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1.

Platón nos explica que: a) traslada las funciones del alma individual al alma general; b) cuando hay
harmonía en el individuo y el alma racional domina a las otras el individuo será justo y feliz; lo mismo
pasa con la ciudad si cada clase hace lo que le corresponde. Las dos clases tienen sus propias disciplinas:
la música en el gobernante y la gimnasia en el militar, diciendo que su unión es armónica; c) nos habla
de que el alma más peligrosa es la concupiscible, que ocupando la mayor parte de nuestra alma es la
más insaciable y placentera, y que puede tener deseos de gobernar a las demás, algo que rompería el
equilibrio general.

2. Prudencia: virtud propia del alma racional.

Alma: según Platón la parte etérea o inmaterial de nuestro cuerpo.

3. a) La educación la trata desde una perspectiva elitista y no igualitarista, él piensa que solo los que han
podido llegar, mediante el mundo de las ideas, al razonamiento dialéctico podrán ser buenos
gobernantes. Los mejores de aquellos en los que domina el aspecto racional son los destinados a
gobernar la ciudad; es el caso del filósofo rey platónico. Solo él, en virtud de su sabiduría, del
conocimiento del orden inmutable de las Ideas, está en disposición de regir el destino del conjunto de la
polis. El Estado se debe encargar, desde el inicio, de la vida de los ciudadanos, seleccionarlos y educarlos
para que puedan llevar a cabo del mejor modo posible las actividades para las que están capacitados
naturalmente, y cumplir así su papel social. Un aspecto innovador en su tiempo es que esta educación
debe ser igual tanto para hombres como para mujeres, ya que unos y otras pueden asumir, sin
diferencia alguna, las mismas funciones sociales. Hay que destacar la educación y el régimen de vida
especial reservado para las dos clases superiores. Para intentar evitar y eliminar algunos de los males de
la polis de su tiempo (corrupción, favoritismo con amigos y familiares, ambición de riqueza), Platón
suprime la propiedad privada (comunidad de bienes) y la familia en estas clases sociales (que viven
separadas de los demás). La educación que reciben es de élite, de entre los mejores guardianes saldrán
los mejores gobernantes. Por eso, entre los 20 y los 30 años reciben clases de música, gimnasia,
matemáticas, geometría, astronomía y dialéctica. Después de duras pruebas, solo los mejores se podrán
encargar del gobierno de la polis. El concepto educativo sofista es muy diferente, estaba basado en la
persuasión, el relativismo y el escepticismo moral, fomentaban el adoctrinamiento, la retórica y la
oratoria. No existía nada universal, sino que había tantas opiniones o verdades como personas.

3.b) La dialéctica es el último grado del símil de la línea, es el más perfecto y solo accesible para una
minoría dedicada con profundidad y rigor a la filosofía. Se ocupa de las Ideas, es un conocimiento que
prescinde de toda representación sensible y solo opera sobre y a través de Ideas. En esta dialéctica hay
dos momentos: 1. Dialéctica ascendente-como en la mayéutica socrática, partimos de hipótesis que son
solo trampolines que nos impulsan para ascender cada vez más hacia una definición y un conocimiento
más general y preciso de las Ideas. Por eso las analizamos en sus relaciones y grados de generalidad y
establecemos la jerarquía hasta llegar a la idea suprema: el Bien. En este momento logramos el
conocimiento perfecto, la inteligencia o noesis: intuición intelectual inmediata de las Ideas, en nuestra
alma brilla con toda la intensidad el nítido recuerdo de las Ideas olvidadas. 2. Dialéctica descendente-
una vez lograda la cúspide del Ser y del conocimiento, la Idea del Bien, iniciamos el descenso para poder
contemplar y comprender el orden armonioso de la totalidad del Ser: vamos de los que es más general
a lo más concreto, teniendo en cuenta el orden, las relaciones y la jerarquía total del reino de las Ideas, y
podemos precisar el lugar exacto de cada una. Solo aquellos que hayan ascendido al conocimiento de
este orden eterno de valores, puede estar en disposición de poder gobernar la polis. Solo basándose en
este orden podrán obtener la justicia y un orden político estable. El método de la inducción mayéutica
es una forma de diálogo filosófico que tiene dos instantes: 1.la ironía socrática- Sócrates busca que el
otro se deshaga de falsas opiniones que posee sobre algo en cuestión y reconozca su propia ignorancia
para ponerse en disposición de buscar la definición correcta. Parte de la célebre confesión de ignorancia
“solo sé que no sé nada”, finge que desconoce las tesis de su interlocutor, mediante preguntas lo
acorrala y lo lleva a incurrir en contradicciones hasta que consigue hacerle negar sus propias tesis. 2. La
mayéutica-Eliminadas las ideas relativas y subjetivas, se inicia la búsqueda de la definición universal
mediante ejemplos de cosas conocidas concretas y particulares. Poco a poco se va depurando el
concepto y se busca convertirlo en algo más universal y absoluto. Es el camino de las cosas conocidas y
concretas a las desconocidas y abstractas, de lo deseado a lo deseable. Él ayuda a concebir la definición
universal, pero siempre hay posibilidad de continuar depurándola, de ascender en la inducción hacia
una idea un poco más universal, mediante del conocimiento que pueda darnos un nuevo diálogo.

3.b) Protágoras, el sofista más prestigioso, apostaba por el equilibrio entre “physis” y “nomos”, no
aceptaba la idea conservadora del mito de la edad de oro, que dice que el ser humano en un origen (en
estado natural) se regía por una legislación perfecta que a partir de ese momento se fue degradando. El
sofista defendía la idea opuesta: partía de una sociedad sin leyes (anomia) que los seres humanos,
mediante su razón, iban mejorando en la medida en que mediante las leyes se iban formando una idea
de justicia (diké). Así, las leyes no tenían origen divino ni espontáneo, sino que eran resultado de la
acción racional e inteligente de las personas que las elaboraban. Eran la única manera de regular la
convivencia, sin leyes surgiría la tiranía. No estaban en contra de la naturaleza, eran una especie de
desarrollo que la perfeccionaba (armonía physis/nomos). En la medida que se podían mejorar,
comportaban un perfeccionamiento progresivo del ser humano y de la sociedad en la que vivía. Las
leyes podían ser mejores o peores, pero nunca totalmente naturales o inmutables. Para Protágoras, las
leyes de Atenas eran las más avanzadas y perfectas. Platón, por su parte, piensa que entre los aspectos
del alma hay una jerarquía, y su principio rector debe ser que lo que es superior domine y dirija a lo que
es inferior. De aquí se deriva una cuarta virtud fundamental: la justicia o diké. El alma justa es aquella
en la que el aspecto racional dirige y domina a los demás aspectos, respeta esta jerarquía de funciones y
cada uno hace lo que debe hacer de modo virtuoso. La felicidad o eudemonia del individuo aparece
como resultado natural de respetar este orden, de la armonía que se deriva del equilibrio entre sus
diferentes aspectos, del funcionamiento de un alma justa. Cuando predomina lo racional, y cada uno de
sus aspectos se comporta acorde con su virtud correspondiente, se obtiene un equilibrio interior propio
de la felicidad. Por eso, nuestro autor piensa que el filósofo se distinguirá de otros seres humanos por el
hecho de que en él existe un dominio de lo racional y una sabia conducción de los aspectos del alma. 

4. Platón y Aristóteles

 Ambos defienden la existencia de la esencia de las cosas. Tanto para Platón como para
Aristóteles existe algo que hace ser a las cosas lo que son y no otras distintas, y es lo que Platón
llama Idea y Aristóteles forma.
 Los dos filósofos valoran también el conocimiento racional. Para Platón la dialéctica consistiría
precisamente en contemplar las ideas con nuestra razón. Aristóteles no negará la importancia
de la razón, sin cuya colaboración el conocimiento sería imposible.
 Para ambos el conocimiento debe aspirar a encontrar una verdad universal, por lo que tanto
Platón como Aristóteles estarían en contra de la tesis relativista de los sofistas. En
consecuencia, para Platón, el conocimiento verdadero se ocupará de las Ideas y para
Aristóteles (que matizará esta tesis universalista en el caso de la biología), de las formas.

