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Comercio, desde siempre, significa negociar, con ánimo de lucro sobre bienes, en especial
mercaderías de uso y consumo, este reconoce una génesis rudimentaria en el trueque; después
aparece la moneda y más adelante el crédito.
"Los actos de comercio son los que realiza una persona no para satisfacer una necesidad propia,
sino como intermediario, persiguiendo habitualmente un fin de especulación"
La materia mercantil existió siempre, desde el remoto origen humano; tan pronto como se realiza
un intercambio de cosas con un interés lucrativo, podemos decir que el hombre realiza
comercio.Pero la materia comercial como disciplina autónoma y diferenciada del resto del
derecho privado, no se manifiesta hasta la época medieval,con el florecer de las nuevas ciudades
tras el período feudal, nace la acumulación de capital privado que determina la aparición de una
clase social que vive en las ciudades dándoles una novedosa actividad económica: es la burguesía.
Se puede trazar el origen de leyes que regulan ciertas pautas comerciales hasta antiguos
ordenamientos jurídicos como el antiguo Código de Ur-Namú, que se remonta a 2050 años antes
de Cristo y es unos 300 años anterior al de Hammurabi; éste regula formas precarias de sociedad,
transporte (en especial marítima), préstamo, depósito, compraventa y comisión.En tanto existe
comercio, aparecen reglas escritas o se conservan normas verbalesque lo reglamentan. Pero el
ordenamiento legal diferenciado no aparecería hasta bastante después.
En Grecia y Roma se desarrolla el comercio, pero desenvolviéndose por dos carriles diversos: el
pequeño comerciante, que no es ciudadano y es mal mirado por quienes lo son; y el comercio
extrazonal, manejado desde los niveles gubernamentales.
Civilización Romana.
No hubo en Roma un derecho comercial, tal como se lo concibe actualmente, pese a la intensidad
de la vida mercantil y la existencia de instituciones comerciales; ellas estaban contenidas en el
derecho común.
La realidad fue otra: no fue una disciplina separada con rigor jurídicoy que los juristas del
Imperiono le atribuyeron una característica particular aparte de la del derecho material y procesal
general. El derecho mercantil en Roma era derecho común; pero a la vez, era un derecho especial,
distinguible del derecho común general, aunque, como ocurre todavía en el sistema anglo-
norteamericano, no había una sistematización legal específica:
Las reglas mercantiles directas o indirectas fueron, en Roma, numerosas; algunas tomadas de
Grecia o de pueblos conquistados, otras de propia creación.
Con la caída del Imperio Romano de Occidente y la venida de los "bárbaros", la actividad general
se traslada al campo. En el período medieval desciende el nivel cultural, decaen las escuelas, las
leyes, la administración pública y la justicia; los restos de cultura se refugian en algunos
monasterios. En la baja Edad Media el comercio llega a su mínima expresión; el tráfico mercantil
por tierra en largas distancias se hace imposible; el marítimo ve grandemente menguada su
vitalidad anterior.
Los pueblos invasores traen sus leyes y costumbres jurídicas, las que se enfrentan con el rigorismo
formal romano. Toda Europa se sacude y reacomoda a la nueva realidad. Entre otras novedades
jurídicas, el derecho de los invasores es fundamentalmente consuetudinario, fuente de gran
importancia en el derecho comercial.
Hacia el siglo X aparece un paulatino reordenamiento de labores, roles y normas, que se conoce
históricamente como feudalismo. La inseguridad del habitante en general, lo impulsa a buscar su
protección en caudillos fuertes, a quienes se llama señores feudales, que edifican castillos o
fortalezas y tienen el don de la organización y el mando. La economía es en esta etapa
eminentemente agrícola y su control y verdadera propiedad están en manos del señor feudal.
Esto acaece en la Europa central, pero en las ciudades italianas, se aprecia otra realidad.
Comienza también en el siglo XIII el uso de libros y normas de contabilidad por partida doble; el
tráfico se complica, los negocios que se abarcan son mayores: ello determina la creación de
diversas formas de acumulación de capital y su uso en operaciones de banca.
El hombre que se desplaza del campo a la ciudad, no sólo lo hace por motivos económicos, sino
también para sacudir el yugo de la férrea voluntad del señor feudal. Busca su realización como ser
humano y fundamentalmente su libertad.
Los burgueses desean conquistar un nuevo orden jurídico que los beneficie; quieren el poder
político y tribunales propios según las necesidades de la dinámica de las transacciones; desean
libertad de residencia, seguridad de la persona y de los traslados personales y de las mercaderías;
libertad para negociar. Todo ello se logra con el tiempo, cuando se acepta unalex
mercatoria,basada en usos, costumbres y normas que regulan la actividad de grandes y pequeños
mercaderes. Ese conjunto de normas de contenido jurídico es el "estatuto del comerciante", que
tiene un neto matiz subjetivo y profesional.
Con los mercaderes se produce el notable desarrollo de la economía mobiliaria; por eso, el nuevo
derecho no se ocupa de inmuebles, ni de actividades agrícolas: se basa en el intercambio y en la
intermediación de cosas muebles; estos rastros perduran todavía en nuestra legislación.
Ferias y Mercados.
En ambos se intercambian o venden productos, se rinden las cuentas y se liquidan las deudas; la
venta al menudeo se produce principalmente en los mercados, donde la población concurre a
surtirse. A las ferias van los mercaderes profesionales: allí se intercambian los distintos productos;
como requieren una larga preparación, se las celebra anualmente o a lo sumo dos veces al año.
En vez de vender de ciudad en ciudad, se van organizando reuniones permanentes, que con el
correr del tiempo se hacen famosas: son las ferias. En ellas, los comerciantes intercambian
experiencias recíprocas; a su vez la población en general se beneficia con la mayor disponibilidad
de productos y más variedad en cantidad y calidad.
El dinero se utiliza cada vez más, pero con él también se genera una forma de multiplicación de la
moneda: es la llamada "moneda de banca", de tanto mayor cotización cuanto más importante es
la "casa bancaria" que la produce.
Son figuras jurídicas utilizadas por los comerciantes con el fin de agilizar sus negocios, evitar el
envío de moneda metálica a lugares lejanos y de simplificar pagos y enjugar deudas.
Se puede afirmar que en las ferias y mercados comienza el perfeccionamiento y una suerte de
recreación de esas modalidades negociales. Primero como contrato solemne, poco a poco se dejan
de lado las formas hasta llegar a aceptarse un título, con breve escritura y una firma, la del
responsable.
Las corporaciones
Estas asociaciones nacen durante el régimen feudal; pasan, de voluntarias y espontáneas, a ser
obligatorias, al punto de impedir el ejercicio del oficio a quien no estuviera autorizado por ellas.
Las corporaciones adquieren poco a poco gran poder: comienzan a controlar las ferias, participar
en cargos municipales, propugnar ordenanzas y reglamentos, adquirir privilegios y franquicias,
intervenir en asuntos de impuestos y aduanas, acrecentar sus propiedades inmobiliarias y
almacenes de depósito. Las corporaciones imponen estatutos, verdaderos reglamentos de cada
oficio. El derecho corporativo queda abolido completamente con la Revolución francesa.
La Jurisdicción.
De lalex mercatorum surge así, tanto de los propios comerciantes como de la jurisdicción especial,
el consulado. Los cónsules no son letrados sino hasta muchos años después. Juzgan aplicando la
buena fe, la costumbre, la equidad.
Las normas jurídicas de los estatutos, empezando por los de las ciudades italianas, son la base del
actual derecho comercial: en ellos se dispone sobre diversas formas asociativas, muchos de los
contratos comerciales hoy conocidos, el corretaje y la representación, las falencias. Todas estas
reglas legales agrupadas debían ser obligatoriamente aplicadas por los tribunales consulares
presididos por grandes mercaderes. Y esta jurisdicción se va extendiendo a individuos que sin ser
comerciantes o miembros de una corporación, intervienen en materia mercantil. Los grandes
mercaderes debían tener conocimientos mercantiles en general, saber leer y escribir, entender un
sistema de contabilidad, poseer criterio sobre temas jurídicos y actuar en política. El tráfico
mercantil comienza a hacerse multiforme y complejo.
Con las cruzadas primero, los viajes, exploraciones y descubrimientos y los grandes inventos
después, contribuyen a consolidar este derecho, que ya se revela como una importante rama
autónoma del derecho privado.
En esa época Europa sale de una larga crisis de crecimiento que es desigual en las distintas
regiones: se fundan monarquías poderosas. El derecho comercial pasa en esta época a formar
parte del derecho estatal de los Estados monárquicos; ellos reivindican para sí el monopolio de la
función legislativa. Pero la disciplina sigue siendo autónoma. En este período y no con la
codificación, se produce la objetivación del derecho comercial: muchos no comerciantes practican
uno o más actos de los realizados por mercaderes, pero sin intención profesional. La ley aplicable
natural que se impone es la mercantil, porque así lo exige el razonamiento lógico.
La fase urbana de la economía pasó y estamos ya en la época de las economías nacionales, que,
centralizadas y organizadas, dan pie al enorme avance expansionista del Renacimiento. Del siglo
XV en adelante, comienza a desaparecer la artesanía y a perfeccionarse los
procedimientosindustriales en estado embrionario.
De todos modos el comercio progresa: la letra de cambio adquiere una notable difusión; la
contabilidad se hace más compleja;la noción de empresa aseguradora nace con el origen de la
figura, ya que es imposible que una sola persona garantice una expedición marítima con
mercaderías valiosas.
Nace un nuevo problema, que es el del crédito al empresario, es decir, el comerciante organizado
y próspero; con el crédito aparece la necesidad de la circulación de él; es entonces cuando el
derecho comercial crea nuevas estructuras jurídicas que posibiliten también la circulación del
crédito, como antes circulaban los bienes.
La sociedad comercial tuvo una doble vertiente: la privada, fundada sobre la base del poder
político vinculado a los negocios, favorecido por el anonimato de los verdaderos dueños del
capital; y la sociedad pública gestada desde el Estado para realizar importantes empresas.
Ejemplo de esto son las Compañías de Indias se fundan en los siglos XVII y XVIII, en ellas se
generaliza un beneficio que sólo era conocido para una clase de socios en las sociedades en
comandita: la limitación de la responsabilidad al aporte que el socio prometía al ente colectivo; su
patrimonio personal quedaba al margen de los riesgos del negocio. Su carácter público está dado
por el hecho de que no se las podía formar sin una autorización real, la carta de concesión.
Con la organización accionaria recuperan vida los bancos, estos intermedian exclusivamente
respecto del dinero y de los papeles de comercio; reciben depósitos, otorgan créditos y financian
operaciones con grandes ganancias. A una con los bancos se crea la "moneda contable" y la
expansión económica con una mínima circulación de la moneda metálica.
Se suele enseñar que el derecho comercial pasa, de un primer estadio subjetivo (en cuanto regula
la persona del comerciante) a otro que históricamente se califica de objetivo, porque se
establecen actos que son, por su naturaleza, mercantiles. Esta segunda etapa se asigna,
erróneamente a veces, a los principios impuestos por la Revolución francesa.
De las costumbres se pasa a los estatutos, que por ese motivo, van adquiriendo progresivamente
más complejidad. De la autorregulación corporativa se llega a la normativa impuesta por el
príncipe o el rey. Los estatutos personales, reglas aplicables por los jueces especiales, pasan a ser
cuerpos escritos, que contienen normas orgánicas concernientes a la materia; de una
preponderante subjetividad se pasa a una objetivación de lo regulado: se identifican ciertos actos
como los "de comercio", y se les aplica la nueva normativa comercial. Las reglas legales, dictadas
cada vez con mayor precisión jurídica,
Con la formación de las grandes monarquías, del derecho comercial de los estatutos corporativos y
las costumbres recopiladas se pasa a un nuevo derecho mercantil de los edictos y ordenanzas
reales.
Esto coincide con la formación de Estados nacionales, más amplios que las comarcas feudales. Con
las reglas escritas, que pretenden objetivar por un lado lo que los comerciantes hacen de manera
profesional y por otro, determinar obligaciones personales exclusivamente para ellos, aparece una
nueva forma de aplicar el derecho comercial para la jurisdicción consular: los mercaderes serán
juzgados por ella sólo cuando corresponda a negocios mercantiles; por otro lado, quien realice
actos de comercio sin ser comerciante, también será juzgado a tenor de las reglas de nuestra
materia. En materia de ordenanzas, España, en 1737, exhibe sus famosas Ordenanzas de Bilbao,
que a su vez fue más adelante fuente de inspiración para muchos países de Hispanoamérica.
Con los códigos, el Estado ordena más adecuadamente la actividad mercantil, imponiendo al
comerciante profesional la inscripción y otras obligaciones y a los grupos colectivos de
comerciantes (sociedades) la inscripción y la publicidad. El centro de la norma no será ya la figura
del comerciante; habrá reglas subjetivas para él y otras objetivas, admitiendo o condicionando la
forma en que se practique la actividad mercantil.
En 1789 se decide abolir los privilegios que conculcan la igualdad y la libertad que los
revolucionarios sustentan: la Asamblea Constituyente suprime tanto los privilegios individuales
como los de comunidades: virtualmente hay libertad plena de comercio e industria. Setrata de
terminar con las corporaciones, por ser asociaciones con privilegios incompatibles con las nuevas
ideas que en aquella época se difunden. Reciénen 1791 y a iniciativa de Le Chapellier, se promulga
el decreto del 14 de junio, por el cual quedan definitivamente disueltas las corporaciones,
estipulándose que el comercio será ejercido por quien lo desee y con toda libertad.
Cuando se proyecta la redacción de este Código las corporaciones ya no existían; cualquiera podía
ser mercader o artesano; por eso se perfecciona la objetivación del acto de comercio y se omite
regular subjetivamente, en principio, al comerciante, aunque después aparece esta figura. Surge la
idea de caracterizar al comerciante como a quien realiza actos de comercio haciendo de ellos su
profesión habitual.
En 1737 Felipe V de España confirma las famosas Ordenanzas de Bilbao, de indudable importancia
para el derecho mercantil peninsular y americano. Regulan el comercio terrestre y el marítimo y se
las aplica en la mayor parte de los consulados de España y de América.
Antes de 1810 regía en nuestro país la legislación hispana para sus colonias de América: las leyes
de Indias y las de Castilla primero, y las Ordenanzas de Bilbao del año 1737 después, tuvieron
vigencia desde 1794.
En 1503 por Real Cédula se crea la Casa de Contratación de Sevilla, compuesta en sus comienzos
por un tesorero, un contador y un factor, a cargo del cual corría la recepción del oro, plata y
piedras preciosas de América; tenía funciones de gobierno con atribuciones políticas y era
organismo rector del comercio peninsular con las Indias. En 1524 se crea el Real y Supremo
Consejo de Indias: intervenía en la administración de los nuevos territorios y en la preparación de
leyes que se sometían al monarca para su aprobación.
Desde otro punto de vista, esas leyes generales, adicionadas con cédulas, provisiones y
ordenanzas, formaban un sistema de muy complejo tratamiento por la superposición de textos e
infinidad de decisiones emitidas en respuesta a los diversos problemas que iban surgiendo.
La magistratura colonial era compleja; había jueces reales, que eran funcionarios con ciertas
atribuciones judiciales, jueces capitulares (integrantes del Cabildo) y jueces de la Real Audiencia
(órgano que, como se sabe, tenía poder equiparable al del virrey).
El 30 de enero de 1794 se expidió la Real Cédula de creación del Consulado de Buenos Aires,
tribunal que seguía históricamente la tendencia europea de separar la jurisdicción civil de la
mercantil.
Este tribunal, independiente y autónomo, como todas las instituciones de Indias, subsistiría en
nuestra patria hasta 1862.
Época Independiente
En los primeros años de independencia de nuestro país, se aplican los preceptos hispanos, salvo
los que contradijeran expresamente la nueva organización política; se mantiene con pocas
excepciones el derecho castellano vigente.
El Código de Comercio español fue al principio adoptado por varias provincias, dada la falta de un
ordenamiento adecuado a la realidad mercantil. El uso de esa ley codificada revela a muchos la
imprescindible necesidad de contar con una regulación propia y adecuada al medio.
La separación de Buenos Aires del resto del país, encuentra a Dalmacio Vélez Sarsfield como
ministro de gobierno en 1856. Por su iniciativa -y también, se dice por consejo de Sarmiento-,
decide emprender la obra junto a Eduardo Acevedo, destacado jurista uruguayo que años antes
había redactado un proyecto de Código Civil para el Estado Oriental del Uruguay, redactar un
Código de Comercio.
El proyecto Vélez - Acevedo se presenta en la legislatura en el año 1857; se intenta cierta revisión,
pero es ella imposible por el especial tecnicismo del trabajo; Sarmiento sigue bregando por la
aprobación de las Cámaras de la provincia, lo cual se consigue por fin en 1859, el 6 de octubre, sin
reformas ni enmienda alguna.
Este Código tenía algunas particularidades: comerciantes eran los que se inscribían en la matrícula;
no se legislaba sobre cheques y eran incompletas las reglas sobre sociedades. Constituía un Código
unificado principalmente en lo referente a las obligaciones y contratos; debe recordarse que aún
no existía el Código Civil.
Bajo la presidencia de Bartolomé Mitre, cuya firma refrenda Juan A. Gelly y Obes, el 12 de
setiembre de 1862 se promulgó el Código de Buenos Aires como Código de Comercio de la Nación,
cumpliéndose así una etapa de progreso en la organización nacional.
LA EMPRESA
Desde el punto de vista económico, es empresa una organización que prevé la realización de una
actividad económica, con un riesgo, para intermediar en la producción o el cambio de bienes y
servicios.
Controla su actividad desde el punto de vista del interés general y de la comunidad de empresarios
(competencia, publicidad, prácticas leales) y de los habitantes (protección al consumidor). Regula
también algunos negocios específicos (seguros, compraventas, depósito) y ciertos medios (papeles
de comercio, prenda) para facilitar el tráfico.
Por un lado, aparece el empresario individual -llamado comerciante individual-, junto a otros
sujetos que realizan profesionalmente ciertos actos -los llamados por la ley auxiliares del
comercio- y para todos ellos se establece un estatuto. Por otro, están las sociedades comerciales,
los nuevos sujetos que ocupan un amplio espectro en la vida económica de la Nación. Ellas tienen
un estatuto propio y compiten, a la manera de los grandes comerciantes y banqueros del antiguo
derecho mercantil, hasta con los Estados soberanos, en poder y riqueza.
Araya
I. El derecho comercial: noción histórica.
La figura del mercader. Así se conceptúa a quien intermediaba entre los productores, en realidad
artesanos y labradores y los compradores de bienes muebles. La riqueza significativa en ese
momento histórico, la Edad Media, era la propiedad inmobiliaria, fundamentalmente rural, pero
estaba inmovilizada en manos de la clase feudal y del clero, sólo la materia mobiliaria era objeto
de comercio.
Regía como derecho común el Corpus Iure Civiles de Justiniano a la par del Derecho Canónico de
ámbito más limitado. Esas reglas eran insuficientes para atender a las necesidades surgidas del
tráfico mercantil de la época. En consecuencia esos mercaderes generaron reglas propias en el
ámbito que los cobijaba que eran las corporaciones reglas que, fundamentalmente apuntaban la
eliminación del formalismo en la contratación. Ese derecho era un derecho de clase, de la clase de
los comerciantes, limitado en su aplicación a las corporaciones integradas por esos mercaderes y
que no tenía vinculación con la población en general.
Con el paso del tiempo esas corporaciones recopilaron las costumbres surgidas del tráfico y se
dictaron los primeros estatutos inicialmente en las ciudades del norte de Italia. Y comenzaron a
resolver sus controversias entre miembros de la corporación a través de los propios comerciantes
que actuando como árbitros, aplicaban ese derecho de excepción, reconocido como obligatorio.
Ese derecho de los comerciantes era un verdadero derecho autónomo, ya que su fuente de
producción era privada, no era un derecho emanado de la soberanía del príncipe, sino de las
prácticas nacidas del tráfico. El criterio de delimitación de su materia era fundamentalmente
subjetivo, ya que se centraba en la persona del comerciante. Con el paso de los siglos, se afirmó un
cierto criterio de objetividad ya que se entendió que ciertos actos realizados por el sujeto
comerciante eran comerciales por sí mismos, más allá de que fueran habitualmente realizados por
los comerciantes.
La consagración de nuestra materia como derecho de los actos de comercio se opera con el
dictado del Código Civil de 1804 y el Código de Comercio de 1807 (los Códigos de Napoleón) que
bueno es recordarlo importa la eliminación de régimen feudal, privilegiado, construido en lo
económico a partir de las corporaciones, obra de la Revolución Francesa que afirma los ideales de
igualdad, libertad y fraternidad entre los hombres.
Es cierto que ambas regulaciones tienen como eje el patrimonio, pero el Código Civil pone énfasis
en el patrimonio inmobiliario, fundamentalmente rural, mientras que el Código de Comercio tiene
en cuenta el patrimonio mobiliario y sobre todo en el fenómeno de la circulación de la riqueza.
El derecho comercial recogido en nuestro país, como no podía ser de otra manera es el propio de
la época, delimitado por la noción del comerciante, que luego es extendido. La enumeración de los
actos de comercio (art. 8) y la regla que dispone que todos los actos de los comerciantes se
presumen comerciales (art. 5, párrafo 2do). Más tarde, como se ha dicho, se agregó la desmesura
de que quien contrataba con un comerciante, quedaba sujeto a la ley mercantil.
Ese modelo recogía un derecho comercial autónomo en un triple sentido: científico y didáctica,
jurídico y legislativo. El primero de ellos, debe constituir una materia especial de investigación y
enseñanza, el segundo, en cuanto a las normas atinentes a esa materia forma un sistema, que si
bien queda encuadrado dentro del sistema general del derecho, presenta rasgos peculiares y
distintivos, y el tercero en cuanto las leyes relativas a la materia están coordinadas en un cuerpo
separado de normas.
Se vio que la empresa era el centro e impulsor de la actividad económica mundial, como
consecuencia de las modificaciones operadas en el curso de varios siglos en ese mundo.
Lógicamente el empresario, titular de la empresa, debía sustituir a la noción del comerciante,
propio de los códigos decimonónicos.
Italia en 1942, unifica el derecho privado, antes dividido en dos códigos, Civil de 1865 y Comercial
de 1882, elimina la noción de comerciante que sustituye por la de empresario y por supuesto
abandona la concepción del acto de comercio. La unificación es, fundamentalmente, una
unificación del régimen de las obligaciones y de los contratos, cuya diferenciación en civil y
comercial ya era totalmente obsoleta.Aunque los comercialistas italianos no acordaron sobre el
contenido y límites del derecho comercial a partir de la sanción del Código de 1942. Se define el
empresario como aquel que "ejercita profesionalmente una actividad económica organizada con
finalidad de producción e intercambio de bienes o de servicios".
La reforma más significativa del Código original de Vélez, se produjo en 1968. Con la ley 17.711
"fueron incorporados al Código Civil principios propios de los contratos comerciales: la doctrina de
la apariencia, la fuerza jurígena de los usos, las interpretación conforme a la buena fe-probidad, la
mora automática, cláusula resolutoria tácita.
Las varias reformas del siglo XX transformaron, por ello, Código de Comercio en un conjunto de
leyes especiales, encuadernadas en un libro único al que se le seguía llamando Código de
Comercio. Se ha operado, a lo largo del siglo XX, más en el área comercial y en menor grado en
materia civil el fenómeno de la descodificación, a través de la sanción de leyes especiales. Éstas
edifican a la par de la solemne arquitectura del Código, otro derecho más mutable, y tal vez más
efímero pero portador de exigencias y de criterios ignorados por el viejo sistema.
En esa instancia, partir del año 1987 se inicia, en Argentina, un camino tendiente a la unificación
formal del derecho privado que paralelamente apuntaba a reformar algunas reglas de la materia
que era imperativo actualizar a los nuevos hechos. Lo que se pretendía en esos trabajos era la
unificación del derecho privado, a partir de la subsistencia del Código Civil, si bien actualizado con
significativas reformas, disponiéndose además la derogación del Código de Comercio.
Se entiende que las leyes especiales sólo incorporadas al nuevo Código como legislación
complementaria, deben mantenerse separadas en la medida que regulan las áreas de la actividad
económica que son más sensibles a los cambios que por cierto nos sorprenden todos los días.
Codificarlas, entiendo, es cristalizarlas.
El contenido del derecho comercial, a partir de la sanción del Código Civil y Comercial.
En la doctrina europea es opinión prevalente, que a partir del fracaso del sistema fundado en la
delimitación de nuestra materia con base en el acto de comercio el derecho comercial debe ser
calificado como derecho de la empresa. "Hoy la empresa, se ha dicho, es al mismo tiempo el
fundamento del derecho comercial y el elemento unificador de todos los institutos que en esta
materia son tradicionalmente comprendidos; en una palabra el derecho comercial es el derecho
de la empresa y el sujeto que la ejercita —el empresario— es el incontrastado protagonista de la
materia".
Debe afirmarse, una vez más, que la empresa como noción económica no es aprehendida en su
totalidad por el derecho y tampoco por el derecho comercial, sino parcialmente. El derecho, en
especial el comercial regula su titular, tanto persona humana como societaria (especialmente ésta)
los bienes de los que se sirve (hacienda o establecimiento comercial) y su actividad desplegada en
los actos jurídicos que la caracterizan. En consecuencia, cuando decimos que el derecho comercial
es el derecho de la empresa estamos diciendo que es el derecho del empresario y que esa materia
debe incluir la normativa del empresario, de sus bienes materiales como inmateriales y de su
actividad de producción e intercambio de bienes y servicios orientados al mercado. El contenido
de un derecho comercial actual debe incluir parcialmente al mercado, que es el destinatario
esencial de la producción de bienes y prestación de servicios que la empresa cumple.
El concepto de empresa unido está indisolublemente al mercado, entendido este como el ámbito
en el que se vuelcan los bienes y servicios producidos y prestados por la empresa. La inclusión de
esta noción de mercado en el derecho comercial aspira a recoger aquellos institutos de carácter
público que aseguren el principio de libre iniciativa empresarial que tiene raigambre
constitucional.
Hay que recordar en ese sentido que el derecho comercial ha ido presentando un fenómeno
particular: la pérdida de su carácter identificatorio de derecho privado, para incorporar en su
contenido —cada vez más— normas de derecho público.
Pero ¿cuál debe ser concretamente el contenido de este derecho llamado comercial, a partir de la
sanción del nuevo Código Civil y Comercial de 2015?.
Las relaciones patrimoniales privadas han sido acogidas en el nuevo Código desde la óptica de la
mercantilidad asumiendo un proceso que ya venía largamente estudiado: la comercialización del
derecho privado patrimonial.
Debe también integrar la materia toda la regulación del estatuto del empresario, que adelantamos
el Código regula de forma harto insuficiente, y que comprende básicamente el régimen de
contabilidad que se mantiene como obligatorio, con excepción para aquellos empresarios que por
el escaso volumen de su giro sean eximidos conforme la legislación local.
Propongo que formen parte de nuestra materia los contratos incluidos en la regulación de
contratos asociativos, los contratos de comercialización de bienes o servicios; el contrato de
arbitraje, el contrato de factoraje, como también, por supuesto aquellos contratos atípicos que
Farina llama "de negocios" que se celebran entre empresas para la organización de sus relaciones
económicas y financieras, en el marco de la libertad de contratación que el Código obviamente
mantiene
En el artículo 320, se incluye una noción de empresario, conceptuando en esa figura a "quienes
realizan una actividad económica organizada". Lo que se define aquí es el empresario, titular de la
empresa, a quien luego se lo somete al cumplimiento de ciertos deberes. Es que la noción de
empresa, queda reservada para la economía, mientras que el derecho, en este punto, regula al
empresario. La organización es esencial ya que por mínima que sea debe existir en la noción de
empresa, pero esa organización debe alcanzar una cierta complejidad. Por ello, criteriosamente, el
Código exime de la obligación de llevar la contabilidad en "aquellas actividades que por el volumen
de su giro resulta inconveniente sujetar a tales deberes según determine cada jurisdicción local".
