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COLEGIO DE ESTUDIOS SUPERIORES Y DE

ESPECIALIDADES DEL ESTADO DE OAXACA.

TEMA: DIABETES Y OBESIDAD.

INTEGRANTES DEL EQUIPO:


JIMÉNEZ SANTIAGO MARCOS IVAN
RAMÍREZ GUTIERREZ JOHANNA KAREN
RAMÍREZ MARTÍNEZ GUADALUPE
REYES BARRERA DULCE NOELIA

ASIGNATURA: EPIDEMIOLOGÍA EN SALUD.

DOCENTE: DR. DANIEL DE LA CRUZ JUAN

SEMESTRE: 6° GRUPO: “A”

LIC. EN MEDICINA.

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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................3
DEFINICIÓN DIABETES. ...............................................................................................................4
PRESENTACIÓN CLÍNICA. ..........................................................................................................4
TIPOS DE DIABETES. ...................................................................................................................4
DIAGNOSTICO................................................................................................................................6
DEFINICIÓN DE OBESIDAD. .......................................................................................................6
CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD. ..........................................................................................7
DIAGNOSTICO................................................................................................................................7
TRATAMIENTO. ..............................................................................................................................8
CONCLUSIÓN. ..............................................................................................................................10
BIBLIOGRAFÍA. .............................................................................................................................11

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INTRODUCCIÓN.
La diabetes es una enfermedad crónica que produce un aumento en los niveles de azúcar
(glucosa) en sangre. La diabetes puede ser causa de enfermedad cardíaca, enfermedad
vascular (de los vasos sanguíneos) y circulación deficiente, ceguera, insuficiencia renal,
cicatrización deficiente, accidente cerebrovascular y de otras enfermedades neurológicas
(que afectan a la conducción de los nervios). La diabetes no puede curarse, pero puede
tratarse con éxito. Pueden evitarse las complicaciones ocasionadas por la diabetes
mediante el control del nivel de glucosa en sangre, de la presión arterial (tensión arterial) y
de los niveles altos de colesterol cuando se presenten.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es una enfermedad crónica,
caracterizada por el aumento de la grasa corporal, asociada a mayor riesgo para la salud.
Pocas enfermedades crónicas han avanzado en forma tan alarmante en la mayoría de los
países durante las últimas décadas como ha ocurrido con la Obesidad, motivo de
preocupación para las autoridades de salud debido a las nefastas consecuencias físicas,
psíquicas y sociales.
En el presente texto se desarrollan ambos temas, diabetes y obesidad, esto con la finalidad
de dar a conocer los aspectos que cubren cada una de ellas, destacando su importancia
como un grave problema de salud pública.

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DEFINICIÓN DIABETES.
La diabetes es una enfermedad crónica que se produce bien porque el páncreas no sintetiza
suficiente insulina o esta no es utilizada de forma efectiva por el organismo. La insuficiente
actuación de la insulina, hormona responsable de regular el metabolismo de la glucosa,
causa hiperglucemia que, si no se controla, provoca a lo largo del tiempo daños en los
capilares sanguíneos y las terminaciones nerviosas que repercuten en el funcionamiento
de diversos órganos y sistemas.

PRESENTACIÓN CLÍNICA.
La presentación clínica de la enfermedad incluye una serie de síntomas característicos:

• Poliuria
• Polidipsia
• Polifagia
• Alteración repentina del peso
• Cansancio extremo
• Falta de concentración
• Vómitos y dolor de estómago
• Cosquilleo o adormecimiento de manos y pies
• Visión borrosa, infecciones frecuentes y dificultad para curar heridas
Según las estimaciones de 2014, la prevalencia mundial de la diabetes era del 9% en
adultos mayores de 18 años y la OMS prevé que será la séptima causa de mortalidad en el
año 2030. En 2012 fallecieron 1,5 millones de personas como consecuencia directa de la
diabetes, el 80% de los casos localizados en países de ingresos bajos y medios. En España,
según los resultados del estudio Di@bet.es, un 13,8% de la población mayor de 18 años
padece diabetes tipo 2, de los que prácticamente la mitad (6%) desconoce que la padece.
Este desconocimiento conlleva una falta de control que implica mayor riesgo de sufrir
complicaciones. Estás son menos graves cuanto antes se inicie el tratamiento, lo que
reviste una gran trascendencia si se tiene en cuenta que suelen verse afectados órganos
importantes como los riñones, ojos, corazón y sistema nervioso.

