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ENSAYO SOBRE EL ANÁLISIS DE LOS POSTULADOS DE SÓCRATES,

PLATÓN Y ARISTÓTELES
Sócrates, fue considerado como uno de los más grandes pensadores y
pioneros de la ética, además de haber sido maestro de Platón, quién a su vez,
fue maestro de Aristóteles, razón principal por la cual comparten características
dentro de su tradición filosófica. Para Sócrates la virtud (areté) es la ciencia del
bien, de la cual se deriva el conocimiento que es el que permite obtener la
felicidad en el alma, por el contrario, en una persona que presenta ignorancia,
involuntariamente pecará con el mal. Su método para encontrar la definición
universal de las cosas se basó en dos partes: la ironía y la mayeútica. En
cambio, Platón propone un ideal de vida basado en la virtud y la sabiduría.
Para que exista virtud establece ciertos criterios. En la política estableció que,
los que gobiernan deben ser los sabios quienes, para Platón, eran los filósofos,
esto porque según él, sólo ellos tienen el perfecto conocimiento del hombre, de
su finalidad y sus virtudes. Dentro de la educación, creía firmemente que esta
era fundamental para el desarrollo de una sociedad, sin embargo, proponía el
comunismo para gobernantes y guerreros con métodos controversiales,
además de seleccionar a los recién nacidos, para “desechar” a los que no
cumplen con las características de su sociedad “ideal” (Sanabria, 2005).
Finalmente, Aristóteles, discípulo de Platón desarrolló la ética teológica,
basándose en que, cada fin, tiene su método específico de acuerdo a su
objetivo. A diferencia de Platón, Aristóteles percibe como diferentes e
independientes a la ética y política de las teologías como física o matemática y
de las técnicas o artes. Aristóteles planteó que, el bien del hombre consiste en
la felicidad, que es la racionalidad del alma conforme a la virtud. Para este
filósofo, la justicia está ligada al bien, pero para ser justos y buenos hay que
practicar el bien, puesto que, si no se conoce del bien, su juicio estará afectado
por los placeres inmediatos y la maldad que éstos pueden conllevar, así, la
justicia es la virtud que nos inclina a dar a cada individuo lo que le corresponde
(San Martín, 2003).
La ética de Sócrates se basa en el diálogo, en cual intuye un fundamento
esencial y objetivo que permite responder a la cuestión sobre el bien (Yarza,
1996). Sus diálogos se basaban en resaltar la importancia del alma, porque la
virtud, es la fuente de donde nacen todos los bienes. El hombre en su
búsqueda de su propio bien necesita conocer de la virtud para alcanzarlo, es
así que el hombre virtuoso es el sabio, y por el contrario el hombre actuará con
el mal cuando no conozca del bien o, dicho de otra forma, el hombre es malo
involuntariamente por su ignorancia. Para Sócrates la virtud radica en la
sabiduría práctica (frónesis), la cual tiene diferentes nombres según el objeto
en cuestión, así, se llama piedad si se refiere a las relaciones de los hombres
con los dioses; justicia, si regula las relaciones entre los hombres; templanza, si
modera los apetitos inferiores. Por tanto, el que tiene una virtud las tiene todas.
Creía firmemente en que vale más sufrir una injusticia que cometerla, incluso
cuando estuvo en la cárcel y sus amigos le sugirieron fugarse de la misma,
respondió, “si toda mi vida he predicado la virtud y el respeto a la ley ¿cómo
voy a quebrantar la ley?'' (Sanabria, 2005). Su método consta de dos fases, la
primera es la fase irónica-refutativa, cuyo objetivo principal era que la audiencia
reconociera su ignorancia mediante el análisis práctico, donde Sócrates
preguntaba al oyente en principio, lo más simple e inocente, para proseguir
hasta llegar al tema filosófico de interés en cada caso, hasta que el discípulo se
veía obligado a reconocer su ignorancia. Llegado a este punto, empezaba la
segunda fase, la mayéutica, también denominada arte de dar a luz, la cual
consistía en la búsqueda de la verdad, mediante una serie de interrogantes y
observaciones cada vez más precisas, Sócrates llevaba al interlocutor a
formular los enunciados o conceptos que consideraba correctos sobre el tema
en cuestión, para llegar finalmente, a esa definición universal. La
intencionalidad de Sócrates era práctica: determinar los verdaderos valores a
realizar. Su ética, es una seria reflexión sobre el obrar y el vivir.
Platón plantea que, el sabio es el que practicando la virtud pone orden,
equilibrio y armonía en todo su ser, de acuerdo con la razón. Por tanto, el bien
del hombre es una vida mixta alimentada por dos fuentes "la del placer, que se
puede comparar a una fuente de miel, y la de la sabiduría, de la cual brota un
agua pura y saludable". El sumo bien (la felicidad) se consigue por medio de la
virtud, que es lo más precioso que existe, esto lo resalta cuando menciona que,
"todo el oro que hay encima y debajo de la tierra no es bastante para darlo en
cambio por la virtud". Los criterios la determinar la naturaleza de la virtud son:
la virtud como armonía, donde la justicia tiene por fin introducir la armonía entre
los diversos elementos del compuesto humano; la virtud como salud del alma,
la cual resulta de la armonía y proporción de los diferentes elementos del
cuerpo, así la virtud es la salud del alma y resulta de la medida y proporción en
la vida; la virtud como purificación, que consiste en reprimir las pasiones
(separar lo más posible el alma del cuerpo) y en purificarse para volver a la
contemplación de las Ideas consigo mismo; la virtud como imitación de Dios,
donde el filósofo tiene que esforzarse por huir del mundo de las apariencias y,
"asemejarse
en lo posible a Dios, haciéndose justo y santo, por medio de la sabiduría”. Para
Platón “Dios es la medida de las cosas” y para hacerse amigos suyos es
preciso asemejarse a él mediante una conducta virtuosa (Sanabria, 2005).
Mientras que Sócrates identificó la virtud con la sabiduría práctica, Platón se
inclina por la pluralidad de la virtud. Aunque este último no especifica cuál es la
virtud fundamental, a veces diciendo que es la sabiduría (reminiscencia
socrática), y en otras ocasiones, la justicia. Sin embargo, delimitó las cuatro
virtudes fundamentales: justicia, virtud cuyo objetivo es la armonía de las otras
tres virtudes, dando a cada parte lo que le corresponde en la totalidad;
prudencia, virtud que tiene la función de regular el conjunto de las acciones
humanas y dirigir toda la vida práctica; fortaleza, la cual cumple con la misión
de regular las pasiones nobles y generosas para que el hombre domine el dolor
y sacrifique el placer si lo exige el cumplimiento del deber; y templanza, virtud
que es la serenidad, el dominio de sí mismo, regulando actos del alma
concupiscible (dicho del alma de los deseos innobles, que a menudo son las
necesidades propias y de toda la sociedad) (Sanabria, 2005).
La Política fue estudiada por Platón, debido a la interrelación que veía entre la
moral y la política, estableciendo que, la Polis (sociedad) debe proporcionar al
individuo la oportunidad de practicar la virtud, y para que esto se dé
correctamente, la dirección de la sociedad debe corresponder a los filósofos
porque sólo ellos tienen la sabiduría, porque, mientras los filósofos no sean
reyes en las ciudades, o quienes se llaman reyes y gobernantes no hayan
llegado a ser verdaderos, cumplidos filósofos, no habrá fin para las desgracias
y los desórdenes de los Estados, ni para los del género humano. Tanto así que
creía firmemente que la ciencia suprema era la filosofía y las demás sólo eran
sus partes. En su ideal de sociedad, el alma de los hombres se divide en tres
partes: la racional, que son los gobernantes que dirigen la polis; la irascible,
que son los guardianes que defiende la ciudad; y la concupiscible,
correspondiente a la clase inferior que son los artífices y agricultores que
proveen las necesidades materiales. Su posición frente a la educación fue
distinguida, poniendo a esta como pilar esencial para el desarrollo de la
sociedad en su ética y política. En cuanto a su comunismo se refiere, determinó
que los gobernantes y guerreros no tengan casa, ni dinero, ni tierras, ni familia
propia. Señaló entonces que, "las mujeres de nuestros guerreros serán
comunes a todos. Ninguna de ellas habitará en particular con ninguno de ellos.
Los hijos serán comunes, y los padres no conocerán a sus hijos, ni éstos a sus
padres". Además, para que la sociedad sea perfecta, Platón prescribe que: los
niños débiles o deformes sean ahogados, los individuos insociables deben ser
exterminados, las relaciones sexuales deben ser rigurosamente controladas
por los gobernantes, y que las mujeres son iguales al hombre, y por lo mismo,
reciben la misma educación y se ocupan en los mismos oficios, aun en la
guerra. Dentro de las leyes que propuso, las más destacadas son: los hombres
bien nacidos no pueden tocar más que a su propia mujer y el ateísmo era el
delito más grave, ya que, según este filósofo, los hombres son propiedad de los
Dioses. En cuanto a la ética, no comparte la opinión con Sócrates quien creía
que era un saber impreciso, en cambio Platón la convierte en un saber exacto,
porque exacta es la estructura de la realidad, y las opiniones, como la misma
experiencia, acaban por contar poco frente a la ciencia (Sanabria, 2005).
