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Ablactación e infancia

Materia: Nutrición y Educación Alimentaria

Docente: Lic. David Enrique de Santiago Saavedra

Integrantes del equipo:

Claudia Soledad González Guerrero

Juan José González Loyola

Claudia Alejandra Hernández Cabrera

Lucia Méndez García

Daniela Sarahi Peralta Andrés

Licenciatura en Enfermería 4° “A”

A 13 de Diciembre del 2014, Dolores Hidalgo, Gto.


Introducción

El primer año de vida constituye una de las etapas de crecimiento más intenso en la vida del
ser humano; se estima que un niño sano duplica a los 4 meses su peso con el que nació y lo
triplica al cumplir un año de edad, es decir, un niño que nace con un peso de 3 kg, al cuarto
mes pesará 6 Kg. y al año 9 kg. También la longitud con la que nace el menor se
incrementa de forma importante durante esta etapa; en promedio se estima que durante los
primeros 12 meses de vida, el menor presenta un incremento de 25 cm, lo cual representa
un aumento de 50% de la longitud con la que nace. Esta velocidad de crecimiento, no será
superada en ninguna otra etapa en la vida del menor.

Debido a este crecimiento acelerado, la alimentación durante el primer año de vida juega un
papel crucial. En general, se sabe que si durante los primeros 4 a 6 meses de vida el niño es
alimentado con leche materna de forma exclusiva y a libre demanda, los requerimientos
tanto de energía y proteínas como de vitaminas y nutrimentos inorgánicos del menor
estarán cubiertos sin ningún problema. Una vez transcurrido este período, las necesidades
del menor dejan de satisfacerse, por lo cual el niño requiere .consumir otros alimentos
además de la leche materna. Por otro lado, en esta edad el niño alcanza un grado de
desarrollo fisiológico y madurez neuromuscular con los cuales se encuentra capacitado para
recibir en la boca alimentos semisólidos y realizar con la lengua movimientos que le permi-
ten deglutirlos. A esta introducción de alimentos se le llama ablactación.

La ablactación debe ser un proceso gradual y se recomienda que únicamente se introduzca


un alimento a la vez para que los responsables del menor puedan detectar si algún alimento
le causa intolerancia. Asimismo, la textura de los alimentos debe ir aumentando
progresivamente de acuerdo con el grado de madure
Objetivo Especifico

Evaluar la eficacia de una correcta ablactación en el desarrollo y crecimiento de niños en el


primer año de vida y explicar a las madres su importancia.

Objetivos Específicos

Identificar a niños que no hayan empezado con la ablactación.

Exhortar a la mamas de los niños sobre la importancia de la ablactación.

Enseñar a las madres cuales son los alimentos y cantidades adecuadas para el correcto
desarrollo y crecimiento.

Monitorear a los niños mensualmente para que su talla y peso sean de acuerdo a su edad.
Antecedentes

La historia de la lactancia materna es tan antigua como la humanidad y se considera un


componente fundamental en la alimentación infantil, en la que la supervivencia del niño
depende exclusivamente de la aplicación de una adecuada lactancia. Se entiende por
lactancia materna el proceso de alimentación de la madre a su hijo utilizando la secreción
de sus mamas.

Los efectos beneficiosos por todos incluyen aspectos biológicos, nutricionales,


inmunológicos y psicológicos entre otros. En la esfera afectiva la lactancia materna produce
un impacto inigualable al facilitar el vínculo con la madre, la adaptación social y un
desarrollo psicomotor mejor que los lactantes alimentados con otras fórmulas.

Actualmente se sigue reconociendo la importancia de la lactancia materna en todo el


mundo, especialmente en las comunidades que disponen de menos recursos, donde
constituye la única forma asequible de alimentar a sus lactantes.

A partir de la década de los años 30 en todos los países se ha observado que conforme es
mayor el nivel cultural y la población pasa de rural a urbana, disminuye la alimentación al
pecho materno. Múltiples estudios nacionales e internacionales demuestran que ha existido
una pérdida paulatina del habito de la lactancia natural en los países industrializados, y lo
peor aún, en los países subdesarrollados, debido sobre todo a la gran diversidad de tipos de
leche y a sus derivados industriales, así como su amplia comercialización, conjuntamente
con factores socioculturales, constituyendo un hecho biosocial de proyecciones
incalculables para el futuro de la humanidad.

La leche humana es un fluido biológico muy completo que contiene agua, su mayor
componente, representa aproximadamente el 90%, carbohidratos, lípidos, proteínas
(incluidas inmunoglobinas), calcio, fósforo, vitaminas, elementos trazos, factores de
crecimiento y otros elementos como son el hierro, zinc, flúor, hormonas que hacen de la
leche humana el alimento completo para el niño. Las variaciones normales de la
composición de la leche dependen de diversos factores como son la etapa de la lactancia, la
hora del día, el momento de la tetada (inicio y fin), el estado nutricional de la madre y las
variaciones individuales.
Comparándola con la leche de vaca podemos decir que la leche humana es más digerible
para el niño ya que la caseína de esta tiene la propiedad de formar micelas más pequeñas y
blandas, fáciles de digerir, la leche de vaca crea en el niño una mayor carga renal de
solutos, en cuanto a sustancias protectoras contra infecciones, la leche de vaca no contiene,
en la humana encontramos mayores niveles de hierro, el zinc presente en la leche humana
tiene mayores niveles de absorción al igual que el calcio y el fósforo, y la mayoría de las
hormonas se encuentran presente en la leche materna, no así en la de vaca.

La alimentación al seno debe ser a libre demanda, día y noche, es decir alimentar cada vez
que el niño quiera, sin un horario estricto.

En los últimos años ha existido una alarmante tendencia a la declinación en la práctica de la


lactancia materna a nivel mundial. En Cuba, en 1990 solo el 62.7 % de los niños recibían
lactancia materna exclusiva y a los 90 días la prevalencia de este modo de alimentación se
reducía a un 24.5 %.

Según declaraciones de la OMS-UNICEF en reunión conjunta sobre la alimentación del


lactante y niño pequeño celebrada en Ginebra en 1979, la lactancia materna forma parte
integrante del proceso reproductivo, es la forma natural e ideal de alimentar al lactante y
constituye una base biológica y la única para el desarrollo del niño, se inicia un movimiento
mundial para la promoción y apoyo de la lactancia materna.

El 1ro de agosto de 1990, en Florencia, Italia se firma la Declaración de Innocenti que


llama a emprender las acciones necesarias para beneficiar la práctica de la lactancia
materna, hace un llamado a los gobiernos para la aplicación de los "Diez pasos para la
lactancia exitosa". En ese mismo año los días 29 y 30 de septiembre se celebró la Cumbre
Mundial a favor de la infancia, se reunió en las Naciones Unidas el grupo mas grande de
dirigentes mundiales en la historia a fin de adoptar una declaración sobre la Supervivencia,
la Protección y el Desarrollo del niño, entre sus metas se encuentra la de lograr que todos
las mujeres amamanten a sus hijos durante 4-6 meses y continúen la lactancia con la
adición de alimentos hasta bien entrado el segundo año de vida.

Los primeros días de agosto aportan gran beneficio a los niños del mundo: desde el año
1990 fue establecida la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
Esta jornada se celebra del 1 al 7 de agosto en la mayoría de los países, aunque en algunos
otros tiene lugar durante el mes de octubre, y su objetivo es apoyar los esfuerzos para
alcanzar las metas propuestas en la Declaración Innocenti.

Con el nuevo siglo, la Semana Mundial trató sobre La era de la información, para dar
conocimiento a las mujeres y en el 2002 el lema fue Madres saludables, bebés saludables.

¿Qué significado tenían estas palabras? Pretendían poner de manifiesto los beneficios del
amamantamiento. Porque una mujer que lacte tendrá menos riesgo de padecer cáncer de
mama y de ovario, osteoporosis y hemorragia posparto; y además, va perdiendo el peso
acumulado durante el embarazo. Por su parte, un bebé amamantado está más protegido
contra diarreas, otitis, infecciones respiratorias, alergias, meningitis, enfermedad atópica,
eccema, asma, diabetes, infecciones urinarias, linfoma, Crohn, mal oclusión dentaria y
obesidad, entre otras enfermedades.

El lema internacional del año 2003 fue Lactancia Materna en un mundo globalizado, por la
paz y la justicia.

Durante todos estos años, nuestro país ha reforzado su compromiso de velar por la salud
materno infantil, junto a otras medidas, a través de la instrumentación de las Semanas de la
Lactancia Materna.

Y así como a finales del 2002, unos 15 mil centros asistenciales de 136 países ostentaban la
condición de Hospitales Amigos del Niño y de la Madre, en Cuba, las 54 instituciones
donde se brinda el servicio de Gíneco-obstetricia y los 230 hogares maternos de todo el país
han obtenido tal declaración. La iniciativa se ha extendido hasta los consultorios del médico
y la enfermera de la familia, donde ya se aplican los lineamientos orientados para una
lactancia feliz.

La leche materna constituyen la principal fuente de alimento para el niño pequeño, sus
ventajas no se reducen a una mejor digestión y menor costo. Hoy se sabe que tiene un
incalculable valor inmunológico, incluso se habla de su efecto protector para la aparición de
enfermedades cardiovasculares, así como en la prevención de la Diabetes Mellitas tipo 1.
Además se señala que ejerce una ligera protección sobre el riesgo de cáncer mamario en las
madres. .
Dar de mamar es el mejor regalo para comenzar la vida de un niño; dar el pecho hace crecer
el amor entre la madre y el hijo. El contacto con la piel suave y caliente de la madre le da
tranquilidad y placer a ambos.

Es el mejor método de alimentación de los lactantes, por razones tanto económica, como
higiénica y afectiva. La leche materna es un recurso material de bajo costo, el cual contiene
proteínas que favorecen la respuesta inmunitaria y elementos que fomentan la respuesta del
cerebro.

La familia constituye un eslabón fundamental en la sociedad, de ahí la importancia que


tiene el estudio de los problemas que con mayor frecuencia pudieran ocasionar crisis, en
cuanto a su funcionamiento, que es un elemento fundamental para el desempeño exitoso de
la lactancia materna.

Debe existir un ambiente familiar favorable, sobre todo en aquellas madres que enfrentan
esta experiencia por primera vez. El apoyo de la familia es esencial para que disminuya la
ansiedad que es un factor importante y muy frecuente en estas madres.

La lactancia materna es un proceso único que proporciona la alimentación ideal a lactantes


y contribuye a su crecimiento y desarrollo saludables, reduce la incidencia y la gravedad de
las enfermedades infecciosas, y disminuye la morbilidad y la mortalidad infantil.

La labor de promoción debe ser un trabajo que comienza con la educación para la salud,
que debe realizarse en cada consultorio del plan del médico de la familia, y se le debe
explicar a las futuras madres las ventajas que ofrece la lactancia materna y la técnica
adecuada para poder lactar mejor, entre otras orientaciones generales.

La información debe comenzar en edades tempranas en ambos sexos, sobre todo en las
instituciones infantiles de forma didáctica y mediante juegos de roles en los niños, que
además de estimular la creatividad y el aprendizaje, ayudan a un mejor ajuste social.

El deber del médico y la enfermera en la comunidad es el de informar correctamente y con


veracidad los beneficios. Es en esta situación donde deben manifestar mayor comprensión,
para que con sus conocimientos sean capaces de transmitir las orientaciones a las futuras
madres y tener el éxito esperado en esta importante misión, de esta forma los familiares del
bebé, pueden tomar una decisión a lo que se aplica el término bioético, consentimiento
informado.

Para que la lactancia materna se inicie y establezca debidamente, es preciso que durante el
embarazo y el puerperio las madres cuenten con el apoyo activo, no sólo de sus familiares y
la comunidad, sino también con la totalidad del sistema de salud, y que los que se ponen en
contacto con las futuras y nuevas madres, estén interesados por promover la lactancia
natural y sean capaces de facilitar la información oportuna y poseer un buen conocimiento
de cómo se mantiene la lactancia.

Hoy es un hecho aceptado universalmente que la leche materna debe constituir el único
alimento que el niño reciba durante los primeros 4 a 6 meses de vida lo cual garantiza el
alimento ideal para el desarrollo y crecimiento pleno, reduce la morbi mortalidad en edades
tempranas y disminuye el riesgo de adquirir enfermedades crónicas no transmisibles en la
adultez.

En nuestro país, a pesar de la promoción que se realiza para lograr la lactancia materna
exclusiva durante al menos los 4 primeros meses de vida, diversos factores conspiran contra
el logro de este objetivo de manera que a pesar de que la gran mayoría de las madres son
dadas de alta de los hospitales con lactancia materna exclusiva, muchas de ellas la
abandonan antes de los 4 meses.

En nuestro país existe un gran interés por detener en cierto modo la tendencia al abandono
de amamantar al bebé, y se enfoca este problema desde el nivel primario de salud mediante
los programas preventivos.

Debido a la importancia que tiene la lactancia materna en la disminución de la mortalidad


infantil en el crecimiento y desarrollo del niño, dentro de los principales lineamientos de
nuestro ministerio está promover y fomentar la misma.

En Cuba esta iniciativa ha encontrado oídos receptivos y se ha llevado a la atención


primaria con la creación de los consultorios "Amigo del Niño y de la Madre"; sin embargo,
el destete precoz es un problema de nuestros días, y los trabajadores de la atención primaria
debemos sentirnos responsables del éxito de promover, incentivar y practicar la lactancia
materna.
La alimentación complementaría se define como el período durante el cual otros alimentos
o líquidos son provistos al niño pequeño junto con la lactancia materna, sin desplazarla.

OTRAS DEFINICIONES

La alimentación complementaria infantil de buena calidad es aquella que en forma


concomitante a una lactancia exitosa es iniciada oportunamente, en cantidad y ritmo de
progresión apropiados para satisfacer las demandas del crecimiento. Provee alimentos con
variedad de sabores y texturas. Es segura desde un punto de vista bacteriológico,
toxicológico, y se encuentra libre de contaminantes. Aporta todos los nutrientes en
condiciones de digestibilidad y biodisponibilidad adecuadas a cada etapa biológica

Alimento complementario es cualquier nutriente líquido o sólido provisto al niño pequeño


junto con la lactancia materna. Algunos autores dividen los alimentos complementarios en
dos categorías. Cuando están preparados expresamente para cubrir las necesidades
nutricionales específicas del niño pequeño de manera fisiológica, son llamados alimentos
transicionales, mientras que son denominados alimentos familiares cuando el niño consume
la misma dieta de la familia.
Nutrición según la etapa de vida

Alimentación en lactantes (0 a 1 año)


La etapa de lactante corresponde al primer año de vida del niño y en función de sus
necesidades nutricionales, se puede dividir en dos sub etapas. La primera va desde el
momento del nacimiento hasta los 4 o 5 meses de edad, en la cual se alimenta al bebé
exclusivamente con leche de origen materno (lactación natural) o bien con una fórmula
láctea (lactación artificial). La segunda abarca desde los 4 ó 5 meses hasta el año de vida.
Durante esta sub etapa, al lactante se le introducen progresivamente nuevos alimentos
(alimentación complementaria). El introducir la alimentación complementaria alrededor de
los 4 o 5 meses de vida del bebé, se debe a que las necesidades nutricionales y de agua del
lactante varían y los sistemas digestivo y renal, presentan un mayor grado de madurez,
aumentando así la capacidad de absorción intestinal y de excreción por parte del riñón.

Primer día
6 am Leche Materna o  Fórmula
10 am Verduras más Leche Materna o Fórmula
2 pm Leche Materna o Fórmula
6 pm Leche Materna  o Fórmula
10 pm Leche Materna  o Formula
  De preferencia no administrar leche en la madrugada, en caso de ser leche
materna se puede ofrecer alimentación a libre demanda, consulte con su
pediatra
Segundo día
6 am Leche Materna o Fórmula
10 am Verduras más Leche Materna o Fórmula
2 pm Leche Materna o Formula
6 pm Verduras más Leche Materna o Fórmula
10 pm Leche Materna o Formula
 
Tercero, cuarto y quinto día
6 am Verduras más Leche Materna o Fórmula
10 am Leche Materna o Formula
2 pm Verduras más Leche Materna o Fórmula
6 pm Leche Materna o Formula
10 pm Verduras más Leche Materna o Fórmula
 
3.- Esquema de alimentación iniciando a los 8 meses de edad
8 am Leche Materna o Fórmula, Cereal y Fruta
12 am Sopa de arroz,   Vegetales con carne, Granos,   Yema de Huevo
4 pm Leche Materna o Formula, Cereal y  Fruta
8 pm Leche Materna o Formula
12 pm Leche Materna o Formula (opcional)
 
 4.- Esquema de alimentación iniciando a los 9-12 meses de
8 am Leche Materna o Fórmula, Cereal y Fruta
12 am Pastas, Arroz, Cremas,   Vegetales con Carne, Granos,
4 pm Leche Materna o Formula, y/o Huevo
8 pm Leche Materna o Formula
Necesidades nutricionales del lactante

Según las EFSA, las ingestas recomendadas durante la primera sub etapa de la lactancia
(hasta los 4 o 5 meses), se basan en el nivel medio de energía y nutrientes que contiene la
leche materna, ya que será el único alimento que cubra los requerimientos energéticos y
nutricionales del neonato durante sus primeros meses de vida. El lactante tiene unos
requerimientos nutricionales superiores, debido a que ha que cubrir -de forma muy rápida-
mayores necesidades fisiológicas -crecimiento, maduración y desarrollo del organismo-.

1. Energía Como se ha comentado anteriormente, el lactante tiene una demanda energética


superior (100-115 kcal/kg/día) a la del adulto (30-35 kca/kg/día). Para cubrir estas
necesidades energética, la leche materna le aporta un alto contenido en grasa (38%), entre
un 48% y 54% de carbohidratos, y un 8% de proteínas. La lactancia artificial debe
mantener las mismas proporciones de nutrientes. Conforme el lactante va creciendo y
evolucionando, se van introduciendo nuevos alimentos que complementan sus
requerimientos nutricionales, siendo los requerimientos similares a los (45-60% de
carbohidratos, 20-35% de lípidos y entre el 10% y 15% de proteínas.
2. Proteínas Las proteínas suponen entre el 10-12% de la ingesta de energía,
proporcionando al niño el nitrógeno necesario para renovar y sintetizar los diferentes
aminoácidos o proteínas de su organismo. Durante toda la etapa de la lactancia, los
requerimientos de proteínas se aproximan a 1,5 g/kg de peso/día, teniendo en cuenta que la
calidad de la proteína que se ingiere durante la primera subetapa de lactancia materna es
máxima y que durante la segunda subetapas, se introducen proteínas de menor calidad
procedentes de la alimentación complementaria. Aunque las necesidades de proteínas en el
lactante son elevadas, si se sobrepasan los niveles requeridos, el niño podría sufrir
problemas metabólicos que afectarían al funcionamiento hepático y renal. Este tipo de
problemas no se presentan en neonatos, ya que toman leche materna o de formula -siempre
que esté bien preparado el biberón-. Sin embargo en niños que ingieren leche de vaca u
otros animales, se podrían presentar las disfunciones mencionadas anteriormente, ya que la
leche de vaca contiene una proporción proteica cuatro veces superior a la materna. Además,
la leche de la vaca contiene un 80% de caseína, frente al 20% que presenta la materna.
También se observan diferencias en cuanto al perfil de otras proteínas como la
seroalbúmina, lactoferrina e inmunogobulina A, que alcanzan una concentración del 95%
en leche materna y solo un 20% en la de vaca. Por esta razón, al preparar la leche de
fórmula se reduce la cantidad y el tipo de proteína, para que sea lo más similar posible a la
leche materna.

3. Lípidos Hasta los 4-5 meses de vida, el lactante requiere que entre el 50-55% del aporte
energético sea de origen lipídico, descendiendo a partir de entonces hasta el 40%. La leche
materna y la de fórmula contienen entre el 48-54% de grasa. Como ya se ha comentado
anteriormente, el lactante presenta un déficit de lipasa pancreática y sales biliares, pero la
lipasa presente en la saliva, intestino y la que contiene la propia leche, permite que el niño
pueda hacer la digestión de la grasa de forma adecuada. Respecto al perfil lipídico, la leche
materna contiene menor cantidad de ácidos grasos saturados y mayor de insaturados que la
leche de vaca, sobre todo de ácido oleico (entre el 35-40% del total). Además, proporciona
ácidos grasos esenciales -araquidónico, docosahexanoico y dihomogammalinolénico-, que
no pueden ser sintetizados por el neonato. Estos ácidos grasos intervienen en la maduración
del sistema nervioso y la retina. En este sentido, en las formulas infantiles se intenta
adecuar el perfil lipídico al que presenta la leche materna.

4. Carbohidratos En los cuatro primeros meses de vida el aporte de carbohidratos debe


representar entre un 32-48% de la ingesta, aumentando paulatinamente hasta llegar al 55-
60%. La leche materna aporta alrededor de un 38% de energía en forma de carbohidratos
(mayoritariamente lactosa), frente al 27% que contiene la de vaca. Recordemos que el
lactante exhibe un déficit de amilasa al nacer, teniendo en consecuencia una limitación para
digerir almidones. En ese sentido, las formulas infantiles no deberían contener almidón, e
incorporar lactosa como carbohidrato principal emulando así la leche materna. También
pueden contener otros azucares como glucosa y dextromaltosa, que se digiere en el
intestino.