Por otro lado, las diferencias podrían resumirse de la siguiente manera:

 Mientras que para Platón la esencia existe en un mundo separado (el mundo de las Ideas),
Aristóteles afirma que las esencias separadas de las cosas no pueden ser verdaderas esencias,
por lo que éstas tienen que estar en la cosa misma, formando una parte constitutiva de la
misma (es lo que Aristóteles llama forma, que es inseparable de la materia.
 Mientras que Platón desprecia el conocimiento sensible pues no se puede alcanzar la verdad a
través de los sentidos, Aristóteles piensa que son el comienzo de todo conocimiento. No se
puede llegar a conocer la esencia de las cosas si no se toman los datos de la experiencia como
punto de partida.
 El idealismo racionalista platónico y el realismo empirista aristotélico chocan también en el
tema de las ideas innatas. En su defensa de la reminiscencia, Platón se convertirá en uno de los
primeros filósofos que defenderán la existencia de ideas innatas. Frente a esto, Aristóteles
negará la existencia de tales ideas. Sin la experiencia sensible previa no es posible, como
decíamos antes, ningún tipo de conocimiento.

Aristóteles: Ética y Filosofía política

Los parecidos más destacables entre la ética y la política de Aristóteles y Platón son los siguientes:

 En ambos autores encontramos una conexión muy clara entre la ética y la política. Si en Platón
las 3 partes del alma, con su virtud propia, se corresponderían con las 3 clases sociales que
caracterizan el gobierno ideal, en Aristóteles la vida feliz, objetivo último de la ética, sólo se
alcanza en la ciudad, por lo que la ética nos obliga a reflexionar sobre la política.
 Otra semejanza sería la importancia del concepto de virtud en la ética de ambos autores. En
Platón, cada parte del alma debe aspirar a realizar la virtud que le es propia, y una de las
virtudes más importantes será la sabiduría, pues ésta acerca al hombre a la bondad. En
Aristóteles, la virtud es una de las claves de la vida buena, y también se va a considerar la
sabiduría como una de las virtudes más importantes, tratándose en este caso de una virtud
dianoética (intelectual). Pero en cualquier caso, la virtud es considerada por ambos filósofos
como uno de los conceptos centrales de la ética.
 Para ambos el individuo está subordinado a la ciudad. En el caso de Platón, el individuo vive
para la polis, hasta el punto de que es interpretado como algo normal el hecho de que el
individuo renuncie a su vida privada por cumplir con la función propia de la clase social a la que
pertenece. Esta visión política holista es compartida por Aristóteles, que dirá que solamente la
ciudad es autárquica: la ciudad puede vivir sin el invididuo, pero no es posible que éste se
realice sin la ciudad (idea asociada a la sociabilidad natural). Este holismo se verá reflejado en
las metáforas organicistas que aparecen en ambos autores, comparando la ciudad con un ser
humano (Platón) o con un organismo (Aristóteles)

Sin embargo, también hay diferencias destacables entre ambos autores:

 La ética de Platón es intelectualista (idea heredada de Sócrates) mientras que la ética de


Aristóteles es voluntarista. Como consecuencia de ello, Platón piensa que basta con saber qué
es el bien para hacerlo, a lo que Aristóteles responderá argumentando que también es
necesario querer hacerlo.
 La política platónica es una ciencia teórica que pretende describir la Idea de Estado, un estado
perfecto y atemporal, inmutable. Sin embargo, Aristóteles considera la política como una
ciencia práctica, y ofrece un modelo de estado cambiante, ajustable a las necesidades de cada
pueblo aportando por tanto una visión más pragmática de la política.
 El modelo propuesto por ambos autores también es muy distinto: mientras Platón se muestra
partidario de una sociedad dividida en 3 clases sociales con una función muy específica para
cada una de ellas, Aristóteles defenderá una aristocracia de las clases medias, en la que éstas
desempeñen un papel estabilizador dentro de la sociedad.

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