Aristóteles por su parte, reconoce una pluralidad de conocimientos que, pueden
llamarse científicos, a cada uno de los cuales corresponde un método distinto
que está específicamente determinado por la naturaleza de su objeto propio.
En la ética y la política, se opone a lo propuesto por Platón, instituyéndolos
como el saber práctico, diferente e independiente del saber teórico, cuyos
principios no pueden ser de otro modo, los cuáles son propios de la filosofía
primera o teología, la física y la matemática, así como del saber productivo, que
integran las distintas técnicas o artes (San Martín, 2003).
La ética se trata entonces, de la práctica, y concretamente qué acción es justa,
el cómo realizo la justicia yo aquí y ahora, pasando a segundo plano el saber
teórica y universalmente qué es lo justo. En palabras del filósofo, “el fin de la
ética no es el conocimiento, sino la acción” y por esta razón, “no investigamos
para saber qué es la virtud, sino para llegar a ser buenos”. Consecuentemente,
sólo puede haber inteligencia ética si el hombre ya es bueno, pues la maldad
trastorna el juicio y hace que nos engañemos al respecto, así como las cosas
dulces nos parecen amargas si estamos enfermos. Únicamente siguiendo,
sirviendo y perfeccionado a este saber práctico se puede dar lugar la ciencia
ética, cuyos argumentos tienen fuerza para impulsar y orientar a quienes son
generosos, tienen carácter noble y aman la bondad, por el contrario, serán
incapaces de hacerlo aquellos que se dejan gobernar por sus pasiones y no
tienen idea de lo que es noble y verdaderamente agradable, ya que nunca lo
han probado. La ética aristotélica se organiza en torno a los conceptos de bien
y virtud, pero el bien para este filósofo no es necesario que tenga un sentido
moral, en cambio radica en el fin hacia el cual y por el cual la cosa se mueve.
En principio el bien es cualquier cosa deseable, pero a diferencia del deseo
animal, los humanos tienen una combinación de inteligencia y deseo, que
permiten una elección deliberada. Pudiendo así, tener diferentes fines como: el
fin de la medicina es la salud; el de la arquitectura, la edificación; el de la
estrategia militar, la victoria; el de la economía, la riqueza; el de la falsificación,
el engaño. Cada una persigue algo que “es bueno para su fin”. En la política,
asemejándose a lo planteado por Platón, establece que el “bien del hombre” es
una parte del bien superior de todos los hombres, es decir, del bien de la
ciudad (pólis), objeto de la política. Aristóteles reconoce cuatro modos
principales de vida: la vida voluptuosa, cuyo fin es el placer; la vida política,
cuyo fin es el honor y la virtud; la vida teorética, cuyo fin es el saber, o
expresado de otro modo, la inteligencia de las cosas bellas y divinas; la vida de
lucro, cuyo fin es la riqueza. Sin embargo, reconoce que sólo los primeros tres
podrían constituir una vida feliz, excluyendo el cuarto, por la razón de que, hay
algo demasiado violento en una vida que toma por fin último lo que no es más
que un medio. En cuanto a la virtud [areté], el filósofo establece que la felicidad
es una actividad racional del alma conforme a la virtud, y si las virtudes son
varias, mejora y perfecciona el alma, convirtiéndose en una vida entera. Las
virtudes reconocidas por Aristóteles son las virtudes éticas (virtudes de la parte
deseosa del alma) y las virtudes intelectuales (virtudes de la parte que posee a
la razón y piensa. La virtud por tanto es un hábito de decidir, el cual consiste en
un término medio respecto a nosotros, determinado por la razón y tal como lo
determinaría el hombre prudente (San Martín, 2003). En su concepción de
justicia, la señala como la virtud que nos decanta a dar a cada uno lo suyo, es
decir, lo que le pertenece, distinguiendo dos clases: la justicia universal, que
consiste en la obediencia hacia la ley, en este sentido compartía el respeto
hacia la ley de la Polis con Platón y Sócrates ya que, según Aristóteles, la
primera manera de ser injusto radicaba en violar dichas leyes; y la segunda la
justicia particular, dividida en: justicia distributiva, la cual consistía en repartir
los bienes sociales por meritocracia; justicia correctiva, basada en la reparación
de los daños tanto voluntarios como involuntarios, por ejemplo el derecho civil y
el penal; y finalmente la justicia conmutativa, encargada de dirigir las relaciones
comerciales de compra venta y otras de tipo análogo, por tanto, una persona
puede renunciar a sus derechos (por ejemplo, a no reclamar el precio de una
mercancía vendida), pero no a sus deberes (a pagar el precio acordado por la
mercancía comprada) (Lozano, Martínez, Lópes, y Figueroa, 2015).
