Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/315677224
CITATION READS
1 854
2 authors, including:
Marco Ornelas
54 PUBLICATIONS 27 CITATIONS
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Marco Ornelas on 28 March 2017.
Traducción:
MarcoA. Órnelas
Nota del traductor Esquinca
129
REVISTA DE EL COLEGIO DE SONORA
en que se basa la traducción que ahora presento pasado es aún menos válido. Un papel
fue publicada en Londres en el año de 1918 por puede aparecer (exactamente a la ma
Chatto and Windus bajo el título Across the nera de una historia en un libro) en un
Plains wlth other Memoríes and Essays (págs. cajón secreto de un antiguo escritorio
153-168). Contodaseguridad, existeotra edición de ébano, y restaurar a su familia en
inglesa másreciente en pastablanda de la Oxford sus ancestrales honores, y reinstalar a
University Press. la mía en cierto islote de las Indias Oc
Quiero agradeceralprofesor John Morgan el cidentales (no lejos de St. Kitt's, como
valioso tiempo dedicado a la revisión y discusión la tradición amada murmuró en mis
del primer borrador de la traducción. También a oídos de juventud) que fue nuestro al
Luis Rangel Dávalos, amigo indispensable e in guna vez y ahora es injustamente de
cansable buscador de curiosidades librescas, a alguien más, y que para el caso (por el
quien debounasegundarevisión, losdatosbiblio estado del comercio del azúcar) no vale
gráficos del texto encuestión, yelrescate deesta nada para nadie. No digo que estos
traducción de entre los trabajos ofrecidos como cambios sean probables, solamente que
regaloy solicitados para publicar. ningún hombre puede negar que sean
posibles;y el pasado, por otra parte, es
Todo el pasado es de una textura —sea tá perdido para siempre: nuestros viejos
simulado o sufrido— sea que trate del días y actos, nuestras antiguas formas
vivido en tres dimensiones, o solamente de ser también, y el mismo mundo en
del presenciado en el pequeño teatro que esas escenas fueron actuadas, todo
del cerebro que mantenemos intensa acaba en el mismo débil residuo como
mente iluminado toda la noche, después un sueño de la noche pasada, en las
de que los mecheros son apagados y la mismas imágenes discontinuas, y en
oscuridad y el sueño reinan en el resto un eco en los recovecos del cerebro. Y ni
del cuerpo sin ser perturbados. A pri siquiera una hora, ni un sentimiento
mera vista, no existe distinción en nues ni una mirada fugaz podemos evocar;
tras experiencias; ciertamente una es todo está perdido, el pasado no se puede
intensa, otra insípida, otra placentera ya conjurar. Y aún concibiéndonos des-
y otra agonizante para recordar, pero pojados de él, imaginemos aquel pe
cuál de ellas es lo que llamamos verda queño hilo de memoria que dejamos
dera y cuál un sueño, es imposible de detrás nuestro, roto al filo del bolsillo;
mostrarlo. El pasado se mantiene en ¡en qué nulidad desnuda seríamos a-
pie sobre una base precaria; otra dis bandonados!, pues sólo guiamos nues
cusión infértil de la metafísica, y de re tras personas y únicamente nos cono
pente nos vemos despojados de él. Es cemos a través de estas imágenes nebu
difícil encontrar una familia que pueda losas del pasado.
documentar cuatro generaciones que En este terreno, hay algunos entre
no reclame para sí algún título de no nosotros que afirman haber vivido más
bleza empolvado o algún castillo y tie años más intensamente que sus veci
rras: un reclamo que no puede ser lle nos; cuando yacen dormidos aseguran
vado ante ninguna Corte, pero que es haber estado todavía activos, y entre
presuntuoso para la imaginación y un los tesoros de remembranza que todo
gran alivio en las horas de sosiego. El hombre repasa para entretenerse, ellos
reclamo de un hombre sobre su propio cuentan en primer lugar la cosecha de
130
UN CAPITULO SOBRE LOS SUEÑOS
sus sueños. Existe una persona de este Vistas en conjunto, estas experien
tipo en quien estoy pensando, y cuyo cias fueron pobres en extremo y a esas
caso es tal vez suficientemente inusual alturas de la vida mi soñador hubiera
para ser descrito. Fue desde niño un deseado perder el poder de sus sueños.
soñador ardiente e incómodo. Cuando Pero bien pronto, en el curso de su cre
le daba fiebre en la noche y la recámara cimiento, los chillidos y las contorsiones
se hinchaba y encogía, y sus ropas que físicas se ausentaron al parecer para
colgaban de un clavo se proyectaban siempre; sus visiones fueron aún en su
ya del tamaño de una iglesia, y se reti mayoría miserables pero fueron sopor
raban ya en un horror de distancia y tadas más fácilmente, y despertaría
pequenez infinitas, la pobre alma esta con síntomas no mayores a un corazón
ba bien consciente de lo que habría de sobresaltado, la piel erizada, un sudor
seguir y luchaba duramente contra los frío, yel indescriptible temor de media
embates de aquel sopor que era inicio noche. También sus sueños, ahora in
de pesares. Pero sus esfuerzos fueron sertos en una mente mejor provista
en vano; tarde o temprano la bruja noc con detalles, se tornaron más circuns
turna lo tomaría de la garganta y lo a- tanciales y adquirieron más el aire y la
rrancaría de su sueño sofocado y gri continuidad de la vida. La mirada del
tando. En ocasiones sus sueños eran mundo comenzó aprenderse de su aten
bastante comunes, en otras muy ex ción, el escenario vino a formar parte
traños: en ocasiones eran casi informes; de su ensueño y de sus pensamientos
por ejemplo quedaría embrujado por de tal forma que haría largos viajes sin
algo no más definitivo que cierto tinte incidentes y vería pueblos extraños y
café que no le importaba lo más mínimo lugares preciosos mientras permanecía
durante la vigilia, pero temido y abo recostado en la cama. Y lo que es más
rrecido mientras soñaba; en ocasiones significativo, un extraño gusto por la
los sueños mostraban cada detalle cir vestimenta georgiana y por relatos ba
cunstancial como cuando una vez supu sados en ese período de la historia in
soque debería tragarse el mundoentero glesa comenzaron a impregnarsus sue
y despertó gritando conel horror de tal ños, tanto así que se disfrazó con un
pensamiento. Los dos problemas fun sombrero de tres picos y se involucró
damentales de su estrecha existencia con la conspiración jacobita entre la
—el problema práctico y cotidiano de hora de ir a la cama y la del desayuno.
las tareas escolares y aquel último y En la misma época comenzó a leer en
abstracto del infierno y el juicio divino— sus sueños —cuentos las más de las ve
se mezclaban seguido y resultaban en ces y buena parte de ellos en el estilo de
una pesadilla apabullante. Se veía a sí G. P. R. James, pero tanto más increí
mismo parado frente al Gran Trono blemente reales que cualquier libro
Blanco, era llamado, pobre diablillo, a impreso, que desde entonces ha queda
recitar algo que parecía una fórmula y do insatisfecho con la literatura.
de la que dependía su destino; se le tra Fue entonces, mientras era todavía
baba la lengua, se le borrada la memo un estudiante, cuando vino a él un sue
ria, el infierno se abría para recibirlo, ño-aventura que no tenía interés de re
y despertaría agarrado del poste de la vivir; empezó, por decirlo así, a soñar
cama con la barbilla entre las rodillas. en secuencia y a llevar una doble vida
131
REVISTA DE EL COLEGIO DE SONORA
—una la del día, otra la de la noche— sacudirse sus sombras cuando ya era
una que tema todas las razones para tiempo de acostarse para renovarlas.
creer que era la verdadera, otra que no No puedo decir qué tanto tiempo sobre
tenía forma de probar que fuera falsa. llevó esta disciplina, pero fue el tiempo
Debí haber dicho que estudiaba o estaba suficiente para dejar una gran mancha
por entrar a estudiar al Colegio de negra en su memoria, el tiempo sufi
Edimburgo que (puede suponerse) fue ciente para enviarlo, temblando con
la manera en que llegué a conocerlo. perder la razón, a las puertas de cierto
Pues bien, en su vida de ensueño pasó doctor, después de lo cual con una sim
un día largo en el quirófano con el san ple pócima era devuelto al conjunto de
to en la boca y los pelos de punta, obser los hombres comunes.
vando monstruosas malformaciones y El pobre caballero no ha sido moles
la aborrecida destreza de los cirujanos. tado desde entonces por nada parecido;
En una tarde pesada, lluviosa y con en efecto, por un tiempo sus noches
neblina se dirigió al Puente del Sur, fueron como las de otros hombres, ahora
dio vuelta en la Avenida Principal, y en blanco, ahora llenas de sueños, y és
entró por la puerta de un edificio alto, tos en ocasiones encantadores, en oca
hasta arriba del cual él supuso habitar. siones espantosos, pero excepto alguna
Toda la noche subió las escaleras en su intensidad fortuita, ninguno extraor
ropa húmeda, escalón por escalón en dinario. Sólo recordaré alguna de estas
sucesión interminable, y cada dos pisos excepciones antes de hablar de lo que
había una lámpara resplandeciente con hace a mi soñador verdaderamente in
un reflector. Toda la noche rozó con teresante. Parecía que se encontraba
personas que bajaban solas —mujeres en el primer piso de una tosca granja
miserables de la calle, trabajadores campestre. El cuarto daba pequeñas
enlodados, fatigados, grandes, desgra muestras de nobleza, una alfombra en
ciados esperpentos de hombres, el piso, un piano creo que contra la pa
parodias pálidas de mujeres—pero to red; pero a pesar de todos estos refina
dos soñolientos y cansados como él, y mientos no había duda de que se encon
todos solos y todos rozándolo mientras trara en un páramo, entre gente rústi
pasaban. Al final, desde una ventana ca, enmedio de un gran brezal. Miró
con vista al norte vería el día comenzar hacia abajo desde la ventana de un co
a blanquearse sobre el estero, dejar el rral varío que parecía haber estado por
ascenso, dar media vuelta para de largo tiempo en desuso. Una grande y
scender y en un soplo estar de vuelta extraña quietud cayó sobre el mundo.
