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Comunicación Comunitaria
Cuando alguna información aparece en los medios se suele pensar que es lo que
efectivamente está sucediendo, que los hechos difundidos son algo parecido a un
reflejo de la realidad y, por lo tanto, que los medios no mienten. Sin embargo, la
información no es un reflejo de los hechos sino que, por el contrario, es un relato
de los hechos y, por lo tanto, producto de un proceso de construcción.
Lo que comunicamos expresa lo que nos pasa, sentimos, pensamos: por ello, se
relaciona con nuestro “estar en el mundo”, con nuestras características culturales,
personales, con las de los otros y el contexto en donde estamos inmersos. Toda
comunicación se da contextualmente en un espacio y tiempo y el discurso está
marcado por códigos socioculturales.
Comunicación y cultura
Por eso es imposible desligar la comunicación con las cuestiones del poder. De
hecho, la comunicación se produce en una cultura, en un espacio donde circulan
diferentes manifestaciones y es imposible comprenderla por fuera de ella. Y allí,
solamente allí, la comunicación se presenta como un proceso social de producción
de sentidos y significados; inserto en una cultura que es un campo de pugna por el
significado de la vida, de la experiencia y del mundo, donde se encuentras
diferentes voces y miradas que entran en conflicto.
Comunicación Comunitaria
Siguiendo a Kaplun (2006), la comunicación comunitaria —también llamada
comunicación popular, alternativa, para el cambio social, alterativa, etcétera,
aunque cada una de estas denominaciones pone el énfasis en diferentes aspectos
— es una modalidad de la Comunicación Social que reconoce una larga tradición
en Latinoamérica, surgida en los años '50-'60 del siglo anterior en estrecha
relación con la educación popular, la teología de la liberación y los movimientos
revolucionarios que tuvieron lugar en nuestro continente en esa época.
Sintéticamente, se llama con esos nombres a las prácticas de comunicación que
tienen por sujeto a los grupos populares y que buscan alterar las relaciones de
poder hegemónicas, al potenciar la expresión de quienes habitualmente no tienen
la posibilidad de ejercer su derecho a la comunicación.
Se la puede definir por tanto, como un proceso que implica un esfuerzo para darle
sentido a los códigos de comunicación que circulan en las comunidades y que
cobran significación a través de los sentimientos que transmiten los actores
sociales que forman parte de la misma, logrando conocerse entre sí, intercambiar
inquietudes, organizarse, etc.
Son los sujetos quienes dan color a la comunicación cargando de sentido sus
prácticas comunicativas en la sociedad. Son los actores populares y comunitarios,
como protagonistas del proceso comunicativo, los únicos que pueden protagonizar
la comunicación popular y comunitaria. Son ellos, con sus cargas culturales,
políticas, ideológicas. También con la forma de disputar simbólicamente el poder a
través de la comunicación. Entonces hablar de comunicación popular y
comunitaria será referirnos a los actores populares.
Bibliografía: