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Platon:
Platón, uno de los filósofos más influyentes de la historia, nació alrededor del año 427 o
428 a.C. en Atenas, Grecia, en una familia aristocrática. Su nombre real era Aristocles, pero
debido a su constitución física robusta, recibió el apodo de "Platón", que significa "el de
espalda ancha". A los 20 años aproximadamente conocía a Sócrates, y fue su discípulo
durante su juventud, experiencia que marcó profundamente su pensamiento filosófico.
Después de la muerte de Sócrates en el año 399 a.C., Platón viajó por varios lugares,
incluyendo Egipto, Italia y Sicilia, en busca de conocimiento y experiencias. A su regreso a
Atenas en el año 387 a.C, fundó la Academia, una institución dedicada al estudio de la
filosofía, las matemáticas y las ciencias naturales, que se convirtió en el primer centro de
enseñanza superior de la historia occidental, con reconocidos estudiantes como el propio
Aristoteles.
Platón escribió una extensa cantidad de diálogos filosóficos, en los que presenta las ideas
de su maestro Sócrates como personaje principal. Sus obras más conocidas incluyen "La
República", donde expone su teoría del Estado ideal y la naturaleza de la justicia; "Fedón",
que trata sobre la inmortalidad del alma; y "El Banquete", un diálogo sobre el amor y la
belleza.
Platón murió alrededor del año 347 a.C., dejando un legado filosófico que ha influido
profundamente en el desarrollo del pensamiento occidental. Su obra continúa siendo objeto
de estudio y debate en la filosofía contemporánea, y su influencia se extiende a campos tan
diversos como la política, la religión y la educación.
En el año 387 a.C Platón funda la Academia, una de las primeras instituciones de enseñanza
en Occidente. Situada en una finca cerca del santuario del héroe ático Academos, la escuela
permaneció allí cerca de 1000 años, hasta que Justiniano la elimino en el 529.
De Platón no se conservan más que diálogos, ninguna de sus clases o trabajos fue
conservado y no se tiene absoluta seguridad de todos los textos firmados bajo su nombre.
De sus diálogos nos interesan principalmente: “La República”, “La Política” y “Las Leyes”.
La Política: En esta obra, Platón se centra en explorar la naturaleza del arte político y de
quien debería gobernar; discute la definición del verdadero político y examina diferentes
formas de este.
Las Leyes: Fue uno de sus últimos diálogos, en este se discute la estructura y el
funcionamiento de una sociedad ideal, que, a diferencia de la república, que plantea que
esta sería la gobernada por un filósofo-rey; en las leyes se centra en la legislación y el
gobierno de una sociedad más realista.
Platón tiene una idea del alma reconocida como dualismo antropológico, donde el alma se
encuentra encerrada en el cuerpo, castigada en el mundo de las ideas a vivir la vida terrenal,
y luchando constantemente por escapar, ya que el hombre y sus necesidades limitan su
capacidad.
Platón era dualista en todo aspecto, por un lado, ontológico, sostiene que existen dos
realidades distintas, el mundo sensible, donde habitamos, y el mundo de las ideas, donde
habitan las verdades absolutas; por otro lado, el epistemológico, donde separa el
conocimiento en doxa y episteme, siendo la doxa la basada en la percepción sensorial y la
episteme el conocimiento adquirido mediante la razón; un dualismo antropológico,
dividiendo el ser en cuerpo y alma.
Platón considera a la ciudad como un gran hombre, donde esta cuenta con tres partes, cada
una representando una virtud y debiendo ordenarse para alcanzar la más plena de estas, la
justicia. Los magistrados o gobernantes se rigen por la prudencia; los guerreros deben ser
fuertes y defender, siendo atribuidos con la fortaleza; los artesanos, que son la base
económica de la ciudad, se representan con la templanza. Si se logra un funcionamiento
armonioso, se da la justicia.
La filosofía política y social de Platón se inspira en el principio de la subordinación total de
las partes al conjunto, lo que implica que las clases sociales y sus miembros deben servir al
bien común de la ciudad sin autonomía individual. Según Platón, la ciudad surge de la
incapacidad de los individuos para satisfacer por sí solos sus necesidades y se basa en la
división del trabajo para coordinar las habilidades personales en beneficio de todos. Esta
realidad está arraigada en la naturaleza humana y no en meras decisiones arbitrarias.
Además, Platón defiende el principio de unidad, donde las demandas de la comunidad
prevalecen sobre las individuales. Sin embargo, lleva este principio al extremo al abolir la
propiedad privada y la familia en las clases superiores, argumentando que los gobernantes y
los guardianes deben estar libres de intereses particulares para dedicarse completamente a
sus funciones.
Para Platón en una ciudad gobernada por sabios, carece de sentido el derecho positivo, ya
que los sabios decidirán qué hacer en cada caso particular
En "El Político" y "Las Leyes", Platón se adentra en el estudio de las comunidades reales,
integrando la experiencia histórica en su filosofía. Reconociendo la imperfección humana,
aboga por establecer principios de gobierno en leyes positivas basadas en la experiencia
colectiva, la costumbre y la tradición. En "Las Leyes", Platón defiende la necesidad de la
familia y la propiedad privada, pero propone una distribución de la riqueza que evite la
disparidad extrema. La ciudadanía activa está reservada para quienes no se dedican a
trabajos manuales, y la religión está regulada legalmente, castigando el ateísmo. En
contraste con Protágoras, Platón sostiene que Dios, no el hombre, es la medida de todas las
cosas.
En "Las Leyes", la ciudad se convierte en una teocracia, donde los magistrados supremos
son intérpretes de la voluntad divina, y una censura rigurosa vela por la ortodoxia político-
religiosa. Por otro lado, "El Político" muestra la transición de Platón hacia una legalidad
que, aunque rígida, intenta regular situaciones diversas. Platón presenta un dualismo entre
un elemento divino inmutable y un mundo sensible sujeto a cambios, reflejado en su
admiración por las instituciones espartanas y su búsqueda de una ciudadanía vigorosa. Esto
se manifiesta en su desprecio por las bellas artes y el comercio exterior, y su tendencia a dar
a la economía una base agrícola.
Platón propuso dos clasificaciones diferentes de las formas de gobierno: una en "La
República" y otra en "El Político".
3. Oligarquía: Gobierno de los ricos, donde las decisiones políticas están influenciadas por
la riqueza.
1. Formas Legítimas:
- Democracia Moderada: Gobierno del conjunto de los ciudadanos, regulado por leyes.
2. Formas Ilegítimas:
- Oligarquía: Gobierno de los ricos, sin consideración por las leyes ni el bien común.
El mito de la Atlántida es una narrativa legendaria descrita Platón, según este relato, la
Atlántida era una isla o un continente más grande que Asia y Libia juntas, ubicado más allá
de las Columnas de Hércules (generalmente asociadas con el Estrecho de Gibraltar). La
civilización atlante era considerada avanzada y próspera, con una sociedad organizada y
tecnológicamente sofisticada.
Según Platón, la Atlántida fue fundada por un semidiós llamado Atlas, quien dio su nombre
al Atlántico. La isla estaba gobernada por diez reyes descendientes de Poseidón, el dios del
mar. La sociedad atlante se caracterizaba por su riqueza, poderío militar y avances
científicos.
Sin embargo, la historia de la Atlántida toma un giro trágico cuando los atlantes se vuelven
arrogantes y codiciosos. Se dice que intentaron conquistar otras tierras, lo que llevó a una
guerra catastrófica contra Atenas y otros estados griegos. Como castigo por su soberbia, los
dioses enviaron un terremoto y un diluvio que sumergieron a la Atlántida en el mar en un
solo día y una noche.
En la Edad Media, el platonismo influyó en los Padres de la Iglesia, como San Agustín,
quien incorporó la teoría de las ideas en la concepción cristiana del mundo.
Sin embargo, también se ha señalado que ciertos aspectos de la filosofía platónica pueden
ser problemáticos, como su concepción simplista de la unidad política, su ambigüedad
antropológica que puede derivar en paternalismo y su recelo hacia el mundo exterior,
aspectos que algunos han relacionado con preocupaciones totalitarias modernas.
La obra presenta tres teorías sobre la justicia. La primera, expuesta por Céfalo y su hijo
Polemarco, es de naturaleza tradicionalista y sostiene que la justicia implica decir la verdad
y devolver lo que se ha recibido, incluyendo hacer el bien a los amigos y el mal a los
enemigos. La segunda teoría, presentada por Trasímaco, es más radical y sostiene que la
justicia es simplemente lo que conviene al más fuerte, reflejando una perspectiva de interés
propio y poder.
Por otro lado, Glaucón y Adimanto proponen una teoría pragmática de la justicia, según la
cual esta surge como resultado de acuerdos sociales para evitar conflictos y asegurar la
estabilidad. Sin embargo, Platón refuta estas concepciones al argumentar que la justicia es
intrínseca al individuo y está relacionada con la naturaleza humana. Para él, la justicia es
una cualidad del alma que se manifiesta en la rectitud y armonía de sus partes.
La justicia, para Platón, no se limita a la observancia de las leyes, sino que implica la
realización del bien y la armonía interna y externa. En el individuo, la justicia reside en la
coordinación adecuada de las facultades del alma: la razón, el espíritu y los deseos. Solo
cuando estas partes están en equilibrio y se rigen por la razón, el individuo puede alcanzar
la verdadera felicidad y la paz interior.
Para Platón, la justicia no es simplemente una cuestión de cumplir con las leyes o normas
sociales, sino una virtud moral que implica la armonía y el equilibrio del alma y la
sociedad. La ciudad justa es aquella en la que cada individuo cumple su función de manera
virtuosa, contribuyendo así al bienestar colectivo y a la realización de la justicia en todos
sus aspectos.
Aristóteles, uno de los más destacados filósofos de la antigüedad, nació en el año 384 a.C.
en Estagira, una ciudad de la antigua Grecia. Su padre, Nicómaco, era médico de la corte
del rey Amintas III de Macedonia. A diferencia de Platón, quien provenía de una familia
aristocrática y había recibido una educación privilegiada, Aristóteles tuvo un origen más
modesto. A los 17 años, se trasladó a Atenas, centro de la cultura griega, y se unió a la
Academia de Platón, donde permaneció durante unos veinte años, tanto como alumno como
profesor.
Durante su tiempo en la Academia, Aristóteles absorbió profundamente las enseñanzas de
Platón, pero también comenzó a desarrollar sus propias ideas filosóficas, lo que
eventualmente lo llevó a diferir en varios aspectos con su maestro. Mientras que Platón
postulaba la existencia de un mundo de formas perfectas e inteligibles, más allá de la
realidad sensible, Aristóteles adoptó una perspectiva más empirista y realista. Sostenía que
la esencia de las cosas se encuentra en la realidad misma y que el entendimiento humano es
capaz de descubrir la idea oculta en el objeto sensible mediante la abstracción.
En el año 343 a.C., Aristóteles aceptó el encargo del rey Filipo II de Macedonia para educar
a su hijo, Alejandro Magno, lo que marcó un punto crucial en su vida. Aunque Aristóteles y
Alejandro tuvieron diferencias políticas, con Aristóteles defendiendo la polis tradicional y
Alejandro abogando por la unificación de griegos y bárbaros bajo un cetro común,
Aristóteles regresó a Atenas en el año 335 a.C. y fundó su propia escuela, el Liceo.
En su obra, Aristóteles también abordó la dialéctica y la tópica como métodos para llegar a
la verdad en cuestiones opinables y controversiales. Mientras que la dialéctica se centraba
en encontrar soluciones adecuadas en temas prácticos y éticos, la tópica se enfocaba en el
arte del debate y la argumentación persuasiva. Estos métodos eran fundamentales para
Aristóteles, ya que reconocía la complejidad de muchas cuestiones morales y políticas y la
necesidad de considerar diferentes puntos de vista.
Aristóteles fue un filósofo influyente cuyas ideas abarcaron una amplia gama de temas,
desde la metafísica y la epistemología hasta la ética y la política. Su enfoque realista y
empirista contrastaba con el idealismo de Platón, y su concepción de la justicia y la política
sentó las bases para muchas teorías posteriores en estos campos. A través de su escuela, el
Liceo, y sus numerosas obras, Aristóteles dejó un legado duradero que sigue siendo
relevante en la filosofía y el pensamiento humano hasta el día de hoy.
4. Los romanos. Iustíssima tellus. Importancia del derecho romano. Roma como
empresa política. Cicerón y el estoicismo.