en la calle con sus ropas húmedas, en No había signos de granjeros o de ga
el ocaso macilento, húmedo, dirigién nado, salvo de un viejo y peludo perro
dose agotado hacia otro día de mons cobrador color café que se sentó contra
truosidades y operaciones. El tiempo el muro de la casa y que parecía estar
corrió más rápido en la vida de ensueño, dormitando. Algo de este perro inquietó
algo así como siete horas (según puede al soñador; era un sentimiento extraño,
figurarse) a una; y por demás corrió la bestia no tenía nada fuera de lo co
más intensamente, tanto que la me mún—ciertamente era tan viejay torpe
lancolía de estas experiencias fantasia- y polvorienta y maltrecha, que debía
das opacaron el día, y no acababa de inspirar lástima—; sin embargo, el so-
132
UN CAPITULO SOBRE LOS SUEÑOS
133
REVISTA DE EL COLEGIO DE SONORA
134
UN CAPITULO SOBRE LOS SUEÑOS
tas sobre la hierba, mientras él la obser zado; y en eso la puerta se abrió y ella
vaba boca abajo; y he allí ella con algo apareció. De nuevo cruzaron sus mira
en la mano —no puedo recordar qué das con la evidencia de por medio; y
era, pero era evidencia mortal contra una vez más ella hizo el gesto de comu
el soñador— y mientras lo llevaba a nicarse; y de nuevo él rehuyó la charla.
sus ojos el sobresalto del descubri Pero antes de abandonar el cuarto que
miento la hizo resbalar y quedó colgada había puesto de cabeza puso de vuelta
peligrosamente de la orilla de un acan en su lugar la sentencia de muerte; y
tilado. No le vino ningún pensamiento entonces la cara de ella resplandeció.
sino el de rescatarla; y entonces queda Lo siguiente que escuchó fue a ella
ron cara a cara, ella con el mortal obje dando falsas e ingeniosas explicaciones
to en la mano —la sola presencia de él a la servidumbre sobre el desorden en
justo en el lugar era una prueba más su habitación. La carne y la sangre no
en su contra. Era claro que ella estaba pudieron resistir más y creo que fue la
a punto de hablar, lo cual era insopor siguiente mañana (aunque la cronolo
table para el soñador —podía soportar gía es siempre engañosa en el teatro de
estarallí perdido y sin remedio, mas no la mente) cuando dejó de lado su reser
hablar de ello con su verdugo—; y la in va. Habían desayunado juntos en un
terrumpió con una conversación trivial. rincón de un gran cuarto con muchas
Con los brazos entrelazados regresaron ventanas, piso de parquet y amueblado
juntos al tren hablando de quién sabe en forma austera; durante la comida
qué, hicieron el viaje de regreso en el ella lo había torturado con ligeras alu
mismo vagón, se sentaron a cenar, y siones; y apenas se retiró el servicio y
pasaron la noche en la sala como en el quedaron solos, él se puso de pie. Ella
pasado. Pero el suspenso y el miedo también se levantó con el rostro pálido;
retumbaron en el pecho del soñador. con ese mismo rostro lo escuchó recla
"Aún no me ha denunciado" —pensa marle airadamente por qué lo torturaba
ba— "¿cuándo lo hará?, ¿será maña tanto. Ella sabía todo, ella sabía que él
na?". Y no sucedió al día siguiente ni no era su enemigo; ¿por qué no lo denun
pasado mañana ni después de pasado ciaba de inmediato?, ¿qué significaba
mañana; y sus vidas volvieron a los su comportamiento?, ¿por qué lo tor
viejos usos, sólo que ella parecía ser turaba?, ¿por qué? Cuando terminó,
más amable, y para él la carga del sus ella cayó de rodillas con los brazos ex
penso y del asombro se hizo cada día tendidos: "¿no lo entiendes?, ¡te amo!"
más insoportable al grado de debilitarse En esto el soñador despertó con un
como un hombre enfermo. Hasta que remordimiento de maravilla y de
un día se olvidó de toda decencia, apro deleite mercantil. Su deleite mercantil
vechó su salida del país, registró de no duró mucho ya que cayó en la cuenta
sesperadamente su habitación y en de que esta historia emocionante con
contró por fin, escondida entrejoyas, la tenía elementos no vendibles, razón
maldita evidencia. Se quedó quieto allí por la cual se relató aquí tan breve
sosteniendo en su mano esa cosa que mente. Pero su asombro ha seguido
era su vida, maravillado porel compor creciendo y, visto con sensatez, también
tamiento inconsecuente de ella de ha el de los lectores. Ahora ellos saben por
berla encontrado, guardado y no utili qué me refiero a esta pequeña gente
135
REVISTA DE EL COLEGIO DE SONORA
136
UN CAPITULO SOBRE LOS SUEÑOS
137
REVISTA DE EL COLEGIO DE SONORA
138
View publication stats