Una vez analizados los postulados de Sócrates, Platón y Aristóteles, se
encontró una amplia relación en la ética de la justicia por parte de los tres
autores, compartiendo el hecho de que el primer paso para ser injusto es
quebrantar la ley impuesta por la sociedad, en cuanto a los métodos utilizados
para impartir sus doctrinas, Sócrates y Platón utilizaron la dialéctica para
encontrar las definiciones a los temas filosóficos cuestionados por ellos, si
embargo, mientras Sócrates utilizaba a la gente común para sus diálogos y la
búsqueda de las definiciones, Platón no creía en la democracia, y su creencia
se basaba en que sólo los filósofos tienen la verdad, creyendo que la filosofía
era la ciencia principal y las demás ciencias como las secundarias, por su
parte, Aristóteles realizo múltiples escritos donde a través del discernimiento de
sus predecesores sistematizó los diferentes temas abordados por los mismos
como la ética del bien, la justicia, la política, la felicidad y la virtud, lo que lo
llevó a ser conocido como el padre de las diferentes áreas a las cuáles abordó.
En cuanto a su posición y definición del bien, Sócrates en sus constantes
diálogos no dio una definición exacta, esto se refleja en la ya conocida frase
que relató Platón, su discípulo, sobre Sócrates indicando que dijo “solo sé que
nada sé”, aunque si enfatizó que el bien se encuentra en la práctica del mismo
y para eso es necesario conocerlo, para no obrar mal por ignorancia, en este
aspecto Aristóteles también señala que el hombre será bueno y justo cuando
practique la bondad y la justicia creando un hábito. En cambio, Platón señala
que el bien lo conocen los filósofos quienes son dueños de la verdad, y
establece una definición exacta, refiriéndose al bien como el alcance de la
felicidad, y para llegar a esta el hombre la consigue por medio de la virtud.
Aristóteles por su parte, estableció que el bien está condicionado por el fin,
siendo así que lo bueno es bueno si con ello alcanzas el fin propuesto.
Finalmente, la virtud para Sócrates radicaba en el alma, la cual se basada en la
práctica de la sabiduría, alguien que conoce del bien y lo practica en su vida
cotidiana es una persona virtuosa, Platón va más allá y pluraliza la virtud en
justicia, prudencia, fortaleza y templanza, la persona que cumple con dichas
virtudes es a quien se denomina virtuoso. Y, Aristóteles como su antecesor
Sócrates, creía fielmente en la práctica del conocimiento del bien, para él no
era suficiente con saber ser virtuoso, por que el fin de la virtud es ponerla en
práctica. De esta manera, se puede sintetizar lo siguiente, los filósofos antes
mencionados fueron grandes pensadores de la historia humana, su importancia
es tal, que incluso después de varios siglos, sus obras aún son estudiadas e
impartidas en la enseñanza de la ética, la política y la justicia. Se puede
compartir determinadas enseñanzas de cada filósofo, más no hay que
quedarse con una sola, ya que de discípulo a discípulo se ha ido mejorando el
discernimiento de sus planteamientos, y por tanto, no seguir mejorando sus
conocimientos, sería una falta de respeto como estudiantes sobre sus
enseñanzas como maestros, por ello, de Sócrates y Aristóteles se toma en
consideración su método práctico sobre la ética, y la importancia del
conocimiento del bien antes actuar, ya que, un amplio conocimiento del bien en
las diferentes situaciones personales o profesionales que se puedan presentar,
permitirá evitar cometer errores antes hechos, porque para eso está la
información disponible y al alcance de todos. Para querer justicia es necesario
evitar sucumbir ante los deseos que puedan ser injustos para otros como lo
plantea Platón, la inteligencia es una capacidad de todas las personas y el
desarrollarla a tal punto que se pueda conocer las posibles consecuencias de
nuestros actos permitirá ser justos con los demás, sabiendo que la ley aplica
para todos, y si las mismas leyes se encuentran mal planteadas por los que
gobiernan, en nuestras manos está prepararnos tanto que podamos llegar
algún día a cambiar esas leyes mal planteadas, para mejorar las condiciones y
la calidad de vida de nuestra sociedad, porque el conocimiento siempre será el
medio para alcanzar un fin.

Referencias
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Hill Interamericana de España.
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