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Diplomatura Universitaria en Comunicación

Popular y Fortalecimiento Comunitario


MÓDULO I
Perspectiva comunicacional

Unidad 2: Comunicación popular y comunitaria en América Latina

Mgtr. Sol Benavente y Mgtr. Marina Salzman


Diplomatura Universitaria en Comunicación
Popular y Fortalecimiento Comunitario

MÓDULO I
Perspectiva comunicacional

Unidad 2: Comunicación popular y comunitaria en América Latina

Mgtr. Sol Benavente y Mgtr. Marina Salzman


Índice
Presentación 4

Unidad 2: Comunicación popular y comunitaria en América Latina 5

1. Organización, educación y comunicación popular 5

2. El tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos 12

3. Construir comunidad 16

Actividad final de la Unidad 2 18

Bibliografía 22

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Presentación
En la Unidad anterior, nos adentramos en la comunicación y sus múltiples sentidos. La
perspectiva comunicacional con la que trabajamos recoge miradas que fueron sistema-
tizadas y construidas por comunicadores y comunicadoras que formaron y forman parte
de experiencias y procesos de comunicación popular y comunitaria, tal como ustedes.

Ahora les proponemos adentrarnos en esa historia, en la que como señala Marita Mata
(2011), hubo continuidades, transformaciones y desafíos. Conocer acerca de nuestros
“antepasados”: qué proyectos impulsaron, con qué herramientas, junto a quiénes, de
qué manera, qué debates se dieron, con qué horizonte. Esto nos permite reconocer
huellas del pasado en el presente, reconocer el camino común que seguimos transitando.
Para eso, nos acompañarán principalmente las producciones de Gabriel Kaplún y Marita
Mata, a quienes conocimos en la Unidad 1. Por otra parte, recuperaremos relatos y des-
cripciones de algunos proyectos pioneros.

Entendemos a la comunicación popular, comunitaria, alternativa como un entramado de


prácticas y procesos que cuestionan las desigualdades, violencias y atropellos; recuperan
saberes negados para construir conocimiento; promueven el intercambio; fortalecen el
tejido social; alimentan la memoria; construyen sentidos diversos y críticos a las lógicas
y gramáticas de la matriz capitalista, colonialista y patriarcal (De Sousa Santos, 2018).

Como veremos, no hay una clasificación taxativa en torno a los adjetivos: comunitaria,
popular y alternativa. Hay, en cambio, una diversidad de prácticas que en diferentes
contextos y al fragor de los procesos históricos, políticos, económicos, culturales que
fueron transformando nuestros países, han decidido definirse de tal o cual manera. “En
América Latina, desde los años sesenta, la comunicación se ha poblado de una constelación
de apellidos emparentados entre sí: comunicación alternativa, popular, educativa, para
el desarrollo, comunitaria, ciudadana… Y también participativa, horizontal, grupal, de
base… Y otros más específicos: local, rural, sindical… Y muchas combinaciones: comu-
nicación grupal liberadora, popular, educativa, rural para el desarrollo… El origen de
estos apellidos es en parte común y en parte diferente. Diversos movimientos sociales,
culturales y políticos han tenido que ver con ellos” (Kaplún, 2007: 311).

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Unidad 2: Comunicación popular
y comunitaria en América Latina
1. Organización, educación y comunicación popular

Per / dimos la suavidad de paco / la tristeza de haroldo /


la lucidez de/ rodolfo / el coraje de tantos
ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país
hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe /
pedacitos que fueron alegría / combate / confianza
en sueños / sueños / sueños / sueños
y los pedacitos rotos del sueño / ¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día / pedacitos?
¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño general?
¿están diciendo que soñemos mejor?
Juan Gelman, Notas (1979)

América Latina ha sido testigo de grandes movilizaciones y rebeliones populares, así


como de brutales dictaduras y matanzas. La invasión y conquista europea estructuraron
el continente en base a la explotación y saqueo de las riquezas de nuestras tierras y de
los pueblos que las habitaban. Paralelamente, se intentó borrar sus historias, sus culturas
y su organización social. Sobre ese tejido de poder colonial, se forjaron las elites criollas
con sus propiedades y privilegios, a costas de la pobreza y marginalidad de las mayorías:
“La lluvia que irriga a los centros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del
sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes
–dominantes hacia adentro, dominadas desde fuera– es la maldición de nuestras multitudes
condenadas a una vida de bestias de carga” (Galeano, 2006: 17). Frente a estas profun-
das desigualdades que se repitieron sistemáticamente a lo largo de la historia de nuestra
región, con sus signos particulares en cada etapa y lugar, se han gestado las experiencias
de organización popular. En ese marco, los proyectos de comunicación popular y comunitaria
se han propuesto acompañar estos procesos, visibilizando las demandas, fortaleciendo la
organización y abriendo canales de expresión.

