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Diabetes: causas, síntomas, consecuencias y prevención

La diabetes es una enfermedad que en la actualidad supone


un problema de salud mundial. En el año 2015 fallecieron 1.6
de personas en el mundo como consecuencia directa de la
diabetes, más 2.2 millones como consecuencia de tener
los niveles altos de glucemia.

La prevalencia de esta enfermedad ha aumentado


considerablemente en los últimos años. Concretamente desde 1980 hasta el año 2014, el
número de personas con diabetes aumentó en 108 millones.

En los países con ingresos medianos y bajos es donde se ha producido un mayor aumento
de casos y según las previsiones de la OMS, para el año 2030, la diabetes será la séptima
causa de muerte en el mundo.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica y a día de hoy incurable que aparece cuando el
páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza la insulina de una
forma eficaz.  Se produce en aquella situación en la que los niveles de azúcar o
glucosa en sangre son elevados.
A la glucosa que circula por la sangre se la llama glucemia, y según estén sus niveles
podemos hablar de:
 Hipoglucemia: Valores bajos de glucosa en sangre. Sus síntomas aparecen cuando
el nivel de glucemia está en 55mg/dl o menos.
 Normoglucemia: Valores normales de glucosa en sangre. En ayunas deben estar
entre 70-100mg/dl.
 Hiperglucemia: Valores anormalmente altos de glucosa en sangre. Superiores a
100mg/dl en ayunas.
Cuando hablamos de diabetes, tenemos por un lado la glucosa en la sangre es la
principal fuente de energía, y por el otro, la insulina, que es una hormona que se
produce en el páncreas y que ayuda a que la glucosa de los alimentos ingrese en las
células para ser utilizada como energía.

Algunas veces, el cuerpo no es capaz de producir insulina o de no producir suficiente con lo


que la glucosa se queda en la sangre y no llega a las células. Es en esta situación que
aparece la diabetes.

¿Para qué sirve la glucosa?


Cómo acabamos de mencionar, todas las células necesitan energía para estar activas y
mantener sus funciones vitales como es el latir del corazón, la respiración, el proceso
digestivo… Por otro lado, también esta energía es necesaria para mantener la temperatura
corporal y el movimiento muscular.
La glucosa es la principal fuente de energía de nuestro organismo. La obtenemos a
partir de la alimentación y es a través de la digestión que se pone en marcha una cadena de
transformaciones químicas que transforma los alimentos en nutrientes y éstos, en otros
elementos más pequeños.
Por ejemplo, si comemos arroz los nutrientes que
obtendremos serán hidratos de carbono y
posteriormente pasarán a ser un elemento básico, en este
caso glucosa.
Cuando nos alimentamos, los alimentos transitan por el tubo digestivo y cuando llegan al
intestino delgado, la glucosa pasa del intestino a la sangre y del torrente sanguíneo, a las
células.

La sangre es la encargada de transportar la glucosa al hígado donde es almacenada


para tener reservas de energía, pero también al cerebro y al resto de células del cuerpo.
¿Qué es la insulina y para qué sirve?
La insulina es una hormona del aparato digestivo que se produce en el páncreas y cuya
misión es la de facilitar la entrada de la glucosa en las células para que ésta se transforme
en energía.

Para que la glucosa pueda entrar en las células y ser utilizada como energía necesita
la mediación de la insulina.

Solamente el cerebro y las células de los tejidos nerviosos son las únicas que obtienen
glucosa directamente de la sangre, sin la mediación de la insulina.

Para que la insulina haga su trabajo de una forma eficaz se deben cumplir dos condiciones:

 Que el páncreas segregue la cantidad suficiente de insulina


 Que las células identifiquen a esta insulina y permitan su acción
Pero además de la insulina, el páncreas también segrega glucagón, que es otra hormona
que tiene justamente el efecto contrario de la insulina y hace subir los niveles de glucosa en
sangre.
Tipos de diabetes
Existen tres principales tipos de diabetes:

Diabetes Tipo 1
La diabetes de tipo 1 se caracteriza por una producción deficiente de insulina por lo
que requiere la administración diaria de esta hormona.
Esta producción deficiente de insulina se debe que el sistema inmunitario ataca y destruye
las células del páncreas que la producen. Puede aparecer a cualquier edad, pero, por lo
general, se diagnostica en niños y adultos jóvenes.
Se desconocen las causas de este tipo y con los conocimientos actuales tampoco se puede
prevenir. Las personas que tienen diabetes tipo 1 deben utilizar insuline todos los días
para sobrevivir.

