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Actualmente vivimos en una sociedad que enfrenta mayores desafíos de conveniencia,

desarrollo económico y generación de oportunidades influyentes y equitativas, en Colombia

hay más de un millón de niños y niñas en los primeros años más de la mitad enfrenta

condiciones de pobreza que generan la exclusión y carencia. Este escenario ha sido objeto

de múltiples análisis y de algunas acciones concretas que perduran en el tiempo.

En este contexto, la educación se presenta como un elemento que busca transformarse y ser

vector de comunidades sociales, y en particular se hará énfasis en la primera infancia, en

1976 el Ministerio de Educación incluyó la educación preescolar en el sistema de

educación formal. En diciembre de 2006, el Congreso aprobó la política pública para la

primera infancia.

La popularidad de los programas para la primera infancia ha aumentado en los últimos

años, ya que es en esta etapa donde se realizan intervenciones con el objetivo de mejorar el

desarrollo físico, cognitivo y socioemocional de los niños tener un gran impacto. Las

intervenciones realizadas en esta etapa se correlacionaron con un mejor rendimiento escolar

del niño, más débiles tasas de deserción escolar, mayor tiempo de vida ingresos, menores

índices de morbilidad y menores índices de criminalidad.

Los primeros elementos que apuntan la relevancia sobre la en la primera infancia señala

que los primeros años la vida de los seres humanos no sólo tienen importancia fundamental

para el crecimiento y desarrollo, comunicativas y social, sino que se define también el pilar

fundamental para el desarrollo humano de un país.


En Colombia ha avanzado significativamente en la promulgación y publicación de leyes,

reglamentos, planes, programas y proyectos para proteger y promover los derechos de la

primera infancia. Es evidente que el resultado positivo que se obtiene cuando se otorga un

especial a los niños en sus primeros años de vida donde, si son atendidos, alimentados y

atendidos en hogares, guarderías y escuelas, podrán crecer física y mentalmente sanos,

desarrollando actitudes y habilidades relacionadas con el pensamiento y el lenguaje,

asimismo estarán emocionalmente seguros y desarrollarán habilidades que les permitan

ganar en autonomía y independencia, estableciendo relaciones amplias y diversas consigo

mismo, con las personas y con los objetos que le rodean.

En conclusión, actualmente existe un compromiso del estado de la sociedad a favor de la

primera infancia, para mejorar la forma de integrar todos sus aspectos, en su proceso de

formación, basado en el hecho de que es el pilar transformador del individuo y por lo tanto

de su social.

Si bien la educación por sí sola no puede resolver el problema de la pobreza y las

desigualdades socioeconómicas, sabemos que la educación juega un papel clave para que

los colombianos de pobreza y pobreza lleven una vida saludable y

La capacidad de convivencia y respeto debe sembrarse y cultivarse desde la primera

infancia. Es decir, es posible romper la viciosa reproducción intergeneracional de la

pobreza, en una atención integral y de calidad a niños y niñas en situación de desventaja y

vulnerabilidad.

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