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ÍNDICE
Pág.
1. Introducción 2
2. Delimitación conceptual 3
7. Conclusiones 42
8. Bibliografía 45
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1. INTRODUCCIÓN
Hace unos años, la LOGSE introdujo una revolución en este sentido: la integración escolar
de los alumnos con discapacidad. En la actualidad, esta propuesta, en cierto modo ideal, ha
ido transformándose en inclusión escolar, que todos los que trabajamos en educación
debemos promover como parte de nuestra tarea educativa y como agentes del cambio
social.
Cuando hablamos del binomio discapacidad y empleo hablamos de una realidad compleja,
llena de matices, diferencias y dificultades. La tarea de aglutinar en un solo colectivo
realidades tan diferentes como la discapacidad intelectual, sensorial, psíquica y motórica
supone un reto que, en muchas ocasiones, no consigue llegar a todos los colectivos.
Según Mank1 (1998) la inserción en el mundo laboral de las personas con discapacidad se
sustenta en los siguientes principios:
1
Citado en Canals (2003) La inserción de personas con discapacidad en la empresa ordinaria.
2
2. DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
A partir de los aportes de esta definición, la discapacidad pasa de ser algo estático a algo
dinámico, resultado de la interacción entre el individuo y su entorno, en el que el contexto es
factor determinante, puesto que puede ser facilitador o un obstáculo.
Como podemos, el término discapacidad es muy amplio y engloba diferentes colectivos con
muy distintas problemáticas, lo que dificulta mucho más la intervención en el ámbito
sociolaboral
El anterior concepto de discapacidad necesita una delimitación más clara para poder sentar
las bases de las políticas de empleo y de la consideración como “persona con discapacidad”
a nivel legal.
3
Para que las personas con discapacidad puedan tener acceso a derecho y prestaciones de
distinto tipo, deben solicitar un certificado de discapacidad 2. A través de este certificado la
Administración reconoce oficialmente el grado de discapacidad del solicitante.
Para obtener dicho certificado, se requiere un grado mínimo de discapacidad del 33%. La
solicitud se realiza en los Centros Base de Atención a Personas con Discapacidad, cuya
competencia a nivel autonómico es, entre otras, la evaluación del grado de discapacidad y la
gestión de este procedimiento.
2
Este certificado suele conocerse con su denominación anterior de “certificado de minusvalía”. Sin
embargo, de acuerdo con la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía
Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, todas las referencias al término
minusvalía quedan sustituidas por el término discapacidad (FAMMA, 2013)
4
3. FORMACIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
Las personas con discapacidad pueden tener acceso a la educación a través de dos vías
diferentes. A través de colegios ordinarios, los cuales siguen las mismas etapas formativas
que un alumno sin necesidades educativas especiales y otra vía es en centros especiales
que tiene una serie de etapas educativas obligatorias y optativas diferentes a la formación
ordinaria.
5
PCIP para ACNEES
El objetivo de este programa es proporcionar los conocimientos básicos, tanto teóricos como
prácticos, adquisición de capacidades, habilidades y competencias necesarias para obtener
una cualificación profesional. Preparar al alumnado para su inserción laboral en puestos de
trabajo acordes con su discapacidad en centros especiales de empleo y en centros
ocupacionales.
Los alumnos deben tener adquirida la lecto-escritura y también las habilidades motóricas
necesarias para el manejo de las herramientas propias del programa.
FAMILIA PERFIL
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3.2 Orientación Profesional
Son proyectos formativos que favorecen la inserción laboral como medida de normalización
para los jóvenes con especiales dificultades, sobre todo con discapacidad intelectual.
Otra objetivo que se plantea este proyecto es sensibilizar y asesorar a las empresas del
potencial que tienen las personas con discapacidad intelectual.
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- Aulas de apoyo a la integración socio-laboral para personas con discapacidad:
Va dirigido a personas con capacidad intelectual límite, personas con discapacidad física y a
personas con enfermedad mental.
El objetivo de estas aulas es mejorar la capacidad de las personas con discapacidad para
planificar y desarrollar itinerarios de inserción de acuerdo con sus capacidades e intereses.
Además tiene como objetivo apoyar la mejora de competencias personales a través de
talleres de formación y entrenamiento en habilidades socio-laborales, entrenamiento y
estrategias para la búsqueda activa de empleo, así como asesorías personales.
Por ejemplo la Fundación Carmen Pardo Valcarce ofrece el proyecto CAMPUS, cuya
finalidad es formar a los jóvenes con discapacidad intelectual que acaban su formación
reglada y desean acceder a una formación superior con un mayor grado de competencia
personal, social y profesional.
Este Proyecto va dirigido a personas con discapacidad intelectual entre 19 y 25 años. Tiene
una duración de 3 años y los objetivos de formación son:
- Psicólogos y Psicopedagogos
- Trabajadores sociales
8
- Asesores laborales
- Otros
El trabajador social es otra figura de apoyo para estas personas a distintos niveles:
9
El preparador Laboral realizará actividades formativas y entrenamiento específico en
habilidades socio-laborales. Facilitan asesoramiento de carácter formativo-laboral o servicios
de integración laboral. Ayudan a elaborar un currículum, orientación de salidas
profesionales, entre otras funciones.
