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DESARROLLO LABORATORIO 2

“Ensayo”

Elaborado por: Lina María Monroy Mongua


Asignatura: Acciones Constitucionales

Ventajas y desventajas de las causales genéricas de procedibilidad de la


acción de tutela contra providencias judiciales

Se ha tratado de anidar dentro del marco constitucional y legal


colombiano una extensa gama de acciones tendientes a arropar y salvaguardar
integralmente los derechos de las personas. Sin embrago, dicha tarea ha
experimentado vacíos que han tenido que ser llenados constantemente por
pronunciamientos jurisprudenciales emanados de la Corte Constitucional.
Vistose por el alto tribunal que en la referida normativa ni en ninguna otra se
tratara puntualmente de la procedencia de la tutela contra providencias
judiciales, fue lo que lo motivó a acudir en pronto auxilio a regular tales
escenarios, en tanto que fue consciente en que los jueces unipersonales, 1

colegiados y autoridades administrativas también son propensos a incurrir en


sendas vulneradoras de derechos fundamentales dentro de sus providencias.

Así y sin perjuicio del resguardo por la seguridad jurídica del


ordenamiento que le asiste, denominó a los yerros del grupo de los togados y
administrativos (bien fueren dolosos o culposos) como “vías de hecho1”,
denominación anteriormente adoptada. Siendo esa la única forma de poder
entrar a atacar judicialmente, vía acción de tutela, una decisión propiamente
judicial y/o administrativa que estuviera contaminada de ellos. Pues así fue
como constituyó y aterrizó las causales de su procedibilidad en dos terrenos
concurrentes a las que bautizó como genéricas y específicas, siendo estas las
que vinieran a remplazar la anterior expresión.

El estudio de las causales específicas son el paso siguiente una vez se


haya corroborado que las genéricas fueron satisfechas. Como lo que se va a
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Expresió n remplazada por la de causales gené ricas y específicas de procedibilidad de la acció n de tutela contra providencias judiciales.
ocupar aquí es de encontrar y exponer las ventajas y desventajas de las causales
genéricas no queda de menos mencionar brevemente cuáles son las que
conforman las específicas, para así abordar propiamente las primeras.

Grosso modo las específicas son el (i) defecto orgánico, (ii) defecto
procedimental absoluto, (iii) defecto material o sustantivo, (iv) defecto fáctico o
probatorio, (v) decisión sin motivación, (vi) error inducido, (vii) desconocimiento del
precedente y (viii) violación directa de la Constitución.

Ahora sí, adentrándose en las genéricas, se expondrán las ventajas y


desventajas que aprecia la suscrita.

 Ventajas de las causales genéricas

Como se dijo en líneas anteriores, las providencias judiciales en algunos


eventos ocasionan flagrantes vulneraciones a derechos fundamentales que
merecen ser objeto de censura, reproche y modificación. Pero también, aunque
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algunas se profieran en derecho, las partes que pierden o se ven afectadas con
ellas se impulsan de sus inconformismos para buscar atacarlas por medio de la
interposición “pataletosa y abusiva” de la acción de tutela. Escenarios que
fueron oportunamente avizorados por el alto Tribunal Constitucional con el fin,
por un lado, de impedir decisiones desajustadas que vulneren derechos
fundamentales y que resulten impunes, y por el otro, limitar su ejercicio
excesivo por razones injustificadamente subjetivas, que entre otras lleven a
colapsar el aparato judicial.

Las causales genéricas2 implantadas son una herramienta fundamental


que constituye la única puerta de acceso por la que puede entrar el usuario que
busca colocar en funcionamiento la institución. Como una de las ventajas que
trae este tipo de causales es que ablanda limitadamente el carácter rígido y
restrictivo que inicialmente tiene la acción. Gracias a que es limitado, en tanto
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(i) que el asunto sea de relevancia constitucional, (ii) que se cumpla con la subsidiariedad, es decir, que se hayan agotado todos los medios
-ordinarios y extraordinarios- de defensa judicial al alcance de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumació n de un
perjuicio iusfundamental irremediable, o de un sujeto de especial protecció n constitucional que no fue bien representado, (iii) inmediatez,
(iv) demostrar el yerro procesal y (v) que no se trate de tutela contra tutela.
que las causales son taxativas, establece un retén que sirve como filtro
purificador que recoge las impurezas malintencionadas con la que los actores la
invocan. Haberlo regulado de manera contraria habría sido tanto como permitir
que todas las providencias judiciales fueran proclives a ser refutadas por esta
vía en provecho de la sumariedad que le es propia.

Aunado, las causales genéricas cumplen con dos propósitos adicionales.


Primero, resguardar la seguridad jurídica del ordenamiento, en tanto que
proscribe su ejercicio cuando con ellas se busca pretermitir etapas procesales en
primera y/o segunda instancia o para que ella haga sus veces, es más para que
no se use como una tercera instancia. Y segundo, precisamente para buscar que
las providencias estén plenamente ajustadas a los parámetros que le impone la
constitución y la ley, permiten desde un punto de vista meramente formal que se
realice un control de legalidad posterior para subsanar las falencias en las que
puedan incurrir y por tanto viciar la actuación, ello como estudio previo al
posterior análisis de fondo que trae las causales específicas.
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 Desventajas de las causales genéricas

Las causales genéricas de procedibilidad se quedan cortas a la hora de


imprimirle la importancia que merece contradecir una providencia judicial en
sede de tutela. Teniendo en cuenta que se trata de una decisión o medida que se
presume fue estampada con el lleno de los requisitos legales merece ser atendida
por un trato excepcionalísimo que en la actualidad no ofrece. Las causales
taxativas carecen de parámetros reguladores que sirvan como especie de
derecho de admisión que tiendan a corroborar en la puerta de ingreso que el
accionante efectivamente, agotó suficientemente las vías ordinarias y
extraordinarias de las que podía disponer.

Si bien es cierto que se exige el cumplimiento de la subsidiaridad, la


verdad es que ella no basta, más aún cuando se maquilla, para impedir que se
llegue hasta el análisis de fondo para que se evidencie que ella se ha cumplido o
no. Y es que tan solo con que el accionante indique que sí lo hizo aun cuando no
fuere verdad esa mera manifestación hacina el aparato judicial porque este se
tiene que detener para verificarlo. Por lo mismo es que se necesita que se
incorporen requisitos adicionales que confluyan a dar el trámite que se
mencionó anteriormente, el excepcionalísimo.

Y precisamente por la connotación que trae atacar una providencia


judicial se requiere que no toda tutela que se promueva contra ella sea admitida
de inmediato, como sí ocurre con las que se incoan tradicionalmente, es decir,
las ordinarias. Dicha carencia es una desventaja palmaria que merece ser
llenada.

Se requiere incorporar la imposición de un formalismo de procedencia


sobre las causales existentes que si no se cumple, a la acción no se le pueda dar
trámite alguno, más que el rechazo de plano. Ejemplo de alguna medida sería
como la de someter su invocación a un juramento adicional (bajo la gravedad)
por parte del accionante en donde manifieste que efectivamente agotó las vías
ordinarias y extraordinarias que tenía a su disposición, o que lo hizo como 4

medida provisional o para precaver ciertamente la ocurrencia de un perjuicio


irremediable. Si no se demuestran estas condiciones deberá ser acreedor a una
sanción frente a la temeridad que le pudiera imprimir a su actuación. O también
se le puede exigir allegar la prueba, como requisito habilitante, que acredite el
cumplimiento de esa disposición ante el juzgado, tribunal o entidad donde se
llevó o se surtió la providencia judicial.

La carencia de medidas radicales como estas que lleven al actor a


abstenerse de incoar la tutela por la simple razón de alcanzar sus pretensiones
torticeramente por este canal excepcional frente a una providencia judicial aun
cuando es obvia su improcedencia permite que en la actualidad la misma se
preste para provocar avalanchas de este mecanismo por la suavidad que
presenta. Situación que influye desfavorablemente para que los jueces tomen el
ritmo que se demanda en los asuntos propios de su materia.
Al compartir las causales genéricas de procedibilidad de la tutela contra
providencias judiciales con la mayoría de las establecidas para invocarla frente a
razones tradicionales, se limita la rigurosidad extra con que el primer caso debe
ser tratado. Esa falta de trato preferencial y riguroso no le confiere el carácter
excepcionalísimo que requiere, en tanto que se encierra en el mismo circulo
habitual, y por ello, lleva inmersa consigo su admisión. Eso sucede porque a
priori no se entra a considerar que ha de ser un procedimiento especial que se
sale de lo acostumbrado, porque lo que se entra a discutir y a cuestionar es,
valga ser insistente, una providencia evocada por un servidor público que ha
aplicado o tratado de aplicar el marco normativo al caso. Por esa razón la falta
de limitantes lleva a que accionantes malintencionados lleven su asunto hasta el
análisis del operador judicial y esperar de él una suerte que en últimas no va a
suceder.

En conclusión, las causales genéricas de procedibilidad de la acción de


tutela contra providencias judiciales son un instrumento valioso para evitar la
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impunidad de decisiones arbitrarias que vulneren o coloquen en riesgo derechos
fundamentales. Permiten abrir el espectro para entrar a revocar o modificar las
decisiones tomadas por jueces y/o autoridades administrativas con facultades
jurisdicciones, lo que les resta un gran porcentaje de inmunidad procesal.
Ablanda limitadamente el carácter rígido y restrictivo que inicialmente tiene la
tutela, resguarda la seguridad jurídica del ordenamiento, permite formalmente
que se realice un control de legalidad posterior sobre la decisión adoptada.

Sin embargo, como defectos se encuentra que no ofrece un trato


excepcionalísimo y especial, toda vez que al introducir su procedencia a la
mayoría de causales que se requieren para una tutela tradicional, desatiende la
presunción de que la providencia fue proferida con el lleno de los parámetros
normativos. Permite que por cualquier motivo o causa subjetivo se coloque en
operación al juez de tutela. No impone demostrar fehacientemente que el
accionante haya agotado los recursos ordinarios y extraordinarios a su alcance.
La falta de requisitos adicionales lleva a que siempre sea admitida. Da vía libre
para que se incoe aun cuando es evidente su improcedencia.

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