Sus síntomas pueden aparecer de forma súbita e incluyen entre


otros:
 Excreción excesiva de orina
 Sed
 Hambre constante
 Pérdida de peso
 Trastornos visuales
 Cansancio

Diabetes Tipo 2
La diabetes tipo 2 se debe a un uso ineficaz de la insulina. Este es el tipo de diabetes
que representa a la mayoría de casos en el mundo y se debe en gran medida al sobrepeso,
a la obesidad y a la inactividad física.
Los síntomas de la diabetes tipo 2 son muy similares al tipo 1 pero menos intensos, lo
que provoca que en un gran número de casos se diagnostique la enfermedad cuando ya
tiene varios años de evolución y han aparecido ya complicaciones.
Diabetes gestacional
Como su nombre indica, la diabetes gestacional se caracteriza por el aumento de los
niveles de glucosa en sangre durante el embarazo.

En este caso la hiperglucemia alcanza valores que pese a ser superiores a los normales,
son inferiores a los establecidos para diagnosticar una diabetes.

Las mujeres que padecen diabetes gestacional corren un mayor riesgo de sufrir
complicaciones en el embarazo y en el parto, pero, además, tanto ellas como sus hijos,
tienen un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2 en un futuro.
Factores de riesgo para contraer diabetes tipo 2
Las probabilidades para desarrollar una diabetes tipo 2 depende de varios factores de riesgo
entre los que se encuentran principalmente la genética y el estilo de vida.

Aunque los factores relacionados con la genética no los podemos cambiar, sí que podemos
hacerlo con aquellos relacionados con la alimentación, el ejercicio y el control de peso.

Los factores relacionados con la probabilidad de padecer una diabetes tipo 2 son los
siguientes:

 Sobrepeso u obesidad
 Si se tiene más de 45 años
 Antecedentes familiares de diabetes
 Si se es afroamericano, nativos de Alaska, hispano o latino, indígenas americanos o
nativos de Hawái.
 Presión arterial alta
 Niveles de colesterol HDL (colesterol bueno) bajos o altos niveles de triglicéridos
 Antecedentes de diabetes gestacional
 Inactividad física, sedentarismo
 Antecedentes de enfermedades del corazón o accidentes cardiovasculares
 Depresión
 Síndrome de ovario poliquístico
 Si se tiene zonas de piel oscuras, gruesa y aterciopelada alrededor del cuello y de las
axilas.
Para prevenir este tipo de diabetes es recomendable mantener un peso saludable y bajar de peso si
es necesario. También se recomienda consumir menos calorías, realizar más ejercicio al menos 30
minutos al día de intensidad moderada y llevar una alimentación saludable evitando el azúcar y las
grasas saturadas.

¿Qué consecuencias tiene la diabetes?


Las consecuencias de la diabetes afectan tanto a la salud como a la calidad de vida de los
enfermos. Con el tiempo la diabetes puede causar serios daños en el corazón, en los vasos
sanguíneos, en los ojos, en los riñones y en el sistema nervioso, e incluso se puede llegar a
perder la vida.

 Los adultos con diabetes, tienen un riesgo 3 veces mayor de infarto de miocardio y
accidente cerebrovascular.
 La neuropatía de los pies en combinación con la reducción del flujo sanguíneo
incrementa el riesgo de úlceras en los pies, infección y amputación en última
instancia.
 La retinopatía diabética es una causa importante de ceguera y es la consecuencia del
daño que se va acumulando a lo largo del tiempo de los pequeños vasos sanguíneos
de la retina.
 Es una de las principales causas de insuficiencia renal.

¿Cuáles son las causas de la diabetes?


Este mes se conmemora el Día Mundial de la Diabetes. Te brindamos la información más
importante para saber en qué consiste esta enfermedad y cuáles son sus causas.