Pronunciar la palabra acallada era hacerla audible, reconocible como legítima, entre
los iguales, en la convicción de que ese hablar era la fuente de reconocimiento, posi-
bilidad de interacción y de construcción de acuerdos y proyectos comunes. Pero
también era hacerla audible para los otros. Otros diferentes a quienes se interpelaba
solicitando atención, solidaridad, apoyo para las propias causas porque se consideraba
que ellas trascendían lo particular involucrando a todos, en busca de un mundo más
justo. Y también audible para los otros con quienes se confrontaba y se disputaba el
poder; esos otros ante quienes la palabra acallada hecha audible, se esgrimía como
símbolo de existencia, de resistencia y de lucha. Como territorio de construcción del
antagonismo y señal inequívoca de voluntad de poder (Mata, 2011: p. 3).

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Al mismo tiempo, las luchas por la liberación de los pueblos impulsaron campañas de
alfabetización y proyectos de educación popular, retomando principalmente los postulados
de Paulo Freire. La educación popular es una apuesta política, una estrategia donde la
pedagogía se transforma en una potencia liberadora desde donde preguntarnos quiénes
somos, cómo es nuestro mundo y qué deseamos para él y para nosotros y nosotras.
Paulo Freire desarrolló, a partir de su experiencia con campesinos en el Norte de Brasil,
un enorme legado conceptual en el que propone romper con las lógicas verticalistas que
forjaron la educación hegemónica con saberes desarraigados, desafectados y encasilla-
dos. Pedagogías del oprimido que se transforman en pedagogías de la esperanza desde
donde leer críticamente nuestra historia, nuestro contexto y desde donde reconocernos
como sujetos activos y partícipes con capacidad de transformar nuestra realidad.

Retomando la distinción educación liberadora - educación bancaria que plantea Paulo


Freire en su Pedagogía del Oprimido, Mario Kaplún (que no es el mismo Kaplún al que
venimos haciendo referencia hasta ahora, sino su padre) promovió el concepto de comunicación
liberadora en oposición a la comunicación bancaria y fue uno de los principales teóricos que
forjó el cruce entre comunicación y educación. Para este autor, la comunicación popular
debiera caracterizarse por estar al servicio de un proceso educativo liberador y transformador,
aportar a la organización popular, y tener como guía, el diálogo y la participación (Kaplún, 1985).

Mario Kaplún

Nació en Argentina pero vivió radicado


muchos años en Uruguay. Comunicador,
docente e investigador de la comunicación
con especial dedicación a la comunicación
educativa popular. Contribuyó al desarrollo
de la comunicación grupal con series que,
como Jurado 13, se difundieron en toda
América Latina. Impulsó la comunicación
participativa, con el método de Cassette-
Foro por él diseñado; y la Educación para
los Medios, con su método de la Lectura
Crítica. En su etapa de residencia en
Venezuela, desde 1978 a 1985, coordinó el
área de Comunicación y Cultura Popular del Centro al Servicio de la Acción Popular (CESAP).
En Uruguay fue uno de los fundadores de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, de la
Universidad de la República (hoy Facultad de Comunicación), dedicándose a la investiga-
ción, gestión académica y docencia hasta su muerte, en 1998.

Existen tantas experiencias significativas, que sería imposible reseñarlas todas aquí, pero
nos gustaría compartir algunas que en distintos países, en distintas épocas y con distin-
tas tecnologías han construido este mapa. En primer lugar podemos destacar el sistema
de comunicación popular sin igual que impulsaron los mineros bolivianos, con emisoras
instaladas por los propios trabajadores de las minas en los distritos de Catavi y Siglo XX

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en Llallagua, entre 1946 y 1947. Como explica Gabriel Kaplún la reconstrucción oral de
esta historia impide plantear una fecha precisa. En el campamento Siglo XX de Potosí,
los trabajadores agrupados en la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
(FSTMB) comenzaron las transmisiones de La Voz del Minero. El sostenimiento económico
de estas radios se realizaba a través del aporte de un día de salario de cada trabajador. Este
proceso sentó antecedentes en el uso de la radio comunitaria como herramienta para la
organización popular y la resistencia. “Las frecuencias sirvieron para intercomunicarse
en los mismos socavones y para la movilización sindical. Fueron las primeras radios
latinoamericanas en poder de la clase trabajadora y utilizadas para la movilización popular”
(Lamas y Villamayor, 1998: p. 10).

Podcast

Podemos reconstruir la historia de las radios mineras y escuchar algunas de
sus voces en el siguiente podcast: https://soundcloud.com/ciespalme-
dia/06-las-voces-de-los-mineros?in=ciespalmedia/sets/historiamerica1, producido
por el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para
América Latina (CIESPAL), una organización internacional, creada por la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), que promueve el derecho a la comunicación para democratizar la
sociedad a nivel regional.

