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INTRODUCCIÓN
El siglo XVIII en España estuvo marcado por el cambio dinástico con la
llegada de los Borbones al trono. Se esperaba que esta nueva dinastía
introdujera reformas inspiradas en el despotismo ilustrado, buscando la
recuperación económica y política del país. Sin embargo, a finales de siglo,
las ideas ilustradas y el desarrollo económico en Europa desafiaron el orden
establecido, desafiando la legitimidad de las monarquías absolutas,
ejemplificado por la Revolución Francesa en 1789.
En España, esto supuso un freno a las reformas iniciadas por Carlos III,
conduciendo a mantener una monarquía absoluta basada en los principios
del Antiguo Régimen hasta finales del siglo XVIII. Este período se
caracterizó por tensiones internas y externas debido a los cambios políticos
y sociales en Europa, impactando la dirección política y económica del
país.
2. LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT.
En el siglo XVIII, la muerte de Carlos II de España desencadenó la Guerra
de Sucesión Española (1701-1715). Tres pretendientes reclamaban el trono
español: Felipe de Anjou, el Archiduque Carlos de Austria y José Fernando
de Baviera. Felipe de Anjou se convirtió en Felipe V tras ser nombrado
heredero por Carlos II.
La Gran Alianza de La Haya, formada por Inglaterra, Holanda y el Imperio
Austríaco, apoyó al Archiduque Carlos, iniciando la guerra contra Francia
y España para evitar la unión de las coronas francesa y española. Esta
guerra dividió a los reinos peninsulares, con Castilla apoyando a Felipe V y
la Corona de Aragón respaldando al Archiduque Carlos.
A pesar de un comienzo favorable para la Gran Alianza, Felipe V ganó
terreno y consolidó su posición tras la batalla de Almansa en 1707. La
muerte del emperador José I llevó al Archiduque Carlos a ocupar el trono
imperial, creando preocupaciones sobre un exceso de poder. Inglaterra y
Holanda, por ello, dejaron de apoyar al Archiduque Carlos, facilitando la
victoria de Felipe V.
Los tratados de Utrecht y Rastatt (1713-1714) marcaron el fin de la guerra.
Felipe V fue reconocido como rey de España, estableciendo la dinastía de
los Borbones. Sin embargo, España perdió gran parte de sus posesiones
europeas, mientras que Inglaterra obtuvo territorios como Gibraltar y
Menorca, así como privilegios comerciales en las colonias españolas. El
Imperio Austríaco y otros países también se beneficiaron territorialmente.
Estos tratados consolidaron un nuevo equilibrio europeo, donde las
potencias buscaban evitar la dominación de una sobre las demás. Las
grandes potencias terrestres eran Francia y Austria, mientras que Inglaterra
lideraba en el ámbito marítimo. España, tras la guerra, perdió gran parte de
su influencia y posesiones, convirtiéndose en una potencia de segundo
nivel en Europa.
3. LA REFORMA DEL ESTADO: EL CENTRALISMO
MONÁRQUICO Y LA NUEVA PLANTA.
Los primeros Borbones, Felipe V y Fernando VI, siguieron el modelo de
monarquía absoluta de Luis XIV de Francia para consolidar su poder en
España. Implementaron reformas destinadas a centralizar el gobierno y
unificar los reinos peninsulares:
7. CONCLUSIÓN.