El 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, instaurado como fecha de


concientización global desde el año 1991 por iniciativa de la Federación Internacional de
Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). La oficialización de la fecha, no
obstante, ocurrió más de diez años después, en 2006, a partir de la resolución 61/225 de la
Organización de Naciones Unidas, que reconoce la diabetes como “enfermedad crónica,
debilitante y costosa que tiene graves complicaciones, conlleva grandes riesgos para las
familias, los Estados Miembros y el mundo entero”.

Como explica la OMS, hay dos clases de diabetes. El tipo 1 consiste en la ausencia absoluta
de síntesis de insulina y la padecen mayormente personas jóvenes. La diabetes tipo 2, en
cambio, afecta a la población adulta y se caracteriza por la reducción de la capacidad del
organismo para sintetizar insulina. Hay un tercer tipo, que es la diabetes gestacional y que
se desencadena durante el embarazo a raíz de cambios hormonales.

El creciente aumento de esta enfermedad a nivel global vuelve necesaria la toma de


conciencia y la difusión de información para detectarla y tratarla a tiempo.

Las causas de la diabetes son múltiples y varían según de qué tipo se trate. Entre las más
frecuentes encontramos:

- Sobrepeso u obesidad: el sobrepeso puede generar resistencia a la insulina, por lo cual


las personas que lo padecen tienen más riesgo de ser afectadas por la diabetes tipo 2.
- Falta de actividad física: el sedentarismo contribuye al aumento de peso que, en niveles
excesivos, produce sobrepeso u obesidad. Es importante considerar también el lugar del
cuerpo donde se acumula la grasa: la presencia de grasa en el vientre puede provocar
resistencia a la insulina, además de enfermedades cardiovasculares.

- Antecedentes familiares: el componente genético incide tanto en la diabetes tipo 1 como


en el tipo 2.

- Enfermedades hormonales: el llamado síndrome de Cushing y el hipertiroidismo generan


en exceso las hormonas cortisol y tiroides respectivamente, lo cual puede desencadenar la
diabetes.

- Pancreatitis: las lesiones en el páncreas pueden generar la pérdida de capacidad del


organismo para producir insulina.

- Medicamentos: aunque con poca frecuencia, algunos medicamentos como los


anticonvulsivos, los medicamentos psiquiátricos, algunos tipos de diuréticos y las medicinas
para tratar el HIV, entre otros, pueden facilitar el desencadenamiento de diabetes.
 

¿Se puede controlar la diabetes?


En todos los casos, la diabetes se puede controlar. Es necesario, para ello, hacer chequeos
regulares de glucosa en sangre, presión arterial y colesterol. Algunos consejos para manejar
la diabetes:
 
 Ante alguno de los siguientes síntomas, consultar con especialistas: visión borrosa,
pérdida de peso sin causa aparente, aumento de sed y de ganas de orinar,
entumecimiento de manos y/o pies, fatiga, aumento del apetito.
 No fumar.
 Hacer actividad física tres veces por semana.
 Seguir un plan de alimentación específico para diabetes.
 Monitorear la presión arterial y el colesterol.

¿Qué tan frecuente es la diabetes?


Para el año 2015, 30.3 millones de personas en los Estados Unidos, es decir, el 9.4 por
ciento de la población, tenían diabetes. Más de 1 de cada 4 de estas personas no sabían
que tenían la enfermedad. La diabetes afecta a 1 de cada 4 personas mayores de 65 años
de edad. Alrededor del 90-95 por ciento de los casos en adultos corresponden a la diabetes
tipo 2.

¿Qué problemas de salud pueden tener las personas con


diabetes?
Con el tiempo, los niveles altos de glucosa en la sangre causan problemas como:
 enfermedades del corazón
 accidentes cerebrovasculares
 enfermedades de los riñones
 problemas de los ojos
 enfermedades dentales
 lesiones en los nervios
 problemas de los pies
Las personas pueden tomar algunas medidas para reducir la probabilidad de tener
estos problemas de salud relacionados con la diabetes.
Tratamiento y control de la diabetes
Tratamiento de la diabetes tras el
diagnóstico
El tratamiento y cuidado de la diabetes tiene por
objetivo tener bajo control los niveles de glucosa en
la sangre. Para ello, una vez diagnosticada la diabetes,
es necesario seguir un control adecuado de la patología,
sobre todo en lo relativo al tratamiento farmacológico;
la ingesta de hidratos de carbono, para evitar que un
consumo excesivo de azúcares eleve la glucemia por encima de los umbrales saludables; y
llevar un estilo de vida activo, realizando ejercicio físico.

