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TOMO i? DOMINGO 14 DE ABUIL Dli 185».;: -,i, »;i^Iif. NUMERO tt? .;„
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Índice de este número.—Litcralnr^ ilc loa á r a h e s . ^ A r l u r o d e Artal. = E I Anciano. Re- ^
cnerdas de la jnvetiliid.^^A !a niiicrtc de la scñoriU C a r m e n Laái:i't'a.=Hislui'ia de Máía-"'
•jifa, conlhtuftciun.
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L i l E U A T i m A DE LOS A U A l i E S . \\^ 1 nc el primero que conoeiú las le-


tras ^ y lü;i OintuiafliUs, al ocupar su t r o -
1--Í91Í
no, rompieron la.'i barreras de tantos sii>;lo9i
de ijjnorancía. ¡Vloavia, gel'e de esta ilustre
Ocn|i;nla la Enrn|in eii Ht-i- r.iiiiilia, bailaba un deleite en la poesia y en
tiniíse ji'.r ti^pücio (!P miiolioi
*igli>s, T ciivejcciila cu la Imr- todc) ¡ycjiíMo de literatura. A u n q u e estas pri-
Larit;. f'iiii únicamente ¡lu'.iMida meras centellas se asemejasen á esos fuegos
por la iiiv;isiun ile los ITIDUIS. fatuos i}ue resplandecen entre las tinieblas
4- ^Bih^ .IfttuliL' (BaiUy: curtas á Voltairc)
de los cemcnlerius, sin embarg;o, cuando se
dilató el imperio árabe por Asia, África y
iv*' E a a oscura jn'nínsula del Asín, país !>al- Europa , iba unida á la f,loria de las armas
va¡;o, donde est;)-)» la íjjiioraiicia como en la inmarcesible de la sabidoria. L o s Abba-
sn trutrn; esa Aialiiu compnciílu de un |iMe- ^idas patrocinaron las ciencias, y el biiea
blo en-aule y dí-prcilidlor, fue cl -A^Wn de í< nslo de las letras se eslendió rápidamen-
Jas ciencias arrojada'; \ ilmente de ta Europa. le. Abu Jaufar, 2 . " Califa de esta estirpe
• Añil anles t]nc aparecitMc Alatiuin» desco- inascooucido con el nombre de Aimamoii,
nocían el allahelü v el tiiecanisnio délas It" supo las l e j c s , conoció la filosofía ^ apren-
fras : ci>ii versos luscos c inFocrnes rccopi- dió la astronomía y poso la primera piedra
laliaii su {|-cnealoj>,in, prediralniu la morat y á la célebre IJaj>ilad. C u r a d o por u n médi-
cou-.i¡jnalmn su liisloriu. Atjuel g-uerrero la- c ) cristiano, ( 1 ) protcjjió la medicina, y
moso' i»tr su j¡'cnii) anda/, y eni[n'endedoi', poco después A r o u n A l llascliídno podía
no tenia el menor coiiocimienlo ilc la escri- bacer un ^iajjesin un sctjuito de sabios. E s -
tura : k'uiía, como loilo.i los Uranos, (jiic su te béroc oriental, covas bazauas \ empre-
jn'0[>a(¡acion arcninaria su doclrlua, y , es- sas ban deslijjnrado las fábulas, este protec-
jicciiiaiido con la ¡¡runrancia, cerró el li'in- tor acérrimo de las ciencias, fue el (pie las
|)lo de la sahiiloi'ia jmra airar una reliivion esparcid) entre :>ii pueblo para que uianasc
tslravai>anle y risniríia. Los califas le iini- Cna cidlnra que tanto lo lia distin{;'nido.
larou, Y los siglos (|ue vendrán cuino las
edades nii-rtentes, lioraráu sienijne la irrt'iK', S u liijo Alutaniuu, apellidado el aitjjus-
rabie prrdiila de 'a liildioleca de A l e i a n i r i a , to de la Arabia, mereció que su nómbrese
inscri!>iese en toiIas las obras literarias : lá
' oitroliio eterno del b;'u-!)aro Onjar ijiie al re-
i'istrnceiini se bizo ¡¡eiu'ral en su imperio,
ducirla á cenizas fue el asesino de las cien*
y cuan lo marcbaba al Corasaiii \iÓ!íele ro-
cías.
deado de persas, (griegos y caldeos cniiuen-
-•**'' L o s primeros mnsutinanes itu eoiiocic^
les por su cieiu'ia. S u s primados eran sá-
ron otros libios *I'"'»íl Coran», ni Uivierou Jbios ^ y sus propíos ministros llevaban á las
otros estudios (|nc prnpg^ar con las arma» musas de la muño al trono mismo del Cali-
la reliyion nialiomelana. La (¡inM-ra era el la. Todos los hombicá doclu:» tcuiati su re*
aliciente eselnsivo del espíritu Itclicoso de
tan fanático pucMo : IUÍÍÜ lo demás se des-
utcctaba. .:,-••"'^ ' . (1) AbuU'aragio.
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^ í2^
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cunipciisa en aqiitlU ilustre corle. MiiUi- todas partes como primer jp-amático del O r - ,
ttid de coiiiiaiuuadoíí, los niUtuos vizíres del b e . Traduciendo á los ¡¡-riegos fueron retti-
iiuperio>-í^ccurriaiiafanadog.Ia S i r i a , Ja Ar-^ ricos consumados. E l arte dj^ hablar de A l -
meiiia y el E g i p t o en busca de riquezas ü - lltaí se denominó £ 4 -íiji/üí-fAn; AÍseEai,
lerarlas. CculeHarcs de camellos se encami- el Quintiliaiio de los árabes, escribió la
naban á Bag^dad carjjados de libro» y pape- g-randc obra rfc /« llave de las ciencias^ y
lea comprados á precio de oro en todas las los discursos de Albaii-i, eu concepto de*
regiones conocidas. £spcclácitlo subiinie! Schiraz,. debieron haberse escrito eu tcla-j
M i g u e l Í I I vencido por aipiel pi'íncipe csrj^j. de seda y oro. ( 1 )
clarecido, no pudo loy^rarU paz sino hacién- Ln Arabia ha producido mas poetas qué
dole formal cnlre(>adc todos los libros {jric- todo el resto del mtimlo. K l poema de Zoair
g-üs!-Ebn BatñcU y otros médicos famosos'" en alabanza de iVlaliouia, se encuentra e n
ensei~ial>an la medicina; y como el estiulio el Escorial. Reinando los Abbasidas apare-
preferido del motiarca eran lus maleiuáticas, ció Alhuü Alimad Al Farachidi, el HoraA
trató de medir el ¡¡lobo por mcilio de Al- CÍO de aí[oel lieuípo. E n el siglo .V A!-
frafjauo y de A l m e m a z í , astrónomos ce- monslabbi fue apellidado príncipede la p o e - ^ .
lebrados. íia. oriental. V'aladata, hija del rey Aloba-
Ilustrada la nticion intnediatsmcnte por iiiad Billa, fue otra Sapjio en sus pasiones
medio de las .tcadcmiasde Basora, de ü a f a , y con;:eplos; ¡Vlaria AUiíisuli era semejan-
de Ballíli^ de llispuban y de Samarcanda, te á (jorinaj Alscba mereció mil aplausns'4
pululaban los sabios por do (jui(>ra. Alejan- académicos : Labaiia, de Córdul)u, Sutla,-;^
dría tenia 2 9 escuelas de lilosolia como en de Sevilla, y «na Abassa fueron memora-/^,
t i e m p o de los J'olouieos. ( i ) Kl Cairo es- bles por sus lulcuLos pocllcos y, aveatifra*
taba Heno de colegios 5 el de |Jct/.[R;iia eia amorosas. ,., - - ,.; „_ ,„.(, ..,-.^^^
de tal estcnsion (j^ue pudo servir de cinda- A u n cuan:lo.no.gca.fácí! hallar.un pn^B:)
dela á un ejército rebelde. A las I>ib!Íolc- ma eittre los ácjibcscomparado.á L>s {Vricg;(]|;!(
eas célebres de F e z y de Laracbe lian de- y latinos, en razón de ([ue carecían de uai
bido nuestros códices lo mas iiUcrisunle turalidad en los afectos y de verdad en tus
q u e contienen^ ' .''"' •' imág^encs, tenían, enqu'ro, mucha gracia j ^.
E n España file 'dónítc más iWplandc- sutileza cu los pensamientos, elegaueia ei^ >. •
ció la salíidurla úe los árabes, transcurridos In c-ípnísion y nobleza en las pa-iicnes. Nof '^
que fueron los furores de lit conquista: pue- sutros no po;lemos {justar ilel saín-oso frutq^:-
de alirtiiarso que en nuestra patria se lijó el de aquella poesia, parqnc sus gracias se pa^ ..
l"eln.idíi de tan variada lilerainra. Córdoba, reeeii al l i n o degenerado en países estran;- ,
Granada y Sevilla, con otras mucbas capi- {fcros. ( 2 j S o s conqiosíciones líricas coni^ .
tules, abundaban de eseuelasj de colegio:^, puede verse en íu Alliauíbra, eian metáfo- '-
de academias Y de estab'ci iniienlos cientí- jas atrevidas, aíegorias desmesuradas é hil
ficos. Melualiel Al A ü a s i , rey de tirana- ^ pérboles escesivo.-í; pero fueron felices ca-,-.^-
da en el si"Io X I f, piigeia un*a biSüaleca ^ el epíjjiama, sen.-, ib tes en el rumanec y
iuagníiica, cuvos preciosos restos aun con- ag'odos en las couqto.iicion(>s liírcras.
serva ci Escorial, A!liaí:en. fundador de la Pasan de treinta los hi->Loria.lores árabeSi-
academia de C ó r d o b a , aumentó con 0 0 que han Iraladu ríe -^íaliouia. Al Tabari y;g¿.' •.
Vídúmencñ la públiea üiireiia. O t a s sete:-.- AituUed'i^ catre otros muchos^ piibliearoii .
lu estaban abiertas cu oíros piuihis ilc S'Zs- liisloi'ias Uiinersalcs. Beii S a i b , de C ó n l o - . ,
pana, en el enlrelar.to <[Ue Abí ÍJalir Sií- ba, y Abnliiionder, de \ aiemria, e n u m e r a - v
>liiiau, y el corslobés A!íuUidÍ;l reoiqtilaban V ron la ee!ebri¡íad de los caballos : Alasmeo^^-- •
1as prtnliicciora'spoélieas.
I'ara perfcceionaf el i linjna fueron cnií- y
hizo la instoria de los. camellos., recomen» .
daliles por alguna circunstancia. Abitetma- -.-
neutcs¡;i"uiiáIir.)sSi:!iai!iscbliii y Al;m-;a!'eo: Ici; y un tul í i a l i l , de Basora, esciibicron
y puristas coiisnmailoff Saíhuzab y Malek: jliceionarips tl*^- L.°t'?'^-'*\^!-^''J'^ y t^i'i^^'asj
este (•.s|>añol distÍ:ig'iiÍ.lu era ap!audiilo en • '^íbávttemthvipi'ij: : «íídsí-ff r.-»' • '-
%
(1) León Afi-icano. ' .^¿^,_^,^^
