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Problemas en niños y adolescentes

¿Qué son los problemas en niños y


adolescentes?

La infancia es una etapa decisiva en la vida de una persona, y muchos de los problemas en niños y
adolescentes encuentran aquí su origen. Es en esta etapa cuando comienza a desarrollarse la
identidad del individuo, así como sus rasgos psicológicos; junto al crecimiento físico y cognitivo,
empiezan a desarrollarse relaciones sociales, generando vínculos y lazos afectivos. Todos estos
factores dan lugar a los rasgos de personalidad de cada sujeto, así como a sus patrones
psicológicos.

Por estos motivos, una infancia sana y positiva es la base sobre la que se asienta una personalidad
equilibrada; por el contrario, muchos de los problemas en niños y adolescentes pueden terminar
por dar lugar a posteriores desórdenes psicológicos. Sin embargo, no todos los problemas son
iguales ni requieren de un mismo abordaje. Así, cabe distinguir entre varios tipos diferenciados de
problemas en niños y adolescentes.

En la etapa de la infancia encontramos en primer lugar los problemas emocionales, que suelen ser
los más frecuentes; estos incluyen desórdenes tales como las fobias, la ansiedad, la depresión, etc.
Un segundo tipo sería el de los problemas del aprendizaje, como por ejemplo el Trastorno del
Déficit de Atención. Y otra tipología diferenciada serían los problemas de la conducta, como por
ejemplo la agresividad o el retraimiento social.

Junto a todas estas problemáticas propias de la infancia, en la adolescencia se pueden producir


también otras situaciones específicas. Esta es una de las etapas más complejas de la vida, donde se
experimentan severos cambios internos y externos; por ello, la adaptación a estas nuevas
situaciones puede ser difícil, tanto para el adolescente como para quienes le rodean. Así, no es
rara la aparición de problemas psicológicos en adolescentes. Algunos trastornos, como por
ejemplo la anorexia, bulimia, aislamiento, rebeldía, etc., son muy característicos de este periodo
vital.

¿A qué se deben los problemas en niños y adolescentes?

Según diversos estudios, aproximadamente el 22% de los niños padece o ha padecido algún tipo
de desorden psicológico. Sin embargo, la infancia y adolescencia es un periodo muy amplio,
variado y complejo, por lo que no se puede decir que los problemas en niños y adolescentes
tengan una única causa o desencadenante. Por el contrario, cada momento de este periodo tiene
diferentes etapas, que se encuentran claramente diferenciadas. En cada una de estas etapas, el
desarrollo individual pasa por momentos distintos; así, la causa de cada problema varía en función
de en qué etapa nos encontremos:
Primera infancia: se desarrollan las emociones básicas y los primeros lazos afectivos. La
comprensión del mundo exterior es aún muy reducida, y se da un pensamiento esencialmente
egocéntrico.

De 2 a 6 años: se empieza a comprender la individualidad y a desarrollar la personalidad propia. Al


mismo tiempo, se comienza a entender el mundo exterior y a buscar la manera de adaptarse al
mismo.

De 6 a 12 años: el niño puede empezar a comprender conceptos abstractos y a desarrollar


relaciones sociales complejas. La identidad individual empieza a configurarse conforme a personas
ajenas al círculo familiar.

Adolescencia: se deja de ser un niño, pero no se es aún adulto. Aquí se produce una búsqueda de
la independencia, y las reacciones emocionales son muy intensas y variables.

Factores comunes en la aparición de trastornos

Lógicamente, en cada una de estas etapas se producen situaciones y condicionantes específicos,


que pueden dar lugar a complicaciones concretas. Sin embargo, todos ellos podrían clasificarse en
mayor o menor medida en tres categorías diferentes:

Factores sociales: el entorno familiar y social del individuo también tiene una gran importancia en
el desarrollo individual. Existe una fuerte influencia de estos elementos a la hora de padecer o no
un trastorno psicológico. Por ejemplo, las personas que han crecido en un entorno
desestructurado, quienes han sufrido acoso en el colegio, o hijos que no han tenido un apego
apropiado con sus padres, tienen mucha más probabilidad de padecer problemas emocionales o
de conducta.

