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[ENTREVISTA]
Tener en cuenta lo planteado por Liberman, respecto al modo de comunicación de los depresivos:
Dificultades para valorizar los mensajes recibidos, así como también para seleccionar lo que ellos
emiten.
Lentitud de la comunicación.
Oscilaciones del humor.
Disminución cuantitativa de los mensajes que reciben y transmiten.
Pérdida de la distancia interpersonal para conservar la empatía con el terapeuta.
Falta de iniciativa y accesibilidad a la comunicación.
Falta de sincronía entre los sistemas verbales y no verbales.
Dificultades para encontrar las palabras adecuadas para trasmitir lo que siente o piensa.
Dificultades para percibir correctamente el mensaje verbal.
En general, presentan autocríticas en relación a sus trabajos.
Escaso gasto de energía, poco interés, ausencia de creatividad.
Discurso que implica impotencia (“no tengo idea”, “no se más”), resignación o destrucción.
Se puede mostrar tenso, y sintiendo que todo lo que tiene que hacer es exigido.
Pérdida de autoestima (tristeza, inhibición psicomotriz, autorreproches, visión pesimista de la vida).
Irritabilidad y apatía.
Sienten una penosa sensación de que los objetos y el mundo están vacíos.
Rasgo de ambivalencia, tanto consigo mismo como hacia los objetos.
[TÉCNICAS GRÁFICAS]
BENDER
No hay grandes alteraciones.
Pueden no prestarse a la tarea por el esfuerzo que implica.
Trazo débil.
No es esperable que tenga grandes dificultades (a menos que haya algún tipo de límite yoico).
Atender al tono de realización (tono de obediencia en el mejor de los casos, o de desinterés en el peor) y
a los comentarios (autocríticas).
Suelen hacer micrografías.
2. CONTENIDO GRÁFICO:
Detalles: la ausencia de detalles adecuados transmite una sensación de vacío y de reducción enérgica
característica de las personas que utilizan el aislamiento como defensa, y en ocasiones de personas
depresivas.
CASA: el dibujo de la casa en los depresivos es simple, vacía, con puertas abiertas, pobreza de contenido,
que dan la sensación de una casa sola, abandonada, deshabitada. Estos pacientes suelen dibujar
chimeneas, con humo (grandes conflictos internos).
ÁRBOL: es característico de los depresivos el dibujo de árboles pequeños, tenues, desvalidos, caídos, con
ramas débiles, raíces finas, con poco follaje u hojas. Por otro lado, suelen aparecer signos de
desvitalización, el depresivo dibuja un árbol muerto.
PERSONA: las figuras humanas dibujadas por los depresivos, muestran un aspecto de debilidad, vacío,
inseguridad, desaliento, con expresión de tristeza. Suelen estar representadas en forma quieta, sin fuerza,
con falta de impulsos o agotadas. En depresiones intensas suelen aparecer representaciones de personas
sentadas o reclinadas (bajo nivel de energía).
En síntesis:
Grassano de Píccolo ofrece un recorrido detallado del cuadro depresivo en personalidades neuróticas
como en la melancolía y en la hipomanía. A grandes rasgos, pero no olvidando que cada caso presenta
siempre su peculiaridad, podría decirse que el trazo en los gráficos realizados tanto en los depresivos
neuróticos como en los melancólicos tienen las características de ser débiles, inseguros, cortos, inhibidos y
vacilantes: los dibujos tienden a ser desvitalizados. Mientras que en las presentaciones hipomaniacas se
observa frecuentemente una tendencia a efectuar trazados más bien fuertes y gruesos.
El gráfico de la casa se presenta generalmente simple, vacío, dando la idea de un ambiente inhóspito y
frío, con falta de caminos de accesos en algunos casos. En los casos de hipomanía puede observarse un
mayor énfasis en puertas y ventanas.
El árbol también de aspecto desvitalizado, aunque en neurosis y melancolía su tamaño suele ser pequeño
mientras que en la hipomanía tienden a ser más grandes con una mayor utilización del papel.
La figura humana se presenta con mayores variaciones según el caso, pero se comparte su acentuación en
la realización del rostro y el tronco. En el caso de las neurosis depresivas y las melancolías las personas se
perciben estáticas, sin vida o con actitud pasiva, sin fuerza, débiles, inseguras y con expresión de tristeza,
cuando no opera un mecanismo maníaco compensatorio, en este último caso suelen hallarse sonrisas
exageradas.
El tamaño suele ser variable, en la hipomanía puede haber un mayor predominio de producciones
grandes, y cuyo aspecto suele ser triunfal o con sonrisas forzadas.
[CUESTIONARIO DESIDERATIVO]
El tipo de verbalización que se encuentra en la melancolía es pobre, escueto, con pausas marcadas y una
actitud pasiva, sometida y autodesvalorizada. Se puede producir una reiteración de las mismas
racionalizaciones en distintas elecciones, o la estereotipia de contenido, que es usada para reiterar ideas
delirantes sobre la bondad y la maldad.
Los símbolos elegidos por estos sujetos tienen la característica de ser objetos pasivos carente de vida
propia y de movimiento, o personajes religiosos que carecen de corporeidad y por lo tanto de “maldad
instintiva”, o cualidades abstractas como “la bondad”, “lo blanco” o “lo puro”. Dichas elecciones evitan
incluir cualquier tipo de vivencia emocional o de contacto corporal por parte de estas personas.
Mientras que los objetos altamente rechazados son aquellos que simbolizan lo violento, destructivo o
desintegrante (cáncer, bombas, armas de fuego), abstracciones del tipo “maldad”, “enfermedad”, “diablo” u
objetos que simbolizan la destrucción del mundo interno o la disminución de la autoestima.
En la hipomanía se enfatiza sobre los aspectos vitales de los objetos, su capacidad de ser alegres o
alegrar, ser fuente de vida o alimento. La elección de estos símbolos se basa en sus propiedades de ayudar,
alegrar a otros, por su cualidad de ser simpáticos o divertidos, o porque están en permanente moviendo
(mariposa, picaflor). Los objetos idealizados son objetos enteros, completos, perfectos en su forma o
estructura; mientras que los rechazados son aquellos rotos, despedazadas, sucios, críticos o que necesitan de
otros para sobrevivir. De aquí se comprende el par de cualidades disociadas, por un lado, el
autoabastecimiento y control en contraposición al desamparo, la necesidad y el sometimiento.
[RORSCHACH]
EN NEUROSIS:
CONDUCTA/ACTITUD EN EL TEST:
(R) < 15. Poca productividad por falta de energía psíquica y disponibilidad.
T.R. muy largos (o no).
Ocasionalmente, críticas al test.
Crítica de objeto y sujeto.
Sucesión rígida. No hay movilidad.
Respuestas ordinarias, sin creatividad.
(P%) > 30.
Disminución de signos “+”.
Chatura en la calidad de las (F), el (A%) y (Hd).
LOCALIZACIONES:
(W) ≤ 4 o 5. Hay poco circulante (las globales necesita mucho circulante). Aferramiento a lo concreto.
(D) y (Do): tipo aperceptivo empobrecido. (D) es la localización más típica porque es lo obvio, permite
no comprometerse mucho y salir del compromiso. El (D%) elevado indica aferramiento a lo
convencional.
DETERMINANTES:
(F%) AUMENTADO por aumento de rigidez yoica, control excesivo, lo convencional, lo objetivo.
(F+%) AUMENTADO: apego a la realidad. Sostenido en la intelectualización; una razón desprovista de
afecto.
(M) tendientes a 0: falta de interés en el contacto humano y elaboración. Toda actividad ideacional está
restringida.
(m%) AUMENTADO: sensación de exposición a fuerzas ajenas al propio control.
(C) AUSENTE por pérdida de receptividad del color.
Suma (C) = - 0 = a 1,5. Falta de interés en afectos placenteros.
(C’) y (K) AUMENTADOS: ánimo melancólico y pasividad. El mundo interno es oscuro, triste. Estado
de ánimo lúgubre. La presencia de respuestas (K) indica angustia libre y flotante por carencias afectivas
(falta holding). Depresión y afectos displacenteros.
T.V coartativo (bajos M y C).
Índice de egocentrismo bajo. Desesperanza, resignación.
CONTENIDOS:
(A%) AUMENTADO: empobrecimiento, rigidez vincular, estereotipia, no comprometido.
(Hd) AUMENTADO: alto juicio crítico. Autocrítica implícita o explícita.
(H) DISMINUIDO por descatectización del mundo humano
Contenidos destruidos, rotos, ruinas, deteriorados, hojas de otoño (indicador patognomónico).
Contenido mórbido AUMENTADO (indicador patognomónico).
Respuestas (At) o de radiografía, si la depresión tiene alguna vertiente dirigida al daño corporal, con
alguna preocupación hipocondríaca. También cuando se responsabiliza al cuerpo.
FENÓMENOS ESPECIALES:
1 o más fracasos.
Autocríticas: la agresividad está vuelta contra sí mismo.
TEMÁTICAS:
Actitudes depresivas en las historias: vivencias de irreparabilidad, sumisión, resignación.
EN PSICOSIS:
(F+%) 60 (bajo por ser depresión): distorsión en el contacto con la realidad.
(F%) elevado: s/ M:C: inhibición y pobreza energía.
(C) puro a veces (sangre en Lámina II y III).
(C’): oscilaría entre un polo paranoide y un polo depresivo.
Respuestas sexuales: verbalizaciones desviadas.
Introyección y proyección, según Klein, son dos mecanismos psíquicos que funcionan desde el
comienzo de la vida, las primeras actividades yoicas. Mediante la introyección los objetos del mundo
externo son experimentados como tales y, además, llegan a formar parte del mundo interno, introduciéndose
en el self. La proyección, en cambio, implica la capacidad para atribuir a otros cercanos sentimientos de
diversas clases, entre los que van a predominar el amor y el odio.
Será el doble proceso introyección-proyección el que contribuye a la interacción entre factores internos y
externos, que se conservará a lo largo de la vida. Así, la percepción de la realidad, jamás se libera
completamente de la influencia del mundo interno.
De acuerdo a lo postulado por Klein, toda conducta debe ser entendida como vínculo, porque está
siempre ligada a un objeto, contiene “Es la acción combinada de la introyección y la proyección, la que
explica la transformación de una parte del Ello en Yo, de modo que, toda perturbación de este interjuego
conduce a una falla en el desarrollo”. En el caso de un estado de intensa depresión (la cual implica una
regresión a la fase oral del desarrollo), se puede ver como las fantasías sobre el objeto introyectado
comprenden un elemento de Yo, y cuan fluidos son los sentimientos sobre lo que es Yo y lo que es objeto.
El análisis de estos estados da un cuadro de las oscilaciones entre el yo y los objetos, internos y externos.
Del funcionamiento y devenir de estos dos mecanismos psíquicos primordiales, dependerán las
características del grado de integración de la identidad y las relaciones objetales; y el tipo de operaciones
defensivas que las conformen. El tipo de mentalización que el sujeto pueda realizar será decisivo para lo que
pueda desplegar a nivel defensivo en relación al estímulo Rorschach. Si bien es cierto que no hay
indicadores patognomónicos de la depresión para dicha prueba, por ser este un cuadro; encontraremos sí,
determinados indicadores cuantitativos que se darán con una alta frecuencia.
El primero de ellos es el fenómeno especial de DESVITALIZACIÓN. Consiste en que a una respuesta
(H) o (A), que en un principio tenía asignadas características vitales, en un segundo momento le son
quitadas. Las características vitales no necesariamente son explícitas o incluyen el determinante del
movimiento proyectado por el sujeto.
Passalacqua señala que este fenómeno se presenta en protocolos donde hay angustia y/o depresión;
especialmente en personas fóbicas que desvitalizan los contenidos como forma de controlar el miedo. Como
así también en personas deprimidas e inseguras. Dirá que es un fenómeno indicador de defensas por
aislamiento.