Radios mineras, Bolivia

Por su parte, en el campo del audiovisual uno de los proyectos urbanos más significativos fue la
TV de los Trabalhadores (TVT) que nace en 1986 en Brasil como estrategia comunicacional del
Partido de los Trabajadores (PT) y tuvo a los sindicatos como actor social central. La comunicadora
brasilera, Regina Festa, co-fundadora del proyecto, describe su contexto de surgimiento:

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Como líder de un gran movimiento, Lula recibía innumerables invitaciones para


eventos nacionales e internacionales. En un viaje a Italia en 1983, Lula obtuvo de
los obreros italianos dos cámaras de vídeo portátiles, analógicas de 3 tubos que
pesaban 7 kilos cada una. Hasta entonces la comunicación era solo por medio de
panfletos, radio bemba (boca en boca) y periódicos clandestinos o semi clandesti-
nos. Yo trabajaba con Rafael Roncagliolo en el IPAL (Perú) cuando me invitaron a
volver a Brasil y pensar un proyecto de vídeo para los trabajadores. Con Luis
Fernando Santoro, un colega profesor de la Escuela de Comunicación y Artes de la
Universidad de San Pablo y de la Universidad Metodista en San Bernardo, iniciamos
un proyecto que terminó en la creación de TVT, de la Asociación de Vídeo Popular
y de nuestra inserción ampliada en el movimiento del vídeo en América Latina y en
la lucha por el derecho a la comunicación y la información de la sociedad civil.
Oficialmente la TVT fue creada en junio de 1986 con el apoyo de los metalúrgicos
y la Central Única de los Trabajadores, el Instituto Cajamar de Formación Sindical
de los trabajadores (donde estaba Paulo Freire, “padre” de la Educación Popular en
Brasil) y el Partido de los Trabajadores (todas instancias recién creadas por los trabajadores
de varios sindicatos de la ciudad y del campo con apoyo de los intelectuales, artistas
y líderes sociales (entrevista citada en Benavente, 2016).

La inserción en el marco de la estructura del PT facilitaba los recursos que garantizaban


su sostenibilidad, permitiendo que el proyecto se mantenga vivo hasta el presente. La TV
de los Trabalhadores marcó el rumbo para pensar la comunicación audiovisual desde el
pueblo. En aquel momento, Regina Festa reafirmaba: “Estamos metidos en las fábricas,
en los sindicatos, trabajamos con organizaciones de la iglesia, hacemos video en la
escuela sindical de la CUT y en la escuela formal de las alcaldías del Partido de los
Trabajadores. Concebimos una política de comunicación desde abajo, con una visión
desde los trabajadores” (Festa en Lucas, 1992: 13).

TV de los Trabalhadores, Brasil

Tal como afirma Mata estas experiencias representaban islotes en el escenario masivo de
la comunicación. “Esos islotes permitían desde la diferencia, acrecentar la conciencia

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acerca de la concentración del poder hablar en pocos actores, instituciones y empresas.


Pero también eran islas desde la dimensión de la vida cotidiana. Islas a las que recurría
en los momentos de lucha y movilización…” (2011: 5).

En esos primeros tiempos de luchas revolucionarias, levantamientos populares y dictaduras


militares, otro actor del escenario de la comunicación popular en la región fueron los
sectores progresistas de la Iglesia, especialmente a partir del Concilio Vaticano II, que
llamó al compromiso de la Iglesia católica con los pobres y excluidos. En 1968 se celebró
en Medellín la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Allí los obispos
de América Latina se declararon a través de la redacción de un documento colectivo a
un manifiesto compromiso y acción en pos de los desposeídos de su pueblo. Estos sec-
tores progresistas de la Iglesia, enmarcados en la Teología de la Liberación, tendrán un
rol preponderante en el impulso y acompañamiento de experiencias de comunicación
popular. Tal es así que la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación
Popular (ALER), una de las redes de comunicación popular más antigua de nuestra región, fue
creada en 1972, cuando 18 radios de la iglesia católica deciden asociarse. El poeta y sacerdote
popular Ernesto Cardenal es una figura pública que resume también esta comunión, nombrado
Ministro de Cultura en Nicaragua en 1980 tras el triunfo de la Revolución Sandinista.

En esa trayectoria, en Argentina, el Centro de Comunicación Educativa La Crujía fue


pionera, delimitando un campo donde convergieron experiencias comunitarias de todo
el país y la región. Contaba con los principales especialistas que motorizaban en el con-
tinente la articulación entre comunicación, educación y comunidad. Telmo Meirone,
fundador de La Crujía, recuerda:

“En el 78/79, durante un año, nos empezamos a juntar cuatro personas: María
Clara Loza, Aderico Dolzani, Juan Carlos Pisano y yo. La pregunta que nos movía
era ¿Cómo hacemos que alguien de acá pueda descubrir este mundo de la comu-
nicación educativa que nosotros conocimos afuera, sin tener que irse a estudiar a
otro lado? Acá no había nada relacionado con eso. En las universidades sólo había
escuelas de periodismo, y eran pocas. Queríamos generar un espacio donde no
fuéramos controlados por el Estado (era plena dictadura), no pidiéramos reconoci-
miento académico y donde pudiéramos hacer la confluencia de lo que se estaba
haciendo en América Latina; a la vez tenía que ser un lugar relativamente seguro
para que no te caigan los servicios” (Benavente, 2016: p. 21).

Por otra parte, nos gustaría reseñar dos experiencias de Perú que nacieron en la década
del ochenta y mantienen su actividad hasta hoy en día: el Grupo Chaski y Calandria. El
Grupo Chaski nace en 1982 desde la concepción del cine “como una herramienta para
el desarrollo cultural y económico de los países de la región latinoamericana”. En esta
dirección, el grupo tiene dos líneas de acción: por un lado, la producción audiovisual, y
por el otro lado, la proyección comunitaria como estrategia de animación sociocultural
a través de la instalación de una red de microcines. A lo largo de los años han desa-
rrollado una Red Nacional de Microcines que cuenta en la actualidad con 35 microcines
desplegados por todo el territorio peruano.