5. Vitaminas y minerales Al igual que ocurre con otros nutrientes esenciales, el lactante
requiere mayor cantidad de vitaminas y minerales por kg/día que el resto de su vida. La
leche materna presenta diferencias importantes en micronutrientes con respecto a la de
vaca. Por ejemplo, la absorción de hierro y calcio es del 75% y 70%, respectivamente
cuando se ingiere leche materna, descendiendo hasta el 30% y 20% cuando provienen de
leche de vaca. En este sentido, el lactante tendrá un mejor aporte de vitaminas y minerales
cuando se alimenta con leche materna. Así, leche de fórmula contendrá mayores niveles de
estos nutrientes en su composición.

6. Agua Los requerimientos de agua en el neonato serán altos por diversas razones:
- El lactante presenta mayor superficie corporal que peso.
- La piel es más fina y por tanto la pérdida de líquido por sudoración será mayor.
- El bebé no tiene desarrollada la capacidad de concentrar la orina, por ello necesita mayor
cantidad de agua que una persona adulta para diluir las sustancias que excreta. El agua que
necesita el niño procede mayoritariamente de la leche que ingiere. Circunstancialmente
puede necesitar un suplemento de agua para evitar una posible deshidratación a
consecuencia de estar expuesto a altas temperaturas, sufrir fiebre y/o diarrea.
Alimentación del lactante y alimentación complementaria
Durante los primeros meses de vida, el lactante se alimentará exclusivamente con leche
materna, empezando a introducir paulatinamente distintos tipos de alimentos para
completar su alimentación en función de la madurez fisiológica. Si el niño no pudiera
seguir la lactancia natural, se utilizaran entonces formulas adaptadas que emulen la leche de
la madre.

Lactancia natural Desde su nacimiento, el niño debe empezar a mamar para inducir en la
madre la producción de una primera secreción denominada calostro. El nacimiento, es el
primer contacto del lactante con un ambiente contaminado con gérmenes. Los calostros
suministran al niño las defensas inmunitarias -distintos tipos de leucocitos,
inmunoglobulinas y otras moléculas-, que actúan como mecanismo de defensa frente a
posibles agresiones externas. Posteriormente, entre los cuatro y nueve días tras el parto, la
madre empieza a producir una leche de transición, que evolucionara a la leche madura o
definitiva.

Composición de la leche Al comparar la composición de los nutrientes presentes en leches


de hembras de diferentes especies, se constata que existen grandes diferencias entre ellas,
debido a que las crías de cada especie tienen distintos requerimientos nutricionales. Así, a
la leche de fórmula diseñada a partir de leche de vaca, se le debe ajustar la composición
para que se asemeje a la materna. Además de proporcionar al niño los nutrientes necesarios,
la leche humana es muy rica en compuestos bioactivos, implicados en diferentes funciones
que se describen a continuación:

- Contiene enzimas digestivas para facilitar la hidrólisis de ciertos nutrientes presentes en la


leche.

- Incorpora compuestos antibacterianos (bacteriostáticos) como la lisozima, capaz de


romper ciertos componentes de la pared de las bacterias. La concentración de lisozima en la
leche materna es 5.000 veces superior a la descrita en leche de vaca. También contiene
lactoferrina, otro antimicrobiano capaz de que el hierro, impidiendo de este modo el
crecimiento de bacterias patógenas -el hierro no estaría disponible para las bacterias por
encontrarse unido a lactoferrina-.
- Los oligosacáridos presentes en la leche tienen un efecto prebiótico, es decir, favorecen la
proliferación en el intestino de la microflora rica en bífidobacterias, que son muy favorables
para el desarrollo del lactante, ya que impiden el desarrollo de microorganismos patógenos
y favorecen la síntesis de algunas vitaminas.

- La leche de la madre es una de las fuentes más importantes de bacterias para la


colonización intestinal (prebióticos), observando grandes diferencias entre la flora intestinal
de niños amamantados y aquellos que han sido alimentados con fórmulas infantiles.
Además, en la leche materna se encuentran diferentes bacterias que presentan actividad
inmunomodulara y anti infecciosa.

- Contiene Inmunoglobulinas procedentes de la madre, que actúan como anticuerpos frente


a patógenos presentes en el tracto digestivo y respiratorio del lactante.

- Además, aporta factores de crecimiento y desarrollo y ciertas citoquinas, que tienen


capacidad antiinflamatoria e inmunomoduladora.

Ventajas de la lactancia materna La composición de la leche materna, está adaptada


específicamente a la fisiología, necesidades nutritivas y de crecimiento del lactante, por lo
que se considera un alimento óptimo, único e inigualable. Además de aportar nutrientes y
sustancias beneficiosas para la salud del niño, la lactancia materna lleva asociada otras
ventajas, relatando a continuación algunas de ellas:

- Psicológicas. La madre se involucra directamente en la crianza, confiriéndole una


sensación de reconocimiento y relación física afectiva con su niño.

- Desarrollo correcto de los maxilares del bebé, debido a que al mamar el bebé adopta una
postura correcta, distinta a la derivada de la lactancia artificial.
- Mejor digestión y absorción de nutrientes, ya que la composición de la leche de la madre
está adaptada específicamente a la inmadurez fisiológica del lactante.

- La composición de ácidos grasos de la leche facilita la digestión y absorción de grasas,


contribuyendo además al desarrollo de la retina y sistema nervioso central.

- La osmolaridad de la leche está adaptada a las características del riñón del bebé.

- Condiciones higiénicas y térmicas óptimas.

- Protege al niño de numerosas infecciones del sistema nervioso, aparato respiratorio, tracto
digestivo, orina, oídos, ocasionadas por bacterias y virus.

- Se reduce la incidencia de alergias, eccemas, cólicos del lactante y vómitos y el desarrollo


a largo plazo de otras enfermedades como diabetes mellitus, enfermedad de Crohn,
obesidad o cardiopatías.

En condiciones normales, la lactancia materna no presenta inconveniente alguno. A pesar


de ello, no debe realizarse en situaciones especiales como las que se describen a
continuación: 1) aparición de ictericias graves en el niño a consecuencia de algunos
compuestos presentes en la leche materna, 2) enfermedades metabólicas del lactante, como
por ejemplo una intolerancia a la lactosa, 3) toxiinfecciones alimentarias y otras
enfermedades de la madre, 4) escasa producción de leche, 5) alteraciones orgánicas en la
madre o en el bebé. Además, también puede afectar negativamente a la lactancia natural
(por tanto a la óptima), la actividad laboral de la madre durante los primeros meses de vida
del lactante.
El primer alimento no lácteo que se introduce hacia el cuarto mes son los cereales, que
contienen mayormente hidratos de carbono y energía y en menor proporción proteínas,
ácidos grasos esenciales, minerales y vitaminas como la tiamina.

Las papillas de cereales se pueden elaborar con leche materna, fórmulas de inicio o
continuación y en caso de que sean lacteadas, se elaborarán con agua.
Se aconseja que las harinas que se utilizan en la fabricación de papillas no contengan gluten
antes de los 6 meses de edad. Según el comité de nutrición de ESPGHAN, debe empezar a
introducirse el gluten en pequeñas cantidades a partir de los 4 meses.
Hacia el quinto mes y tras la alimentación complementaria con cereales, se incorpora la
papilla de frutas, que además de aportar fibra, ayuda al tránsito intestinal y aporta un alto
contenido en vitaminas. Tras la incorporación de la papilla de frutas, se introduce el puré
(6º mes), constituido por hortalizas y verduras variadas.
Las verduras foliáceas (acelgas, espinacas, col, etc.), se introducen a partir de los 9-11
meses por su alto contenido en nitratos. A estos purés de verduras se les puede añadir carne
(empezando por las carnes blancas como el pollo) y un poco de aceite de oliva virgen extra.
De esta manera, se consigue un puré muy completo desde el punto de vista nutricional,
aportando un alto nivel calórico y fibra, vitaminas, sales y minerales como el hierro (muy
importante debido a que si sólo se utiliza la leche el aporte de hierro será escaso).
En el noveno mes se pueden alternar carnes y pescados blancos y al año de vida, se
incorpora el huevo, la leche de vaca y el yogur, aunque la yema se le puede dar al niño a
partir de los 9-10 meses.
Es muy importante que el huevo este bien cocinado, para que la albúmina de la clara sea
más digestiva y evitar una posible toxiinfección por la bacteria Salmonella. Importancia de
la hidratación El lactante tiene mayor susceptibilidad a sufrir deshidratación que un adulto,
hecho que se agrava porque el lactante no puede comunicar a sus progenitores cuando tiene
sensación de sed.
En niños, la necesidad de agua se determina por las pérdidas de líquido que sufren, por el
agua que necesitan para el crecimiento y desarrollo y por la cantidad de solutos que
ingieren en la dieta. En lactantes, las pérdidas de líquido por evaporación pueden suponer
más de un 60% de la ingesta de agua. Por esta razón, el lactante necesita mayor cantidad de
agua por kg de peso que un adulto. También se producen mayores pérdidas de agua cuando
aumenta la temperatura ambiental o bien el niño está sometido a un proceso febril.

Por otra parte, al contrario que ocurre en adultos aproximadamente el 50% del agua se
localiza en el compartimento extracelular. Además, los riñones del lactante todavía son
inmaduros por lo que serán más sensibles a posibles desequilibrios en el balance hídrico.
Habitualmente, las necesidades de agua en lactantes se expresan en función de la masa
corporal, ya que los niños experimentan un crecimiento rápido y continuo.
 
Las necesidades mínimas de agua diaria dependerán de las condiciones ambientales y la
dieta, recomendando la EFSA las concentraciones siguientes en función de la edad:

- De 100 a 190 mL/kg/día en niños de hasta 6 meses de vida, aunque se considera que las
necesidades hídricas quedan cubiertas con la aportada por la leche materna.

- De 800 a 1000 mL/día en niños de 6 a 12 meses de vida.

Importancia del sodio Es muy importante que los alimentos introducidos durante la
alimentación complementaria tengan un nivel de sal muy bajo, aunque al adulto le parezca
que el alimento está muy soso. Las recomendaciones de ingesta de sal en niños de 0 a 6
meses, se basan en la ingesta media calculada a partir de la composición de la leche
materna. A partir de los 6 meses, se tiene en cuenta la combinación de la leche materna y
los alimentos que se introducen en la alimentación complementaria.
Es una herramienta que se utiliza como guía de alimentación en México, nos ayuda a
combinar adecuadamente todos los grupos de alimentos y así lograr una alimentación sana.
Se conforma de 5 grupos de alimentos: Frutas, Verduras, Cereales, Leguminosas y
Alimentos de Origen Animal.

Frutas y verduras: Aportan gran cantidad de minerales, vitaminas y fibra además de darle
vida y textura a la dieta por sus colores tan variados.

Cereales: Son la principal fuente de energía para el organismo.

Leguminosas y alimentos de origen animal: Son las que aportan la mayor cantidad de
proteínas.
 