Según Schafer, se refiere a la fragmentación de la experiencia que puede mantener separadas ideas que
están unidas emocionalmente; como así ideas y sus afectos correspondientes. La desvitalización busca aislar
el impulso amenazante del Ello del cual deriva la carga emocional perteneciente a la idea desplazada o
reprimida.
En el caso de la depresión, la hipótesis interpretativa en relación a este mecanismo defensivo, está en
relación a la quita del afecto que es desplazado catectizando el Yo. A diferencia de lo que ocurre en el
aislamiento más característico de la neurosis obsesiva, hay una introversión de la libido, por eso el mundo
pierde vida, pierde movimiento.
Lunazzi, llevando a cabo una aproximación a la problemática Rorschach, advierte que a la hora de
evaluar el establecimiento de relaciones objetales maduras en los sujetos, será importante atender a la
capacidad de expresar los afectos, lo cual implica un control maduro de los impulsos, además de haber
arribado a una tolerancia a la frustración y ansiedades concomitantes y el logro de una adecuada y flexible
adaptación a la realidad. Advirtiendo que por adaptación a la realidad no es sólo ausencia de distorsiones de
la percepción, sino que además es preciso evaluar la rigidez, flexibilidad, amplitud, profundidad,
superficialidad, etc., del vínculo con los demás y con el mundo exterior.
Este tipo de modalidades conductuales, la autora explica, pueden verse reflejadas en los distintos tipos de
respuestas al color. Puesto que de acuerdo a lo que indica la autora, las respuestas al Color, reflejarán
aspectos de la organización perceptual, mental, y debido a que se relacionan específicamente con la
resonancia afectiva y su manejo en la conducta manifiesta, la relación Color-afecto, debe ser considerada
como un aspecto especial, dentro de un fenómeno más general. Los colores dan vida, tibieza, expresión y
cualidades sentimentales a las escenas. Aluden entonces, a un circulante vital y expresan la capacidad de
dejarse afectar y al mismo tiempo reconocer los fuertes impactos sensoriales y emocionales presentes en las
láminas, manifestándolo simbólicamente en la construcción de una respuesta al estímulo Rorschach.
La autora citará a Schachtel, quien ha trabajado acerca de la relación entre color y afecto en las diferentes
lenguas. Y lo que este autor evidencia es que a través de una investigación etimológica de la palabra
“afecto”, lo que esta expresa es la pasividad del sujeto, quien es movido o afectado. El autor dirá, el sujeto
no se mueve, es movido, el no hace, se le hace, el sujeto “es tocado por la piedad, capturado o aprisionado
por la rabia, es dominado por el enojo”. Lunazzi explica que psicoanalíticamente, esta pasividad del sujeto
frente a los afectos, es posible de ser comprendida, en relación al Yo. Puesto que será resultado del “éxito”
del “trabajo” del Yo frente a la demanda o impacto emocional, que la experiencia de pasividad sea extrema
con fuerte invasión afectiva y descarga, o que en vez se halle un “manejo” adecuado de la respectiva
respuesta.
Ejemplificando posibles conductas frente al estímulo de Color, se describe a la conducta “racional”, la
cual indica una evitación defensiva con un fuerte control represivo del Yo. Luego otra posible conducta será,
la pasividad o la actividad del Yo. En el caso de la pasividad lo que se encontraría sería una invasión
afectiva y descarga emocional masiva, un ejemplo de lo que podría acontecer en una Situación Rorschach,
es el rechazo a producir respuestas. En el caso de la actividad del Yo, lo que será posible hallar, es la
recepción seguida de “manejo” del impacto emocional. Una respuesta de este tipo en una Situación
Rorschach, es aquella en donde el Yo del sujeto, pueda llevar a cabo una integración del afecto y la idea que
pretende transmitir. Así, la Actividad y Pasividad del Yo, se refieren en especial a una de las más
importantes Funciones yoicas vinculadas a la regulación y control de los impulsos afectos.
