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DERECHO Y PODER
INTRODUCCIÓN
Sin embargo, la diferencia no es tan radical, en realidad ninguna concepción del Derecho ha
negado la existencia de una vinculación estrecha entre el Derecho y el poder.
Ser iusnaturalista no tiene por qué suponer desterrar del Derecho el elemento de la coerción
(represión), al igual que ser positivista no lleva tampoco fatalmente a identificar el Derecho
con la fuerza.
Es razonable que un iusnaturalista, después de identificar la justicia como el fin que al que ha
de tender el Derecho, añada que (por las características de la naturaleza humana), eso no
pueda lograrse si no es recurriendo a medios coactivos: el poder (coactivo) es el instrumento
del que ser sirve el Derecho para poder realizar sus fines.
La idea general es que, en el estado de naturaleza, los individuos tienen ciertos derechos
naturales que no pueden hacer valer de manera segura si no es instituyendo un poder
político, es decir, un poder capaz de imponerse a cada uno de los individuos. Ese poder
soberano, que surge y se fundamenta con el pacto social, es lo que hace que los derechos
naturales pasen a ser derechos civiles. En definitiva, el Derecho es inseparable del Estado.
El Derecho necesita para existir de la tutela del Estado; y el Estado necesita del Derecho para
justificarse pues, lo que legitima al Estado es la protección de los derechos de los individuos.
Desde el lado del positivismo jurídico (Hart), el aspecto coercitivo está presente.
Dos de las características que constituyen lo que se denomina “mínimo de Derecho natural”
cumplen, justamente, la función de mostrar la necesidad y la posibilidad de la coerción.
Esto a su vez está equilibrado en su obra por la presencia de otros elementos consustanciales
al Derecho, como la existencia de normas secundarias (normas que confieren poder), que son
normas no respaldadas por la coacción (el resultado de no seguirlas es la nulidad, no la
sanción), y la importancia del punto de vista del aceptante, no por temor a la sanción, sino por
considerarlo como algo justificado.
EL CONCEPTO DE PODER
Según Max Webber, el concepto de poder es sociológicamente amorfo. Según él, si lo que se
entiende por poder es la probabilidad de imponer la propia voluntad en una relación social,
entonces existen innumerables formas de poder, pues prácticamente todas las cualidades
imaginables de un hombre (fuerza física, riqueza, conocimientos etc.) y todas las relaciones
sociales (amistad, familiar, trabajo) pueden colocar a alguien en esta posición.
El Derecho tiene que ver con el poder sobre la naturaleza, y en diversos sentidos. Pero aquí lo
que más interesa es el poder social, que no puede desvincularse del poder sobre la naturaleza.
El poder social podemos entenderlo como la capacidad que un individuo tiene para afectar al
comportamiento (o intereses) de otros.
Además el ejercicio de poder no supone siempre una ventaja a favor de quien lo detenta y una
desventaja para el sometido.
TIPOS DE PODER
En nuestras sociedades, el poder político es un monopolio del Estado, pero ejerce también un
poder económico y un poder ideológico.
Esta clasificación de poderes nos ofrece un esquema de análisis del problema de las relaciones
entre el Derecho y el poder que resulta útil.
DERECHO Y FUERZA
La relación más obvia del Derecho con el poder es la que cabe establecer con la fuerza física, y,
por tanto, con el Estado que es el órgano que monopoliza el uso legítimo de la violencia.
Es externa porque el Derecho puede verse como un conjunto de normas que proceden del
Estado y a las que el Estado presta un respaldo coactivo. Coactivo: Que tiene fuerza para
apremiar u obligar.
Pero también se puede hablar de una conexión interna puesto que el Derecho es un conjunto
de normas que regulan el uso de la fuerza.
Naturalmente, el funcionamiento del Derecho no exige un uso efectivo de la fuerza, sino que,
en general basta con la amenaza de recurrir a ella.
Esa doble conexión (externa e interna) entre el Derecho y la fuerza establece las condiciones
necesarias para la existencia de un sistema jurídico y ayuda a entender también porque la
juridicidad puede considerarse como una cuestión de grado.
Por un lado, muchas de sus normas no parecen contar con un respaldo coactivo, dada la
inexistencia de un verdadero Estado mundial con legisladores, tribunales, etc. Por otro lado, no
existen tampoco normas eficaces para regular el uso de la fuerza en las relaciones
internacionales.
Cuando se habla del Derecho y del Estado se trata de dos fenómenos históricos en un doble
sentido.
Por un lado, son realidades que varían en el espacio y en el tiempo (no es lo mismo el Estado
español que el chino). Por otro lado, la organización de la sociedad bajo formas jurídicas y
estatales no es algo que haya existido siempre y, de seguir existiendo en el futuro, es
razonable pensar que será bajo unas formas distintas a las actuales.
Los antropólogos hablan de “Estados prístinos”: se formaron no solo por la influencia externa
de otras sociedades, sino como consecuencia de la intensificación de la producción agrícola.
EL ESTADO MODERNO
Características:
- Frente a la consideración del hombre como ser social, ligado indisolublemente a una
unidad superior, aparece ahora el hombre aisladamente considerado, el individuo. Y,
como consecuencia de ello, el Estado, la organización política, no se ve ya como algo
que exista por naturaleza, sino que tiende a pensarse como el producto de un pacto o
de un acuerdo entre los individuos.
Primero el Estado liberal, abstencionista y garantista, del capitalismo clásico (hasta la Primera
Guerra Mundial).