Es importante conocer El plato del bien comer para poder seguir una alimentación
saludable.
Vitaminas

Son imprescindibles para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento del organismo


humano. Muchas funcionan como coenzimas y cofactores de reacciones del metabolismo.
Existen dos tipos de vitaminas:
1. Vitaminas solubles en grasas (A, D, E, y K).
2. Vitaminas solubles en agua (el complejo B y las vitaminas C).

Vitamina A. Es esencial para la visión en penumbra y para una piel sana. Se encuentra
presente en alimentos de origen animal como hígado, riñón, mantequilla y todos los aceites
de hígado. Muchas verduras son ricas en provitamina A (carotenos), una sustancia que
nuestro organismo puede transformar en vitamina A. Algunas de estas fuentes ricas son el
aceite de palma roja, las verduras de hojas oscuras, todas las verduras y frutas amarillas,
zanahorias, maíz, damascos, papayas, etc.
Los requerimientos diarios en el niño son de 1 500 a 5 000 U.

Vitamina D. Es necesario para la absorción del calcio de los alimentos y para la formación
de los huesos. Su principal fuente es la luz solar. Son alimentos ricos en vitamina D todos
los productos lácteos, leche entera, mantequilla y queso.
El requerimiento diario oscila entre 400 a 800 U/día.

Vitaminas del complejo B. Todas las vitaminas de este grupo son solubles en agua, pero
tienen diferentes funciones, por ejemplo, la tiamina y la riboflavina toman parte en la
utilización de los hidratos de carbono y otros nutrientes, mientras que el ácido fólico y la
vitamina B12 son necesarios para la formación de la sangre. Las fuentes de alimentos ricos
en estas vitaminas, así como sus requerimientos para el organismo en el niño se resumen en
la tabla 7.1.

Vitamina C. Es necesaria para mantener los tejidos del organismo, por ejemplo, las encías y
para la adecuada recuperación de las heridas. Su deficiencia en la dieta causa escorbuto. Se
requieren 30 mg/día. Son fuentes
ricas en esta vitamina los cítricos como: naranjas, limones, guayaba, melones, piñas y
algunas verduras.

Etapa 0-5 meses. Lactancia materna exclusiva según demanda del niño.
Etapa de 6-7 meses. Introducción de jugos de frutas y vegetales naturales (guayaba, piña,
fruta bomba, mango, mamey, platanito, anón, chirimoya, guanábana, tamarindo, manzana,
pera, melocotón), zanahoria, tomate. Estas frutas se podrán indicar también como puré
(majadas); se pueden utilizar los jugos o purés de frutas y vegetales en conserva (compotas)
de no estar disponibles las frutas o vegetales frescos. Los niños que reciben leche materna
exclusiva no recibirán estos hasta el sexto mes, mientras que los que tienen lactancia
artificial requieren la introducción de jugos o purés más tempranamente.
Los jugos se preparan diluidos al principio, con una cantidad igual de agua hervida fresca,
las concentraciones irán aumentando de manera progresiva hasta ofrecerlo puro. No es
aconsejable el uso de azúcar ni de miel, pues este último alimento está con frecuencia
contaminado: además, no es conveniente habituar al bebé al consumo de alimentos
excesivamente dulces. Se ofrecerá una vez al día comenzando por 3 ó 4 onzas y se
aumentará la cantidad de forma gradual. Hay que advertir que no se hierva o caliente, pues
ocasionaría pérdida de vitaminas. Se debe brindar de preferencia a temperatura ambiente y
recién preparada.

Se introducirán las viandas en forma de puré (papa, plátano, calabaza, boniato, malanga,
ñame), lo cual se ofrecerá una sola vez al día, que puede ser un puré de viandas y vegetales
y luego puré o jugo de frutas. También se podrá ofrecer leche de pecho después de las
comidas como complemento, si el bebé lo desea.

A partir de esta edad, la reserva de hierro comienza a disminuir y es necesario el aporte de


este nutriente para prevenir su deficiencia, se puede aportar, ofreciéndole al niño cereales
sin gluten, tales como el arroz, el maíz o la avena. Se recomienda empezar por el de arroz,
el cual puede introducirse en algunos casos entre los 4 y 5 meses. Los cereales se pueden
preparar mezclados con leche; en el bebé con lactancia natural se recomienda preparados
con la leche de la madre, lo que permitirá una introducción más tardía de la leche de vaca
(después de los 6 meses). Casi siempre es necesario calentarlos y es conveniente colar los
de consistencia gruesa. Al principio se comenzará con una pequeña cantidad en las
primeras horas de la mañana (desayuno) que se irá aumentando poco a poco a la vez que la
consistencia puede ser más espesa.

A esta edad se pueden introducir vegetales como acelga, berza, chayote, habichuela,
espinaca, coliflor, los que aportan, entre otros carotenos y complejo B. Se puede cocinar al
vapor o en poca cantidad de agua, se comienza por una papilla suave que se irá espesando
hasta una mayor consistencia.
También se brindará al niño leguminosas, tales como lenteja, chícharos y frijoles negros,
colorados y bayos, en forma de puré, con ello se aportan proteínas, fibra dietética y algunas
vitaminas.

La introducción de oleaginosas como la soya puede iniciarse en esta etapa, que proporciona
proteínas, energía y hierro de poca biodisponibilidad por no ser hierro hemínico.

Etapa de 8 a 9 meses. En esta etapa se incluyen la carne cocida de res, pollo y otras aves.
Sucesivamente puede irse introduciendo otras carnes como carnero, conejo, caballo y
pescado no graso, así como vísceras (hígado). Se brindará molida fina, raspada o pasada
por licuadora, de esta forma se aportarán al niño proteínas de alto valor biológico, hierro y
algunas vitaminas del complejo B. Luego se introducirá la yema de huevo cocida o pasada
por agua (un minuto en agua hirviendo), ya que el calor coagula la albúmina y la hace más
digestible y también menos alergénica, nunca debe ofrecerse cruda. Se comienza solamente
con la yema de huevo por su contenido en hierro y ser menos alergénica que la clara; esta
última se ofrecerá en edades posteriores. Debe comenzarse con un octavo de la yema (se
recomienda partir la yema cocida a la mitad y esta, a su vez, en 4 partes, resulta así fácil
ofrecer una de estas 8 partes en que queda finalmente dividida) e ir aumentando
progresivamente hasta dar la yema completa una vez al día, por lo general en el horario de
almuerzo.

A esta edad se introducirán los jugos preferentemente naturales de frutas cítricas y los
cereales con gluten (derivados del trigo): se comienza con papillas de cereal de trigo, y más
tarde se ofrecerán pastas alimenticias (fideos, espagueti, coditos, macarrones y otros). Los
alimentos que se ofrecen en esta etapa, aportan proteínas de alto valor biológico (animal),
vitaminas sobre todo A, C y complejo B, así como minerales, de estos últimos el hierro es
el más importante

Etapa de 10 a 11 meses. Se introducirá la carne de cerdo magra y el pescado graso. En esta


edad se ofrecerán al niño las frutas maduras en trocitos. Puede comer helados de frutas
preferentemente y dulces tales como arroz con leche, natilla, pudín y flan, siempre que en
su elaboración no se introduzca clara de huevo.

Etapa de 12 meses. Se incorpora la mantequilla y la margarina. Se introducen el queso


crema y la gelatina. Los alimentos se ofrecerán finamente picados, ya que la fórmula
dentaria del niño permite su asimilación en esta forma.

Mayores de 12 meses. Se ofrece el huevo completo, comenzando por pequeñas porciones


de clara para ir observando su tolerancia. También vegetales como aguacate, quimbombó,
col, nabo, remolacha. Pepino y rábano no indicados anteriormente. El jamón, los embutidos
y las carnes enlatadas se indican a partir del año, pues no se recomiendan para la
alimentación del niño más pequeño ya que para su procesamiento y conservación se
utilizan sustancias cuyo uso se prohíbe en la alimentación del lactante.

Se introducirán quesos de todos los tipos que antes no se ofrecían porque contenían aditivos
químicos.
Los alimentos se pueden dar aplastados con tenedor o picados, el cambio del puré de los
primeros meses a esta nueva forma se hará en forma gradual y progresiva de acuerdo con la
fórmula dentaria del niño y para que no haya rechazo por parte de este. Se introducirán el
chocolate y alimentos fritos.
0-5 meses 6-7 meses 8-9 meses
Lactancia materna Jugos de frutas y Cereales sin gluten Carnes
vegetales Arroz Pollo y otras
Guayaba Maíz aves
Piña Avena Res
Fruta bomba Verduras Pescado no graso
Mango Acelga Yema de huevo
Mamey Berza Cereales
Platanito Chayote Habichuela Pan
Melocotón Espinaca Galleta
Melón Colifor Jugos y purés de
Guanábana Leguminosas frutas cítricas
Tamarindo Lenteja
Manzana Frijol negro
Anón Frijol colorado
Pera Frijol bayo
Tomate Chícharos
Zanahoria Oleaginosas: Naranja
Chirimoya Toronja
Puré de frutas y Limón
vegetales (compota) Mandarina
Puré de viandas Lima
Papa soya
Plátano
Malanga
Calabaza
Boniato
Ñame
Mecanismos de digestión y absorción de los nutrientes

Fundamentos de la digestión: La digestión de los alimentos comienza en la cavidad oral, la


amilasa salival puede hidrolizar los hidratos de carbono complejos (almidón), en los
lactantes la lipasa lingual inicia la digestión de los lípidos. La efectividad de estas enzimas
depende del tiempo que permanecen los alimentos en la boca. Los alimentos macerados y
mezclados con saliva atraviesan el esófago y llegan al estómago donde se mezclan con
HCl, el pH ácido inactiva las enzimas salivales y propicia la digestión de las proteínas, ya
en el intestino delgado los jugos pancreáticos (bicarbonato y enzimas digestivas:
proteolíticas, fosfolipasa A, lipasas, ribonucleasas y amilasa) inician su función hidrolítica
y producen unidades que se absorben directamente o fragmentos que vuelven a hidrolizarse
más adelante por acción de enzimas específicas de la mucosa intestinal.

Hidratos de Carbono:
Estructura y propiedades: son aldehídos o cetonas hidroxilados y representan los
compuestos orgánicos más abundantes, actúan como combustible, reservorio de energía,
sustrato para la construcción de DNA, RNA y elementos estructurales de las paredes
celulares, formación de glucoproteínas y glucolípidos. Según su composición química se
clasifican en: Monosacáridos: son la unidad más pequeña, rara vez se encuentran libres en
la naturaleza, generalmente se presentan en formas de disacáridos y polisacáridos.

El ser humano puede absorber tres hexosas:


Glucosa (Dextrosa): se encuentra en la miel, frutas y hortalizas.

Fructosa (Azúcar de las frutas): presente en la miel, frutas y hortalizas.

Galactosa: componente de la lactosa, se libera durante la digestión.

Disacáridos: resultan de la unión de dos monosacáridos:


Sacarosa: se le denomina azúcar y se obtiene de la caña de azúcar y remolachas. Está
compuesto por glucosa y fructosa.