De los elementos substanciales y visibles de la noción de empresa, aparece, ante todo, la actividad
económica.
Cabe agregar aquí la obligación de publicidad en el ahora llamado Registro Público, que impone la
Ley de Sociedades y que se mantiene vigente, así como la propia de la Ley de Transferencia de
Comercio y la Ley de Obligaciones Negociables. Y nada más.
Los micro sistemas o sea a aquellas leyes especiales, que no han formado parte del proceso de
recodificación, su condición de tal ha sido expresamente reconocida no solo en la presentación del
Código, como antes se ha referido, sino más rotundamente en el art. 963, que al establecer la
prelación normativa entre el Código y las leyes especiales afirma la prelación tanto de las normas
indisponibles como las supletorias de las leyes especiales sobre las propias del Código.
El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación incorpora algunas de las materias comerciales y da
un tratamiento unificado a las obligaciones y a los contratos. Es así que regula a la contabilidad, a
la rendición de cuentas, a la representación, a los contratos comerciales típicos, a las reglas de
interpretación y al valor de los usos y costumbres en forma similar a como lo hacía el Código de
Comercio derogado.
Recordemos aquí que el Derecho Comercial es una "categoría histórica”, que ha llevado a la
aplicación de una ley especial, diferente a la ley ordinaria o civil, a ciertas personas y/o bajo ciertas
situaciones. Para ello el Derecho Comercial está integrado por dos clases de normas: las
"delimitativas" y las "prescriptivas".
Las normas "delimitativas" son las que disponen en qué casos se aplica la ley comercial.
Por su lado, las normas "prescriptivas" son las que disponen cuáles son las consecuencias de
aplicar la ley comercial,
Hoy el Derecho Comercial comprende básicamente la regulación: a) de los sujetos mercantiles
(comerciantes, auxiliares, sociedades), con sus particulares estatutos (contabilidad, publicidad,
transparencia, etc.); b) de los hechos, actos, contratos, instrumentos y tecnologías relativos
principalmente a la interposición lucrativa en los cambios, al crédito, a las ofertas al público y a la
captación de recursos de éste, y a la navegación en todas sus formas; c) de las empresas con fin de
lucro, sus actos internos, externos, elementos materiales e inmateriales, y en particular de los
bancos y compañías de seguros; d) de la insolvencia civil y comercial, su prevención, tratamiento y
efectos; y e) del mercado y de las instituciones regulatorias o vinculadas a su funcionamiento
(registro público de comercio, autoridades de contralor societario, bolsas de comercio, Comisión
Nacional de Valores, Banco Central, Superintendencia de Seguros, etc.), pero en estos casos
limitada a su impacto sobre los sujetos y actividades mercantiles
Tiene dos objetos fundamentales: por un lado, brindar un marco legal que promueva y facilite los
negocios brindando celeridad, simplicidad, pronto finiquito, estabilidad y seguridad a los
intercambios y demás operaciones comerciales, como así promoviendo y tutelando el crédito, los
instrumentos financieros, la circulación de la riqueza, la acumulación de capitales, la limitación de
los riesgos y la creación y conservación de empresas, de sus elementos materiales e inmateriales.
Por el otro, y como contrapeso, tiene la misión de fijar los límites a la actuación de los sujetos y
actividades comerciales.
No obstante la unificación anunciada, admite dos categorías de "personas humanas", una general
y otra "especial", esta categoría "especial" está compuesta por dos clases de personas humanas: a)
Las que realizan una actividad económica organizada, y b) Las que son "empresarios", en el sentido
de ser titulares de una empresa o de un establecimiento comercial, industrial o de servicios.
Los empresarios integran esta categoría especial de personas humanas sino también quienes no
siéndolo, realizan una actividad económica organizada que no llega a configurar una empresa, a
los que denominaremos "cuasi-empresarios".
El empresario será su elemento subjetivo, sea persona individual o jurídica, como el sujeto que es
titular de todas las relaciones jurídicas y responsable de ella en tanto la organiza, dirige, explota y
percibe sus resultados, ¿qué es lo que define al empresario? Lo que lo define es ser "el centro" de
una serie de contratos mediante los cuales la empresa adquiere su configuración
La obligación contable pesa sobre el titular de un fondo de comercio, sea su propietario, locatario,
comodatario o que lo detente a cualquier título siempre que tenga el control de los recursos y de
sus resultados, o sea que lo explote. Tal titularidad le da carácter de empresario.
Con la reforma del código se presenta la exigencia de que haya empresa para que exista sociedad,
derivada de la derogacióLos n de las sociedades civiles, y por el mecanismo de impedir la
disolución, aun cuando quede reducida a un socio, facilitando la reactivación en todos los casos y
eliminando los efectos liquidatorios de las nulidades.
"Habrá sociedad si una o más personas, en forma organizada conforme a uno de los tipos previstos
en esta ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o
servicios, participando de los beneficios y soportando las pérdidas..." (Art 1 LGS 19.550)
Al haber desaparecido el régimen de las sociedades civiles resulta que en el concepto legal actual
de la "sociedad" es imprescindible el "objeto empresario", o sea la existencia de una organización
para la producción e intercambio de bienes y servicios. Y toda asociación de dos o más personas,
con fines de lucro, donde haya aportes para obtener utilidades de su aplicación, pero sin explotar
una empresa no es sociedad y queda subsumida en algunas de las figuras de los "contratos
asociativos", que en el código son contratos sin personalidad jurídica.
La ley 26.994 modifica tales artículos para crear una nueva categoría societaria a la que denomina
"de la Sección IV", y que se corresponde al concepto de "sociedades informales" y agrupa, en una
misma regulación, a las que hoy son las "sociedades civiles" (con objeto empresario), las "sociedad
de hecho o irregulares" y las sociedades "nulas o anulables por atipicidad o falta de requisitos
formales". En el nuevo texto el contrato sí puede ser invocado entre los socios y sus cláusulas
pueden oponerse contra los terceros que las conocían al contratar, la sociedad podrá adquirir
bienes registrales a su nombre, por un acto de reconocimiento de todos los socios, permitiendo
separar los bienes personales de los bienes afectados a la empresa familiar. La responsabilidad de
los socios por las deudas de la sociedad es mancomunada y divida en partes iguales.
El nuevo Código mantiene el sistema de publicidad mercantil para las sociedades, régimen que
incluso extiende a personas jurídicas privadas sin fines de lucro, pero omite —aparentemente en
forma deliberada— toda mención al "Comercio" y solo alude al "Registro Público" o a "Registros
locales", sin establecer ningún tipo de reglamentación en cuanto a la organización del Registro y a
los presupuestos de las inscripciones.
También el Registro deberá continuar practicando otras inscripciones no subjetivas, como son las
de las transferencias de fondos de comercio (ley 11.867), como así la de los contratos asociativos
de agrupación de colaboración, unión transitoria de empresa y consorcios de cooperación.
La norma básica en la materia es el art. 320 del Código Civil y Comercial de la Nación, el que
dispone: "Están obligadas a llevar contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes
realizan una actividad económica organizada o son titulares de una empresa o establecimiento
comercial, industrial o de servicios. Cualquier otra persona puede llevar contabilidad si solicita su
inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de sus libros, como es establece en
esta misma Sección". Los obligados a llevar contabilidad pueden ser agrupados en cuatro
categorías, a saber:
a) Las "personas jurídicas privadas", donde el fundamento de la exigencia contable debe buscarse,
ora en su recurrencia habitual al crédito (sociedades y cooperativas).
b) Los "entes contables determinados sin personalidad jurídica" expresamente obligados por ley,
el fundamento de la obligación contable estaría en una calificada rendición de cuentas de los
administradores y representantes a los partícipes de estos contratos.
c) Las "personas humanas que desarrollan ciertas actividades económicas", como son el ejercicio
de una actividad económica organizada, la titularidad de una "empresa" y la titularidad de un
"establecimiento comercial, industrial o de servicios". El fundamento debe buscarse en la
"recurrencia habitual al crédito" propio de estas actividades.
d) Los "agentes auxiliares del comercio" regidos por normas especiales, como es el caso de
martilleros y corredores. El fundamento debe buscarse en su conexión, por intervención o
facilitación, con operaciones económicas que interesan a terceros.
Las personas jurídicas privadas son enumeradas por el art. 148 del Cód. CyC: sociedades,
asociaciones civiles, simples asociaciones, fundaciones, mutuales, cooperativas, consorcio de
propiedad horizontal y otros entes mencionados por otras leyes con similar finalidad y normas de
funcionamiento.
Se excluyen expresamente (art. 320, segundo párrafo, primera parte) a los profesionales liberales
y a las actividades agropecuarias cuando se trata de personas humanas que, aunque desarrollen
actividad económica organizada no llegan a organizarse como "empresa". Se ha considerado
relevante, para juzgar o no la existencia de una empresa comercial a los fines tributarios,
determinar si el trabajo de los otros profesionales empleados con título habilitante tiene aptitud o
no para suplantar o independizarse del trabajo del profesional titular, existiendo empresa en el
primer caso y no en el segundo.
En cuanto a las actividades agropecuarias, la ley también excluye a las "conexas" entendiendo por
tal las dirigidas a la transformación o a la enajenación de productos agropecuarios cuando están
comprendidas en el ejercicio normal de las actividades. Vale decir que las conexas deben ser
accesorias, habituales, y sin forma empresaria para gozar de la exención contable legal.
