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ACTO JURÍDICO
CURSO DE DERECHO CIVIL TEORÍA GENERAL
DEL ACTO JURÍDICO
© EDUARDO COURT MURASSO
1a edición enero 2009
2a edición septiembre 2009 Tiraje: 300 ejemplares
4 EDUARDO COURT MURASSO
Art. Artículo
Arts. Artículos
CC Código Civil
Índice
Nota Preliminar 1
CAPÍTULO I
EL ACTO JURÍDICO 3
1. HECHOS MATERIALES Y HECHOS JURÍDICOS 3
2. CONCEPTO DE ACTO JURÍDICO 4
3. CARACTERES DEL ACTO JURÍDICO 4
4. TEORÍA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO EN EL CC 5
5. ACTOS JURÍDICOS UNILATERALES O PROPIAMENTE TALES Y ACTOS BILATERALES O CONVENCIONES 5
6. UBICACIÓN DEL CONTRATO COMO ACTO JURÍDICO 6
7. IMPORTANCIA DE ESTA CLASIFICACIÓN 6
8. ACTO JURÍDICO UNILATERAL Y BILATERAL Y CONTRATO UNILATERAL Y BILATERAL 7
9. EL NEGOCIO JURÍDICO 7
CAPÍTULO II
CLASIFICACIONES DEL ACTO JURÍDICO 9
10. CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN 9
11. CLASIFICACIONES DE LOS ACTOS JURÍDICOS CON BASE LEGAL 9
A. Actos jurídicos onerosos y gratuitos 9
B. Actos jurídicos conmutativos y aleatorios 10
C. Actos jurídicos principales y accesorios 10
D. Actos jurídicos consensuales, solemnes y reales 11
12. CLASIFICACIONES DOCTRINARIAS DE LOS ACTOS JURÍDICOS 12
A. Actos jurídicos patrimoniales y actos jurídicos de familia 12
B. Actos jurídicos entre vivos y actos jurídicos por causa de muerte (“mortis causa ”) 12
C. Actos jurídicos puros y simples y actos jurídicos sujetos a modalidades 13
D. Actos jurídicos causados y actos jurídicos abstractos 13
E. Actos jurídicos típicos o nominados y actos jurídicos atípicos o innominados 13
F. Actos jurídicos constitutivos, declarativos y traslaticios 14
G. Actos jurídicos de ejecución instantánea, actos jurídicos de ejecución diferida y actos jurídicos
de tracto sucesivo 14
H. Actos jurídicos de disposición y actos jurídicos de administración 14
I. Actos jurídicos propiamente tales y actos jurídicos condición 15
J. Actos jurídicos verdaderos y actos jurídicos simulados 15
K. Actos jurídicos de eficacia real y actos jurídicos de eficacia obligatoria 15
L. Actos recepticios y no recepticios 16
CAPÍTULO III
ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO 17
13. CLASES DE ELEMENTOS 17
A. Elementos esenciales 17
B. Elementos (o “cosas”) de la naturaleza 18
C. Elementos (o “cosas”) accidentales 18
CAPÍTULO IV
REQUISITOS DEL ACTO JURÍDICO 19
14. REQUISITOS DE EXISTENCIA Y DE VALIDEZ 19
15. REQUISITOS INTERNOS Y REQUISITOS EXTERNOS 19
16. REQUISITOS GENERALES DE LOS ACTOS JURÍDICOS 20
LA VOLUNTAD Y SUS REQUISITOS 20
17. ASPECTOS GENERALES 20
18. PRINCIPIO DE LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD 20
19. DECADENCIA DE ESTE PRINCIPIO 21
20. REQUISITOS QUE DEBE REUNIR LA VOLUNTAD 23
A. Seriedad de la voluntad 23
B. Voluntad sincera 23
C. Manifestada 23
D. Libre 23
21. La MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD 23
A. Voluntad expresa 24
B. Voluntad tácita 24
C. Efectos jurídicos del silencio 24
22. AUSENCIA TOTAL DE VOLUNTAD 26
23. CAUSAS QUE SUPRIMEN TOTALMENTE LA VOLUNTAD 26
24. El CONSENTIMIENTO Y SU FORMACIÓN 26
25. ETAPAS QUE SE DISTINGUEN EN LA FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO 27
1) La oferta, propuesta o policitación 27
A. Requisitos de la oferta 27
B. Clasificaciones de la oferta 27
2) La aceptación 28
A. Clasificaciones de la aceptación 28
B. Requisitos que debe cumplir la aceptación para formar el consentimiento 29
10 EDUARDO COURT MURASSO
B. La revocación 85
C. La resolución 86
D. La terminación 86
E. La caducidad 86
121. La INEFICACIA COMO SANCIÓN 87
LA INEXISTENCIA JURÍDICA 87
122. Aspectos generales 87
123. ORIGEN Y DESARROLLO DE LA DOCTRINA DE LA INEXISTENCIA 87
124. PARALELO ENTRE LA INEXISTENCIA Y LA NULIDAD EN DOCTRINA 87
125. La INEXISTENCIA JURÍDICA EN LA DOCTRINA NACIONAL 88
A. La inexistencia no es admisible como sanción en el CC 88
B. La inexistencia es admisible como sanción en el CC 89
126. JURISPRUDENCIA 90
127. SITUACIÓN DE LA INEXISTENCIA JURÍDICA FUERA DEL CÓDIGO CIVIL 90
LA NULIDAD DE LOS ACTOS JURÍDICOS 90
128. NULIDAD CIVIL, NULIDAD DE DERECHO PÚBLICO Y NULIDAD PROCESAL. 90
A. Nulidad de derecho público o nulidad “constitucional ” 90
B. Nulidad procesal 91
129. LA NULIDAD CIVIL. CONCEPTO 92
130. ANÁLISIS DEL CONCEPTO 92
1) La nulidad es una sanción 92
2) La nulidad es una sanción legal 93
3) La nulidad se produce por la falta de requisitos que la ley prescribe para el valor del acto o
contrato 93
4) La nulidad tiene lugar cuando se omiten requisitos prescritos por la ley 94
5) Las únicas obligaciones que pueden extinguirse por la nulidad son las que provienen de un
acto o contrato 94
6) El efecto general de la nulidad es restablecer al autor o partes al estado en que se hallarían si
no hubieran celebrado el acto o contrato nulo, salvo las excepciones legales 94
131. UBICACIÓN DE LA MATERIA 94
132. CLASES DE NULIDAD 95
133. NULIDAD TOTAL Y NULIDAD PARCIAL 95
134. NULIDAD ABSOLUTA Y NULIDAD RELATIVA 96
135. FUNDAMENTO DE LA DISTINCIÓN 97
136. CAUSALES DE AMBAS Y SISTEMA DEL CC 97
137. CAUSALES DE NULIDAD ABSOLUTA 98
138. CAUSALES DE NULIDAD RELATIVA 98
139. CARACTERÍSTICAS DE LA NULIDAD ABSOLUTA Y RELATIVA 98
A. Características de la nulidad absoluta 99
B. Características de la nulidad relativa 102
140. SANEAMIENTO DE LA NULIDAD RELATIVA 103
A. Saneamiento por el transcurso del tiempo 103
B. Saneamiento por la ratificación 105
141. EFECTOS DE LA NULIDAD. ASPECTOS GENERALES 107
141. EFECTOS DE LA NULIDAD ENTRE LAS PARTES Y RESPECTO DE TERCEROS 108
A. Efectos entre las partes 108
B. Efectos de la nulidad respecto de terceros 111
EL PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS 113
143. GENERALIDADES 113
144. La CONVERSIÓN DEL ACTO NULO 113
NOCIONES ACERCA DE LA INOPONIBILIDAD 115
145. ASPECTOS GENERALES 115
146. CONCEPTO DE INOPONIBILIDAD 116
147. CLASES DE INOPONIBILIDAD 116
148. INOPONIBILIDAD DE LOS EFECTOS DE UN ACTO JURÍDICO 116
A. Inoponibilidad de forma 116
B. Inoponibilidad de fondo 117
149. INOPONIBILIDAD DE LOS EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE NULIDAD (O RESOLUCIÓN) DEL ACTO
JURÍDICO 118
150. LA INOPONIBILIDAD COMO SANCIÓN 119
CAPÍTULO VII
LA SIMULACIÓN EN LOS ACTOS JURÍDICOS 120
151. ASPECTOS GENERALES 120
152. La RESERVA MENTAL 120
153. LA DECLARACIÓN IOCANDI CAUSA 121
154. La SIMULACIÓN EN LOS ACTOS JURÍDICOS 121
155. La SIMULACIÓN Y EL ACTO EN FRAUDE A LA LEY 125
El presente Curso de Derecho Civil, relativo a la Teoría General del Acto Jurídico, está
principalmente dirigido a los estudiantes que cursan la carrera de Derecho y a los egresados de la
misma que deben preparar su examen de Licenciatura.
Contiene las materias que usualmente integran el contenido de los programas de Derecho Civil
en la parte correspondiente a la teoría del acto jurídico, de la mayoría de los planes de estudio de
las facultades de Derecho del país.
Este libro proporciona a los estudiantes y egresados los conocimientos básicos y fundamentales
que deben conocer y dominar para afrontar con éxito sus estudios acerca del acto jurídico
18 EDUARDO COURT MURASSO
20 EDUARDO COURT MURASSO
CAPÍTULO I
EL ACTO JURÍDICO
Existen dos clases de hechos: los hechos simples o materiales y los hechos jurídicos.
Los hechos simples o materiales están constituidos por los fenómenos de la naturaleza o los
actos del hombre que no producen consecuencias jurídicas.
No es posible hacer un catálogo exhaustivo de los hechos que son materiales o jurídicos,
porque en varios casos dependerá de las circunstancias si un hecho concreto produce o no
consecuencias en derecho.
Por ejemplo, normalmente serán hechos materiales la lluvia, la salida del sol, la puesta de sol,
etc. Otras veces dependerá de la situación. Por ejemplo, la caída de una piedra puede ser un
hecho material (si no causa daño a nadie); pero también puede ser un hecho jurídico si ocasiona
un daño, como en la hipótesis prevista en el artículo 2328 CC.
Hechos jurídicos son los fenómenos de la naturaleza o los actos del hombre que producen
consecuencias jurídicas.
Se pueden subclasificar en hechos jurídicos de la naturaleza y hechos jurídicos humanos.
Los hechos jurídicos de la naturaleza están constituidos por los fenómenos de la naturaleza que
producen consecuencias jurídicas: por ejemplo, el nacimiento, la muerte, el transcurso de tiempo,
la demencia, la mayoría de edad, el aluvión (art. 649 CC), la avulsión (art. 652 CC), etc.
Hechos jurídicos humanos son los actos del hombre que producen consecuencias jurídicas.
Pueden ser involuntarios (esto es, sin voluntad consciente, como los actos de los infantes y de los
dementes) y voluntarios.
Los hechos jurídicos humanos voluntarios pueden ser actos del hombre que producen
consecuencias jurídicas, pero realizados sin la intención de producirlas, sino que esas
consecuencias son impuestas por el ordenamiento jurídico, y actos jurídicos, en que las
consecuencias jurídicas son buscadas por los autores o partes del mismo.
Los primeros, pueden ser lícitos (como los cuasicontratos, por ejemplo, artículo 2290 CC) e
ilícitos (por ejemplo, los delitos y cuasidelitos civiles y penales).
En este último ejemplo, se aprecia que si bien el autor de los mismos actúa voluntariamente o
negligentemente, la consecuencia jurídica, esto es, la indemnización de perjuicios y la pena, no se
produce porque él lo quiera, sino que es impuesta por el derecho (art. 2314 CC).
Actos jurídicos, en cambio, son hechos jurídicos humanos voluntarios en que los actos
voluntarios del hombre son realizados con la intención de producir consecuencias jurídicas.
Actos jurídicos unilaterales son aquellos para cuya formación se requiere de la voluntad de una
sola parte llamada autor, como la renuncia de un derecho, el reconocimiento de hijo, el
testamento, la repudiación de una herencia o legado, etc.
Se llama autor al que ejecuta un acto jurídico unilateral y puede ser una o varias personas, si
ellas tienen un mismo objetivo de Derecho, como si padre y madre reconocen a un hijo, o varios
copropietarios renuncian a la cosa común. Salvo el testamento que, por mandato legal, debe ser
obra de una sola persona (art. 1003 CC).
Actos jurídicos bilaterales o convenciones son aquellos para cuya formación se requiere del
concurso de las voluntades de dos partes o de más de dos partes (actos pluripersonales). Por
ejemplo, son convenciones todos los contratos, el pago, la tradición, etc.
A este concurso o acuerdo de voluntades, se le denomina consentimiento.
Por lo tanto, los actos jurídicos bilaterales o convenciones pueden definirse como “el concurso
de las voluntades de dos o más partes encaminada a producir consecuencias jurídicas que pueden
consistir en la adquisición, modificación o extinción de un derecho (o de una relación jurídica)” o
“el concurso de las voluntades de dos o más partes que persigue un fin que, dentro del
ordenamiento jurídico, determina la adquisición, modificación o extinción de un derecho (o de una
relación jurídica)”.
Parte es la persona o personas que constituyen un solo centro de intereses o la persona o
personas cuya voluntad o voluntades persiguen un mismo objetivo de Derecho al ejecutar un acto
jurídico.
Por lo tanto, parte no es lo mismo que persona, ya que una parte puede estar constituida por
una o varias personas, si éstas persiguen un mismo objetivo jurídico, como si en una compraventa
la parte vendedora está integrada por tres personas y la parte compradora por igual número de
personas (art. 1438 CC).
En los actos jurídicos bilaterales, uno de los requisitos necesarios para que el dolo vicie el
consentimiento, es que sea obra de la otra parte (art. 1458 CC).
En cambio, en los actos jurídicos unilaterales, el dolo vicia la voluntad si es obra de un tercero,
porque carece de sentido la exigencia de que sea obra de la otra parte, desde el momento en que
hay sólo una.
Así lo reconoce el propio CC, por ejemplo, en el artículo 1782, según el cual la renuncia de los
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gananciales por parte de la mujer o sus herederos (acto jurídico unilateral), puede rescindirse
cuando hayan sido inducidos a renunciar “por engaño” (dolo). Asimismo, en el caso de aceptación
de una asignación por causa de muerte, que también constituye un acto jurídico unilateral
rescindible por dolo (art. 1234 CC).
El contrato, que es un acto jurídico bilateral, admite a su vez una clasificación en unilateral y
bilateral (art. 1439 CC), según genere obligaciones sólo para una de las partes (comodato, mutuo,
depósito, prenda civil, etc.) o para ambas partes (compraventa, permuta, arrendamiento, etc.).
Esta clasificación legal de los contratos tiene importancia porque la ley establece relevantes
efectos particulares o propios de los contratos bilaterales.
Los más importantes son:
a) La condición resolutoria tácita o resolución por inejecución (art. 1489 CC);
9. EL NEGOCIO JURÍDICO
El CC, en los artículos 1440 y 1443, formula otras clasificaciones de los contratos, disposiciones
que pueden generalizarse para efectuar similar clasificación de los actos jurídicos.
Estas son:
Esta clasificación se funda en un criterio económico: el acto jurídico es gratuito u oneroso según
resulte útil o provechoso para una sola de las partes o para ambas.
