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Imagen: Pexels
Todos sabemos que la adolescencia es una etapa de la vida llena de cambios y que,
en muchos casos, pueden surgir problemas y dificultades.
Como parte de las alteraciones bioquímicas inseparables de esta etapa vital, los
adolescentes suelen sufrir severos cambios en su estado de ánimo, así como los
efectos de unas relaciones sociales volátiles. Es en esta época cuando nos
empezamos a desvincular de la protección de los padres para empezar a buscar
vínculos con amigos de nuestra misma edad, y acogiendo referentes en otros ámbitos
de la vida: profesores, ídolos de televisión, músicos…
También hay otras señales que, si bien no son concluyentes, nos pueden hacer ver
que el adolescente pueda estar sufriendo alguna situación complicada. Por ejemplo, si
su rendimiento escolar o la conducta en casa o en el instituto ha experimentado un
cambio importante.
Otra señal evidente son los síntomas depresivos, sobre todo cuando el estado de
ánimo y la pesadumbre se extienden durante más de tres semanas. Esto también
puede ir de la mano de falta de apetito, trastornos o problemas del sueño y
pensamientos recurrentes sobre la muerte, según Krasner.
Hay que tener siempre en cuenta que los problemas de salud mental durante la
adolescencia suelen repercutir negativamente en las dinámicas familiares, pudiendo
provocar tensiones entre varios de sus miembros. Es de vital importancia que la
familia se mantenga unida y haga lo posible por mejorar el estado de ánimo del
adolescente, tanto promoviendo una buena sintonía en el hogar como buscando
ayuda profesional si las circunstancias lo precisan.
Si conoces a algún adolescente que esté pasando una mala época y presenta
algunos de los síntomas y señales anteriormente descritos, mantén tu comunicación
abierta con él y consulta con un profesional de la salud mental.