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La Siguánába

El nombre del personaje alude a los


siguanes o barrancos en donde da
muerte a sus víctimas. Según lo que
cuenta la leyenda, todos los , .

trasnochadores están propensos a


encontrarla. Sin embargo,' persigue
con más insjstencia a los:hombres
enamorados, a los donjuanes que
hacen alarde de sus cónquistas
amorosas. A,estos, la Sigúánaba
se les apareclb en cualquier tanque I :..

1de agua a altas horas de'la noche" i. ÉJ


La ven bañándose con guacal de 5.;
oro y peinándose con un peine del s-:
mismo metal; su belio cuerpo se i4!,
r.Hi'
,

trasluce a través del camisón, El ::' .,-Ér


s
hombre que la mira se vuelve lóCo -ll
!:'
por ella. Entonces, la Siguanaba lo
l:i
llama;:y se lo va llevando hacta
embarrancarlo. Enseña la cara
e-F
cuando ya se lo ha ganado. Para
no perder su alma, el hombre debe
morder una cruz o una medallita y
encomendarse a Dios.
En resumen, la relación que traba
la Siguanaba con el hombre es de
índole negativa, busca causarle
daño, De ahíque la Siguanaba guste
aparecerse en las noches más
obscuras, cuando no hay luna y por
los callejones más solitarios de la
ciudad.
Otra forma de librarse delinftujo de
la Siguanaba consiste en hacár un
esfuezo supremo y acercarse a ella
lo más posible, tirarse al suelo cara
al cielo, estirar la mano hasta tocarle
el pelo, y luego halárselo. Asíla
Siguanaba se asusta y se tira al
barranco. Otras versiones dicen que
debe agarrarse de una mata de ¡
escobilla, y así, cuando ella tira de I
uno, al agarrarse la víctima de la
escobilla, ella siente que le jalan el
pelo. Esta última práctica es más
efectiva, ya que es el antídoto propio
que contrarresta el poder maléfico
de esta mujer mágica.
L^a Siguanabao mujer del

Cuenton que, recién fundoda lo Nuevo


Guotemolo de lo Asunción, vivió por lo
colle de los Congregociones un joven
de nombre Cecilio Flores. Todos lo
conocíon como crtisto, porque pintobc
grondes cuodros flsl$,gntos y Vírgenes
poro los templos de'lo"ciudod y poro
i^lseñores d'e los cosos grondés.
Cécilio se complocío cominondo por
Jocotenongo y el Cerro del Cormen
en busco de motivos poro sus pinturos,
cuondo yo el sol se estobo
despenicondo en celojes sobre los iejos
de lo ciudcd y los componos de los
iglesios se quedobcn roncos de tonto
llomar o lo Horc Sonto. Siempre llevobo
consigo un cucdernillo de pcpel
mcnllo, un corboncillo y un borrcdor
de migojón y se detenío donde creío
encontror un iemo de inspiroción.
En busco de foniosíos, los dos ortistos recorríon los porojes
en donde se reuníon los vecinos de lo ciudod. Muy o
menudo cominobon por el Acueducto de los Arcós, que
en oqueltiempo se encontrobo fuero delperímetro urbono.
Este poseo ero sumomente ogrodoble, pues el silencio del
lugor les permiiío encontrorse con lo lejonío de sus sueños.
Uno espléndido torde de noviemhre, de esos tordes fríos.
que vuelven cristol el espÍritu, en los que elsol porece mós
rodionte y corre el viento con fuerzo poro onostror los
borriletes de los niños, los dos omigos se hallobon'poseondo
por el ocueducto, cerco de lo tomo de oguo, cuondo
dieron con un grupo de.mujeres jóvenes que chorlobon o
lo sombro de un órbol. Avidos de bellezo, se colocoron en
un lugor conveniente poro poderlos observor con
deteñimiento y deleite, Estudiobon con cuidcdo,[o foz de
codo uno de ellos, buscondo lo que fuero dignc del pincel
y lo plumo,
Ambos ortistos se quedoron osombrodos ol dor con elrosko
de uno de estos jóvenes: el cobello de un oscuro color
negro, brillonte y sedoso. Los ojos clmendrodos, grondes,
delumbrontes y soñodores, cosi negros, cosi cofés y con :I*
uno pincelodo de ilusión. Su noriz mÚy fino y su boco rt
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,,:r:-:! deticodo. Todo dispueslo en uno groio ormonío sobre lo
líneo del rosiro, Todo elio ero un solo enconfo.
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Al momento de verlo, tomoron lc decisión de contor y pin'ior su hermcsurc. Balo lc sombro del
órbol, sin que nodie los pudiese ver, inicicron su torec. El corboncrilo ce C:::llc coc,cbc con
ropidez los focciones finos, en tcnto Miguel luchobo po.r combincr los po ccrcs ccecuocjcs.que
puOieien rimor en lo odo que componío. Y osí, ios celcjes incendicron los vc ccnes y io forde se
convirtió en noche.
El corrillo de mujeres se disolvió cuondo un londé, tirodo por ccncllos negrcs, ie c:ercó o 9lios,
Aunque Cecilio y Miguel irotoron de no perder de visto o lo joven, se les diiuyo en e comino que
conducíc c lo ciudod.
Los dos omigos quedoron solos con sus emociones e ilus.iones, y emprendierorr_o ple el regreso
o lo Nuevo GuoiemoLo. Ltegoron o lo Plozo de Armos bien entrcdc la noche. En lo ccile de
óon.éó.iOñt" cérpioieron"v ocoidóron reunirse ol díc.siguienie..Cecilio llegó o su coso y entrÓ
.énsucuorio.señtiotoremoólesoporlomujerquehcbíc-bosquejcdoque,iinesperormÓs,
trqslodó ol lienzó éioócótó qru i$iá Jn éit"tro-,1étniióóJpáó-i'monilo. U
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Cecilio pintobo oquel rostro con uno fuerzo in-creíble, bón uno
posión hosio entonces desconocido en é1. Trobojóbo como si
estuviese enfermo. Al royor el omonecer el retroto estobo
completomenfe terminodo y Cecilio totolmente exhousto. No cobío
dudo que lo doncello hobío penetrodo en su olmo mucho mÓs
que los mujeres dibujodos onteriormente... En tonto el pintorse
ofonobo en el retroto de lc mujer que ton grcnde impresión le
hobíc cousodo, el poeto Miguél de lo FuenJe soñobo tombién
con el donoire de lo desconocido. Su rnente bullío en imógenes
en los cuoles ello se hocío posión y éter, y su plumo corrío sobre
el popel, plcsmondo en versos el onsio que le quemobo los
sienes y el corozón.
Al nocer el sol tros lo cúpulo de Lo Merced, el poeto solió o
indogor por lo identidcd de lo mujer que hobío encontrodo
con su omigo. Se dirigió ol Diorio Lo Repúblico y uno de sus
compoñeros le oseguró que oquello muchocho ero lo hijo del
oidor, don Juon Antonio lbóñez de lo Roco, quien vivío en lo
colle del Seminorio, o uno cuodro de lo Plozo Viejo. Henchido
de felicidod, se dirigió presuroso o lo coso de su omigo, el pintor.
-Pensondo en vos ondobo -le diio olverlo.
He overiguodo yo euién es lo rjoioio del
Pcseo de los Arcos. Se llomo Celino tbóRez
Gueno. Es lo hiio del oidor don Juon
lbóñez. ¿Conócés ol podre? ffiKffiffiffiW
-Dejó ver... sí.., sícreo conocerlo. Recuerdo
que uno. vez estobo_en lo Cotedrol y un
personoie se inieresó mucho por mi'
cuodro de lo Virgen de Concepción y me *u '\'
prdro que llegoro o su coso, pero nunco '\i"' ,..' " - -'

ry
lo hice. Hoy es oportuno que lo visitemos
porque observó cómo quedó el reiroto.
-¡Ah!-exclomó elpoeto- es lo mós hermoso
que hos hecho desde hoce muchísimo
tiempo. Verdoderomente lo hos captodo
en iodo su bellezo... vení, no perdomos
mós tiempo, vomos o entregcir el cuodro.
Y solieron opresurodomente rumbo ol -Wry,
borrio del Sogrorio en busco del oidor.
Liegoron o lo coso y conversoron con el
oidor, quien quedó sorprendido por lcr
perteccton y CIrmonio del reiroto de su
hijo. Estobo dispuesf o o quedorse con é1.

Wryryr ¡':.,
..Iiilaar:'€
Luego de hober concretodo su
volor y cuondo yo se retirobon
cominondo por el hermoso jcrdín,
oporeció de improviso Celino, lo
hijo del oidor, quien se conmovió
tonto por lo hobilidod del pincel
de Cecilio y los versos de Miguel,
que lo omistod surgido ese dío
entre los tres se fue hociendo codo
vez mós estrecho. Cecilio se
ogotobo pintondo uno y otro vez
lo silueto de Celino y codo uno le
porecío superior o lo onterior.
Sin sentirlo, se hobío prendodo
perdidomente de Celino, y por ello
lo piniobo con tonto vehemencio.
Por su porie, el poeio Miguel
tombién posobo los noches en
cloro componiendo versos o Celino
y sentío que su olmo desfollecío
cuondo no estobo cerco de ello.
Ambos se hobíon enomorodo de
lo mismo mujer.
Los dos jóvenes entroron en obierto
competencio por logror el corozón
de lo omodo, hosto que un buen
dío, sentodos en un bonco de
piedro de lo olomedo de Sonto
Domíngo, hobloron con fronquezo.
Codo uno reconoció que omobo
o Celino. Por lo que Miguel dijo o
su omigo el pintor:
-No discutomos mós. Es cierto quer- -
odoro o Celino con todos mis
fuezos, pero no siento que ello me
correspondo; en combio o vos sí:
se diluye cuondo te ve. Yo me reiiro.
Quedote con ello. y que seós feliz.
Creo que eso es lo importonte poro
mÍ. ¡Adelonte mi querido Chilol -le
dijo. Y en eso formo oquello
omistod ton esirecho siguió
vigenie.

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