TIPOS DE DIABETES.
La diabetes se clasifica en 4 categorías:
Diabetes Mellitus Tipo 1 (DM1), también conocida como insulino-dependiente o
diabetes de juventud.
Se trata de una situación de hiperglucemia secundaria a un déficit absoluto de insulina.
Constituye el 5-10% de los casos de diabetes. En la mayoría de los casos se debe a
una reacción de autoinmumidad en la que se detectan anticuerpos frente a las células
β pancreáticas, productoras de insulina. Suele asociarse a otras enfermedades
autoinmunes (enfermedad de Graves, tiroiditis de Hashimoto, enfermedad de Addison,
vitíligo, enfermedad celíaca, hepatitis autoinmune, miastenia grave, anemia perniciosa)
en las que están presentes autoanticuerpos organoespecíficos.

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Existe una predisposición genética, de manera que se observa mayor riesgo de
desarrollarla en familiares de personas afectadas y se han detectado varios genes cuya
presencia se asocia a un mayor riesgo de DM1.

También influyen factores dietéticos (como la exposición temprana a proteínas de la leche


de vaca y a cereales o a la deficiencia de vitamina D), obstétricos (preeclampsia,
enfermedad neonatal respiratoria y edad materna superior a 25 años incrementan el riesgo,
mientras que el bajo peso al nacer lo disminuye) y ciertas viriasis (enterovirus, coksakie).
En los pacientes en los que no se detecta la presencia de estos anticuerpos, se habla de
una DM 1 de tipo idiopático. La prevalencia de la diabetes es mayor en varones con edades
comprendidas entre 30 y 69 años y en mujeres mayores de 70 años
Diabetes Mellitus Tipo 2 (DM2), no insulinodependiente o de comienzo en la edad
adulta.
Se caracteriza por una cierta resistencia a la insulina, que puede asociarse también a
una deficiencia relativa de la misma. Dado que las células β son funcionales, en la
mayoría de estos pacientes no es necesario administrar insulina exógena y pueden
utilizarse en su lugar los antidiabéticos orales. Representa el 90-95% de los casos y es
frecuente que esté asociada a la obesidad, factor que por sí mismo causa resistencia a
la insulina. También se ha observado una relación directa con el acúmulo de grasa
abdominal, –incluso en sujetos no obesos– la edad y la falta de ejercicio. En algunos
casos, se asocia a una cierta predisposición genética no bien conocida.
Diabetes Gestacional.
Es la que se diagnostica durante el segundo o tercer trimestre del embarazo. Suele ser
asintomática aun cuando no se trate. Si bien en la mayoría de los casos los niveles de
glucemia se normalizan tras el parto, las mujeres que la han sufrido presentan mayor
riesgo de desarrollar la afección a lo largo de su vida, especialmente en los posteriores
embarazos. Afecta del 5 al 7% de todos los embarazos. Su importancia se debe a que
se aumenta el riesgo de complicaciones: sufrimiento fetal, macrosomía, muerte
intrauterina, partos por cesárea y problemas neonatales, además de un ligero
incremento de malformaciones fetales.
Diabetes mellitus secundarias.

• Son menos frecuentes y pueden deberse a varios factores:


• Alteraciones hormonales como aumento de glucagón, catecolaminas, cortisol u
hormona del crecimiento.

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• Enfermedades pancreáticas, como pancreatitis o tumores.
• Uso prolongado de fármacos como glucocorticoides, antipsicóticos u hormonas
tiroideas.
• Infecciones por virus: citomegalovirus, rubeola congénita.

DIAGNOSTICO.
La diabetes puede presentarse con síntomas de variable intensidad como poliuria,
polidipsia, pérdida de peso, visión borrosa o polifagia, pero generalmente no hay síntomas.
La hiperglucemia va provocando daños durante años sin manifestar síntomas por lo que es
imprescindible un diagnóstico y un abordaje precoz de la enfermedad.
Podemos usar cuatro pruebas distintas para diagnosticarla:

• Hemoglobina glucosada (HbA1c) (≥ 6,5%), o


• Glucemia basal en ayunas (GB) (≥ 126 mg/dl), o
• Glucemia a las 2 horas de una prueba de tolerancia oral a 75 gr de glucosa (SOG)
(≥ 200 mg/dl),
Todas ellas deben ser positivas en dos ocasiones.

• Glucemia al azar ≥ 200 mg/dl acompañada de signos inequívocos de diabetes.


En este caso no hace falta repetir la prueba.
Ninguna prueba es superior a otra.
La HbA1c se utilizará si el método está certificado por la National Glycohemoglobin
Standardization Program (NGSP) y estandarizado por el estudio Diabetes Control and
Complications Trial (DCCT).