Inyecciones de insulina

Las personas con diabetes tipo 1 necesitan suministrar la insulina que su cuerpo no


sintetiza, la cual se debe administrar mediante inyección por vía subcutánea. Algunas
personas que han sido diagnosticadas con diabetes tipo 2 también necesitarán inyecciones
de insulina, pero lo más habitual es que antes de llegar a ese punto les sean pautados otro
tipo de medicamentos que ayuden a su organismo a controlar los niveles de glucosa en
sangre, y que se conocen bajo el nombre de antidiabéticos orales (ADO).

Antidiabéticos orales (ADO)

La metformina es un medicamento oral, del tipo biguanida, cuya función es reducir la


glucemia mediante la inhibición de la síntesis de glucosa (gluconeogénesis) en el hígado.
Este efecto hipoglucemiante suele ser suficiente para tratar a la mayoría de pacientes con
diabetes tipo 2, aunque es posible combinarlo con la administración de otras pastillas que
estimulen la producción de insulina en el páncreas. Entre estos medicamentos, conocidos
como secreta gogos, se incluyen las sulfonilureas y las meglitinidas, que suelen tomarse
junto a las comidas.
La diabetes es una patología crónica. El tratamiento de la diabetes tipo 1, tanto en lo
relativo a las inyecciones de insulina como al control nutricional, será de por vida.
Por su parte, el tratamiento de la diabetes tipo 2 variará conforme evolucione la patología.
Un adecuado control de la ingesta de alimentos y una mayor actividad física pueden hacer
aumentar la sensibilidad a la insulina, además de servir para mantener los niveles de
azúcar en sangre dentro de un rango saludable durante un tiempo prolongado, aunque
con el paso del tiempo, es muy posible que sean necesarios medicamentos orales o
inyecciones de insulina.
Aquellas personas que hayan sido diagnosticadas con prediabetes, es decir, que tengan
unos niveles de glucemia elevados pero no lo suficiente como para un diagnóstico de
diabetes mellitus, así como las que pertenezcan a uno de los grupos poblacionales con
factores de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 (personas con sobrepeso u obesidad, de
edad avanzada o mujeres embarazadas o que en embarazos anteriores hayan tenido
diabetes gestacional), se beneficiarán de seguir un tratamiento basado en una alimentación
saludable y equilibrada y un estilo de vida activo, a modo de prevención contra la diabetes.
Tratamiento de la diabetes con insulina
Todas las personas con diabetes tipo 1 necesitan seguir
un tratamiento con insulina, así como algunas personas con
diabetes tipo 2 o diabetes gestacional, aunque
con diferencias en cuanto a su pautado durante el día.
Será responsabilidad del médico, en coordinación con el
paciente, establecer el tratamiento adecuado, en el que se
especificarán las dosis y frecuencias necesarias en cada
caso particular, modificándolo de forma conveniente según
progrese la enfermedad o se produzcan cambios en la salud
del paciente.

Insulina y diabetes: imitar la función del páncreas


El objetivo del tratamiento con insulina es imitar la función del páncreas de las personas
sin diabetes. El páncreas secreta de manera continua una cierta cantidad de insulina basal
con el objetivo de que las células del organismo puedan captar la glucosa de la sangre
y poder utilizarla como fuente de energía.
Cuando, como resultado de la ingesta de hidratos de carbono en la comida, aumenta el nivel
de azúcar en la sangre, el páncreas secreta una mayor cantidad de insulina para hacer
frente a este pico de glucemia.