Lactosa: es el azúcar de la leche, fuente de energía para los lactantes. Compuesto por
glucosa y galactosa.

Maltosa: compuesto por dos moléculas de glucosa, presente en los jarabes de maíz,
Cereales y productos malteados.

Polisacáridos: la mayoría de los carbohidratos que componen los alimentos se presentan en


forma de almidón, compuesto por amilosa y amilopectina. Estas son macromoléculas
formadas por polímeros de glucosa sintetizadas por las plantas durante la fotosíntesis como
depósito de energía.
El almidón se encuentra en cereales, leguminosas y tubérculos (papa), constituye el 60% de
ingesta de carbohidratos en el país.

El glucógeno es el almidón animal, compuesto por polímeros de glucosa hidrosolubles, que


se almacena en cantidades limitadas en hígado y músculo, no cumple función alguna en la
nutrición humana. Otros polisacáridos como las Dextrinas proviene de la hidrólisis
incompleta del almidón, la Celulosa es constituyente de tallos, hojas de plantas y cáscaras
de semillas y cereales, y por no ser digerible es importante en la formación del bolo fecal y
el peristaltismo intestinal, al igual que la Pectina, que es fibra soluble presente en las frutas.
La
Inulina es polímero de fructosa hidrosoluble, se encuentra en las alcachofas, la cebolla y el
ajo.

Digestión y absorción: todos los carbohidratos deben hidrolizarse durante la digestión. Este
proceso comienza en la boca por acción de la amilasa salival, la cual es inactivada por la
acidez intestinal. Luego continúa la amilasa pancreática, que se incrementa a partir del 4º
mes de vida, obteniéndose glucosa y disacáridos, los cuales ameritan las enzimas
disacaridasas de las células del borde en cepillo intestinal. Los monosacáridos “glucosa y
galactosa” se transportan en forma activa en contra de un gradiente de concentración, en un
sistema de transporte donde interviene el sodio, mientras que la fructosa llega a la célula
por difusión pasiva.

Lípidos: son compuestos insolubles en agua y solubles en solventes orgánicos que cumplen
un importante papel fisiológico como componentes de las membranas celulares y de los
organelos.

Clasificación: la forma más sencilla de clasificar los lípidos es dividirlos en clases de


acuerdo con sus características estructurales:

Lípidos Simples:
Ácidos Grasos
Grasas neutras: Monoglicéridos, Diglicéridos, Triglicéridos
Ceras: ésteres de ácidos grasos con alcoholes
Lípidos compuestos
Fosfolípidos: glicerofosfolípidos, glucoesfingolípidos Glucolípidos: cerebrósidos,
gangliosidos, lipoproteínas.

Lípidos diversos:
Esteroles (colesterol, vitamina D)
Vitaminas liposolubles (A, D, E, K)

Los triglicéridos son el grupo predominante, se emplean como reserva de energía, se


forman por la esterificación de tres ácidos grasos con un glicerol.
Los Ácidos Grasos son ácidos orgánicos con cadenas largas de hidratos de carbono, pueden
contener enlaces dobles (AG insaturados: linoleico, linolénico y araquidónico), un solo
enlace doble (AG monoinsaturados: oleico) o sin dobles enlaces (AG saturados: palmítico,
esteárico, entre otros).
Cuando los lípidos son sólidos se les denomina grasas y cuando son líquidos se les
denomina aceites. Las grasas contienen principalmente ácidos grasos saturados, más
abundantes en los alimentos de origen animal. En los aceites predominan los ácidos grasos
insaturados y son de origen vegetal. Esto se explica porque los enlaces dobles reducen el
punto de fusión de la molécula lo que aumenta su fluidez.
La hidrogenización y tratamientos con calor usados en la industria de alimentos para
obtener productos más estables conduce a configuraciones trans, asociados a mayor riesgo
de cardiopatía coronaria, cáncer y otras enfermedades crónicas.

Digestión y Absorción: En los lactantes la función pancreática no está desarrollada


completamente, por lo que se ha planteado que la actividad de las lipasas lingual y gástrica
podrían contribuir en forma importante en la digestión de la grasa de la leche. Igualmente la
motilidad gástrica contribuye a la emulsificación de los lípidos que se transforman en
partículas más pequeñas. Este proceso continúa en el duodeno donde se agregan las sales
biliares y los jugos pancreáticos ocurriendo la lipólisis y la formación de micelas, unidad
intestinal de transporte de la grasa hasta la membrana del borde en cepillo donde las células
de la mucosa los absorben por difusión pasiva. Una vez dentro de la célula se producen las
lipoproteínas que ingresan en el sistema linfático en forma de quilomicrones.
Los triglicéridos de cadena corta y media son fácilmente absorbidos, no se reesterifican
dentro de la mucosa y circulan en sangre unidos a la albúmina, representando una opción
para la absorción de lípidos en pacientes con defectos en la absorción de los ácidos grasos.

Proteínas
Estructura y propiedades: son sustancias compuestas por aminoácidos que cumplen
funciones esenciales en el organismo, ya que intervienen en: la formación de la estructura
corporal (colágeno), transporte de sustancias (hemoglobina, proteína fijadora de retinol),
defensa y protección (inmunoglobulinas, fibrinógeno), control y regulación (hormonas,
enzimas).
Los aminoácidos que participan en la síntesis de proteínas son conocidos como
aminoácidos proteinogénicos, tradicionalmente se han considerado nueve de ellos
(isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano, valina e histidina)
como esenciales o indispensables en la dieta porque no se sintetizan dentro del organismo,
sin embargo investigaciones recientes han demostrado que seis de ellos pueden sintetizarse
a partir de los cetoácidos respectivos, considerándose solamente la lisina y treonina como
verdaderamente esenciales. Sin embargo se ha propuesto que algunos de ellos pueden
transformarse en esenciales en forma temporal o en algunas situaciones patológicas
específicas. El origen de las proteínas de la dieta puede ser vegetal o animal, representando
estas últimas más del 70% de las proteínas ingeridas. No es relevante la cantidad de
aminoácidos de cada proteína, lo determinante es que el organismo sólo puede sintetizar la
cantidad de proteína nueva que le permite la concentración del aminoácido más baja,
llamado aminoácido limitante. El valor biológico de las proteínas está determinado por el
contenido de nitrógeno, el patrón ideal de aminoácidos y la digestibilidad dela proteína,
demostrándose que las de mayor valor biológico son las de origen animal (Huevo, leche,
carne) y la soja.
Digestión y absorción: comienza en el estómago por acción de las pepsinas activadas por el
pH ácido, produciendo polipéptidos y oligopéptidos. En el duodeno las endopeptidasas y
las carboxipeptidasas pancreáticas los hidrolizan en fragmentos cortos y aminoácidos
individuales.
Las enzimas pancreáticas son secretadas como precursores inactivos (tripsinógeno y
Quimitripsinógeno) que se activan en tripsina, quimiotripsina y elastas, que hidrolizan
enlaces peptídicos generando 30% de aminoácidos libres y 70% de oligopéptidos.
Finalmente las enzimas del borde en cepillo (aminopeptidasas y dipeptidasas) producen
AA, dipéptidos y tripéptidos libres capaces de absorberse.

La absorción celular depende de varias proteínas transportadoras específicas.


Vitaminas: son micronutrientes esenciales que intervienen en funciones de mantenimiento,
crecimiento, desarrollo y reproducción, cuya ausencia en la dieta produce un síndrome de
deficiencia específico. Se clasifican en: Vitaminas Liposolubles: necesitan bilis y jugo
pancreático para su incorporación.

Vitamina A: compuesto con la actividad biológica del retinol; los retinoides se encuentran
en forma de alcohol (retinol), aldehído (retinal) y ácido (retinoico). Desempeña funciones
esenciales en la visión, el crecimiento y el desarrollo, mantenimiento del tejido epitelial,
funciones inmunitarias y la reproducción. Ingresa al organismo como provitamina si la
fuente es vegetal (vegetales verdes y amarillos) y como ester de retinilo si la fuente es
animal (leche, huevo). Se absorbe a nivel intestinal, dependiendo de las grasas y se deposita
en el hígado desde donde se moviliza a tejidos periféricos. Las cantidades de ingesta
recomendadas son de 300 a 400 equivalentes de retinol (1000 a 1500 U.I)

Vitamina D: está formada por varios compuestos o provitaminas, las más importantes el 7-
dehidrocolesterol que está en la piel humana y por acción de la luz solar se transforma en
vitamina D3 o cole calciferol. Las plantas contienen escasa cantidad de ergosterol, cuyo
metabolito es la vitamina D2. Es absorbida en el intestino ante la bilis, se desplaza dentro
de los quilomicrones y se almacena en hígado, riñón y pulmón. La vitamina D tiene un
papel esencial en el metabolismo para el mantenimiento de la homeostasis del calcio y del
fósforo y la diferenciación celular. Sus necesidades varían entre 400 a 800 UI.

Vitamina E: el alfa-tocoferol es el compuesto natural con mayor actividad de vitamina E.


Se absorbe en el intestino con los lípidos después de la hidrólisis por las lipasas y esterasas.
Las mejores fuentes de vitamina E son los gérmenes, las semillas vegetales, aceites y
derivados.
Es el antioxidante liposoluble más importante, cumple funciones en la reproducción,
integridad muscular, resistencia de los eritrocitos, considerándose esencial para el lactante.
Los requerimientos son de 4 – 5 UI.

Vitamina K: comprende la 1.4-naftoquinona y sus derivados que muestran actividad


antihemorrágica. Se obtiene de alimentos de origen vegetal (repollo, lechuga, col) y se
absorbe en forma activa en la región proximal del intestino durante la digestión de los
lípidos y se transporta en los quilomicrones. Las bacterias presentes en la porción distal y
colon también sintetizan vitamina k-2. Su actividad antihemorrágica se debe a su acción
sobre los factores que intervienen en la síntesis de protrombina. Los Recién Nacidos tienen
hipoprotrombinemia debido a la falta de flora intestinal y escaso aporte de vitamina k de la
leche materna, por lo que deben recibir una dosis de 1 mg vía intramuscular de vitamina k
para prevenir la
Enfermedad Hemorrágica del RN. Los requerimientos son de 0,5 – 1 mg diario.
Vitaminas hidrosolubles
Vitamina C: abarca el ácido ascórbico y sus derivados, es esencial para el hombre que no
puede sintetizarla, siendo su fuente principal las frutas cítricas, hortalizas y vegetales de
hojas.
Se absorbe en la región proximal del intestino delgado. Sus efectos biológicos se asocian
con sus propiedades reductoras, interviniendo en la síntesis de catecolaminas, colágeno,
ácidos biliares y carnitina. Además estimula la síntesis de citocromo P450, la absorción del
hierro y regeneración de los tejidos. Los requerimientos son de 20 a 30 mg diarios.
Complejo Vitamina B: incluye sustancias de estructura química y funciones variables
como: Tiamina, Riboflavina, Niacina, Ácido Pantoténico, Biotina, Piridoxina, Cobalamina
y Ácido Fólico, que actúan como coenzimas en el metabolismo de los carbohidratos,
proteínas y lípidos. Sus fuentes son leche, queso, carnes, vegetales y frutas. Sus deficiencias
originan alteraciones metabólicas que se manifiestan como lesiones de piel y mucosas,
anemia, alteraciones neuromusculares.
Los requerimientos de Tiamina, Piridoxina y Cobalamina van entre 0,3 a 0,5 mg diarios;
Riboflavina entre 0,5 a 2 mg/día; Niacina 4 – 10 mg/día y Ácido Fólico 5 microgramos por
kg al día.

Minerales: se consideran nutrientes esenciales por que desempeñan múltiples funciones


como regulación de actividades enzimáticas, mantenimiento del equilibrio acido base y
presión osmótica, facilitan transporte de nutrientes y mantienen la excitabilidad nerviosa y
muscular. Se dividen en macro minerales (calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio) y
oligoelementos (aquellos que se consumen en microgramos por día: hierro, zinc, yodo).

Calcio: es el mineral más abundante de organismo (1,5 a 2% del peso corporal) El 99% del
calcio se halla en los huesos y en los dientes, el 1% restante está en la sangre, líquidos
extracelulares y en la célula donde regula muchas funciones metabólicas y movilización
ósea está regulada por la vitamina D y la glándula paratiroides. Las principales fuentes
alimentarias de calcio son la leche y derivados lácteos, huevo y vegetales verdes. Los
requerimientos de calcio en el lactante amamantado son entre 40 a 60 mg/kg/día. La leche
materna contiene 300 mg de calcio por litro y se absorbe el 75%.

Fósforo: ocupa el segundo lugar en abundancia en el organismo. 80% se encuentra en el


esqueleto y los dientes y 20% como pool metabólicamente activo en células y líquido
extracelular. Su metabolismo es similar al calcio. Las fuentes alimentarias son carnes,
productos lácteos, leguminosas y cereales. El fósforo se encuentra como ácido fítico en la
cáscara de los granos de cereal, sobre todo trigo, el cual forma complejos insolubles de
otros minerales que impide su absorción. Los requerimientos del lactante son de 1,5 grs
diarios.

Magnesio: catión intracelular cuyo principal función es estabilizar la estructura de ATP en


reacciones enzimáticas. Se encuentra en leguminosos, semillas, nueces, vegetales verdes y
productos lácteos. Sus requerimientos son de 60 a 70 mgrs diarios.

Sodio, Potasio y Cloro: conocidos como electrolitos, son iones que se distribuyen en los
líquidos corporales.

El sodio y el cloruro están principalmente en el líquido extracelular y el potasio es el


principal catión intracelular. Intervienen en el mantenimiento de funciones importantes del
organismo como: equilibrio y distribución del agua, equilibrio osmótico, equilibrio ácido
básico, gradientes de potencial eléctrico de las membranas, absorción de glucosa,
excitabilidad neuromuscular. Se absorben en el intestino delgado y se excretan por la orina,
heces y sudor. Las principales fuentes de sodio son leche, queso, carnes y alimentos que
durante su preparación se les añade sal (aderezos, panes, cereales precocidos, jamón). Su
ingesta debe ser de 1 gramo diario. El potasio es proporcionado por la leche, papas, carnes,
naranja y toronja.

Hierro: es un nutriente esencial en casi todos los organismos, la anemia ferropénica es la


deficiencia nutricional más frecuente. Las funciones pueden dividirse en: transporte y
almacenamiento de oxígeno, transporte de electrones y oxidación enzimática y reacciones
reductoras.
El hierro alimentario existe en dos formas químicas: hierro hem (presente en hemoglobina,
mioglobina y enzimas) y hierro no hem, que se encuentra en alimentos vegetales.

La absorción del hierro alimentario es del 10%, mayor en los alimentos de origen animal, y
en la leche materna es cerca del 50%. El hierro hem se absorbe a través del borde en
cepillo, es transportado por la transferrina y depositado en forma de ferritina y
hemosiderina. Las principales fuentes de hierro son las carnes, el huevo, los vegetales y
leguminosas. Los requerimientos durante el primer año de vida son de 10 a 15 mgs al día,
basado en las necesidades media de 1 a 1,5 mg/kg/día para el niño nacido a término a partir
del 4º mes, cuando comienzan a agotarse las reservas. El niño que recibe lactancia materna
exclusiva no necesita hierro adicional, hasta el 6º mes. Los prematuros que poseen menos
reservas, deben recibir 2 mgr/kg/día a partir del segundo mes.

Zinc: Tiene una abundante distribución en todo el cuerpo humano, es constituyente y


activador de numerosas enzimas, participando en el metabolismo de casi todos los
nutrientes. Se absorbe a nivel intestinal y se deposita en hígado, hueso y músculos. El
consumo de zinc se relaciona con el de la proteína, el 80% está proporcionado por carnes,
lácteos y cereales. La soja también es una fuente adecuada de zinc. Su déficit se relaciona
con retardo del crecimiento, de la maduración sexual y deficiencias inmunitarias.

Flúor: es un elemento natural que se encuentra en el agua potable y el suelo, aunque en


proporciones muy variables. Es un anión importante para la salud de huesos y dientes,
donde su efecto beneficioso ha disminuido en forma importante la prevalencia de caries
dental. La recomendación es 1 ppm en los suministros de agua fluorada, consumos más
altos se relacionan con fluorosis. Sus requerimientos son de 0,5 a 1 mg diario.

Cobre: es un componente de muchas enzimas, interviene en la oxidación del hierro,


formación de colágeno, producción de energía a nivel mitocondrial, síntesis de melanina y
catecolaminas. Se absorbe en el duodeno y se excreta en la bilis. Los alimentos ricos en
cobre son los mariscos, las vísceras, carnes, chocolate, nueces, cereales, leguminosas y
frutas secas. Sus necesidades son de 2 a 2,5 mgs diarios.

Yodo: se almacena en la glándula tiroides donde se utiliza en la síntesis de triyodotironina


(T3) y tiroxina (T4), hormonas tiroideas encargadas de la regulación de la oxidación
celular, metabolismo proteico y energético, crecimiento y desarrollo. Sus fuentes son la sal
yodada, pescados y mariscos. El contenido de yodo en los vegetales varía según las
concentraciones de yoduro del suelo. La captación de yodo puede ser interferida por
sustancias de algunos alimentos conocidos como bocígenos (col, nabos, maní, soja). Los
requerimientos diarios son entre 40 a 100 microgramos diarios.

Requerimientos energéticos y nutricionales


El requerimiento de un nutriente se define como la cantidad mínima de dicho nutriente que
favorece un estado óptimo de salud. Las necesidades de energía y nutrientes son variables
en los niños y dependen del metabolismo basal, velocidad de crecimiento, actividad física,
tamaño corporal y sexo.

Agua: es un componente esencial de todos los tejidos corporales, como solvente dispone de
solutos para el funcionamiento celular y es el medio necesario para todas las reacciones.
También participa como sustrato activo en las reacciones metabólicas y como componente
estructural de la célula.

El organismo no reserva agua, la cantidad que se pierde en 24 horas debe ser restituida para
mantener la salud y eficiencia corporal. El requerimiento de agua basado en el consumo
calórico es de 1 a 1.5ml/kcal.

Los lactantes tienen una mayor necesidad de agua por la capacidad limitada de los riñones
para controlar carga de solutos, su mayor porcentaje de agua corporal y a su área de
superficie grande por unidad de peso corporal. Requerimiento de agua el primer año de
vida: 150 ml/kg/día.
Requerimiento de agua después del primer año: 100 ml/kg/día.
Energía: el organismo necesita energía para todas las reacciones químicas de síntesis y
mantenimiento de los tejidos corporales, conducción eléctrica de la actividad nerviosa,
trabajo muscular y producción de calor para conservar la temperatura corporal, tareas
necesarias para mantener la vida.
La cantidad de energía requerida para elevar 1ºC la temperatura de 1 ml de agua a 15ºC es
conocida como caloría. Los requerimientos calóricos son mayores en los niños pequeños
por: 1. Mayor superficie corporal relativa,
2. Actividad corporal más intensa.
3. Mayor metabolismo proteico con mayor acción dinámico específica de estos nutrientes.
4. Crecimiento acelerado.
5. Mayor cantidad relativa de excretas y mayor pérdida de calor
Los valores recomendados a diferentes edades son los siguientes:

EDAD CALORIAS/KG/DIA
0 – 6 meses 120
6 – 12 meses 110
1 – 3 años 100
4 – 6 años 80 – 90
7 – 9 años 70 – 80
10 – 12 años 60 – 70*
13 – 19 años 40 – 60*
Adultos 40 – 45*

* La cifra más baja corresponde al género femenino


Las proporciones adecuadas entre los diferentes principios inmediatos administrados son:
50 a 55% de carbohidratos. De ellos el 90% deben ser hidratos de carbono complejos
(cereales, tubérculos, legumbres, frutas) y 10% azúcares simples. Debe moderarse el
consumo de sacarosa para prevenir caries dental, hiperlipemia y obesidad. Cada gramo
metabolizado genera 4 calorías. 30 a 35% de grasas, con un reparto de 15% mono
insaturadas (aceite de oliva, frutos secos), 10% de poliinsaturada (especialmente omega-3
del pescado) y 10% saturada. Generan 9 calorías por gramo. 10 a 15% de proteínas de
proteínas de alta valor biológico (65% origen animal), proporcionan 4 calorías por gramo.
Los requerimientos de proteínas varían con la edad.
EDAD GR/KG/DIA
0 – 1 año 1,5 – 2,5
1 – 3 años 1,2 – 1,5
4 – 6 años 1 – 1,2
7 – 12 años 1
13 – 19 años 0,9 – 1,2
Adulto 0,8 – 1 *

Clasificación de los alimentos en grupos básicos


Los alimentos se clasifican según su composición y características en seis grupos básicos
que deben ser consumidos diariamente en forma variada:
Granos, cereales y tubérculos Vegetales y hortalizas Frutas Lácteos y derivados Carnes
blancas y rojas, huevo Azúcares simples y grasas

Las raciones de cada grupo alimentario dependerán de los requerimientos individuales, de


acuerdo a la edad, sexo y tipo de actividad física. Se han diseñado diferentes modelos como
una forma práctica de demostrar las proporciones que se deben guardar entre los grupos de
alimentos para lograr una alimentación balanceada y saludable.

En el año 2005 el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) presentó la


Pirámide de Alimentación representando los grupos básicos como bandas de colores
verticales con diferente anchura según la cantidad de raciones recomendadas y agregando
una figura humana subiendo los peldaños de una escalera representando la importancia de
la actividad física diaria.

