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ORIGEN DE LA METAFISICA

. La metafísica de Aristóteles ocupa el lugar que ha quedado vacío al rechazar la dialéctica


platónica. Es «la ciencia del ser en tanto que es ser, o de los principios y causas del ser y de
sus atributos esenciales». Plantea un problema muy concreto: ¿qué es lo que hace que un ser
sea lo que es? ¿qué es lo que hace que un caballo sea un caballo, que una estatua sea una
estatua, que una cama sea una cama? Se trata de saber el sentido que tiene la palabra ser en
la definición que enuncia la esencia de un ser. Así la Metafísica resulta ser, en gran parte, un
tratado de la definición: el problema de la definición, que Platón creyó resolver mediante la
dialéctica, no está, en realidad ni al alcance de la dialéctica, que juzga simplemente el valor de
las definiciones formuladas, ni al de la ciencia demostrativa, que las usa como principios, sino
de una ciencia nueva y todavía desconocida, la filosofía primera o ciencia deseada, que se
ocupa del ser en tanto que ser.

Seguramente la palabra ser tiene otros sentidos distintos del que adquiere en la definición;
puede servir para designar el atributo esencial o lo propio (el hombre es capaz de reír), o
incluso el accidente (el hombres es blanco), pudiendo ser tomado éste, por lo demás, en una
de las nueve categorías; pero el ser de lo propio, como el del accidente, supone el ser de una
sustancia; y, si se puede hablar también del ser de una cualidad y preguntarse qué es, esto
sucede porque hay antes una sustancia; todos esos sentidos del ser son derivados del primero.
El objeto primitivo y esencial de la metafísica consiste, pues, en determinar la naturaleza del
ser en su sentido primitivo; pero se extiende a todos los sentidos derivados, ya que éstos se
refieren al sentido primitivo.
Por eso la metafísica tiene que empezar estableciendo axiomas, ya que sin ellos no se podría
hablar del ser en ningún sentido: no se puede afirmar y negar a la vez; no se puede decir que
una misma cosa es y no es; no se puede decir que un mismo atributo pertenece y no pertenece
a un mismo sujeto al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. La negación de estos principios
es equivalente a la tesis de Protágoras en el Teeteto, cuando declaraba verdadero todo lo que
le parecía tal. El establecimiento de estos principios indemostrables no podría ser, por lo
demás, una demostración positiva, sino una refutación de los que los niegan: refutación
completamente dialéctica, consistente en hacer ver al adversario que, aunque parece que los
niega, en realidad, los acepta. El hecho de que no haya término medio entre la negación y la
afirmación es una condición del pensamiento; decir lo contrario es decir que lo que es no es y
que lo que no es; es negar que exista lo verdadero y lo falso. La refutación consiste también en
mostrar la insuficiencia de los ejemplos que ofrece el adversario en apoyo de su tesis; de modo
especial, la variación de las impresiones sensibles, a tenor de las circunstancias, no le aporta
ninguna prueba; porque si el vino, dulce para un hombre sano, le resulta amargo al enfermo,
desde el momento mismo en que le parece amargo, no le parece dulce. La propia impresión
sensible verifica el axioma.
Por lo demás, la tarea de la metafísica es nueva. No se trata ya de llegar por descomposición a
los elementos componentes de los seres, como hacen los físicos, ni de elevarse mediante una
dialéctica regresiva hasta una realidad suprema, objeto de una intuición intelectual, como en
Platón, sino de determinar por generalización los caracteres comunes de toda realidad. La
metafísica no es tampoco la ciencia del Bien o causa final ni la de la causa motriz, ya que Bien
y causa motriz dejan fuera cosas inmóviles como los seres matemáticos, sino la ciencia mucho
más general de la quididad, la cual no deja nada fuera de ella. La metafísica no estudia una a
una ni colectivamente todas las sustancias, sino lo que hay de común en todas; pero una vez
más; lo que hay de común no son elementos concretos, como el fuego o el agua, sino que cada
una tiene una quididad que permite clasificarla en un género y determinarla por una diferencia.
Desde esta perspectiva, no hay que hacer ninguna distinción entre las sustancias sensibles y
las no sensibles, ni tampoco entre las corruptibles y las incorruptibles; el terreno de la
metafísica no está limitado a la categoría de cosas no-sensibles e incorruptibles, sino que es
mucho más extenso. Sin embargo, el metafísico, al estudiar el ser en tanto que ser, no debe
tener la ilusión de haber alcanzado el género supremo

POTENCIA Y ACTO.
El ser en potencia es el que contiene ya en si lo que ha de ser con el tiempo, se no encuentra
nada que se oponga s su desarrollo. En efecto en cada cambio es necesario que algo pase de
un estado u otro. Es decir que hace falta que algo sufra ese cambio, que sea el sujeto del
cambio. La cuestión que se plantea ahora consiste en saber como es posible que el sujeto
primitivo llegue a ser el sujeto nuevo.

Para resolver este arduo problema, que es el núcleo de las discusiones de los eleáticos y de
Heráclito, Aristóteles introduce el concepto de potencia, según el, las cosas tienen en si el
poder de llegar a ser algo diferente, algo mas completo y mas perfecto de o que son.

Asi por ejemplo, la semilla contiene ya en potencia a la planta, como el huevocontiene al pollo,
aunque no se ha desarrollado todavía. En una plabra lo potencial o virtual es lo que tiende a
existir.

ACTO: En la metafísica de Aristoteles y de la ecolastica. Si o vitual o potencial no es el ser


completo hay que averiguar cual es ese ser en su plenitud, en el amplio sentido del vocablo. A
este ser mas completo y mas perfecto al ser actual, el que ha devenido, lo llaman acto. No se
trata del acto en el sentido vulgar del vocablo, del actode obrar o de hacer. Se trata solo de
algo que es efectivamente esto o aquello y, desde el momento quee es, est o.

En resumen, el acto es el ser mismo, en la plenitud de su significado. Es lo determinado o lo


perfecto como tal. En cambio la potencia es lo determinable, lo perfectible. No es el ser, sino
una real capacidad para ser.

MATERIA Y FORMA.

El termino materia tiene diversas acciones. Si nos atenemos a la etimología del vocablo,
materia. Deriva de materias, madera, es decir, el material con el cual, se construye las cosas, o
sea, aquello con se hace algo. Por lo tanto, la materia implica algo. Indeterminado, algo virtual
o potencial. En este sentido la metería se opone a la forma que es el elemento diferencial
puesto que mediante la forma la materia se modifica y adquiere determinación, se completa y
se realiza.
Para la metafísica aristotélica-escolástica, la materia es simplemente aquello con que esta
hecho algo, cualquiera que sea el material, tanto lo que los físicos llaman materia como algo de
naturaleza muy diferente.
De acuerdo con Aristóteles la materia es pues, lo indeterminado, lo indiferenciado, aquello que
puede adquirir loa mas diversas formas y que es el fundamento de toda trasformación y de todo
cambio.
Esta concepción aristotélica fue adoptado y ampliado por Santo Tomás, para quien todos los
seres de la naturaleza, desde los cuerpos inorgánicos hasta el hombre, son una síntesis de
materia y forma.
La materia prima viene a ser, asi la sustancia corpórea incompleta, de carácter potencial, y por
lo tanto, totalmente indeterminada.
Esta materia es común a todos los cuerpos, aunque no es un cuerpo en el amplio sentido de la
palabra. Aristóteles concibe la materia prima como un principio real que intervienen en la
constitución de todos los cuerpos.
LA FORMA: veamos ahora que es la forma para la metafísica aristotélica escolástica. Parece
que el concepto de forma lo ha tomado Aristóteles de la geometría, entendiendo por forma la
figura de los cuerpos, o sea, su perfil, como terminación y limite de la realidad. La forma es
tomada así, fundamentalmente, en el sentido mas vulgar de la palabra pero, además de esta
acepción, Aristóteles entiende también por forma todo aquello que hace que la cosa sea lo que
es, englobando asimismo, lo inmaterial.
En otras palabras, la forma es aquello que hace entrar a los elementos materiales en un
conjunto, dándoles sentido y unidad. Se podría decir que, para Aristóteles, la forma no es otra
cosa que el conjunto de los caracteres esenciales que hacen que un objeto sea lo que es.
La forma en el fondo, seria pues la esencia de las cosas no la sustancia, es decir, la idea, como
la llama Aristóteles
En resumen para Aristóteles la materia es la sustancia de que esta echa una cosa, y la forma
es su estructura distintiva, el modo de agrupamiento de sus elementos constitutivos. Forma y
materia están indisolublemente unidas desde el principio, de manera que son estrictamente
correlativas. De donde resulta que no hay materia sin forma.
En resumen, la materia y la forma constituyen una unidad indisoluble, la forma sin materia no
tiene existencialidad, es una idea pura, una abstracción. En efecto, el hombre en general, que
es la esencia de hombre, no tiene existencia propia, pero es la forma que reviste cada hombre
individual. Por su parte, la materia tampoco puede existir sin forma. Es imposible concebir la
materia sin una forma cualquiera. Todo objeto cuya materia consideramos tendrá un tamaño,
ya sea grande o pequeño, tendrá alguna cualidad, estará en un sitio o en otro, etcétera.

.En filosofía, la materia ha sido generalmente considerada como la base constituyente del
mundo físico, aunque algunos filósofos de la escuela del idealismo, como el irlandés George
Berkeley, han negado que la materia exista con independencia de la mente. Véase Filosofía
griega; Emmanuel Kant. La mayoría de los filósofos modernos acepta la definición científica de
la materia.

Forma (filosofía), en metafísica, figura interna que puede captar la mente y que no se identifica
con la forma exterior de un objeto. Aristóteles desarrolló una influyente teoría metafísica de la
materia y la forma, para explicar el cambio. Según Aristóteles, toda entidad se compone de
materia y forma; la forma es aquello que determina y precisa la materia de la que está formada
un objeto determinado, y siempre debe entenderse en relación con la materia. Así, cuando se
produce un cambio, es posible que éste afecte a la materia (cambio material) o sólo a la forma
(cambio formal), que es menos radical. En cierto sentido, pues, la forma es el principio de
individuación de una entidad. En lógica, se entiende por ‘forma de un juicio’ aquel aspecto del
juicio que no cambia o es constante, con independencia del contenido que se exprese en dicho
juicio. De hecho, la lógica formal analiza la validez de los juicios y proposiciones con
independencia de su contenido material.

CAUSALIDAD.

Causalidad, en la filosofía occidental, designa la relación entre una causa y su efecto. El gran


filósofo griego Aristóteles enumeró cuatro tipos de causas diferentes: la material, la formal, la
eficiente y la final. La causa material es aquella de la que está hecha cualquier cosa, por
ejemplo, el cobre o el mármol es la causa material de una estatua. La causa formal es la forma,
el tipo o modelo según el cual algo está hecho; así, el estilo de la arquitectura será la causa
formal de una casa. La causa eficiente es el poder inmediato activo para producir el trabajo, por
ejemplo la energía manual de los trabajadores. La causa final es el objeto o el motivo por el
cual el trabajo se hace, es decir, el placer del propietario. Los principios que Aristóteles perfiló
forman la base del concepto científico moderno de que estímulos específicos producen
resultados modélicos y generalizados bajo condiciones sometidas a control. Otros filósofos
griegos, de forma relevante el escéptico del siglo II Sexto Empírico, criticaron los principios de
causalidad.

2.
NOCIONES ENFRENTADAS

En los inicios de la filosofía moderna, las leyes de la causalidad establecidas por Aristóteles


fueron una vez más puestas en tela de juicio. El filósofo francés y matemático René Descartes
y sus discípulos pensaron que una causa puede contener las cualidades del efecto o el poder
para producir el efecto. Los científicos físicos de los siglos XVII y XVIII tuvieron a menudo una
idea mecanicista de la causalidad, reduciendo la causa a una acción o cambio seguido por otro
movimiento o cambio, con una paridad matemática entre medidas del movimiento. El filósofo
británico David Hume llevó a una conclusión lógica el juicio de Sixto Empírico según el cual la
causalidad no es una relación real, sino una ficción de la mente o, desde una perspectiva más
general, de los sentidos. Para explicar el origen de esta ficción Hume recurrió a la doctrina de la
asociación.

La explicación de Hume de la causa condujo al filósofo alemán Immanuel Kant a situar la causa


como una categoría fundamental del entendimiento. Kant mantenía que el único mundo
objetivo cognoscible es el producto de una actividad sintética del entendimiento, de la razón.
Aceptó la conclusión escéptica de Hume en lo que se refiere al mundo físico. Sin embargo,
insatisfecho con la idea de que la experiencia sólo es una sucesión de percepciones sin
ninguna relación por descubrir o coherencia, Kant decidió que la causalidad es uno de los
principios de coherencia que se obtienen en el mundo de los fenómenos, y que está presente
en un orden universal porque el pensamiento es un elemento del mundo de los fenómenos y
sitúa a la causalidad como parte de él.

El filósofo británico John Stuart Mill retomó el problema en este punto. Rechazó el postulado
fundamental o principio del trascendentalismo de Kant, es decir, que el pensamiento es
responsable del orden del mundo. Mill buscaba justificar la creencia en la causalidad universal
sobre principios empiristas; una proposición es significativa cuando describe aquello que puede
ser objeto de la experiencia.

3
.
TENDENCIAS MODERNAS

En paralelo al método empirista como fuente de todo conocimiento, se plantea una definición


que ha alcanzado hoy una gran aceptación. La causa de cualquier efecto es consecuencia de
un precedente sin el cual el efecto en cuestión nunca se hubiera producido. Esta es una idea
mecanicista de la causalidad, muy popular en círculos científicos. Todos los acontecimientos
previos completarían la causa completa.

Muchos filósofos niegan la última realidad, o por lo menos la validez fundamental, de la relación


causal. Así, el filósofo estadounidense Josiah Royce mantenía que la categoría de un orden
serial, del que la categoría de causa es un caso específico, está en sí misma subordinada a la
categoría última de propósito. El filósofo francés Henri Bergson afirmaba que la realidad última
o la vida no está ligada por secuencias causales exactas. Es un proceso de crecimiento en el
que lo imprevisible, y por lo tanto lo no causado, acontece con gran frecuencia. En el tiempo
real no ocurren repeticiones exactas, y donde no hay repetición no hay causa, ya que la causa
significa que lo que antecede se reitera subordinado por la misma consecuencia.
INTRODUCCION.

El presente trabajo fue elaborado con el propósito de definir los conceptos de el ser y el ente
que en si encierran grandes interrogantes que nos hacen ver el vocablo del ser en si

De igual manera lo interesante que son estos de la materia y forma, potencia y acto,
causalidad. Que es interesante analizar estos temas que los indagaron y profundizaron grandes
filósofos como Aristóteles y que le dieron razón de ser.
Conclusiones.

- Ser se aplica a todo lo que existe, cualquiera que sea el grado de su existencia.

- El acto es el ser mismo, en la plenitud de su significado, es lo determinado o lo perfecto


como tal.

- Potencia, es lo determinable, lo perfectible. No es el ser , sin una real capacidad para


ser.

RECOMENDACIONES.

- La materia implica algo indeterminado algo virtual o potencial.

- La materia y la forma constituyen una unidad indisoluble. La forma sin materia no tiene
existencialidad.

- La causalidad se deriva de cinco clases de causas que por supuesto son interesantes

Por ejemplo la causa eficiente me pareció interesantísima.

BIBLIOGRAFIA.

Encarta.
UNIVERSDAD PANAMERICANA

EXTENCION ANTIGUA GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

CURSO DE FILOSOFIA

DORA HERMELINDA RAMIREZ GALINDO

Metafísica, el ser y el ente, materia y forma, potencia acto, causalidad.

LA ANTIGUA GUATEMALA 21 DE MARZO DEL 2009

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