Terapia basal-bolo para el suministro de insulina


Para lograr reproducir este modo de funcionar del páncreas, la terapia basal-bolo consiste
en intentar mantener un nivel de insulina basal combinándolo con unos ‘bolos’ de
insulina junto a las comidas. Este objetivo se puede conseguir mediante el uso de
una bomba de insulina, un aparato que esté continuamente inyectando la dosis de
insulina programada.
También puede conseguirse mediante el uso de diferentes tipos de insulina repartidos
en varias inyecciones a lo largo del día: unas inyecciones de insulina de acción lenta o
intermedia cubrirían la dosis basal, mientras que otras inyecciones de insulina de acción
rápida o regular suplirían los bolos correspondientes a las comidas.

Insulina de acción rápida


Varias marcas comerciales ofrecen este tipo de análogos de insulina, que consisten en
moléculas de insulina sintética con algunas modificaciones químicas que permiten regular su
tiempo de activación (a los 10 – 15 minutos de haberlas inyectado), con un pico de actividad
entre los 30 y los 90 minutos, y una duración de entre 3 y 4 horas.

Insulina regular
Se activa a los 30 – 60 minutos de haberse inyectado y presenta un pico de actividad a las 2
– 3 horas, con una duración de entre 5 y 7 horas. Aunque se puede usar para los bolos de
las comidas, las más modernas insulinas de acción rápida imitan de forma más eficaz el
perfil secretor del páncreas de una persona sin diabetes.

Insulina intermedia (NPH)


Esta insulina viene conjugada con una proteína que hace que su absorción sea más lenta,
por lo que su activación comienza entre 1 y 2 horas tras la inyección, con un pico de
actividad entre las 4 y las 7 horas posteriores y una duración total de 10 a 13 horas. Para su
uso como insulina basal serán necesarias 3 inyecciones al día.

Insulina de acción lenta


Las insulinas de este tipo hacen que su liberación al torrente sanguíneo sea muy gradual,
desde 1 – 2 horas tras la inyección y hasta 24 horas después, sin que haya picos de
actividad muy apreciables.
Este tipo de terapia presenta numerosas ventajas, ya que el control metabólico es mejor
cuanto más se parezca al funcionamiento fisiológico normal; y además permite una
mayor flexibilidad, tanto horaria para la administración de las inyecciones, como de
dosificación, ajustable según las necesidades puntuales de las comidas y
del ejercicio físico.
El inconveniente es el número de pinchazos necesarios durante el día, entre 4 y 6 de
forma habitual, por lo que puede presentar resistencia en los niños o incomodidad en los
adultos, salvo que se recurra al uso de una bomba de insulina permanente.
Otras pautas de inyección de insulina son posibles, según las necesidades particulares de
control de los niveles de glucosa en sangre del paciente con diabetes.

Una dosificación inadecuada o un error en la administración de una de las


inyecciones pueden tener consecuencias en el efecto de la insulina, siendo posible que se
produzcan hiperglucemia o hipoglucemias si la dosis efectiva de insulina no se
corresponde con las necesidades de acuerdo a la ingesta de hidratos de carbono o la
actividad física realizada.
Entre los factores que pueden modificar la acción de la insulina, unos pueden adelantar su
actividad, con el riesgo de provocar una hipoglucemia, como la aplicación de calor o de
masajes en la zona en la que se ha inyectado la dosis. También tienen este efecto las
inyecciones demasiado profundas que alcanzan tejido muscular.
Por el contrario, la aplicación de frío en el lugar de la inyección o que esta sea demasiado
superficial pueden hacer que se retrase el inicio de su actividad, con el riesgo de que se
produzca una hiperglucemia en ese intervalo.  También, como regla general, las
inyecciones en abdomen y brazos actúan antes que las realizadas en glúteos o muslos, por
lo que será conveniente tenerlo en cuenta.

Tratamiento según el tipo de diabetes


No hay un único tratamiento para la diabetes mellitus, sino que este dependerá tanto del
tipo concreto de enfermedad como de la condición física de la persona que la padece. En
general, todos incluyen un componente de control nutricional relacionado sobre todo con la
ingesta de las cantidades adecuadas de hidratos de carbono, una recomendación de llevar
un estilo de vida activo y realizar ejercicio físico. A la hora de controlar la glucemia de
la persona con diabetes, podrá ser necesario o no la administración de insulina u otros
medicamentos.