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El microcine es un espacio de encuentro y participación donde se exhiben películas


que fomentan valores, reflexión y sano entretenimiento. Es gestionado por líderes
de la comunidad que son capacitados para desempeñarse como promotores culturales
que buscan la autogestión y la sostenibilidad (extraído de su página web).

Microdocumental

Desde el Grupo Chaski desarrollaron el concepto de soberanía audiovisual.
Como homenaje a su fundador, Stephan Kaspar, compartimos este microdo-
cumental elaborado en el que varios colectivos reflexionan sobre la soberanía
audiovisual: https://youtu.be/Rj1ozlEvZDo

Por su parte, Calandria (Asociación de Comunicadores Sociales Calandria, su nombre


formal) es una organización peruana que ha marcado el rumbo a la hora de pensar la
comunicación para el desarrollo. Creada en 1983 ha incursionado en distintos proyectos
y lenguajes que favorezcan la visibilización de distintas voces y actores sociales.
Compartimos a continuación un fragmento de la sistematización que hizo Mario Kaplún
en su libro A la educación por la comunicación. La práctica de la comunicación educativa
(2001) del proyecto “Como nosotros” impulsado por Calandria en 1989, con el objetivo
de fortalecer las organizaciones populares de mujeres de Lima. Se trataba de un
video-noticiero mensual que reunía crónicas sobre diferentes temas y la participación en
los mismos de las organizaciones sociales limeñas. Cada programa, era mes a mes com-
partido a través de un circuito de distribución concertado con doce organizaciones de
mujeres y en función de un cronograma con fechas pre-establecidas.

Quien imagine que la exhibición es seguida en concentrado silencio, mal conoce


lo que es una asamblea popular. Es un momento de viva imaginación. Los niños se
ubican adelante, las mujeres configuran el grupo central, en tanto los maridos
–si es que han acudido a la convocatoria– prefieren quedarse de pie en el fondo,
como condescendiendo a asistir, pero sin involucrarse totalmente. Se oyen cons-
tantemente exclamaciones, comentarios, risas que celebran los pasajes de humor
y de sátira, expresiones de emoción cuando una vecina se sorprende al verse a sí
misma en la mítica pantalla, de alegría cuando en el video aparecen otras amigas
a las que reconoce (Kaplún, p. 143).

Por otra parte, dentro del movimiento de la comunicación popular y comunitaria, hay
muchísimas experiencias de comunicación indígena. Estos proyectos son impulsados en
el marco de sus propios procesos organizativos. Desde el norte al sur, podemos destacar,
en primer lugar, al Ejército Zapatista de Liberación Nacional que se levantó en armas en
el sur de México exigiendo “respeto y dignidad” para los pueblos indígenas mexicanos y
creando procesos de gobierno autónomos en Chiapas. Los y las zapatistas hicieron de la
comunicación en sus múltiples expresiones otra arma para recuperar la sabiduría de los
pueblos y denunciar al “Mal Gobierno”. Murales, radios, afiches, registros audiovisuales,
canciones, encuentros, recitales, libros, marchas y el pasamontaña como principal símbolo:
“para que nos vieran, nos tapamos el rostro”.

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Encuentro internacional, político, artístico, deportivo y cultural de Mujeres que luchan en el Caracol
Zapatista de la zona Tzotz Choj, México

Siguiendo hacia América del Sur, nos encontramos en Colombia con el Programa de
Comunicaciones del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) que ha implementado
cuatro ejes fundamentales: proyecto Radio Indígena (8 emisoras indígenas), impresos
(Periódico Unidad Álvaro Ulcué), audiovisuales y página Web.

Y por último, en Bolivia el Centro de Formación y Realización Indígena (CEFREC) que se


crea en 1989 con el objetivo de “desarrollar de manera especializada el componente
comunicacional en función del desarrollo de los Pueblos Indígenas y sectores populares,
en los aspectos y procesos organizativos, educativos y culturales motivando y coordinando
acciones referidas a la formación y capacitación integral, producción y circulación del
video y la comunicación indígena en Bolivia en un marco de coordinación e impacto
internacional” (extraído de su página web: https://www.apcbolivia.org/). Esta institución
ha crecido sostenidamente desde ese entonces. Hoy forma parte de la Agencia
Plurinacional de Comunicación (APC) en el marco del Plan Nacional Indígena Originario
de Comunicación Audiovisual, impulsado por las 5 confederaciones indígenas, originarias
y campesinas nacionales de Bolivia.

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Centro de Formación y Realización Indígena, Bolivia

Todas estas experiencias, las urbanas, las rurales y las indígenas, combinaron un poten-
cial pedagógico y organizacional, al tiempo que intentaron construir sonidos, imágenes,
palabras que partieran de las vivencias y saberes cotidianos de cada comunidad, recu-
perando sus lenguajes, memorias, propuestas y sueños. Así, estas experiencias de organización
y comunicación popular también pueden observarse desde el enclave alternativo, tal
como lo definió Kaplún (2020). Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperón (2004) propu-
sieron cruzar la noción de alternatividad con la idea de contrainformación que determina
una agenda otra, en función de los objetivos del colectivo y su proyecto político de trans-
formación de la sociedad. “Las modalidades en que las palabras acalladas y excluidas
podían hacerse audibles representaron en las experiencias de comunicación popular un
tema permanente de invención y debate” (Mata, 2011: p. 11).