(1) Itinerario de Bcnjamiu de Xudela. 1 (3) Casia. ^
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llcf^antiu á tal prolig^íilaii en este ramo q u e ? Asmai, versado en las traducioncs en el
iudicai-un en Jos gpuog^rálícos hasta Io§fticrteá C o r a m y el derecbo tuvo por discípulo aquel
y los pozos que se encontraban en el reino. ilustre Califa. ]ten Aldaüy enseñaba la ju-
Xaiubicii ilustraron los viages por me- risprudencia en el real eolejio d e Granada.
dio del célebre Alnanerisi. AlzasiJi publicó Altarahi escribí > sobre la m ú s i c a , y el c é - '
la cronolojj^ia ele los árabes antigiios. E s - lebrc Bacun , que pasa por el iuventor del
erjph Essalialli, flió al r e y «le Sicilia un Telescopio, halló rlpensaniiento escrito cti'
nictoilo luniinuso para aprciiilcr g'eü{>;'raüa. el árabe Alhacem.
Aicbarif Aldrissi ú el Geríl' Alcdris, bajo E l papel fue introducido en Europa por
el nombre del iVnbiensc, llenó de luz ú la i los árabes, y la fábrica de Játiva la priuic-i
h i s t o r i a , y el g^eógprato Abulfeda lia sido / ra conocida. Inventaron esos números su-
aplaudido por Vossio,. ' ;•• . fíji periores á los g'ricjj'os ei» su ói'den v me-
ÍJS itnujj'inacion ardiente de los Ji'abcs canismo^ y di}»-a H y d e cuanto quiera de tpí*
dio t.il interés á sus romances que Kduar- indios, ellos han sido ios primeros que Jiati
do l*ocük y JLeihiiitz los han recomendado hablado de la pólvora eou el nombre de»/(yj/i- -•
á la Europa lilcraiia. Decía este liltiinu que ta: también dispula» la brújula que llama-
las alabanzas que conlcnian al Hacedor crau ban liebtck iV/iinfl. A n t e s que los holande-
prul'undas y sublimes, casi siqicriores á las scri é italianos sabian el uso de la pendo-.
de los luismos cristianos. la, cuya iuveneiou les atribuye Kernard.
CoDionaluralistas es forzoso mencionar Cuando in\adieron la España nos le^yaron
á Ibiiliiíadí Sciiiala, A b i i O c h m a n , y el per- los observatorios astronómicos, siendo uuft.
u a n o A h u UiUan Albinnsi que vivió en el muestra mag'uífica la jjiralda de Sevilla^' :GÍ
4 . " si¡ylo de ja Kg-írii. H a y en el Escorial L o s primeros estudios de la pocsia es-
Hn tratado de ía^ piedras preciosas, que • pañola y francesa coinciden con la conquis-
costó á su autor AlbufiNJa cuarenfa años de / ta de Toledo- la entrada de los árabes en
vinjjes. Del nialní>ueñü Y b n n - E i - l í e i t h a r h e - / Francia ú principios del siglo V I I I ; el en-
mos dado ya noliein. 'h 'dt ihuuíni lace de A l u n u z , prefecto de Cataluña y
E l cüdij¡o de agricultura de B e n - A h - Scplimauia, con Lampadia, hija del duque <
iiiad, de Sevilla, año tí." ilc la Ej¡'tra, c»fá de Aquilaiiia; la invasión de Cario Ma{^no,
fundado sobre IO:Í conocimientos de los cal-, y la posterior invasión de Abderrahinan,
déos y latíuus: es una obra maestra d e sa- hasla ll'olosa, suministraron á los f.-ancesca
k i i n r i a ; aroja pi-inelpios sóüilos, esaetos y el priiuer conocimiento de los estudios ará-
luminosos acerina fie la calidad de los ter- bijfus. Los primeros versos provenzaics, de-
renos, uiecaniriuiu de las plantas, é iuflucn- bidos esclnsi\amcnle a l a frecuentación de
uia de ios climas sobre Lodos lus scueH-ani'-' ios ciíiejios de Tole lo, fueron otras tantas
niados. cliTspas de aquel Ateneo cientí(ico, único sol
Alla'sidi fue célebre niateuiático: M o - que ilñiniíiaba la densa nuche de la Enru[>u.
hamal Üen Mti^a ítiveiitó las cciiaciuncs de IK'bi'rá pues inlV'rírse de esta reseña li-
2 . " {''railo: Oinar Eten Ibraliim dio niieías trraria de bjs áralies, que después de la de-
luces al iiljyebra: Alliaecm, con sus Iraluilos ca leiit'ia de los jj'rie^'os v romauos, baila-
de óptica, aparenttis uia¡>:ii¡tuilos de los «s- ron tu:¡as sus proilucciuncs una aco^i<la fa-
trÓR y refraceiunes astrouómicas, íiic lu vurable, en una nai^ion tan diferente por su
luso en que cle^ ó su faina el í¡::-an Kepíe- jpisli» y sui costumbres.' Ena{>'enados con la
ro ^ V Arsahel, ctiiii[tOii¡(*iido la^ labias lo- pai-ie cieiilíiíca lo ti'adnjeron todo, sin cui-
Icila-jas Btqirró i'i liipareu v 'rotuiiu'o. i!ai'.<e déla elej;^ancia y sin ímilará sus maes'
JLa sabiit ilel í'ialila U:ischÍ í estuvo al tro-. T a l vez íes dominaría el ansia de cou-