Factores biológicos: está demostrada la existencia de factores biológicos y fisiológicos en los


patrones de personalidad. Elementos como el metabolismo, las funciones cerebrales o
neurológicas, factores bioquímicos, etc., tienen una relación directa con la aparición de posibles
trastornos psicopatológicos en niños y jóvenes.

Factores personales: la personalidad individual es también un elemento relevante respecto a la


probabilidad de sufrir un trastorno. Así, los niños con rasgos de ansiedad, depresión, o baja
autoestima pueden ser más propensos a desarrollar un desorden emocional. Igual sucede, por
ejemplo, con los niños con baja empatía, pocas habilidades sociales, impulsividad o inestabilidad
afectiva.

¿Cuáles son los principales síntomas de los problemas en niños y adolescentes?

Muy frecuentemente es difícil diagnosticar los problemas en niños y adolescentes, ya que suelen
confundirse con otros problemas de conducta. Identificar un desorden psicológico, y diferenciarlo
de un simple problema de comportamiento, puede ser complicado para los padres; además, los
niños frecuentemente no disponen de las herramientas o del vocabulario para explicar sus
inquietudes.
Existen sin embargo una serie de señales de alarma que pueden ser indicativas de que algo no va
bien. Por lo tanto, algunos de los indicios que nos pueden indicar la necesidad de buscar ayuda
profesional serían los siguientes:

Alteraciones anímicas: el niño muestra emociones de tristeza, irritabilidad o retraimiento durante


un periodo superior a dos semanas.

Reacciones emocionales intensas: si el niño experimenta fuertes reacciones emocionales, como


miedo, preocupación o euforia.

Cambios en la conducta: cuando el niño muestra comportamientos diferentes a los que suele
desarrollar; esto es especialmente acusado si son conductas agresivas, de rebeldía o de estar fuera
de control.

Incapacidad para concentrarse: dificultad a la hora de realizar esfuerzo intelectual o de centrarse


en una tarea.

Alteraciones severas de peso: puede ser un indicativo de un trastorno de la conducta alimentaria,


como anorexia o bulimia.

Dolencias físicas: dolores de cabeza o de barriga pueden indicar una somatización; esto es una
forma de manifestación de otros problemas, como la ansiedad o la tristeza.

Lesiones: algunos problemas pueden llevar al niño a autolesionarse. Algunos signos de alarma
serían la aparición de cortes, quemaduras o arañazos en el cuerpo del menor.

Adicciones: el consumo de sustancias como alcohol, tabaco o drogas a edades tempranas puede
estar relacionado con problemas emocionales. En ocasiones, los menores consumen estas
sustancias como forma de afrontar o enmascarar sus sentimientos.

¿Qué tipos de problemas en niños y adolescentes hay?

Como ya hemos indicado, los problemas en niños y adolescentes pueden ser muy variados. Entre
los desórdenes más comunes, encontramos los siguientes:

Ansiedad infantil

La ansiedad es uno de los desórdenes más frecuentes entre los problemas en niños y
adolescentes. La ansiedad es una respuesta adaptativa que nos pone en alerta ante posibles
amenazas; por lo tanto, es una emoción que todas las personas experimentan y que cumple una
función, no es mala. Sin embargo, cuando un niño presenta una ansiedad elevada y mantenida en
el tiempo, es señal de alarma. En estos casos, se recomienda acudir a un especialista para que
pueda evaluar si existe un problema.