Para conversar en el encuentro sincrónico



¿Qué experiencias de comunicación popular y comunitaria nos han inspirado?
¿Qué es hoy para nosotras y nosotros la comunicación popular, comunitaria,
alternativa? ¿Qué comunicadores y comunicadoras queremos ser?

2. El tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos1

Otro hilo conductor que nos permite recorrer esta historia son los cambios tecnológicos
que transforman el escenario comunicacional y las prácticas que allí se desarrollan.
Como sabemos las tecnologías no son neutrales y sus transformaciones incesantes son
impulsadas por el mercado. No obstante, existen también usos alternativos de la tecnología,
adaptando sus posibilidades al servicio de proyectos transformadores.

En nuestro país, en la década del ochenta se multiplican, coincidiendo con el ingreso de


la tecnología FM y la recuperación democrática, las radios comunitarias, que nutrieron
el terreno de la comunicación popular y participativa en nuestro país. Entre 1983 y 1986
comienzan a desarrollarse algunas experiencias de este tipo que ascenderían entre 150 y 400

1. Fragmento de la canción Años de la banda Sumo.

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emisoras aproximadamente (Uranga y Pasquini Durán, 1988), y finalmente en 1987 explota


el dial registrándose 2.200 radios de baja frecuencia en todo el territorio (Enzetti, 2003).

Como experiencia testigo de aquellos tiempos, compartimos el relato de la fundación de


FM Reconquista en el Partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires:

“En el año 1983, con el advenimiento de la Democracia, nos capacitamos durante


3 años intensamente en el Centro de Comunicación educativa La Crujía, con los
mejores profesionales de La Cultura y Comunicación Popular latinoamericana. Allí
fue pariendo el Deseo de dar a conocer la Palabra de nuestros barrios, silenciada
por el terrorismo de Estado de la Dictadura Militar. Allí aprendimos a vestir nuestros
pensamientos con colores, olores, sonidos y sabores de nuestros vecinos (Se usaban
grabadores de cinta, que, para editar, se cortaba y se ensamblaba con cinta adhesiva
transparente). (…) La Radio Reconquista y La Casa de La Mujer La Colmena son
hermanas, nacen del Centro de Comunicación Popular Renaciendo que entre
otras actividades y objetivos creó una Revista barrial llamada Renaciendo: “Un
barrio Unido para crecer Juntos”. Una revista que llegó a tener una tirada de 2000
ejemplares y se distribuía casa por casa, por los barrios, a través de los jóvenes,
mujeres y hombres de la vecindad. La publicidad se hacía mediante megáfonos en
mano y a viva voz: “Salió la Revista Renaciendo” “No se la pierda” y era autosus-
tentable. La Revista fue creada por una necesidad del barrio de Villa Hidalgo al
quedarse sin agua, porque el motor de la bomba se había fundido.

Al constatar por las caminatas en este territorio, nos fuimos dando cuenta de TODO
lo que le faltaba a nuestro Barrio y dijimos: “La Radio, y Todo lo que hagamos” debe
estar al servicio del Desarrollo Local. Y así fue: Junto con otros vecinos y particu-
larmente jóvenes y mujeres, trabajamos y conseguimos el Agua Potable, La Luz,
las Calles mejoradas, un Jardín de Infantes público, 2 jardines Comunitarios, el
grupo de Tierras, la Sociedad de Fomento, el grupo de Mujeres jefas de hogar que
auto-construyeron sus viviendas, un Centro Cultural, grupos de Niños, jóvenes y
Mujeres... y Entonces Nos pusimos Manos a la Obra, a Propagar Nuestra Propia
Voz, a darle Valor a Nuestra Palabra, Nuestra Música y Nuestros Relatos. Durante
todo este trayecto, las Mujeres trabajaron con sus hijos a cuesta y protagonizaron
varios hechos vecinales de importancia. Así surgió La Asociación de Mujeres La
Colmena, quien luego fuera Titular de La Radio FM. Reconquista, Radio
Comunitaria” (Extraído de su página web: http://www.fmreconquista.org.ar/).

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UNLA _ DIPLOMATURA UNIVERSITARIA EN COMUNICACIÓN POPULAR Y FORTALECIMIENTO COMUNITARIO _ MÓDULO I _ UNIDAD 2

FM Reconquista, Buenos Aires

En la misma dirección el satélite marcó un hito en el ecosistema tecnológico comunicacional.


Washington Uranga y José Pasquini Durán elaboraron en 1992 un informe detallado sobre
Usos y Alternativas satelitales en América Latina y el Caribe, donde afirmaban que:

El desarrollo tecnológico, que implica simplificación de la operación, pero también


reducción de los costos, ubica al satélite como una opción posible dentro de la
gama de recursos a utilizar no sólo por parte de los grandes grupos que concentran
el poder multimediático en la mayoría de los países de la región, sino también y
dadas ciertas condiciones mínimas por iniciativas de nivel comunitario o de base.

De la mano de los satélites, comienza a desplegarse la TV por cable que tendrá un


crecimiento acelerado en algunos países de la región, siendo Argentina el país
donde más velozmente se extendió. El cable comienza visibilizándose como una
gran oportunidad para la difusión de producciones alternativas a las de los princi-
pales canales de televisión. Sin embargo, terminará siendo cooptado por la lógica
comercial y las esperanzas que ciertos sectores habían depositado en ella, se vieron
diluidas. Se estima que en los primeros años de la década del noventa llegaron a
existir entre 100 y 250 canales comunitarios, entre los que se encontraban expe-
riencias de organizaciones sociales, pequeños emprendimientos comerciales y
canales enmarcados en proyectos político-partidarios (González, 2006). Ricardo
Leguizamón, uno de los principales impulsores de los primeros canales de baja
potencia en Argentina, lo resume de la siguiente manera “fue casi como una cuestión
especulativa: si podemos armar un transmisor de radio, ¿por qué no vamos a poder
armar un transmisor de televisión?” (citado en Vinelli, 2014: 81).

Entender la potencialidad de las herramientas tecnológicas disponibles en cada época


forma parte de los desafíos de la comunicación comunitaria, popular y alternativa para
disputar sentidos en el sistema de medios a gran escala. Como plantea Mata (2011), los
primeros debates en torno a esto fueron impulsados a partir del Informe para un Nuevo
Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC), conocido también como

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Informe Mac Bride2, elaborado en 1980 por la Comisión Internacional para el Estudio de
los Problemas de la Comunicación. Este informe, tal como señala Mata, denunció el flujo
desigual de información en el mundo. También reconoció las experiencias de comunicación
alternativa en tanto iniciativas en pos de la democratización de la comunicación, pero
desdibujó la politicidad propia de estos proyectos, enraizados en movimientos sociales y
políticos de transformación social. “Los temores a ser cooptados por los poseedores del
saber tecnológico, la clara conciencia de que no existen tecnologías neutrales en tanto
ellas posibilitan o restringen modos de interacción y de decir, marcó con fuerza muchos
proyectos institucionales y suscitó significativos debates. Fueron debates sin los cuales
una asociación como ALER nunca hubiese podido asumir que una de las funciones consistía
en convertirse en red de información y comunicación mediante el empleo de la
tecnología satelital tanto a nivel continental como a niveles nacionales e inter-étnicos
e inter-regionales” (Mata, 2011: p. 15).

La llegada de internet modificó, intensificó y reorganizó estas prácticas comunicacionales.

Al respecto, Jesús Martín-Barbero señala que estos cambios en las tecnologías de la


comunicación y la información reconfiguran los mapas mentales y “los modos de estar
juntos” (2001). Las fronteras que delimitan lo cercano y lo lejano, lo íntimo y lo público,
se desdibujan. La inmediatez se vuelve signo de época y rasgo predominante del régimen
de percepción actual. Frente a la digitalización, Gabriel Kaplún reconoce dos posiciones.

Por un lado quienes veían-ven- potencialidades democratizadoras extraordinarias,


en tanto amplía las posibilidades de decir su palabra para grandes sectores tradi-
cionalmente excluidos que ya no tendrían algunas de las habituales barreras de
acceso a los medios (costos, regulación política del espectro) y posibilita pasar del
modelo broadcasting –comunicación de uno a muchos– a otros más horizontales y
dialógicos –comunicación de todos con todos–. Por otro lado estaban-están-quienes
ven en el universo digital riesgos de banalización del debate público, incremento de
la distracción constante de los receptores, oportunidad para la rápida circulación de
la desinformación y manipulación de grandes empresas oligopólicas (aunque los
oligopolios sean otros) (2019: 76).

2. En el abril de 2016, la UNLa inauguró el Centro Universitario para la Información y Comunicación Seán
MacBride bajo el lema “Un sólo mundo, voces múltiples”. “Este Centro asumirá la responsabilidad de
formarse como una herramienta útil a la defensa de la Libertad de Expresión y al Derecho a la Información
y la Comunicación de los pueblos y, en un futuro no lejano, deberá contribuir con las redes de comunica-
ción operando como fuelle para avivar cada chispa de la creatividad, del arte, de la mejor espontaneidad
emotiva y fraterna, de la conciencia de las comunidades vuelta creación que organiza y da, a sus medios
de comunicación, cauce superador convirtiéndolos en un gran motor lúdico, poético, fértil, fecundo y
magnífico. El Centro deberá ser una herramienta ética de prestigio científico internacional para afianzar la
praxis de la Universidad Nacional de Lanús dispuesta siempre a servir a la democratización de la Información
y la Comunicación emancipadoras y emancipadas en todos sus procesos” (Extraído de la página de la UNLa:
Universidad Nacional de Lanús - Presentación (unla.edu.ar).