Tratamiento de la diabetes tipo 1


El tratamiento para la diabetes tipo 1 busca suplir el déficit de producción de insulina
del páncreas, por lo que esta hormona deberá ser inyectada a diario según la pauta
recomendada por el médico más acorde con las necesidades del paciente.
Terapia basal-bolo

Una terapia basal-bolo consistirá en unas 4/6 inyecciones de distintos tipos de insulina


al día, unas de acción lenta destinadas a mantener un mínimo de la hormona en la
sangre que permita a las células utilizar la glucosa de la sangre y otras de acción rápida con
cada comida para asegurar la asimilación de los hidratos de carbono ingeridos sin que se
produzcan hiperglucemias.
Evitar y reaccionar ante hiperglucemias e hipoglucemias
La persona con diabetes tipo 1 deberá aprender a modificar la dosis de insulina de forma
adecuada para adaptarse a cambios puntuales en la dieta o a la realización de ejercicio
físico y, así, evitar hipoglucemias e hiperglucemias. También deberá saber cómo
reaccionar en caso de que se produzca una de estas crisis y llevar consigo lo necesario
para tratarlas (insulina para hiperglucemias; tabletas de glucosa y kit de glucagón para las
hipoglucemias).

Alimentación: hidratos de carbono y lípidos

Parte del tratamiento de la diabetes tipo 1 es el control riguroso de la alimentación. Además


de la recomendación general de llevar una alimentación saludable y equilibrada, en este
caso es muy importante cuantificar la cantidad de hidratos de carbono ingeridos en cada
comida, así como consumirlos en cantidad suficiente durante todo el día.
Las personas con diabetes tipo 1 no suelen tener sobrepeso en el momento del
diagnóstico, en parte debido a que la falta de insulina les impide metabolizar el exceso de
azúcares en la sangre hacia las reservas de grasa y toda su energía la obtienen a partir
de los lípidos y proteínas de la dieta.
De hecho, uno de los síntomas de esta patología es la pérdida de peso. Por este motivo,
por lo general, el control nutricional no está orientado hacia la restricción calórica sino
a garantizar la presencia de todos los nutrientes en cada comida y a lo largo del día.

Tratamiento de la diabetes tipo 2


En las personas con diabetes tipo 2, en cambio, sí que es muy frecuente que haya
un exceso de peso. Tanto el sobrepeso como la obesidad son factores de riesgo para
desarrollar este tipo de diabetes por la resistencia a la insulina que induce el exceso de
tejido adiposo.
En estos casos, el tratamiento de la patología incluirá una dieta con el doble objetivo
de mantener los niveles de glucosa en sangre bajo control y tratar de reducir el peso
corporal, por lo que se hará mayor énfasis en evitar azúcares refinados, alimentos
elaborados a partir de harinas no integrales y grasas saturadas.
Actividad física

También será muy importante que las personas con diabetes tipo 2 adopten un estilo de vida
que incluya la realización de mayor actividad física y la práctica regular de
ejercicio. Combatir el sedentarismo ayudará a reducir la hiperglucemia con menor
dependencia de la medicación, servirá para reducir el peso en caso de que sea necesario
y, además, contribuirá a re-sensibilizar al organismo a la insulina producida por el páncreas.
Uso de antidiabéticos orales e inyecciones de insulina

De manera inicial, las personas con diabetes tipo 2 podrán tratar la enfermedad con cambios
en la dieta y el nivel de actividad física, pero si esto no resulta suficiente es probable que
requieran la prescripción de medicamentos antidiabéticos orales o, incluso, inyecciones
de insulina. El tratamiento concreto dependerá de la condición de cada paciente, de su
adaptación al mismo y de la evolución de su patología.
Glucagón listo para usar
La empresa estadounidense Xeris Pharmaceuticals ha desarrollado G-Pen, una pluma de
glucagón de rescate lista para usar, por lo que no requiere de preparación ni reconstitución
de los ingredientes, como es habitual en otros modelos. Esto facilita su aplicación en casos
de hipoglucemia grave, al permitir una administración más rápida y que solo requiere de
una capacitación previa mínima. Además de su eficacia y seguridad, que ya ha sido probada
en varios ensayos clínicos y estudios de usabilidad, la pluma G-Pen es estable a
temperatura ambiente, lo que también facilita su transporte.
En la actualidad, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos
(FDA, según sus siglas en inglés), entidad encargada de la aprobación de nuevos
tratamientos para su uso en pacientes, está evaluando este producto. A la espera de una
resolución positiva por su parte, Paul R. Edick, presidente y director ejecutivo de Xeris,
se ha mostrado satisfecho con el desarrollo de este nuevo sistema de inyección del
glucagón, que “tiene el potencial de ser una alternativa bien tolerada y funcionalmente
efectiva para tratar la hipoglucemia severa, tanto en adultos como en niños con diabetes”.