Lunazzi indica que, en la experiencia del afecto, el color y el funcionamiento del Yo, la aparición del
color, como demanda en las situaciones interpersonales, muestra congruencia dinámica en la Situación
Rorschach, con el manejo de los afectos y el estado del Yo para realizar la recepción y manejo de dicha
demanda. Indica además que la Pasividad o la Actividad del Yo, depende de los medios de ajuste del Yo. Y
también, que el funcionamiento de Yo, mostrará el estado de los procesos de pensamiento, prueba de
realidad y juicio, y el estado de las relaciones interpersonales u objetales, clase de relación y compromiso
con los otros, relaciones que se hallen fijadas sobre pautas arcaicas e inconsciente o más consciente y
actuales, relaciones donde prime, o no, la percepción de los otros como entidades separadas y que incluyen o
no, tolerancia a la ansiedad y hostilidad provenientes del objeto.
Las respuestas al color se hallan ausentes en las depresiones psicóticas, y en las depresiones neuróticas
son escasas; en tanto la depresión se caracteriza por una disminución de la energía psíquica circulante y una
importante descatectización del mundo externo.
Sin embargo, Vera Campo remarca que la ausencia de color cromático es menos frecuente, llama mucho
más la atención y tiene mayor implicancia psicológica y diagnóstica que la ausencia de Color Acromático.
En relación a las respuestas acromáticas, Lunazzi señala que las mismas parecieran estar asociadas a
formas de experiencia emocional amortiguadas, a reacciones emocionales reprimidas, sofocadas, ahogadas,
que no osan manifestarse. Por ello pueden considerarse representantes de modalidades de expresión, donde
lo que acontece es una restricción afectiva. Advierte que además son un reflejo de cautela a efectos
mórbidos vinculados también a depresión, disforia (gris y negro) o a intentos de negar maníacamente tales
afectos (blanco).
Este tipo de respuestas se relaciona con la idea de ansiedad, que se caracteriza por una falta de sostén, una
severa desintegración del lugar seguro en relación al medio y a los otros.
Implica reacciones menos diferenciadas y más regresivas que las respuestas al color cromático, reflejando
un tono emocional relacionado con la angustia depresiva. Por eso es esperable que este tipo de respuesta
prime en cuadros depresivos en relación al color cromático. Sin embargo, tal amortiguación -según Vera
Campo-, correspondería en realidad a la ansiedad persecutoria que es la que no permite la libre expansión
afectiva, y no necesariamente a la depresión. La (C') hablaría de una actitud defensiva generalizada que
oscila entre los polos paranoide y depresivo. No se trataría sólo de una disminución de la capacidad de
respuesta emocional, sino otro tipo de respuesta. Dichas vertientes, son ansiedades y afectos a menudo
coexistentes o alternantes en los estados depresivos. Alternancia entre tristeza y mal humor, pena y culpa
que persigue -autorreproche-, duelo por, y odio hacia el objeto que abandona.
Cuando hay un predominio de respuestas acromáticas sobre las respuestas al sombreado, implica un
proceso perceptual más primario, inmediato y de menor nivel de estimulación que cuando si se lo utiliza en
sus diferentes tonalidades construyendo conceptos que aludan a perspectiva, textura, cualidades de
superficie.
Vera Campo indica que la ausencia total de respuestas de color acromático en pacientes melancólicos,
por ejemplo, parece tan significativa como el exceso de ellas en cualquier protocolo.
No necesariamente el color acromático es patognomónico para el diagnóstico diferencial de los cuadros
depresivos, porque el determinante condiciona al contenido y viceversa. Un mismo contenido tendrá
diversos significados según el cuadro en el que esté inserto. Recordando además que este tipo de respuestas
se encuentran ausentes en las depresiones psicóticas.
Lo que sería predominante para el diagnóstico diferencial de la depresión son las respuestas de tipo
MOR. Los contenidos mórbidos son característicos en las producciones Rorschach de los cuadros
depresivos, y es necesario poder diferenciarlos de los contenidos desvitalizados. Contenidos rotos,
destruidos o con temas de ruina, que pueden ser considerados expresión del mecanismo de introyección.
Que no siempre, aunque muy a menudo si lo hacen, acompañan a las desvitalizaciones.
La incorporación de objetos parciales destruidos, dañados, característica de este cuadro, se refleja a través
de estos contenidos: modo en que el sujeto se percibiría a sí mismo; y el estado en el que queda el Yo: vacío,
empobrecido, etc. Contenidos que se encontrarán a lo largo de todo el proceso psicodiagnóstico, no sólo en
esta técnica.
Según el sistema comprensivo de Exner, se utiliza la clasificación contenido mórbido cuando en una
repuesta el objeto se caracteriza por la identificación de un objeto como muerto, destruido, arruinado,
estropeado, herido o roto; o por la atribución a un objeto de sentimientos o características disfóricas. Es
importante aclarar que estos contenidos dañados son tales por haber sufrido un deterioro; no tanto por lo
grotesco o violento. Esta clasificación se la relaciona con estados depresivos graves.
Tanto en los contenidos MOR, como en la desvitalización, estos fenómenos no se dan por lo conflictivo
de la afectividad como en la neurosis. Lo que se proyecta es el Yo dañado del sujeto, que tiende a lo
mortífero. En el caso de los contenidos MOR, se proyecta el daño experimentado directamente en el Yo, por
las pulsiones agresivas. Y en segundo, es la desvitalización de los objetos como consecuencia del repliegue
narcisístico.
En cuanto al discurso, en esta prueba se observan las mismas características que Liberman aborda de
manera general sobre este cuadro. Puede observarse una actitud particular frente al examinador. Se establece
entre ellos una relación transferencial donde la persona depresiva es exigente y sensible, sin embargo,
pueden observarse actitudes de sumisión.
El paciente muchas veces no logra una objetividad para comprender las afirmaciones provenientes del
psicólogo contenidas en la interpretación. Esto lleva a sostener que el sujeto carece de un Yo observador
solidario con los propósitos terapéuticos. Estos sujetos proyectan su Superyó sobre el terapeuta. Ocurren así,
en esta relación transferencial, fenómenos emotivos y afectivos cada vez que esta relación bipersonal es
equiparada por el paciente con lo que ocurre dentro de su propia persona.
En cuanto a la reacción de la prueba, hay una fuerte tendencia al rechazo a dar respuestas.
Las temáticas de estos pacientes aparecen en el Rorschach son: muerte, soledad, sujetos abatidos y
sometidos, y esto mismo proyectado en animales. Se observa un gran contenido mórbido como objetos
muertos, destruidos u objetos de sentimientos y características disfóricas, esto puede darse debido a que el
sujeto está proyectando las consecuencias que ha sufrido su yo de los ataques por las mociones destructivas.
Por otro lado, puede observarse una actitud particular frente al examinador. Se establece entre ellos una
relación transferencial donde la persona depresiva es exigente y sensible, sin embargo, pueden observarse
actitudes de sumisión. Un ejemplo de ello suele ser “no sé... ¿qué tengo que decir?”.
Se observa además un gran contenido mórbido como objetos muertos, destruidos u objetos de
sentimientos y características disfóricas, esto puede darse debido a que el sujeto está proyectando las
consecuencias que ha sufrido su yo de los ataques por las mociones destructivas. Ejemplos de ello suelen
ser; una mariposa con alas rotas, un pájaro muerto, un árbol triste, personas llorando, entre otros. También
suelen aparecer personas o animales desvitalizados, sin identidad, sin cuerpo, respuestas de estas temáticas
son “alma en pena”, “espíritu”, entre otros.
Respecto a los indicadores cualitativos: tener en cuenta el tono emocional, el discurso, las temáticas,
actitud frente al psicólogo y a la situación de test. En los depresivos, genera mente se observa un tono
emocional calmo, relajado, más o menos positivo, con irrupciones momentáneas del llanto, risas, angustia,
tristeza, irritabilidad, y ello concuerda con el tema tratado. Suelen adoptar una posición sumisa, o, por el
contrario, intentan controlar la situación. Por otro lado, se muestran interesados y cooperantes en la tarea.