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3. Construir comunidad

Entrada la década del ´80 se instaló, en el marco de la primavera democrática y la apues-


ta por las instituciones, la noción de comunicación comunitaria que permitió repensar
las referencias para impulsar cambios. En este sentido, Marita Mata sostiene que “…
ante la caída teórica y práctica del pueblo como sujeto político transformador preconstituido,
se impuso la necesidad –también teórica y práctica– de pensar los procesos de subjetivación
y constitución de actores políticos” (2011: p. 11). Por su parte, Gabriel Kaplún, describe
este cambio conceptual de la siguiente manera:

En su primera época, este apellido estuvo ligado al anterior [comunicación para el


desarrollo]: procesos y medios para la promoción social de las pequeñas comunida-
des (…) Sin haber perdido esa priorización de lo local, sin embargo, lo comunitario
aparece ahora como un modo de pensar los procesos de cambio social profundo, y a la
vez democrático, de abajo, hacia arriba. En esta perspectiva, lo comunitario sería una
búsqueda por fortalecer el –con frecuencia debilitado– espacio social, reconociendo la
importancia de la dimensión subjetiva y las identidades en los procesos emancipatorios
(Kaplún, 2007: p. 313).

La comunicación es comunitaria cuando crea y recrea en su hacer y decir, vínculos y


sentidos de lo común, de la reciprocidad. Así como muchas veces se asoció lo comunitario
a lo micro, a lo apolítico, es necesario reivindicar tanto la potencia instituyente de la
comunidad como su capacidad de mantener viva una cultura, una identidad, una
memoria compartida. Tal como afirma Washington Uranga (2009), la comunicación
comunitaria no es un recorte de algo más amplio que sería la comunicación, sino que
es, en cambio, una forma de abordarla: el ámbito de la vida en común, de la interrelación
donde se tejen los sentidos que dan forma a nuestra experiencia cotidiana.

Los proyectos de comunicación popular y comunitaria siguen resistiendo a las prácticas


de explotación, violencia, desigualdad, hambre, muerte, injusticias. Siguen experimentando
con distintos lenguajes y herramientas tecnológicas para construir sentidos contrahege-
mónicos que horaden, como la gota en la piedra, los discursos de los medios masivos de
comunicación que invisibilizan y criminalizan a los movimientos sociales y a todas aquellas
identidades y prácticas que cuestionan el statu quo.

Esta tradición, de cuna latinoamericana, se traza en las radios mineras bolivianas, en los
noticieros de las y los trabajadores, en las manos campesinas, en los periódicos obreros,
en las asambleas, en los videos indígenas, en las canciones populares, en los murales
coloridos, en las aulas, en los encuentros de mujeres, en las huelgas de los sindicatos,
en las músicas y los bailes, en las marchas disidentes; al mismo tiempo, en los cuadernos,
en las computadoras, en las revistas y libros de quienes desde el campo académico
optaron por esta comunicación otra.

“Las prácticas de comunicación popular, más allá de sus diferentes orígenes y


perspectivas e incluso más allá de sus limitaciones, constituyen uno de los tantos
modos que distintos colectivos, instituciones, organizaciones y movimientos desarrollan
para cambiar las lógicas del poder que son también las lógicas de la comunicación

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hegemónica. Permitir que se escuchen voces silenciadas, intentar poner en agenda


temas y problemas que otros medios de comunicación ocultan o soslayan, alentar
expresiones culturales que el mercado desecha porque no son rentables, son algunas
manifestaciones de esta búsqueda” (Mata 2011: 17).

La democratización de la comunicación está enraizada en un movimiento más amplio


por la democratización de la sociedad, por la distribución de la riqueza y por el derecho
a la felicidad. Como veremos en la próxima Unidad, el derecho a la comunicación en
tanto habilitante de otros derechos ha logrado avances en términos normativos en nuestro
país con la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522 en el año
2009. El debate y aprobación de esta Ley permitió poner en la agenda pública la discusión
sobre la propiedad de los medios, señalando los monopolios y sus intereses políticos y
económicos. Por eso ha sido tan resistida. Pero a pesar de los avances y retrocesos, y
reconociendo que la disputa de sentidos es muy desigual, el movimiento de la comunicación
popular y comunitaria mantiene encendido el fueguito que prendieron hace más de
sesenta años las experiencias pioneras.

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Actividad final de la Unidad 2

En esta Unidad nos propusimos recorrer las ideas y experiencias que dieron cuerpo a la
comunicación popular, comunitaria y alternativa en nuestro continente. Como cierre, las
y los invitamos a realizar un afiche de manera grupal en el que presenten a su organización
en tanto protagonista del campo de la comunicación popular de Argentina. Puede ser
hecho a mano o en computadora.

Sugerencias de tamaño: si van a realizar el afiche de manera digital, les sugerimos


elegir una plantilla para tamaño poster o A3 (29,7 x 42 cm) para que no se “pixele”
la imagen en caso que quieran imprimirla grande. Si van a hacerlo de manera
manual, pueden usar una cartulina o un papel en tamaño A2 (42 x 59,4 cm).

La evaluación final de esta unidad contemplará la entrega de esta producción gráfica.

Criterios de Evaluación

- Que el afiche sea el resultado del intercambio con los y las integrantes de la organización.
- Que en el afiche se reconozca la apuesta comunicacional de la organización.
- Que el material sea comunicable.