Son ejemplos de actos jurídicos onerosos, la compraventa, permuta, el arrendamiento, el
mutuo con interés, etc.
Como ejemplos de actos jurídicos gratuitos, podemos citar la donación entre vivos, el
comodato, el depósito, el mutuo sin interés, etc.
Importancia de esta clasificación
Tiene relevancia en múltiples aspectos, entre los que podemos señalar:
1) El error en la persona normalmente opera en los actos jurídicos gratuitos, porque son
intuitus personae (art. 1455 CC) y no en los onerosos;
2) La causa del acto es distinta según se trate de un acto gratuito u oneroso (artículo 1467 CC).
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Hay actos jurídicos que dependen de otros en el sentido de que no se les puede concebir sin la
existencia de otro, pero que no tienen por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación
principal, de manera que no son accesorios en términos legales. La doctrina los llama actos
jurídicos dependientes. Es el caso, por ejemplo, de las capitulaciones matrimoniales (arts. 1715 y
1716 CC).
Se encuentra en el aforismo “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”, que el CC recoge, por
ejemplo, en los artículos 1536, 2381 N° 3, 2434, 2516, etc.
En los actos jurídicos patrimoniales, normalmente, el autor o partes pueden determinar las
consecuencias jurídicas del acto; mientras que en los de familia, en general, la voluntad se limita a
manifestarse en un sentido positivo o negativo y es la ley la que determina las consecuencias
jurídicas del acto, como ocurre por ejemplo en el matrimonio (arts. 102, 1717 CC, etc.) y en el
reconocimiento de un hijo.
B. Actos jurídicos entre vivos y actos jurídicos por causa de muerte (“mortis causa ”)
Actos jurídicos entre vivos son aquellos que para producir efectos plenos no requieren de la
muerte de su autor o de una de las partes, como la compraventa, la hipoteca, el mutuo, etc.
Actos jurídicos por causa de muerte o mortis causa son aquellos que para producir la plenitud
de sus efectos requieren de la muerte de su autor o de una de las partes.
Típicamente constituye un acto mortis causa el testamento, según se desprende de la definición
que da el artículo 999 CC:
"El testamento es un acto más o menos solemne, en que una persona dispone del todo o de
una parte de sus bienes para que tenga pleno efecto después de sus días, conservando la facultad
de revocar las disposiciones contenidas en él, mientras viva”.
También lo son el mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante:
‘Artículo 2169. No se extingue por la muerte del mandante el mandato destinado a ejecutarse
después de ella. Los herederos suceden en este caso en los derechos y obligaciones del
mandante”; y las donaciones revocables (arts. 1000 y 1136 CC).
c) La teoría de la imprevisión supone que el acto sea de ejecución diferida o de tracto sucesivo.
“Artículo 2132. El mandato no confiere naturalmente al mandatario más que el poder de efectuar
los actos de administración; como son pagar las deudas y cobrar los créditos del mandante,
perteneciendo unos y otros al giro administrativo ordinario; perseguir en juicio a los deudores,
intentar las acciones posesorias e interrumpir tas prescripciones, en lo tocante a dicho giro;
contratar las reparaciones de las cosas que administra; y comprar los materiales necesarios para el
cultivo o beneficio de las tierras, minas, fábricas, u otros objetos de industria que se le hayan
encomendado.
Para todos los actos que salgan de estos límites, necesitará de poder especial
CAPÍTULO III
ELEMENTOS DEL ACTO JURÍDICO
13.CLASES DE ELEMENTOS
Se obtienen generalizando la norma del artículo 1444 referida a los contratos:
“Artículo 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de
su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin
las cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza
de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una
cláusula especial, y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales
Cabe hacer presente que la denominación “elementos” del acto la efectúa la doctrina, toda vez
que el artículo 1444 alude a las “cosas” que se distinguen en cada contrato.
En verdad, como indica Vial, sólo son propiamente “elementos” constitutivos del acto los de su
esencia, porque los denominados “elementos” de la naturaleza y accidentales del acto, dicen
relación más bien con sus efectos que con su constitución.
A. Elementos esenciales
Son elementos de la esencia del acto jurídico aquellos sin los cuales o no produce efecto
alguno, o degenera en otro acto diferente.
Pueden ser:
a) Elementos esenciales generales, y
c) La causa
Alguna doctrina agrega las solemnidades, cuando son requeridas por la ley. Pero debe tenerse
presente que no todos los actos jurídicos son solemnes y, además, que para muchos autores las
solemnidades son la forma como se expresa la voluntad en los actos solemnes, de manera que
quedarían comprendidas en el requisito voluntad.
Si no concurren los elementos esenciales generales, el acto no produce efecto alguno.
CAPÍTULO IV
REQUISITOS DEL ACTO JURÍDICO
b) El objeto;
c) La causa, y
d) Causa lícita.
d) Causa lícita
e) Solemnidades prescritas por la ley, en su caso.
jurídico actúe gracias a la voluntad de las partes encuentra su explicación en este principio llamado
de la autonomía de la voluntad, postulado en virtud del cual las personas pueden concluir las
relaciones jurídicas que deseen y en la forma y condiciones que igualmente estimen, respetando
las leyes relativas al orden público y las buenas costumbres.
Es por ello que se dice que en el derecho privado las personas “pueden hacer lo que desean
salvo aquello que les esté prohibido”.
El principio de autonomía de la voluntad cobra especial vigencia en materia de obligaciones y
contratos (patrimoniales), ámbito en el que los sujetos pueden celebrar los contratos y asumir las
obligaciones que deseen aunque aquéllos no estén tipificados por la ley (contratos atípicos).
Por lo mismo, en materia patrimonial contractual la mayoría de las normas son supletorias de la
voluntad de las partes.
En cambio, en el ámbito del derecho de familia este principio tiene un campo de acción muy
inferior porque la ley entra a reglamentar las instituciones mediante leyes imperativas y
prohibitivas, por regla general. Por eso se ha negado al derecho de familia su carácter de derecho
privado.
En nuestro CC este principio se encuentra recogido en diversos preceptos, entre otros, los arts.
1545, 1560, 12 y 1567, inciso 1o.
De estas disposiciones se desprende que:
a) Las personas son libres para obligarse o no;
celebren;
d) Cuando haya que interpretar un acto jurídico debe recurrirse a la voluntad del autor o
El Estado debe actuar en su propia defensa y en la de los más débiles frente a los grupos
económicos fuertes para evitar un predominio contractual y económico de esos grupos. Por
ejemplo, estableciendo medidas relativas a la limitación de las rentas de arrendamiento (como ha
ocurrido históricamente en el contrato de arrendamiento de predios urbanos) o de los intereses
que es permitido estipular. Entre otros ejemplos de esta intervención, puede citarse la legislación
para preservar la libre competencia; el derecho del trabajo que cuenta entre sus principios
fundamentales la irrenunciabilidad de los derechos conferidos por las leyes del trabajo; y otras
medidas como las relativas a los ingresos mínimos; a la determinación de precios de determinados
artículos, etc.
El establecimiento por parte del Estado de éstas y otras medidas ha dado origen a una nueva
categoría contractual que limita el principio de la autonomía de la voluntad, denominada contratos
dirigidos, que son aquellos reglamentados y fiscalizados por el poder público, ya sea en su
formación, ejecución o duración a fin de evitar que una parte se aproveche de la debilidad
económica de la otra. Es clásicamente un contrato de esta naturaleza el contrato trabajo.
Tradicionalmente también ha sido fuertemente dirigido en Chile el contrato de arrendamiento de
predios urbanos, con anterioridad a la ley N° 18.101 que actualmente los rige y en que el dirigismo
es mucho menor.
También constituyen una limitación a este principio los contratos forzosos o impuestos, que
según expresa López Santa María “son aquellos que la ley obliga a celebrar o dar por celebrados”,
de manera que no existe libertad inicial para contratar o no {contratos forzosos ortodoxos) y a
veces tampoco tienen las partes libertad para elegir a la contraparte ni para determinar el
contenido del contrato (contratos forzosos heterodoxos).
Otra limitación a este principio la constituye la lesión enorme que, en el ámbito de los
contratos, se traduce en una desigualdad económica entre las prestaciones de las partes que,
cuando es muy grande, puede acarrear incluso la anulación del contrato u otras consecuencias
previstas por la ley.
Por último, constituye limitación a este principio la llamada teoría de ¡a imprevisión que opera
cuando circunstancias posteriores a la celebración del contrato e imprevisibles hacen ruinoso o
excesivamente oneroso para una de las partes el cumplimiento fiel del contrato. En tal evento, el
juez puede dejar sin efecto el contrato ( resolución por excesiva onerosidad sobreviviente) o al
menos puede revisarlo, para buscar una fórmula que restablezca la equivalencia de las
prestaciones de las partes.
42 EDUARDO COURT MURASSO
A. Seriedad de la voluntad
Que la voluntad sea seria significa que quien la manifiesta tenga intención de obligarse o de
producir un efecto en derecho. Así, no es seria la voluntad manifestada en broma (actos iocandi
causa)', por mera cortesía; a modo ilustrativo (como la manifestada en una clase o conferencia),
etc.
Por lo mismo, el legislador en el artículo 1478 CC niega valor a las condiciones meramente
potestativas que dependen de la sola voluntad del deudor, como por ejemplo si una persona le dice
a otra: “te regalo mi casa, si quiero”.
B. Voluntad sincera
Que la voluntad sea sincera quiere decir que el acto que se celebra corresponda a la realidad,
esto es, que no se trate de un acto simulado por las partes.
C. Manifestada
Además, es necesario que la voluntad de ejecutar un acto jurídico se exteriorice o manifieste de
alguna manera aceptada por el derecho.
Por lo mismo, las personas que no tienen voluntad jurídicamente relevante, como los dementes
y los impúberes, y las personas que teniendo voluntad no pueden exteriorizarla (los sordos o
sordomudos que no pueden darse a entender claramente) son jurídicamente incapaces de ejercicio
(art. 1447 CC) y sólo pueden ejecutar actos jurídicos a través de sus representantes legales (art.
43 CC).
D. Libre
La voluntad no sólo debe manifestarse, sino que esta manifestación de voluntad debe ser libre,
es decir, no viciada o exenta de vicios.
Los vicios de la voluntad son el error, la fuerza y el dolo (art. 1451 CC).
A. Voluntad expresa
Es la que se manifiesta de una manera formal y explícita, verbalmente o por escrito. El
declarante debe hablar claro (art. 1560 CC).
B. Voluntad tácita
Tiene lugar cuando se ejecutan ciertos hechos de los cuales se desprende la voluntad de
realizar un acto jurídico. Por ejemplo, en los establecimientos de comercio que venden al público
existe una oferta tácita de vender; en el transporte colectivo de pasajeros, existe una voluntad
tácita de transportar; etc.
En nuestro CC existen diversas disposiciones que reconocen la voluntad tácita. Por ejemplo los
artículos 1230, 1241, 1244, 1449, 1654, 2124, etc.
Sin embargo, excepcionalmente la ley exige se manifieste la voluntad en forma expresa, como
ocurre por ejemplo en los casos de los arts. 1023, 1060, 1511, inciso final, 1635, etc.
19.955, de 14 de julio de 2004, confirma esta regla general en su artículo 3 o, letra a):
"Artículo 3o: Son derechos y deberes básicos del consumidor:
a) La libre elección del bien o servicio. El silencio no constituye aceptación en los actos de
consumo".
Pero excepcionalmente el silencio puede producir efectos jurídicos.
Ello ocurre en los siguientes casos:
a) Si la ley atribuye efectos jurídicos al silencio. Esto sucede cuando la ley nos impone
Según la doctrina el silencio sería también manifestación de voluntad cuando está acompañado
de otras circunstancias que permitan considerarlo como tal. Por ejemplo, la existencia entre las
partes de negocios regulares o permanentes. Así, si un cliente habitual pide a su proveedor una
mercadería, se entiende que el silencio del proveedor envuelve una aceptación del pedido.
Ahora, cuando el silencio constituye manifestación de voluntad está sujeto a las mismas reglas
que toda manifestación de voluntad. Por mismo no debe estar viciado por error, fuerza o dolo.
Por último, debe tenerse presente que no es lo mismo el silencio como manifestación de
voluntad que el silencio o reticencia, cuando existe el deber legal de manifestar explícitamente
algo.
Así ocurre por ejemplo en materia de vicios redhibitorios en la compraventa. El artículo 1858 CC
establece que “Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades siguientes: 3.) No haberlos
manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador haya podido ignorarlos sin negligencia grave
de su parte, o tales que el comprador no haya podido fácilmente conocerlos en razón de su
profesión u oficio”.
También sucede especialmente en el contrato de seguro, regulado en el Código de Comercio:
a) “Artículo 516. Toda póliza deberá contener:
(...) 9. La enunciación de todas las circunstancias que puedan suministrar al asegurador un
conocimiento exacto y completo de los riesgos, y la de todas las demás estipulaciones que
hicieren las partes ”.
b) “Artículo 556. El asegurado está obligado:
1. Por las declaraciones falsas o erróneas o por las reticencias del asegurado acerca de aquellas
circunstancias que, conocidas por el asegurador, pudieran retraerle de la celebración del
contrato o producir alguna modificación sustancial en sus condiciones;... ”.
A. Requisitos de la oferta
Debe cumplir con los requisitos de todo acto jurídico y, además, con un requisito particular: que
sea completa, es decir, que para que la convención propuesta pueda realizarse baste aquiescencia
del ofertado o, si el acto jurídico propuesto es típico, que la oferta contenga los requisitos
esenciales del mismo. Por ejemplo, te compro este escritorio en cien mil pesos.
Si la oferta es incompleta (te compro este escritorio en un precio razonable), dará origen a
negociaciones o tratos preliminares a fin de lograr una oferta completa.
B. Clasificaciones de la oferta
La oferta se clasifica en:
a) Oferta dirigida a persona determinada, en que el destinatario de la oferta se encuentra
debidamente individualizado; y oferta dirigida a persona indeterminada, destinada al público en
general.
La importancia de esta clasificación consiste en que las ofertas a persona determinada obligan
al proponente en forma condicional; en cambio, las ofertas a personas indeterminadas no lo
obligan, según da cuenta el artículo 105 del Código de Comercio:
Artículo 105. Las ofertas indeterminadas contenidas en circulares, catálogos, notas de precios
corrientes, prospectos, o en cualquiera otra especie de anuncios impresos, no son obligatorias para
el que las hace.
Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la condición implícita de que al
tiempo de la demanda no hayan sido enajenados los efectos ofrecidos, de que no hayan sufrido
alteración en su precio, y de que existan en el domicilio del oferente ”.
b) Oferta expresa, que es aquella que está formulada en términos formales y explícitos,
verbalmente (mediante palabras o gestos) o en forma escrita; y oferta tácita que es la que se
deduce de ciertos comportamientos.
c) Oferta completa, que es aquella que señala los elementos esenciales del acto propuesto, de
manera que basta la aquiescencia del ofertado; y oferta incompleta que no señala los elementos
esenciales del acto propuesto, de manera que no basta la aquiescencia del ofertado.
d) Oferta dirigida a persona presente y oferta dirigida a persona ausente. Pese a los términos
en que esta clasificación se formula, la distinción apunta más bien al tiempo que media entre la
oferta y la aceptación. Así, estimamos que una oferta por teléfono, radio o vía Internet puede
perfectamente ser considerada una oferta entre
2) La aceptación
Es un acto jurídico unilateral por el cual la persona a quien se ha dirigido la oferta le da su
conformidad.
A. Clasificaciones de la aceptación
Se clasifica en:
a) Aceptación expresa y tácita, y
Aceptación pura y simple es aquella en que el ofertado manifiesta su conformidad con la oferta
en los mismos términos en que se formuló.
Aceptación condicional es aquella en que el ofertado introduce modificaciones a la oferta o sólo
se pronuncia parcialmente respecto de ella.
1) Debe ser pura y simple (arts. 101 y 102 del Código de Comercio):
“La propuesta hecha por escrito deberá ser aceptada o desechada dentro de veinticuatro horas, si
la persona a quien se ha dirigido residiere en el mismo lugar que el proponente, o a vuelta de
correo, si estuviere en otro diverso.
Vencidos los plazos indicados, la propuesta se tendrá por no hecha, aun cuando hubiere sido
aceptada.
En caso de aceptación extemporánea, el proponente será obligado, bajo responsabilidad de daños
y perjuicios, a dar pronto aviso de su retractación”.
Tratándose esta última de responsabilidad civil por infracción de una obligación legal stricto
sensu (art. 98 del Código de Comercio) el estatuto aplicable a este tipo de responsabilidad será el
de la responsabilidad contractual (arts. 1547 y siguientes CC) o el de la responsabilidad
extracontractual (arts. 2314 y siguientes CC), según cuál de ellos se estime que constituyen el
derecho común en materia de responsabilidad.
Requisitos de la retractación
1) Debe ser tempestiva, es decir, debe hacerse antes de la aceptación, porque en caso contrario
50 EDUARDO COURT MURASSO
no habría retractación, sino revocación (art. 99, inciso 1 o del Código de Comercio), y
2) Debe ser expresa (art. 99 inciso 2o del Código de Comercio). De acuerdo con esta disposición,
“El arrepentimiento no se presume”.
Efectos retractación tempestiva
Respecto del momento en que se forma el consentimiento se han formulado diversas teorías:
a) La teoría de la declaración, según la cual el consentimiento se forma al momento de
aceptarse la oferta;
b) La teoría de la expedición, de conformidad con la cual el consentimiento se forma cuando la
conocimiento de la aceptación.
Situación en el Código de Comercio
De acuerdo con los artículos 99, 101 y 104, el consentimiento se forma cuando la oferta es
aceptada, aunque el hecho de la aceptación no haya llegado al conocimiento del proponente
(teoría de la declaración).
Por excepción, en materia de donaciones entre vivos, el consentimiento se entiende formado
cuando la aceptación ha llegado al conocimiento del proponente (teoría de la información).
En efecto, señala el artículo 1412 del CC que “Mientras la donación entre vivos no ha sido
aceptada, y notificada la aceptación al donante, podrá éste revocarla a su arbitrio”.
Importancia del momento en que se forma el consentimiento.
Tiene importancia en diversas materias. En especial para determinar:
a) La capacidad de las partes;
b) La existencia o no del objeto del acto;
c) Las leyes aplicables al acto o contrato (art. 22 de la Ley sobre Efecto Retroactivo de las Leyes);
d) También interesa para efectos de la retractación del oferente, etc.
Lugar en que el consentimiento se forma
Si las partes residen en el mismo lugar no hay problemas. Pero si residen en distintos lugares se
entiende celebrado el acto o contrato en el lugar de la residencia del que hubiere aceptado la
propuesta primitiva o la propuesta modificada (art. 104 del Código de Comercio).
Protección del consentimiento en contratos celebrados por medios electrónicos y por cualquier
otra forma de comunicación a distancia en la Ley de Protección de los Derechos del Consumidor
De acuerdo con el artículo 12 A de la ley N° 19.496, de 7 de marzo de 1997, sobre protección
de los derechos de los consumidores, según modificación introducida por ley N° 19.955, de 14 de
julio de 2004, en los contratos celebrados por medios electrónicos, y en aquellos en que se
aceptare una oferta realizada a través de catálogos, avisos o cualquier otra forma de comunicación
a distancia, el consentimiento no se entenderá formado si el consumidor no ha tenido previamente
un acceso claro, comprensible e inequívoco de las condiciones generales del mismo; y la posibilidad
de almacenarlos o imprimirlos.
La sola visita del sitio de Internet en el cual se ofrece el acceso a determinados servicios, no
impone al consumidor obligación alguna, a menos que haya aceptado en forma inequívoca las
condiciones ofrecidas por el proveedor.
Una vez perfeccionado el contrato, el proveedor está obligado a enviar confirmación escrita del
mismo, por vía electrónica o por cualquier medio de comunicación que garantice el debido y
oportuno conocimiento del consumidor, confirmación que debe contener una copia íntegra, clara y
legible del contrato.
27. REGULACIÓN
Están regulados en los artículos 1451 a 1459 CC, a propósito de los actos de declaraciones de
voluntad.
No obstante que el CC se refiere en estos artículos a los vicios del “consentimiento”, estas
reglas pueden extenderse en general a la voluntad.
Estas normas se aplican a la generalidad de los actos jurídicos, salvo que existan normas
especiales, como ocurre por ejemplo a propósito de la tradición (arts. 676 al 678 CC); de la
posesión (arts. 701 al 712 CC); del testamento (art. 1007 CC); de las asignaciones testamentarias
(arts. 1057 y 1058 CC); de la transacción (art. 2453 CC); del matrimonio (art. 8 o de la LMC); etc.
EL ERROR
29. CONCEPTO Y CLASES DE ERROR
Desde un punto de vista lógico, error “es el concepto equivocado que se tiene de la realidad”.
Pero para el derecho se considera que también hay error en el evento de ignorancia.
Por ello que se le define como “la ignorancia o concepto equivocado que se tiene de la
realidad”.
El error puede ser de derecho y de hecho.
30.ERROR DE DERECHO
Consiste en “la ignorancia o concepto equivocado que se tiene sobre una norma jurídica”.
En esta materia debe tenerse presente el artículo 1452 CC, en relación con los artículos 8 o y
706, inciso final CC.
En efecto, el artículo 8o establece el principio de que el desconocimiento del derecho no excusa
su incumplimiento: “Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en
vigencia”.
Haciendo aplicación de este principio, el artículo 1452 establece que “El error sobre un punto de
derecho no vicia el consentimiento”.
Es decir, el error de esta naturaleza no invalida el acto celebrado y no puede, quien epadeció
esta clase de error, pedir la nulidad del acto alegando voluntad viciada.
Complementa estas disposiciones el artículo 706, inciso final, a propósito de la posesión:
“Pero el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite
prueba en contrario”.
Excepciones
En el CC suele citarse como excepciones los casos de los artículos 2297 y 2299, referidos al
cuasicontrato “pago de lo no debido”.
A. “Artículo 2297. Se podrá repetir aun lo que se ha pagado por error de derecho, cuando el
pago no tenía por fundamento ni aun una obligación puramente natural”.
Por ejemplo, si en un comodato o préstamo de uso, la cosa dada en comodato resulta destruida
por caso fortuito y el comodatario indemniza su valor en la errónea creencia que está obligado a
ello, podría repetir lo indebidamente pagado al comodante como indemnización de perjuicio con
motivo de la destrucción de la cosa prestada.
Pero de si el pago tiene fundamento una obligación natural, es decir, aquellas que no dan
derecho para exigir su cumplimiento pero que, cumplidas, autorizan para retener lo que se ha dado
o pagado en razón de ellas (art. 1470 CC), no sería posible alegar el error de derecho para repetir
lo pagado. Por ejemplo, si la obligación (acción) está prescrita o no fue reconocida en juicio por
falta de prueba.
B. “Artículo 2299. Del que da lo que no debe, no se presume que lo dona, a menos de
probarse que tuvo perfecto conocimiento de lo que hacía, tanto en el hecho como en el
derecho
Si una persona por error de hecho o de derecho da lo que no debe, puede “repetir”, esto es,
pedir devolución de lo indebidamente pagado. La ley no presume que hay donación (art. 2299, en
relación con el artículo 1393 CC), salvo que se pruebe que el donante tuvo perfecto conocimiento
de lo que hacía, tanto en el hecho como en el derecho. Así, si una persona paga un impuesto que
ha sido suprimido podría repetir el pago.
DeFuera del CC
En leyes especiales el legislador a veces excusa un incumplimiento basado en un error de
derecho. Esto ocurre particularmente en materia tributaria, cuando el contribuyente de escasos
recursos pecuniarios, por su insuficiente ilustración u otra causa justificada, haga presumir que
tenía un imperfecto conocimiento del alcance de la norma infringida (art. 110 del Código
Tributario).
31.ERROR DE HECHO
Consiste en la “ignorancia o concepto equivocado que se tiene sobre una cosa o sobre una
54 EDUARDO COURT MURASSO
persona”.
Puede ser error en las cosas y relativo a las personas.
En doctrina, el error esencial implica ausencia total de consentimiento, porque si bien hay
voluntad en cada una de las partes, éstas no coinciden, no concuerdan. Por ello es que el error
esencial es causal de Inexistencia del acto jurídico. La falta de coincidencia de las voluntades obsta
o impide el nacimiento del acto jurídico. De ahí que se le denomine también error obstáculo o error
impedimento.
Opiniones respecto de la sanción del error esencial
Pero la doctrina nacional tiene distintas opiniones respecto de la sanción del error esencial.
Para algunos la sanción es la inexistencia del acto jurídico porque, al no haber, coincidencia en
las voluntades de las partes, en verdad, no hay consentimiento. Falta un requisito de existencia del
acto jurídico. Esta posición es sustentada en Chile fundamentalmente por Claro Solar, quien estima
que el CC acepta como sanción la inexistencia jurídica.
Para otros autores como Arturo Alessandri Rodríguez, el error esencial acarrea la nulidad
absoluta del acto jurídico. Conforme a esta opinión, al no ser concordantes las voluntades de las
partes, no hay voluntad y esta falta de voluntad es causal de nulidad absoluta en nuestro derecho,
porque el CC no acepta como sanción la inexistencia del acto jurídico. Como dentro del sistema del
CC las causales de nulidad absoluta son taxativas (art. 1682, incisos 1o y 2° CC) y la regla general
en que todas las demás causales acarrean nulidad relativa (art. 1682, inciso 3 o CC), esta posición
doctrinaria incluye al error esencial dentro de la causal más genérica de nulidad absoluta: “la
omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos”. La falta de voluntad producto del error
esencial determinaría la ausencia de uno de estos requisitos.
Por último, Somarriva estima que el error esencial acarrea nulidad relativa del acto, por las
siguientes razones:
a) Porque la ley no indica expresamente al error esencial como causal de nulidad absoluta y la
regla general en nuestro derecho es la nulidad relativa (art. 1682, inciso final);
b) Además esta opinión se basa en la redacción del artículo 1453 que expresa que el error
relativa. Resulta que este precepto dice que “el error de hecho vicia asimismo el consentimiento”,
con lo cual daría a entender que lo vicia de la misma forma que en el caso del artículo 1453, de
modo que el error esencial acarrearía también la nulidad relativa del acto.
B. Error sustancial
Según se desprende del artículo 1454, existen tres clases de error sustancial:
1) El error que recae sobre la sustancia del objeto sobre que versa el acto o contrato. La
sustancia, según la mayoría de la doctrina se referiría a la materialidad del objeto. Sería el caso del
ejemplo que proporciona el artículo 1454: “como si por alguna de las partes se supone que el
objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante”. O,
siguiendo el ejemplo que da Pothier, si compro un par de candelabros de plata y realmente son de
56 EDUARDO COURT MURASSO
cobre plateado; o compro un reloj que creo que es de oro; o un anillo que creo que es de
brillantes.
2) El error que recae sobre una calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato.
No se trata ya de la materialidad del objeto, sino de una calidad o cualidad esencial del mismo.
Como expresa la doctrina, es difícil determinar qué debe entenderse por calidad esencial, porque
podría entenderse por tal lo que estima quien padeció el error o bien tomando en cuenta lo que
normalmente debe entenderse como cualidades o atributos principales que dan a una cosa su
fisonomía propia (Figueroa).
Corresponde al juez determinar cuándo estamos en presencia de una de estas cualidades
esenciales.
3) El error acerca de cualquiera otra calidad de la cosa cuando es el principal motivo de una de
las partes para contratar y este motivo ha sido conocido por la otra parte. Aquí ya no se trata de
una calidad o cualidad esencial, sino de otras calidades o propiedades de la cosa que en realidad
son accidentales o indiferentes, pero que las partes elevan a la categoría de esencial. Por ejemplo,
quien compra un cuadro cualquiera que atribuye a determinado artista y resulta que es de otro
pintor y este motivo es conocido por el vendedor.
La ley no exige que quien padece el error declare el motivo que ha tenido para contratar, sólo
exige sea conocido por la otra parte.
Sanción del error sustancial
D. Error en la persona
Se refiere a esta clase de error el artículo 1455 CC:
“El error acerca de la persona con quien se tiene intención de contratar no vicia el
consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la causa principal del contrato.
Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha contratado, tendrá derecho a ser
indemnizada de los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la nulidad del contrato ”.
Por regla general, el error in personae es irrelevante porque las partes persiguen a través de los
actos que ejecutan fines prácticos como ocurre, por ejemplo, con una compraventa.
Sin embargo, excepcionalmente el error en la persona tiene relevancia cuando la consideración
de la persona sea la causa principal del contrato.
En este caso, la ley no exige que la persona con la que se contrató tenga conocimiento de que
para la otra parte la persona era determinante de la celebración del contrato. Si no tenía
conocimiento de ello, querrá decir que estaba de buena fe y tendrá derecho a ser indemnizada por
los perjuicios en que haya incurrido por la nulidad del acto o contrato.
Pero debe tratarse de un error en la persona y no sólo en el nombre, principio que se induce de
los artículos 676 y 1057 CC.
La consideración de la persona es usualmente la causa principal del acto o contrato:
a) En los actos intuitus personae, como los de familia (el matrimonio, el reconocimiento de un
hijo, etc.);
b) Los actos patrimoniales generalmente no son intuitus personae. Pero sí lo son los actos
patrimoniales gratuitos, como la donación entre vivos, el comodato y las asignaciones
testamentarias (arts. 1057 y 1058 CC). También los son algunos actos patrimoniales onerosos que
implican confianza, como el mandato, la sociedad civil, el arrendamiento de servicios y, en general,
los contratos que generan obligaciones de hacer en que se ha tomado en consideración la especial
aptitud o talento del deudor (art. 1572 CC).
c) El error en la persona tiene también importancia en el pago (art. 1576 CC); en la tradición
(art. 676 CC); y en la transacción (art. 2456 CC).
Sanción del error en la persona
error. En cambio, el error común, que es aquel que es compartido por un gran número de
personas, produce el efecto precisamente contrario, o sea, el acto puede considerarse válido.
El fundamento de esta conclusión se dice que es el interés social o general que existe en la
conveniencia o necesidad de atribuir cierta fuerza a las apariencias.
Este principio proviene del derecho romano en que se exigía para que el error constituyera
derecho, que fuera común: error communis facit jus.
Requisitos:
En nuestro derecho existen varias disposiciones que recogen este principio. Por ejemplo, los
artículos 426 inciso 1o; 704 N° 4; 1013; 1576, y 2058 CC. También el artículo 51 de la LMC, relativo
al matrimonio nulo putativo.
Nuestra jurisprudencia ha aceptado este principio fundamentalmente cuando se ha tratado de
funcionarios públicos mal nombrados, por ejemplo, notarios interinos que no son abogados.
LA FUERZA
34. CONCEPTO
“Es la presión o constreñimiento de carácter físico o moral que se ejerce sobre una persona a
fin de obtener la manifestación de su voluntad en determinado sentido”.
36.REQUISITOS DE LA FUERZA
a) Debe ser injusta o ilegítima. Es decir, el procedimiento de que se vale quien ejerce la fuerza
no debe ser admitido por el derecho, puesto que hay determinadas formas de fuerza que el
ordenamiento acoge. Así, expresa Pescio que no podría alegar nulidad por fuerza el deudor que
hace una dación en pago al acreedor porque éste lo ha amenazado con cobrar ejecutivamente la
deuda o con declararlo en quiebra.
Pero sí existiría consentimiento viciado por fuerza si el acreedor utiliza el temor del deudor para
exigirle prestaciones indebidas.
b) Debe ser grave. Así lo expresa el artículo 1456 inciso 1 o CC:
“La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en
una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Se mira como una
fuerza de este género todo acto que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella,
su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave”.
Aquí se aprecian dos elementos de la gravedad de la fuerza:
(1) un elemento objetivo: que se trate de una persona de sano juicio, y
(2) un elemento subjetivo (la edad, sexo y condición).
La ley presume la gravedad de la fuerza respecto de “todo acto que infunde a una persona un
justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a un
mal irreparable y grave”.
Finalmente, la disposición agrega, en su inciso final, que el temor reverencial, esto es, el solo
temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto, no basta para viciar el
consentimiento.
c) Debe ser determinante, esto es, debe estar encaminada a obtener una manifestación de
voluntad para que se ejecute el acto jurídico. Como dice el artículo 1457 CC, debe ejercerse “con el
objeto de obtener el consentimiento”.
d) Debe ser actual o inminente, es decir, debe ejercerse en el momento en que se manifiesta la
voluntad o aparecer que ella pueda tener lugar en un lapso más o menos inmediato.
38.PRUEBA DE LA FUERZA
La fuerza debe probarla el que la alega, tanto la amenaza como la gravedad, salvo cuando ésta
se presume.
39. SANCIÓN
60 EDUARDO COURT MURASSO
EL DOLO
40. CONCEPTO
Según el artículo 44, inciso final CC, el dolo “consiste en la intención positiva de inferir injuria a
la persona o propiedad de otro”.
Lo característico del dolo es la actitud intencional del agente, el hecho de que se actúe con la
intención de causar injuria o daño a la persona o propiedad de otro.
civiles, en cuyo caso puede aplicársele la definición legal del artículo 44, inciso final CC: constituye
la intención positiva del autor del delito civil de producir daño a la víctima, en su persona o bienes
(arts. 2314, 2329 y 2284 CC).
aparezca claramente que sin él la víctima no hubiera contratado, porque en este caso, no existe
otra parte.
El dolo principal es el único que constituye vicio de la voluntad y la sanción es la nulidad
relativa (art. 1682, inciso final CC).
Dolo incidental es aquel que carece de cualquiera de los anteriores requisitos si el acto es
bilateral, y en los actos unilaterales, del único requisito aplicable.
El dolo incidental no vicia la voluntad sino que sólo da lugar a acción de perjuicios, en los
términos señalados en el artículo 1458 inciso 2° CC.
Dolo y fuerza
Entre el dolo y la fuerza existe una clara diferencia, puesto que para que la fuerza vicie la
voluntad no es necesario que sea ejercida por la contraparte, mientras que en el dolo principal sí
es necesario (en los actos bilaterales). En caso contrario sólo da lugar a una acción de perjuicios.
La doctrina critica esta diferencia pues no se advierte el motivo que la justifique. Sin embargo
algunos pretenden fundamentarla diciendo que en el dolo hay una posibilidad de defenderse, de
eludir el engaño de la otra parte si se actúa con cuidado, mientras que en la fuerza la defensa es
mucho más remota. Por ello la fuerza anularía el acto cualquiera que sea el que la haya empleado.
Dolo y error
LA LESIÓN
46. CONCEPTO
La lesión se define como “el perjuicio pecuniario que la realización de un acto o contrato
acarrea al autor o a alguna de las partes”.
En los contratos ella se manifiesta en una desigualdad económica entre las prestaciones de las
partes y si esta desigualdad traspasa los límites que la ley establece se denomina lesión enorme.
Por lo mismo, en el ámbito contractual, opera en los contratos onerosos y conmutativos y no en
los contratos gratuitos ni en los contratos onerosos y aleatorios.
64 EDUARDO COURT MURASSO
casos es posible hacer subsistir el acto por parte de la persona contra quien se pide la nulidad por
lesión, si ésta equipara su prestación en los términos que la ley señala. Así ocurre en la
compraventa, en la permuta, en la aceptación de una herencia o legado y en la partición.
b) Otras veces la sanción es simplemente la rebaja de la prestación que supera los límites que
A. Criterio subjetivo
Para este criterio, la lesión es un vicio de la voluntad. Dentro de este criterio Barros Errázuriz
estima que la lesión no es un cuarto vicio de la voluntad distinto del error, fuerza y el dolo. La
lesión sería consecuencia de uno de estos vicios, porque si quien la sufre celebra el acto o por
equivocación o ignorancia habría error; si lo hace por encontrarse apremiado de hacerlo habría
fuerza y si hubo engaño estaríamos en presencia de dolo.
Críticas al criterio subjetivo
Si la lesión fuera consecuencia de uno de estos vicios, sería innecesaria, porque se podría pedir
la rescisión del acto por error, fuerza o dolo, sin necesidad de invocar la lesión.
Este criterio atentaría contra la seguridad en las relaciones jurídicas, creando incerteza respecto
de la validez de un acto.
Además, en caso de lesión, en verdad hay voluntad libre.
B. Criterio objetivo
La lesión debe apreciarse con un criterio de puramente objetivo, porque no tiene ninguna
relación con la voluntad de la víctima. Opera simplemente cuando la desigualdad de las
prestaciones de las partes supera los límites permitidos por el legislador, como ocurre por ejemplo
en la compraventa (art. 1889 CC).
Lo expresado desde luego no obsta a que se pueda pedir la nulidad del acto por error, fuerza o
dolo, si los hubo.
En general se define la capacidad como “la aptitud legal para ser sujeto o titular de derechos y
la facultad legal de una persona para ejercerlos por sí mismo, sin el ministerio o la autorización de
otra”.
En esta definición quedan comprendidas tanto la capacidad de goce o adquisitiva como la
66 EDUARDO COURT MURASSO
capacidad de ejercicio.
59.REGLA GENERAL
Cuando el legislador se refiere a la capacidad como requisito de los actos o declaraciones de
voluntad, lo hace a la capacidad de ejercicio, según se desprende del artículo 1445, inciso 2o CC).
La regla general en esta materia es que las personas sean capaces (art. 1446 CC):
“Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces ”.
De la norma se desprende:
a) Lo normal es que las personas sean plenamente capaces de ejercicio, de manera que las
incapacidades son la excepción.
b) Las incapacidades de ejercicio las establece la ley.
c) Por ser excepcionales, las normas que las establecen son de derecho estricto, es decir, no
68 EDUARDO COURT MURASSO
64.INCAPACIDADES RELATIVAS
A diferencia de las anteriores, éstas tienen lugar cuando los actos del incapaz pueden tener
valor y éste puede actuar por sí mismo siempre que se llenen las formalidades, requisitos o
circunstancias que la ley establece y que se denominan formalidades habilitantes.
De acuerdo con el artículo 1447, inciso 3o:
“Son también incapaces los menores adultos y los disipadores que se hallen bajo interdicción de
administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas a que se refiere este inciso no es
absoluta, y sus actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos,
determinados por las leyes”.
obligaciones naturales (art. 1470 N° 1 CC) y admiten caución (art. 1472 CC).
c) Los actos de los absolutamente incapaces adolecen de nulidad absoluta (art. 1682, inciso 2 o
CC), mientras que los actos de los relativamente incapaces adolecen de nulidad relativa (art. 682,
incisos 1o y final CC).
Prueba de la demencia
Corresponde al que la alega, esto es, a quien pretende la nulidad del acto o contrato. Sin
embargo, si el demente se encuentra declarado en interdicción, no será necesario probar la
demencia, porque ésta se presume de derecho.
Pero hay que tener presente que sólo puede declararse en interdicción por demencia al
demente habitual, de manera que si se trata de un demente ocasional, siempre habrá que
acreditar que se encontraba demente al tiempo de la celebración del respectivo acto o contrato.
En cambio, si el demente es habitual, deberá 2F acreditarse o no tal circunstancia, según si al
momento de celebración del acto o contrato se hallaba o no bajo interdicción. Así se desprende del
artículo 456 CC:
“El adulto que se halla en un estado habitual de demencia, deberá ser privado de la
administración de sus bienes, aunque tenga intervalos lúcidos
Por último, cabe hacer presente que Luis Claro Solar asimila a los dementes a los ebrios, a los
sonámbulos y a los hipnotizados.
B. Los impúberes
El artículo 26 CC establece:
“Llamase infante o niño todo el que no ha cumplido siete años; impúber, el varón que no ha
cumplido catorce años y la mujer que no ha cumplido doce; adulto, el que ha dejado de ser
impúber; mayor de edad, o simplemente mayor, el que ha cumplido dieciocho años; y menor de
edad, o simplemente menor, el que no ha llegado a cumplirlos
Es decir, el legislador ha fijado límites en que atiende exclusivamente a la edad, sin considerar
la situación particular biológica de cada persona, de modo que no se puede sostener que alguien
es impúber más allá del límite que la ley establece, ni que se es púber antes de ese límite.
Los impúberes se clasifican en infantes o niños y simplemente impúberes.
Esta distinción, en general, no tiene importancia porque ambos son absolutamente incapaces.
Sin embargo, por excepción tiene importancia en dos casos:
a) En materia de capacidad para adquirir la posesión de un bien mueble (art. 723 CC). Según el
inciso 2o de este precepto:
“Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su voluntad la posesión, sea para sí
mismos o para otros”.
b) En cuanto a la capacidad para cometer delitos o cuasidelitos civiles, es decir, en materia de
capacidad extracontractual (art. 2319 CC):
“No son capaces de delito o cuasidelito los menores de siete años ni los dementes; pero serán
responsables de los daños causados por ellos las personas a cuyo cargo estén, si pudiere
imputárseles negligencia.
72 EDUARDO COURT MURASSO
Queda a la prudencia del juez determinar si el menor de dieciséis años ha cometido el delito o
cuasidelito sin discernimiento; y en este caso se seguirá la regla del inciso anterior”.
Para que el sordomudo no fuera incapaz debía poderse dar a entender por escrito, de manera
que no era suficiente que pudiera hacerlo de otro modo.
La ley N° 19.904 eliminó la exigencia de que pudieran darse a entender por escrito y agregó a
los sordos.
Razones de la incapacidad
Si bien ellos tienen voluntad, no pueden exteriorizarla de una manera que el legislador estime
idónea, por lo que en resguardo de sus intereses la ley los declara incapaces.
Además son absolutamente incapaces aunque no estén declarados en interdicción.
claramente;
b) Si se trata de un impúber, hay que distinguir si es hijo de filiación determinada y se
encuentra sometido a patria potestad, es representado legalmente por el padre o madre que
ejerzan la patria potestad (arts. 243 y 244 CC) y, en caso contrario, por un tutor (art. 341 CC).
La doctrina distingue si la prohibición legal es absoluta, esto es, el acto no puede realizarse bajo
ninguna circunstancia o si, por el contrario, la prohibición legal no es absoluta porque el acto puede
realizarse cumpliendo con ciertos requisitos.
b) Claro Solar estima que la palabra prohibición en el artículo 1447 no está tomada en su
sentido técnico, porque la ley no prohíbe la celebración de ciertos actos, sino que lo que prohíbe es
que ciertas personas los ejecuten. En consecuencia, se trata de incapacidades relativas de ejercicio,
cuya infracción está sancionada con nulidad relativa (art. 1682, inciso final CC),
c) Alessandri dice que si la ley es verdaderamente prohibitiva, no estamos propiamente en
La voluntad es un requisito general de todo acto jurídico y esta voluntad puede manifestarse
personalmente o por medio de otra persona que pasa a llamarse representante.
Si bien lo normal es que los efectos de los actos jurídicos se produzcan respecto de las
personas que con su voluntad lo han generado, en virtud de la representación se da la situación
excepcional de que la voluntad se manifestará a través de otra persona y los efectos del acto
jurídico se van a producir respecto de una persona que no ha concurrido personalmente a su
celebración.
El Código se refiere a ella en el artículo 1448:
"Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la ley para
representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado él
mismo
Por consiguiente existe representación cuando un acto jurídico es ejecutado por una persona
por cuenta de otra, de modo que los efectos se producen directa e inmediatamente para el
representado como si este mismo hubiere celebrado el acto.
jurídica;
3) Hace posible que se confíen negocios a personas o empresas especializadas.
Prácticamente todos, incluso el matrimonio civil (arts. 103 CC y 15, inciso 1o LRC).
Excepcionalmente no puede otorgarse por medio de representante el testamento (art. 1004
CC). Por otra parte, en la actualidad, en el caso de matrimonios celebrados ante entidades
religiosas, regulados en el artículo 20 de la LMC, no se permite requerir la inscripción de estos
matrimonios por medio de mandatario (art. 15, inciso 2° LRC). El acta del matrimonio debe ser
presentada personalmente por los contrayentes ante cualquier Oficial del Registro Civil, dentro de
ocho días, para su inscripción.
representante, y
b) El representante, que es quien ejecuta el acto jurídico a nombre o en lugar de otro.
Representación legal
Es la que establece la ley. El legislador determina quiénes son representantes legales, esto es,
personas que por disposición de la ley actúan a nombre de otras que no pueden hacerlo por sí
solas (arts. 43 y art. 671, inciso 3o). Por eso se le llama también representación necesaria.
Representación voluntaria
Es la que tiene su fuente en la voluntad de las personas y se presenta fundamentalmente en el
contrato de mandato, definido en el artículo 2116 CC: “El mandato es un contrato en que una
persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y
riesgo de la primera.
La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo acepta,
apoderado, procurador, y en general, mandatario”.
Sin embargo, mandato no es sinónimo de representación voluntaria:
a) Porque es posible que haya mandato sin representación como sucede en el caso del artículo
2151 CC.:
“El mandatario puede, en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio nombre o al del
mandante; si contrata a su propio nombre, no obliga respecto de terceros al mandante
Es decir, la representación no es un elemento de la esencia del mandato, sino sólo de su
naturaleza (art. 1444 CC), y
b) Porque puede haber representación voluntaria sin mandato, como ocurre en el caso en que
una persona confiere a otra poder de representarla (un acto jurídico unilateral), en cuyo caso la
representación voluntaria existe antes del perfeccionamiento del mandato, sin perjuicio de que para
el ejercicio del poder se deba aceptar el mandato.
También puede haber representación voluntaria sin mandato en el cuasicontrato de agencia
oficiosa (art. 2286 CC), cuando el interesado no ratifica lo que el agente oficioso ha obrado por él y
la gestión le resulta útil (art. 2290 CC). En tal evento la ley impone al interesado el cumplimiento
de las obligaciones que en su nombre ha contraído al agente oficioso. Pero si el interesado ratifica
lo que obró el agente oficioso hay representación voluntaria porque en virtud de su voluntad el
interesado hace suyo lo que ha obrado por el agente oficioso (art. 2286 CC).
La consecuencia de aplicar una u otra teoría es que, en la primera (representación ficción) los
requisitos de existencia y de validez del acto deben concurrir en el representado, con cuya voluntad
actúa el representante, mientras que en la segunda (representación modalidad del acto), tales
requisitos deben concurrir en el representante, que actúa con su propia voluntad.
84. CC CHILENO
La mayoría de los autores estiman que nuestro código acoge la teoría de la representación
ficción. Pero Alessandri indica que un estudio más atento lleva a concluir que el CC acoge la teoría
más moderna:
a) Porque del propio texto del artículo 1448 se concluye que quien realmente contrata es el
representante. En efecto, este precepto señala que se producirá respecto del representado “iguales
efectos que si hubiese contratado él mismo”;
b) Además, porque en el modo de adquirir tradición, los artículos 672 y 673 CC exigen el
OBJETO LÍCITO
87.OBJETO DE LA OBLIGACIÓN
La obligación, que es el objeto del contrato, a su vez tiene un objeto que es la prestación, esto
es, las cosas, hechos o abstenciones a que esas obligaciones se refieren.
Así, por ejemplo, en una compraventa la obligación del vendedor tiene por objeto una cosa que
debe entregar al comprador, y la obligación de éste tiene por objeto el precio.
Los derechos y obligaciones no tienen razón de ser si no se aplican a una cosa o a un hecho, es
decir, a alguna finalidad material.
“Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario:
(...) 3.- que recaiga sobre un objeto lícito;... ”.
Agrega el artículo 1460 que:
"Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se trata de dar, hacer o
80 EDUARDO COURT MURASSO
"Artículo 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno ”.
b) La cosa debe ser comerciable, es decir, susceptible de ser objeto de relaciones jurídico
privadas.
Son incomerciables, por ejemplo, las cosas eque la naturaleza ha hecho comunes a todos los
hombres, como la alta mar y los bienes nacionales o públicos (arts. 585 y 589 CC).
c) Es necesario que la cosa esté determinada a lo menos en cuanto a su género.
La determinación de las cosas puede ser específica o en especie (por ejemplo, un automóvil
que se individualiza por su marca, modelo, año, N° de motor, placa patente); y genérica (un
automóvil Honda Integra) (art. 1508 CC).
Si la determinación es sólo genérica la ley exige, además, que la cantidad sea determinada o
determinable.
“Artículo 1461.2. La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o
contenga datos que sirvan para determinarla”.
En relación con esta norma, el artículo 438, inciso 2 o del CPC, prescribe que “Se entenderá cantidad
líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad sino también la que pueda liquidarse
mediante simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo
suministre”.
En consecuencia:
a) El hecho debe ser físicamente posible. Es físicamente imposible el que es contrario a las leyes
de la naturaleza física.
La imposibilidad física debe ser absoluta, esto es, para cualquiera persona y no sólo para el
deudor específico quien, si no puede cumplir, deberá indemnizar los perjuicios;
El hecho debe ser físicamente posible al momento de contraerse la obligación, porque si la
imposibilidad sobreviene a este momento y hace imposible el cumplimiento de la obligación ya
contraída, la obligación se extingue por el modo de extinguirse las obligaciones denominado
imposibilidad en la ejecución, supuesto que se den los requisitos para que opere este modo
(básicamente, que la imposibilidad sobrevenida de deba a caso fortuito o fuerza mayor, art. 45
CC);
82 EDUARDO COURT MURASSO
La imposibilidad física va variando con los adelantos tecnológicos. Así, por ejemplo,
antiguamente se citaban como casos de imposibilidad física que un hombre vaya a la luna; dar la
vuelta al mundo en un día; el arte de volar, etc.
El hecho será imposible físicamente si, por ejemplo, una persona se obliga a abstenerse de los
latidos del corazón; o a beberse toda el agua del océano, etc.
Corresponde a los jueces del fondo determinar en cada caso si estamos o no frente a un hecho
de esta naturaleza. Se trata de una cuestión de hecho, por lo tanto no susceptible de ser revisada
por la Corte Suprema por la vía del recurso de casación en el fondo.
b) El hecho debe ser moralmente posible.
Es moralmente imposible el hecho que está prohibido por las leyes, o que es contrario a las
buenas costumbres o al orden público.
Las nociones de buenas costumbres y orden público son genéricas y relativas, que varían de un
país a otro, e incluso, dentro de un mismo país, según las épocas y lugares. Así, por ejemplo, a
principios del siglo XX, la jurisprudencia declaró que los espectáculos de boxeo eran contrarios a las
buenas costumbres.
Se trata de reglas legales flexibles e indeterminadas (“conceptos válvula”), cuyo contenido
concreto debe ser determinado por el juez en cada caso particular.
Así, por ejemplo, pueden considerarse hoy día contrarios a las buenas costumbres los contratos
que tienen por objeto el establecimiento o explotación de prostíbulos; las obligaciones que
contraen las prostitutas con el regente del prostíbulo, relativas al comercio sexual; los contratos
que contienen promesa de relaciones sexuales remuneradas; o en que una persona se obliga a
casarse o a reconocer a un hijo a cambio de una suma de dinero, etc.
Pueden considerarse contrarios al orden público los pactos que alteran la capacidad o el estado
de las personas; los que alteran la organización de la familia; los que atentan contra la
personalidad humana, como el comercio de esclavos; las que alteran la organización de la
propiedad territorial, etc.
Corresponde a los jueces del fondo determinar en cada caso si un hecho contraviene o no las
buenas costumbre o el orden público.
Se trata también de una cuestión de hecho, por lo tanto no susceptible de ser revisada por la
Corte suprema por la vía del recurso de casación en el fondo.
Por último, si el hecho está prohibido por la ley, el acto adolece de nulidad absoluta por objeto
ilícito (arts. 10, 1466, 1682, inciso Io CC).
c) El hecho debe ser determinado', debe tratarse de un hecho o abstención precisos, porque el
deudor debe saber qué debe y el acreedor debe saber qué puede exigir al deudor.
92. SANCIÓN POR LA FALTA DE OBJETO
La sanción por la falta de objeto en doctrina es la inexistencia jurídica del acto, por la omisión
de un requisito de existencia del mismo.
Sin embargo, autores como Alessandri que estiman que en Chile no tiene cabida la inexistencia
jurídica como sanción porque el CC sólo regula la nulidad, opinan que la sanción por la falta de
objeto es la nulidad absoluta del acto, porque al no tener objeto el acto, habría omisión de un
requisito que la ley prescribe para el valor del acto o contrato en consideración a su naturaleza o
especie (art. 1682, inciso 1o CC).
93. OBJETO ILÍCITO
La ley no define el objeto ilícito (a diferencia de la causa ilícita, definida en el artículo 1467 CC),
sino que sólo indica los requisitos que debe reunir el objeto (art. 1461 CC) y “tipifica”
taxativamente los casos en que hay objeto ilícito (arts. 1462 al 1466 CC).
"Artículo 1462. Hay un objeto ilícito en todo lo que contraviene al derecho público chileno. Así la
promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, es nula por
el vicio del objeto”.
Las leyes de derecho público son generalmente de orden público. Así, habría objeto ilícito en un
contrato por el cual se limite la libertad de conciencia, porque atenta contra normas
constitucionales; o en una estipulación mediante la cual las partes desconozcan las reglas sobre
jurisdicción y competencia del COT; o en un contrato en que se estipulen delitos y penas o se
establezca que no ‘serán delito determinadas conductas tipificadas por la ley penal como tales; o
en que las partes se conciertan para derrocar al gobierno legítimamente establecido, etc.
En cuanto al ejemplo que da el artículo 1462, en cuanto a que es nula por el vicio del objeto la
promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, debe
tenerse presente que la ley no prohíbe a las partes de un acto o contrato someterse a una
jurisdicción extranjera, porque éstas sí se encuentran reconocidas por las leyes chilenas (arts. 242
y siguientes del CPC). Lo que la ley prohíbe es la promesa de someterse a una jurisdicción no
reconocida por las leyes chilenas.
La validez de las cláusulas de sumisión a una jurisdicción extranjera es reconocida por el
artículo 318 del Código de Bustamante y en la Ley sobre Arbitraje Internacional (Ley 19.971),
frecuentes en la actualidad en los denominados contratos internacionales. Así lo ha declarado la
jurisprudencia reciente.
84 EDUARDO COURT MURASSO
2) Hay objeto ilícito en los pactos sobre sucesión futura (art. 1463)
"Artículo 1463. El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede ser
objeto de una donación o contrato, aun cuando intervenga el consentimiento de la misma persona.
Las convenciones entre la persona que debe una legítima y el legitimario, relativas a la misma
legítima o a mejoras, están sujetas a las reglas especiales contenidas en el título De las
asignaciones forzosas
La ley prohíbe los denominados pactos sobre sucesión futura, esto es, que se disponga del
derecho de suceder por causa se muerte a una persona que aún se encuentra viva, porque el
legislador considera estos pactos inmorales (se especularía con la muerte de una persona) y
peligrosos (podrían llevar a quitarle la vida al futuro causante).
Estos pactos pueden ser de diversas clases:
a) Pactos de renuncia, en que una persona, en vida del causante, renuncia desde ya a
Excepción
Excepcionalmente nuestra legislación permite un pacto sobre sucesión futura, llamado “pacto
de no mejorar” (art. 1204 CC), que es un pacto de institución-.
“Artículo 1204. Sisel difunto hubiere prometido por escritura pública entre vivos a su cónyuge o
a alguno de sus descendientes o ascendientes, que a la sazón era legitimario, no donar, ni asignar
por testamento parte alguna de la cuarta de mejoras, y después contraviniere a su promesa, el
favorecido con ésta tendrá derecho a que los asignatarios de esa cuarta le enteren lo que le habría
valido el cumplimiento de la promesa, a prorrata de lo que su infracción les aprovechare.
Cualesquiera otras estipulaciones sobre la sucesión futura, entre un legitimario y el que le debe
la legítima, serán nulas y de ningún valor”.
Este pacto se estudia en Derecho Sucesorio.
3) Hay objeto ilícito en la condonación anticipada e del dolo (art. 1465)
“Artículo 1465. El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto al
dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del dolo futuro no
vale”.
El dolo no puede renunciarse anticipadamente, porque significaría autorizar de antemano el
proceder de mala fe y posiblemente se convertiría en una cláusula de “estilo” en los contratos, que
la parte económicamente más fuerte impondría a la otra.
Además, con una cláusula de renuncia del dolo se estaría dejando al arbitrio del deudor el
cumplir o no con sus obligaciones, con lo que desaparecería la esencia misma de la obligación.
Pero puede renunciarse con posterioridad a los hechos dolosos, siempre que se haga mención
expresa del dolo pertinente, en cuyo caso no se renuncia propiamente al dolo, sino al cobro de los
perjuicios derivados de ese dolo.
Pero como expresamos al tratar del dolo, Eugenio Velasco Letelier estima que esta norma
contiene un ejemplo, relativo a la condonación del dolo contenido en una cuenta y luego establece
la regla general de prohibición de condonar el dolo futuro.
En cambio, Avelino León opina que el artículo 1465 regula dos situaciones distintas: (a) la
condonación del dolo contenido en una cuenta, esto es, dolo presente o pasado, que debe ser
expresa, con conocimiento del dolo que se contiene en ella; y (b) la condonación del dolo futuro,
generalmente genérica y que acarrea nulidad absoluta por objeto ilícito.
4) Hay objeto ilícito en los actos y contratos prohibidos por las leyes (art. 1466 CC)
“Artículo 1466. Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar, en la
venta de libros cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de láminas, pinturas y
estatuas obscenas, y de impresos condenados como abusivos de la libertad de la prensa; y
generalmente en todo contrato prohibido por las leyes ”.
Este precepto contiene varios casos de objeto ilícito y establece en su parte final, la regla: hay
objeto ilícito, en general, en los actos prohibidos por las leyes.
Los casos a que se refiere son:
a) Deudas contraídas en juego de azar.
3. -De las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor
consienta en ello;
4. -De especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el litigio
Parte de la doctrina estima que, por aplicación de esta norma, tampoco pueden venderse las
cosas a que se refiere el artículo 1464.
Sin embargo, Eugenio Velasco Letelier estima que para determinar si se pueden vender o no
estas cosas, debe establecerse si el artículo 1464 prohíbe o no su enajenación. Si la prohíbe,
tampoco se pueden vender estas cosas. En caso contrario, estas cosas sí podrán ser objeto de
venta, aunque no de enajenación.
A este respecto, señala este autor que sólo los numerales 1 y 2 del artículo 1464 son leyes
prohibitivas, pero no lo son los numerales 3 y 4. Estos últimos constituyen nada más leyes
imperativas, porque el acto de enajenación puede llevarse a cabo cumpliendo con ciertos
requisitos.
En consecuencia, sería nula por objeto ilícito la venta de las cosas comprendidas en los
numerales 1 y 2 del artículo 1464 y valida la venta de las cosas incluidas en los números 3 y 4 del
mismo artículo.
88 EDUARDO COURT MURASSO
4. Enajenación de especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce en el litigio
Hay objeto ilícito en la enajenación de las cosas litigiosas, esto es, de los bienes muebles o
inmuebles cuya propiedad o dominio discuten en un juicio el demandante y el demandado.
El CPC complementó el numeral 4 del artículo 1464 CC, estableciendo en su artículo 296, inciso
2o, que “Para que los objetos que son materia del juicio se consideren comprendidos en el número
4 del artículo 1464 del Código Civil, será necesario que el tribunal decrete prohibición respecto de
ellos”.
Además, si la prohibición recae sobre un bien raíz, habrá que inscribirla “en el registro del
Conservador respectivo, y sin este requisito no producirá efecto respecto de terceros” (art. 297
CPC).
95. SANCIÓN DEL OBJETO ILÍCITO
Es la nulidad absoluta del acto (art. 1682, inciso 1 o CC).
CAUSA LÍCITA
90 EDUARDO COURT MURASSO
“Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario:
(...) 4.- que tenga una causa lícita... ”.
El anticausalismo
La teoría clásica de la causa ha sido duramente criticada por Planiol, que la califica de falsa e inútil
a la vez.
La causa final es falsa
Porque fue erróneamente tomada por Domat del derecho romano. El concepto de causa no
cabía en este derecho como lo concibió Domat porque en él las obligaciones eran independientes y
aisladas entre sí y, por otra parte, la pura liberalidad jamás se concibió como causa en el derecho
romano.
Además, en los contratos bilaterales las obligaciones que se sirven recíprocamente de causa,
nacen en el mismo momento, de manera que mal puede ser una de ellas causa de la otra, porque
la causa debe preceder al efecto.
En los contratos reales, la causa de la obligación de restituir no puede ser la entrega previa de
la cosa, porque esa entrega es un requisito esencial para que el contrato se perfeccione, de
manera que conforme al criterio de Domat la causa de la obligación sería el contrato mismo.
En los contratos gratuitos la teoría clásica confunde la causa con los motivos, porque es
imposible separar el solo propósito de hacer una liberalidad de los motivos que tuvo el contratante
para obligarse.
La cansa final es inútil
En los contratos bilaterales es inútil porque la causa de la obligación de una de las partes es el
92 EDUARDO COURT MURASSO
objeto de la obligación de la otra, de manera que la falta de causa de una de las obligaciones
implicaría necesariamente la falta de objeto de la otra y por eso, por falta de objeto y no de causa,
el contrato no produciría efectos.
En los contratos reales de nada sirve afirmar que si no hay entrega la obligación carece de
causa, porque si no hay entrega no hay contrato y, por ende, no hay tampoco obligación.
Por último, en los contratos gratuitos si no hay intención liberal, faltaría el consentimiento y en
consecuencia el contrato no produciría efectos por esa circunstancia.
98.El NEOCAUSALISMO
El neocausalismo o doctrina del fin económico, movimiento que encabezó Henri Capitant, surge
como reacción a las críticas formuladas a la teoría de la causa final.
Concibe la causa como el motivo de orden pecuniario que induce a contratar, dejando de lado
los móviles psicológicos y las razones jurídicas o causa final.
No busca la causa en el acto o contrato mismo, porque aquí se confunde la causa con el
consentimiento o con el objeto, sino ella debe encontrarse con anterioridad al acto o contrato. La
expresión causa supone esta precedencia. Antes de su celebración, las partes se proponen alcanzar
mediante su celebración un resultado determinado
y eso es lo que constituye la causa: la finalidad económica perseguida por las partes mediante el
acto o contrato. Responde a la pregunta ¿para qué se contrata?
En los contratos bilaterales, el neocausalismo postula que la noción de causa no sólo es
necesaria para justificar la formación del contrato, sino también para justificar ciertos efectos del
mismo, como la resolución por inejecución (art. 1489 CC) y la excepción de contrato no cumplido
(art. 1552 CC), que tendrían su fundamento en la falta de causa.
Como expresamos con anterioridad, actos jurídicos abstractos son aquellos que no expresan la
causa del negocio ni la llevan incorporada en sí, razón por la cual no podrían ser invalidados por
ausencia de causa, como el caso del cheque, la letra de cambio y el pagaré; o de la renuncia de un
derecho, etc.
Razones de seguridad del tráfico mercantil justifican la existencia de estos actos.
Prueba de la causa
El artículo 1467 contiene una presunción simplemente legal de causa al señalar que “no es
necesario expresarla”.
De manera que el deudor debe acreditar la falta de causa.
Por ejemplo, si las partes transigen sobre un pleito terminado, la transacción carece de causa;
lo mismo si un heredero paga un legado basado en un testamento revocado, y en general, cuando
se celebra un compromiso para remediar una situación que no existe.
Sin embargo, si se trata de un acto gratuito, siempre habrá causa porque “La pura liberalidad o
beneficencia es causa suficiente” (art. 1467).
LAS FORMALIDADES
que la ley prescribe para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de
ellos.
Además, es importante tener en cuenta que si se omite una solemnidad prescrita por la ley para
el acto jurídico, ese acto no podrá probarse por ningún otro medio de prueba, según dispone el
artículo 1701, inciso 1o CC:
“Artículo 1701.1. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los
actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad;... ” (en relación con el artículo 18
CC).
Las formalidades habilitantes no están exigidas en consideración al contrato en sí, sino al sujeto
interviniente.
Por lo mismo, su inobservancia no acarrea la nulidad absoluta, sino la nulidad relativa (art.
1682, incisos 1o y 3o CC).
111. CONCEPTO
Son elementos de la naturaleza del acto jurídico los que no siendo esenciales en él, se
entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial (art. 1444 CC).
Aunque las partes nada digan, estos elementos se entienden incorporados por la ley al acto
jurídico (leyes supletorias de la voluntad de las partes). Pero las partes pueden abolirlos (art. 12
CC).
Así, por ejemplo, la obligación de saneamiento en la compraventa (art. 1837 CC); la condición
resolutoria tácita en los contratos bilaterales (art. 1489 CC); el plazo en el mutuo (art. 2200 CC) y
en las operaciones de crédito de dinero (art. 13 de la ley N° 18.010), etc.
112. CONCEPTO
Son elementos accidentales al acto jurídico aquellos que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales (artículo 1444).
Son elementos de esta clase las modalidades.
113. MODALIDADES
Las modalidades son maneras particulares de ser de la obligación, que el autor o partes
introducen en el acto jurídico mediante cláusulas especiales, y que alteran sus efectos normales, ya
sea en cuanto al nacimiento, ejercicio o extinción de la obligación.
En un sentido restringido, sólo son modalidades la condición, el plazo y el modo. Algunos
100 EDUARDO COURT MURASSO
C. Modo
El modo es más bien propio de las asignaciones testamentarias y consiste en la aplicación o
destinación especial que debe dar el asignatario, por voluntad del testador, a los bienes asignados.
“Artículo 1089. Si se asigna algo a una persona para que lo tenga por suyo con la obligación de
aplicarlo a un fin especial, como el de hacer ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta
aplicación es un modo y no una condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende la
adquisición de la cosa asignada”.
“fuerza obligatoria del contrato” o pacta sunt servanda (art. 1545 CC).
“Artículo 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede
ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales ”.
Excepciones
Constituyen una excepciones a este principio la estipulación en favor de otro (art. 1449 CC) y el
contrato colectivo, que se estudian en el curso de “Contratos”.
B. Terceros relativos
Son aquellas personas que no han concurrido al acto, pero que con posterioridad tienen
relaciones jurídicas con el autor o partes de ese acto, en relación a los derechos y obligaciones
emanadas de tal acto.
Son terceros relativos:
a) Los sucesores a título singular, y
b) Los acreedores de las partes.
Los sucesores a titulo singular
Son las personas que suceden o continúan al titular en un bien o de un derecho, pero sólo
respecto de ese bien o derecho específico, ya por acto entre vivos o mortis causa.
Así, es sucesor a título singular por acto entre vivos el comprador, el donatario de un bien, el
cesionario de un crédito; y es sucesor a título singular por causa de muerte, el legatario.
“Artículo 1104.1. Los asignatarios a título singular, con cualesquiera palabras que se les
llame, y aunque en el testamento se les califique de herederos, son legatarios: no representan al
testador: no tienen más derechos ni cargas que los que expresamente se les confieran o impongan
¿Afectan a los sucesores a título singular los actos o contratos ejecutados o celebrados por su
antecesor o causante relativos al bien o derecho en que suceden?
La situación es diversa según la naturaleza del acto relativo al bien o derecho y ejecutado con
anterioridad al traspaso:
a) Si del acto ha surgido un derecho real que grava al bien, como una hipoteca, usufructo,
prenda o servidumbre, este derecho va a afectar al sucesor en razón del carácter real, erga omnes,
que reviste tal derecho.
b) Si del acto han surgido obligaciones que, según la ley, “siguen a la cosa misma” (obligaciones
reales, ambulatorias o propter rem), estas obligaciones van a afectar al adquirente. Por ejemplo, la
obligación de pagar las expensas comunes de un piso o departamento, conforme al artículo 4 o,
inciso 4o de la Ley de Copropiedad Inmobiliaria; o ciertas obligaciones tributarias o provisionales
anexas al dominio de un establecimiento comercial o industrial.
El problema es determinar acaso afectan al sucesor a título singular las obligaciones
contractuales asumidas por el antecesor y que incidan en la cosa o derecho.
Por ejemplo, si el antecesor se obligó a no edificar; o a no establecer un establecimiento de
comercio, etc.
En aplicación del principio del efecto relativo del contrato la doctrina estima que son inoponibles
al sucesor a título singular las obligaciones de origen convencional contraídas por su antecesor en
el bien o derecho.
Los acreedores de las partes
En principio, los acreedores de las partes no pueden resultar beneficiados ni perjudicados por el
acto o contrato celebrado por su deudor. Este acto o contrato no genera derechos ni obligaciones
para ellos.
No obstante, el derecho de prenda general de los acreedores (art. 2465 CC) no impide al
deudor gestionar sus bienes, de manera que los actos o contratos que convenga el deudor son
oponibles a sus acreedores, en el sentido de que éstos deben soportar las contingencias de
empobrecimiento del patrimonio del deudor.
Esta regla reconoce dos excepciones:
a) Los actos fraudulentos del deudor en perjuicio de los acreedores, que éstos podrán impugnar
vía acción pauliana, revocatoria o directa (art. 2468 CC), y
b) Los actos simulados absoluta o relativamente, que los acreedores también podrán impugnar
vía acción de nulidad o de simulación.
106 EDUARDO COURT MURASSO
CAPÍTULO VI
INEFICACIA DEL ACTO JURÍDICO
B. La revocación
La revocación es un modo de extinción de un acto jurídico en virtud de la voluntad unilateral del
autor del acto jurídico, si éste es unilateral, o de una de las partes de un acto jurídico bilateral.
Esta forma de ineficacia es propia de los actos unilaterales, por ejemplo, la revocación de la
oferta por parte del oferente; la revocación de un testamento, etc.
En cambio, en actos bilaterales, la revocación es excepcional, puesto que la regla general es la
resciliación (art. 1545 CC): “Las cosas se deshacen como se hacen”.
Excepcionalmente la revocación procede en actos bilaterales. Por ejemplo, la revocación del
mandato por voluntad del mandante (art. 2163 N° 3 CC) o del mandatario (art. 2163 N° 4 CC); la
revocación del comodato precario por voluntad del comodante (art. 2194 CC); la revocación del
contrato de arrendamiento a término indefinido a través del desahucio (art. 1951 CC); de la
sociedad civil (art. 2108 CC), etc.
C. La resolución
La resolución es el efecto de la condición resolutoria cumplida.
Condición resolutoria, en general, es un hecho futuro e incierto del cual depende la extinción de
una obligación (“Artículo 1479. La condición se llama....resolutoria, cuando por su cumplimiento se
extingue un derecho”).
Por ejemplo: “Te regalo mi casa, pero si te vas al extranjero me la restituirás”.
Mientras la condición resolutoria se encuentra pendiente (en el ejemplo, estará pendiente
mientras el deudor condicional no se vaya al extranjero), el acto produce sus efectos como si fuera
puro y simple: el deudor tiene su derecho pero expuesto a perderlo si la condición se cumple.
Si la condición resolutoria se cumple (el deudor condicional se va al extranjero), se produce la
resolución del acto o contrato y su derecho se extingue, queda sin efecto, se resuelve', por eso se
dice que “resolución” es simplemente el efecto que produce el cumplimiento de una condición
resolutoria.
"Artículo 1487. Cumplida la condición resolutoria, deberá restituirse lo que se hubiere recibido
bajo tal condición...
Cuando el hecho del cual depende la extinción del derecho es el incumplimiento de cualquiera
de las obligaciones de una de las partes en los contratos bilaterales, pasa a llamarse “condición
resolutoria tácita” (art. 1489 CC).
D. La terminación
Es la resolución en los contratos de tracto sucesivo. Se caracteriza porque opera sólo hacia el
futuro (ex nunc), esto es, sin efecto retroactivo.
E. La caducidad
Es una forma de ineficacia de un acto jurídico que se produce cuando la ley o la voluntad del
hombre prefijan un plazo para el ejercicio de un derecho o para la realización de un acto jurídico.
Por ejemplo, los testamentos privilegiados (verbal, militar y marítimo) caducan en los casos
señalados en los artículos 1036, 1046 y 1053 CC. Asimismo, si en un contrato de promesa las
partes estipulan un plazo (art. 1554 N° 3 CC) dentro del cual deberá celebrarse el contrato
prometido y éste no se celebra, se producirá la caducidad de la promesa.
108 EDUARDO COURT MURASSO
LA INEXISTENCIA JURÍDICA
ley para el valor del acto en consideración a su naturaleza (art. 1682, inciso 1 o).
¿Cuáles son estos casos?
Desde luego, el artículo 1682, inciso 1 o, establece expresamente como causales de nulidad
absoluta, dos casos que en doctrina son de inexistencia'.
a) Los actos de los absolutamente incapaces, y
b) La omisión de requisitos o formalidades exigidas por la ley para el valor del acto en
consideración a su naturaleza, esto es, la omisión de una solemnidad.
De esta manera, esta opinión sólo tiene que incluir en la causal genérica de nulidad absoluta las
siguientes causales de inexistencia: La falta objeto, la falta causa, y la falta de voluntad no
determinada por actos de absolutamente incapaces, es decir, el caso del error esencial y de los
actos de los ebrios, sonámbulos e hipnotizados.
Si faltan algunos de estos requisitos, se ha omitido un requisito o formalidad exigida por la ley
para el valor del acto en consideración a su naturaleza, requisitos que exigiría el artículo 1445 CC.
a) De los artículos 1444 y 1681 CC se desprende en forma clara que el legislador distingue entre
inexistencia y nulidad. En efecto, en el primero la ley señala que si falta en el acto una cosa de su
esencia, “no produce efecto alguno” y no dice que sea “nulo”; y en el segundo, establece que es
“nulo” el acto al cual falta un requisito que la ley exige para su “valor”, pero no será tal si le falta
un requisito de existencia.
b) Igualmente, la diferencia entre inexistencia y nulidad aparece de manifiesto en muchas
disposiciones del CC. Principalmente:
“Artículo 1443. El contrato... es solemne cuando está sujeto a la observancia de ciertas
formalidades especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto civil... ”.
“Artículo 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos
y contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o
celebrados aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto
plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno ”.
“Artículo 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y
en el precio; salvas las excepciones siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se
reputan perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública”.
"Artículo 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno
"Artículo 2055. No hay sociedad, si cada uno de los socios no pone alguna cosa en común, ya
consista en dinero o efectos, ya en una industria, servicio o trabajo apreciable en dinero.
Tampoco hay sociedad sin participación de beneficios”.
c) Si bien es cierto que el CC no reglamenta la inexistencia, ello no es obstáculo para acogerla,
porque los requisitos de existencia son presupuesto de las disposiciones legales.
Para esta doctrina sólo pueden restar como causales de inexistencia aquellas no contempladas
especialmente por el legislador como causales de nulidad absoluta, es decir, la falta de voluntad no
determinada por los actos de los absolutamente incapaces, la falta de objeto y la falta de causa.
126. JURISPRUDENCIA
La jurisprudencia ha acogido la inexistencia jurídica, en ocasiones, en materia de matrimonio.
En el ámbito del derecho patrimonial en general ha sido reacia a aceptarla.
"Artículo 6o. Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas
dictadas conforme a ella. Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o
integrantes de dichos órganos como a toda persona, institución o grupo. La infracción de esta
norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley”.
"Artículo 7o. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus
integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley. Ninguna
magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les
hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes. Todo acto en contravención a este
artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale ”.
Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas
conforme a ella (principio de sujeción de los órganos del Estado a la Constitución y a las leyes) y
todo acto que contraviene o infringe esta sujeción de los órganos del Estado a la Carta
Fundamental y demás normas subordinadas a ella es nulo, nulidad que se denomina “nulidad de
derecho público”, para diferenciarla de la nulidad de derecho privado que establece el CC en los
arts. 1681 y siguientes, respecto de la cual tiene características radicalmente opuestas.
Así, se dice que la nulidad de derecho público tiene como características:
a) Se trata de una nulidad de pleno derecho;
b) No puede sanearse por medio de la convalidación;
c) La acción para hacerla valer sería imprescriptible.
Esta última característica ha sido debatida por los autores y la jurisprudencia. Los tribunales han
sostenido a veces que la acción es imprescriptible', pero en otras ocasiones han fallado que dicha
acción prescribe, por aplicación del artículo 2497 del CC, que hace aplicables al Fisco las normas
civiles sobre prescripción. En fin, en otros fallos se ha sostenido que si bien la acción para pedir la
nulidad de un acto de la administración no prescribe, sí prescriben, conforme a las reglas
generales, las acciones destinadas a reclamar los efectos patrimoniales derivados de la declaración
de nulidad.
Esta materia se estudia en Derecho Constitucional y en Derecho Administrativo.
B.Nulidad procesal
La nulidad procesal tiene por objeto privar de sus efectos a un acto procesal vicioso o irregular,
es decir, a un acto procesal que se ha ejecutado sin que se hayan observado los requisitos o
formalidades que la ley procesal establece respecto de ellos, por ejemplo, la nulidad de la
notificación de la demanda, por no haber sido efectuada en forma legal.
Diversas disposiciones del CPC se refieren a ella (arts. 55, 80, 83 a 86, y otros). La nulidad
procesal sólo puede obtenerse dentro del juicio del cual el acto procesal forma parte y mientras el
juicio se encuentre pendiente (in limine litis). Ya no se puede pedir cuando la sentencia definitiva
(de única, de 1a o de 2a instancia) se encuentra firme o ejecutoriada, porque produce el efecto de
cosa juzgada (arts. 158, 174 y 175 y siguientes del CPC).
Por otra parte, la nulidad procesal sólo puede obtenerse por los medios que la ley procesal
establece para ello.
Los medios directos para obtenerla son:
a) La declaración de nulidad de oficio (art. 83 del CPC);
b) El incidente de nulidad (arts. 83 y siguientes del CPC), y
c) El recurso de casación en la forma (arts. 764 y 765 CPC).
La expresión “casación”, viene de cassare, que significa precisamente “anular”. El recurso de
casación en la forma es un recurso extraordinario que procede contra ciertas resoluciones judiciales
que se indican en el artículo 766 del CPC y tiene por objeto que se invaliden estas resoluciones por
vicios cometidos en la dictación de la sentencia o durante la sustanciación del juicio.
Sólo procede en virtud de las causales que la ley señala en el artículo 768, en relación con los
artículos 795 y 800 del CPC.
Esta materia se estudia en Derecho Procesal.
deliberadamente de los efectos de la nulidad, principio que se desprende de los artículos 1683,
1685, 1687 y 1468 del CC: nemo auditur quem propiam turpitudinem allegans.
Como toda sanción, la nulidad es de derecho estricto y no procede su aplicación por analogía.
Así, la jurisprudencia ha señalado que la prohibición que establece el artículo 1796 CC para
celebrar el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente, no puede
extenderse a la dación en pago, por mucha similitud que exista entre ambas instituciones.
3) La nulidad se produce por la falta de requisitos que la ley prescribe para el valor del acto o
contrato
En efecto, la omisión de cualquier requisito de un acto o contrato no acarrea su nulidad, sino
que esta sanción opera cuando se han omitido requisitos que apuntan a la validez del mismo,
trátese de los requisitos generales de validez a que alude el artículo 1445 CC o de los especiales o
particulares de cada acto o contrato (art. 1444 CC).
Dentro de los primeros tenemos, por ejemplo, la capacidad del autor o partes y, dentro de los
segundos, la cosa y el precio en la compraventa.
Cuando se omite un requisito de validez del acto, la sanción es la nulidad (arts.
1681 y 1682 CC), a menos que de propia ley haya señalado otro efecto para el caso de
contravención (art. 10 CC).
Así ocurre, por ejemplo, en los artículos 114, 115, y 116 CC, en materia de impedimentos para
el matrimonio, y en los artículos 407 y 1757 inciso 1 o parte final CC, en que la sanción es la
inoponibilidad de los efectos del contrato en lo que exceda del término legal.
4) La nulidad tiene lugar cuando se omiten requisitos prescritos por la ley
Sólo la falta de requisitos legales acarrea nulidad, comprendiendo dentro de la expresión los
decretos leyes y los decretos con fuerza de ley.
La omisión de requisitos establecidos en reglamentos, decretos o instrucciones no produce
nulidad. Sin embargo, cabe tener presente que el denominado “Reglamento” del Conservador de
Bienes Raíces es, en verdad, un D.F.L., dictado en virtud de la autorización conferida por el artículo
695 CC:
“Un reglamento especial determinará en lo demás los deberes y funciones del Conservador, y la
forma y solemnidad de las inscripciones
Por lo mismo, la omisión de requisitos prescritos en él puede acarrear la nulidad del acto. Así lo
ha declarado la jurisprudencia.
5) Las únicas obligaciones que pueden extinguirse por la nulidad son las que provienen de un acto
o contrato
Así se infiere de los artículos 1681 y 1445 CC. Además esta conclusión es lógica, pues la nulidad
se produce precisamente por la omisión de requisitos, omisión que sólo puede tener lugar respecto
de un acto o contrato.
La nulidad total es aquella que afecta a todo el acto o contrato y en términos generales puede
decirse que se produce cuando la infracción cometida es de tal entidad que compromete la esencia
misma del acto o contrato.
Por ejemplo:
“Artículo 1007. El testamento en que de cualquier modo haya intervenido la fuerza, es nulo en
todas sus partes
Nulidad parcial es aquella que afecta a una o más cláusulas del acto o contrato, subsistiendo las
demás con plena validez.
Se produce cuando la infracción cometida no compromete la esencia misma del acto o contrato,
de manera que puede subsistir, según la ley y la intención de las partes, sin la cláusula viciada. La
nulidad parcial es aplicación del principio de conservación de los actos jurídicos.
Por ejemplo:
"Artículo 1058. La asignación que pareciere motivada por un error de hecho, de manera
que sea claro que sin este error no hubiera tenido lugar, se tendrá por no escrita”.
"Artículo 1060. No vale disposición alguna testamentaria que el testador no haya dado a
conocer de otro modo que por sí o no, o por una señal de afirmación o negación, contestando a
una pregunta
"Artículo 1061. No vale disposición alguna testamentaria en favor del escribano que
autorizare el testamento, o del funcionario que haga las veces de tal, o del cónyuge de dicho
escribano o funcionario, o de cualquiera de los ascendientes, descendientes, hermanos,
cuñados, empleados o asalariados del mismo.
No vale tampoco disposición alguna testamentaria en favor de cualquiera de los testigos, o de
su cónyuge, ascendientes, descendientes, hermanos o cuñados”.
Nulidad parcial en la Ley N° 19.496 sobre Protección de los Derechos de los Consumidores
"Artículo 16 A. Declarada la nulidad de una o varias cláusulas o estipulaciones de un contrato
de adhesión, por aplicación de alguna de las normas del artículo 16, éste subsistirá con las
restantes cláusulas, a menos que por la naturaleza misma del contrato, o atendida la intención
original de los contratantes, ello no fuere posible. En este último caso, el juez deberá declarar
nulo, en su integridad, el acto o contrato sobre el que recae la declaración
palabra “rescindir” para aludir a supuestos que en realidad son de resolución (por ejemplo, en los
arts. 1852, inciso final, 1857, 1860, 1426, etc.); o simplemente cuando quiere referirse a que un
acto queda sin efecto, como ocurre en los artículos 93 y 94, relativos a la mal llamada “rescisión”
del decreto de posesión definitiva en la muerte presunta.
En fin, en el artículo 1567 usa la expresión “darla por nula”, para referirse a la resciliación.
Conceptos de nulidad absoluta y relativa
La nulidad absoluta tiene lugar por la falta de requisitos que atañen al acto o contrato en
atención a su naturaleza o especie.
La nulidad relativa, por la falta de requisitos que la ley establece en atención a la calidad o
estado el autor o partes que intervienen en el acto o contrato o a la manifestación no viciada de la
voluntad.
1a característica: Puede y debe ser declarada por el juez aun sin petición de parte cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato.
En otras palabras, el juez puede y debe declarar de oficio la nulidad absoluta, pese a que el
juez en materia civil normalmente actúa a petición de la parte (articulo 10 COT).
La justificación de esto es el hecho de que la nulidad absoluta se halla establecida en el interés
de la moral y de la ley, lo que no se advierte en la nulidad relativa.
La expresión puede significa que el juez tiene jurisdicción y competencia para declarar la
nulidad absoluta en el litigio en que el acto viciado es invocado; y la expresión debe significa que
está obligado a hacerlo, aun cuando las partes no tengan interés alguno en que ella sea declarada.
Así lo dispone también el artículo 11 CC:
“Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito de precaver un fraude, o de
proveer a algún objeto de conveniencia pública o privada, no se dejará de aplicar la ley, aunque
se pruebe que el acto que ella anula no ha sido fraudulento o contrario al fin de la ley ”.
¿Cuándo se entiende que la nulidad aparece “de manifiesto” en el acto o contrato?
Según la doctrina esto sucede cuando el vicio respectivo se manifiesta, se exterioriza, aparece
del solo examen del título sin necesidad de recurrir a otros antecedentes como por ejemplo, si se
presenta al juez una compraventa de bienes raíces celebrada por escritura privada, en que falta la
solemnidad de la escritura pública exigida por el artículo 1801 CC; o un testamento que aparece
otorgado ante un testigo (arts. 1014 y 1021 CC); o el reconocimiento de un hijo efectuado en
escritura privada (art. 187 CC), etc.
En cambio, si el juez por ejemplo se cerciorara durante el juicio que una de las partes ha
enajenado un objeto embargado, no podría declarar la nulidad de oficio.
2a característica: Puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto el que ha
ejecutado el acto o celebrado el contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba.
Varias cuestiones relevantes se plantean en torno al interés de quien alega la nulidad.
En primer lugar, se ha sostenido que este interés debe ser actual.
La actualidad del interés de quien solicita la declaración de nulidad absoluta es un punto que
tampoco admite discusión en nuestro medio, sin perjuicio de observarse dos criterios para
determinar el momento en que el solicitante debe entender comprometido su interés, pues la ley
no señala plazo o época en que el interés deba producirse.
Parte de la doctrina y jurisprudencia señalan que el interés debe existir al tiempo de solicitarse
la declaración de nulidad.
Sin perjuicio de lo anterior, hay quienes sostienen que parece más ajustado a los principios
generales y al texto del artículo 1683 de que el interés deba existir al momento de la celebración
del acto o contrato o de su cumplimiento, pues el perjuicio seguido al solicitante que justifica su
solicitud proviene de la celebración del acto o contrato nulo o del cumplimiento de una obligación
consecuencialmente nula: tal interés nace conjuntamente con el acto o contrato.
La jurisprudencia no ha sido uniforme. En ocasiones, ha entendido que el interés necesario para
alegar la nulidad debe existir durante el tiempo a que se refiere el artículo 1683, reconociendo la
legitimación activa de los herederos del contratante para instar por la declaración de la nulidad del
acto en tanto no se haya saneado por el transcurso de los 10 años e incluso entendiendo que a la
época de su celebración carecían del interés respectivo, bastando que lo tengan efectivamente al
momento de deducir la demanda. Sin embargo, también ha hecho referencia expresa a que la
actualidad del interés debe existir al tiempo de producirse el vicio, entendiendo que de esa forma
existiría la relación necesaria entre el vicio y el interés.
En segundo lugar, se ha discutido acaso el interés para alegar la nulidad absoluta debe ser
exclusivamente económico o pecuniario o bien basta con un interés moral.
La mayor parte de la doctrina y jurisprudencia nacional coinciden en que dicho interés debe ser
pecuniario, esto es, susceptible de ser apreciado en dinero; por consiguiente, sería insuficiente un
interés meramente moral o afectivo. Únicamente el Ministerio Público podría pedir la declaración de
la nulidad absoluta en el solo interés de la moral (Claro Solar, Alessandri, Vial, Rodríguez y otros).
Sin embargo, algunos estiman que el interés de quien alega la nulidad puede no ser
patrimonial, porque la nulidad absoluta se fundamenta en la defensa de intereses superiores, y
éstos no deberían limitarse a un interés meramente económico: los intereses morales y
extrapatrimoniales deben también ser protegidos de una manera eficaz (López, Domínguez Aguila).
Por último, la nulidad absoluta puede alegar por quien tenga interés “en ello”. Esto significa
interés en ¡a declaración de nulidad, de manera que la titularidad de la acción no se limita a
quienes tienen interés en el acto o contrato.
Inhabilidad para solicitar la nulidad absoluta
No puede pedirla “el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato sabiendo o debiendo
saber el vicio que lo invalidaba”.
La sanción es para las partes del acto o contrato y no para terceros: no puede pedir la nulidad
122 EDUARDO COURT MURASSO
“Si de parte del incapaz ha habido dolo para inducir al acto o contrato, ni él ni sus herederos o
cesionarios podrán alegar nulidad”.
Por ejemplo, si un menor adulto adultera su certificado de nacimiento para hacerse pasar por
mayor de edad.
Se trata del principio nenio auditur, que en este caso la ley expresamente extiende a los
herederos.
Pero debe tenerse presente que según el mismo precepto, “la aserción de mayor edad, o de no
existir la interdicción u otra causa de incapacidad, no inhabilitará al incapaz para obtener el
pronunciamiento de nulidad”.
La norma se justifica como una sanción a la negligencia del otro contratante, que no se cerciora
de la veracidad de la afirmación.
Ratificación y convalidación
Aunque la ley habla de “ratificación” de la nulidad relativa, en verdad se trata de una
confirmación o convalidación de acto nulo.
En efecto, la ratificación se produce cuando en un acto jurídico no ha prestado su voluntad
quien debía hacerlo y esta persona, posteriormente, presta su voluntad haciendo que los efectos de
un acto que antes le eran inoponibles ahora le afecten, en virtud de su concurrencia posterior.
Como ocurre por ejemplo en el caso del artículo 1818 y del artículo 2160 CC. La ratificación es una
manera de sanear una inoponibilidad de fondo por falta de concurrencia.
En cambio, la confirmación o convalidación es un acto unilateral e irrevocable en virtud del cual
el titular de la acción rescisoria renuncia a ella y de este modo sanea el acto o contrato del vicio
que lo aquejaba.
Clases de ratificación
en que gozarán de este beneficio las personas que administran libremente sus bienes ”,
La doctrina señala diversas excepciones, varias de las cuales son más bien aparentes:
a) En las donaciones entre vivos, en que la nulidad no da acción reivindicatoría contra terceros
sino en los casos especiales que el artículo 1432 CC indica.
Este caso no es realmente una excepción a la regla del artículo 1689, porque aunque el artículo
1432 se refiere a la rescisión de donaciones “de que hablan los artículos anteriores”, ellos no
establecen casos de nulidad, sino más bien hipótesis de resolución.
Si se declara a un heredero indigno de suceder al causante, debe restituir los bienes que adquirió;
pero es posible que antes los haya enajenado a terceros. Si así ha ocurrido, los demás herederos no
tienen acción contra los terceros de buena fe: "Artículo 976. La acción de indignidad no pasa
contra terceros de buena fe”.
Esta situación tampoco constituye una excepción a la regla del artículo 1689, porque la acción de
indignidad no es propiamente una acción de nulidad.
c) Si tiene lugar la rescisión del decreto de posesión definitiva en la muerte presunta. Según el
artículo 94, número 4 CC, si se produce la rescisión del decreto de posesión definitiva de los bienes
del desaparecido, “...se recobrarán los bienes en el estado en que se hallaren, subsistiendo las
enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales constituidos legalmente en ellos”. Es decir,
no hay acción reivindicatoría contra terceros poseedores.
En esta hipótesis no hay realmente una excepción al artículo 1689, porque aunque la ley habla de
rescisión del decreto de posesión definitiva, la palabra “rescisión” está mal utilizada, ya que no
estamos en presencia de un caso de nulidad, sino más de resolución del derecho que se tenía sobre
las cosas.
d) En el caso de rescisión por lesión enorme en la compraventa. En este evento, las
134 EDUARDO COURT MURASSO
enajenaciones y gravámenes que hubiese hecho el comprador no quedan sin efecto por la
rescisión de la venta. En efecto, el artículo 1895 CC establece que:
“El comprador que se halle en el caso de restituir la cosa, deberá previamente purificarla
143. GENERALIDADES
Si el autor o partes de un acto jurídico han manifestado su voluntad en orden a producir ciertas
consecuencias jurídicas, la ley entiende que esa voluntad, en lo posible, debe preservarse más allá
de la nulidad del acto, siempre que el resultado de esa manifestación no sea contrario a derecho.
Son manifestaciones del principio de conservación de los actos jurídicos:
a) La nulidad parcial;
b) La regla de interpretación de los contratos contenida en el artículo 1562 CC, que establece
que “El sentido en que una cláusula puede producir algún efecto, deberá preferirse a aquel en que
no sea capaz de producir efecto alguno”, y
c) La conversión del acto nulo.
Situación en el CC
El CC chileno no contempla en términos generales este fenómeno, pero algunos autores
sostienen que el artículo 1444 CC establecería la posibilidad de conversión, cuando define las cosas
de la esencia de un contrato como “aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto alguno, o
degenera en otro contrato diferente;..
Otros, en cambio, sostienen que en este caso no estamos en presencia de una conversión del
acto jurídico nulo, sino simplemente frente a una errónea calificación jurídica que las partes han
hecho del acto o contrato. Se trata de una simple equivocación en el nombre del acto que nace
válido, aunque mal calificado.
Posibles casos de conversión legal del acto nulo en el CC
a) El caso más caracterizado de conversión del acto nulo que cita la doctrina es el contenido en
el artículo 1701, que expresa:
“La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en
que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando
en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula
penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del
funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado
por las partes”.
b) Artículo 1137:
“No valdrá como donación revocable sino aquella que se hubiere otorgado con las
solemnidades que la ley prescribe para las de su clase, o aquella a que la ley da expresamente
este carácter (...) Las donaciones de que no se otorgare instrumento alguno, valdrán como
donaciones entre vivos en lo que fuere de derecho: menos las que se hicieren entre cónyuges,
que podrán siempre revocarse”.
c) Artículo 1138. Según este artículo, son nulas las donaciones entre vivos o irrevocables entre
cónyuges, pero valen como donaciones revocables si cumplen con los requisitos de éstas.
d) Artículo 1404:
136 EDUARDO COURT MURASSO
“Las donaciones con causa onerosa, como para que una persona abrace una carrera o estado,
o a título de dote o por razón de matrimonio, se otorgarán por escritura pública, expresando la
causa: y no siendo así, se considerarán como donaciones gratuitas ”.
e) Artículo 1433:
A. Inoponibilidad de forma
Tiene lugar en diversas hipótesis de omisión de exigencias externas o formales. Puede ser:
a) Por falta de una constancia o anotación. En el caso, por ejemplo, del artículo 1707 CC:
"Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura
pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su
contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura,
y del traslado en cuya virtud ha obrado el tercero”.
“La disolución de la sociedad no podrá alegarse contra terceros sino en los casos siguientes:
(...) 2.- Cuando se ha dado noticia de la disolución por medio de tres avisos publicados en un
periódico del departamento o de la capital de la provincia, si en aquél no lo hubiere:... ” ■
138 EDUARDO COURT MURASSO
c) Por falta de inscripción o de una subinscripción en un registro público. Así, por ejemplo, la
sentencia que declara la separación judicial, el divorcio o la nulidad de un matrimonio no son
oponibles a terceros si no se subinscriben o anotan al margen de la inscripción del matrimonio
(arts. 4o N° 4 y 8o de la ley N° 4.808, LRC).
La sentencia que reconoce adquirido el dominio de un bien raíz por prescripción adquisitiva no
es oponible a terceros si no se inscribe en el Registro del Conservador de Bienes Raíces respectivo
(arts. 689 y 2513 CC).
La resolución judicial que decreta el embargo o la prohibición de celebrar actos y contratos
respecto de bienes raíces debe inscribirse en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones del
Conservador de Bienes Raíces respectivo para que estas actuaciones afecten a terceros (arts. 453 y
297 del CPC), etc.
d) Por falta de notificación, como en la cesión de créditos nominativos'. “Art. 1902. La cesión no
produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido notificada por el cesionario
al deudor o aceptada por éste”.
e) Por falta de fecha cierta. Según el artículo 1703 CC:
B. Inoponibilidad de fondo
Aquí la omisión atañe a elementos internos del acto jurídico. En razón de ello, el acto queda
limitado de invocarse u oponerse a terceros que, en consecuencia, pueden desconocerlo, pues en
virtud de la inoponibilidad de fondo, el acto no les empece. Existen varios casos de inoponibilidad
de fondo:
a) Por falta de voluntad o de concurrencia al acto Así ocurre, por
ejemplo, en la venta de cosa ajena:
“Artículo 1815. La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño de la
cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo
La venta de una cosa ajena vale como contrato y produce efectos pero no es oponible al
verdadero dueño de la cosa que conserva sus derechos y podrá reivindicarla, precisamente por no
haber concurrido con su voluntad a la venta. Pero éste, con posterioridad, puede prestar su
voluntad que en un principio no concurrió, es decir, puede ratificar la venta y hacer que le sean
oponibles los efectos del contrato que antes no lo afectaban:
“Artículo 1818. La venta de cosa ajena, ratificada después por el dueño, confiere al
comprador los derechos de tal desde la fecha de la venta
Esta clase de inoponibilidad por falta de concurrencia también se produce en el caso del
mandatario que excede las facultades conferidas por su mandante:
“Artículo 2160. El mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha contraído el
mandatario dentro de los límites del mandato.
Será, sin embargo, obligado el mandante si hubiere ratificado expresa o tácitamente
cualesquiera obligaciones contraídas a su nombre”.
b) Por lesión de asignaciones forzosas
Asignaciones forzosas son las que el testador es obligado a hacer, y que se suplen cuando no
las ha hecho, aun con perjuicio de sus disposiciones testamentarias expresas (art. 1167 CC).
El testamento que lesiona las asignaciones forzosas que el difunto estaba obligado a respetar,
es imponible a estos asignatarios , los que podrán desconocerlo y hacerlo modificar a través de la
acción de reforma del testamento (art. 1216 CC), que es precisamente una acción de
inoponibilidad.
d) Por fraude
Los actos ejecutados por el deudor son oponibles a los terceros acreedores, aunque mediante
ellos se empobrezca el patrimonio del deudor, que constituye la garantía general de los acreedores
(art. 2465 CC). Pero estos actos pasan a serles inoponibles, si se efectúan en perjuicio y con fraude
de estos acreedores, quienes podrán pedir que queden sin efecto a su respecto mediante el
ejercicio de la acción pauliana, revocatoria o directa (art. 2468 CC).
JURÍDICO
CAPÍTULO VII
LA SIMULACIÓN EN LOS ACTOS JURÍDICOS
La simulación tiene lugar en las convenciones cuando las partes de común acuerdo hacen
declaraciones sólo aparentes, que no corresponden a realidad alguna, o disfrazan u ocultan su
verdadera voluntad.
Meza Barros dice que el negocio jurídico simulado “es el que tiene una apariencia que no
coincide con la realidad, bien porque no tiene una real existencia, bien porque es diferente de lo
que aparenta, es decir, hay una desapariencia entre la voluntad y su expresión, una contradicción
entre el íntimo y verdadero querer de los que contratan y la forma cómo manifiestan o exteriorizan
ese querer”.
Demogue señala que en la simulación existe “un acto ostensible que oculta voluntades
diferentes de las que se han expresado”.
El Código Civil argentino dice que la simulación tiene lugar cuando “se encubre el carácter
jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, cuando el acto contiene cláusulas que no son
sinceras o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten derechos de
personas interpuestas que no son aquellas para quienes en realidad se constituyen o transmiten”.
Requisitos de la simulación
1. Existencia de declaraciones que intencionalmente no se conforman con la voluntad real de
las partes;
2. Dicha declaración ha sido concertada de común acuerdo por las partes: la simulación tiene
144 EDUARDO COURT MURASSO
Simulación absoluta
La simulación absoluta tiene lugar cuando las partes de común acuerdo hacen declaraciones
sólo aparentes, que no corresponden a realidad alguna.
Por ejemplo, un deudor que para eludir a sus acreedores “traspasa” sus bienes a terceros
mediante actos simulados, a fin de que éstos con posterioridad se los restituyan; o cuando un
deudor con un tercero fingen la existencia de una deuda en su favor y el deudor le da bienes en
pago que después el tercero le devolverá.
Normalmente, el propósito de esta simulación es producir una ficticia disminución del activo de
una persona o un ficticio aumento de su pasivo, a fin de menoscabar la garantía general que para
los acreedores representa el patrimonio del deudor (art. 2465 CC).
Simulación relativa
La simulación relativa tiene lugar cuando las partes de común acuerdo disfrazan u ocultan su
verdadera voluntad, es decir, encubren el carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro,
como por ejemplo, si una donación se disfraza de compraventa para eludir un impuesto o con otro
fin.
Pero no sólo puede disimularse el objeto de un acto o contrato, sino que también su fecha,
modalidades, monto del precio, etc.
En la simulación relativa nos encontramos con dos actos:
a) Un acto simulado o aparente (apariencia), y
b) Un acto disimulado u oculto (realidad).
Contraescrituras
Tanto la simulación absoluta como la relativa suelen ir acompañadas de resguardos o
contraescrituras en donde las partes dejan constancia de su verdadera voluntad.
Simulación por interposición de personas
Tiene lugar cuando al celebrarse un acto jurídico se interpone un extraño con el fin de ocultar a
quien está verdaderamente interesado en el acto.
Este tercero que se presta para esta maniobra se denomina normalmente palo blanco o
testaferro.
A través de ella normalmente se busca burlar una incapacidad legal, por ejemplo, para eludir la
prohibición del artículo 1796 CC, el padre finge vender el bien a un tercero para que éste a su vez
se lo venda al hijo.
El CC se refiere a esta forma de simulación en algunas disposiciones:
a) "Artículo 966. Será nula la disposición a favor de un incapaz, aunque se disfrace bajo la
forma de un contrato oneroso o por interposición de persona”.
b) "Artículo 1314. El albacea fiduciario deberá jurar ante el juez que el encargo no tiene por
objeto hacer pasar parte alguna de los bienes del testador a una persona incapaz, o invertirla
en un objeto ilícito
c) "Artículo 2144. No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas
que el mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha
ordenado comprar, si no fuere con aprobación expresa del mandante
Prueba de la simulación
Corresponde al que la alega, por aplicación de los principios generales conforme a los cuales la
prueba corresponde al que alega algo contrario a lo normal, corriente u ordinario, y lo normal es
que la apariencia corresponda a la realidad.
Medios de prueba
Los terceros pueden valerse de todos los medios probatorios: instrumentos, testigos, confesión
de parte, inspección personal del tribunal, informe de peritos y presunciones (art. 341 CPC).
Las partes, en cambio, están sujetas a las limitaciones a la admisibilidad de la prueba
testimonial en lo que se refiere a acreditar existencia del acto disimulado u oculto (arts. 1708 y
siguientes CC).
Efectos de la simulación absoluta
En este caso hay sólo apariencia, porque la voluntad ostensible no encierra acto jurídico alguno.
Por ello, en este caso puede provocarse la inexistencia o nulidad absoluta del acto aparente
probando la falta total de voluntad.
Efectos de la simulación relativa
En este caso existe un acto jurídico, el acto disimulado u oculto, disfrazado bajo la apariencia
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de otro.
El problema es determinar: Qué acto debe prevalecer, ¿el acto aparente o el oculto? Qué debe
primar, ¿la voluntad real o la voluntad declarada?
Al efecto, hay que distinguir la posición de las partes que celebraron el acto simulado y de los
terceros.
Posición de las partes
La doctrina da una solución que se desprende de varios preceptos del CC, según los cuales
entre ¡as partes debe prevalecer la voluntad real sobre la aparente.
El principal precepto es el artículo 1707 CC:
“Las escrituras privadas hechas por tos contratantes para alterar lo pactado en escritura
pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su
contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura,
y del traslado en cuya virtud ha obrado el tercero
El artículo 1707 CC establece la posibilidad de dos voluntades diferentes: la declarada en
escritura original, y la de la contraescritura en que se altera lo pactado en la primera. Asimismo, el
precepto haría prevalecer entre las partes la voluntad real contenida en la contraescritura, por
sobre la voluntad aparente de la escritura primitiva.
Obviamente, para que el acto oculto sea válido debe cumplir con todos los requisitos generales
y específicos que exige la ley. Así, si el acto oculto es solemne, deberá haberse cumplido con la
respectiva solemnidad; por ejemplo, si se trata de una donación de un bien raíz deberá haberse
otorgado por escritura pública, artículo 1400 CC.
El mismo principio de que entre las partes debe prevalecer la voluntad real sobre la aparente,
se desprendería de las siguientes normas:
a) “Artículo 1560. Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más
que a lo literal de las palabras
b) “Artículo 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no
sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella ”,
c) “Artículo 1069. Sobre las reglas dadas en este título acerca de la inteligencia y efecto de las
disposiciones testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador claramente manifestada, con
tal que no se oponga a los requisitos o prohibiciones legales.
Para conocer la voluntad del testador se estará más a la substancia de las disposiciones que a
las palabras de que se haya servido”.
Posición de los terceros frente a la simulación
Los terceros en principio sólo se ven afectados por la apariencia: en la simulación absoluta por
el acto único aparente.
En la simulación relativa, por el acto simulado. El acto disimulado u oculto es imponible a los
terceros; pero si el acto aparente los perjudica y tienen interés en que se haga ostensible el acto
oculto, pueden ejercitar la acción de simulación relativa.
Además, si el acto oculto es ilícito los terceros podrán reclamar indemnización de perjuicios y en
algunos casos ejercer una acción de orden penal.
Si se hace valer una acción de simulación relativa con el propósito de hacer ostensible el acto
oculto, será necesario probar que el acto oculto ha cumplido con los requisitos de fondo y forma
exigidos por la ley. Así, si se ha ocultado una compraventa bajo apariencia de donación, habrá que
probar todos los requisitos de esa compraventa, sobre todo la escritura pública si se ha tratado de
un bien raíz (art. 1801 CC).
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