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La importancia de mantener la memoria activa

La memoria es un proceso mental a través del cual conservamos


pensamientos, habilidades y experiencias. Si mantenemos la memoria en
buen estado, podremos evitar la pérdida de estos procesos, que con el
paso del tiempo se van deteriorando.

Existen hábitos diarios que pueden ayudarnos a mantener en buena


forma nuestra memoria, que como todo, para conservarlo y mejorarlo en
el mejor estado posible, necesita de entrenamiento. A partir de la edad
adulta más avanzada, suele ser cuando más se dan síntomas de pérdidas de
memoria, que pueden ser normales o pueden agravarse con el tiempo.
Ante la duda siempre es mejor prevenir, que curar.

¿Qué pasa si no entrenamos la memoria?


Si no usamos la memoria, al igual que sucede con cualquier otro órgano
o proceso mental, acabará por deteriorarse. Cuanto más la ejercitemos,
más ágilmente va a funcionar.

La práctica mejora el aprendizaje y crea el hábito . Si nos proponemos una


serie de retos memorísticos diarios, vinculados a nuestra vida cotidiana,
la memoria no quedará estancada y mejorará nuestra habilidad
memorística.

Cómo mantener la memoria activa


Consejos básicos para sentirnos bien y mantener buena
memoria
 Dieta sana. Rica en vitaminas y minerales, baja en colesterol y
grasas.

 Ejercicio físico. No solo para conservar cuerpo, asociado a mente


sana, sino para mantenerse ocupado y entretenido, por tanto, con la
mente activa.

 Reducir el estrés. Siempre que sea posible, y dentro de los límites


operables. Pueden ayudar los ejercicios de respiración, baños
relajantes, clases de yoga, etc.
 Mantener relaciones sociales. El aislarse hace que la mente trabaje
menos, si mantenemos continuas conversaciones, ya sean cara a
cara o por otros medios (telefónicos, redes sociales), mantendremos
la mente más despierta. Además, tener que recordar diálogos
anteriores, escuchar, comprender y pensar en qué responder al otro
interlocutor, es un buen ejercicio para nuestra memoria.

 Actividades extra. Además de las tareas “obligadas” (trabajo,


estudios, cuidado del hogar), podemos dedicar una parte de nuestro
tiempo a realizar actividades que nos gusten y nos mantenga con la
mente ocupada y activa (club de lectura, talleres de manualidades,
juegos, deportes…).

 Ejercicios memorísticos en nuestras tareas diarias


 Menos uso de la agenda personal. Si tienes citas o


compromisos, procura recordarlas mentalmente. Podemos
anotarlo por el riesgo lógico de olvidar algo importante, pero
antes de leerlo, es preferible tirar lo más posible de la memoria.
Quizá llegué un momento en que no sean necesarias las
anotaciones. ¿Acaso apuntas cuando vas a entrar en casa?
Pues intenta hacer lo mismo con las salidas.

 No hacer lista de la compra  o no mirarla. De la misma manera que en


el punto anterior, puede que sea imprescindible anotar elementos de
la compra diaria, pero cuando salgamos a realizarla, hemos de
hacer el esfuerzo de no mirar las anotaciones y exprimir la memoria.

 Viajar. Intenta realizar salidas, ya sean largos viajes vacacionales o


pequeños trayectos por la zona. Explorar, descubrir, llenar de datos
atractivos y novedosos a la memoria es un buen impulso para esta.
Y más aún si pones en práctica el siguiente ejercicio. Divide el
proceso en tres fases:

A) Antes de viajar. Busca información de cómo viajar hasta allí, qué


lugares visitar, monumentos o zonas importantes… e intenta recordarlo
para contarlo después a conocidos o rememorarlo tú mismo.

B) En el viaje. Disfruta del momento y atiende a los detalles que observas,


intenta mantenerlos en la memoria para más tarde relatar la experiencia.
También es el momento de intentar encontrar en la realidad aquella
información que exploraste antes del viaje y guardaste en tu cabeza.

C) Recapitula la experiencia vivida  intentando obtener el máximo de


información y detalles.

 Reuniones con amigos. Ya sea para tomar un café, jugar a las


cartas, salir a pasear… Conviene tener una frecuencia de reunión
con amigos para contar anécdotas, intercambiar experiencias o
compartir juegos en los que hay que recordar una serie de reglas. Si
se practican juegos de mesa, es conveniente cambiar de
compañero, pues al estar siempre con el mismo se acaba por
conocer las estrategias de juego y la memoria se estanca; si vamos
intercambiando la haremos funcionar más al tener que aprender
nuevas estrategias.

 Leer todos los días. Sobre todo disfrutar leyendo, indiferentemente


del tipo de lectura que se trate (novela, revista, periódico, artículos,
textos informativos…). Es importante, además, reforzar y estimular
la memoria proponiéndose recordar lo que se ha leído. La manera
más amena puede ser comentarlo con la pareja, el compañero,
algún familiar… haciendo hincapié en lo que más nos ha interesado.

 Observar los detalles. Ya sea en casa, en el trabajo, en la calle, en el


supermercado, en las personas que nos cruzamos… Observa,
analiza e intenta recordar y advertir si algo esta diferente a cómo se
vio la última vez.

 Intentar recordar memorísticamente cosas sencillas  que


por
comodidad apuntamos. Números de teléfonos a los que
acostumbramos a llamar, nombres de personas que acabamos de
conocer, lugares a los que tenemos que ir…

 Intentar reconocer antes de preguntar . Un sonido, una voz, una


imagen, un objeto que nos resulta familiar… en lugar de preguntar
enseguida qué o quién es, espera, extrae de la memoria e intenta
obtener el recuerdo.

 Funcionamiento de aparatos. Sobre todo con la gran cantidad de


tecnología que nos rodea actualmente, es fácil que se nos olvide
cómo funciona algún aparato electrónico o como acceder a algún
lugar a través de dicho dispositivo. En lugar de preguntar
rápidamente a alguien que lo sabe o consultar el libro de
instrucciones, conviene pararse a pensar, repasar mentalmente y
recordar cómo la habíamos hecho anteriormente, seguro que si
tenemos paciencia nos damos cuenta y nos sale bien.

Lo más importante del trabajo de la memoria es hacer ejercicios


continuados y a corto plazo, pues la memoria a largo plazo suele
permanecer en mejor estado, sino intacta, y es la de corto plazo la que
comienza fallar más prontamente y puede dar lugar a problemas
importantes o enfermedades mentales como el Alzheimer.

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