En el año 2009 el INN diseñó el Trompo de los Alimentos, usando la figura de este juego
tradicional venezolano en forma de pirámide invertida donde se representan los grupos de
alimentos habituales de la mesa venezolana, por colores guardando proporción con el
consumo recomendado. Además agregan la importancia del consumo de agua y de la
actividad física.
Alimentación complementaria: bases fisiológicas, técnicas y aspectos prácticos.
Anteriormente conocida como ablactación, se refiere a la alimentación distinta a la leche
humana que recibe el lactante, y que se ofrece para complementar sus nutrientes.

Oportuna: iniciada en el momento justo, cuando las necesidades de energía y nutrientes


sobrepasan las que se pueden proporcionar con lactancia natural exclusiva y frecuente.
Adecuada: que provea energía, proteínas y micronutrientes suficientes para satisfacer las
necesidades nutricionales según la edad del niño y adaptados a su realidad cultural, social y
económica.
Segura e inocua: preparada, almacenada y servida de forma higiénica.
Perceptiva: brindada con afecto, respetando las necesidades del niño y atendiendo a las
señales de apetito o saciedad.

Técnica y aspectos prácticos:


Los alimentos complementarios se introducen gradualmente, se recomienda un alimento
nuevo por vez, con cambios cada 3 días para detectar posibles intolerancias.
La leche materna debe mantenerse y en aquellos niños no amamantados o que reciben
lactancia mixta se debe ofrecer fórmulas de continuación fortificadas con hierro.
El niño debe sentarse y recibir los alimentos con cucharilla.
El orden de introducción de los alimentos sigue un patrón cultural, en Venezuela se inicia
con tubérculos (apio, ocumo, ñame, papa, yuca y plátano), hortalizas (auyama, zanahoria) y
carnes licuadas en forma de sopas. La cantidad y consistencia se aumenta según la edad
(licuados-puré y sólidos).
También se ofrecen a partir del 6º mes las frutas no cítricas en forma de puré o jugos en
cantidad no mayor a 4-6 onzas al día, ya que un consumo mayor se relaciona con déficit
pondo estatural y diarreas.
Las frutas cítricas (naranja, mandarina, piña, fresa, limón, guayaba, tomate, mora, parchita)
se introducen en mayores de 1 año, por ser muy alergénicas
Los cereales sin gluten (arroz y maíz) se inician como papillas a los 6 meses, si se agregan
a la fórmula su dilución debe ser 5%. Los cereales con gluten no deben introducirse
tempranamente antes de los 4 meses ni después de los 7 meses, excepto en casos de
antecedentes familiares de alergia al gluten, se iniciarán entre los 9 meses y 1 año.
Algunos vegetales como espinacas, remolachas y acelgas se recomiendan en mayores de 1
año por el riesgo de metahemoglobinemia, ya que en ocasiones estos vegetales acumulan
los nitratos de los fertilizantes que se transforman en nitritos por acción de flora intestinal.
El huevo se introduce después de los 6 meses, comenzando con ¼ de la yema bien cocida y
aumentando progresivamente la cantidad. La clara debe iniciarse después del año por ser la
fracción más alergénica.
El pescado se recomienda a partir de los 8 meses por la dificultad de conseguirlo fresco, en
niños con antecedentes de alergias debe esperarse hasta el año.
Las leguminosas también se introducen a los 8 meses en forma de puré, ya que el caldo no
tiene valor nutritivo.
No debe añadirse sal a los alimentos, ya que su contenido natural satisface los
requerimientos y el consumo excesivo se relaciona con hipertensión arterial y
enfermedades cardiovasculares en el adulto.
No se recomienda el consumo de azúcar y golosinas, pues son causantes de caries y hábitos
inadecuados que se relacionan con obesidad y diabetes.
La miel no industrializada no se recomienda hasta los 2 años por el riesgo de botulismo.
Deben evitarse alto consumo de los ácidos grasos transhidrogenados. Igualmente no se
recomiendan las leches descremadas en menores de 2 años.
Se recomienda que los alimentos sean preparados en el hogar, pero si no se cuentan con
adecuadas condiciones de higiene pueden emplearse los procesados, conociendo su valor
nutricional, el contenido de azúcar, estabilizantes, saborizantes que deben especificarse en
las etiquetas.
Entre los 7 y 9 meses el niño puede tomar alimentos con la mano y llevarlos a la boca, así
como tomar en taza o vaso.
Al año de edad el niño puede ingerir alimentos sólidos y debe estar integrado a la dieta
familiar, sentarse a la mesa con los demás e iniciarse en el uso de los cubiertos.
Destete

Es el cese de la lactancia materna lo que implica cambios en la forma de relacionarse la


madre y el hijo, por lo que debe darse cuando ambos estén preparados, alrededor de los 2
años. El destete natural debe ocurrir de manera gradual entre el primer y tercer año de vida,
puede iniciarse por decisión de la madre, motivos laborales, disminución de la producción
de la leche y lentitud en el crecimiento del niño. Debe evitarse en situaciones de crisis o
cambios de la rutina familiar. El destete representa una pérdida para el niño por lo que
debe acompañarse de manifestaciones de afecto, para que el niño no lo interprete como un
rechazo de la madre.
Características y estrategias de la alimentación en el preescolar, escolar y adolescente.
La edad preescolar se caracteriza por disminución en la velocidad de crecimiento y la
ganancia de peso, lo que implica menor requerimiento calórico y se manifestará con
disminución del apetito e interés por los alimentos. Su desarrollo psicomotor le permite
adecuada manipulación de los cubiertos y es una época en la que se deben crear hábitos
alimentarios saludables. Son neofóbicos y monótonos, por lo que rechazan nuevos
alimentos y siempre quieren ingerir los mismos alimentos.
En el escolar continúa un ritmo de crecimiento lento y constante, se inicia el dimorfismo
sexual y ocurre un rebote de adiposidad, requisito para el esencial para el brote puberal. La
influencia de los pares, el ambiente escolar y el estilo de vida familiar determinan la
conducta alimentaria.
Su sentido de la independencia lo lleva a defender sus preferencias, lo que determina
calidad y cantidad de la dieta.
La adolescencia es un período de riesgo nutricional, ya que los requerimientos están
aumentados y los hábitos nutricionales suelen ser inadecuados (omisión de comidas, alto
consumo de comida chatarra y bebidas recreativas).
Riesgos patológicos

Desnutrición infantil

La mala nutrición de la madre y las infecciones intercurrentes durante el embarazo son


factores frecuentes de prematurez y desnutrición in útero. No es raro que niños nacidos en
estas condiciones de desventaja nutricia en su pasado inmediato, sean víctimas de prácticas
inadecuadas de alimentación, especialmente en regiones en donde la lactancia materna está
siendo reemplazada desde etapas muy tempranas de vida por fórmulas de alimentación
preparadas de manera deficiente y en malas condiciones de higiene.

La desnutrición puede presentarse en todas las edades, sin embargo, es más notoria y grave
entre los 6 y 36 meses de edad. Después del destete, que con frecuencia inicia antes del
cuarto mes, el niño recibe poco o ningún alimento con leche, sus derivados u otros
productos de origen animal. La combinación de una dieta baja en energía y proteínas
aunada a infecciones frecuentes digestivas y respiratorias propicia un avance lento y
progresivo hacia una desnutrición grave.

A través de una serie de mecanismos fisiológicos, el organismo tiende a mantener un


equilibrio dinámico ante la ingesta de energía, cuando existen periodos largos de restricción
energética y/o proteica, el organismo se adapta en forma progresiva a esta restricción con el
objeto de mantener un estado funcional adecuado tanto como lo permita el suministro
limitado de nutrimentos.

La adaptación nutricia significa que para sobrevivir a dos agresiones sinérgicas, la carencia
de nutrimentos y las infecciones frecuentes, el organismo modifica sus patrones biológicos
de normalidad y crea nuevas condiciones homeostáticas.

La DPE se desarrolla gradualmente y permite la siguiente serie de ajustes metabólicos que


resultan en una disminución de la necesidad de nutrimentos y en un equilibrio nutricio
compatible con una disponibilidad más baja de nutrimentos celulares. Si en este punto el
suministro de nutrimentos continúa siendo cada vez más bajo que el aceptado por el
organismo para su adaptación sobreviene la muerte; sin embargo, aunque en la mayoría de
los casos ese suministro es bajo, no lo es tanto para causar la muerte y el individuo es capaz
de vivir en un estado adaptado a una ingestión disminuida. A este fenómeno, Ramos
Galván le llamó "homeorresis", en el cual la mayoría de las funciones están alteradas y
tienen las siguientes características:

Movilización y gasto de energía: El gasto de energía desciende con rapidez tras la


disminución de la ingesta de sustratos calóricos y ello explica la reducción de los periodos
de juego y actividad física que se observan y los periodos de descanso más prolongados y el
menor trabajo físico. Cuando la disminución del gasto de energía no puede compensar la
ingesta insuficiente, las reservas de la grasa corporal se movilizan y el tejido adiposo y el
peso corporal disminuyen. La masa magra corporal se reduce a una velocidad menor como
consecuencia del catabolismo de las proteínas del músculo que promueve una mayor
liberación de aminoácidos. Conforme la deficiencia de energía se vuelve más grave, la
grasa subcutánea se reduce en forma notoria y el catabolismo de proteínas lleva al desgaste
muscular. Las proteínas viscerales se conservan por un tiempo mayor, en especial en
pacientes con marasmo.

Degradación y síntesis de proteínas: La disponibilidad baja de proteínas dietéticas reduce la


síntesis proteica. Las adaptaciones del organismo permiten conservar las proteínas
estructurales y mantener las funciones esenciales que dependen de proteínas, esto conduce
a cambios enzimáticos que favorecen la degradación de la proteína del músculo y la síntesis
hepática de proteína, así como la movilización de sustratos de energía desde los depósitos
de grasa. Hasta que las proteínas de los tejidos que no son esenciales se agotan, la pérdida
de proteínas viscerales aumenta y la muerte puede ser inminente si no se instituye el
tratamiento nutricio.

La vida media de las proteínas se incrementa. La velocidad de síntesis de la albúmina


disminuye, hay un movimiento de albúmina desde las reservas extravasculares hacia las
reservas intravasculares para ayudar a mantener niveles adecuados de albúmina circulante
ante la disminución de su síntesis. Los mecanismos de adaptación fallan cuando el
agotamiento de proteínas se vuelve muy grave y la concentración de las mismas en el suero
disminuye. La reducción secundaria de la presión oncótica intravascular y la fuga de
líquido hacia el espacio extravascular contribuyen a la formación del edema del
kwashiorkor.
Hematología y transporte de oxígeno: La disminución de la concentración de hemoglobina
y de masa de eritrocitos que se observa en casi todos los caos de DPE grave es un
fenómeno de adaptación que se relaciona cuando menos en parte con los requerimientos de
oxígeno por los tejidos. El decremento de la masa corporal magra y la actividad física
menor de los pacientes con desnutrición también disminuyen la demanda de oxígeno. El
descenso simultáneo de los aminoácidos de la dieta resulta de una disminución de la
actividad hematopoyética, que reserva los aminoácidos para la síntesis de otras proteínas
más necesarias. En tanto los tejidos reciben suficiente oxígeno, esta respuesta debe
considerarse una forma de adaptación y no una forma "funcional" de anemia. Cuando la
síntesis de tejidos, la masa corporal magra y la actividad física mejoran con un tratamiento
dietético, la demanda de oxígeno se incrementa y es necesario que la hematopoyesis se
acelere. Si no se cuenta con suficiente hierro, ácido fólico y vitamina B2 ocurre anemia
funcional con hipoxia tisular secundaria.