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4. ACCESO AL MUNDO LABORAL DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
A continuación describimos las alternativas laborales a las que pueden acceder las personas
con discapacidad y las iniciativas que existen en la actualidad en el territorio del Estado para
fomentar el empleo dentro del marco europeo. Estas alternativas e iniciativas afectan a todo
el colectivo de personas con discapacidad, si bien las necesidades y capacidades que
existen en el grupo son muy distintas.
A) EMPLEO PROTEGIDO
Centros Ocupacionales
Los Centros Ocupacionales tienen su origen entre las décadas de los 60 y 70,
principalmente por iniciativa de asociaciones de padres y familiares de personas con
discapacidad. En sus primeros pasos, se trataba más de una continuación educativa (dada
su perspectiva docente, el apoyo principal era proporcionado por maestros de Educación
Especial).
Sin embargo, poco a poco fueron transformándose en centros en los que se desarrollan
actividades laborales durante la mayor parte del tiempo. La productividad es limitada y parte
de la jornada no se dedica a actividades laborales sino complementarias.
La finalidad de este tipo de centros, según la LISMI, es asegurar los servicios de terapia
ocupacional y ajuste personal y social a las personas con discapacidad que no puedan
integrarse en una empresa o un Centro Especial de Empleo, debido a su discapacidad, ya
sea temporal o permanente.
11
Existe cierta controversia acerca de la clasificación de este tipo de centros dentro de los
tipos de empleo, puesto que su función va más encaminada hacia la rehabilitación que hacia
una formación o tránsito hacia un puesto de trabajo. Además, desde el punto de vista
jurídico en estos centros no se establece una relación laboral ordinaria, ya que los usuarios
(no empleados) no reciben salarios sino, en algunos casos, “gratificaciones”.
Dicha normativa, en su art. 41, regula que “las personas que por razón de la naturaleza o de
las consecuencias de su discapacidad no puedan, provisional o definitivamente, ejercer una
actividad laboral en las condiciones habituales, deberán ser empleadas en un CEE”
Los CEE son empresas con el objetivo de realizar un trabajo productivo y participativo en el
mercado, para asegurar un empleo remunerado, prestando a su vez los servicios de ajuste
personal y social que necesiten sus trabajadores con discapacidad. Deben estar formados
por al menos entre el 70 y 100% de personas con discapacidad, con un certificado de
minusvalía de al menos el 33% (García Delgado, 2009:2383).
Como apuntábamos en la introducción, sin pretender negar la efectividad de los CEE como
centros de integración sociolaboral, la realidad es que en la mayoría de los casos no
constituyen un medio de tránsito al empleo ordinario, sino que son el destino laboral final de
muchos trabajadores con discapacidad. Por este motivo, en la actualidad se están
extendiendo otras fórmulas como el empleo con apoyo o los enclaves laborales. Éstos,
como veremos más adelante, están íntimamente relacionados con los CEE: a través del
CEE se envía a los trabajadores al enclave (empresa colaboradora) y se crean las unidades
de apoyo (empleo con apoyo), donde se realiza la formación, acompañamiento y
seguimiento del trabajador en la empresa ordinaria (Calderón y Calderón).
3
Citado en CALDERÓN, M.J. & CALDERÓN, B. (2012): “Los Centros Especiales de Empleo como
mecanismo de tránsito hacia el mercado de trabajo ordinario”
12
Llama la atención que el propio Ministerio de Empleo y Seguridad Social (2012) considera
los CEE como un mero sistema de empleo protegido, mientras que clasifica los enclaves
laborales como medidas de tránsito del empleo protegido al ordinario.
B) EMPLEO ORDINARIO
Enclaves Laborales
Entendemos por Enclave Laboral el contrato entre una empresa inserta en el mercado
ordinario de trabajo (empresa colaboradora) y un Centro Especial de Empleo para la
realización de obras o servicios que tengan relación directa con la actividad principal de la
primera. Para realizar dicho servicio, los trabajadores del CEE se desplazan temporalmente
al centro de trabajo de la empresa colaboradora.
Esta fórmula de relación comercial entre empresa ordinaria y CEE es un instrumento para la
creación de empleo para las personas con discapacidad y su posible incorporación al
mercado laboral ordinario, fomentando el desarrollo de una actividad productiva por un
equipo profesional de un CEE en las instalaciones de otra empresa.
Según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (2012) los objetivos principales de esta
fórmula son:
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Promover el acceso al empleo de las personas con discapacidad.
Facilitar el tránsito del empleo protegido al ordinario.
El cumplimiento de la cuota de reserva.
Facilitar que la empresa ordinaria conozca mejor las capacidades y aptitudes de los
trabajadores con discapacidad.
Todos los trabajadores que participen en el enclave han de ser discapacitados, entre los que
al menos el 60% debe presentar especiales dificultades para acceder al mercado laboral. El
contrato entre la empresa y el CEE debe durar entre tres meses y tres años, con posibilidad
de prórroga.
Esta fórmula, que está de bastante actualidad, parece ser la de mayor efectividad para la
incorporación en al empleo ordinario, por lo que se han convertido en uno de los principales
objetivos para alcanzar la plena inserción sociolaboral de las personas con discapacidad.
Constituyen una nueva dimensión en la forma tradicional de entender la integración laboral
de las personas con discapacidad (Sánchez-Cervera y Sánchez-Cervera).
El empleo con apoyo (ECA) es una de las estrategias de inclusión laboral que ha tenido
mayor éxito para las PDI. Egido y cols. (2009:137) lo definen como
4
Para más información, ver punto 4.2 Incentivos a la contratación
14
El empleo con apoyo engloba un conjunto de servicios y acciones centradas en la persona
de manera individual (AEASE, 2013) y de una formación inicial que se lleva a cabo a través
de programas formativos ajustados a las necesidades de los trabajadores con discapacidad.
- Amplia difusión del programa para dar a conocer el empleo con apoyo y facilitar el
acceso a las personas con discapacidad (Red Pública de Orientación, población
general, entidades educativas, empresas, servicios sociales, agentes sociales, etc.)
- Prospección de lugares de trabajo a través de la difusión del programa al mundo
empresarial.
- Atención individualizada durante todo el proceso, partiendo de un plan personal de
trabajo que se fundamenta en la toma de decisiones por parte de la persona con
discapacidad.
- Orientación y asesoramiento laboral y/o personal a la persona con discapacidad y a
su familia (si procede).
- Asesoría técnica y legal a los diferentes agentes de la entidad empleadora, en temas
relacionados con tipos de contratos, ayudas a la contratación y otros aspectos
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administrativos, así como en aspectos de tipo relacional hacia la persona con
discapacidad.
- Acompañamiento y entrenamiento en el mismo puesto de trabajo, así como en otras
situaciones naturales consideradas en el plan personal de trabajo.
- Asesoramiento en adaptaciones del lugar de trabajo y ayudas ergonómicas.
- Búsqueda de apoyos naturales del entorno laboral y social, para la consecución y
mantenimiento de los objetivos de inserción.
Las fases que engloban estos programas pueden resumirse en las siguientes (AEASE,
2013; Egido y cols., 2009; Canals, 2003):
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Introducción al servicio de ECA
Proporcionar información
Búsqueda de empleo
Actividades ajustadas a las necesidades de las partes implicadas
Implicación de la empresa
Las actividades dependerán de ésta
Autoempleo
A las dificultades que estas personas tienen para integrarse de forma plena en el empleo
ordinario y su elevada tasa de desempleo, hoy en día se suma la época de recesión
económica que vivimos, lo que dificulta mucho más la participación en el mercado laboral.
Además, los puestos de trabajo a los que acceden algunas personas con discapacidad no
se ajustan a sus intereses o incluso a su formación.
Por ello, la modalidad de trabajo por cuenta propia o autónoma es una fuente de empleo
interesante para las personas con discapacidad.
El autoempleo ofrece la posibilidad de adaptarse no solo a los intereses, sino también a las
capacidades y necesidades de las personas. Por otro lado, otorga libertad personal y
satisfacción personal, aunque también tiene ciertos inconvenientes (responsabilidad, riesgo
económico, tiempo de dedicación). Es decir, el autoempleo para las personas con
discapacidad tiene las mismas características que para las personas sin discapacidad.
Sin embargo, en muchas ocasiones, esta modalidad no se contempla como una alternativa
para incorporarse en el mercado laboral.
17
En ese sentido, algunas asociaciones y fundaciones llevan a cabo programas para fomentar
el autoempleo de las personas con discapacidad, a través de la información, el
asesoramiento, talleres de formación, asistencia y tutelaje (anexo xxxxxxxxxx)
C) EMPLEO PÚBLICO
Desde algunas asociaciones, como FEAPS, se ayuda y apoya a las personas con
discapacidad, ofreciendo, por ejemplo, los temarios en formato de lectura fácil, o en formato
audio.
De este total del 7%, el 2% está reservado a personas con discapacidad intelectual,
mientras que el 5% restante de reserva está destinado a personas con discapacidad física o
sensorial.
LEGISLACIÓN
Una de las medidas más importantes no solo para la inclusión laboral de las personas con
discapacidad sino para su integración social, es la legislación vigente, que no solo regula y
dispone en materia de trabajo (entre otros), sino que lo convierte en una cuestión de
derechos.
Siguiendo al Real Patronato sobre Discapacidad (2003), el primer texto que sienta las bases
de este derecho es la Constitución Española de 1978. En su artículo 49 afirma que
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“los poderes públicos realizarán una política de previsión,
tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos
físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención
especializada que requieran y los ampararán especialmente para
el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los
ciudadanos5”.
Estas disposiciones sentaron las bases para la posterior normativa en materia de protección
de los derechos de las personas con discapacidad.
En 1982, la Ley para la Integración Social de los Minusválidos (LISMI), se aprobó con el
objetivo, entre otros, de impulsar y fomentar la integración laboral de las personas con
discapacidad.
El Título VII, que trata sobre la integración laboral, fijó el objetivo de alcanzar su
participación en el sistema ordinario de trabajo. Como principal aportación, estableció la
cuota de reserva del 2%, para garantizar los derechos constitucionales de estas personas
(LISMI, 2013).
19
con discapacidad y de su inclusión social. Este texto recoge e integra las disposiciones de
las tres normativas anteriores (SID, 2013).
MEDIDAS ESTATALES
Según se propone en la Estrategia Global de Acción para el Empleo de Personas con
Discapacidad (2008-2012)7, se contemplan las siguientes medidas, entre otras, para
fomentar el empleo en la empresa de personas con discapacidad:
Cuota de reserva:
Es la medida más conocida y, dado su carácter obligatorio, la más empleada. Las empresas
con más de 50 trabajadores deben cumplir la cuota de reserva del 2% de los puestos de
trabajo para personas con discapacidad mediante la contratación directa.
Incentivos a la contratación
Además de las medidas anteriores, la legislación prevé una serie de bonificaciones fiscales
para las empresas que contraten personas con discapacidad. Estos incentivos a la
contratación pueden tratarse de (Ministerio de Empleo y Seguridad Social, 2013):
7
Esta Estrategia todavía sigue en plena vigencia.
20
Aportación de una cuantía anual en euros, por un valor total variable,
dependiendo del colectivo contratado y del tipo de contrato.
Reducción de las cuotas empresariales, con las mismas variaciones que la
medida anterior, pudiendo llegar a tratarse de una reducción de hasta el
100% de dichas cuotas.
En el caso de los enclaves laborales, también se benefician tanto de cuantías
anuales como de reducciones en las cuotas empresariales, además de recibir
subvenciones específicas para adaptar el puesto de trabajo y eliminar las
barreras
Además, para incentivar y promover el empleo por cuenta propia, el Ministerio cuenta con un
programa de promoción del empleo autónomo para personas con discapacidad, que incluye:
ASOCIACIONES Y ENTIDADES
En el territorio nacional existen numerosas asociaciones e instituciones que luchan por los
derechos de las personas con discapacidad. En el siguiente listado recogemos las
principales entidades que, a nivel estatal, luchan por la integración sociolaboral de las
personas con discapacidad y son, en gran medida, las grandes impulsoras del empleo de
este colectivo y responsables de haber llegado hasta aquí.
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Asociación de FEAPS para el empleo de personas con
discapacidad.
Es una asociación que representa 98 CEE nacionales, con el
objetivo de promover y potenciar alternativas que generen
empleo estable y de calidad para las personas con
discapacidad intelectual
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personas con discapacidad de la Fundación ONCE.
Integrada por centros especiales de empleo (CEEs) de toda
España estrechamente vinculados con Fundación ONCE.
Representa a más de 228 empresas de la economía social
que dan trabajo a más de 7.900 trabajadores con
discapacidad.
Proyecto STELA
Esta iniciativa va dirigida a las personas con discapacidad intelectual que quieran iniciar una
actividad laboral en el entorno ordinario de trabajo, así como a empresas o entidades que
apuesten por la plena integración de personas que están preparadas para desarrollar una
actividad productiva.
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Actualmente hay 100 persona trabajando gracias a este proyecto en las que participan
alrededor de 160 empresas.
Proyecto PRO
Este proyecto abre las puertas a las empresas del sector audiovisual cumplan con la LISMI
integrando laboralmente a aquellas personas con discapacidad y no teniendo que utilizar así
medidas alternativas. Quieren generar una bolsa de empleo.
Desde que se iniciase el Proyecto PRO en 2009, se han realizado 10 cursos en los que se
han podido ofertar distintos programas formativos.
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Plan de formación y empleo. Fundación ONCE
Los ejes de actuación primordiales para promover el empleo de las personas con
discapacidad y contribuir a la mejora de sus condiciones de empleabilidad, son: dotarles de
cualificación profesional y de habilidades laborales para acceder en igualdad de condiciones
al mercado laboral, promover la creación de empleo y apoyar la creación de plazas
ocupacionales en colaboración con las entidades del movimiento asociativo.
La formación es otro eje muy importante que se lleva a cabo a través de la actividad de la
Asociación FSC-INSERTA y de la Asociación FSC.Discapacidad.
Fundación ONCE apuesta por la calidad en el empleo (empleos estables y la promoción del
acceso a empleos de mayor cualificación); así como que se favorezca, en términos de
igualdad de oportunidades a los colectivos más desfavorecidos: mujeres con discapacidad,
personas con discapacidad gravemente afectados (con discapacidades superiores al 65%),
jóvenes con discapacidad, personas con discapacidad mayores de 45 años y personas con
discapacidad que, por razón de su discapacidad, situaciones individuales y/o sociales
presentan mayores dificultades para el acceso al empleo y/o el mantenimiento del mismo.
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Desde 1988 hasta diciembre de 2008 la Fundación ONCE ha creado más de
63.650 empleos y plazas ocupacionales para personas con discapacidad. Estos datos
convierten a la Fundación ONCE en el principal operador socioeconómico y de empleo en el
sector de la discapacidad en España.
La Fundación Mapfre desde 1975 dedica una parte de sus ingresos a acciones sociales. En
2006 se crea el Instituto de Acción Social de FUNDACIÓN MAPFRE. Se centra
principalmente en la promoción de proyectos relacionados con la integración social y laboral
de las personas con discapacidad en España, y a favor de la infancia y la juventud y su
integración social en Iberoamérica, ámbitos donde pretende ser un referente en el desarrollo
de sus actividades.
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Programa PROMENTOR
Docencia: es la única de ámbito europeo que forma a profesionales para trabajar con
personas con discapacidad y asume como fin prioritario la formación de jóvenes con
discapacidad en el ámbito universitario.
Investigación: el fin último es mejorar la calidad de vida de las personas con
discapacidad, a través de la investigación de los espacios sociales de innovación,
sobre competencias profesionales o investigando los propios programas de
formación laboral.
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3. Formación permanente. La UAM ofrece el programa de Actualización y mejora de competencias
socio-laborales para los trabajadores que ya se encuentran insertados en la empresa ordinaria.
14
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Principales sectores empresariales en los que se insertan las personas con discapacidad (%).
Fuente: Fundación PRODIS (2011)
Administrativo (70%)
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28
29
5. FORMACIÓN PARA FORMADORES
Cualquier persona necesita de unos apoyos ya sean naturales, humanos o materiales para
poder crecer y formarse como persona.
Así las personas con discapacidad necesitan de personas de referencia que le ayuden,
impulsen y motiven en su día a día. Estas personas tienen que facilitarles lo máximo posible
su calidad de vida así como su autonomía. Entre ellas pueden estar el técnico en orientación
laboral para la inserción, el mediador laboral.
En parte la autonomía la van a conseguir a través del empleo, ya que les dará solvencia
tanto económica, como personal. Para conseguirla muchas personas están luchando por los
derechos de las personas. Para ello, uno grupo de personas está impartiendo varios cursos.
Como ya hemos dicho anteriormente uno de los puntos que más resonancia está teniendo
en el ámbito de la discapacidad, es que sean las propias personas con discapacidad sus
propios defensores y formadores, en definitiva, que se hagan valer a través de la formación
y el empleo.
El objetivo del curso es que los alumnos salgan con herramientas para poder impartir esta
información a otras personas o entidades.
30
los alumnos pudieran preparar sus charlas y cursos, así como para poder autogestionar sus
vidas.
Perfiles:
- Mediador laboral:
Asociamos la figura del mediador laboral a funciones que tienen que ver con la moderación
y la resolución de conflictos en el trabajo. Al desarrollar la integración laboral de personas
con discapacidad entre el entorno universitario y el medio de trabajo, las funciones que les
adjudicamos, si bien no evitan la primera, se orientan más a la adaptación personal y al
desarrollo personal, profesional e institucional de todos los implicados. (Dr. Agustín de la
Herrán Gascón, Dra. Sara de Miguel Badesa, Sra. Dolores Izuzquiza Gasset, Dra. Mª del
Rosario Cerrillo Martín, Dª Raquel Ruiz Incera, 2005)
No existe un perfil claro de la figura del mediador laboral en personas con discapacidad. En
algunas asociaciones imparten cursos, masters en los que los únicos requisitos son haber
cursado algún módulo, diplomatura o licenciatura del ámbito social, de ciencias del trabajo o
contabilidad.
La oferta formativa para mediador laboral es bastante amplia, aunque no es así cuando se
especifica mediador laboral en personas con discapacidad. Pasaremos a analizar la oferta
formativa existente:
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- La UNED oferta cursos con estructura modular en los que se ofrecen distintos
itinerarios para la consecución de distintas titulaciones de distintos niveles: máster,
diploma de especialización o de experto. El curso está orientado a profesionales y
titulados universitarios: juristas, educadores, sociólogos, psicólogos, mediadores y
trabajadores sociales que encuentran en estos cursos las pautas y claves que
vendrán a complementar sus conocimientos en la materia. (UNED)
En los empleos con apoyo existe la figura del mediador laboral. A través de una planificación
de recursos y estrategias va a desarrollar un proceso de formación, análisis e intermediación
para que el trabajador lleve a éxito la inclusión y así una mejor adaptación a su puesto de
trabajo.
Existen tres tipos de mediación desde las circunstanciales, las que demandan los
trabajadores o las que se planifican desde la dirección del trabajo. El mediador sabiendo
esto, tiene que conocer en primer lugar las capacidades y limitaciones de la persona con
discapacidad, el puesto de trabajo y sus funciones.
Las adaptaciones podrán venir regladas por el Centro Estatal de Autonomía Personal y
Ayudas Técnicas (CEAPAT), personal humano como puede ser un intérprete de lengua de
signos, un compañero que le sirva de apoyo entre otros.
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El seguimiento deberá de ser permanente aunque variable en función de los tiempos e
intensidades. También podrá pedir ayuda a algún compañero cercano para que haga un
registro de observación sistemática para comprobar si se ha conseguido su autonomía en el
trabajo y si no es así ver donde falla para seguir apoyando hasta que fuese necesario.
Esquemáticamente los pasos que debe seguir un mediador laboral son (Dr. Agustín de la
Herrán Gascón, Dra. Sara de Miguel Badesa, Sra. Dolores Izuzquiza Gasset, Dra. Mª del
Rosario Cerrillo Martín, Dª Raquel Ruiz Incera, 2005):
El orientador laboral o mejor dicho Técnico en orientación laboral para la inserción (T.O.L.)
es la figura que muestra y facilita las posibilidades socio-laborales a la persona con
discapacidad teniendo en cuenta sus características personales, así como las necesidades y
el nivel socioeconómico de su entorno. Su fin último es lograr la inserción laboral en el
mercado de trabajo.
33
La titulación más idónea de un orientador laboral son carreras universitarias o grados
medios de ramas que tengan que ver con lo social y con la empresa o el trabajo: Sociología,
Educación Social, Gestión y Administración Pública, Relaciones Laborales, Trabajo Social,
Administración y Dirección de Empresas, Ciencias Políticas, Derecho, Ciencias Económicas,
Pedagogía, Psicología y Psicopedagogía.
El Técnico en orientación laboral para la inserción es el que más conoce acerca de la oferta
y demanda de trabajo. Este conocimiento lo utiliza en la medida de lo posible para orientar a
las personas en una búsqueda de empleo realista.
34
6. SITUACIÓN ACTUAL DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
En algunos países industrializados que sienten los efectos de la recesión económica, la tasa
de desempleo es entre los impedidos que buscan trabajo el doble de la que se da entre los
que no están afectados por incapacidades. En muchos países se han establecido diversos
programas y se han tomado medidas a fin de crear puestos de trabajo para impedidos. Esto
incluye talleres protegidos y de producción, enclaves protegidos, contratación preferente,
sistemas de cuotas, subvenciones a los empleadores que capacitan y posteriormente
contratan a trabajadores impedidos, cooperativas de impedidos y, para impedidos, etc. El
número efectivo de trabajadores impedidos empleados en establecimientos ordinarios o
especiales está muy por debajo del número de los impedidos empleables. La aplicación más
amplia de principios ergonómicos permite la adaptación, a costo relativamente reducido, del
lugar de trabajo, las herramientas, la maquinaria y el equipo, y ayuda a aumentar las
oportunidades de empleo para los impedidos.
35
España cuenta con una de las poblaciones de personas con discapacidad más relevante de
Europa, con casi 3,5 millones de personas. Sin embargo, la realidad demográfica está lejos
de aproximarse a la realidad laboral: según el INE, el porcentaje de desempleo entre las
personas con discapacidad es del 40,7%, duplicando la tasa general de paro española;
porcentaje que se eleva al 48% en el caso de las personas con discapacidad entre 16 y 24
años, evidenciando que los más jóvenes lo tienen, si cabe, más complicado.
Sin entrar en demasiado análisis, al ver estos datos se podría pensar que el problema de la
contratación de personas con discapacidad se debe, precisamente, a la discapacidad en sí
misma. Un razonamiento muy común porque generalmente se tiende a pensar más en lo
que las personas no pueden hacer, que en sus verdaderos valores y habilidades, algo que
es totalmente independiente de su condición o situación. Nuevamente, la objetividad de los
datos del Instituto Nacional de Estadística se empeña tozudamente en llevar la contraria a
esta forma de plantear el binomio empleo-discapacidad, y es que sólo un 2,4% de las
personas con discapacidad entre 16 y 64 años en España se encuentran incapacitadas para
trabajar.
Los datos referenciados nos hablan de una realidad que exige dos reflexiones
fundamentales: la primera, que la integración laboral de las personas con discapacidad es
absolutamente necesaria para lograr una verdadera integración social; y la segunda, que
queda aún mucho camino por recorrer para lograr este objetivo y que es un deber que
deben asumir todos los agentes económicos y sociales, públicos y privados, en España.
Empezando por aspectos tan básicos como el cumplimiento de la normativa vigente en
nuestro país en esta área, la Ley de Integración Social para Personas con Discapacidad
(LISMI).
A pesar de que la LISMI está en vigor desde hace 28 años, el 87% de las empresas que
operan en España (según datos de Discapnet en 2010) no cumple el porcentaje del 2% de
la plantilla que esta ley obliga a reservar para personas con discapacidad a toda
organización con 50 o más personas en plantilla; porcentaje que se puede cubrir con una
serie de medidas alternativas.
No cumplir la LISMI tiene implicaciones más allá de las sanciones a las que una
organización se puede enfrentar por ello. El no cumplimiento puede situar a una
organización en una posición de desventaja en procesos de contratación, ofertas u opción a
ayudas por parte de entidades a las que les importa, y mucho, que sus proveedores tengan
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y puedan demostrar su sensibilidad en materia de responsabilidad social corporativa. Así
pues, el compromiso con la integración laboral de personas con discapacidad que se
demuestra estando acorde con la LISMI tiene no sólo un impacto tremendamente positivo
para la imagen corporativa ante clientes y consumidores, enriqueciendo sus políticas de
responsabilidad social corporativa, sino que además puede conllevar importantes y tangibles
beneficios de negocio.
El problema al que se enfrentan proveedores y las empresas que contratan sus productos y
servicios es que no existe en la actualidad un procedimiento sencillo para demostrar el
compromiso de las empresas con las personas discapacitadas (cumplimiento de la LISMI o
incluso ir más allá): no hay un sistema de medición real de este compromiso social. Es
laborioso y la mayor parte de las entidades no tiene los recursos ni el tiempo para
comprobar fehacientemente que las organizaciones con las que se relacionan están dentro
de la ley o la superan.
Por un lado, cada vez vemos proliferar más prácticas en el ámbito del empleo y la
discapacidad, impulsadas por empresas, fundaciones, entidades sin ánimo de lucro, centros
especiales de empleo, servicios de integración laboral y administraciones públicas, que
harán que dentro de poco estemos viendo cifras más halagüeñas en los estudios del INE,
algo que ya se está empezando a observar en algunas comunidades autónomas. Por otro
lado, existe un creciente interés por el desarrollo de mecanismos y esquemas que ayuden a
las organizaciones a demostrar que cumplen o mejoran la LISMI de forma mucho más
sencilla, en beneficio de toda su cadena de valor. En un proyecto de estas características,
pionero en Europa, se creó DisCert 8, un certificado que reconoce, puntúa y ayuda a mejorar
a las empresas, buscando la excelencia de acuerdo a su nivel de compromiso con las
personas con discapacidad a través de un sistema de verificación externo. La calidad del
certificado está garantizada por TÜV Rheinland9, líder en servicios técnicos a nivel mundial,
que actúa como entidad independiente para la verificación de la calidad y transparencia del
proceso de certificación.
8
Sitio web www.discert.org
9
Sitio web www.tuv.com
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SITUACIÓN ACTUAL EN ESPAÑA10
La tasa de paro para el colectivo fue del 26,9% en 2011, más de cinco puntos
superior a la de la población sin discapacidad.
La tasa de empleo de las personas con certificado de discapacidad era del 26,7%. El
89,0% de los ocupados eran asalariados y, de éstos, el 76,9% tenía contrato
indefinido.
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Datos publicados por el INE el 5 de diciembre de 2012
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EVOLUCIÓN DE LA TASA DE ACTIVIDAD (%) AÑO 2011
90
80 76.4
70 63.4
60
Personas sin discapacidad
50
Personas con discapacidad
40 36.6
30 23.6
20
10
0
ACTIVOS INACTIVOS
Al igual que sucede para la población general, las mujeres con certificado de discapacidad
tenían menos presencia activa en el mercado laboral. No obstante, su tasa de actividad
estaba más próxima a la masculina que en la población sin discapacidad (33% frente a
39,6%).
La tasa de empleo de los varones con certificado de discapacidad superó en 5,2 puntos a la
de las mujeres. Para el resto de la población de 16 a 64 años la diferencia fue de 11,8
puntos.
39
Por su parte, la tasa de paro de las mujeres con certificado de discapacidad en 2011(27,6%)
era superior a la de los varones (26,5%). La diferencia entre ambas era similar a la existente
para la población sin discapacidad.
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TASA DE ACTIVIDAD POR TIPO DE DISCAPACIDAD (%)
Otros* 47.2
0 10 20 30 40 50 60
OCUPACIÓN Y DISCAPACIDAD
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DISTRIBUCIÓN SEGÚN CARACTERÍSTICAS DE LA OCU-
PACIÓN (%) AÑO 2011
(Jornada, contrato y situación profesional)
PARCIAL 13.7
16.3
COMPLETA 86.3
83.7
Personas sin discapacidad
TEMPORAL 25.4
23.1 Personas con discapacidad
INDEFINIDO 74.6
76.9
ASALARIADOS 83.7
89
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
SERVICIOS 279.1
CONSTRUCCIÓN 13.2
Personas con discapacidad
ocupadas
INDUSTRIA 38.8
AGRICULTURA 6.1
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especial en este colectivo, donde el aumento de parados en los últimos cinco años ha sido
de casi el 100%.
Después de observar las estadísticas, podemos constatar que, en momentos tan complejos
como los actuales, las personas con discapacidad son especialmente vulnerables, tanto en
el acceso como en la permanencia en el empleo.
Desde hace unos años, existe un variado compendio de normativas que se han ido
formulando, por ser necesarias para la planificación y toma de decisiones que puedan
ayudar a la mejora de las condiciones de vida y la integración sociolaboral de estas
personas, entre las que destaca la Estrategia Española sobre Discapacidad (2012-2020)
(2011), en la que se define los pilares necesarios para el cumplimiento de los objetivos
cuantificados relacionados con el mercado laboral, previstos en la Estrategia Europea 2020
y en los distintos Programas Nacionales de Reformas de España, cuya finalidad primordial
es la integración de los trabajadores con discapacidad en el sistema productivo.
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7. CONCLUSIONES
El empleo es uno de los vehículos principales para la integración social (CERMI, 2012). Las
personas con discapacidad tienen especiales dificultades de acceso y permanencia en el
mercado laboral como consecuencia de muchos factores:
Las personas con discapacidad han sido objeto desde tiempo inmemorial de exclusión social
por su discapacidad (Sánchez-Cervera y Sánchez-Cervera, 2005). Tradicionalmente se
aparcaba a estas personas por su condición, no se creía que pudieran realizar actividades
productivas de ningún tipo, y menos dentro de empresas y en condiciones de paridad e
igualdad con otras personas sin discapacidad (Sánchez-Cervera y Sánchez-Cervera, 2005).
A pesar de que en las últimas décadas se han puesto en marcha numerosos programas y
políticas activas para garantizar la igualdad de oportunidades en todos los aspectos de las
personas con discapacidad, por el momento estos avances no son suficientes.
No todos los tipos de discapacidad presentan las mismas dificultades a la hora de acceder e
integrarse al mundo laboral. En todos los casos, es necesario romper con los prejuicios de
empleadores y compañeros de trabajo. Sin embargo, encontramos ciertas diferencias entre
los colectivos de personas con discapacidad en la adhesión y mantenimiento de un puesto
de trabajo.
Las personas con discapacidad motórica requieren adaptaciones más o menos significativas
en el entorno laboral, principalmente de acceso y eliminación de barreras físicas, que
implican cambios estructurales en el entorno de trabajo relativamente sencillos. Junto a este
colectivo se encuentra las personas con discapacidad visual. Distinto es lo que ocurre con
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las personas sordas11, cuya barrera es principalmente comunicativa, y requiere de otra serie
de adaptaciones físicas del entorno laboral, pero también de actitudes que fomenten la
comunicación.
No olvidemos que otras muchas personas se enmarcan dentro de las personas con
discapacidad, puesto que tienen un grado de minusvalía de al menos un 33%. Este es el
caso de algunos enfermos con patologías de corazón, diabéticos, o cualquier otra
enfermedad que reduzca su capacidad laboral.
Sin embargo, las adaptaciones necesarias para la inclusión laboral de las personas con
discapacidad intelectual son mucho más profundas que las que acabamos de señalar.
Necesitan adaptaciones en la estructura, organización y tiempos, entre otros. Hasta hace
unos años las personas con discapacidad intelectual accedían al mercado laboral a través
de los Centros Especiales de Empleo en el mejor de los casos. En otros casos, las personas
con discapacidad quedaban recluidas en Centros Ocupacionales o Centros de Día. Sin
embargo, como apuntan Egido y cols. (2009) no responden al objetivo de inclusión y
normalización laboral, puesto que esto implica la integración de la PDI en puestos de trabajo
de empresas ordinarias.
Por otro lado, parte de las dificultades de la integración laboral radican en la escasa
formación de este colectivo. Escasa por cantidad y por poco especializada, en algunos
casos, o demasiado específico, en otros. En el último caso, nos referimos a una formación
que da acceso a puestos de trabajo poco cualificados.
En otros casos, a pesar de que exista una cualificación de calidad, las personas con
discapacidad continúan teniendo dificultades para integrarse en la empresa ordinaria, bien
por los estereotipos sociales acerca de su condición, bien por las dificultades o las
modificaciones que tiene que afrontar la empresa para contratarlos.
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padecen y seguir reforzando las normas sociales dominantes, concienciando a la población
en general y a quienes están más cercanos a las personas con discapacidad, en particular,
de la importancia de mantener una sociedad cohesionada que apoye a los miembros que
más lo necesitan, por estar inmersos en una espiral de factores que podrían ser
desencadenantes de exclusión múltiple.
Para finalizar, a pesar de todas las dificultades con las que hoy en día nos encontramos
respecto a la inclusión, no solo laboral, de las personas con discapacidad, a pesar de que
todavía queda mucho por luchar, el camino ha sido trazado y estamos empezando a
caminar.
Atrás quedaron otras épocas en las que las personas con discapacidad estaban avocadas a
no participar en la vida de la comunidad. Vivimos en una sociedad en la que prima la
competitividad, llegar más alto y cuanto antes mejor. Pero, a pesar de la crisis, de los
recortes y demás consecuencias del modelo capitalista, cada vez existen más iniciativas que
luchan por los derechos de las personas con discapacidad y favorecen su normalización en
la sociedad.
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8. BIBLIOGRAFÍA
CALDERÓN, M.J. & CALDERÓN, B. (2012): “Los Centros Especiales de Empleo como
mecanismo de tránsito hacia el mercado de trabajo ordinario”, CIRIEC-España,
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10-13] Disponible en
http://www.ciriec-revistaeconomia.es/banco/CIRIEC_7510_Calderon_y_Caldero
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47
saldana/la-integracion-laboral-de-las-personas-con-discapacidad-una-labor-
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48
http://www.jcyl.es/web/jcyl/binarios/675/381/Enclaves_laborales.pdf?
blobheader=application%2Fpdf%3Bcharset%3DUTF-
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NACIONES UNIDAS (2013) Programa de acción mundial para las personas con
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49
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