DERECHO Y ESTADO
Derecho y Estado son dos conceptos que no pueden entenderse uno separado del otro.
Esto último no significa que Derecho y Estado sean conceptos coextendidos (que se refieran
exactamente a la misma realidad), ni contentivos (que se caractericen con las mismas notas)
El llamado “pluralismo jurídico” sostiene la tesis de que existe Derecho fuera del Estado.
Esta tesis ha tenido siempre alguna justificación, y cobra fuerza en las sociedades
contemporáneas como consecuencia de la privatización de lo público y de la pérdida de
soberanía estatal.
Puede entenderse en el sentido de que las fuentes del Derecho no se reducen a la ley, sino que
también se genera Derecho a través de la costumbre, de los principios del Derecho o de los
acuerdos entre particulares.
Esa tesis no supone mayor problema mientras se reconozca que hay una jerarquía entre las
fuentes: las formas no estatales solo son admisibles si están previstas o no contradicen normas
estatales. Pero el pluralismo jurídico en sentido estricto implica algo más:
Supone que además del Derecho estatal u oficial (con su pluralidad de fuentes) existen otros
sistemas jurídicos que conviven con él y que a veces lo desplazan.
Esta tesis resulta problemática de aceptar, ya que una de las características de un sistema
jurídico es su pretensión de exclusividad: donde él rige excluye la aplicabilidad de otras normas
que se opongan a las suyas.
En todo caso cabe darse cuenta de que la reivindicación de un Derecho no estatal no supone
necesariamente un Derecho más democrático, más participativo; ya que contienen muchas
veces normas que no podrían justificarse moralmente (discriminación a la mujer)
Por lo que se refiere a la juridificación de la actividad estatal, tampoco puede hablarse de
plena coincidencia. El desarrollo del Estado de Derecho supone una tendencia a limitar o a
suprimir lo que suele denominarse actos puramente políticos, aquellos que caen fuera del
control jurídico. Pero esto, por una parte, no es una realidad ya que no puede considerarse un
proceso plenamente concluido; y, por otra parte, no puede ignorarse que el Estado actúa
muchas veces vulnerando las normas que él mismo ha establecido.
Fuerza y consenso
El Estado no es solo el órgano que detenta el monopolio de la violencia física, sino también es
una institución a través de la cual se persigue ciertos fines recurriendo a medios coactivos y no
coactivos.
La política no consiste solo en conquistar el poder, sino también en alcanzar objetivos valiosos
respetando los derechos de los individuos.
Para que la ordenación de la conducta sea eficaz se necesita una conciencia de que el poder
que se ejerce es un poder legítimo, de que está justificado obedecer los mandatos de la
autoridad.
Según Max Weber, la legitimidad del poder puede asumir tres formas.
Permite entender por qué los sistemas jurídicos y políticos funcionan sin tener que recurrir a la
fuerza física, pero no pretende decir que del hecho de que exista consenso, es decir, una
disposición a obedecer a la autoridad, se sigue que lo establecido por la autoridad es, sin más,
justo. Lo que él plantea es una teórica sociológica de la legitimidad, pero no establece una
teoría de justicia.
Noción de ideología
- Las ideologías son los sistemas de ideas, las concepciones del mundo que funcionan
como una guía para la acción en el campo de la política, del Derecho o de la moral, así como la
proyección que tales ideas tienen en la conciencia de los individuos. Aquí se trata de un uso
neutral, descriptivo.
El conocimiento que tenemos sobre las cosas es siempre ideológico. Cuando se trata de
realidades construidas por el hombre, es posible pensar que los propios objetos de estudio son
ideológicos. Esto, en relación con el Derecho puede entenderse en un doble sentido:
- Del Derecho forman parte en algún sentido las ideas, sentimientos o emociones que
influyen en el comportamiento de los legisladores y demás y que se pueden calificar de
ideologías.
- También puede entenderse que las instituciones jurídicas es una ideología o segrega
ideología en el sentido peyorativo de la palabra. Por ejemplo, la concepción marxista.
Esta conexión entre el Derecho y la economía tiene un carácter extrínseco: el Derecho regula
la actividad económica, y al mismo tiempo, que el poder económico es una fuente (en el
sentido de fuente social) de Derecho.
Otra distinción importante la constituye sin duda el detalle y la sofisticación de los análisis
El análisis económico del Derecho es una corriente considerada dentro de la teoría del
Derecho que aplica métodos propios de la economía en el razonamiento jurídico.
El Derecho es visto por estos autores como conducta, y el modelo de conducta racional es la
del individuo que persigue su propio interés en el ámbito del mercado y orienta su
comportamiento de acuerdo con un único valor, el de la eficiencia económica.
Ellos piensan que siguiendo estos postulados, se puede explicar y predecir el comportamiento
de los individuos en relación con las normas jurídicas.
Sin embargo, esta teoría ha sido criticada por contener elementos de tipo ideológico.
Ésta no es la única tendencia que puede encontrarse en este movimiento. A esta tendencia
suele oponerse una tendencia liberal-reformista. El punto de partida es la economía del
bienestar que acepta que el mercado es el mecanismo más eficiente de asignación de
recursos, pero reconoce que se trata de un modelo ideal.
Finalmente, existe otra teoría, que parte del hecho de que la actividad económica en su mayor
parte no tiene lugar entre individuos, sino entre grupos de individuos, que integran
instituciones.