Está en la página 1de 4

Salud mental

Introducción
¿Qué es la salud mental?
La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que
pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo
manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. La salud mental es
importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la adultez y la vejez.
¿Qué son las enfermedades mentales?
Las enfermedades mentales son afecciones graves que pueden afectar la manera de pensar, su humor
y su comportamiento. Pueden ser ocasionales o de larga duración. Pueden afectar su capacidad de
relacionarse con los demás y funcionar cada día. Los problemas mentales son comunes, más de la
mitad de todos los estadounidenses serán diagnosticados con un trastorno mental en algún momento
de su vida. Sin embargo, hay tratamientos disponibles. Las personas con trastornos de salud mental
pueden mejorar y muchas de ellas se recuperan por completo.
¿Por qué es importante la salud mental?
La salud mental es importante porque puede ayudarle a:
 Enfrentar el estrés de la vida
 Estar físicamente saludable
 Tener relaciones sanas
 Contribuir en forma significativa a su comunidad
 Trabajar productivamente
 Alcanzar su completo potencial

Su salud mental también es importante porque puede afectar su salud física. Por ejemplo, los
trastornos mentales pueden aumentar su riesgo de problemas de salud física, como accidente
cerebrovascular, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas.
¿Qué puede afectar mi salud mental?
Hay muchos factores diferentes que pueden afectar su salud mental, incluyendo:
 Factores biológicos, como los genes o la química del cerebro
 Experiencias de vida, como trauma o abuso
 Antecedentes familiares de problemas de salud mental
 Su estilo de vida, como la dieta, actividad física y consumo de sustancias.

También puede modificar su salud mental tomando medidas para mejorarla, como hacer meditación,
usar técnicas de relajación y ser agradecido.
¿Puede cambiar con el tiempo mi salud mental?
Con el tiempo, su salud mental puede cambiar. Por ejemplo, puede estar enfrentando una situación
difícil, como tratar de controlar una enfermedad crónica, cuidar a un pariente enfermo o tener
problemas de dinero. La situación puede agotarle y abrumar su capacidad de lidiar con ella. Esto
puede empeorar su salud mental. Por otro lado, recibir terapia puede mejorarla.
¿Cuáles son las señales de tener un problema de salud mental?
Cuando se trata de sus emociones, puede ser difícil saber qué es normal y qué no. Pero los problemas
de salud mental tienen signos de advertencia, como:
 Cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño
 Aislarse de las personas y actividades que disfruta
 Tener nada o poca energía
 Sentirse vacío o como si nada importara
 Tener dolores y molestias inexplicables
 Sentirse impotente o sin esperanza
 Fumar, beber o usar drogas más de lo habitual
 Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado
 Tener cambios de humor severos que causen problemas en sus relaciones
 Tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza
 Escuchar voces o creer cosas que no son ciertas
 Pensar en lastimarse a sí mismo o a otros
 No poder realizar tareas diarias como cuidar a sus hijos o ir al trabajo o la escuela
¿Qué debo hacer si creo que tengo un problema de salud mental?
Si cree que puede tener un problema de salud mental, busque ayuda. La terapia de conversación y / o
los medicamentos pueden tratar los trastornos mentales. Si no sabe por dónde comenzar, hable con
su profesional de la salud.

La salud mental en la educación: un problema silenciado en nuestro


tiempo
Eurydice España-REDIE os invita a reflexionar hoy sobre un tema tabú, el de las enfermedades
mentales, que propone la red Eurydice en su serie de artículos conocidos como Focus
On.
“No resulta saludable estar bien adaptado en una sociedad profundamente enferma” –
Jiddu Krishnamurti

Cuando los niños tienen problemas físicos de salud las escuelas se dan cuenta de ello
muy pronto. Además, las actividades para concienciar sobre la importancia de la salud
física son muy comunes, ya se ponga el acento en la nutrición, en la higiene o el
deporte. Sin embargo, aunque los niños pueden padecer problemas de salud tanto
mentales como físicos, la salud mental tiene muchas menos probabilidades de ser objeto
de interés o de preocupación en los centros educativos. ¿Por qué ocurre esto y cuáles
son las consecuencias de pasar por alto la importancia de la salud mental en educación?

Mientras que las enfermedades físicas son visibles, los problemas mentales suelen
permanecer ocultos: solemos sentirnos más incómodos hablando de enfermedades
mentales y, además, tratamos de evitar pensar en la salud mental de los niños.
Independientemente de nuestro malestar y del intento de esquivar el tema,
la Organización Mundial de la Salud estima que uno de cada cinco niños y adolescentes
padecen problemas emocionales, del desarrollo o de comportamiento y que uno de cada
ocho tiene un trastorno mental.

Los problemas de salud mental se desarrollan temprano. La investigación demuestra que