A continuación les pasamos algunos ejemplos en formato digital. Eso no significa que no
puedan hacerse de manera manual, sobre todo teniendo en cuenta las capacidades
expresivas de las y los artistas populares de las organizaciones sociales:

El Churo Comunicación, Quito, Ecuador

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La Raquel Red de Emergencia Feminista, Argentina

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Ejército Zapatista de Liberación Nacional, México

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FM La Tribu, Argentina

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Bibliografía
Referencias bibliográficas

Autores y autoras que nos acompañaron en esta Unidad

BENAVENTE, Sol (2016). Comunicación audiovisual comunitaria. Herencias y horizontes


de un mirar situado en América Latina. Tesis mimeo.

DE SOUSA SANTOS, Boaventura (2018). Construyendo las Epistemologías del Sur: para
un pensamiento alternativo de alternativas. CLACSO, Buenos Aires.

GALEANO, Eduardo (2006). Las venas abiertas de América Latina. Catálogos, Buenos Aires.

GONZÁLEZ, Roque (2006). Nuevas tecnologías audiovisuales y diversidad cultural en


Argentina. En C. J. Moneta (Ed.) El jardín de los senderos que se encuentran: políticas
públicas y diversidad cultural en el Mercosur. Unesco, Montevideo.

KAPLÚN, Mario (2001). A la educación por la Comunicación. La práctica de la comuni-


cación educativa. Segunda edición, CIESPAL, Quito.

MARTÍN-BARBERO, Jesús (1987). De los medios a las mediaciones. Comunicación,


cultura y hegemonía. Editorial Gustavo Gili, S.A., Barcelona.

MARTÍN-BARBERO, Jesús (2001). Transformaciones comunicativas y tecnológicas de


lo público. Metapolítica, Vol. 5, Nº 17, México.

MATA, María Cristina (2011). Comunicación popular. Continuidades, transformaciones,


desafíos. Revista Oficios Terrestres. UNLP, La Plata.

URANGA, Washington y PASQUINI DURÁN, José M. (1992). Usos y Alternativas satelitales


en América Latina y el Caribe. DECOM Comunicación Latinoamericana, Buenos Aires.

VINELLI, Natalia y RODRÍGUEZ ESPERÓN, Carlos. (2004). Contrainformación. Medios


alternativos para la acción política. Ediciones Continente, Buenos Aires.

VINELLI, Natalia (2014). La Televisión desde abajo. Historia, alternatividad y periodismo


de contrainformación. El Topo Blindado, Buenos Aires.

Bibliografía Obligatoria

KAPLÚN, Gabriel: “La comunicación comunitaria”, en AAVV: Medios de Comunicación.


El escenario iberoamericano. España, Fundación Telefónica y Ariel, 2007: 311-320.

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KAPLÚN, Gabriel: “La comunicación alternativa entre lo digital y lo decolonial”, en


Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación Nº 141, agosto-noviembre 2019.
Ecuador, CIESPAL: 75-94.

MATA, María Cristina (2011). Comunicación popular. Continuidades, transformaciones,


desafíos. Revista Oficios Terrestres. UNLP. La Plata.

Redes y páginas web recomendadas

Radio x radio
https://radioxradio.org/
Radio x Radio es un proyecto de comunicación cuyo objetivo es conocer y difundir las
experiencias de las radios comunitarias. Desde 2014 hemos recorrido más de 45.000
kilómetros de la Argentina adentrándonos en diferentes experiencias que ven en la
comunicación una herramienta fundamental para el desarrollo de sus comunidades.

AMARC Argentina
https://amarcargentina.org/amarc/
La Asociación Mundial de Radios Comunitarias fue creada en 1983 y desde entonces se
constituye en un espacio de encuentro y acción colectiva fundamental para debatir y
delinear los horizontes del movimiento de medios comunitarios en el mundo.

ALER
https://www.aler.org/
La Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular es una Red de
comunicación educativa popular que promueve la participación, la inclusión, la convi-
vencia armónica con la naturaleza; acompaña a los pueblos en la conquista de derechos;
trabaja por la democratización de la comunicación y participa en la construcción de
procesos para el Buen Vivir.

FARCO
https://www.farco.org.ar/
El Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) es la organización que agrupa a las
radios populares y comunitarias de la República Argentina. Cuenta con 91 asociadas en
todo el territorio nacional.

Red Nacional de Medios Alternativos


https://rnma.org.ar/
Es un espacio político amplio de articulación, organización, debate y acción, en el que,
compañeras y compañeros en forma individual y/o colectiva, desarrollamos comunicación
alternativa, comunitaria y popular.

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Red de Cine Comunitario de América Latina y el Caribe


https://cinecomunitarioenr.wixsite.com/cinecomunitario

La Red de Cine Comunitario de América Latina y del Caribe es una Red de realizadores,
colectivos, organizaciones, productoras y medios de comunicación de cine y video,
alternativo y comunitario, que han venido desarrollando procesos de empoderamiento y
democratización del audiovisual en comunidades periféricas, rurales e indígenas; con el
objetivo de visibilizar a la comunidad como protagonista, mostrar sus problemáticas,
sueños y luchas; que surge de la necesidad de promover un impacto de cambio y el
desarrollo humano en las comunidades para un “Buen Vivir”.

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