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BLOQUE 4. ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL REFORMISMO DE LOS


PRIMEROS BORBONES (1700-1788).

4.1. LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y EL SISTEMA DE UTRECHT. LOS


PACTOS DE FAMILIA.

En 1700 Carlos II murió sin descendencia directa. Los candidatos a ocupar el trono eran
Felipe d’Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo. El testamento de Carlos II designaba
como sucesor al candidato francés, que fue proclamado rey en 1701, bajo el título de
Felipe V. El nombramiento del nuevo monarca alteró el equilibrio de poderes en Europa al
fortalecer el poder de los Borbones, por lo que Gran Bretaña, Holanda y Portugal
declararon su apoyo al candidato austríaco y entraron en guerra contra Francia y España.
La sucesión al trono de España pasó a ser un problema de política internacional.
En España, Castilla se mostró fiel a Felipe V; en la Corona de Aragón, especialmente
Valencia y Cataluña, respaldaron al candidato austríaco, desencadenando así una guerra
civil. Los ejércitos de Felipe V tenían en 1707 (Almansa) bajo su control buena parte de
España, si bien una parte de Cataluña resistía el cerco. En cambio, en el plano
internacional, las fuerzas estaban bastante equilibradas. En 1711 moría el emperador y el
trono lo ocupó su hermano el archiduque Carlos de Habsburgo. Ante esta nueva situación
Inglaterra y Holanda manifestaron su interés en acabar con el conflicto y reconocer a
Felipe V como monarca español. En los tratados de Utrecht (1713) y de Rastatt (1714) se
firmó la paz y se reconoció a Felipe V como rey de España a cambio de importantes
concesiones: a Inglaterra se le ceden las plazas de Gibraltar y Menorca, y a Austria se le
conceden los territorios del Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña. Al mismo tiempo se
estipularon otras concesiones de carácter comercial con Inglaterra (Asiento de Negros y
Navío de Permiso).
En busca de aliados para una política exterior más beligerante Felipe V (intento de
recuperar la hegemonía en Italia) y posteriormente Carlos III firmaron una serie de pactos
con Francia (Pactos de Familia de 1733, 1743 y 1761). Durante el reinado de Carlos III
(1759-1788) España intervino en la Guerra de los Siete Años al lado de Francia ( la
victoria británica supuso la cesión de Florida y territorios de México a Gran Bretaña,
mientras que la Luisiana pasaba de manos francesas a españolas). En 1782 Carlos III
logró recuperar Menorca de manos inglesas. En último término habría que destacar la
intervención de España, junto con Francia, en la Guerra de Independencia de los EE.UU.
(1776-1783). Al final del conflicto, con la derrota de Inglaterra, España recuperó la Florida
y los territorios mexicanos mencionados más arriba.

 
 

4.2. LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA.


MODELO DE ESTADO Y ALCANCE DE LAS REFORMAS.

Los Borbones impusieron en España el modelo absolutista implantado en Francia. En


este modelo, el monarca constituía la emanación de Estado: a él pertenecían los
territorios y era fuente de ley, justicia y máxima autoridad de gobierno. Así mismo la
Corona intervino en los asuntos de la Iglesia (regalismo). Felipe V, mediante los decretos
de Nueva Planta (entre 1707 y 1716) reorganizó el territorio imponiendo una única
estructura de carácter uniforme (con alguna excepción en Navarra, que conservó sus
fueros por el apoyo dado al monarca durante la Guerra de Sucesión) y se eliminaron los
fueros e instituciones de todos los territorios de la Corona de Aragón. Se abolieron las
Cortes de los diferentes reinos peninsulares y se integraron en las Cortes de Castilla, que
se convirtieron en las Cortes de España (solo se reunían a petición del monarca). Las
funciones de gobierno de los antiguos Consejos fueron perdiendo peso frente a las
nuevas Secretarías (que acabaron convirtiéndose en ministerios), cuya función era
auxiliar al monarca (Estado, Asuntos Extranjeros, Justicia, Guerra y Marina y Hacienda).
Los secretarios, italianos y franceses en un primer momento (el cardenal Albertoni, la
princesa de los Ursinos o el barón de la Riperddá) y españoles después ( José Patiño o el
marqués de la Ensenada) eran nombrados y destituidos por el rey, y sólo rendían
cuentas ante el monarca. Se eliminaron los virreinatos, exceptuando los americanos. El
territorio peninsular se dividió en provincias, en manos de capitanes generales e
intendentes; se implantaron también reales audiencias y los corregidores en todo el
territorio español.
Por otra parte se reformó el Ejército y la Armada (marqués de la Ensenada, bajo el
reinado de Fernando VI).
Otro de los aspectos principales del reformismo borbónico se centró en la economía
(influencia del mercantilismo y la fisiocracia) y en la Hacienda, basado en la centralización
e imposición de nuevas tasas impositivas en Valencia (el Equivalente), Mallorca (Talla) y
en Aragón y Cataluña (contribución única).

 
 

4.3. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES


ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO CON AMÉRICA. CAUSAS
DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA.

