroorillas elPiraía Azucarero e Guabirá e iba pasando e
cosa radistinta:onCarmeloe puso e pie lado, óloporque us ierras, ebido l azar,
y le endióa mano. ero hora, uandomató quedaronerca el ngenio subierone pre-
al último arabinero,n el tallerde la Pal- cio. ¿No ue ambién na meracoincidencia
mareña,e pasóde a raya.D enada e había que el Bandido orprendiera don Carmelo
servido uavizar l incidentedvirtiendoue conversandon a Plaza onun oficial e ca-
44
rabineros?a vida está hechade casuali- El profesor aucedo, ue pagóuna vez
dades. carabineroso s haypor miles, em- más el precio de su tozudez azonante,
brados or odoel planeta. recordó ueenRusia ohabian añaverales.
-Son comoel cañaveral-decíael Ban- -¿Y cómo recenos carabineros?L e
dido. efiriéndose los carabineros- e los preguntól Bandido.
cortaal ras y crecende nuevo.En fila y -Supongoquebajo ierra- Dijoel profe-
verdes. sor, reyendouese refería la remolacha.
Esta emejanzae loscarabineroson a
ordenadamagen e uncañaverale nía tras
explicaciones.e la caña sale el bagazo. Pero si los carabinerosran como el
cañaveral,onCarmelo racomoel penoco.
l ¿Qué tra osapuede alir e a rituracióne Nohayárbolque e e compareuandoeina
) ncarabinero?lolor e a moliendael olor el buen iempo: xtiendeargas anchas a-
) de un carabineroon dénticos;sí o atesti- masqueclausurana hirienteuzdelsol.Uno
) guaba ufinoolfatode cazador. ashojas e templa nahamaca ajosu follaje , actose-
lacaña lasbayonetasi enen l mismo oder guido, e sueña n colores. ero i durante l
l dañino cortante. onde receun cañaveral sueño uelca l sur,eseviento fuerino ue
) no renace l monte.P ordondepasaun ca - vienede la Antártida,no se despierta no
l rabinero o dejamásque un rastro e tierra hay penoco: ólouna amentablescualidez
l arrasada sin vida.Si hasta u nombre ra de ramassin hojas, xageró l Bandido.
) parecido: n vez de carabinerosebían er ciertos ombres,ijo, onasí,comoel peno-
) cañabineros,o rque u único ficio raguar-
dar a haciendae os icos.
) Un día se apareció on el cuento e que
) enRusiaeníanngeniosaramoler arabine-
ros.
) -Será que essobra.- OpinóCarmelo.
-O seráqueya les hanencontradolgu-
) nautilidad.-OpinóBenicia.
) 46
)

)
cada econcilíación,
e regalaba tra, ueesta perse, ransparentarse l jipijapa lóndejan-
vez hilvanaba,ue esta vez bordaba, ue do al descubiertous alas renchas volar,
estavez trenzaba jales se sabíade me- sin egreso,a espesa olondrinae susmos-
moria odos os puntos.U n día le compró l tachos esdea doblehilera e unosd¡entes
lotedonde e levantabal taller.p ero nadie marchitos.eesfozabanútilmenteor mpe-
podía star eguro, i siquieraa misma al- dir queel Bandido,omounadébilpompa e
mareña, e cuánto iempomás duraría u jabón, e esfumarael candenterenal e a
generosidad.o nCarmeloracomo l peno- calle regresarasu condicióne LuisPadi-
co,mientrasovuelquelSur. lla,el hijode a viejita ue vendía elatina e
patas e resen a puerta elMercado.
Y ahora, enicia,n el nuevo tardecer, Porúltimo, n el breventerludion que
tenia ueapagaras uces el podio. escal- don Carmelo el profesor aucedo vanza-
za y enfundadan un viejobatónde lienzo, banhacia a Cabaña, eniciae pidióal Ban-
debía rasmitirle l Bandido l mensaje e didoquese cambie l disco, ue estode ma-
Don Carmelo. l sol,ya oblícuo, royectaba tar carabinerosa estaba e buen amaño
hacia rás su voluminosaombra, omoun quese nventarauevas istorias.
charcoque hubiera mpezado escurrirse Nada e respondiól Bandido. ada.La
definitivamente n a arena. mirónomás on el doblepuñalde sus ojos.
Ahí estaba l profesor aucedo, punto La miró desdeatrás,desde a encrucijada
de cruzar a calledesdeel sombreadoorre- dondeo mataron su padre, n el camino
dorde su casa. híestaba onCarmelo.a- Cotoca. esde ussueños cuchilladosorel
liendo del taller de la Palmareña,uya alba.Desde l círculo egro e la letrina el
máquinae coser iajaba tra ezporel blan- canchón,onelsiniestro otor e ascucara-
co erritorioe sus ienzos. ahíestaba lla chasal fondo.D esde l caliente edor e as
patas e resentregandous uétanos l cal-
misma, renteal Bandido, sistiendo la do de la gelatina. esdea fugade la Botón,
transformacióne su pobrecamisaen una la solitaria lacaen la pared la dueñade
bordada abanerae seda; emerosa e que casaque e contó a tristeverdadde su uga.
el lalaz espejismo udierade pronto om - La miró le dioa entender,inpronunciara-
48 49
t\\
j.: :l
:'..1
rl l
': l I
) labra, ue esa noche e acabaríaodo.Y la -Ustedessaben;M adre ierra u portón
mujer omprendió,n ese preciso omento, a lasdiez.
) que acomediaabíalegado suacto inal. ¿A quiénpodía nteresarleuesu madre,
) la gelatinerael mercadocefiata uspuenas
Frente la primera ondade culipi, l a lasdiezde la noche?De a que uera, n
Bandidoe puso e piey anuncióisa llana- otro iempo,egendaria ujer edonBlasPa-
mente l fin de sus andanzas. l profesor dilla.Riquelme, u padre, í, cadaunode sus
)
Saucedo,usente omo iempre n la ines- actos rannotic¡a. más, uando erraba u
crutableorrede sussabidurías,o e dio m- portón, orque e sabía ue el viejoBandido
portancial asunto. muchomenos onCar- estabaahí, refrescándosen sus brazos.
melo, de mal talante y alerta contra el Benicia omprendióue el diálogo abía m-
) Bandido.ntendiól anuncioomounasim- pezado on malosauspicios. o se había
ple estratagemaestinada captar u aten- cumplido l previo ritualb rindis ue debía
) ción. conducir la celebraciónel diálogo. tal
-Esta noche, ijoel Bandido-yo seréel descuido, su uicio, o podía raermásque
mueño. un maldesenlace. onCarmelo ejabaras-
)
Y como u rágica dvertenciao produjo lucir, lasvistas, n pésimo umor.
)
el efecto ue esperaba,intió e pronto ue -Madre cierrasu portóna lasdiez y no
)
habíahechoel ridículo. se mismo idículo hay.galloue adespierte.
) que pulverizó us actanciasuando legóal Intentól Bandidoomenzaru historia.
consultorioel dentistae la Botón lo,en- I Tampocosteúltimo spec;to,e lgallo,e
contró errado: e había do a La Paz esa dijonadaa la audieniia. uizo ludir l Ban-
)
misma arde levándoseodossus bártulos. didoa losgallos e pelea ue.sumadre ria-
l
La solaplacadejóel taimado n la fachada ba en memoriae su padre, ficionadoomo
deledificio se uede SantaCruz, onmuela pocos las iñas e estos nimales.eronin-
,) y camba.La rememoracióne este hecho gunode ospresentesstaba l tantode esa
) agravó u desasosiegoretomó on peor or- tradición e su casa y la mención el gallo
) tunael hijode su relato. ;: cayóenelvacío. lcontrario,a usó nefecto
) 50
l
l
')
inesperado, orque a palabragallo tenía salvó e esemodo a situaciónelBandido-
otras onnotaciones. Yaeshora e queLuis uente uhistoria.
-Me imagino,- comentó urlonamente -Madre cierra u oortón lasdiez.- Re-
donCarmelo,q ue ya no está ara allos u inició l Bandidou elato.
maore. Quesu madre erraba us ouertas las
El Bandidooslayó l banderillazoonsul- diezera algoqueya estaba icho.Y no era
tando, on alsa ndiferencia,u nvisibleeloi extraordinarioue el Bandido, negado n
Omega. culipi,uviera uepernoctaru era e su casa.
-¿Qué hora iene,Bandido?Le pre- Se bade ronda orcuanto olicheepechaba
guntó onCarmelo. la soledad octurna on su al egre uldode
La sorpresiva regunta e don Carmelo vasoshasta ue el amanecer,on sus intes
reemplazaba,n ciertamedida, l habitual dorados,e obligaba volver.
prólogo ue se había mitido l comienzoe Al fin, ras argositubeos, ontóque esa
la tertulia. enicia io en los dos gestos: a noche,a noche e suúltima istoria,alió e
consultaelreloj la reaccióne donCarme- la Cabañapasadasas diez, pero él no lo
lo,un amistoso iroy llenó osvasos, eroel sabía.S e fue derechingo su casa,cuando
Bandido, ue debía esponder la pregunta sintió, obre l enladrilladoe la acera, nos
conel ritual stribilloe "la horade matar n pasos ue o seguían. e dio cuenta n se-
carabinero",ambióa respuestacontestó: guidaque eranpasos e carabineros.puró
-¡La hora ematar npursista el tranco.M eterse n su casay aldabonarl
portón on una pértiga e hierro, omo o
Porque on Carmelo ra de ese partido hacía u padre, ra o único ue podía acer
polít¡co,e l PURS, la alusión o podía er en tales circunstancias.e ro s madreya
-Á ctJ^ tJ
^t^.^
6lt ct.
había errado l portón. omprendióueesta
-Un dentista, iráusted.- Lereplicó on vez,sí,había legado l finde susmalandan-
Carmelo. zas...
No hubo isas, pesar e que a rima Don Carmelo, ue bostezabastensible-
merecía, mente idió a cuenta; l profesor aucedoe
-Sírvanse usculipis.TercióBenicia,ue vino un extraño olorde cabeza Benicia
52
recogióasos botellas,lausurando a tertu- los cambas, on su-pelambree motacú l
lia. Solo, rentea su culipi, l Bandido e viento, e hacíanambiénmásnumerosas
contó, orenésimaez, a historiae su pa- de su sombreadonterior, achete n mano,
ñro salíanal caminomás y más hombres, is-
puestos morirpor él si era preciso. a se
veía,endireccióne la ciudad, l recto erfil
No se podía ocar se ema.E ra,en cierto de osprimerosejados. a se veía aamari-
modo, omo charleombra n a copa.P ura llenta engua e la calle.Del caminorans-
sombrae monte. emonte in una. ombra formándosen calle.De las primeras lam-
de corredoresnladrilladosu ese alargaban bradas. e osprimeros uros. , por in,ve-
hacia a oscuridad,ntrepuntuales orcones redas e ladrillo; ltas,másaltascuantomás
de cuchi.Secretas venidas ue o regresa- importanterael casaque defendíane los
banal recuerdoe su padre, onBlasPadilla acosos e¡ iempo. sobre as veredas,e-
Riquelme,legando antaCruz esdeCotoca, cioshorcones e cuchiq ue se entrelazaban
con a primerauzdeldía.El blanco isco e en farga erspect¡vaasta a plazadeArmas.
su sombreroe saó,naciéndolen asespal- Esa Plazaa la cual no llegaría on Blas
das,eraun sol.Undiminutoolviajerorente porque u mperioerminaballídondea ciu-
l nmóvil cárdenooldelalba ueproyecta- dadse convertían erritorionemigo.
ba haciaadelantea sombra e su caballo, Propagadan el viento or el latirde los
marchandol paso, esatandol alborozo e perros,a noticia e su arribo e le había n-
loscambas,e pieen a puerta e suscasitas ticipado,e manera ue bajoel portón e su
e motacú, uando, cadasaludo, on Blas casa, bierto e par en par, o estaba spe-
respondíarrojandol airepuñados e libras rando u mujer, a legendaria ora Sibauti,
esterlinas. é1,en las ancasdel caballo, fresca omoun paúro. estocábasentonces
prendido su cintura,eshechon risas: de su gran sombrero e saó y anojabaal
Así,adelantándosel sol,donBlasPadilla aire, araqueel azareligiera susdestinata-
Riquelmee aproximabaSantaCruz. enta- rios,un puñadoinalde ibras sterlinas.e-
mente; scoltado or un gentío ue se acre- el portóncon llavey- aldabonado or
centaba n la medida n que aschozas e detrás on unapértiga e hierro, egresabal
54

)
suburbio, omo respond¡endo un tácito lipide un rago. olo, inpúblico,e contó
acuerdo e hombres, ájaros perros,un sí mismoa historiae su padre. nahistoria
vastosilencio. adie,en esas horas,debía en la cual su irrefrenablea ntasíantrodujo,
turbar u descanso. l anochecer,esde e- sin embargo,n dato maginario.u ando u
cretasy múltiplesrondas, áfagas e carna- padre legaba SantaCruz, epartiendos-
valitos taquirarisaban uenta el alborozo terlinas, l noestaba n asancas elcaballo,
general e osburis. prendido su cintura, eshechon risas.N o.
Trocada ntoncesa bulliciosaienvenida Pero uandoo veíaentrar orel portón e la
en silentemurmuración, a noticia e la lega- casasentíanacerentresus dedosun largo
da del gran Bandido eguía u rutahasta a cuchillo. ncuchilloonel que, espués, a-
Plazay de la Plaza,por bocade algún pue- taríaa todos oscarabinerose la tierra.U n
blero hablador, los carabineros. o obs- cuchilloque irrevocablemente egresaba
tante,habríasido nútil astrear u presencia susmanos, uando, aciada e recuerdosu
en el laberinto e bardas cercosdel barrio copa, o vio ngresar orel portón supo, n
dondevivía. Se sabíaoue don Blas estaba losvelados josde su madre, ueéstaera a
ahí; que habÍa legado SantaCruz,porque últimavez que lo veía. Don Blas os miró
losganchos el mesón e DoraSibauti, n el adentro,omoescarbandon sus emores,
Mercado uevo, ecatosos lesordenó uitarsea pena, ero a mujer e
cuartosde res oue su marido obaba oara parapetónun hosco ilencio.
ella, estaban acíos.Cuandoalgunavez se
acercaba,m erodeadora, or los entornos e Más arde, e odijo.
la casa, a sllueta e un carabinero,ilencio- Se odijoconvozpróxima l lanto.
sos cambas, aciendo rillar us machetes, Que su principal apanga, n Duránde
brotaban e la vecindad. ólocuandoel por- Vallegrande,s taba n ratos on oscarabi-
tónvolvía abrirse, e sabía on odaseguri- neros.D onBlas,por oda espuesta,entóa
dadoue el célebre andoleroa no estaba n la mujer n sus rodillas le acarició l pelo,
)
SantaCruz. largo omoun ríode sombras.
)
-¡Por su cuenta, onBlas Se o dijodespués n el almuerzo,uando )
LuisPadilla ibauti, l hijo, e bebió l cu- sacóa lucir usmantelesel Paraguay. ue )

I
se lo habíadichosu comadre asta,mujer se descolgaban reguerosue se arrastra-
digna e fiaren todos ossentidos. onBlas banpor asbardas el ondo; omoescapan-
alzósu copade cerveza se la bebió arga- do,comohuyendoe acasa,porque abían
mente, in hacercasode sus palabras. e olfateado,eguro, n la obrade su padre, o
ordenó ue también l se bebiera n medio queestaba or suceder.osárboles staban
vaso. ue paraesoerahombre debía r to- quietos , sin embargo, eloces ubes apa-
mando otade esas ostumbres. ban a una.M udososcerdos ahorao recor-
A la horade asiesta, uando onBlas e daba)no se habían lborotadouando ntró
hamacaban el corredor el patio evistando en el canchón, orque ambién llos,hoci-
sus naranjos,D oraSibauti e le acercóy le queando n a sombra, abían entido l mal
dijoquese había oñado on ordos. etintos anuncio. l silencio e osgallos, etr¡ficados
tordos ue,en vezde tr¡nar, scupían alas. en sus aulaspor a terriblenminenciae la
DonBlasarrancó nanaranja se pusoa re- catástrofe,ra otroel elocuenteignode la
banarlaon suavidad,omo i nadamalopu- desgracianciernes.
dierasucederle, efinitivamentei tuado el Al amanecer e esa noche,su padre
ladode a vida. habíapartido e regreso l monte su madre
Se o dijo,por último, e rodillas,obre l estaba en el Mercado,atendiendo, omo
enladrillado el cuartode dormida,alerrán- siempre, l mesón. asaron arias emanas
dose susbotas llorando:uese escondie- sin que se tuviera oticias e don Blas.Un
ra entre asbardas e la vecindad asta ue día cualquieraos carabinerose apropiaron
paseel peligro.D on Blas a levantó n bra- del mesón e la carnicería,in másexplica-
zos, a puso obreacama apagóa uz. ciones. ntoncesl supo, inque nadie e o
Entonces l (¿cómo lvidar, hora,esa hubiera icho,que su padrehabía legado,
noche?)e evantó n silencio se ue,pega- sobié u blanco lento aballo, l sitiodonde
do a los muros, l canchón e atrás.Quería lo estaba sperandoa muerte, uiada or os
ver,bajo a débil una, a reverberacióne os Duranes.Jamásoscarabinerose hubieran
chulupis. uandoraspusoa estera uevela- atrevido quitarle l mesón su madre, i su
ba el cajón,ascucarachasabían esborda- pádrehubiese stado ivol.
do el hueco e la etrina. a sórdida rupción -A su salud, onBlas.
58 59
Y se omó tro ulioi. rrupcióne pancho
policía; la empestuosa
Villa;al esplendore losMariachis:l deste-
llante aballo ue definitivamentex hibió l
Sobradasazonesenía,pues,el hijode Rey de Prusiaen un desfilemilitar al
matar arabineros.i a ello e añade uepor pañuelo ue e regaló, ntrearrullos, lguien
ladelgada uerta ueseparaa realidade a cuyo nombreamás habríade mencionar
fantasía,e alzaba, ntre u casa el Merca- quesólo ueeclipsada,u ando u adolescen-
do Nuevo, n a calleSucre, l CineVictoria. ciase rocó n hombría,or a Botón.
Una ealidad e largas igilias n lascuales Fue así como ramó,sin moverse e la
su madre, espojadaelmesón e acarnice- calleSucre, ntre os regaños e su madre
ría, abricabaelatina e patas e resen me- algunos asos ue hurtaba l recuento e la
dio de constantesdvertenciasobreque é1, gelatina arapagarse l cine, u escapadai-
porningunaircunstancia, ebía eguir l ca- nal. Una ugaque e dejaba DoraSibauti,
mino e su progenitor.u oficio ra lenar a- paraconsuelo e su soledad, Luis padilla
sosy vasos onel caldo e a gelatina. Síbauti, l hijode Bandido. le dabaa su pa-
Al alba, y cada amanecer ecapitaba dre,paraperpetuar u recuerdo, l resurrecto
sussueños,- a realidado enfrentabaon a perfil el Bandido e a SierraNegra, ombre
severidad madre. osvasosde que omóde un cartel ue desplegó l Cíne
gelatina acompañarlal mercado,oñolien- Víctoria,e ado lado e a calle, araanun-
to, por el enladrilladoe loscorredores,s - ciarunapelícula.
fixiándoseonel vaho e ascarrozas e gui- Lodemás,o puso l culipi.
neo,erael recuerdoue rataba e espantar,
los finesde semana, esde os bancos el
cine. Ahora,mientrasbade regreso su casa,
Al principio o fueron inobrevesugas, por el procaz ilencio e la calleen t¡nieblas,
fáciles vasionesl cuchilloe Sandokán;l el Bandidoue poniendo n su sitio,palabra
revólvere Búfalo ill; la vozde JorgeNe- por palabra, adauno de los detalles e la
grete, aciendostallarosparlantes;laspi- historia ue no pudo ontar n la Cabaña.
ruetas e Chaplin, iempre scapandoe la Madre- esoya lo habíadíche padecía el
60 61
fatal hábitode cerrarsu port n, nvariable- te, e s mp e r te, ue al pro esor auced
mente, lasdiezde a noche. esanoche,a en su uicioso aletre,e pareceríaógico a
nochede su muerte, uandoabandonóa la Beniciaocoso.
Cabaña, in armasy sin caballo, purÓ l A punto e alcanzara cumbrera,scuch
paso l sentir, obre l enladrilladoe a calle, cómo oscarabineros,ue habíanaprendid
los pasos e oscarabineros.r ente l portón la lección el RíoGrande, poyabanontra l
de su casa, errado aldabonado,cuando techounaescalera. ómo, ntre randes o-
los carabinerose aprestaban echarle l ces de triunfo haciendoschinaros pel-
guante, ió los horcones. os horcones ue daños, ubían orella.Cómo esenfundab
l
sostenían,omo irmes untales, l alerode susbayonetas. cómoél mismo, nteel in-
su casa.De un salto, on a vertiginosaapi- minente eligro, izoun esfuerzoobrehum
)
dezde un puma, e encaramól echo alién- no por escapar se desmayó obreel alero.
dose, arael efecto, e un horcón squinero. En la semiconcienciael desmayo o últim
Lógicamente, pensó el Bandido,-donCar- que sintió {irír fue la múltiple mbestid
I
melo desaprobaría,o n burlona onrisa,a de varios uchillos obresusdesguarnecid
treta.Burda retaque repetía, in variantes, carnes.
su saltoal arbolón el Río Grande. más
cuando n a próxima scena iríaqueel ale-
ro, an empinadoomo a soberbia e losri- No másevasionese la verdad. i rucu-
I
cos,noeraunobstáculoácild esalvar. lentasartimañas ara escapar,ndemne, e
Luego, ferrándoseon piesy manos todas as acechanzas. i el vil juegoque le
)
las ejas, omenzó n penoso scenso acia pormitíarastocar mágenes, urlándosein
)
lacumbrera.nel trayecto e quedó in pan- escrúpulose la ingenuidade la gente.A l
)
talones. quí, recordó el Bandido- l expli- Bandidoe había legadoa hora.La horade
car que a pérdida e sus pantalonesu euna lashoras. donCarmelo odía entirse atis-
consecuenciaatural el rocede su cuerpo fecho€n su honoiy bienpagado or sus ge-
con as ejas, ondría l másadecuadonfa- nerosidades.r rancadaa vendade susojos,
sis.DonCarmelocharía na arga ocanada Beniciao veríaal fin tal cual, ra; un triste
de humoprocurandoesentrañar,a namen- manojode miserias. el profesorSauced
62 63
recobraríaa plenitud e su uiciosaazón,an su padre, onBlasPadilla iquelme,u ede
acosada ltimamenteor sus antásticose- estamanerae daba a bienvenidaesde as
vaneos. troneraselcielo.
Luego, ensó, briría napausa e silen-
ciopara ue oscircunstantes i ndieranome-
naje su memoria.m aginó u cuerpo obre -¿Un gallo?- Preguntóa siguienteo-
el alero, evementelumbradoor a luzd chedonCarmelo,u ando l Bandidoudo, l
lasestrellas.maginóuspuñales,errumbra- fin,contar u historia.
dos en una oscuridadin brillo. a blancura -Si, donCarmeloun allo
de su ipijapa, erretidaomo ugaznieve. a Un gallo ueel Bandidoscuchó obre l
golondrinae sus mostachos,o lando acia alero uando a el soldel amanecerl umina-
un cielo nónimo. diría ueantes e morir, ba el horizonte. n gallode pelea, e aque-
en esos egundosueprecedieronsudesa- llosque criaba u madre, ue esanoche, a-
parición,ensó n Benicia. n Benicía ue, sualmente,e habíarepado l echo.
lras su vasta y sufrida orpulencia,eguía -¿Muerto o? Nunca ormido...
siendo napeladingae quince ños, onsu El Bandido e puso de pie, se bajó os
falda loreada. en el profesor aucedo, pantalones mostró su desconcertadau
quien e maginó editandon a atalidade
la muerte. e a muerte omodestino omún diencia, stampado n sus posaderas, tro
de odos osvivos.Y en donCarmelo,esaro- gallo. n remendoallo olorado,mpreson
so de haberlo mpujado,or vía de sus ma- loscalzones e ienzo ue e hacía u madre
ginaciones,t an risteinal.D epronto,m pul- con os saquillose harinamarcaEl Gallo.
sadapor un misteriosoiento, a estera ue prosiguió:
oficiabae puerta e movería aciaa noche, - Yo dijeque era un gallo... y eraun
como espidiéndolo, omo intiendol frago- gallo
rosopaso e su ánima. uego, n el profundo Y ese gallo, l verel otrogallo, l inso-
uesobrevendríala ragedia,e es- lentegalloque lo mirabadesafiante esde
cucharía,i stantesolo, l canto e ungallo. susnalgas, rmó abronca.
Ungallo ue, e algúnmodo, epresentaba -Eso era. Todavíao ha nacido lverde
64
que e pongaasmanos LuisPadilla ibautil
Benicia,ueestaba punto e festejara
gracia elBandido,ontuvoa risa compren-
dióquehabíalegado l momentoecisivo.i
donCarmelo,ue se habíamostradondife-
rente hastaagresivo,e ibade la Cabaña,
la historia abría legado su culminación.
Desierta,negadae silencio,,laabaña e
perderíantreasmalezasel iempo, orque
una historia stáhecha e quien a dice y
quien a escucha. l profesor aucedo,jeno
al drama,rataba e explicarseómoun gallo
de verdad un gallode ment¡ra odíanren-
zarsee ferozpelea.Perodon Carmelo e
puso e pie.
-¿Luis Padilla ibauti, l Bandido e la
Sierra egra?-Preguntó,xtendiendo a ma-
no.
-¡El mismo ueviste calzal
LuisPadilla ibauti, l Bandido e la Sie-
rra Negra, omoun galloen el ruedo, es-
pués ehaber anadoa pelea.
Y siguióa ertulia.

También podría gustarte