Tratamiento de la diabetes durante el embarazo


La diabetes, tanto del tipo 1 como la diabetes tipo 2, no
tiene consecuencias sobre la fertilidad si se lleva
un adecuado control de la glucemia con el
tratamiento, por lo que las mujeres con diabetes
podrán quedar embarazadas con normalidad.
Para un buen desarrollo de la gestación, esta deberá
ser planificada adecuadamente por la madre junto con
su equipo médico. El embarazo es un periodo en el
que cambian las necesidades de control
glucémico de la madre con diabetes. Por un lado, su organismo intentará aumentar las
reservas energéticas para hacer frente al correcto desarrollo del feto, por lo que será
necesario adaptar las cantidades de hidratos de carbono ingeridas.

Diabetes pregestacional

Por otro lado, el exceso de glucosa en sangre puede provocar alteraciones en el embrión,


sobre todo en el primer trimestre. Por este motivo, las mujeres con diabetes
pregestacional siempre tendrán que seguir un tratamiento con inyecciones de
insulina o medicamentos que reduzcan la glucemia.

Diabetes gestacional

El embarazo es, asimismo, un motivo para que el cuerpo de la madre desarrolle


cierta resistencia transitoria a la insulina y se diagnostique una diabetes gestacional en
mujeres que no tenían esta enfermedad antes.
En estos casos, el tratamiento suele consistir únicamente en un estricto control de la
dieta para evitar hiperglucemias y la realización de una mayor actividad física, siempre y
cuando no existan motivos que lo contraindiquen. En algunos casos podrá ser necesario
recurrir a la administración de insulina en inyecciones.
La diabetes gestacional suele desaparecer tras el nacimiento del bebé, por lo que el
tratamiento después del parto dependerá de que se normalicen los niveles de glucosa en
sangre de forma espontánea. Tanto la lactancia materna como la actividad física ayudarán
a eliminar la resistencia a la insulina y prevenir la aparición de diabetes tipo 2 más
adelante.

Control de la diabetes
Control de la glucemia en la diabetes
El organismo de una persona con diabetes no puede
controlar de una forma adecuada los niveles de
glucosa en la sangre. Lograr que los niveles de
glucemia no excedan los umbrales saludables será el
objetivo prioritario del tratamiento para la diabetes, por lo
que se controlará la ingesta de alimentos, especialmente
los hidratos de carbono, y en los casos en que sea necesario, se administrará insulina o
medicamentos que ayuden a reducir la hiperglucemia.

Mediciones periódicas de la cantidad de glucosa en sangre


Por este motivo, especialmente si es necesaria la administración de inyecciones de insulina
para lograr el objetivo de mantener la glucemia bajo control, las personas con diabetes
deben realizarse mediciones periódicas de la cantidad de glucosa en sangre, varias
veces al día, tanto antes como después de las comidas.
Resultado del nivel de glucemia
El resultado de estas mediciones se tendrá en cuenta tanto a la hora de ajustar la dosis de
insulina como para realizar los cambios que sean necesarios en el plan de alimentación y
de actividad física.
La siguiente tabla muestra los valores de glucemia normales en una persona sin diabetes
antes y después de las comidas, así como los umbrales que no deberían sobrepasar las
personas con diabetes para evitar las consecuencias negativas para la salud, tanto a corto
como a largo plazo:
# Basal (en ayunas) Postpandrial (2 horas tras comida)
Sin diabetes 70 – 100 mg/dl <140 mg/dl
Con diabetes tipo 1 o tipo 2 70 – 130 mg/dl <180 mg/dl
Con diabetes gestacional 70 – 95 mg/dl <120 mg/dl
Una glucemia inferior a 70 mg/dl en cualquier momento del día es indicativa de estar
sufriendo una hipoglucemia y deberá ser tratada de forma inmediata.