Fobias y miedos en los niños

El miedo, al igual que la ansiedad, es una emoción innata en todas las personas. Como tal, todos
los niños experimentan miedo en diferentes momentos de su vida. Así, podemos afirmar que cada
edad tiene sus propios temores y miedos característicos. En realidad, tan solo hay un problema
cuando el miedo deja de ser transitorio y se convierte en permanente; o bien cuando hablamos de
un temor irracional e incontrolable, capaz de generar reacciones extremas como nauseas,
temblores, mareos, etc. Dependiendo del niño y del nivel de gravedad de la fobia, el tratamiento a
emplear variará en intensidad y duración.

Depresión infantil y estado de ánimo

Aunque muchas veces no seamos conscientes de ello, la depresión puede afectar también a los
niños. Sin embargo, su falta de madurez los hace más vulnerables, ya que no siempre saben
explicar sus sentimientos o emociones. Por ello, es importante prestar atención a aquellos niños
que presentan un mayor riesgo de sufrir depresión; este sería el caso, por ejemplo, de quienes han
perdido un familiar, o quienes viven en un entorno familiar desestructurado.

Puesto que cada niño es diferente, es necesario conocer muy bien al menor para poder identificar
si está sufriendo depresión, ya que no hay que confundir la simple tristeza con un auténtico
trastorno depresivo. Así, conociendo los patrones de comportamiento habituales del niño,
podremos identificar si realmente está desarrollando un desorden emocional.

Problemas de autoestima en niños

La autoestima es la conciencia del niño de su propio valor, y de quererse y aceptarse tal y como es.
Es un elemento básico en la formación de la identidad del niño, del que dependerá su capacidad
de aprendizaje. De ella dependerán en gran medida tanto sus capacidades individuales como sus
relaciones sociales.

Algunos comportamientos pueden ser indicativos de que el menor está sufriendo problemas de
autoestima. Un ejemplo sería cuando se empiezan a evitar actividades intelectuales o deportivas
por miedo al fracaso; cuando se engaña o miente echando la culpa a los demás para no asumir
errores propios; o cuando se adoptan actitudes agresivas o extremadamente tímidas. En todos
estos casos, es aconsejable hablar con el niño para averiguar si realmente está sufriendo
problemas de autoestima.

Problemas de conducta

Todos los niños y adolescentes se comportan mal a veces, es algo inherente a madurar y explorar
los propios límites. Sin embargo, a veces se puede llegar a desarrollar un patrón de conducta
verdaderamente hostil. En estos casos, no hablaríamos ya de situaciones puntuales, sino de un
auténtico trastorno del comportamiento.

Comportamientos desafiantes como las rabietas permanentes, la desobediencia, las mentiras


persistentes o la agresividad entrarían en esta categoría. En estos casos, es recomendable buscar
ayuda profesional, ya que en caso contrario el problema pueda agravarse con el tiempo.
Déficit de atención, concentración e hiperactividad (TDAH) en niños

El Trastorno por Déficit de Atención es el desorden más común entre los problemas en niños y
adolescentes. Las personas con TDAH tienen dificultades para mantener la atención, impulsividad,
hiperactividad o exceso de movimiento. La base de este problema es neurológica, y puede
conllevar dificultades escolares o sociales en quienes lo padecen; sin embargo, afortunadamente
este trastorno tiene una buena respuesta al tratamiento.

Problemas de relaciones y habilidades sociales en niños

Las habilidades sociales son el conjunto de comportamientos que empleamos para relacionarnos
con otras personas y nuestro entorno. Estas habilidades se comienzan a adquirir en la infancia y se
van desarrollando paulatinamente con el tiempo; por este motivo, es normal que los niños puedan
experimentar dificultades puntuales en este ámbito.

Sin embargo, cuando estos problemas son persistentes y continuados, posiblemente el menor
necesite de ayuda para mejorar sus relaciones sociales. La timidez excesiva, una baja autoestima o
el miedo constante pueden ser algunas señales de alarma. De no tratarse adecuadamente estos
problemas, pueden cronificarse con el tiempo e incluso persistir en la edad adulta.

