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El Consultor de los Ayuntamientos y de los Juzgados, Nº 8, Sección Consultas, Quincena del 30 Abr.
Antecedentes.—
¿Cuál es la distancia a respetar en las zonas de afección de un camino público o carretera?
Contestación.—
La contestación a las cuestiones que nos plantean nos obliga a unas precisiones, en cuanto se refiere a la «distancia a
1) La denominada zona de afección se regula, para las carreteras estatales, en el art. 23 de la Ley
25 /1988, de 29 de julio (LA LEY 1589/1988)(BOE del 30), de Carreteras (LC); y consistirá en dos
exteriormente, por dos líneas paralelas a las aristas exteriores de explanación a una distancia de 50
El art. 25 LC establece que, a ambos lados de la carretera, se establece la línea límite de edificación
desde la cual, hasta la carretera, queda prohibido cualquier tipo de obra de construcción,
La línea límite de edificación en las carreteras (no autopistas, autovías o vías rápidas) será de 25
Con lo dicho consideramos que queda contestada el interrogante respecto a «la distancia a
respetar»; tanto como a la limitación de uso y obras en dicha zona de afección: prohibición de
mantenimiento de lo ya construido.
de afección», estableciendo la denominada «zona de protección» (art. 31); que se fijará mediante la
planificación viaria, a ambos márgenes de las vías públicas, en la amplitud que se considere
necesario en cada caso; si bien, en los terrenos calificados como urbanos dichas zonas de protección
mejora previa autorización, siempre que no conlleven aumento del volumen y sin incremento del
valor a efectos expropiatorios; pero, sin autorización, se permiten los usos y aprovechamientos
El art. 37 LCV declara la condición de fuera de ordenación a los edificios que existieran a la entrada
3) Por lo que se refiere a los caminos públicos, estas vías carecen de esa zona de afección o de
protección propias de las carreteras. La LCV, ya citada, en su art. 13, únicamente dispone que
La doctrina (por ejemplo, López Pellicer en Derecho Local Especial, EL CONSULTOR 1997) ha puesto de relieve la ausencia
de una norma general reguladora de los caminos y vías rurales distintas de las pecuarias. La jurisprudencia ha
matizado, v.gr., en sentencia del Tribunal Supremo de 19 de octubre de 1995 (EC 3408/1996) que los caminos no son
carreteras, ya que para ello no basta con la demanialidad y el uso público, sino su proyección y construcción
Ante tal carencia normativa, y circunscribiéndonos al punto concreto consultado, quienes se han ocupado del tema han
avanzado soluciones prácticas. Así, Corral García, que ha tratado este punto en profundidad y lógica en el artículo que
publicamos en la revista con referencia EC 613/1994 «Los caminos rurales», mantiene que han de ser los propios
Ayuntamientos quienes, en ejercicio de su potestad normativa a través de ordenanzas o del planeamiento urbanístico,
efectúen la regulación de los caminos; y, dentro de dicha regulación, añadimos nosotros, todo lo referente a distancias,
En sentido análogo Vera Fernández-Sanz, en su trabajo «Una curiosa e infrecuente competencia municipal» (EC
330/1991), se refería a las atribuciones de las Entidades locales, en base a lo dispuesto en los arts. 590 (LA LEY
1/1889) y 591 del Código Civil (LA LEY 1/1889), que mencionan los reglamentos y usos del lugar o las ordenanzas y
costumbres locales en materia de distancias y otras medidas de fincas y heredades, derivando, consecuentemente, a
legislación mucho más reciente, ya dentro del Derecho Urbanístico, como es el Reglamento de Disciplina Urbanística;
cuyo art. 85 posibilita la imposición de sanciones por incumplimiento de las reglas de distancia de las edificaciones entre
sí y en relación con las vías públicas, espacios libres y linderos. Lo que presupone que, previamente, se hayan
Este criterio puede mantenerse a la vista de la legislación urbanística de Valencia, de aplicación al consultante, puesto
que el art. 224 de la Ley 16/2005, de 30 de diciembre (LA LEY 256/2006)(DOGV del 31) Urbanística Valenciana, al tratar
de la restauración de obras sin licencia o sin ajustarse a sus determinaciones, menciona las actuaciones sobre terrenos
en zonas verdes, viales... lo cual, como antes hemos dicho, da por hecho la previa reglamentación de medidas sobre
dichos espacios.
En definitiva, somos de la opinión que la determinación de la distancia que ha de mantenerse por el cierre de una finca
lindante a un camino público o los usos, obras, etc. admitidos, deberían ser objeto de regulación a través de las