Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
capítulo 8
Influencia
en grupo
t
"N u n ca dudes de awna está casi por terminar el trote diario. Su mente la incita a seguir; su cuerpo le
que u n gnrpo suplica que camine las seis cuadras que faltan. Cede parcialmente y se encamina a
p eq u eñ o de casa con un trote lento. Las condiciones del día siguiente son idénticas, salvo porque
ciu d ad an os dos amigos están con ella, Tawna corre su ruta dos minutos más rápidamente y se
reflexiv o s y pregunta: "¿lo hice mejor sólo porque Gail y José iban conmigo?, ¿correría siempre
com p rom etid os mejor, sólo por estar en un grupo?"
p u ed e cam biar Casi en cada esquina tenemos que ver con grupos. Nuestro mundo contiene 6 400
al m u n d o ." millones de habitantes, 200 naciones, cuatro millones de comunidades locales, 20 mi
llones de organizaciones económicas y cientos de millones de otros grupos formales
—Antropólogo
e informales: parejas en citas, familias, iglesias, vecinos en tertulias. ¿Cómo ¡afluyen
Margaret Mead.
estos grupos en los individuos?
Las interacciones de los grupos tienen, a veces, efectos dramáticos. Los estudiantes
universitarios de tendencias intelectuales se codean con otros de este estilo y fomen
tan intereses comunes entre sí. Los jóvenes descarriados se unen a otros igualmente
desorientados y hacen crecer sus tendencias antisociales. Pero, ¿cómo afectan estos
grupos las actitudes de sus integrantes? ¿Qué influencias los llevan a tomar decisio
nes conjuntas acertadas o tontas?
288 parte dos Influencia social
Los individuos influyen en sus grupos. Como en la clásica película de 1957, Doce
hombres furiosos (Twelve Angry Men), doce jurados de un juicio de asesinato se encie
rran en la sala de deliberaciones. El día es caluroso. Todos están cansados; se hallan
cerca de un acuerdo y están ansiosos por llegar a un veredicto rápido de condena al
adolescente que acuchilló a su padre. Pero un inconforme — interpretado por Henry
Fonda— se niega a dar su voto de castigo. A medida que avanza el debate acalorado,
los hombres, uno a uno, van cambiando su decisión hasta que llegan a un consenso:
"No es culpable". En los procesos legales de la realidad, un solo individuo raramente
mueve a todo un grupo. Sin embargo, la historia está llena de minorías que arrastran
mayorías. ¿Qué hace que una minoría (o un líder eficaz) sea persuasivo?
Vamos a examinar uno por uno estos intrigantes fenómenos de la influencia de los
grupos. Pero primero, lo primero: ¿Qué es un grupo y por qué se forman?
¿Qué es un grupo?
La respuesta a esta pregunta parece obvia... hasta que varias personas comparan las
definiciones. ¿Los compañeros de trote forman un grupo?, ¿los pasajeros de un avión
son uno? ¿Un grupo es un conjunto de personas que se identifican, que sienten que
deben estar juntas? ¿Constituyen uno aquellos que comparten metas y dependen en
tre sí?, ¿se forma cuando se organizan los individuos?, ¿cuando sus relaciones se pro
longan? Estas son algunas de las definiciones de grupo que da la psicología social
(McGrath, 1984).
Marvin Shaw (1981), experto en dinámica de grupos afirma que todos ellos tienen
grupo algo en común: sus miembros interactúan. Por consiguiente, define grupo como dos o
Dos o más personas que, más personas que se Ínter relacionan y se influyen mutuamente. Además, John Tumer
durante más que unos (1987), psicólogo social de la Universidad Nacional de Australia, observa que los gru
cuantos momentos, pos se perciben a sí mismos como un "nosotros" frente a "ellos". Entonces, los com
intemctúan y se influyen
pañeros de trote sí son un grupo. Los grupos existen por varias razones: para satisfacer
cutre sí, y se perciben
una necesidad de pertenencia, para dar información, para proveer recompensas, para
como “nosotros”.
alcanzar metas.
De acuerdo con la definición de Shaw, los estudiantes que trabajan individualmen
te en una sala de cómputo no pueden ser un grupo. Aunque están juntos, son más un
conjunto de individuos que un grupo en interacción (aunque cada uno puede ser par
te de un grupo invisible de un chat room). A veces es borrosa la distinción entre los
conjuntos de gente que no se relacionan en un laboratorio de cómputo y la conducta
grupal influyente de individuos que interactúan. Las personas que simplemente están
* en presencia unas de otras llegan a influirse. Durante un juego, los aficionados pue
den percibirse como "nosotros" en contraste con "ellos", los que apoyan al equipo
contrario.
En este capítulo consideraremos tres ejemplos de esta influencia colectiva: facilita
ción social, ocio social y desindividualización. Estos fenómenos pueden ocurrir con míni
ma interacción (en lo que llamamos "situaciones grupales mínimas"). Luego veremos
tres ejemplos dé influencia social en los grupos en interacción: polarización del grupo,
pensamiento grupal e influencia de la minoría.
figura 8-1
Los efectos de la
estimulación social.
Robert Zajonc reconcilió
resultados aparentemente
contradictorios, al
proponer que la
estimulación de la
presencia de los demás
fortalece las respuestas
dominantes (las respuestas
correctas sólo en las tareas
fáciles o bien aprendidas).
dencias confirman: la presencia de los otros incita o llena de vigor a las personas (Mu
llen y otros, 1997; todos nos acordamos de habernos sentido más tensos o agitados
frente a una audiencia). Si la estimulación social facilita las respuestas dominantes,
debería impulsar el desempeño de las tareas sencillas y obstaculizar la realización de las di
fíciles. Así, los resultados contradictorios se vuelven lógicos. Agitar líneas de pesca,
resolver multiplicaciones sencillas y comer eran labores fáciles para las que las res
puestas eran aprendidas o naturalmente dominantes. Por eso, la presencia de otros fo
mentó el desempeño. Comprender material nuevo, recorrer un laberinto y solucionar
"El mero contacto social problemas complicados de matemáticas son desempeños más complicados para los
crea... una estimulación que las respuestas correctas son, al principio, menos probables. En estos casos, el he
del espíritu animal que
dió de que los otros estén presentes aumenta el número de reacciones incorrectas en
aumenta la eficiencia de
cada trabajador." las tareas. La misma regla general (la estimulación facilita las respuestas dominantes) fun
—Karl Mane, Das Kapítul, ciona en ambos casos (véase la figura 8-1). De pronto, los resultados que daban la im
1867. presión de ser contradictorios ya no lo parecen.
La solución de Zajonc, tan simple y elegante, dejó reflexionando a otros psicólogos
sociales como Thomas H. Huxley después de leer El origen de las especies de Darwin:
"¡Qué estupidez tan grande no haber pensado antes en esto!". Parecía obvio... des
pués de que Zajonc lo señaló. Acaso las piezas encajaron tan bien, sólo miradas a tra
"El descubrimiento vés de los espejos de la consideración retrospectiva. ¿La soludón resistiría las pruebas
consiste en ver lo que
experimentales directas? Después de casi 300 estudios, realizados con la colaboración
todos han visto y
pensar lo que nadie ha de más de 25 000 voluntarios, la salida sobrevivió (Bond y Titus, 1983; Guerin, 1993,
pensado." 1999).
—Albert von Szent-Gyorgyi, En varios sentidos, los experimentos posteriores confirmaron que la estimulación
The Scientist Speatlates, 1962. social facilita las respuestas dominantes, sean correctas o inapropiadas. Peter Hunt y
Joseph Hillery (1973) descubrieron que en presencia de otros, algunos estudiantes se
tardaron menos en aprender un laberinto sencillo pero más en aprender uno compli
cado (¡tal como les pasa a las cucarachas!). James Michaels y sus colegas (1982) descu
brieron que los buenos jugadores de billar de una asociadón de estudiantes (que
habían acertado 71 por ciento de sus golpes sin observadores) lo hicieron mejor (80
por ciento) cuando cuatro personas se acercaron a verlos jugar. Los malos participan
tes (que solos promediaron 36 por ciento) empeoraron (25 por ciento) cuando los ob
servaron atentamente.
Los deportistas ejecutan habilidades muy practicadas, lo que explica por qué se de
senvuelven mejor cuando los llena de energía el apoyo de las multitudes. En estudios
realizados en más de 80,000 acontecimientos atléticos —profesionales y universita
rios, en Canadá, Estados Unidos e Inglaterra—>se revela que los equipos locales ga
nan, aproximadamente, seis de cada diez juegos (algunos pocos menos en el béisbol y
el rugby, algunos más en el basquetbol y fútbol; véase la tabla 8-1). Sin embargo, la
ventaja de ser local también se da porque los jugadores conocen su entorno, no sufren
la fatiga de un viaje ni los sentimientos de dominio que se desprenden del control te
Influencia en grupo capítulo 8 291
Fuente: Datos tomados de Coumeya y Carrón (1992). Datos del béisbol, tomados de Schlenker y otros
(1995).
rritorial, así como por la identidad del equipo con los aficionados que los alientan
(Zillmann y Paulus, 1993).
ñados tenían un ritmo cardiaco y presión arterial más altos (lo que indica estimu
lación). En las tareas difíciles cometieron más errores, un efecto de las multitudes
que repitieron Dinesh N agary Janak Pandey (1987) con universitarios de India.
Así, los conjuntos grandes fomentan la estimulación, lo que facilita las respuestas
dominantes.
Miedo a la evaluación
Nicolás Cottrell conjeturó que los observadores nos ponen nerviosos porque nos pre
aprensión por la guntamos cómo nos están calificando. Para verificar si existe aprensión por la eva
evaluación luación, Cottrell y sus colegas (1968) pusieron vendas a algunos observadores,
Preocupación por laforma supuestamente para preparar un experimento de percepción. En contraste con el
en que otros nos evahían. efecto del público, la mera presencia de estos individuos con los ojos cubiertos no fo
mentó las respuestas bien practicadas.
En otras pruebas se confirmó la conclusión de Cottrell: el favorecimiento de las res
puestas dominantes se acentúa más cuando la gente piensa que está siendo evaluada.
Durante otro experimento, los trotadores de una ruta de carrera en la Universidad de
California, en Santa Bárbara, aceleraban el paso cuando se topaban con una mujer
sentada en el pasto, siempre y cuando estuviera de frente a ellos y no de espaldas (Wo-
rringham y Messick, 1983).
La aprensión por la Avaluación también explica:
• Por qué las personas se desenvuelven mejor cuando su coactor es ligeramente
superior (Seta, 1982).
Influencia en grupo capítulo 8 293
Mera presencia
Zajonc cree, sin embargo, que la mera presencia de los demás produce algún estímu
lo, aun sin los efectos del temor por la evaluación y la distracción excitadora. Por
ejemplo, las preferencias por el color de la piel son más firmes si se hacen juicios cuan
do otros están presentes (Goldman, 1967). En esta tarea no hay una respuesta "buena"
o "correcta" que los demás evalúen; así, no hay razón para preocuparse por sus reac
ciones; pero de todas maneras es vigorizante la presenda de los demás.
Recuerde que los efectos de la facilitación también se presentan en animales no hu
manos. Esto sugiere la existenda de un mecanismo de alerta social innato, común a la
mayor parte del mundo no racional (es de creer que los animales no se preocupan
conscientemente por cómo los evalúan sus congéneres). En el plano de los seres hu
manos, la mayoría de los trotadores se vigorizan cuando los acompaña otra persona,
incluso si ésta no compite ni los evalúa.
Éste es un buen momento para recordamos el propósito de una teoría. Como diji
mos en el capítulo 1, una buena teoría es un método científico abreviado: simplifica y
resume varias observadones. La de la facilitación sodal hace lo mismo, puesto que es
una simple síntesis de muchos resultados de investigaciones. Una buena teoría ofrece
también predicciones claras que: 1) son útiles para confirmar o modificarla, 2) sirven
de guía para nuevas exploraciones, y 3) sugieren aplicaciones prácticas. La teoría de
la facilitación sodal ha generado, sin duda, las dos primeras formas de predicción: 1)
sus fundamentos (que la presencia de los otros produce alerta y que la estimulación
social facilita las respuestas dominantes) y 2) ha dado vida nueva a un campo de in
vestigación relegado durante mucho tiempo.
¿Se puede dedr que hay: 3) aplicaciones prácticas? Podemos hacer algunas conje
turas informadas. Como se indica en la figura 8-2, muchos nuevos edificios de ofici
nas han sustituido a las oficinas privadas con largas zonas abiertas divididas con
mamparas bajas. ¿Estar conscientes de la presencia de los otros fomenta el desempe
ño en las tareas bien aprendidas, pero obstaculiza el razonamiento creativo o las labo
res complicadas?, ¿se le ocurren otras posibles aplicaciones?
294 parte dos Influencia social
figu ra 8-2
En el "plan de oficina
abierta" la gente trabaja en
presencia de otros. ¿Qué
efecto tiene esto en la
eficiencia de los
trabajadores?
Fuen tu; Foto cortesía de Hermán
Miller Inc
Resumen El tema más elemental de la psicología rrecta) y estorba la realización de las di
social concierne a la mera presencia de fíciles (para las que las respuestas equi
los demás. En los primeros experimen vocadas son las que imperan).
tos se encontró que el desempeño mejo ¿Pero, por qué nos estimula que estén
ra si hay observadores o coactores. En presentes los demás? En los experimen
otros, se descubrió que la presencia de tos se sugiere que la estimulación proce
los demás es obstaculizante. Robert Za- de, en parte, del miedo por la evaluación y,
jonc concilio estos resultados a través de en parte, por distracción, de un conflicto
un conocido principio de la psicología entre estar atentos a ellos o concentrarse
experimental: la estimulación facilita las en la labor. En otras pruebas, incluidas
respuestas dominantes. Dado que la pre algunas con animales, se indica que la
sencia de los demás produce alerta, la de presencia de los demás puede despertar
observadores o coactores fomenta el de alerta, aun si no somos evaluados ni dis
sempeño en las labores sencillas (para traídos.
las que la respuesta dominante es la co
figura 8-3
El aparato para tirar
de la cuerda.
Las personas en la primera
posición jalaron con menos
fuerza cuando pensaban
que detrás había otros que
también lo hacían.
Fuente: Datos toma Ja s de
Ingham, Levinger, Graves y
[’eckham, 1974. Foto de Alan
G. Inghnm.
aquellas en que la gente reúne su desempeña por una meta común y en las que no es
responsable de su esfuerzo. Un equipo en el juego de jalar la cuerda proporciona un
ejemplo. Otro es atando se reúne dinero en una organización (como la formación de
un fondo común por venta de dulces para pagar un viaje de grupo). Lo mismo pasa
en un proyecto de dase en el que todos obtienen la misma calificación. En estas "ta
reas de aditivas" (en las que los logros grupales dependen de la suma del esfuerzo de
todos), ¿el espíritu de equipo fomenta la productividad? ¿Los albañiles ponen hileras
de ladrillos más rápidamente si trabajan en equipo que si lo hacen solos? Una mane
ra de abordar estas preguntas es recurrir a simulaciones de laboratorio.
figura 8^4
El esfuerzo
disminuye cuando el
tamaño del grupo
aumenta.
En una sinopsis estadística
de 49 estudios realizados
entre más de cuatro mil
sujetos se revela que el
esfuerzo decrece (el ocio
aumenta) cuando el
tamaño del grupo se
incrementa. Cada punto
representa los datos
acumulados de un estudio.
Fuente: Tomado de Williams,
Jacksony Karau, en Social
Dilemmas: Perspectivas on
Individuáis and Groups,
compilado porD. A. Schroeder,
1992. Prneger Pubitshers, un sello
de Greenwood Publtshing
Group, Inc-, Westport, CT,
Facilitación social
Ocio social
figura 8-5
¿Facilitación social u
la responsabilidad se.difunde entre todos los participantes (Harkins y Jackson, 1985;
ocio social?
Kerr y Bruun, 1981). En contraste, en los experimentos de facilitación social aumenta la
Cuando los individuos no
exposición a la evaluación. Cuando una persona era el centro de atención, vigilaba pueden ser calificados o
conscientemente su proceder (Mullen y Baumeister, 1987). Así que el principio es el responsabilizarse de algo,
mismo: cuando ser observado aumenta la preocupación por ser evaluado, se da la fa el ocio se hace más
cilitación social. Cuando perderse en la multitud aminora la inquietud por la califica probable. Una nadadora es
evaluada por su capacidad
ción, ocurre la inactividad social (figura 8-5).
para ganar la competencia.
Para motivar a los miembros de un grupo, una estrategia es hacer identificable el En el juego de jalar la
desempeño individual. Algunos entrenadores de fútbol filman y evalúan a cada juga cuerda, ninguna persona
dor por separado. Estén en un grupo o no, las personas se esfuerzan más si su produc del equipo es responsable,
ción es identificable: los integrantes del equipo de natación de una universidad se así que cualquiera puede
relajarse o flojear.
desempeñan más velozmente en carreras de relevos interescuadras cuando alguien
mide y anuncia sus tiempos individuales (Williams y otros, 1989). Incluso, sin sufrir
consecuencias, en un pequeño experimento, los obreros de una línea de montaje rea
lizaron 16 por ciento más de un artículo cuando se identificaba su producción indivi
dual (Faulkner y Williams, 1996).
Hungría, las parcelas privadas sumaban apenas 13 por ciento de las tierras de cultivo
pero daban un tercio de la producción total (Spivak, 1979). Cuando China empezó a
permitir a los agricultores que vendieran los excedentes de lo que debían entregar al
Estado, la producción alimenticia creció odio por ciento al año, lo que representó 2.5
veces el incremento anual de 26 años anteriores (Church, 1986).
En Estados Unidos, los trabajadores que no pagan cuotas ni dan tiempo volunta
rio a su sindicato o asociación profesional, de todas maneras, aceptan contentos sus
beneficios. Lo mismo hacen los espectadores de la televisión pública, que no respon
den a las campañas de recolección de fondos de las emisoras. Lo anterior apunta a
otra explicación posible del ocio social. Cuando las recompensas se dividen por
igual, sin que importe cuánto contribuya cada uno al grupo, cualquier individuo ob
tiene una remuneración mayor por unidad de esfuerzo, dejándose llevar gratuita
mente por el grupo. Así, las personas están motivadas para disminuir el ritmo de
trabajo si sus esfuerzos no son vigilados y premiados individualmente. Por consi
guiente, las situaciones en las que se abre la puerta a los polizones pueden ser, en pa
labras de un comunero, el "paraíso de los parásitos".
Por ejemplo, en una fábrica de encurtidos, la tarea principal consiste en escoger,
de la cinta transportadora, pares de pepinillos de igual tamaño y meterlos en frascos.
Por desgracia, los trabajadores se sienten tentados a colocar piezas de cualquier me
dida, porque su producción no es identificable (los envases pasan a un vagón antes
de llegar a la sección de control de calidad). Williams, Harkins y La tañé (1981) seña
lan que las investigaciones sobre el ocio social proponen "hacer identificable la pro
ducción individual y que se haga la pregunta sobre cuántos pepinillos de igual
tamaño tomarían los obreros si se les pagara sólo por los que están correctamente co
locados en los frascos".
Pero los esfuerzos colectivos no siempre llevan a la flojera. A veces, la meta es tan
atractiva y la máxima producción de todos es tan esencial, que el espíritu de equipo
mantiene o intensifica el esfuerzo. En una carrera de canotaje olímpico, ¿los remeros
de un bote de ocho se esforzarán menos que si estuvieran en alguno de sólo uno o dos
ocupantes?
Las pruebas nos aseguran que no. En los grupos, las personas holgazanean menos
si la tarea es desafiante, atractiva o comprometedora (Karau y Williams, 1993). En las
Trabajo en equipo en la regata labores difíciles, la gente piensa que su esfuerzo es indispensable (Harkins y Petty,
del río Charles, en Boston. El
ocio social se presenta cuando
1982; Kerr, 1983; Kerr y Bruun, 1983). Cuando se considera que los demás miembros
las personas trabajan en no son confiables o capaces de aportar mucho, el esfuerzo es mayor (Plaks y Higgins,
grupos sin ser responsables, 2000; Williams y Karau, 1991). Añadir incentivos o desafiar a un grupo para que se
salvo que la tarea sea difícil, empeñe en alcanzar cierto estándar también promueve el impulso colectivo (Harkins
atractiva a absorbente y si los
y Szymanski, 1989; Shepperd y Wright, 1989). Cuando los grupos creen que un gran
integrantes son tímidos.
esfuerzo producirá un desempeño que traerá recompensas, sus integrantes trabajan
más (Shepperd y Taylor, 1999).
Asimismo, los grupos son menos perezosos cuando
sus miembros son amigos o se identifican con el conjunto,
que cuando se desconocen entre sí (Davis y Greenlees,
1992; Karau y Williams, 1997; Worchel y otros, 1998). Hasta
el simple hecho de esperar la interacción con alguien, sir
ve para aumentar el esfuerzo en los proyectos de equipo
(Groenenboom y otros, 2001). Si usted colabora en un
plan escolar con compañeros a los que verá a menudo, es
probable que se sienta más motivado que si no pensara
volver a verlos. Latané observa que los kibbutz (las granjas
comunales de Israel) producen más que las que no son co
lectivas, en ese país (León, 1969). La cohesión intensifica
Influencia en grupo capítulo S 299
el desempeño. Entonces, ¿habrá ocio social en las culturas centradas en grupos? Para
averiguarlo, La tañé y sus coinvestigadores (Gabrenya y otros, 1985) se trasladaron a
Asia, donde repitieron las pruebas de generación de sonidos en Japón, Tailandia, Tai-
vván, India y Malasia. ¿Cuáles fueron sus resultados? En esos países también se mani
festó el ocio social.
Sin embargo, 17 estudios posteriores revelan que las personas de las culturas colec
tivistas exhiben menos ocio social que las individualistas (Karau y Williams, 1993; Ku-
gihara, 1999). Como dijimos en el capítulo 2, la lealtad a la familia y a los grupos de
trabajo está arraigada en los contextos grupales. Del mismo modo (según explicamos
en el capítulo 5), las mujeres tienden a ser menos individualistas que los hombres y
muestran menos ocio social.
Algunos de estos resultados recuerdan los de estudios de grupos de trabajo reales.
Cuando éstos tienen objetivos difíciles que implican desafíos, cuando se recompensa
su éxito y cuando hay un espíritu de compromiso al "equipo", los integrantes se es
fuerzan en el desempeño (Hackman, 1986). Mantener grupos pequeños y formarlos
con personas de competencias equivalentes también ayuda a los individuos a pensar
que sus aportaciones son indispensables (Comer, 1995). Por ende, la inactividad so
cial es una situación corriente cuando los miembros de los grupos trabajan colectiva
mente y sin responsabilidades individuales. Muchas manos no siempre aligeran el
trabajo.
figura 8-6
Las anónimas aplicaron
más descargas a victimas
impotentes que las
mujeres identificables.
que cuando los grupos eran pequeños y estaban expuestos a la luz del día, los inte "Una masa es una
grantes no trataban de hostigar al sujeto. Pero cuando un conjunto grande o el velo de sociedad de cuerpos
la noche les confería el anonimato, acosaban y hadan escarnio. que voluntariamente se
Brian Mullen (1986) informa de un efecto semejante en los linchamientos. Cuanto despoja de la razón."
—Ralph Waldo Emerson,
mayor es la turba, más pierden sus miembros la conciencia personal y más dispuestos "Compensation", Essays,
están a cometer atrocidades, como quemar, lacerar o desmembrar a una víctima. En First Series, 1841.
cada uno de estos ejemplos —de las masas amantes de los deportes a las turbas de los
linchamientos— se desploma el temor a ser evaluados. Como "todos lo hacen", todos
atribuyen su comportamiento a la situación, más que a sus propias decisiones.
Philip Zimbardo (1970) éspeculó que la sola inmensidad de las ciudades atestadas
genera anonimato y, por ende, las normas que permiten el vandalismo. Zimbardo
compró dos automóviles con diez años de antigüedad cada uno y los dejó con los co
fres levantados y sin placas, uno en una calle cercana al campus del Bronx de la Uni
versidad de Nueva York y otro, a un lado de las instalaciones de Palo Alto (una
ciudad mucho más pequeña) de la Universidad de Stanford. En Nueva York, los des
valijadores llegaron al vehículo en diez minutos. Se llevaron la batería y el radiador.
Al cabo de tres días y 23 incidentes de robo y vandalismo (a manos de blancos bien
vestidos), el coche quedó reducido a una carcacha de metal, destruida e inservible. En
contraste, la única persona que se vio que tocara el automóvil de Palo Alto en una se
mana, fue un transeúnte que bajó el cofre cuando empezó a llover.
Anonimato físico
¿Cómo sabemos con certeza que la diferencia crucial entre el Bronx y Palo Alto es el
mayor anonimato del primero? No podemos hacerlo; pero sí hacer experimentos con
el anonimato para ver si realmente aminora las inhibiciones. Zimbardo (1970, 2002)
concibió la idea de un experimento por un estudiante de licenciatura que le preguntó
por qué los niños buenos de El señor de las moscas de William Holding se convirtieron
en monstruos poco después de pintarse el rostro. Para experimentar ese anonimato,
vistió a alumnas de la Universidad de Nueva York con capas y capuchas blancas idén
ticas, al modo de miembros del Ku Klux Klan (figura 8-6). Cuando les pidió que apli
caran descargas eléctricas a una mujer, ellas oprimieron el botón respectivo dos veces
más tiempo que las colaboradoras que eran visibles y llevaban grandes etiquetas con
su nombre.
302 parte dos Influencia social
fig u ra 8 - 7
Los niños tuvieron más
:M^tpl&rce# dcJtrá'ns^T^sioñ;: ■
probabilidades de
transgredir y tomar un
dulce de más en
Halloween si estaban en
grupo, eran anónimos y,
sobre todo, si se
encontraban
desindividualizados por la
combinación de la
inmersión en el grupo
y el anonimato.
Fuente: Datos tomados de
Diener y otros, 1976.
torturan o mutilan a los enemigos; en otras, toman prisioneros vivos. Robert Watson
(1973) indagó en archivos antropológicos y descubrió que las culturas con guerreros
despersonalizados eran también las que trataban con brutalidad a sus adversarios.
Los policías uniformados de Los Ángeles que golpearon a Rodney King estaban eno
jados y excitados por su osada negativa a detener su automóvil. Disfrutaban de su
camaradería y no estaban conscientes de que otros pudieran ver sus actos. Así, olvi
dados de las normas usuales, fueron arrastrados por la situación.
En Irlanda del Norte, 206 de 500 ataques violentos estudiados por Andrew Silke
(2003) fueron realizados por agresores que llevaban máscaras, capuchas y otros dis
fraces en el rostro. En comparación con los que no tenían la cara oculta, los anónimos
infligieron lesiones más graves, embistieron a más personas y cometieron más actos
de vandalismo.
¿Volvemos anónimos libera siempre nuestros impulsos? Por fortuna, no. En todas
estas situaciones, las personas respondieron a claves antisociales claras. Robert John
son y Leslie Downíng (1979) señalan que las vestimentas al estilo del Klan que usaron
las participantes de Zimbardo pudieron haber fomentado su hostilidad. En un expe
rimento en la Universidad de Georgia, las participantes se vistieron de enfermeras an “El uso del autocontrol
tes de decidir qué descarga eléctrica debía recibir una persona. Cuando las que es como los frenos de
llevaban el uniforme se hicieron anónimas, se volvieron menos agresivas al aplicar la un tren. No sirven si
corriente que cuando destacaban su nombre e identidad. A partir de su análisis de 60 uno va en la dirección
estudios de desindividualización, Tom Postmes y Russell Spears (1998; Reicher y contraria, pero son
otros, 1995) concluyeron que el anonimato lo hace a uno menos consciente de sí mis dañinos si la dirección
mo y más consciente del grupo, aparte de más sensible a las claves de la situación, es la correcta."
—Bertrand Russell, K'larriage
fueran negativas (uniformes del Klan) o positivas (uniformes de enfermeras). Con in and Moráis, 1929.
dicios altruistas, las personas desindividualizadas, incluso, llegan a dar más dinero
(Spivev y Prentice-Dunn, 1990).
Resumen Cuando una gran exaltación social se tricciones normales y pierde el sentido
combina con la dilución de la responsa de la individualidad. Esta desindividuali
bilidad, mucha gente abandona sus res zación es más probable cuando las perso-
Influencia en grupo capítulo 8 305
figura 8-8
Polarización de
grupo.
La hipótesis de la
polarización de grupo
predice que ¡a discusión
fortalecerá una actitud
compartida por los
integrantes.
figura 8-9
La discusión aumenta la
polarización entre grupos
homogéneos de
estudiantes universitarios
con muchos y pocos
prejuicios. Hablar sobre
temas raciales los
incrementa donde hay
muchas ideas
preconcebidas y ios reduce
donde hay pocas de ellas.
Fuente: Datos tomados de Myers
y Bishop, 1970.
Polarización de grupos en la escuela Otro paralelo de la vida real con lo que ocurre en
En dos juicios, los
el laboratorio es lo que los pedagogos investigadores llaman "fenómeno de la acen
tribunales de Sudnfrica
redujeron las sentencias tuación". Con el tiempo, las diferencias iniciales entre grupos de universitarios se
después de enterarse de acentúan. Si los estudiantes de la escuela X son originalmente más intelectuales que
cómo losfenómenos de la los de la Y, la diferencia se acrecienta durante la carrera. De la misma manera, al com
psicología social parar a los alumnos independientes con los que tienden a formar parte de fraternida
—incluidas la des, aquéllos tienen actitudes políticas más liberales y la diferencia se marca con el
desindividualización y la tiempo, durante los años de estudio (Pascarella y Terenzini, 1991). Los investigadores
polarización de grupos — creen que esto es resultado, en parte, de que los miembros de los grupos refuerzan sus
llevan a las masas a inclinaciones compartidas.
cometer actos criminales
(Colman, Í991). ¿Estaría
Polarización de grupos en las comunidades La polarización también ocurre en las
usted de acuerdo con que
los tribunales debieran comunidades. Durante los conflictos, las personas de la misma opinión se acercan
considerar a los cada vez más, lo que agranda las tendencias que comparten. La delincuencia pandi-
fenómenos de la psicología lleril surge de un proceso de reforzamiento mutuo entre las bandas del barrio, cu
social como circunstancias yos integrantes comparten atributos y hostilidades (Cartwright, 1975). Si se muda a
atenuantes? su calle "otro quinceañero descontrolado —expresa David Lykken (1997)—, los líos
Influencia en grupo capítulo S 309
en los que se metan como equipo serán más que el doble de lo que el primero habría "La proliferación de
hecho solo. Una pandilla es más peligrosa que la suma de sus individuos". En efec canales de medios y la
to, los "grupos de pares sin vigilancia" son el "principal factor de pronóstico" de la segmentación de la
tasa de delincuencia de un vecindario/ informan Bonita Veysey y Steven Messner sociedad significan que
(1999). Además —algo que no sorprende a ningún estudioso de la polarización en es más fácil para las
personas congregarse
grupo—, las excursiones experimentales en las que se agrupan adolescentes delin
en grupos de afines.
cuentes con otros transgresores aumentan la tasa de conductas problemáticas (Di- Algunos individuos
shion y otros, 1999). viven en pueblos donde
A partir de su análisis de organizaciones terroristas de todo el mundo, Clark Mc- nadie quiere al
Cauley y Mary Segal (1987; McCauley, 2002) señalan que este fenómeno no surge re presidente Bush. Otros
pentinamente, sino que más bien aparece entre personas unidas por agravios oyen las cadenas de
comunes. Cuando interactúan aislados de influencias moderadoras, se vuelven cada radio, en las que nadie
vez más radicales. El amplificador social fortalece la señal. El resultado son actos vio quiere a Bill Clinton. En
lentos que los individuos, lejos del grupo, nunca cometerían. estas comunidades
Por ejemplo, los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos fue circulan y se exageran
ron preparados durante un largo proceso, en el que intervino el efecto de polariza verdades a medias."
—David Broo1(3, The Era of
ción en las relaciones de personas con opiniones similares. La marcha hacia la Distortion, 2004.
conversión en terrorista, señaló un grupo del Consejo Nacional de Investigación de
ese país, aísla a los individuos de otros sistemas de ideas, deshumaniza a los blancos
de ataque potenciales y no tolera disensiones (Smelser y Mitchell, 2002). Ariel Merari
(2002), investigador del terrorismo suicida en Medio Oriente y Sri Lanka, cree que la
clave para formar un atacante suicida es un proceso grupal. "Hasta donde sé, no ha
habido un solo caso de agresión fatal efectuado por iniciativa de una persona". De la
misma manera, las matanzas son fenómenos de grupo, por los que los asesinos se in
citan unos a otros (Zajonc, 2000).
enfoque
Shakespeare retrató el
un grupo de personas
los seguidores de Julio
Antonio: Almas bond ádpsas/}¿q
: tuVien^; pü^doíiyíeron
, ■nuesho César? Miren, Helolaqi
:;yen, póflos traidores. .
■y:; :fFnm^dtí4ad^i'b:-:tQh,
Segundé
electrónico, Google y los chut rooms "facilitan que grupos pequeños convoquen a per
sonas afines, materialicen odios difusos y movilicen una fuerza mortífera", observa
Robert Wright (2003), y especula que a medida que se propague la banda ancha, au
mentará la polarización cibernética. "¿Han visto los videos de reclutamiento de Osa
ma bin Laden? Son muy eficaces y llegan a su público mucho mejor a través de la
banda ancha."
EXPLICACIÓN DE LA POLARIZACIÓN
¿Por qué los grupos adoptan posturas más exageradas que la opinión promedio de
sus integrantes? Los investigadores esperan que arroje algunas luces resolver el mis
terio de la polarización de los grupos. Armar rompecabezas pequeños a veces da cla
ves para solucionar problemas grandes.
Entre varias teorías propuestas sobre la polarización de los grupos, dos han sobre
vivido al escrutinio científico. Una se ocupa de los argumentos presentados durante
una discusión; la otra, de cómo los miembros de un grupo se ven a sí mismos de fren
te a otros. La primera idea es un ejemplo de lo que en el capítulo 6 llamamos influen
cia infonnativa (la que procede de aceptar las evidencias sobre la realidad). La segunda
es un ejemplo de influencia normativa (la que se basa en el deseo de una persona de ser
aceptada o admirada por los demás).
Influencia informativa
De acuerdo con la explicación más aceptada, las discusiones en grupo forman un fon
do de ideas, de las cuales la mayoría favorece el punto de vista dominante. Las ideas
que eran de conocimiento común de los miembros de un grupo se llevan a colación a
las discusiones o, incluso tácitamente, influyen en éstas (Gigone y Hastie, 1993; Lar-
son y otros, 1994; Stasser, 1991). Otras opiniones incluyen argumentos persuasivos
que algunos integrantes no habían considerado previamente. AI discutir el caso de la
escritora hielen, alguno podría decir: "Ella debería arriesgarse porque tiene poco que
perder. Si su novela falla, siempre puede volver a escribir historias baratas de vaque
ros". A menudo, estas declaraciones conllevan información sobre los argumentos de la
persona, con claves sobre su posición en el tema. Pero cuando los individuos escu
chan explicaciones pertinentes sin conocer las posturas que asumen otros, también
cambian sus posturas (Burnstein y Vinokur, 1977; Hinsz y otros, 1997). Los argumen
tos, por sí mismos, importan.
Pero para cambiar de actitudes hay que hacer más que simplemente escuchar las
explicaciones de otra persona. La participación activa en la discusión produce más cam-
Influencia en grupo capítulos 311
Influencia normativa
La segunda explicación de la polarización abarca las comparaciones con otros. Como
afirma León Festinger (1954) en su influyente teoría de la comparación social, los se comparación social
res humanos queremos evaluar nuestras opiniones y capacidades, lo que hacemos Evaluación de las propias
comparando nuestros puntos de vista con los demás. Nos convencen más las perso habilidades y opiniones, al
nas de nuestros "grupos de referencia", que son con quienes nos identificamos compararse uno con otras
(Abrams y otros, 1990; How y otros, 1990). Además, al querer a la gente que es como personas.
nosotros, podemos.expresar opiniones más fuertes y descubrir que los demás com
parten nuestras ideas.
Robert Barón y sus colegas (1996) exploraron el efecto de polarización de corrobo
rar socialmente nuestros puntos de vista. Les preguntaron a algunos pacientes de la
clínica dental de la Universidad de íowa si consideraban que el sillón era "cómodo" o
"incómodo". Luego, algunos de ellos oyeron que el experimentador inquiría: "Por
cierto, doctor X, ¿qué dijo el último paciente?" El dentista siempre repetía la última
respuesta recibida. Por último, los pacientes calificaron el asiento en una escala de 150
a 250. En comparación con los participantes que no habían oído sus opiniones corro
boradas, los que las confirmaron dieron puntuaciones más extremas.
Cuando pedimos a las personas (como le solicité a usted) que predijeran cómo res
ponderían a reactivos como el dilema de "Helen", por lo regular manifestaban una ig
norancia variada: no sabían cuántos más apoyaban la tendencia social preferida (en
este caso, escribir una novela). La persona común aconsejará redactarla, aun si las pro
babilidades de éxito son de apenas cuatro entre diez, pero calculará que la mayoría de
las demás pediría cinco o seis entre diez (este resultado recuerda la predisposición al
servicio del yo: la gente se considera una mejor encarnación que el promedio de las
características y actitudes que la sociedad desea). Cuando comienza la discusión, la
generalidad descubre que no es mejor que el resto, como suponía. De hedió, algunos
la superan, pues tienen una postura más firme en favor de escribir la novela. Ya sin las
restricciones de una norma de grupo mal percibida, se sienten libres para declarar sus
preferencias con más vigor.
Quizá recuerde alguna ocasión en la que usted salió con otra persona pero los dos
temían dar el primer paso, porque suponían que no había un interés recíproco. Esta
ignorancia pluralista obstaculiza el inicio de las relaciones (Vorauer y Ratner, 1996). ignorancia pluralista
O quizá recuerde otra vez cuando usted y otros, dentro de un grupo, estaban en ac Falsa impresión respecte7 «
titud de guardia y reservados, hasta que alguien rompió el hielo y dijo: "Bueno, para Informa en que la inapr'ía
ser honestos, creo que..." Poco después, usted descubrió, con sorpresa, un fuerte apo piensa, siente o responde-
yo a sus puntos de vista. A veces, cuando un profesor pregunta si alguien tiene dudas,
312 parte tíos Influencia social
figura 8-10
En los reactivos el dilema
"del riesgo" (como en el
caso de Helen), ln mera
exposición a ¡os juicios de
los demás acentuó las
tendencias de los
participantes a correr
riesgos. En los reactivos
del dilema "cauteloso"
(como en el caso de
Roger), la exposición a los
juicios de los demás
acrecentó su cautela.
Fuente: Datos tomados de-
Myers, 197B.
nadie responde, por lo que cada estudiante deduce que es el único que no entendió.
Todos suponen que el temor a avergonzarse explica su silencio, y que el mutismo de
los demás significa que comprendieron el material.
Dale Miller y Cathy McFarland (1987) embotellaron este conocido fenómeno en
un experimento de laboratorio. Pidieron a los sujetos que leyeran un artículo incom
prensible y que pidieran ayuda si se topaban con "cualquier problema grave para
entenderlo". Aunque ninguno pidió ayuda, todos supusieron que los demás no se de
tendrían por el mismo miedo a avergonzarse. Así, dedujeron erróneamente que las
personas que no piden ayuda no la necesitan. Para superar esta ignorancia pluralista,
alguien tiene que romper el hielo y facultar a los otros para que revelen y refuercen
sus reacciones comunes.
Esta teoría de la comparación social motivó algunos experimentos en los que a al
gunos sujetos se les mostraban las posiciones de otras personas, pero no sus argu
mentos. Esta experiencia es parecida a la que tenemos cuando leemos los resultados
de una encuesta de opinión o un sondeo de salida el día de las elecciones. Cuando la
gente se entera de la posición de los demás (sin compromisos ni discusiones anterio
res), ¿modificarán su respuesta para sostener una posición social favorable? Como se
ilustra en la figura 8-10, en efecto, lo harán. Esta polarización por comparación es
menor que la que se produce en una discusión animada. Pero es sorprendente que,
en lugar de conformarse frente al promedio del grupo, la gente prefiera superarlo.
¿Los individuos tratan de colocar la norma observada "por encima de los demás" pa
ra distinguirse de ellos? ¿Es otro ejemplo de nuestra necesidad de sentirnos únicos
(capítulo 6)?
En la investigación de la polarización de los grupos se ilustra la complejidad de la
indagación en la psicología social. Por mucho que queramos que nuestras explicacio
nes de un fenómeno sean simples, una aclaración casi nunca da cuenta de todos los
datos. Como las personas son complejas, en el resultado influye a menudo más de un
factor. En las discusiones grupales, los argumentos persuasivos predominan en los te
mas que tienen un elemento de hecho ("¿es culpable del delito?"). La comparación so
cial modifica las respuestas de los juicios de valor ("¿de cuánto tiempo debe ser su
sentencia?"; Kaplan, 1989). En muchos asuntos que tienen aspectos factuales y/o que
Influencia en grupo capítulos 313
llevan valores implícitos, ambos factores operan juntos. Descubrir que los demás
comparten nuestros sentimientos (comparación social) estimula argumentos (influen
cia informativa) que respaldan lo que todos favorecían en secreto.
De las discusiones en grupos surgen re res observan la influencia de aquéllos. Resumen
sultados potencialmente positivos y ne En los experimentos se han confirmado
gativos. Al tratar de entender el curioso dos influencias: la informativa y la nor
hallazgo de que las controversias guípa mativa. La información extraída de una
les fomentan los riesgos, los investigado discusión favorece, principalmente, la
res descubrieron que éstas fortalecen el alternativa preferida al comienzo, lo que
punto de vista dominante inicial, sea refuerza el apoyo que se le presta. Ade
arriesgado o cauteloso. En las situacio más, las personas pueden adentrarse en
nes cotidianas, la interacción en los gru una situación más aventurada si, des
pos intensifica también las opiniones. El pués de comparar posiciones, descubren,
fenómeno de polarización del grupo abre con sorpresa, que existe apoyo para sus
una ventana por la cual los investigado inclinaciones originales.
con 1 400 isleños exiliados que habían sido entrenados por la CIA. Casi todos
los invasores murieron o fueron capturados pronto. Estados Unidos quedó
humillado y Cuba se alió más firmemente con la ex URSS. Cuando se enteró
del resultado, Kennedy expresó, en voz alta: "¡Cómo pudimos ser tan tontos!"
• Guerra de Vietnam. De 1964 a 1967 el presidente Lyndon Johnson y su "grupo
de almuerzo de los martes", compuesto por consejeros políticos, empeoraron
la guerra de Vietnam, con la idea de que el bombardeo aéreo estadounidense,
la defoliación y las misiones de búsqueda y eliminación regresarían a Vietnam
del Norte a la mesa de negociaciones, con el apoyo agradecido del pueblo de
Vietnam del Sur. Continuaron la escalada, a pesar de las advertencias de
algunos expertos de inteligencia del gobierno y de casi todos los aliados de
Estados Unidos. El desastre costó más de 58 000 vidas estadounidenses y un
millón de vietnamitas, polarizó a la opinión pública del país americano, sacó al
presidente de su puesto y creó déficit presupuestarios inmensos que
alimentaron la inflación de la década de los setenta.
Janis pensó que estos errores se debieron a que los grupos de decisión tienden a su
primir las disensiones, en aras de la armonía general, lo que constituye un fenómeno
pensamiento grupal que llamó pensamiento grupal (véase el recuadro "La historia tras la investigación:
"Forma de pensamiento Irving Janis, sobre el pensamiento grupal"). En los grupos de trabajo, la camaradería
de tas personas que surge fomenta la productividad (Mullen y Copper, 1994). Además, el espíritu de equipo es
cuando la búsqueda de bueno para la moral. Pero cuando se toman decisiones, las agrupaciones que están
concurrencia se vuelve muy unidas pagan un precio. Janis pensó que el suelo para que brote el pensamiento
tan dominante en un grupal debería contener:
endogrupo cohesionado,
que tiende a eliminar la • un grupo amistoso y cohesionado,
evaluación de cursos • aislamiento relativo de puntos de vista distintos y
alternativos de acción ".
—Irving janis (1971). ° un líder directivo que señala qué decisión prefiere
Cuando se planeaba la malhadada invasión a la Bahía de Cochinos, el recién elec
to presidente Kennedy y sus consejeros sentían un intenso esprit de corps. Las críticas
al plan fueron suprimidas o excluidas y el Ejecutivo respaldó poco después el ataque.
Influencia en grupo capítulo S 315
El pensamiento grupal a
escala titánica. A pesar de
cuatro alertas sobre la
presencia de posibles icebergs
1/ de la solicitud desatendida
del vigía, de que le entregaran
binoculares, el capitán
Edward Sinith (un líder
directivo y respetado)
man tuvo el barco a toda
velocidad durante la noche.
Había una ilusión de
invulnerabilidad (el capitán
había dicho: "Ni el mismo
Días hundiría este barco").
Había una presión por la
conformidad (miembros de la
tripulación regañaron al
vigía por no poder trabajar a
simple vista e ignoraron sus
recelos). Por liltimo, también
había un guardia de ¡a mente
(un telegrafista del Titanic
no transmitió al capitán
Smith la tíltitna y más
completa advertencia sobre
los icebergs). aunque mis sentimientos de culpabilidad están atemperados por el
conocimiento de que una postura de objeción hubiera logrado poco, aparte de
ganarme el epíteto de fastidioso".
Ilusión de la unanimidad. La autocensura y la presión para no lesionar el consen
Las personas "nunca so crean una ilusión de unanimidad. Más aún, el acuerdo manifiesto confirma
están más cerca de la decisión del grupo. Esta apariencia consensual fue evidente en estos tres fa
resolver atinadamente
llos y en otros, antes y después. Albert Speer (1971), consejero de Adolf Hitler,
un problema que
describió la atmósfera que prevalecía alrededor de aquél, una donde la presión
cuando ío discuten con
libertad". por conformarse suprimía toda desviación. La ausencia de disensión creaba un
—JohnStuart Mii!, Sobre ¡a espejismo de unanimidad.
libertad, 1859.
En circunstancias normales, las personas que dan la espalda a la realidad son
enderezadas por las burlas y críticas de quienes las rodean; las hacen conscientes
de que perdieron la credibilidad. En el Tercer Reich no había esos correctivos, en
particular para los que pertenecían al estrato superior. Por el contrario, cada
autoengaño se multiplicaba como en un pasillo de espejos torcidos y se convertía
en la imagen confirmada, repetida, de un mundo fantasioso de ensueño que había
dejado de guardar cualquier relación con el áspero entorno externo. En estos
reflejos no veía más que mi cara multiplicada muchas veces. Ningún factor
exterior perturbaba la uniformidad de cientos de rostros iguales, todos míos.
(pág- 379).
figura 8-11
un líder promueve una idea y cuando un grupo se aísla de puntos de vista disidentes, Análisis teórico del
el pensamiento conjunto llega a generar decisiones inapropiadas (McCauley, 1989). f^ c™an¡s t0MamPi977
Los psicólogos ingleses Ben Newell y David Lagnado (2003) creen que los síntomas p. 132.
del pensamiento conjunto también contribuyeron a la guerra de Irak. Ellos y otros
afirman que tanto Saddam Hussein como George Bush se rodearon de consejeros con
opiniones similares, intimidaron y silenciaron las voces opositoras y recibieron infor
mación filtrada que básicamente respaldaba sus hipótesis: la idea expresa de Irak de
que podía resistir una fuerza invasora y la conjetura estadounidense de que una agre
sión exitosa estaría seguida de una ocupación breve y pacífica y una democracia rápi
da y próspera.
El pensamiento grupal se manifestó trágicamente Por último, debido al fenómeno de los guardia
durante el proceso por el cual la NASA decidió nes de la mente, el director de la NASA que tomó la
lanzar al espacio el transbordador Challenger, en decisión, nunca supo de las preocupaciones de los
enero de 1986 (Esser y Líndoerfer, 1989). Los inge ingenieros, ni de las reservan de los funcionados
nieros de Morton Thiokol, que fabricaron los de Rockwell. Protegido de la información desagra
propulsores del cohete, y los de Rockwell Interna dable, dio, confiado, la autorización para lanzar ai
tional, que hicieron el orbitador, se opusieron al Challenger a su trágico vuelo.
despegue por los peligros que significaban para el En 2003, la catástrofe volvió a golpear, luego de
equipo las temperaturas menores de cero grados. que la NASA retirara a cinco miembros de un gru
Los ingenieros de Thiokol temían que el frío vol po de expertos que advirtieron sobre problemas de
viera p]uebra diz os ios, sellos de cancho éntre los seguridad en la flota envejecida dé transbordado
cuatro segmentos del cohete y que éstos no pudie res (Broad y Hulse, 2002). La NASA declaró que
ran contener los.'gases. Varios meses antes de ía quería traer sangré fresca a la agencia'espacial; sin
misión condenada, el mayor experto de la compa embargo, algunos'cíe los integrantes del.grupo di
ñía había advertido en un memorándum.que era jeron que.se trataba ele suprimir las críticas y que
"una moneda en el .aire" que ej sello quedara en desestimaba sus preocupaciones, las cuales gana
su sitio y que si fallaba, "él resultado sería una ca ron credibilidad cuando el Columbio se desintegró
tástrofe dé'las mayores dimensiones" (Magnuson, durante su regreso a la Tierra, el lo. de febrero de
1986). ese año. El Consejo de Investigación del Accidente
En una discusión telefónica la nociré anterior al del Colimibia (20.03),concluyó.1que "causas físicas y
lanzamiento,Tos.ingenieros -defendieron su opi de organización tuvieron un‘papel equivalente en
nión ante sus dubitativos gerentes y 'anteios di--., el accidente, del -Cplumbia; que,la cultura organiza-
rectores de la NASA, que éstaban1’ansiosos por •cional ríe la:NASATiene muchb que ver con el de-
avanzar con el ya retrasado, acontecimiento. Más . ■'sastrépicomd ePmáteriai^que^olpeóTiLorbitador
adelante, un funcionario 'de Thiokol testificó: durante él ascénsoTy 'qué barreras desorden "impi
"Nos metimos en el proceso mental dé que tratá- dieron la comunicádón eficaz de inforrriación de
hamos de encontrar un modo de probarles (que segúridad cmd^'y.valiogarbri lásdiferencias:profe-
los propulsores) no funcionarían. No pudimos de- sionalcs de opinjqn'L
mostrar-por completo que no funcionaría". El re
sultado fue una ilunión de it¡vulnerabiliiláá.
También aparecieron, presiones por;tonfqrmarse.
Uniuncionaríoxle.ia -NÁSA;se quejó: "Vaya, Thió-
:kol,,:¿..par|icu'and'q:s;qríie^
Influencia en grupo 319
Además, cuando Philip Tetlock y sus colegas (1992) examinaron una muestra más "Hubo fallas graves en
grande de episodios históricos, se hizo evidente que hasta los buenos procedimien el proceso de toma de
tos en los grupos terminan a veces en decisiones malhadadas. Cuando el presidente decisiones."
Cárter y sus consejeros planearon su humillante intento de rescatar rehenes estado —tnfonm’ de l.i Comisión
PriíSidenciíil sobri’ el
unidenses en Irán en 1980, aceptaron diversos puntos de vista y consideraron realis Accidente del
ta mente los peligros. Pero por un problema con un helicóptero, la acción no tuvo Transbordador Espacial
CltalL'itger.
éxito (tiempo después. Cárter reflexionaba que si hubiera enviado una nave más se
habría reelecto como presidente). Parafraseando al señor Rogers, a veces los buenos
grupos hacen cosas malas.
Al meditar en las críticas al pensamiento grupal, Paul Pauíus (1998) recuerda la ob
servación de León Festínger (1987) de que sólo una teoría que no se puede verificar per
manece sin cambios. "Si una teoría puede, de alguna manera, ser sometida a prueba,
no permanecerá inmutable. Tiene que cambiar. Todas las teorías están equivocadas."
Así — decía Festinger—, no debemos preguntar si alguna es correcta o incorrecta, si
no más bien "cuánto del terreno empírico abarca y cómo hay que modificarla". Ir-
ving Janis, que comprobó y modificó su teoría antes de su muerte en 1990, sin duda,
habría dado la bienvenida a otros que continuaran dándole forma. En las ciencias, así
es como andamos a tientas en busca de la verdad: probamos nuestras opiniones con
la realidad, las revisamos y volvemos a revisarlas.
Robert Heímrich (1997), un psicólogo social que estudia el rendimiento de las tripu
laciones de vuelo, señala que la dinámica de los grupos con problemas se hizo eviden
te cuando un avión de Air Florida despegó del aeropuerto nacional de Washington un
día de invierno de 1982. El hielo en un sensor causó que los velocímetros dieran una
lectura demasiado alta, por lo que el capitán aplicó muy poca potencia mientras as
cendía la nave:
Primer oficial: Ah, eso no está bien.
Capitán: Sí, son 80 [se refiere a la velocidad]
Primer oficial: No, creo que no está bien. Ah, quizá sí.
Capitán: Ciento veinte.
Primer oficial: No sé.
Esto no estaba bien, y el que el primer oficial callara sus preocupaciones llevó a que el
avión cayera y se estrellara en un puente del río Potomac. Murieron todos los que
iban a bordo, excepto cinco personas.
Pero en 1989, una tripulación de tres trabajadores que volaban en un DC-10 de Uni
ted Airlines, de Denver a Chicago, respondieron como equipo modelo al desastre in
minente. El personal, que se había entrenado en administración de recursos de
tripulación, enfrentó la desintegración del motor central que rompió las líneas del ti
món y los alerones, necesarios para maniobrar el avión. En 34 minutos que pasaron
antes de la caída —muy poco antes de la pista del aeropuerto de Sioux City—, tuvie
ron que concebir una estrategia para controlar la nave, evaluar los daños, escoger un
sitio de aterrizaje y prepararse a sí mismos y a los pasajeros para el choque. Un análi
sis detallado de las conversaciones en la cabina revela una interacción intensa: 31 co
municaciones por minuto (una por segundo en el momento de mayor actividad). En
esos lapsos, los miembros de la tripulación reclutaron a un cuarto piloto que viajaba
como pasajero, establecieron las prioridades de su trabajo y se mantuvieron al tanto
unos a otros de sus decisiones y del desenvolvimiento de los hechos. El personal de
menor rango sugirió libremente sus alternativas y el capitán respondió con las órde
nes apropiadas. Unos momentos de conversación social prestaron apoyo emocional
para que la tripulación enfrentara la tensión extrema y para que salvara la vida de 185
de las 296 personas a bordo.
influencia en grupo vl'if 321
En la primavera de 1969, Amos Tversky, mi joven to) vinieron de nuestra capacidad de elaborar a
colega de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y partir los pensamientos nacientes del otro: si yo
yo nos reuníamos para almorzar y compartir expresaba una idea a medio formar, sabía que
nuestros errores de juicio recurrentes. De ahí sur Amos la entendería, quizá con más claridad que
gieron nuestros estudios acerca de la intuición yo, y que si tenía algún mérito, lo vería.
humana. Amos y yo compartimos la maravilla de poseer
Ya antes había disfrutado el trabajo en coopera juntos una gallina que ponía huevos de oro: una
ción, pero esta vez fue mágico. Amos era muy in mente conjunta que era mejor que nuestras cabe
teligente y también muy divertido. Podíamos zas por separado. Éramos un equipo y nos man
pasar horas de desarrollo sólido entre risas cons tuvimos en esa modalidad durante toda una
tantes. Su desempeño se caracterizaba por la con década. El premio Nobel nos fue entregado por el
fianza y por una elegancia resuelta, y era un gusto trabajo que produjimos en
encontrar esas características unidas también a ese periodo de intensa cola
mis ideas. Cuando escribíamos nuestro primer ar boración.
tículo, estaba consciente de cuánto había mejora
do con respecto al texto titubeante que hubiera
elaborado yo solo.
Todas nuestras ideas nos pertenecían a ambos.
Hicimos casi todo el trabajo de nuestros proyectos
estando juntos, incluyendo los bocetos de cuestio
narios y ensayos. Nuestro principio era discutir
todos los desacuerdos, hasta haberlos resuelto a
nuestra mutua satisfacción. Daniel Kahneman, Universi
Algunas de las mayores alegrías de nuestra co dad de Pririceton, Premio No
laboración (y probablemente buena parte del éxi bel 2002.
9 Haga que los integrantes infernctúen por escrito. Otra manera de aprovechar la
importancia del grupo, sin el estorbo de la regla de tomar turnos, es que los
integrantes escriban y lean. Brown y Paulas llaman a este proceso de pasarse
notas y sumar ideas, en el que todos están activos ai mismo tiempo, "lluvia de
escritura".
® Incorpore la lluvia de ideas electrónica. Ésta es una manera potencialmente más
eficaz de evitar los embotellamientos verbales en las sesiones de grupos
grandes tradicionales: deje que los individuos generen y lean opiniones en
computadoras enlazadas en red.
El pensamiento grupal se manifestó trágicamente Por último, debido al fenómeno de los guardia
durante el proceso por el cual la NASA decidió nes de la mente, eí director de la NASA que tomó la
lanzar al espacio el transbordador Challenger, en decisión, nunca supo de las preocupaciones de los
enero de 1986 (Esser y Lindoerfer, 1989). Los inge ingenieros, ni de las reservas de los funcionarios
nieros de Morton Thiokol, que fabricaron los de Rockwell. Protegido de la información desagra
propulsores del cohete, y los de Rockwell Interna dable, dio, confiado, la autorización para lanzar al
tional, que hicieron el orbitador, se opusieron al Challenger a su trágico vuelo.
despegue por los peligros que significaban para el En 2003, la catástrofe volvió a golpear, luego de
equipo las temperaturas menores de cero grados. que la NASA retirara a cinco miembros de un gru
Los ingenieros de Thiokol temían que el frío vol po de expertos que advirtieron sobre problemas de
viera quebradizos los sellos de caucho entre los seguridad en la flota envejecida de transbordado
cuatro segmentos del cohete y que éstos no pudie res (Broad y Hulse, 2002). La NASA declaró que
ran contener los gases. Varios meses antes de la quería traer sangre fresca a la agencia espacial; sin
misión condenada, el mayor experto de la compa embargo, algunos de los integrantes del grupo di
ñía había advertido en un memorándum que era jeron que se trataba de suprimirlas críticas y que
"una moneda en el aire" que el sello quedara en desestimaba sus preocupaciones, las cuales gana
su sitio y que si fallaba, "eí resultado sería una ca ron credibilidad cuando el Columbio se desintegró
tástrofe de las mayores dimensiones" (Magnuson, durante su regreso a la Tierra, el lo. de febrero de
1986). ese año. El Consejo de Investigación del Accidente
En una discusión telefónica la noche anterior al del Columbio (2003) concluyó que "causas físicas y
lanzamiento, los ingenieros defendieron su opi de organización tuvieron un papel equivalente en
nión ante sus dubitativos gerentes y ante los di el acddente del Columbio; que la cultura organiza-
rectores de la NASA, que estaban ansiosos por cional de la NASA tiene mucho que ver con el de
avanzar con el ya retrasado acontecimiento. Más sastre, como el material que golpeó al orbitador
adelante, un funcionario de Thiokol testificó: durante el ascenso" y que barreras de orden "impi
"Nos metimos en el proceso mental de que tratá dieron la comunicación eficaz de información de
bamos de encontrar un modo de probarles (que
los propulsores) no funcionarían. No pudimos de sionales de opinión".
mostrar por completo que no funcionaría". El re
sultado fue una ilusión de invulnerabilidad.
También aparecieron presiones por conformarse.
Un funcionario de la NASA se quejó: "Vaya, Thio
kol, ¿para cuando quieren el lanzamiento?/ ¿piara ,
abril?". El director de la empresa declaró: "Tenía-
rnos que tomar una decisión gerencial". Le pidió: á
al vicepresidente de ingeniería.que "se quitara el : ;
casco de especialista y sé pusiera él sombrero de-; :vi|
director". _ : ■' ; '1 .•:::V/•'•''•'•: A. '.;
Para crear una ilusión de unanimidad, este ejecú- /‘.y
’tivo procedió a sondear únicamente a los gerentes A-•;
e ignoró a los ingenieros. Con la decisión tomada ri y
de dar luz verde/-.ünóJde -Jos cspeciafistaslepifiió/i%
a deshoras, a un fundohánojde la iNASA^quejer.y;
consideraran: "Si algqpasa redijo con y o ^ ^ p r c ^ ^ '
feta—, noquiero serla' persona que d eb a;sí^ ar% ^ l;
frente á la comisión; dé investigación^
■por que se ph>eedió"ó;-^^v:
Influencia en grupo 323
positivas azules y "verde" a las demás, prácticamente nadie estará de acuerdo nunca
con el "verde".
En los experimentos se muestra (y la experiencia confirma) que la falta de transi
gencia, sobre todo la que es persistente, es dolorosa (Levine, 1989). Esto explica un
efecto de lentitud de la minoría: una tendencia de las personas con puntos de vista me
nos extendidos a expresarse menos de prisa que los individuos de la mayoría (Bassi-
li, 2003). Si usted se dispone a ser la minoría de uno de Emerson, prepárese para el
ridículo, sobre todo si se trata de un tema que es relevante para la mayoría, cuando el
grupo quiere arreglar un asunto por consenso (Kameda y Sugimori, 1993; Kruglanski
y Webster, 1991; Trost y otros, 1992). Las personas atribuirían su desacuerdo a pecu
liaridades psicológicas (Papastamou y Mugny, 1990). Cuando Charlan Nemeth (1979)
implantó una minoría de dos en un jurado simulado y Ies pidió que se opusieran a las
opiniones generalizadas, causaron, inevitablemente, aversión. Sin embargo, la mayo
ría reconoció que la persistencia de ambos hizo más que ninguna otra cosa para que
volvieran a reflexionar sobre sus posiciones.
Al actuar así, una minoría puede estimular el pensamiento creativo (Martin,
1996; Mucchi-Faina y otros, 1991; Peterson y Nemeth, 1996). Con el desacuerdo de
un miembro del propio grupo, la gente asimila más información, piensa en nuevos
modos y, con frecuencia, toma mejores decisiones. Nemeth, quien cree que uno no
tiene que ganarse amigos para influir en las personas, cita a Oscar Wilde: "Nos de
sagradan los pleitos de cualquier clase; siempre son vulgares y muchas veces, con
vincentes".
Algunas empresas exitosas han reconocido la creatividad y la innovación estimu
ladas por puntos de vista minoritarios, que aportan opiniones nuevas y alientan a los
colegas a pensar desde ángulos frescos. La compañía 3M, famosa por valorar el "res
peto por la iniciativa individual", acepta que sus empleados dediquen tiempo a ideas
descabelladas. Las notas adheribles fueron un intento fallido de Spencer Silver por
crear un pegamento muy resistente. Después de tener problemas para marcar su mi
sal con trozos de papel, Art Fry, pensó: "lo que necesito es un separador de libros con
el adhesivo de Spencer, en la orilla". Fue una idea minoritaria que al final triunfó en
un departamento de mercadotecnia escéptico (Nemeth, 1997).
CONFIANZA EN SÍ MISMO
La congruencia y la persistencia conducen a la confianza en uno mismo. Más aún, Ne
meth y Joel Wachtler (1974) explicaron que cualquier comportamiento de una minoría
que transmite confianza (por ejemplo, sentarse a la cabecera de una mesa) suscita du
das personales entre la mayoría. Al ser firme y esforzada, la seguridad manifiesta de
la minoría puede llevar a la mayoría a reconsiderar su posición. Esto ocurre sobre to
do en temas de opinión, más que de hechos. En sus investigaciones en la Universidad
de Padua, Italia, Anne Maass y sus colegas (1996) informan que los grupos pequeños
son menos persuasivos cuando responden una pregunta factual ("¿De qué país im
porta Italia la mayor parte de su petróleo?") que de actitudes ("¿De qué país debería
importar Italia la mayor parte de su petróleo?").
DESERCIONES DE LA MAYORÍA
Una minoría persistente desbarata cualquier ilusión de unanimidad. Cuando una
de ellas duda constantemente sobre lo que sabe la generalidad, los miembros de és
ta se sienten más libres para expresar sus propias dudas y llegan a pasarse a la opi
nión de la contraparte. En investigaciones realizadas entre estudiantes de la
Universidad de Pittsburgh, John Levine (1989) descubrió que un solo integrante de
una minoría que haya renunciado a la mayoría era más persuasivo que una voz
siempre minoritaria. En sus experimentos de simulación de jurados, Nemeth encon-
Influencia en grupo 325
tro que una vez que se inician las deserciones, pronto otras le seguirán, lo que hace
un efecto de bola de nieve.
¿Estos factores fortalecen la influencia propia de las minorías? Sharon Wolf y Bibb
La tañé (1985; Wolf, 1987) y Russell Clark (1995) creen que no. Aseveran que las mis
mas fuerzas sociales funcionan tanto para las mayorías y como para los grupos pe
queños. Las influencias normativa e informativa alimentan la polarización grupa! y la
influencia de las minorías. Y si la constancia, la confianza en uno mismo y las deser
ciones del otro lado fortalecen a aquéllas, estas variables también refuerzan a la ma
yoría. El impacto social de cualquier postura depende de la fuerza, inmediatez y
número de los que la apoyan. Los grupos pequeños tienen menos influencia que las
mayorías, simplemente porque son más chicos.
Sin embargo, Anne Maass y Russell Clark (1984,1986) están de acuerdo con Mos
covia en que las minorías tienen más probabilidades de convencer a las personas de
que acepten sus puntos de vista. John Levine y Richard Moreland (1985), a partir de
sus análisis de la evolución grupal, concluyen que los recién llegados a un grupo ejer
cen una influencia minoritaria distinta que los miembros de más tiempo. Los nuevos
elementos ejercen su influencia a través de la atención que reciben y la conciencia de
conjunto que despiertan en los integrantes antiguos. Éstos se sienten más libres para
disentir y ejercer el liderazgo.
Hay una deliciosa ironía en este nuevo énfasis en cómo influyen los individuos en
los grupos. Hasta hace poco, la idea de que la minoría podía hacer cambiar al resto
de los individuos era, por sí misma, una opinión minoritaria en la psicología social.
Sin embargo, al argumentar de manera constante y firme, Moscovici, Nemeth, Maass,
Clark y otros convencieron a la generalidad de los investigadores que estudian la in
fluencia de los grupos de que el efecto de la minoría es un fenómeno digno de es tu-
326 influencia social
La administración
pnrticiputiva, ilustrada en
este "círculo de calidad",
requiere lideres democráticos,
inris que autocráticos.
ben lo que hacen pueden resentir un liderazgo de tareas, mientras que las que lo ig
noran lo agradecen. Sin embargo, recientemente los psicólogos sociales se han pre
guntado si acaso hay cualidades que distingan a un buen guía en muchas situaciones
(Hogan y otros, 1994). Los psicólogos sociales ingleses Peter Smith y Monir Tayeb
(1989) informan que en estudios realizados en India, Taiwán e Irán se ha descubierto
que los mejores supervisores en minas de carbón, bancos y oficinas de gobierno reci
ben calificaciones elevadas en pruebas de dirección de tarea y de tipo social. Se inte
resan en el progreso del trabajo y a la vez son sensibles a las necesidades de sus
subordinados.
En los estudios también se revela que muchos guías efectivos de grupos de labora
torio, equipos de trabajo y corporaciones grandes manifiestan comportamientos que w w w .m hhe.co rn/my ersS
ayudan a que el punto de vista de las minorías sea persuasivo. Estos líderes generan C on éctese at C en tro de
confianza al apegarse de manera consistente a sus metas. Además, con frecuencia A pren dizaje en L ín ea p a ra
transpiran carisma y confianza en sí mismos, lo que los lleva a ganar la lealtad de sus se realizar una a ctiv id a d
guidores (Bennis, 1984; House y Singh, 1987). Los dirigentes carismáticos tienen una in teractiva sob re los
visión irresistible de algún estado al que se quiere llegar, la capacidad de comunicarlo a gru pos.
los demás con un lenguaje claro y simple y también poseen suficiente optimismo y fe
en el grupo para inspirar a los otros a que ios sigan. Así, no sorprende que en las prue
bas de personalidad se revele que los líderes efectivos son sociables, enérgicos, cons
cientes de lo que hacen, agradables, emocionalmente estables y confiados en sí
mismos (Hogan y otros, 1994).
Para asegurarse, los grupos también influyen en quienes los dirigen. A veces los
que están al frente del rebaño no han hecho más que intuir hacia dónde se dirigía. Los
candidatos políticos saben cómo leer las encuestas de opinión. Las personas que tipi
fican las opiniones del grupo tienen más probabilidades de ser elegidas como líderes;
el que se aparta demasiado radicalmente de las normas del conjunto es rechazado
(Hogg y otros, 1998). Los guías inteligentes, generalmente, se quedan con la mayoría
y aprovechan su influencia de manera prudente. En circunstancias raras, las caracte
rísticas adecuadas coinciden con la situación correcta en una grandeza que hace his
toria, observa Dean Keith Simonton (1994). Para tener un Winston Churchill o una
Margaret Thatcher, un Thomas Jefferson o un Karl Marx, un Napoleón o un Adolf Hi-
tler, un Abraham Lincoln o un Martin Luther King júnior, se necesita la persona co
rrecta en el lugar conveniente y en el momento oportuno. Cuando una combinación
328 Influencia social
Resumen Si los puntos de vista minoritarios nunca considerar alternativas y la lleva a deci
prevalecieran, la historia sería estática y siones mejores y más creativas.
nada cambiaría. En los experimentos, un Mediante el liderazgo de tareas y de
grupo pequeño ejerce más influencia si tipo social, los dirigentes formales e in
es consistente y persistente en sus opi formales de los grupos ejercen una
niones, cuando sus actos transmiten con influencia desproporcionada. Aquellos
fianza y después se comienza a provocar que presionan constantemente por sus
deserciones en la mayoría. Incluso, si es metas y exhiben un carisma confiado, a
tos factores no persuaden a la generali menudo engendran confianza e inspiran
dad para que adopte las ideas de los a otros para que los sigan.
otros, crecen sus dudas, lo cual la incita a
B para nosotros?
Tengo que admitir que una lectura selectiva de este capítulo podría dejar a
los lectores con la impresión de que, en el saldo final, los grupos son malos. En ellos
estamos menos alertas, más estresados, más tensos, más proclives a los errores en ta
reas complicadas. Inmersos en un grupo que nos confiere el anonimato, tendemos al
ocio o, por obra de la desindividualización, liberamos nuestros peores impulsos. La
brutalidad policiaca, linchamientos, vandalismo y terrorismo son fenómenos grupa-
les. Las discusiones en su interior polarizan los puntos de vista, fomentan el racismo
y la hostilidad recíprocos. También suprimen las disensiones y crean un pensamien
to uniformado que produce decisiones desastrosas. No es ninguna maravilla que ce
lebremos a los individuos que, como minorías de uno, solos contra un grupo, han
defendido la verdad y la justicia. Al parecer, los grupos son ma-a-a-los.
Todo esto es verdad, pero sólo la mitad de la verdad. La otra mitad es que, como
animales sociales, somos criaturas de grupos. Como nuestros lejanos antepasados,
dependemos unos de otros para mantenernos, apoyarnos y estar seguros. Además,
cuando nuestras tendencias individuales son positivas, la interacción conjunta acen
túa lo mejor que tenemos. En grupos, los corredores son más veloces, los públicos se
ríen con más ganas y los donantes se vuelven más generosos. En las asociaciones de
autoayuda, las personas afianzan su resolución de dejar de beber, de perder peso o
de estudiar más. En las agrupaciones de almas gemelas, la gente expande su concien
cia espiritual. "Un devoto que comparte asuntos espirituales es una gran ayuda para
la salud del alma", observó el clérigo del siglo xv Tomás de Kempis, sobre todo cuan
do los individuos de fe "se reúnen y hablan y comulgan juntos".
De acuerdo con qué tendencia agranden o desinhiban los grupos, pueden ser muy
malos o muy buenos. Por lo tanto, haremos bien en escoger los nuestros con pruden
cia y deliberación.
La conexión social
En este capítulo estudiamos la polarización de los grupos y vimos si ellos
arraigan las opiniones. También abordaremos este fenómeno en el capítu
lo 16, cuando estudiemos los jurados y cómo toman sus decisiones.