Problemas de dependencia en niños

El proceso de maduración y desarrollo de los niños consiste en llegar a ser independientes y


autosuficientes. Así, los menores pasan de una absoluta dependencia cuando son bebés, a una
vida autónoma en la etapa adulta. En las primeras etapas de la vida, el niño requiere de sus padres
para todo; poco a poco, de manera gradual, esta dependencia se va viendo reducida, hasta llegar
finalmente a ser autosuficientes.

Sin embargo, a veces sucede que este proceso de emancipación gradual no evoluciona como
debiera. En esto suele influir de manera decisiva el estilo de apego y el tipo de educación otorgada
al niño. En este sentido, la manera en la que los padres se comportan con el menor termina
influyendo directamente sobre la personalidad que este desarrolla, cómo de autónomo o
dependiente es, y hasta qué punto puede llegar a ser autosuficiente.

Problemas de eliminación

Los problemas de la eliminación se definen como la dificultad en el control de los esfínteres. Los
más comunes son la enuresis (control de orina) y la encopresis (control de heces). Se trata de un
problema común en la infancia, y que afecta no solo al niño sino a la familia entera; cuando se
prolonga en el tiempo, puede ser incluso una fuente de conflictos entre el niño y los padres. Este
es un problema bastante frecuente, y aunque puede ser intencional generalmente es de carácter
involuntario. Afortunadamente, este desorden tiene una muy buena respuesta al tratamiento
psicológico.

Fracaso escolar

El fracaso escolar es otra de las dificultades frecuentes entre los problemas en niños y
adolescentes. Este problema implica la incapacidad para asimilar los contenidos académicos
establecidos en función de la edad y desarrollo del menor. Puesto que esto puede venir motivado
por distintas causas, no cabe achacar la responsabilidad en exclusiva al alumno; por contrario, en
la mayor parte de los casos la comunidad educativa y la familia tienen también un rol importante.

La importancia de este problema estriba en que afecta a dimensiones personales del alumno,
como por ejemplo su autoestima, pero también en que puede tener un importante impacto el
desarrollo de la vida posterior del mismo, si como consecuencia abandona los estudios. En estos
casos, no saber orientar adecuadamente al niño en un momento dado, puede condicionar todo su
futuro profesional.

Acoso escolar

El acoso escolar es cualquier forma de maltrato físico o psicológico que se produce entre
estudiantes de manera reiterada; aunque se inicia en las aulas, el acoso se mantiene también
fuera de ellas, mediante internet o redes sociales. Este problema se ha agravado en los últimos
años, ante la sensación de impunidad de quienes lo provocan. Suele darse entre los 12 y los 16
años de edad, y sus consecuencias son extremadamente graves.

El maltrato suele dirigirse hacia quien se percibe como más débil, ya sea física o emocionalmente.
Además, el agresor desarrolla la necesidad obsesiva de atacar a su víctima, dada la sensación de
superioridad que le proporciona. Generalmente se desarrolla con la complicidad, o al menos el
silencio, del resto de alumnos. Ante cualquier indicio de que un niño esté sufriendo acoso, es
imperativo denunciarlo y buscar ayuda.

Trastornos del sueño en niños

Los trastornos del sueño son comunes en niños, hasta tal punto que algunos estudios indican que
cerca del 25% – 30% de las visitas al pediatra están relacionadas de uno u otro modo con esta
problemática. Este problema implica la incapacidad para dormir del niño, quedarse dormido en
momentos inadecuados, o tener demasiado sueño. El principal problema es que no suele ser
sencillo determinar cuándo existe un verdadero trastorno del sueño, ya que no es lo mismo un
problema del sueño que un trastorno del sueño.

