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TOMO i? DOMINGO 14 DE ABUIL Dli 185».;: -,i, »;i^Iif. NUMERO tt? .;„
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Índice de este número.—Litcralnr^ ilc loa á r a h e s . ^ A r l u r o d e Artal. = E I Anciano. Re- ^
cnerdas de la jnvetiliid.^^A !a niiicrtc de la scñoriU C a r m e n Laái:i't'a.=Hislui'ia de Máía-"'
•jifa, conlhtuftciun.
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nitlail V los {vpaiides servicios que había he- tribuian á Itaeer mas espantoso este espec-
cl)u á 1» í'aiiiilia de A r U t era aei'cedoc á táculo j raudales de sangre corrían pov t o -
esta conÜanza, ^íi 1. ' ^•"•V'' f 4 ^ ?í¿"";'- das p a r t e s , á nadie pci-donaban imestrus
implacables enemigos ; liabíaii puesto fue-
go al caiilillo y sus llamas iluminaban cual
] El asiiio cayó sobre noíotros como el
lubn (¡11 «1 ¡iiii'itco ; ^ug c.ihmU'^ ilcs- funerarias lumbreras este liorrifde cuadro.
- Uf;t rtii
l l i i n l i i a l i i i l i i:oii 1:1 ¡>i'i<]iiiru y <'^ Ü i ^ | •IJÜS beles vasallos liaeian esfuerzos de va-
l u s liii^iro^ (le s u í l:ili/.:is l i i i l l u b u n Cú- lor por salvar á vuestra esposa, mas una
Diü l u í r s i r i - l l u s eit e l m a r .
agiuta ileeba lanzada por la terrible mano
' iV de Hermán vino á herir su casto s e n o . . - .
i i i j o j j f í 'Lord Byron.-'La' eltslí'utxinn de
hiti.i'1'íÍBT '*>' Senmwherib.
Dasta, esclainó colérico A r t u r o , corre
á buscar á Hermán , llévale esta iiianoplu
D o s vcec^ lia coHcluiíIo t'l sol su anual y dile q u e el señor d e A r t a l le espera ma-
eari-üía ; Ai'tnvo MICIVIÍ deseoso de estie- uana por la noche cerca de las ruinas «le>u
r.Itiii-i-ii sus lii-Hzos á sil aiiKiilu ; cien lauros castillo.
ontaiilii frciile del ¡>iiei-iei'0.
Lle{¡-:i al liii al >alle de donde se divisa- Muchas veces lian bendacído aquella
ba sil eÁslitlo, mas olí Dios! i|ne es|iccláeti- -T3M| T t ! j y j fiivoinble ; ( i J (•monees ara puia
lü se [ii'eseiiUi á su v isla! lo (jileantes '' ' PUUÍ la antoi'ctiu Jcl oinov ; ¡)bDi-:i ya
no eü man (jcie una lám|iai-a luiiebis
era^ii alineiias, alioi-a no son mas que ruinas liujicndlilo lie l¡i bóveila ile los t^ieloi.
fiíiiegiecidas por el fiiejjo.
y rj'jijn • - • l-Oi-d Byron.—Oscar de Alv^.
lliélaseit^ la saiijjre en las v e n a s ; aun
duda si será-verdad lo que v é ; aeéiease
TA astro brillante de la noche aun no lia
mas y sus ojos miran con aiisiudail dester-
llejyado á la mitad de su c a r r e r a ; lucieule^i
riindo su ilusión. Un raudal de láj'riinas lia-
estrellas'tleeorait la bóveda celeste. L a at-
na pUr primera vez su rostro • aquel rostro
mósfera está ]>nra y despejada de vapores;
que (¡mías veec3 iiahla pcrmaiieeido impá-
las g'olas diamantinas del roció huiuedeceu
vido anle la inuerle en lus batallas: ^ ' j ' ^ ' • '
las plantas ; y la brisa consoladora mueve
Un hombre en enjas facciones están pirt. suavemente las ojas de los árboles de la lla-
íadas las tristes arrufas de la vejez y vesti- nura.
do de hermitaño, se aecica al j»uerrero, re-
Déjase oir el dulce uiurinullo de un pe-
coiióeele y eselaiua alborozado ; sois vos nii
queño r i o ; g'ótico castillo elevábase en otro
amado s e ñ o r ? . . . Cómn!... permanecéis ca-
tiempo cerca de su o r i l l a : victima de sus
llado ; será posible que el señor de A r -
feudales enemigos ahora ya no ecsiHten mas
tal no reeonoz(;a á snlcalconserjje?..—Don- <¡ne sus ruinas, triste mansiuu de las aves
de está la esposa que te confié?... cselaaia nocturnas.
colérico A r t u r o ? . , responde, di, qué iijjrG N o lujos de estas ruinas descúbrese un
sediento de san{>;rc ha bollado mi fuerte ras- g'ucrrero montado sobre un brioso corcel ;
tillo?-., no respondes? acaba, quiero tomar está cubierto de linisimo acero que hace i-e-
vcii{>'¡ii>xa si es posible. litmbrar el reflejo d e la l u n a ; las plumas
Éseucbad, contestó E d i n n n d o , c u y o pe- de su pnuuüho son blancas como el armiíW;
sar daba apenas saliila á sus palabi-as, un año tiene alzada la visera y sus ojos están lijos
haliia pasado después que pai-listeis para sobre la vereda que conduce á aquel sitio.
Palc.íliiia, cuando H e r m á n de Valum,-el te- Kl objeto que se atrae sus miradas es
mible {•iierrero de la negara armadura, avaro otro paladin «pie á todo el correr de su ca-
de riquezas se arrojó sobre nosotros, cual ballo se adelanta'hacia el mismo luj^ar. S u
se arroja el león furioso sobre su presa 5 hi- armadui-a y bridón son negaros como el éba-
cimos una vigorosa defensa, mas vuestros no ; el flotante penacho de su cáseo es de
vasidlos caian bajo las estenninadoras espa- lUi rojo sangriento. . •
das de los numerosos ¡fucrrcrosde H e r m á n ,
L l rostro áel primero espresa lá álegffÍ9
como caen las ojas de los árboles al soplo de
los aquilones. L o s g'ritos de los combatien-
al verle llegar j bájase !« visera y prepara.-,
tes, y los gemidos de los moribundos con-
(i) l a de la lüua."
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ec á recibirle. A r t u r o ! . . . gfritó cl recién lle- ¡Mas que digo infeliz I mí cdq.d priuierí,,;,(
g^ado. S i , yo soy, contesta A r t u r o ^ tlc^pa- Jamas podrá volver! \Q quiso el cielo, ,
chcuios prouto ^ la muerte espera vo» iui- Jamas podrá volver, y no liay consuelo, ...
, paciencia á uuo (le los dos. - .Me «¿¡'JÍMÍ
No hay consuelo á mi suertíi lastimera.
Rctá-ansc por diferentes ladosy se vuel- Melancólico, solo, abaiulonado -.
Sóbrela tierra estoy, usté el destino ",•
ven quedando ciifrcutc uuo del otro. Loa
De mi ecsistencia fue; y el Dios dívin©--?'"
corceles obedecen al impulso de las punzau- Desoye mi clamor desesperado.
leá espuelas ^ partiendo al par veloces como Yo que jóveu intrépido, ardoroso
cl r a y o : el choque de luit lanzas contra el En cieu combates alcaucií la gloria
brillante acero ^csu<ena:.cíi las cercanas mou- Que mi pecho anhelaba, y la victoria
Uíia^' ;,/ í,',f!'4o-» *.-•• Corojiaba mi esfuerzo valeroso!
L a lanza del guerrero de la negra ar- Que al escuchar el hórrido estampido
inadura atravesando el escudo de A r t u r o De atronador caüon. con saña íiera --f
rómpese contra su fuerte peto. Kl golpe de y acaudillando multitud guerrera
A r t u r o es mas feliz j cl iiiei'ro de su lauza Nunca, jamas, me conlesi! vt:nc¡do!
entrando por la visera del contrario ba tras- Que impávido In muerte despreciaba .1».
pasado su cabeza. Con siu igual arrojo y osadía, -"..i
Que al presentarme en la fatal porfUi
H e r m á n vacila, bace esfuerzos por per- Al! enemigo cobarde se aterraba] •
manecer sobre su bi-idou, mas son vanos. Kl
estruendo de su arniaduru al caer es esj)an- Yo que eu sueños de gozo y de ventura
Disfrutaba un anior tierno, iuoceutéj '" " " '
toso 5 su casco rueda por cl s u c i o , des-
Amor puro y sublime solamente •^•"^»'*«%;
cubriendo su cabeza inundada de sangre y ? Digno de uu ángel lleno de hermosurar ,
011 rostro pálido como la huía que le alum- 0 —llu:íiones! cuan rápidos pasaron «'•«!» •
bralia. Cércanic las sombras de la muerte 0 Tus instantes de gloria y de alegría!....' ^M"
y silencioso espira arrojando una cspaptosa / 1...Eternamente llore el alma mia, htitn
mirada á su adversario. "' ""' '.,* " ' Que este el consuelo l'ne que le tlcjaronl(| iiu
Inmóvil le contempla A r t u r o . - . . ((Ma- I yPriinayera icliz y euuantadora, •,
tilde ya estas rengada» dice, y desparece Vuelve con tns lecuerdos adorados, ,?*
i lo lejos. Vuelve con tus, chíveles u.icarados ..,i | , j
fl. iHitiano, I)ijo. ^ Vuelve con tu sonrisa seductora! . ^^.j ^ _ | ^
Donde está mi juventud V ^ . ^ j ^ ^4 „i,
Recuerdos de la
.f-r.irtui ioii
ÍHventud.
I liihuniano, codicioso, "'
Me arrebata de este mundo,
Qurfallá en el sepulcro inmundo
Ale aguarda eterno rrpoyo!
'
los jecjucs y cudíei, eon la hci'inoíiura de las quista. Hechizados al fin por la caballería de
jóveues doncellas que armadas de bastones de Mubamad, se embarcaron, atropellados para
marfil y oro eran los ccntiaelas seductores del el Africi?/'* ' i J ^ « f e ' > >. í i>*ií'i.ii;í j-.j d<i
paTcllon de la princesa- Aparecía el futuro es- Permítaseme dedñ'crr~3e tal acontecimien-
poso con la brillante nobleza déla corte,\l)Ian- to que ;i los dos siglos de la lonia de Málaga
diendo espadas aparentas para asaltar cl'escua- por los árabes, no se hallarían sus fortíficacio--
dron de las huríes quehviiaii despavoridas por nes en el estado completo de defensa que tu-
entre el arrayan y los rosales como tímidas TÍerou en las épocas posteriores, porque dé
palomas Los jardines suntuosos de Medina otro modo hubiera resistido esta ciudad á se-
Azalirá ( I ) se iluminaban de repente. El pa- mejantes invasores, evitando el csteiminioque
lacio de las /pOO columnas, de ios techos de les acompafiabapor do quiera. Ksta rcficcsio»
leligranas, encages, azul y oro, de la multitud es de suma importancia para la armonía de
de fuentes hasta en los mas escondidos retiros, nuestra historia y para oponerla á esas aser-
donde se acbniraba el císne también deorofa- ciones-gratuitas y sin crítica que introduce el
bi'lcado en Constantina, y la perla que pendía autor de las cowersacianes acerca de la Alca-
de su magnífico artesouado, devolvía, entre tan- zaba, que snponc un edificio romano en toda
tos resplandores, la armonía de los conciertos su integridad, cuando ya tengo notado, con
y los míítricos elogios de ios felices amant s; auténticos testimonios, q u e A la entrida ilc los
el mismo Almauzor, hacíi'ndo el principal ho- moros en I\Ulaga solo se bailaban ruiniis de
nor del fevtejOf distribuía sus tesoros á su pue- aquel autiguo pueblo.
blo. Cuando Suleíman reinaba en Córdoba, á '•
•'*' Por estas agradables digresiones, entresa- principios del siglo undécimo, tuvieron prin-
cadas dcía historia) apreciaran nuestros lecto- cipios las cnagenaoionox perpetuas de gnhicr- ••
res la importancia y esplendor de esa nación noj de ciudades y provincias, que creando i,
ílrabe-espafiola que tan nial se ha conocido, y otras tantas soberanías, fueron causado la rui-
que eminentes liistoriadores, faltando A la im- na del Califato de Occidenlc. Kn las guerras
parcialidad, han confundido con el horror y civiles que se suscitaron contra este príneíj)6
"fanatismo de los campos de batalla. •"••'-•• '• ^ en favor del intortunado ílix.cm, ( 1 ) vemos
Miilagaen el entictanlo completaba íusfor- que el gobernador de Málaga Ainer l!en Fetlí*,
tifieaciones, aumentaba su población, se ocur. enobs(;rvancia de sus deberes, se defendió cuaú-
paba de su comercio, participando de las con- to piulo contra los enemigos de Sulclnian acau-
tiendas cÍTÍles ó de los beneficios de la na?.; dillados por Aiy líen Hamud, sefior de Algc-
pero á la venida de los normandos, que infes- cira Alliatlrri, ó del tenílorio de Gíbrnltar:
taroii nuestfíis costas en 860, especie de pira- aunque el monarca de Ccírdoba se resíslíi) te-
tas aventureros escapados del BiíUico v la No- nazmente, fue decapitado por los n-beldes el
ruega, ií quií'iiej los historiadores árabes lla- aúo J017 cu cspiucign de la muerte de su \ÍÍ-
maron Mfiginges •) fue saíjueada horriblemen- forluuado hijo. o '
te con Ciirtama y la Garbía ( 2 ) de Ronda.
Aunque no osaron entrar en lointerior de An- Conlinuíiréi"'-'-^ "1
dalucía abrasaron todos los pueblos contiguos
(t ) CiiitiK fue aiesin.ido ilu úiileii de sn padre..'
al mar, destrnyeroo muchos edificios y atala-
yas de la costa, y robando hasta la célebre
mezquita de Albadra ( 5 ) donde se conscrva- :-;--•'. ..--•.:.
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ARTURO DE A B T A l .