Glucómetro
La medición de los niveles de glucosa en la sangre se hace
con un aparato llamado glucómetro. Para ello, es necesario
realizar un ligero pinchazo en la yema de un dedo, que
permita extraer una gota de sangre con la que medir el
valor de la glucemia capilar.

Dicha gota de sangre se pondrá en una tira reactiva que, al


ser introducida en el glucómetro, este indicará el resultado de los niveles de glucosa en
sangres, mostrando al paciente la medición de la glucemia en unidades de concentración.
Para reducir, pero no sustituir, la realización de los pinchazos para obtener sangre en las
personas que necesiten realizar múltiples medidas a lo largo del día, como aquellas con
diabetes tipo 1, se han desarrollado otro tipo de sistemas capaces de medir la glucemia
intersticial a través de una minúscula cánula que atraviesa la piel. Se trata de los sistemas
de monitorización continua y los sistemas de monitorización tipo flash.

Sistemas de monitorización continua y tipo flash de la glucemia


intersticial
Los primeros están constantemente midiendo los niveles de glucosa mientras que el
segundo tipo sólo realiza la medición cuando el monitor se acerca al sensor. Los
sensores disponibles en la actualidad pueden ser utilizados entre 6 y 14 días sin ser
necesario reemplazarlos.
La utilización de este tipo de medidores sin pinchazo, si bien no reportan unos valores
igual de precisos que la medición de la glucemia capilar, ya que miden la glucemia
intersticial, conlleva una considerable mejoría en la calidad de vida de las personas con
diabetes y permite llevar un control más exhausto de los niveles de glucosa en distintos
momentos del día, lo que se traduce en un conocimiento más continuado de los niveles de
glucosa en sangre y, por lo tanto, más calidad de vida.
El uso de un sistema de monitorización continua o tipo flash junto con una bomba de
insulina, y los sistemas de medición tradicionales, son la manera más eficaz de mantener
siempre controlados los niveles de glucosa en sangre.

Alimentación y tratamiento para controlar la diabetes


Las personas con diabetes que no requieren la administración de insulina para controlar su
glucemia tampoco necesitan una medición tan exhaustiva de sus niveles de glucosa en la
sangre. En la mayoría de los casos de personas con diabetes tipo 2, que es el tipo de mayor
prevalencia en la población, el tratamiento para evitar la hiperglucemia y sus consecuencias
puede consistir en un control más riguroso de la alimentación, así como la introducción
de hábitos de vida más saludables, como la práctica de ejercicio físico.
La alimentación debe ser siempre saludable, basada en una dieta equilibrada, con aporte de
hidratos de carbono en cada comida a partir de alimentos como frutas, verduras y cereales
integrales, evitando aquellos otros que sean ricos en azúcares libres, como néctares,
refrescos o productos elaborados con harinas refinadas.

Es importante cuantificar la cantidad de carbohidratos ingeridos, así como planificar


adecuadamente todas las comidas a lo largo del día, sin exceder las cantidades permitidas
en ninguna de ellas, pero también sin saltarse ninguna. Mantener una regularidad en la
frecuencia de las comidas ayudará a mantener a su vez un patrón saludable de los niveles
de glucosa en sangre a lo largo del día, evitando tanto hiperglucemias excesivas como
momentos de hipoglucemia.

Eficacia del tratamiento para el control de la diabetes


La eficacia del tratamiento para el control de la diabetes se evaluará mediante el análisis
periódico de los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c). La proporción de esta
variante sobre el total de hemoglobina sirve como indicador del nivel de glucemia medio en
los dos o tres meses anteriores.
Aunque el objetivo depende de distintos factores, la pauta general para las personas con
diabetes es que su porcentaje de HbA1c no supere el 7%. A partir de este umbral aumenta
el riesgo de sufrir complicaciones asociadas al exceso crónico de glucosa en sangre.

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