En caso del fiduciario persona humana. Los negocios fiduciarios generan una específica obligación
de rendir cuentas por parte del fiduciario en tanto en ellos coexisten una transferencia de
propiedad y un mandato a cumplir en el marco de una relación de confianza. Por lo que cuando se
trate de un fideicomiso que tenga cierto grado de "actividad económica organizada" el fiduciario
tiene la obligación de rendir cuentas mediante el llevado regular de contabilidad emitiendo
estados contables anuales por aplicación del art. 320 citado.
El art. 320 in fine del Código dispone, con acierto, que "pueden ser eximidas de llevar contabilidad
las actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes según
determine cada jurisdicción local. Tal norma la juzgamos aplicable tanto a las personas humanas
como a las personas jurídicas privadas cuyo volumen no justifique la exigencia, salvo el caso de los
entes contables y de los agentes auxiliares de comercio, donde la exención no puede regir por
asistemática.
La contabilidad voluntaria; resulta útil para los casos dudosos de sujetos que no tengan claro si
están o no comprendidos en la obligación contable y la asuman expresamente para evitar
contingencias. Puede que le interese la protección de libros contables en debida forma.
El procedimiento, ente este caso, exige una suerte de "matriculación" al requerir que solicite su
"inscripción".
Se agrega la exigencia de que los libros y registros permanezcan en el domicilio del titular (art.
325), lo que además permite interpretar que, cuando son informáticos, no pueden ser llevados "en
la nube".
-La presunción de que los dependientes encargados de entregar mercadería fuera del negocio
están facultados a percibir su precio otorgando el pertinente recibo.
El Código Civil y Comercial, dentro de las obligaciones, presenta una sección sobre "rendición de
cuentas" que establece la obligación de rendirlas, entre otros, por "quienes son parte en
relaciones de ejecución continuada, cuando la rendición es apropiada a la naturaleza del negocio".
Clases
Comerciante y empresario
El artículo 1 del código de comercio definía al comerciante como quien realizaba actos de
comercio para lograr un lucro, este podía inscribirse el registro público de comercio. Esta práctica
había caído en desuso ya que no tenía ningún beneficio inscribirse y la figura de la sociedad
empieza a tomar cada vez más importancia.
Art 1:Habrá sociedad si una o más personas en forma organizada conforme a uno de los tipos
previstos en esta ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de
bienes o servicios, participando de los beneficios y soportando las pérdidas. La sociedad
unipersonal sólo se podrá constituir como sociedad anónima. La sociedad unipersonal no puede
constituirse por una sociedad unipersonal.
Al haber desaparecido el régimen de las sociedades civiles resulta que en el concepto legal actual
de la "sociedad" es imprescindible el "objeto empresario", o sea la existencia de una organización
para la producción e intercambio de bienes y servicios. Aunque se pueden encontrar sociedades
comerciales sin que haya una empresa detrás, ya sea porque esta fracaso o nunca comenzó.
En Capital Federal y Tierra del Fuego es la Inspección General de Justicia (IGJ) la encargada de
regular la inscripción de las sociedades. Esta realiza un control de legalidad al momento de la
constitución de las sociedades cerradas y cuando se reforma su estatuto, a fin de cerciorarse que
el motivo y la actuación de la sociedad, dispuesto en su estatuto, no transgreda ninguna ley.
Art 3: La Inspección General de Justicia tiene a su cargo las funciones atribuidas por la legislación
pertinente al Registro Público de Comercio, y la fiscalización de las sociedades por acciones
excepto la de las sometidas a la Comisión Nacional de Valores, de las constituidas en el extranjero
que hagan ejercicio habitual en el país de actos comprendidos en su objeto social, establezcan
sucursales, asiento o cualquier otra especie de representación permanente, de las sociedades que
realizan operaciones de capitalización y ahorro, de las asociaciones civiles y de las fundaciones
Art 8: Cuando se trate de sociedades por acciones, el Registro Público de Comercio, cualquiera sea
su jurisdicción territorial, remitirá un testimonio de los documentos con la constancia de la toma
de razón al Registro Nacional de Sociedades por Acciones.
Art 9: En los Registros, ordenada la inscripción, se formará un legajo para cada sociedad, con los
duplicados de las diversas tomas de razón y demás documentación relativa a la misma, cuya
consulta será pública.
Registro Público
La inscripción en el registro público, garantiza la publicidad de los actos pudiendo ser oponible a
terceros.
La IGJ es el registro público que opera en Capital Federal y Tierra del Fuego, según el Art 2 de su
ley orgánica (ley 22315).
Art 3: La Inspección General de Justicia tiene a su cargo las funciones atribuidas por la legislación
pertinente al Registro Público de Comercio, y la fiscalización de las sociedades por acciones
excepto la de las sometidas a la Comisión Nacional de Valores, de las constituidas en el extranjero
que hagan ejercicio habitual en el país de actos comprendidos en su objeto social, establezcan
sucursales, asiento o cualquier otra especie de representación permanente, de las sociedades que
realizan operaciones de capitalización y ahorro, de las asociaciones civiles y de las fundaciones.
La IGJ tiene una función jurisdiccional o de fiscalización, evaluar si esa persona cumple con todos
los documentos y requisitos para ser inscripta. Y una función administrativa ya que ciertas
personas deben presentar sus libros a la IGJ.
La información recaudada por la IGJ es muy importante al momento de contratar con una
sociedad o establecer cualquier otro vínculo comercial.
Art 6: Para el ejercicio de la función fiscalizadora, la Inspección General de Justicia tiene las
facultades siguientes, además de las previstas para cada uno de los sujetos en particular:
Estas facultades no excluyen las que el ordenamiento jurídico atribuye a otros organismos.
a) asesorar a los organismos del Estado en materias relacionadas con las sociedades por
acciones, las asociaciones, civiles y las fundaciones;
b) realizar estudios e investigaciones de orden jurídica y contable sobre las materias propias
de su competencia, organizar cursos y conferencias y promover o efectuar publicaciones, a
cuyos fines podrá colaborar con otros organismos especializados;
c) dictar los reglamentos que estime adecuados y proponer al Poder Ejecutivo Nacional, a
través del Ministerio de Justicia de la Nación, la sanción de las normas que, por su
naturaleza, excedan sus facultades;
d) atender directamente los pedidos de informes formulados por el Poder Judicial y los
organismos de la administración pública nacional, provincial o municipal;
e) coordinar con los organismos nacionales, provinciales o municipales que realizan
funciones afines, la fiscalización de las entidades sometidas a su competencia;
f) organizar procedimientos de microfilmación para procesar la documentación que ingresa y
la que emana del ejercicio de sus funciones, así como la de toda constancia que obre en
sus registros.
Art 20: La Inspección General de Justicia está a cargo de un Inspector General, que la representa y
es responsable del cumplimiento de esta ley. El Inspector General debe reunir las mismas
condiciones y tendrá idéntica remuneración e incompatibilidades que los jueces de las Cámaras
Nacionales de Apelaciones.
Art 22:El personal técnico de la Inspección General de Justicia está formado por un cuerpo de
inspectores. Contará con un Subinspector General, que reemplazará al Inspector General con
todas sus atribuciones y deberes, en caso de ausencia o impedimento de este último. Para ser
Inspector se requiere ser mayor de edad y tener título habilitante de abogado, doctor en ciencias
económicas, contador o actuario. Se exceptúa de esta exigencia a los funcionarios que
desempeñan esa función a la fecha de entrada en vigencia de esta ley.
Rendición de Cuentas
Art 858 CCyC: Se entiende por cuenta la descripción de los antecedentes, hechos y resultados
pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto singular. Hay rendición de cuentas cuando
se las pone en conocimiento de la persona interesada.
Art. 860: Están obligados a rendir cuentas, excepto renuncia expresa del interesado:
La rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley dispone que debe ser realizada ante
un juez.
Art. 861: Las cuentas deben ser rendidas en la oportunidad en que estipulan las partes, o dispone
la ley. En su defecto, la rendición de cuentas debe ser hecha:
a) al concluir el negocio.
b) si el negocio es de ejecución continuada, también al concluir cada uno de los períodos o al
final de cada año calendario.
Art 862: La rendición de cuentas puede ser aprobada expresa o tácitamente. Hay aprobación tácita
si no es observada en el plazo convenido o dispuesto por la ley o, en su defecto, en el de treinta
días de presentadas en debida forma. Sin embargo, puede ser observada por errores de cálculo o
de registración dentro del plazo de caducidad de un año de recibida.
Art. 863: En relaciones de ejecución continuada si la rendición de cuentas del último período es
aprobada, se presume que también lo fueron las rendiciones correspondientes a los periodos
anteriores. (Ej. Las expensas)
Auxiliares de Comercio
Son personas humanas o jurídicas que ayudan a la formación de negocios mercantiles. Se clasifican
en subordinados (Ej.; Viajantes de comercio, empleados jerárquicos) y autónomos:
a) Corredores.
b) Martilleros.
c) Despachantes de Aduana.
d) Productores de Seguros.
Corredores
Es una antigua figura de los auxiliares de comercio, es un intermediario que acerca a las partes y
no responde a los intereses de ninguna de ellas, y por concurrencia de las partes se formará un
contrato (generalmente de compra-venta).
Es un mediador, y la persona debe cumplir con ciertos recaudos expresados en la ley que los
regula y en el CCyC.
Según el art 1 de la ley 20.266 que regula esta actividad, el corredor debe poseer el título
universitario, ser mayor de edad y residir por lo menos un año donde va a ejercer, entre otros.
Asíeste podrá inscribirse y recibir su matrícula. Cuando el corredor actúasin matrícula no tiene
derecho a percibir una comisión por su tarea.