Función cardiovascular y renal: El gasto cardiaco, la frecuencia cardiaca y la presión


arterial disminuyen y la circulación central cobra mayor importancia que la circulación
periférica. Los reflejos cardiovasculares se alteran y ocasionan hipotensión postural y
disminución del retorno venoso. La forma principal de compensación hemodinámica la
constituye la taquicardia y no el aumento del volumen latido. Tanto el flujo plasmático
renal como la velocidad de filtrado glomerular pueden disminuir a causa del descenso del
gasto cardiaco, aunque al parecer la capacidad de excretar líquidos y de concentrar y
acidificar la orina se conservan.

Sistema Inmunitario: Los defectos principales que se observan en la DPE grave parecen
afectar los linfocitos T y el sistema de complemento. El número de linfocitos que se
originan en el timo disminuye en forma intensa y la glándula se atrofia. Además se observa
depleción de células de las regiones de linfocitos T en el bazo y los ganglios linfáticos. En
de DPE disminuye la producción de varios componentes del complemento. Estas
deficiencias pueden explicar la gran susceptibilidad a la sépsis por bacterias gram
negativas.
Estos cambios tienen como consecuencia una mayor predisposición a las infecciones y a
complicaciones graves.

Electrolitos: El potasio corporal total disminuye a causa de la reducción de proteínas


musculares y de la pérdida del potasio del compartimiento intracelular. La acción baja de la
insulina y la disminución de los sustratos de energía dentro de la c´welula reducen la
disponibilidad de ATP y fosfocreatina. Lo anterior conduce a una entrada a la célula de Na
y agua, con la consecuente sobrehidratación intracelular.

Función gastrointestinal: La absorción de lípidos y disacáridos pueden alterarse y la


velocidad de absorción de glucosa disminuir en la deficiencia de proteínas grave. También
puede observarse menor producción de sustancias gástricas, pancreáticas y biliares, estos
cambios alteran aún más las funciones de absorción que se manifiesta con diarrea y quizá
también por la motilidad intestinal irregular y el sobre crecimiento bacteriano
gastrointestinal. La diarrea incrementa la mala absorción y puede agravar más el estado
nutricional.

Sistema nervioso central: Los pacientes que cursan con DPE a edad temprana pueden
presentar disminución del crecimiento cerebral, de la mielinización de los nervios, de la
producción de neurotransmisores y de la velocidad de conducción nerviosa. Aún no se
demuestran en forma clara las implicaciones funcionales de estas alteraciones a largo plazo
y no pueden correlacionarse con la conducta posterior ni con el nivel de inteligencia.
Bases fisiológicas

La edad óptima para iniciar la alimentación complementaria es a los 6 meses, ya que


además de existir un aumento de los requerimientos energéticos, el niño ha alcanzado
madurez neurológica, gastrointestinal y renal.

Madurez neurológica: los reflejos relacionados con la alimentación presente en las


diferentes etapas pueden interferir o facilitar la introducción de los alimentos. A partir del
cuarto mes se pierde el reflejo de extrusión o protusión de la lengua, mejorando además la
coordinación de labios y mandíbula. Desde el sexto mes el niño se sienta, lleva manos y
objetos a la boca, abre la boca y se estira hacia la persona que lo alimenta, sonríe mostrando
interés por los sólidos o aleja la cabeza de la comida mostrando saciedad.

Madurez gastrointestinal: se alcanza a partir del cuarto mes, cuando la producción de


enzimas alcanza niveles óptimos. La amilasa pancreática está ausente al nacer y se produce
hacia el cuarto – sexto mes de vida, igualmente ocurre con la lipasa y proteasas
pancreáticas. Además antes del cuarto mes la mucosa intestinal es permeable a moléculas
grandes no hidrolizadas con capacidad antigénica lo que contribuye a las alergias
alimentarias. La inmunotolerancia digestiva se alcanza al sexto mes por la colonización,
desarrollo y calidad de la flora gastrointestinal.

Madurez renal: a partir del cuarto mes mejora la filtración glomerular y la capacidad de
concentración, lo que permite a los seis meses tolerar una mayor carga de solutos.

Aumento de los requerimientos: se manifiesta por cambios en el patrón de alimentación: el


niño pide comida más frecuentemente, se despierta de noche con hambre, no se satisface
después de mamar activamente más de 8 veces al día, aumentan los requerimientos de
hierro.

Así como la maduración de las funciones motoras:

 Movimientos de la lengua.
 Control de la mandíbula.
 Movimientos precisos de abrir y cerrar la boca.
 Una masticación más especializada.

Desarrollo psicosocial

Emociones

Reacciones subjetivas a la experiencia que se asocian con cambios fisiológicos y


conductuales.

Las emociones cumplen con varias funciones protectoras:

Comunicar las necesidades, intenciones o deseos y dar lugar a una respuesta.

Movilizar la acción en las emergencias (temor).

Promueven la exploración del ambiente, lo cual da lugar al aprendizaje que puede proteger
o mantener la vida (interés, exitación)

Durante la infancia se desarrolla un patrón característico de reacciones emocionales de una


persona lo que constituye un elemento básico de la personalidad.

Primeras señales de emoción

Recién nacidos: llanto, agitan sus brazos y piernas y tensan el cuerpo

Quieren algo: lloran; cuando se sienten bien: sonríen o ríen es más difícil saber cuándo
están felices.

Más tarde los bebés responden a las personas, sonriendo, haciendo arrullos, alzando los
brazos y eventualmente acercándose a ellas.

Llanto

En ocasiones, es la única manera en que los bebés pueden comunicar sus necesidades.

Cuatro patrones de llanto:

Llanto del hambre


Llanto de enojo

Llanto de dolor

Llanto de frustración

Sonrisa y risa

Primeras sonrisas perceptibles ocurren de manera espontánea poco después del nacimiento.

Primeras sonrisas intencionales pueden ser provocadas por sensaciones suaves, como
acariciar o soplar delicadamente después de ser alimentado.

Tercer semana: Los bebés empiezan a sonreír cuando están alertas y prestando atención a
los movimientos de cabeza y la voz de su cuidador.

Mientras se hacen mayores, distintas razones van a ser las causantes de risas en los
menores.

¿Cuándo aparecen las emociones?

Emociones básicas:

Poco después del nacimiento los bebés muestran signos de entusiasmo, interés y aflicción.

Son respuestas reflejas y fisiológicas a la estimulación sensorial o procesos internos.

Siguientes seis meses: alegría, sorpresa, tristeza, repugnancia, enojo y temor.

Eso da inicio a una maduración neurológica.

Emociones que involucran al yo:

Emociones autoconscientes como el bochorno, la empatía y la envidia;

15 y 24 meses

Sólo surgen después de que los niños han desarrollado la conciencia de sí: la comprensión
cognoscitiva de que tienen una identidad reconocible, separada y diferente del resto del
mundo.
Emociones autoevaluativas como el orgullo, vergüenza y culpa; pueden evaluar sus propios
pensamientos, planes, deseos conducta frente a lo que se considera socialmente apropiado.

Empatía

La habilidad para ponerse en el lugar de otra persona y sentir lo que ésta siente.

Surge aproximadamente durante el segundo año e incrementa con la edad.

La empatía depende de la cognición social que es la habilidad cognoscitiva para entender


que otros tienen estados mentales y para valorar sus sentimientos e intenciones.

Crecimiento del cerebro y desarrollo emocional

A medida que se desarrollan las estructuras del sistema nervioso central y que se mielinizan
las vías sensoriales, las reacciones del bebé se tornan más centradas y atenuadas o
moduladas.

El procesamiento sensorial se vuelve menos reflejo conforme empieza a funcionar la


corteza.

Proceso bidireccional:

Las experiencias emocionales no sólo son afectadas por el desarrollo del cerebro sino que
pueden tener efectos duraderos sobre la estructura de éste.
Justificación

A nivel mundial la alimentación de los niños se vigila .organizaciones como la UNICEF y


la OPS traza estrategias para evitar la mortalidad de los niños en los primeros años de vida
provocada principalmente por diarreas, sarampión, infecciones respiratorias, paludismo o
mal nutrición

En su mayor parte se consigue recursos para tratar este tipo de problemas de salud pública
que en general son relativamente económicos solucionarlos.

La alimentación del niño se cuida desde su nacimiento, México junto con otros países
forman parte del programa “hospital amigo del niño y de la madre” el cual tiene como
objeto capacitar a todo el personal de hospitales públicos y privados sobre la lactancia
materna exclusiva resaltando los beneficios del recién nacido. Por desgracia la infancia
temprana que es la edad en que se presentan los problemas de nutrición especialmente entre
los 3 y 40 meses de vida la cual ofrece una “ventana de oportunidad” para realizar
intervenciones específicas para prevenir o controlar los problemas de nutrición infantil.

La mayoría de las instituciones solo se centra en los niños que son vulnerables a las
principales causas de mortalidad sin tomar en cuenta la alimentación de los niños “sanos”
descuidando informar a las madres oportunamente la que es una correcta alimentación del
niño desde la lactancia.
Con este trabajo no solo se pretende que los niños tengan buenos hábitos de alimentación si
no que estos tengan un desarrollo y crecimiento de acuerdo a su edad cronológica
previniendo que los niños tengan complicaciones por excesos o deficiencias de alimentos.

Bibliografía

1. Vega - Franco L, Nutrición y alimentación en el primer año de la vida. España:


Harcourt Brace, 1997.
2. Vega - Franco L, Nutrición en el primer año de la vida. En: Nutriología Médica.
México: Editorial Panamericana, 1999:41 -56.
3. Torún V, Viteri F. E. Desnutrición calórico-protéica. En Nutrición en Salud y
Enfermedad. Shils. 9ª Ed. México. Mc Graw Hill; 2002. p. 1103-34
4. Norma Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-2005, Servicios básicos de salud.
Promoción y educación para la salud en materia alimentaria. Criterios para brindar
orientación. D. O. F. 23 de enero de 2006.
5. Organización Mundial de la Salud Nutrición del lactante y el niño pequeño,
Estrategia mundial para la alimentación del lactante y el niño pequeño y Lactancia
materna Madres saludables bebés saludables 2002.

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