Las reformas administrativas y económicas impulsadas por los Borbones trataron de


transformar y modernizar la agricultura, la industria y el comercio.
La agricultura era la principal actividad económica, por ello los reformistas ilustrados se
fijaron en las deficiencias de la agricultura. En esta línea, Jovellanos (Informe sobre la Ley
Agraria,1794), propuso la eliminación de los obstáculos jurídicos (especialmente la
vinculación de la tierra), sociales (la falta de preparación técnica) y naturales (la escasez
de las obras públicas). La producción agraria aumentó durante el siglo como resultado de
la extensión de nuevas tierras de cultivo (desecación de pantanos y albuferas; obras
hidráulicas) y la repoblación de territorios (La Carolina); si bien la productividad se
mantuvo baja debido al atraso de los medios técnicos y al fracaso de muchas de las
medidas reformistas.
En cuanto a la industria, Campomanes pensaba que para mantener una balanza
comercial favorable era preciso crear una industria nacional potente, competitiva y que
asegurara el abastecimiento a todos los dominios españoles. La política reformista se
basó en ideales mercantilistas, pero también fisiócratas y liberales. Pero la estructura
artesanal y gremial española dificultaban su transformación (escasa demanda, escasez
de materia prima, precariedad tecnológica y precios no competitivos) lo que generaba un
margen de beneficios muy pobre y una reinversión escasa.
Las medidas comerciales trataron de hacer de los dominios españoles en América un
centro exportador de materias primas e importador de productos industriales españoles.
Siguiendo estos principios mercantilistas, el comercio colonial debía aumentar los
ingresos del Estado. El principal obstáculo era para ello era necesario eliminar la
competencia extranjera, mermar la capacidad industrial en las colonias, y el monopolio de
Sevilla y Cádiz a favor de otras ciudades españolas. Para hacer efectivas estas reformas
se promulgó el Reglamento de Libre Comercio (1788), se combatió el contrabando, se
trató de dirigir la economía americana y se intentó crear un sistema de compañías
comerciales similares a las holandesas e inglesas.
Cabe mencionar en este panorama general el despegue económico de Cataluña que
lograría a lo largo del siglo XVIII una notable recuperación económica, centrada en un
crecimiento demográfico importante, un aumento considerable de la producción agrícola,
una reactivación del comercio exterior (comercio con América), e interior, y unas políticas
industriales proteccionistas que favorecieron la reinversión de excedentes de capital.

 
 

4.4. IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. EL DESPOTISMO ILUSTRADO:


CARLOS III.

La Ilustración es la corriente de pensamiento que, partiendo de Francia e Inglaterra, se


difundió por Europa en el siglo XVIII y constituyó en España la base intelectual de las
reformas llevadas a cabo por los primeros Borbones. Se fundamenta en el uso de la
razón, promover el bienestar (económico), el conocimiento científico y la educación, para
favorecer el progreso y la felicidad.
El reinado de Carlos III (1759-1788) supuso la instauración del Despotismo Ilustrado en
España. Este sistema se basaba en una política absolutista encaminada a producir
riqueza y bienestar, basado en los principios de la Ilustración, pero sin cambiar la
estructura jerárquica y estamental de la sociedad, ni alterar el sistema absolutista. El
nuevo monarca ya había gobernado en Nápoles donde había fomentado los principios de
la Ilustración. Al inicio de su reinado tuvo que enfrentarse a la oposición de los
estamentos privilegiados que estaban en contra de su programa de reformas. Es en el
contexto de este enfrentamiento donde hay que situar el motín de Esquilache (1766).
Tras el motín, el rey continuó con su programa de reformas con ministros y colaboradores
españoles entre los que destacan Campomanes, el conde de Floridablanca y el conde de
Aranda; y junto a ellos Pablo de Olavide y Gaspar Melchor de Jovellanos.
En el ámbito religioso, los ministros de Carlos III practicaron una política regalista. En este
contexto se produjo la expulsión de los jesuitas de España (1766). En el ámbito social, se
declararon honestas todas las profesiones (1783) y las de utilidad pública se consideraron
mérito para la consecución de la hidalguía. En materia de educación, se reformaron los
estudios universitarios y las enseñanzas medias (escuelas de artes y oficios y Reales
Academias). En el ámbito económico, se limitaron los privilegios de la Mesta, se
colonizaron nuevas tierras y se impulsaron proyectos de reforma agraria; por otra parte se
fomentó la libre circulación de mercancías y se decretó el fin del monopolio del puerto de
Cádiz. La actividad industrial recibió un claro apoyo mediante la liberalización del proceso
de fabricación, el establecimiento de nuevos aranceles y la firma tratados comerciales con
potencias extranjeras. En último término, se moderó la política impositiva para fomentar la
producción y para limitar el gasto público. Uno de los esfuerzos más interesantes fue la
creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País para fomentar la agricultura,
el comercio y la industria, traducir y publicar libros y difundir las ideas liberales. En las
finanzas, se crearon vales reales gestionados por el Banco de San Carlos, creado en
1788 y germen del Banco de España.

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