Los corredores están alcanzados por la obligación del art 320 del código que lo insta a llevar la
contabilidad, deben llevar asiento exacto y cronológico de todas las operaciones concluidas con su
intervención, transcribiendo sus datos esenciales en un libro de registro, rubricado por el Registro
Público de Comercio o por el órgano a cargo del gobierno de la matrícula en la jurisdicción.
Las obligaciones del corredor están presentes en el Art. 1347. El corredor debe:
a) asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios en que media y
de su capacidad legal para contratar;
b) proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad, absteniéndose de mencionar
supuestos inexactos que puedan inducir a error a las partes;
c) comunicar a las partes todas las circunstancias que sean de su conocimiento y que de
algún modo puedan influir en la conclusión o modalidades del negocio;
d) mantener confidencialidad de todo lo que concierne a negociaciones en las que
interviene, la que sólo debe ceder ante requerimiento judicial o de autoridad pública
competente;
e) asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos
conclusivos y a la entrega de los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere;
f) guardar muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras subsista
la posibilidad de controversia sobre la calidad de lo entregado.
Mientras que las prohibiciones están en el Art. 1348. Está prohibido al corredor:
a) adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha sido encargada;
b) tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en los bienes
comprendidos en ella.
Si sólo interviene un corredor, todas las partes le deben comisión, excepto pacto en contrario o
protesta de una de las partes según el artículo 1346. No existe solidaridad entre las partes
respecto del corredor. Si interviene un corredor por cada parte, cada uno de ellos sólo tiene
derecho a cobrar comisión de su respectivo comitente.
Concluido el contrato, la comisión se debe aunque:
a) el contrato esté sometido a condición resolutoria y ésta no se cumpla;
b) el contrato no se cumpla, se resuelva, se rescinda o medie distracto;
c) el corredor no concluya el contrato, si inicia la negociación y el comitente encarga su
conclusión a un tercero, o lo concluye por sí en condiciones sustancialmente similares.
Martilleros
Es un oficial que se encarga de la venta, subasta o remate de bienes al mejor postor. Esta venta es
al público (a viva voz) con o sin base para la venta de bienes muebles o inmuebles, aunque
también pueden subastarse derechos (Ej.; Cuotas sociales).
Debe indicar las condiciones de la venta y recibiendo ofertas y concluyendo con la adjudicación
del bien al mejor postor. La subasta puede ser particular o judicial.
La actividad del martillero también está regulada por la ley 20.266, que impone las condiciones
habilitantes para ser martillero de Ser mayor de edad y no estar comprendido en ninguna de las
inhabilidades del artículo 2º, poseer título universitario expedido o revalidado en la República,
con arreglo a las reglamentaciones vigentes y las que al efecto se dicten.
Entre sus obligaciones esta la anunciar los remates con la publicidad necesaria, debiendo indicar
en todos los casos su nombre, domicilio especial y matrícula, fecha, hora y lugar del remate y
descripción y estado del bien y sus condiciones de dominio, previa investigación de estos estados.
Los martilleros deben llevar los libros rubricados por el Registro Público de Comercio de la
jurisdicción.Además deben archivar por orden cronológico un ejemplar de los documentos que se
extiendan con su intervención, en las operaciones que se realicen por su intermedio.
Fondo de Comercio
La clientela es parte del fondo de comercio, el vendedor no debería abrir otro negocio igual cerca,
por un tema de competencia. Regiría la buena fe del vendedor por lo que debería agregar una
clausula en el contrato que determine el radio en el cual no puede estar el negocio.
Pasos de la venta
Contabilidad
El Art 320 del código dispone quienes están obligados a llevar contabilidad. Están obligadas a
llevar contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes realizan una actividad
económica organizada o son titulares de una empresa (como la empresa no es sujeto de derecho
debe hacerlo su titular) o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios. Los
martilleros y corredores también están obligados. Cualquier otra persona puede llevar
contabilidad si solicita su inscripción y la habilitación de sus registros o la rubricación de los libros,
como se establece en esta misma Sección. Si bien están obligados por el código, nadie puede
obligarlos a hacerlo. Aunque pueden verse perjudicados al no hacerlo en caso de un litigio.
Y están exceptuados de hacerlo las personas humanas que desarrollan profesiones liberales o
actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de empresa. También
las actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes según
determine cada jurisdicción local.
Art. 321: La contabilidad debe ser llevada sobre una base uniforme de la que resulte un cuadro
verídico de las actividades y de los actos que deben registrarse, de modo que se permita la
individualización de las operaciones y las correspondientes cuentas acreedoras y deudoras. Los
asientos deben respaldarse con la documentación respectiva, todo lo cual debe archivarse en
forma metódica y que permita su localización y consulta.
Art. 323: El interesado debe llevar su contabilidad mediante la utilización de libros y debe
presentarlos, debidamente encuadernados, para su individualización en el Registro Público
correspondiente. Tal individualización consiste en anotar, en el primer folio, nota fechada y
firmada de su destino, del número de ejemplar, del nombre de su titular y del número de folios
que contiene.
Art. 325: Los libros y registros contables deben ser llevados en forma cronológica, actualizada, sin
alteración alguna que no haya sido debidamente salvada. También deben llevarse en idioma y
moneda nacional. Deben permitir determinar al cierre de cada ejercicio económico anual la
situación patrimonial, su evolución y sus resultados. Los libros deben permanecer en el domicilio
de su titular.
a) diario;
b) inventario y balances;
c) aquellos que corresponden a una adecuada integración de un sistema de contabilidad y que
exige la importancia y la naturaleza de las actividades a desarrollar;
d) los que en forma especial impone este Código u otras leyes.
Balance: Examen periódico de las cuentas de una empresa, comparando sus ingresos y gastos para
establecer el nivel de beneficios o pérdidas.
a) Art 328: Excepto que leyes especiales establezcan plazos superiores, deben conservarse por
diez años:
a) los libros, contándose el plazo desde el último asiento;
b) los demás registros, desde la fecha de la última anotación practicada sobre los mismos;
c) los instrumentos respaldatorios, desde su fecha.
Se habilita a llevar registros contables en otro formato que no sea papel (libros), excepto el de
inventario y balances, con previa autorización del Registro Público.
Art. 330: La contabilidad, obligada o voluntaria, llevada en la forma y con los requisitos prescritos,
debe ser admitida en juicio, como medio de prueba. Sus registros prueban contra quien la lleva o
sus sucesores, aunque no estuvieran en forma, sin admitírseles prueba en contrario. El adversario
no puede aceptar los asientos que le son favorables y desechar los que le perjudican, sino que
habiendo adoptado este medio de prueba, debe estarse a las resultas combinadas que presenten
todos los registros relativos al punto cuestionado. La contabilidad, obligada o voluntaria, prueba
en favor de quien la lleva, cuando en litigio contra otro sujeto que tiene contabilidad, obligada o
voluntaria, éste no presenta registros contrarios incorporados en una contabilidad regular. Sin
embargo, el juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo considera
necesario, otra supletoria. Cuando resulta prueba contradictoria de los registros de las partes que
litigan, y unos y otros se hallan con todas las formalidades necesarias y sin vicio alguno, el juez
debe prescindir de este medio de prueba y proceder por los méritos de las demás probanzas que
se presentan. Si se trata de litigio contra quien no está obligado a llevar contabilidad, ni la lleva
voluntariamente, ésta sólo sirve como principio de prueba de acuerdo con las circunstancias del
caso.
Ninguna autoridad, bajo pretexto alguno, puede hacer pesquisas de oficio para inquirir si las
personas llevan o no registros arreglados a derecho.Los libros son personales y nadie puede pedir
que los exhiba, excepto que haya un litigio de por medio, de no presentarse se presume en contra.
Contratos Comerciales
Con la unificación de los códigos aparecen nuevas figuras contractuales en el nuevo cuerpo
normativo, que si bien antes eran utilizadas, no formaban parte ni del código de comercio ni del
código civil.
En un principio la base de los contratos era la autonomía de la voluntad e era vinculante para las
partes. Se empezó a ver que ciertos contratos eran abusivos, por lo que el nuevo código busco
equilibrarlas situaciones entre las partes.
Contrato: Es el acto jurídico por el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear,
regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales/derechos.
Art. 958: Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido, dentro de los
límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres. (Autonomía de la
voluntad con sus limitaciones)
Art. 959: Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su contenido sólo
puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo
prevé.
Art. 960: Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de los contratos,
excepto que sea a pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se
afecta, de modo manifiesto, el orden público.
Art. 961: Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a
lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse
comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante
cuidadoso y previsor.
Art. 963. Cuando concurren disposiciones de este Código y de alguna ley especial, las normas se
aplican con el siguiente orden de prelación:
a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código;
b) normas particulares del contrato;
c) normas supletorias de la ley especial;
d) normas supletorias de este Código.
Art. 971: Los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o por una
conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia de un acuerdo.
Art. 973: La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como invitación para que
hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión resulte la
intención de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las
condiciones admitidas por los usos.
Art. 974: La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte de sus términos, de la
naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso.
Art. 975: La oferta dirigida a una persona determinada puede ser retractada si la comunicación de
su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta.
Concesión
Art 1502: Hay contrato de concesión cuando el concesionario, que actúa en nombre y por cuenta
propia frente a terceros, se obliga mediante una retribución a disponer de su organización
empresarial para comercializar mercaderías provistas por el concedente, prestar los servicios y
proveer los repuestos y accesorios según haya sido convenido.
Art. 1506: El plazo del contrato de concesión no puede ser inferior a cuatro años. Pactado un plazo
menor o si el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por cuatro años.