el 50% de los problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 15 años y
el 75%, antes de los 18. Un proyecto de 2015 sobre la salud mental en las escuelas en
Europa concluyó que alrededor del 10% de los estudiantes de entre 6 y 11 años tenía
problemas mentales que requerían atención médica. Dicho de otro modo, en todas las
clases de primaria hay una media de 2 y 3 niños con algún problema mental. Y para
completar este inquietante panorama, un número desproporcionado de profesores sufre
también problemas mentales.
En Reino Unido, la encuesta Health Survey-2017 encontró que el 75% de los profesores
encuestados refirió haber padecido un problema de salud física o mental relacionado
con el trabajo en los dos años anteriores, en comparación con el 62% del resto de la
población.
Tan pronto como se aborda el tema de la salud mental en las escuelas, es rápidamente
silenciado. Un ejemplo es el gobierno de David Cameron, que en 2015 dio el paso
inédito de nombrar a Natasha Devon, una activista en el campo de la salud mental de los
jóvenes, Defensora de la salud mental en las escuelas. Sin embargo, después de que ella
criticara las políticas educativas del gobierno, especialmente la que ha ocasionado un
incremento de las pruebas estandarizadas entre los alumnos, que ella decía estaba
afectando a la salud mental de estos, fue retirada de su puesto.
La tendencia a extender cada vez más la práctica de los test al alumnado se ha vuelto
ubicua en Europa y en el mundo. El estudio Eurydice de 2011 sobre test nacionales en
Europa concluyó que “las pruebas estandarizadas nacionales se están desarrollando cada
vez más con el fin de satisfacer la necesidad de disponer de datos sobre los resultados de
los alumnos”. En el plano internacional, los test PISA de la OCDE se consideran una
importante referencia para comparar los sistemas educativos. Sin embargo, mientras
estos test pueden servir para fines útiles, también hacen crecer la ansiedad y el estrés
entre alumnos y profesores por igual.

Muchas decisiones políticas bienintencionadas pueden, de forma inadvertida, reforzar


problemas de salud mental. La necesidad de juzgar el éxito o el fracaso de las políticas
educativas a través de evidencias estandarizadas nos ha llevado a medir los resultados a
través de los test fundamentalmente. A la vez, el objetivo esencial de la educación es
desarrollar las habilidades necesarias para un mercado laboral impredecible, con un
énfasis especial en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Es raro que
a otras asignaturas se les conceda igual importancia en las discusiones políticas o que
los objetivos como el logro y satisfacción personal y el bienestar sean valorados. De
manera que las escuelas ponen a los niños bajo la presión de triunfar en un rango muy
limitado de asignaturas, mientras implícita o explícitamente se los etiqueta como éxitos
o fracasos durante el proceso. Mientras tanto, las actividades que pueden favorecer el
desarrollo de la personalidad y el control del estrés, como el deporte, la música, la danza
y el arte pierden tiempo de instrucción.

Tampoco se reflexiona mucho acerca del impacto del clima escolar sobre los jóvenes
potencialmente vulnerables. Por ejemplo, un objetivo de la educación que se expresa
habitualmente es conseguir que los niños y los jóvenes sean más resilientes. La
resiliencia consiste en saber lidiar con la dificultad, y esto es realmente importante. Sin
embargo, los niños interiorizan la idea de que experimentar dificultades puede ser un
signo de debilidad por lo que pueden tender a esconder los problemas y desarrollar un
miedo a fracasar. Estas actitudes no solo les impiden aprender, sino que además pueden
ser perjudiciales para su salud mental.

Los sistemas educativos no son los únicos responsables de generar los problemas de
salud mental de los niños, pero podrían ser un factor importante para el hallazgo de
soluciones a esos problemas. No es inevitable que las sociedades acaben con problemas
de salud mental crónicos y universalmente extendidos. Pero si queremos afrontar este
problema, deberemos primero ser capaces de reconocer que existe.”

……..Una de las tantas enseñanzas que nos ha dejado esta pandemia es la innegable
importancia de la salud física y mental. El confinamiento que hemos tenido que asumir
puede tener un fuerte impacto en los pensamientos y comportamientos sociales tanto de
adultos, como de los más pequeños.

Los cambios de rutina y la presión por ajustarse a esta “nueva realidad”, pueden causar
estrés y desmotivación en los niños, además de perjudicar su salud, autoestima y hasta
la forma de ver el mundo. Los más pequeños no cuentan aún con las habilidades
socioemocionales de un adulto, por lo que es fundamental trabajar con ellos en el
control de sus emociones y ser una guía en este proceso tan desafiante para todos.

Uno de los primeros aspectos a tomar en cuenta es la condición familiar del niño,


algunos deben lidiar con dificultades al interior de su núcleo familiar o se encuentran en
una situación socioeconómica complicada. Será importante establecer límites en la
ayuda que se le puede brindar, pues algunos inconvenientes no pueden ser solucionados
por los docentes o simplemente se salen de sus manos. En este punto el docente debe ser
empático y hacerle saber al estudiante que se encuentra a su disposición para hablar, así
como estar al tanto de los servicios de apoyo psicológico o económicos que ofrezca la
institución educativa a la que pertenece para poder entregar una información acertada.

Es importante comprender el miedo y la incertidumbre de algunos ante el virus o ante


un posible contagio, debemos hacerles saber que la situación actual es temporal y que
en algún momento todo volverá a ser como antes para ayudarlos a mantenerse
motivados. Este tipo de situaciones pueden ser las indicadas para incentivar actividades
de cuidado personal, como el lavado de manos, dientes y las duchas, que no solo los
ayudarán a tomar conciencia de su cuerpo y evitar enfermedades, sino a tener rutinas
que hagan su día más llevadero. Estas rutinas de cuidado personal y ejercicio son
importantes para los niños más pequeños, ya que para ellos es crucial el poder compartir
y jugar con otros niños. Igual de importante será incentivar los buenos hábitos
alimenticios por medio de herramientas como la Pirámide NAOS de alimentación e
implementar rutinas de ejercicio de al menos una hora diaria.

Experiencias como esta pandemia pueden tener repercusiones a largo plazo en la salud
mental de los más jóvenes, pero mantener rutinas y hábitos saludables puede ayudar a
lidiar con la incertidumbre, el aburrimiento, la depresión y enfrentar los nuevos retos
académicos. Ahora más que nunca es importante enseñarles a los estudiantes a
desarrollar técnicas de autocontrol que les permitirán llevar una vida estable y
saludable.

También podría gustarte