DEFINICIÓN DE OBESIDAD.
La obesidad es la enfermedad nutricional más frecuente en los niños y adolescentes de los
países industrializados. Se define como un incremento del peso corporal, a expensas
preferentemente del aumento del tejido adiposo. Su valoración en el niño y adolescente es
más difícil que en el adulto, debido a los cambios contínuos que se producen en la
composición corporal durante el crecimiento. Existen tres períodos críticos para el
desarrollo de la obesidad: tercer trimestre de la gestación y primer año de vida, entre los 5
y 7 años de edad y, finalmente, el que corresponde a la adolescencia. Es, en dichos
momentos, cuando más se debe insistir a las familias de riesgo en las medidas preventivas
a seguir para no presentar esta patología.
Existe obesidad cuando el índice de masa corporal (IMC) se encuentra por encima ó es
igual al percentil 95 (P95) para edad y sexo. Si se utiliza el índice nutricional, se considera
obesidad cuando dicho índice es superior al 120%. Del mismo modo, se considera
sobrepeso cuando se sitúa entre el 110 y 120% ó el IMC es superior al P85. Todo lo anterior
suele coincidir con un grosor del pliegue cutáneo tricipital mayor al P85.

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CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD.
Según el índice de masa corporal (IMC) ó índice de Quetelet, y siempre que el adolescente
esté próximo a su talla final, se puede hablar de:
Sobrepeso: IMC entre 25 y 28 kg/m2
• Obesidad leve: IMC entre 28 y 30 kg/m2
• Obesidad moderada: IMC entre 30 y 35 kg/m2
• Obesidad severa o mórbida: IMC > 35 kg/m2
Según la distribución topográfica de la grasa, se reconocen tres fenotipos:
• Obesidad generalizada. La distribución de la grasa no se localiza en ninguna zona corporal
en especial. Es el fenotipo predominante en los prepúberes.
• Obesidad androide, tipo manzana o central: con distribución de grasa preferentemente en
la mitad proximal del tronco. El cociente entre perímetros de cintura y de cadera es superior
a 1 en varones (0,9 en mujeres). Es la que se relaciona con mayor frecuencia a
complicaciones cardiovasculares y metabólicas.
• Obesidad ginoide, tipo pera o periférica: con distribución de grasa preferentemente
pelviana. El cociente entre perímetros de cintura y de cadera es inferior a 0,80 en varones
(0,75 en mujeres). Es la que se relaciona con mayor frecuencia con patología vascular
periférica (varices) y litiasis biliar. Es mas frecuente en mujeres y responde peor que el tipo
anterior a las medidas terapéuticas.

DIAGNOSTICO.
Valoración Clínica
• Historia clínica: Será importante recoger: momento de inicio del proceso, posible ingesta
crónica de algún fármaco, antecedentes familiares de patología nutricional, endocrina y/o
enfermedades de riesgo cardiovascular. Entre los antecedentes personales se hará
hincapié en: otros síntomas o signos asociados, enfermedad crónica subyacente, ganancia
materna de peso durante el embarazo, posibilidad o no de patología perinatal, tipo de
lactancia recibida y modo de introducción de la alimentación complementaria. Desde un
punto de vista endocrinológico, se hará la correspondiente anamnesis dirigida y resultará
de interés recoger el patrón de crecimiento anterior.
• Encuesta nutricional: Se pueden utilizar diferentes cuestionarios. Entre ellos se
encuentran: el registro de las últimas 24 horas ó de los últimos tres días así como la
frecuencia en la ingesta semanal de un determinado grupo de alimentos, insistiendo en
dulces, repostería y fritos.
• Hábitos dietéticos/ Actividad física: Se debe interrogar sobre el patrón de comidas, dónde
se realizan , con quién, los probables desequilibrios de la dieta, si hay ingestas compulsivas,
el posible consumo crónico de algún fármaco, etc. Se recogerán las horas de ejercicio diario
o semanal.
• Entorno familiar y social: Muy importante para conocer el condicionamiento psicológico y
apoyo familiar.

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• Exploración física: Deberá hacerse hincapié en: la distribución la grasa (ginoide, androide
o generalizada), presencia o no de estrías de distensión, de hirsutismo, exploración de
glándula tiroidea y de genitales, existencia de genu valgum u otras alteraciones ortopédicas,
etc.

TRATAMIENTO.
En el caso de que el origen de la obesidad sea una patología orgánica es evidente que será
necesario un tratamiento etiológico. Si la obesidad es de causa nutricional, el enfoque
terapéutico tendrá como objetivo la pérdida de peso y su mantenimiento a lo largo del
tiempo.
Se trata de un tratamiento multidisciplinar que incluye: medidas preventivas en familias de
riesgo, modificaciones dietéticas, aspectos conductuales, apoyo psicológico y/o utilización
de fármacos y cirugía (tan sólo en casos excepcionales). El entorno familiar tiene un papel
de apoyo de gran trascendencia.
1.- Prevención de la obesidad en familias de riesgo
Durante el período de lactante se procurará: promover la lactancia materna, retrasar la
introducción de la alimentación complementaria y educar a las madres en no añdir al
biberón miel o azúcar.
En niños preescolares se tendrá como objetivo adquirir unos buenos hábitos alimentarios y
seguir un horario regular en la comida familiar. Se evitará la ingesta entre comidas y premiar
al niño con comida. Se aconsejará el agua como bebida, en lugar de bebidas gaseosas y
refrescos. Promocionar el ejercicio físico regurlar y restringir el tiempo de visión de la
televisión son otras medidas a tener en cuenta.
En escolares y adolescentes, además de lo anterior, puede ser preciso aumentar el
consumo de legumbres, frutas, vegetales y cereales de grano entero. Se deben limitar las
denominadas “comidas rápidas”, por su alto contenido en grasas saturadas. Es conveniente
informar sobre lo perjudicial del tabaco y del alcohol en relación al peso y para la salud en
general. El consumo de agua diario debe superar el 1,5 litro.
2.- Medidas nutricionales.
En los casos de sobrepeso y obesidad leve, el objetivo no es tanto la pérdida de peso como
su estabilización. No suelen ser necesarias grandes restricciones calóricas, aunque sí que
hay que reorganizar el patrón de alimentación cuando se encuentre desequilibrado.
En la obesidad severa, una restricción calórica moderada no parece comportar ningún
riesgo para el crecimiento siempre que la pérdida de peso sea lenta. Los objetivos a
conseguir son dos: reducción del peso dentro del 20% para el peso ideal y evitar la pérdida
de masa magra. Se debe asegurar un aporte adecuado en vitaminas, minerales y ácidos
grasos esenciales.
El plan nutricional se adaptará a los hábitos del paciente y su familia, teniendo en cuenta
las recomendaciones calóricas y de nutrientes según la edad del paciente:
necesidades calóricas diarias = años del niño x 100 + 1000

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La distribución de macronutrientes recomendada dentro del total de calorías debe ser: 50-
55% de carbohidratos, 30-35% de grasas y 12-15% de proteínas.
A partir de estos cálculos se irá modificando el aporte energético con restricciones
energéticas progresivas (entre 250 y 500 Kcals) según la pérdida ponderal estimada.
Cuando con las medidas nutricionales anteriores no se consigue el objetivo deseado, se
procederá a diseñar una dieta:
• La dieta hipocalórica balanceada aporta 1200-1500 Kcal/día (50-55% de carbohidratos,
30-35% de grasas y 12-15% de proteínas). Son las de elección en niños por encima de los
5 años con obesidad moderada ya que están exentas de riesgos.
• La dieta semáforo distribuye 900-1300 Kcal/día en alimentos de tres categorias: verdes
(verduras) de consumo libre; amarillos (cereales, legumbres, carnes y pescados) de
consumo con cierto límite; rojos (repostería,fritos) de consumo muy limitado. Es útil en
escolares y adolescentes.
• Existen otras dietas (de ayuno modificado con suplemento de proteínas o las propiamente
de ayuno) que aportan entre 600 y 900 Kcal/día que por sus efectos secundarios (cetosis,
litiasis biliar, arritmias cardiacas, etc) no deben ser utilizadas en edades pediátricas.

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CONCLUSIÓN.
El alarmante crecimiento de la prevalencia de obesidad en nuestra sociedad nos indica que
debemos estar muy alerta, para el diagnóstico precoz de esta patología de alta repercusión
en la salud de las personas y en los costos asociados a ella. El uso de indicadores como el
IMC y la medición de la circunferencia de cintura representan estrategias de detección
clínica, que nos permiten una adecuada clasificación de la severidad de la enfermedad y
del riesgo asociada a ésta, para establecer así medidas de prevención o de manejo tanto
de la obesidad como de sus enfermedades asociadas, especialmente en las poblaciones
genéticamente susceptibles.

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BIBLIOGRAFÍA.

Gutiérrez, B. D. (2016). Curso básico sobre diabetes. Tema 1. Clasificación, diagnóstico y


complicaciones. Farmacia profesional, 30(1), 36-43.
Barquilla García, A. (2017). Actualización breve en diabetes para médicos de atención
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Herman, W. (2010). Controle su diabetes guía para el cuidado de su salud-CDC. 3 ra
edición. Atlanta: departamento de salud y servicios humanos de los Estados Unidos de
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Sánchez-Castillo, C. P., Pichardo-Ontiveros, E., & López, P. (2004). Epidemiología de la
obesidad. Gaceta Médica de México, 140(S2), 3-20.
Malo-Serrano, M., Castillo, N., & Pajita, D. (2017, April). La obesidad en el mundo. In Anales
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Moreno, G. M. (2012). Definición y clasificación de la obesidad. Revista Médica Clínica Las
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