Los problemas del sueño son patrones de sueño que pueden ser insatisfactorios para los padres, el
niño o el pediatra. Sin embargo, no todos estos problemas son anormalidades ni todos requieren
de un tratamiento. Por el contrario, un trastorno del sueño se da cuando realmente existe una
alteración de la función fisiológica del sueño. En estos casos, sí que existe un menoscabo del
bienestar psicológico o físico del niño.

Trastornos de la alimentación en niños

Aunque los trastornos de la alimentación se dan también en adultos, son frecuentes en niños y,
sobre todo, en adolescentes; esto es especialmente cierto en algunas patologías concretas, como
la anorexia y la bulimia. Además, por sus implicaciones para la salud, son posiblemente los más
graves de los problemas en niños y adolescentes. Sin embargo, los trastornos alimenticios también
ocurren en edades más tempranas, especialmente los relacionados con la aversión a la comida. En
cualquier caso, dada la gravedad de estos trastornos, es imprescindible buscar ayuda profesional
tan pronto como se detecten.

Dificultades de aprendizaje

Las dificultades de aprendizaje son un grupo variado de problemáticas, caracterizadas por la


incapacidad para adquirir ciertos conocimientos o habilidades. Estas dificultades suelen
relacionarse con las capacidades de leer, escribir, entender, razonar o calcular matemáticamente;
en función de la capacidad de que se trate, nos encontraríamos ante un tipo de trastorno u otro.

Estos problemas son bastante frecuentes, y se calcula que entre el 10% y el 15% de los niños los
padecen. Diversos estudios indican que estas dificultades de aprendizaje son una de las causas
más frecuentes de fracaso escolar. El correcto diagnóstico del problema de que se trate es uno de
los elementos más importantes para un tratamiento efectivo.

Psicomotricidad

El progreso de un niño en su psicomotricidad le permite ser capaz de controlar mejor sus


movimientos e impulsos emocionales, así como una mejor adaptación al medio social, familiar y
escolar. Los problemas psicomotrices son también un elemento que puede obstaculizar el
aprendizaje, lo que hace fundamental una intervención precoz; por este motivo trabajar la
psicomotricidad permite mejorar la relación y comunicación del niño con los demás.

Adicciones en niños

Una adicción es un hábito de consumo incontrolado, generalmente a una sustancia, como por
ejemplo drogas, tabaco o alcohol. Sin embargo, existen también adicciones sin sustancia, como
por ejemplo la adicción a los videojuegos, a internet o al teléfono. De hecho, en la edad infantil
estas son las más frecuentes, y muy generalmente referidas al uso de tecnologías; sería ya en la
adolescencia donde las adicciones a sustancias adquieren mayor importancia. Ante la sospecha de
que nuestro hijo pueda estar sufriendo una adicción, se recomienda buscar ayuda especializada.

¿Cómo se tratan los problemas en niños y adolescentes?

El ambiente familiar, educacional y social, influyen sobre el niño y sobre su salud mental, al igual
que sus experiencias fuera del ámbito del hogar. Cuando se trata de niños pequeños los padres,
sobre todo los primerizos, frecuentemente no saben cómo manejar determinadas situaciones. En
estos casos, es importante detectar de manera temprana los problemas del niño. Un psicólogo
especializado en terapia infantil y juvenil puede ofrecer pautas de actuación y claves para
comprender mejor las necesidades del menor.

Por otro lado, encontramos los problemas propios de los adolescentes. Esta es una etapa difícil en
la vida de una persona, lo que hace que el menor pueda encontrarse desorientado; además, los
padres muchas veces se ven superados, o no saben cómo ayudar a sus hijos. Por ello hay que estar
pendiente de sus comportamientos y actitudes, pero también de su desarrollo emocional y social.
Al igual que hay que estar al tanto de si el menor está pasando dificultades personales, en el
colegio o con sus amigos, se debe de tener la capacidad para orientarle y ayudarle en estos
momentos. En estos casos, la psicoterapia puede ofrecer herramientas de utilidad para ayudar a
solucionar las problemáticas del adolescente.

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