Excepcionalmente, si el concedente provee al concesionario el uso de las instalaciones principales
suficientes para su desempeño, puede preverse un plazo menor, no inferior a dos años. La
continuación de la relación después de vencido el plazo determinado por el contrato o por la ley,
sin especificarse antes el nuevo plazo, lo transforma en contrato por tiempo indeterminado.
Art. 1507: Gastos. El concesionario tiene derecho a una retribución, que puede consistir en una
comisión o un margen sobre el precio de las unidades vendidas por él a terceros o adquiridas al
concedente, o también en cantidades fijas u otras formas convenidas con el concedente. Los
gastos de explotación están a cargo del concesionario, excepto los necesarios para atender los
servicios de pre entrega o de garantía gratuita a la clientela, en su caso, que deben ser pagados
por el concedente conforme a lo pactado.
A un contrato por tiempo indeterminado, cualquiera de las partes puede ponerle fin con un
preaviso.El plazo del preaviso debe ser de un mes por cada año de vigencia del contrato.El final del
plazo de preaviso debe coincidir con el final del mes calendario en el que aquél opera.
Franquicia
Art. 1512: Hay franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a otra,
llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a comercializar
determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del franquiciante,
quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la prestación continua de asistencia técnica
o comercial, contra una prestación directa o indirecta del franquiciado.
El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas,
patentes, nombres comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo
franquicia; o, en su caso, tener derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los
términos del contrato.
Compra venta
Hay compraventa cuando una de las partes se obliga a transferir la propiedad de una cosa y la otra
a pagar un precio en dinero. Es un contrato consensual en el que no siempre la cosa se entrega en
el momento. La compraventa puede recaer tanto sobre bienes muebles como inmuebles.
La factura es un instrumento probatorio unilateral emitido por el vendedor ésta debe describir la
cosa vendida, su precio, o la parte de éste que ha sido pagada y los demás términos de la venta. Si
la factura no indica plazo para el pago del precio se presume que la venta es de contado. La factura
no observada dentro de los diez días de recibida se presume aceptada en todo su contenido.
Excepto disposición legal, si es de uso no emitir factura, el vendedor debe entregar un documento
que acredite la venta.
La nota de débito señala en la contabilidad de una de las partes si el otro tiene una duda en su
relación comercial. Es la contrapartida de la nota de crédito.
Mutuo
Es un contrato real que se perfecciona con la entrega de una cosa fungible (préstamo).
Art. 1525: Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a entregar al mutuario en
propiedad, una determinada cantidad de cosas fungibles, y éste se obliga a devolver igual cantidad
de cosas de la misma calidad y especie.
Intereses:
Seguros
Este tipo de contratos está regulado en la ley 17.418 que dispone:
Art 1: Hay contrato de seguro cuando el asegurador se obliga, mediante una prima o cotización, a
resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto.
Art 2: El contrato de seguro puede tener por objeto toda clase de riesgos si existe interés
asegurable, salvo prohibición expresa de la ley.
Art 5: Toda declaración falsa o toda reticencia de circunstancias conocidas por el asegurado, aun
hechas de buena fe, que a juicio de peritos hubiese impedido el contrato o modificado sus
condiciones si el asegurador hubiese sido cerciorado del verdadero estado del riesgo, hace nulo el
contrato. El asegurador debe impugnar el contrato dentro de los tres meses de haber conocido la
reticencia o falsedad.
Art 11: El contrato de seguro sólo puede probarse por escrito; sin embargo, todos los demás
medios de prueba serán admitidos, si hay principio de prueba por escrito.
El asegurador entregará al tomador una póliza debidamente firmada, con redacción clara y
fácilmente legible. La póliza deberá contener los nombres y domicilios de las partes; el interés la
persona asegurada; los riesgos asumidos; el momento desde el cual éstos se asumen y el plazo; la
prima o cotización; la suma asegurada; y las condiciones generales del contrato. Podrán incluirse en
la póliza condiciones particulares. Cuando el seguro se contratase simultáneamente con varios
aseguradores podrá emitirse una sola póliza.
Art 17: Se presume que el período de seguro es de un año salvo que por la naturaleza del riesgo la
prima se calcule por tiempo distinto.
Art 17: Se presume que el período de seguro es de un año salvo que por la naturaleza del riesgo la
prima se calcule por tiempo distinto.
Art 53: El productor o agente de seguro, cualquiera sea su vinculación con el asegurador,
autorizado por éste para la mediación, sólo está facultado con respecto a las operaciones en las
cuales interviene, para:
Art 72: El asegurado está obligado a proveer lo necesario, en la medida de las posibilidades, para
evitar o disminuir el daño y a observar las instrucciones del asegurador. Si existe más de un
asegurador y median instrucciones contradictorias, el asegurado actuará según las instrucciones
que aparezcan más razonables en las circunstancias del caso.
a) Es oneroso.
b) Es consensual, acuerdo de partes.
c) Formal, se exige que sea por escrito para que sirva como medio de prueba.
d) Aleatorio, depende del azar, que ocurra el hecho.
e) La póliza:
- Debe tener el nombre de las partes
- Monto que se debe pagar
- Riesgo que se asume
- Interés al valor del vehículo
- Condiciones del seguro
- Suma del monto y riesgo de vida por el que se asegura.
f) Rige la buena fe.
g) Es un contrato de adhesión, ya está redactado y el contratante solo debe aceptarlo.
Leasing
Art. 1227: En el contrato de leasing el dador conviene transferir al tomador la tenencia de un bien
cierto y determinado para su uso y goce, contra el pago de un canon y le confiere una opción de
compra por un precio.
Art. 1228: Pueden ser objeto del contrato cosas muebles e inmuebles, marcas, patentes o modelos
industriales y software, de propiedad del dador o sobre los que el dador tenga la facultad de dar en
leasing.
Art. 1238: El tomador puede usar y gozar del bien objeto del leasing conforme a su destino, pero no
puede venderlo, gravarlo ni disponer de él. Los gastos ordinarios y extraordinarios de conservación
y uso, incluyendo seguros, impuestos y tasas, que recaigan sobre los bienes y las sanciones
ocasionadas por su uso, son a cargo del tomador, excepto convención en contrario. El tomador
puede arrendar el bien objeto del leasing, excepto pacto en contrario. En ningún caso el locatario o
arrendatario puede pretender derechos sobre el bien que impidan o limiten en modo alguno los
derechos del dador.
Art. 1239: La venta o gravamen consentido por el tomador es inoponible al dador. El dador tiene
acción reivindicatoria sobre la cosa mueble que se encuentre en poder de cualquier tercero, sin
perjuicio de la responsabilidad del tomador.
Art. 1240: La opción de compra puede ejercerse por el tomador una vez que haya pagado tres
cuartas partes del canon total estipulado, o antes si así lo convinieron las partes.
Art. 1243: La responsabilidad objetiva emergente del artículo 1757 recae exclusivamente sobre el
tomador o guardián de las cosas dadas en leasing.
Mandato
Art. 1319: Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar uno o más actos
jurídicos en interés de otra.
El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o tácitamente. Si una persona sabe que
alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que ha
conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato implica su aceptación aun sin mediar
declaración expresa sobre ella.
Art. 1320: Si el mandante confiere poder para ser representado, le son aplicables las disposiciones
de los artículos 362 y siguientes.
Aun cuando el mandato no confiera poder de representación, se aplican las disposiciones citadas a
las relaciones entre mandante y mandatario.
Mandante Manda
Mandatario Actúa
Art. 1323: El mandato puede ser conferido a una persona incapaz, pero ésta puede oponer la
nulidad del contrato si es demandado por inejecución de las obligaciones o por rendición de
cuentas, excepto la acción de restitución de lo que se ha convertido en provecho suyo.
Art. 1325: Si media conflicto de intereses entre el mandante y el mandatario, éste debe posponer
los suyos en la ejecución del mandato, o renunciar.
La obtención, en el desempeño del cargo, de un beneficio no autorizado por el mandante, hace
perder al mandatario su derecho a la retribución.
Art. 1326: Si el mandato se confiere a varias personas sin estipular expresamente la forma o el
orden de su actuación, se entiende que pueden desempeñarse conjunta o separadamente.
Art. 1327: El mandatario puede sustituir en otra persona la ejecución del mandato y es
responsable de la elección del sustituto, excepto cuando lo haga por indicación del mandante. En
caso de sustitución, el mandante tiene la acción directa contra el sustituto prevista en los artículos
736 y concordantes, pero no está obligado a pagarle retribución si la sustitución no era necesaria.
El mandatario responde directamente por la actuación del sustituto cuando no fue autorizado a
sustituir, o cuando la sustitución era innecesaria para la ejecución del mandato.
Art. 1332: La renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario obliga a indemnizar los
daños que cause al mandante.
Art. 1333: Producida la muerte o incapacidad del mandatario, sus herederos, representantes o
asistentes que tengan conocimiento del mandato deben dar pronto aviso al mandante y tomar en
interés de éste las medidas que sean requeridas por las circunstancias. Si se produce la muerte o
incapacidad del mandante, el mandatario debe ejecutar los actos de conservación si hay peligro en
la demora, excepto instrucciones expresas en contrario de los herederos o representantes.
Art. 1334: La rendición de cuentas por el mandatario debe ser en las condiciones previstas en los
artículos 858 y siguientes acompañada de toda la documentación relativa a su gestión. Excepto
estipulación en contrario, las cuentas deben rendirse en el domicilio del mandatario y los gastos
que generan son a cargo del mandante.