cui^hi'lu de J o a n a , Iraluclür de los autliruos survaí' en Io!a su pureza lu oriu-iiialÍilad~de
y primer maestro <Íe ÍSajjdad. Razis y Avi- los leslíw, pero de cufhlcsipiiera manera so-
eona aplicaron la química á su ciencia. mos deudores á esta nucion de la posesioa
Abulcnri enseñó i'l • « " »b' los iuslrumen- de estos tesoros. Llerm de esta verdad en
los quirúrfi^icos, Avenzoar ilustró la far- aquella época de iji-nurancia, él rey don Al-
macia, y Averroes trasmitió á la postcri» fonso el sabio estableció en Sevilla en 1 2 5 4
dad la salúdnria de los jariegos. eütudius g;e»cralc8 :de latín y arúbig^o, ba
m^M
ciénttogc preciosas veráioncs de astfonomía, melodiosos cautos respiran amor. L a s llores
química y mcíüciiia que ilícrun ú conocer rompiendo los verdes cálices que las cubrie-
en Eurojia csla rica iileíalura. Las biblio- Kia, ábrensc, y tstenlan sus bcmiosos co-
tecas de Ksj^aua fueron las niaseü¡iio;as en lores. E l susurro de la brisa y de losarro-
fcfiU clase de manuscritos, pero la cstraaa yiieloií que serpenteando éntrelas uieinulus
opinioa tan eoniun en los tiempos de lu con- guijas y el verde musgo va» á llevar sus
quista! en los que se suponia que lodo escri-
to de los inlieles era un ab*orai« ó un libro
V aguas al cercano lago, llenan de un dulce
placer el alma. 1)1 cierzo bramailor temien-
supersticioso, bizo se quemasen 8D.¿) vohi- ? do turbar la paz de este cuadro eucanladui-
mcues á la loma de Granada. Apesar de liuye veloz á otros países.
este lunar del eaideiia! J i m é n e z de Cisne- ? Elévase en meilio de una deliciosa co-
ros, la presa de Mtiley Zidain en liempa de ? lina el casliÜü feudal de los señores de A r -
F e l i p e Í I I , pudo resarcir en aljjun tanto ?
? tal. Hieren los aires mil gritos de «legria:
aqucÜji pérdida. La biblioteca liei Kscorial
? A r t u r o , lillimu descendiente de esta íluá-
conserva íodavia restos niagníUcus del íe- ? tre familia, debe unirse boy con la belU'
eundo genio de este pueblo, sin embar{;o / Atalude,, bija del conde de E d a l .
del incendio de 1 G 7 1 , y de la acción »Ie-
Va eres feliz, A r t u r o ; la aurora de la
predadora del si{>Io en que vivimos.
dicba ba brillado para t i ; los lazos de bi-
.,! Y a lio ecsisten esos árabes ilustrados,
meneo buráii IWÍXA indisolubles los <lel amor.
• Jos autores da estas producciones del genio.
? Los pájaros caen atravesados por las f!»^-
E l tiempo que lodo lu aniquila bu alte-
ebas de los cazadores ; el gamo de la seUa
rado basta el i.Üoma en que fueron trans-
buye porscg'uido, jiero el enarbolado a-pon
m i t i d a s , porque el moro de las vecinas
mas rápido que él, le corta su carrera.
costas, scioejaule á lo? (friceos de nuestros
diasj es el bumbredejj-encradit* un jwso mas Los esposos cubiertos ile ricas vestidu-
*le los siglos, un sacudimíenlode la tierra. ras se adelantan entre la multitud. Las g'or-
L a especulación ó I:» ignorancia converltr/m ? ras de los caballeros están atlornadas con
(MI ruinas los niuiímbarcs de la AHiambra, plumas de diversos cob>res; las sedas liaii
pero el pcnsaniienlft ile los árabes escrito / rcemplazitilu at fuerte a c e r u ; la púrpura,
en frágiles pergaminos y en desudados ca- / el oro, la plata, la^ piedras preciosas, bri-
racteres sólo ierininara con el mundo. / llan por d o q u i e r . „;
? L o s dorados cabellos de Matilde ya peni,
den sobre su nevada gaigaiila, ya líotaii á
Ildefonso Mar¿d^ 't. ' '
merced del viento, su boca de c o r a l , sus
\ uiejilluS' de rosa, sus ojos de azul de cie-
lo resplandecen llenando de admiración á-
cuantos la contcnq>lan. '-••••
/ E l gallardo A r t u r o la conduee á I» ca-
/ pilla doiule pronuncian el santo coloque de-
be unirlos basta la muerte. E l eco repite
V-id.' ti y- • j
las aclamaciones de los cou\idados.' lodos íe-
J j l í ' g a ' e l l ¿ i i i i i i i o deseado; ya lia a p a - ? licllaa á A r t u r o enagenadu en su dicba.
T f í l d d cl <iin c['i« ilebe u n i r á .Moia y ?
? La noclie ba eslendido sus neg'ras alas
? sobre la tierra j aun duran los festines. Los
L n t o n r i i a e m b d l e c e lOS U I J I O S de
l u s ;imanti>4. •. . • ; i • ? esposos apartador ya de alli respiran línica-
- - Lord Bfi-on---Oi(:at' fie Alfa-. ""•'
? tneiite el uno ¡tara el otro 5 sus suspiros es-
tán llenos de pasión. E l que no ba conoci-
i'i .^i-.r.Hti.»'':'

L a luna dirige bacía Oecí<lcnte su argén-


• • > ; . • • , . . • • .
I do el amor no puede comprender el placer
q u e disfrutan.
tallo carro ,* las sombras de In iiocbe so di-
sipan, V la roia>ia aurora rompiendo las puer- r Nada interrumpía su dicba,... E l sepul-
tas doradas del Oriente^ anuncia á los mor-- cro de Cristo llama á A r t u r o á su eonquis-
ífllesque el astroresplnndeeiente del día po- laj que fiel á su fé y á su honor parte para
co tardará en aparecer. Multitud de pinta- Palestina, dejando á su esposa conhada. a
das av^cillaü saltan de rama cu i'^ma: sus Edmundo, su consergc, que por su anci»-
• L^

nitlail V los {vpaiides servicios que había he- tribuian á Itaeer mas espantoso este espec-
cl)u á 1» í'aiiiilia de A r U t era aei'cedoc á táculo j raudales de sangre corrían pov t o -
esta conÜanza, ^íi 1. ' ^•"•V'' f 4 ^ ?í¿"";'- das p a r t e s , á nadie pci-donaban imestrus
implacables enemigos ; liabíaii puesto fue-
go al caiilillo y sus llamas iluminaban cual
] El asiiio cayó sobre noíotros como el
lubn (¡11 «1 ¡iiii'itco ; ^ug c.ihmU'^ ilcs- funerarias lumbreras este liorrifde cuadro.
- Uf;t rtii
l l i i n l i i a l i i i l i i:oii 1:1 ¡>i'i<]iiiru y <'^ Ü i ^ | •IJÜS beles vasallos liaeian esfuerzos de va-
l u s liii^iro^ (le s u í l:ili/.:is l i i i l l u b u n Cú- lor por salvar á vuestra esposa, mas una
Diü l u í r s i r i - l l u s eit e l m a r .
agiuta ileeba lanzada por la terrible mano
' iV de Hermán vino á herir su casto s e n o . . - .
i i i j o j j f í 'Lord Byron.-'La' eltslí'utxinn de
hiti.i'1'íÍBT '*>' Senmwherib.
Dasta, esclainó colérico A r t u r o , corre
á buscar á Hermán , llévale esta iiianoplu
D o s vcec^ lia coHcluiíIo t'l sol su anual y dile q u e el señor d e A r t a l le espera ma-
eari-üía ; Ai'tnvo MICIVIÍ deseoso de estie- uana por la noche cerca de las ruinas «le>u
r.Itiii-i-ii sus lii-Hzos á sil aiiKiilu ; cien lauros castillo.
ontaiilii frciile del ¡>iiei-iei'0.
Lle{¡-:i al liii al >alle de donde se divisa- Muchas veces lian bendacído aquella
ba sil eÁslitlo, mas olí Dios! i|ne es|iccláeti- -T3M| T t ! j y j fiivoinble ; ( i J (•monees ara puia
lü se [ii'eseiiUi á su v isla! lo (jileantes '' ' PUUÍ la antoi'ctiu Jcl oinov ; ¡)bDi-:i ya
no eü man (jcie una lám|iai-a luiiebis
era^ii alineiias, alioi-a no son mas que ruinas liujicndlilo lie l¡i bóveila ile los t^ieloi.
fiíiiegiecidas por el fiiejjo.
y rj'jijn • - • l-Oi-d Byron.—Oscar de Alv^.
lliélaseit^ la saiijjre en las v e n a s ; aun
duda si será-verdad lo que v é ; aeéiease
TA astro brillante de la noche aun no lia
mas y sus ojos miran con aiisiudail dester-
llejyado á la mitad de su c a r r e r a ; lucieule^i
riindo su ilusión. Un raudal de láj'riinas lia-
estrellas'tleeorait la bóveda celeste. L a at-
na pUr primera vez su rostro • aquel rostro
mósfera está ]>nra y despejada de vapores;
que (¡mías veec3 iiahla pcrmaiieeido impá-
las g'olas diamantinas del roció huiuedeceu
vido anle la inuerle en lus batallas: ^ ' j ' ^ ' • '
las plantas ; y la brisa consoladora mueve
Un hombre en enjas facciones están pirt. suavemente las ojas de los árboles de la lla-
íadas las tristes arrufas de la vejez y vesti- nura.
do de hermitaño, se aecica al j»uerrero, re-
Déjase oir el dulce uiurinullo de un pe-
coiióeele y eselaiua alborozado ; sois vos nii
queño r i o ; g'ótico castillo elevábase en otro
amado s e ñ o r ? . . . Cómn!... permanecéis ca-
tiempo cerca de su o r i l l a : victima de sus
llado ; será posible que el señor de A r -
feudales enemigos ahora ya no ecsiHten mas
tal no reeonoz(;a á snlcalconserjje?..—Don- <¡ne sus ruinas, triste mansiuu de las aves
de está la esposa que te confié?... cselaaia nocturnas.
colérico A r t u r o ? . , responde, di, qué iijjrG N o lujos de estas ruinas descúbrese un
sediento de san{>;rc ha bollado mi fuerte ras- g'ucrrero montado sobre un brioso corcel ;
tillo?-., no respondes? acaba, quiero tomar está cubierto de linisimo acero que hace i-e-
vcii{>'¡ii>xa si es posible. litmbrar el reflejo d e la l u n a ; las plumas
Éseucbad, contestó E d i n n n d o , c u y o pe- de su pnuuüho son blancas como el armiíW;
sar daba apenas saliila á sus palabi-as, un año tiene alzada la visera y sus ojos están lijos
haliia pasado después que pai-listeis para sobre la vereda que conduce á aquel sitio.
Palc.íliiia, cuando H e r m á n de Valum,-el te- Kl objeto que se atrae sus miradas es
mible {•iierrero de la negara armadura, avaro otro paladin «pie á todo el correr de su ca-
de riquezas se arrojó sobre nosotros, cual ballo se adelanta'hacia el mismo luj^ar. S u
se arroja el león furioso sobre su presa 5 hi- armadui-a y bridón son negaros como el éba-
cimos una vigorosa defensa, mas vuestros no ; el flotante penacho de su cáseo es de
vasidlos caian bajo las estenninadoras espa- lUi rojo sangriento. . •
das de los numerosos ¡fucrrcrosde H e r m á n ,
L l rostro áel primero espresa lá álegffÍ9
como caen las ojas de los árboles al soplo de
los aquilones. L o s g'ritos de los combatien-
al verle llegar j bájase !« visera y prepara.-,
tes, y los gemidos de los moribundos con-
(i) l a de la lüua."
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ec á recibirle. A r t u r o ! . . . gfritó cl recién lle- ¡Mas que digo infeliz I mí cdq.d priuierí,,;,(
g^ado. S i , yo soy, contesta A r t u r o ^ tlc^pa- Jamas podrá volver! \Q quiso el cielo, ,
chcuios prouto ^ la muerte espera vo» iui- Jamas podrá volver, y no liay consuelo, ...
, paciencia á uuo (le los dos. - .Me «¿¡'JÍMÍ
No hay consuelo á mi suertíi lastimera.
Rctá-ansc por diferentes ladosy se vuel- Melancólico, solo, abaiulonado -.
Sóbrela tierra estoy, usté el destino ",•
ven quedando ciifrcutc uuo del otro. Loa
De mi ecsistencia fue; y el Dios dívin©--?'"
corceles obedecen al impulso de las punzau- Desoye mi clamor desesperado.
leá espuelas ^ partiendo al par veloces como Yo que jóveu intrépido, ardoroso
cl r a y o : el choque de luit lanzas contra el En cieu combates alcaucií la gloria
brillante acero ^csu<ena:.cíi las cercanas mou- Que mi pecho anhelaba, y la victoria
Uíia^' ;,/ í,',f!'4o-» *.-•• Corojiaba mi esfuerzo valeroso!
L a lanza del guerrero de la negra ar- Que al escuchar el hórrido estampido
inadura atravesando el escudo de A r t u r o De atronador caüon. con saña íiera --f
rómpese contra su fuerte peto. Kl golpe de y acaudillando multitud guerrera
A r t u r o es mas feliz j cl iiiei'ro de su lauza Nunca, jamas, me conlesi! vt:nc¡do!
entrando por la visera del contrario ba tras- Que impávido In muerte despreciaba .1».
pasado su cabeza. Con siu igual arrojo y osadía, -"..i
Que al presentarme en la fatal porfUi
H e r m á n vacila, bace esfuerzos por per- Al! enemigo cobarde se aterraba] •
manecer sobre su bi-idou, mas son vanos. Kl
estruendo de su arniaduru al caer es esj)an- Yo que eu sueños de gozo y de ventura
Disfrutaba un anior tierno, iuoceutéj '" " " '
toso 5 su casco rueda por cl s u c i o , des-
Amor puro y sublime solamente •^•"^»'*«%;
cubriendo su cabeza inundada de sangre y ? Digno de uu ángel lleno de hermosurar ,
011 rostro pálido como la huía que le alum- 0 —llu:íiones! cuan rápidos pasaron «'•«!» •
bralia. Cércanic las sombras de la muerte 0 Tus instantes de gloria y de alegría!....' ^M"
y silencioso espira arrojando una cspaptosa / 1...Eternamente llore el alma mia, htitn
mirada á su adversario. "' ""' '.,* " ' Que este el consuelo l'ne que le tlcjaronl(| iiu
Inmóvil le contempla A r t u r o . - . . ((Ma- I yPriinayera icliz y euuantadora, •,
tilde ya estas rengada» dice, y desparece Vuelve con tns lecuerdos adorados, ,?*
i lo lejos. Vuelve con tus, chíveles u.icarados ..,i | , j
fl. iHitiano, I)ijo. ^ Vuelve con tu sonrisa seductora! . ^^.j ^ _ | ^
Donde está mi juventud V ^ . ^ j ^ ^4 „i,

I Y mis armas y donceles?..*.....,, *-


. ..solo encuentro el ataúd... . ,,
.^Ui íí-it-i- . ( E L A l V C I A N p * r í : i - j r'.bUíííví

Recuerdos de la
.f-r.irtui ioii
ÍHventud.
I liihuniano, codicioso, "'
Me arrebata de este mundo,
Qurfallá en el sepulcro inmundo
Ale aguarda eterno rrpoyo!
'

•Cubran mis ojos un eterno llanto!


Giou éí baje á la tumba <]Ue me espera,
••••>yy'BÍ*t
-^ ¿J**» »
*>

y mi tira otro tiempo, jilacentcra ....•-_,..,>


\áiiora acompañe ni'i:shuati>le. canto !^u->>¿I
Cuíindo en vosotros gozaba?""*' J"* *«"''<I "^^••*' Que en la triste.vejez todo seolvída,'. '
;AIJ! volvetl con la alegría •** »**«1* S f " ' •J'odii pasa cual .siiefio tU ventura
Que ya empezaba ri iucir,i' «iíst»» t¡,\ mdon Dejando solo al hombre la aiuorgnra ,,;, sí^H
fin queráis verme eemir- '<(*j' ..I'>|d« Kf Q ue fs el recuerdo de la dii'ha luiidal .\\ .',
En tan acerba agonía. Solo, Señor, en, tí lU; mi consuelo v.,j,¡ji-¿ . j | .
Volvedine mi abril florido El bálsamo liallar^, y en tu clenieuc'ia:;,., . ,
Lleno de iiermosa iíusiui}, Mntíttéut^it Vierte en míj Dios .piadoso, tu indulgoucU,;'^
Volved íí mi corazüii o f t í » frftu Viértela.) sí, v acóeeine en el cielo.
La ¿icha que ya ha perdidol, . oioi »u
Dejad que goce uu luomcuto •'
I)el recuerdo de mi amor,
Que es la ventura mayor'
Que auhela mi peusaiuieitto!.
<,-.-í"í í t r í - t O -.i*'^i^5í3(',^^ -t.

A LA MÜEUTE Con mis lígrifn'iii regué..las palmas que el Poraliíiíjn-


Paro las palma» y t i rio....«e olvidaron d e m í i p e n D i ,
DE i-A SEÑORITA CARMEN LASERRA.
Cuando mis ínfaustvs liados..y de Alabai[i)lafier(;Ka
Me forzaron á dejar 3cl alma las dulcís prendas;
Asi'de m i p a l i i a a m a d a . . . . n i n g ú n recuerdo te q n r d a ;
'' Tan niüa á los placeres te ha* sccadp, Pero JO triste no puedo...dejar de llorar por ella (»)
Tan hermosa te apagas al amor, " " ' '^
Tus labios las caricias uo han gustado/*' •• " Sus sucesores, imitando á tan ilustre mor-
Y ^a te siega», purpurina flor. ' ur.;';.'» uarca, contiuuarou esos originales monumentos ^
que escitan nuestra admiración, impulsando ese
Arnor y vida ayer dabas al ""•«^0,.^,^.:^^ germen de literatura de los colegios de Cór-
Vida y amor el mundo te ToWia; . doba que tan lipa mina ofrecen para la pos-
V hoy es cadiiver fétido é inmundo i* *
teridad. En aquellos siglos yacía el resto del»
La rosS qiie fue ayer de Audalufeiái'-''^''^*'" *^
Europa en una general ignorancia; los obÍ*-"
i Tus ojos demaudabau los amore3<.>.^v)>-r:;i pos y abades sabían leer linicaitiente, en taur
¡ Ay! [que tornen á ver la luz del d i a ! to que nuestra España atraía de todas parte»
Mas lio, uo vuelvas ya, que los rigores la admirucion de los pueblos. Al advenimien-
Sentirás otra vez de la agonía.
to del rey Hiiem, se contaban en el reino 6
^ Dolores Go:nez d¿ CuUz de Felaico.
ciudades principales, 80 decrecida población,
y 500 de tercera clase. Las márgenes delgr^ñi
rio^ Guadalquivir, se decoraban con 12000
alquerías; la capital del imperio contaba 200000
CO\TI!VUACIO!N".j. . . : , casas, 600 niesquitas, 50 hospitales, 80 escue-
Abdfirraiiinan, q u e e u e l infortunio (1) ha- las y 900 baños públicos. La casa de Almanp ,
bía aprendido la verdadera ÍUÜSOÍILI, i'ue un iris zor era una academia de sabios: el malague-
para sus pueblos. Obras iiíaguííicas, renova- ño Obada iíen-Abdala Beu MeasomalAbuBe-
ción de los antiguos caminos ó calzadas, comi- cri escribía los mejores versos de su tiempo j
das públicas para los pobres, justa administra- publicaba la historia de los poetas españoles.
ción en el estado, y uua sensibilidad exquisita, Una sola de sus menores producciones le va-
Wn los signos que mas han distinguido á este lió cien dinares de oro y entrada franca en lo»
príncipe. Triste en medio de U opulencia co- palacios del Vízir. El monarca, deponiendo su
mo el ]>cduíno del desierto, á cuyo lado pasa- grandeza, se mezclaba en las escuelas éntrelos -
ra su edad florida, improvisaba dulces versos mas humildes discípulos, recompensandoá los
contemplando desde sus verjeles retirados, á la maestros, ecsaniinando los genios y creándola
priíJieía palma q u e , plantada por su maiio, mas noble de las.emu^cioues^cuu.su^propios
fue conocida eu España.
discurso5^,¡tI^'f I'»?. >{jbr.<Tft«>4«t/Í9tirtti07& . rj
. Til tnml.ien i'i'igtie ¡iQlmn,..crei a q u í foiastcrn, Las bodas del hijo de Alraanzor parecerían
f>e Alyiul e'^2^]uAiIuIi:(-s,Tiiras..tupompnülli.igiin V liesnii; una coutinuacion de las fábulas orientales si
I-ii fi'ctiii(Io sut-Io .Tiiaigas j - a t c i t l o tu ciiiin c l o a ? , no estuviesen acreditadas por los trabajos cien-
'J'iiítt* l;igr¡iiias Uor;iins li ciinl yo aeiitir pudieras: tíficos del sabio don José Antonio Conde. T o -
T u nu aii'HL s cDiitiiiticinjiOii-.-comoyo dc sucrlt; aviesa
da la nobleza de Córdolja revestida de oro y ":
X mi <1<; jieiia y ilülor coiitinunn Iliuías me Qiirgnit:
preciosas joyas acompañaban el triunfo de U
( i 1 Apítias iniiia Í O anos cuniidn la prosciipcion prometida virgen, haciendo vivos contrastes la
de MI fninilia. Sus amigos le niisili.ivon pina nic:ilitíit-
III fiig.i lie lü! jieligiosiis palacíiisde sus ¡ladrei. Se r e -
I .luarciídidad de..los guerreros, la gravedad de
-fiígió entre la ¡¡ediiuios y |mstores del desierto, olvi-
diiiidd lu ojiulcnci;! (le (" nucimieniü, y acüstuinhríiii- "" ( I ) '*Los Beiií Alalias fueron l o i p e r i e g u í d o i » d t
doie á la li.la de! cninj-o t í a csie piiiieipe de Iier- los Den O m e j n s .
mo^o y iioMc caTitiiiciUi;, blmico, de Ijclius ojo zuicús {i) He dividido de lo manera que se nota la T t r -
y uniíundos, uiagestuoko y apacLljUí j de clevuda oi- sificacinii del romance nraLe pava que el lector puedft
lotiira. juzgar de e^ta originalidad Idd tettu, j H piMU mai
" ( a j P a r t e occídenlal.
/ fácilmente á lU cadencia y aroio&U. '
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los jecjucs y cudíei, eon la hci'inoíiura de las quista. Hechizados al fin por la caballería de
jóveues doncellas que armadas de bastones de Mubamad, se embarcaron, atropellados para
marfil y oro eran los ccntiaelas seductores del el Africi?/'* ' i J ^ « f e ' > >. í i>*ií'i.ii;í j-.j d<i
paTcllon de la princesa- Aparecía el futuro es- Permítaseme dedñ'crr~3e tal acontecimien-
poso con la brillante nobleza déla corte,\l)Ian- to que ;i los dos siglos de la lonia de Málaga
diendo espadas aparentas para asaltar cl'escua- por los árabes, no se hallarían sus fortíficacio--
dron de las huríes quehviiaii despavoridas por nes en el estado completo de defensa que tu-
entre el arrayan y los rosales como tímidas TÍerou en las épocas posteriores, porque dé
palomas Los jardines suntuosos de Medina otro modo hubiera resistido esta ciudad á se-
Azalirá ( I ) se iluminaban de repente. El pa- mejantes invasores, evitando el csteiminioque
lacio de las /pOO columnas, de ios techos de les acompafiabapor do quiera. Ksta rcficcsio»
leligranas, encages, azul y oro, de la multitud es de suma importancia para la armonía de
de fuentes hasta en los mas escondidos retiros, nuestra historia y para oponerla á esas aser-
donde se acbniraba el císne también deorofa- ciones-gratuitas y sin crítica que introduce el
bi'lcado en Constantina, y la perla que pendía autor de las cowersacianes acerca de la Alca-
de su magnífico artesouado, devolvía, entre tan- zaba, que snponc un edificio romano en toda
tos resplandores, la armonía de los conciertos su integridad, cuando ya tengo notado, con
y los míítricos elogios de ios felices amant s; auténticos testimonios, q u e A la entrida ilc los
el mismo Almauzor, hacíi'ndo el principal ho- moros en I\Ulaga solo se bailaban ruiniis de
nor del fevtejOf distribuía sus tesoros á su pue- aquel autiguo pueblo.
blo. Cuando Suleíman reinaba en Córdoba, á '•
•'*' Por estas agradables digresiones, entresa- principios del siglo undécimo, tuvieron prin-
cadas dcía historia) apreciaran nuestros lecto- cipios las cnagenaoionox perpetuas de gnhicr- ••
res la importancia y esplendor de esa nación noj de ciudades y provincias, que creando i,
ílrabe-espafiola que tan nial se ha conocido, y otras tantas soberanías, fueron causado la rui-
que eminentes liistoriadores, faltando A la im- na del Califato de Occidenlc. Kn las guerras
parcialidad, han confundido con el horror y civiles que se suscitaron contra este príneíj)6
"fanatismo de los campos de batalla. •"••'-•• '• ^ en favor del intortunado ílix.cm, ( 1 ) vemos
Miilagaen el entictanlo completaba íusfor- que el gobernador de Málaga Ainer l!en Fetlí*,
tifieaciones, aumentaba su población, se ocur. enobs(;rvancia de sus deberes, se defendió cuaú-
paba de su comercio, participando de las con- to piulo contra los enemigos de Sulclnian acau-
tiendas cÍTÍles ó de los beneficios de la na?.; dillados por Aiy líen Hamud, sefior de Algc-
pero á la venida de los normandos, que infes- cira Alliatlrri, ó del tenílorio de Gíbrnltar:
taroii nuestfíis costas en 860, especie de pira- aunque el monarca de Ccírdoba se resíslíi) te-
tas aventureros escapados del BiíUico v la No- nazmente, fue decapitado por los n-beldes el
ruega, ií quií'iiej los historiadores árabes lla- aúo J017 cu cspiucign de la muerte de su \ÍÍ-
maron Mfiginges •) fue saíjueada horriblemen- forluuado hijo. o '
te con Ciirtama y la Garbía ( 2 ) de Ronda.
Aunque no osaron entrar en lointerior de An- Conlinuíiréi"'-'-^ "1
dalucía abrasaron todos los pueblos contiguos
(t ) CiiitiK fue aiesin.ido ilu úiileii de sn padre..'
al mar, destrnyeroo muchos edificios y atala-
yas de la costa, y robando hasta la célebre
mezquita de Albadra ( 5 ) donde se conscrva- :-;--•'. ..--•.:.

. Jjao las banderas que emprendieroii la con-' 4^ J


KDITOR, J . nE MiDiHA. "• !' •'

{ 1) FiiiirlacÍo« de Abderiahroan Anaiir en 935.


a) La Scirania. iMi'Kji.^TiV i)i:i, t ; o i i r . u t ¡ i o .
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VISTA BE LAS ATARAZANAS.


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ARTURO DE A B T A l .

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