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4.1. La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.

Carlos II, como sus antecesores, empleó diversos validos durante su reinado, y la falta de un heredero
dividió las élites entre la opción sucesoria austriaca y francesa. La sucesión amenazaba con romper la
balanza de poder en Europa y las potencias europeas intervienen e intentan influir en las decisiones de
Carlos II, sobre todo Francia. La inestabilidad política y económica del periodo no ayuda al gobierno del
rey, algo visible en la alternancia de validos (Don Juan José de Austria, Valenzuela o Nithard). En este
contexto, la muerte sin descendencia del rey da lugar a la Guerra de la Sucesión (1701-1713). Comenzó
cuando en 1700 Carlos II muere dejando el trono a Felipe de Borbón, a cambio de renunciar al trono
francés. La no renuncia junto a la política agresiva de Luis XIV hizo surgir la Gran Alianza (Austria,
Holanda e Inglaterra, Portugal y Saboya) enfrentada al bando franco-español.
También fue una guerra civil. Castilla a favor de Felipe V (monarquía centralista y reformista) y Aragón
con Carlos III, (monarquía pactista que respetaba los fueros).
La guerra no se resolvió mediante las armas. En 1711 Carlos llegó al trono imperial, este lideraba la
coalición contraria a los intereses franceses, y su nombramiento fue inesperado. Así, Inglaterra y Francia
negocian un acuerdo que termine con el conflicto. Tras la renuncia al trono francés de Felipe V y de los
príncipes franceses al español se firmó la paz de Utrecht que buscaba el equilibrio de poder. Felipe V
fue reconocido rey, pero perdió el imperio europeo. Austria recibió Milán, Flandes, Nápoles y Cerdeña,
Saboya recibió Sicilia e Inglaterra recibió Gibraltar y Menorca, el asiento de negros y el navío de permiso.
Felipe consigue la corona pero la monarquía española cede y pierde poder y prestigio en el concierto
europeo.
La guerra civil acabó tras la rendición de Barcelona en 1714 y Mallorca en 1715, pero previamente ya se
habían producido victorias muy relevantes a favor del bando Borbónico, destacando la victoria en la
batalla de Almansa (1707)
Francia se convirtió en aliado de España (Los Pactos de Familia). Los tres pactos que se realizaron
buscaron evitar la superioridad británica, pero nunca fueron pactos incondicionales. Cada país veló por
sus intereses. Destaca que en los dos primeros los hijos de Felipe V logran títulos y poder sobre
territorios italianos como Nápoles y Sicilia para el infante Carlos o Parma para el infante Fernando
(ambos futuros reyes de España). Además los pactos se completan con alianza militares entre Francia y
España para la defensa de la hegemonía francesa en Europa y los intereses en el Atlántico de España.
4.2. La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de
las reformas.

Felipe V (1700-1746) implantó el modelo francés de monarquía: absolutismo y centralismo. Los


Decretos de Nueva Planta impusieron el modelo organizativo e institucional castellano en la Corona de
Aragón perdiendo sus cortes y fueros. España constituía una estructura uniforme menos País Vasco y
Navarra. Estableció también en Aragón un nuevo sistema tributario mediante una cuota fija a repartir
entre sus habitantes.
Felipe V también implantó los Secretarios de Estado y Despacho, precedentes de los ministerios,
perdiendo así capacidad los antiguos Consejos, salvo el de Castilla. Estableció unas únicas cortes,
las Cortes Generales del Reino, con un papel testimonial, debido a la construcción de la Monarquía
Absoluta que representan los Borbones y que no aceptaría ninguna limitación a su poder, lo que explica
la poca relevancia de dichas cortes. La centralización se reforzó mediante la sustitución de los
virreinatos por Capitanías Generales, la división territorial en Intendencias y generalización del
corregidor.
También proliferaron las reformas militares (servicio militar obligatorio) e impulsó la educación y la
economía (Reales Fábricas).
Fernando VI (1746-1759) continuó la política reformista: modernización de la marina, firma del
concordato garantizándose el patronato regio o la mejora de la red vial. Una de sus medidas más
importantes fue el intento de crear una contribución única que fracasará por la oposición de nobleza y
clero.
Reformas administrativas que también llegaron a América mediante Capitanías Generales, nuevos
virreinatos, Nueva Granada (1717) y Río de la Plata, (1776) y las Intendencias. Medidas que buscaban
reforzar el poder español sobre el criollo. Aunque el auténtico protagonista de las reformas en América
será Carlos III, este lleva a cabo la política regalista (expulsión de los Jesuitas) o la apertura y
liberalización de catorce puertos que desde España pueden comerciar con América, lo que termina con
el monopolio de Sevilla.
El límite de las reformas borbónicas estaba en el propio funcionamiento del absolutismo. No se podía
destruir las bases de la desigualdad sobre las que se asentaba la monarquía, por lo que sus secretarios
ilustrados llevaron a cabo reformas técnicas pero no filosóficas o políticas que pusieran en peligro la
sociedad estamental o el absolutismo.
4.3. La España del siglo XVIII. Expansión y transformaciones económicas: agricultura, industria y
comercio con América. Causas del despegue económico de Cataluña.

Felipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788) realizaron durante su reinado
reformas económicas, en parte buscando la recuperación y saneado de los ingresos del Estado, tras un
siglo de crisis constante y pérdida de ingresos, y en parte, como base para la recuperación de la imagen
exterior de la corona española y la mejora interna del país.
En esta época sigue siendo la tierra y la agricultura las bases de la riqueza de cualquier estado
preindustrial y esta base económica sufre un problema capital, la propiedad, el reparto o concentración
de esta. Eran tierras en “manos muertas” (amortizadas). Esto quiere decir que la mayoría de
propietarios eran nobles o eclesiásticos que no invertía en la producción, sino que especulan
comercialmente con la tierra o la mantenían sin explotación bajo una mentalidad nobiliaria que no
permitía su racionalización (mayorazgo) y que carecía de interés empresarial. Por ello, Carlos III intentó
repartir tierras comunales entre los campesinos. Otras medidas modernizadoras de la agricultura
fueron la reducción de los privilegios de la mesta, la liberalización del precio del trigo o la colonización
de nuevas tierras.
En la industria destacan las Reales Fábricas, las primeras datan de tiempos de Felipe V, y el fin del
monopolio de los gremios en 1772. La Reales Fábrica introdujeron nuevos métodos de trabajo e
innovaciones técnicas pero solo se centraban en la producción de bienes de lujo que no suponían
beneficio social alguno (tapices, cristal)
Otras medidas importantes fueron la red vial de Fernando VI o la creación de las Sociedad Amigos del
País para impulsar la economía local.
En América se intentó convertir su economía en complementaria de la metrópoli (además de recuperar
el control general sobre producción y comercio y fomentar los intercambios). El comercio con América
fue liberalizándose. Antes de Carlos III se había concedido la libertad comercial a determinadas
compañías, en 1765 se liberalizaron un total de catorce puertos, terminando con el monopolio de
Sevilla. En 1778 se implantó la libertad de comercio.
En la Corona de Aragón se impuso un nuevo sistema tributario mediante una cuota fija a repartir entre
sus habitantes (Felipe V). Carlos III aumentó los impuestos indirectos e hizo monopolios (tabaco), creó la
lotería y el Banco de San Carlos.
Durante el siglo XVIII se apostó por el proteccionismo con la intención de crear un mercado
nacional. Cataluña fue la gran beneficiada de los cambios pues consiguió conquistar el mercado
nacional y que sus indianas entrasen en América, logrando reunir capitales (una clase media
consumidora había nacido a través de la mejora para los propietarios agrícolas mediante la enfiteusis)
esto permitió a la región estar mejor preparada para abordar la Revolución Industrial en la centuria
siguiente.
4.4. Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III.

La Ilustración fue un movimiento cultural francés del siglo XVIII que cuestionó el Antiguo Régimen. Sus
principios se basaban en la razón, el progreso y el derecho a la felicidad. Destacan Rousseau (soberanía
nacional), Montesquieu (división de poderes) y Voltaire, (defensor de la burguesía). Los
ilustrados señalaban que la división social tenía que basarse en la valía de cada uno. Criticaron también
la falta de libertad económica (la fisiocracia de Quesnay o el liberalismo de Adam Smith). En conjunto, la
ilustración es un movimiento que pone en cuestión las bases del Antiguo Régimen y que impulsó
cambios políticos y económicos fundamentales a nivel europeo.
Durante el XVIII surgió el Despotismo Ilustrado, un intento del absolutismo de hacer suyas algunas ideas
de la ilustración, pero sin modificar el sistema. Los secretarios ilustrados tenían los conocimientos y la
formación para reformar la economía, las infraestructuras y crear una metodología racional de
gobierno, pero en los aspectos que cuestionaban el poder absoluto del rey no se profundizó y tampoco
en la estructura estamental de la sociedad. En España destaca Carlos III.
Carlos III (1759-1788) se rodeó de hombres como Esquilache o Jovellanos, aunque sus políticas no
siempre fueron bien recibidas (motín de Esquilache). Algunas de las medidas destacadas son la
unificación y racionalización fiscal, los primeros intentos de desamortización o el planeamiento de la red
viaria, origen de la actual.
Hay que destacar su intento de modernizar la agricultura limitando los privilegios de la Mesta,
colonizando nuevas tierras, liberalizando el precio del trigo y aunque fracasase con el intento de repartir
tierras comunales.
Carlos III creó reales fábricas abandonando su gestión directa desde 1761 y abolió la deshonra legal del
trabajo. También creó la lotería o el banco de San Carlos para gestionar los vales reales.
Durante su reinado fomenta medidas proteccionistas y fue liberalizando el comercio con América (1765
y 1778).
En 1766 expulsó a los jesuitas (claro ejemplo de “regalismo”) e impulsó la educación mediante las
escuelas de primeras letras, las Sociedades Económicas de Amigos del País (para potenciar la economía
local), las Reales Academias y el impulso a diversas ciencias.

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