Consignación
Art. 1335: Hay contrato de consignación cuando el mandato es sin representación para la venta de
cosas muebles. Se le aplican supletoriamente las disposiciones del mandato.
Art. 1336: La consignación es indivisible. Aceptada en una parte se considera aceptada en el todo, y
dura mientras el negocio no esté completamente concluido.
Art. 1337. El consignatario queda directamente obligado hacia las personas con quienes contrata,
sin que éstas tengan acción contra el consignante, ni éste contra aquéllas.
Art. 1338: El consignatario debe ajustarse a las instrucciones recibidas, y es responsable del daño
que se siga al consignante por los negocios en los que se haya apartado de esas instrucciones.
Art. 1340: El consignatario es responsable ante el consignante por el crédito otorgado a terceros sin
la diligencia exigida por las circunstancias.
Art. 1341: El consignatario no puede comprar ni vender para sí las cosas comprendidas en la
consignación.
Art. 1342: Si la comisión no ha sido convenida, se debe la que sea de uso en el lugar de
cumplimiento de la consignación.
Art. 1344: Si el consignatario se obliga a pagar el precio en caso de no restituir las cosas en un plazo
determinado, el consignante no puede disponer de ellas hasta que le sean restituidas. Los
acreedores del consignatario no pueden embargar las cosas consignadas mientras no se haya
pagado su precio.
Fideicomiso
Art. 1666: Hay contrato de fideicomiso cuando una parte, llamada fiduciante, transmite o se
compromete a transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada fiduciario, quien se
obliga a ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el contrato, y a
transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al fideicomisario.
Art. 1671: El beneficiario puede ser una persona humana o jurídica, que puede existir o no al
tiempo del otorgamiento del contrato; en este último caso deben constar los datos que permitan
su individualización futura. Pueden ser beneficiarios el fiduciante, el fiduciario o el fideicomisario.
Pueden designarse varios beneficiarios quienes, excepto disposición en contrario, se benefician
por igual; para el caso de no aceptación o renuncia de uno o más designados, o cuando uno u
otros no llegan a existir, se puede establecer el derecho de acrecer de los demás o, en su caso,
designar beneficiarios sustitutos.
Si ningún beneficiario acepta, todos renuncian o no llegan a existir, se entiende que el beneficiario
es el fideicomisario.
Art. 1673: El fiduciario puede ser cualquier persona humana o jurídica. Sólo pueden ofrecerse al
público para actuar como fiduciarios las entidades financieras autorizadas a funcionar como tales,
sujetas a las disposiciones de la ley respectiva y las personas jurídicas que autoriza el organismo de
contralor de los mercados de valores, que debe establecer los requisitos que deben cumplir. El
fiduciario puede ser beneficiario. En tal caso, debe evitar cualquier conflicto de intereses y obrar
privilegiando los de los restantes sujetos intervinientes en el contrato.
Art. 1684: Bienes incorporados. Si se trata de bienes registrables, los registros correspondientes
deben tomar razón de la calidad fiduciaria de la propiedad a nombre del fiduciario.
Excepto estipulación en contrario del contrato, el fiduciario adquiere la propiedad fiduciaria de los
frutos y productos de los bienes fideicomitidos y de los bienes que adquiera con esos frutos y
productos o por subrogación real respecto de todos esos bienes, debiéndose dejar constancia de
ello en el título para la adquisición y en los registros pertinentes.
Art. 1685: Los bienes fideicomitidos constituyen un patrimonio separado del patrimonio del
fiduciario, del fiduciante, del beneficiario y del fideicomisario.
Art. 1686: Los bienes fideicomitidos quedan exentos de la acción singular o colectiva de los
acreedores del fiduciario. Tampoco pueden agredir los bienes fideicomitidos los acreedores del
fiduciante, quedando a salvo las acciones por fraude y de ineficacia concursal. Los acreedores del
beneficiario y del fideicomisario pueden subrogarse en los derechos de su deudor.
Art. 1690: El fideicomiso financiero es el contrato de fideicomiso sujeto a las reglas precedentes, en
el cual el fiduciario es una entidad financiera o una sociedad especialmente autorizada por el
organismo de contralor de los mercados de valores para actuar como fiduciario financiero, y
beneficiarios son los titulares de los títulos valores garantizados con los bienes transmitidos.
Art. 1692: Además de las exigencias de contenido generales previstas en el artículo 1667, el
contrato de fideicomiso financiero debe contener los términos y condiciones de emisión de los
títulos valores, las reglas para la adopción de decisiones por parte de los beneficiarios que incluyan
las previsiones para el caso de insuficiencia o insolvencia del patrimonio fideicomitido, y la
denominación o identificación particular del fideicomiso financiero.
Art. 1701: Definición. Dominio fiduciario es el que se adquiere con razón de un fideicomiso
constituido por contrato o por testamento, y está sometido a durar solamente hasta la extinción
del fideicomiso, para el efecto de entregar la cosa a quien corresponda según el contrato, el
testamento o la ley.
Fideicomiso inmobiliario:
Se separa un terreno del patrimonio de una persona (fiduciante), al que se le agrega el dinero de
más inversores (fiduciantes). Este capital total pasa a ser administrado por un tercero (fiduciario),
que se encargara de celebrar los contratos correspondientes para que se construya el inmueble
pactado, para luego entregar las unidades funcionales a quienes corresponda (fideicomisarios).
Se constituye un fideicomiso en el cual varias personas aportaran dinero (fiduciantes), este capital
se pone en cabeza de un tercero (fiduciario) que se encargara de alquilar un campo, sembrar,
cosechar, vender la producción, etc. Luego repartirá las ganancias entre los inversores
(beneficiarios).
Agencia
Art. 1479. Hay contrato de agencia cuando una parte, denominada agente, se obliga a promover
negocios por cuenta de otra denominada preponente o empresario, de manera estable, continuada
e independiente, sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución. El agente es un
intermediario independiente, no asume el riesgo de las operaciones ni representa al preponente. El
contrato debe instrumentarse por escrito.
Art. 1486: Si no hay un pacto expreso, la remuneración del agente es una comisión variable según
el volumen o el valor de los actos o contratos promovidos y, en su caso, concluidos por el agente,
conforme con los usos y prácticas del lugar de actuación del agente.
Art. 1488: El derecho a la comisión surge al momento de la conclusión del contrato con el tercero y
del pago del precio al empresario. La comisión debe ser liquidada al agente dentro de los veinte
días hábiles contados a partir del pago total o parcial del precio al empresario.
Art. 1490: Excepto pacto en contrario, el agente no tiene derecho al reembolso de gastos que le
origine el ejercicio de su actividad.
Cuenta Corriente
Art. 1393: La cuenta corriente bancaria es el contrato por el cual el banco se compromete a
inscribir diariamente, y por su orden, los créditos y débitos, de modo de mantener un saldo
actualizado y en disponibilidad del cuentacorrentista y, en su caso, a prestar un servicio de caja.
Art. 1394. El banco debe prestar los demás servicios relacionados con la cuenta que resulten de la
convención, de las reglamentaciones, o de los usos y prácticas.
Art. 1396: Los créditos y débitos pueden efectuarse y las cuentas pueden ser llevadas por medios
mecánicos, electrónicos, de computación u otros en las condiciones que establezca la
reglamentación, la que debe determinar también la posibilidad de conexiones de redes en tiempo
real y otras que sean pertinentes de acuerdo con los medios técnicos disponibles, en orden a la
celeridad y seguridad de las transacciones.
Art. 1398: El saldo deudor de la cuenta corriente genera intereses, que se capitalizan
trimestralmente, excepto que lo contrario resulte de la reglamentación, de la convención o de los
usos. Las partes pueden convenir que el saldo acreedor de la cuenta corriente genere intereses
capitalizables en los períodos y a la tasa que libremente pacten.
Art. 1399: En las cuentas a nombre de dos o más personas los titulares son solidariamente
responsables frente al banco por los saldos que arrojen.
Art. 1400. Excepto prueba en contrario, se presume que la propiedad de los fondos existentes en
la cuenta abierta, conjunta o indistintamente, a nombre de más de una persona pertenece a los
titulares por partes iguales.
Art. 1403: Excepto que resulten plazos distintos de las reglamentaciones, de la convención o de los
usos:
a) el banco debe remitir al cuentacorrentista dentro de los ocho días de finalizado cada mes,
un extracto de los movimientos de cuenta y los saldos que resultan de cada crédito y
débito;
b) el resumen se presume aceptado si el cuentacorrentista no lo observa dentro de los diez
días de su recepción o alega no haberlo recibido, pero deja transcurrir treinta días desde el
vencimiento del plazo en que el banco debe enviarlo, sin reclamarlo.
Las comunicaciones previstas en este artículo deben efectuarse en la forma que disponga la
reglamentación, que puede considerar la utilización de medios mecánicos, electrónicos, de
computación u otros.
a) por decisión unilateral de cualquiera de las partes, previo aviso con una anticipación de
diez días, excepto pacto en contrario;
b) por quiebra, muerte o incapacidad del cuentacorrentista;
c) por revocación de la autorización para funcionar, quiebra o liquidación del banco;
d) por las demás causales que surjan de la reglamentación o de la convención.
Art. 1405: Cuando el banco cierre más de una cuenta de un mismo titular, debe compensar sus
saldos hasta su concurrencia, aunque sean expresados en distintas monedas.
Art. 1406: Producido el cierre de una cuenta, e informado el cuentacorrentista, si el banco está
autorizado a operar en la República puede emitir un título con eficacia ejecutiva. El documento
debe ser firmado por dos personas, apoderadas del banco mediante escritura pública, en el que se
debe indicar: