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Diplomatura Universitaria en Comunicación

Popular y Fortalecimiento Comunitario


MÓDULO I
Perspectiva comunicacional

Unidad 1: Comunicación: sentidos, vínculos, prácticas sociales

Mgtr. Sol Benavente y Mgtr. Marina Salzman


Diplomatura Universitaria en Comunicación
Popular y Fortalecimiento Comunitario

MÓDULO I
Perspectiva comunicacional

Unidad 1: Comunicación: sentidos, vínculos, prácticas sociales

Mgtr. Sol Benavente y Mgtr. Marina Salzman


Índice
Presentación 4

Unidad 1: Comunicación: sentidos, vínculos, prácticas sociales 5

1. Tradiciones en América Latina 5

1.1. Funcionalistas 6

1.2. Críticos (estructuralistas) 6

1.3. Culturalistas 7

1.4. Alternativistas 7

2. ¿Mirar la comunicación o mirar desde la comunicación? 10

3. La trilogía: comunicación-historia-cultura 14

4. Cierre de la clase 15

Actividad final de la Unidad 1 17

Sobre el autor principal que trabajamos en esta Unidad 18

Bibliografía 19

3
Presentación
Nuestro continente ha sido una usina de experiencias de comunicación popular, comunitaria,
alternativa. La organización y movilización social, el cuestionamiento a los discursos totalitarios,
las perspectivas funcionalistas y teorías extranjeras constituyeron un campo fértil para la
construcción de un pensamiento propio sobre la comunicación. Así, la mirada crítica
sobre los medios se complementó con el reconocimiento de la vida cotidiana como
lugar de producción de sentidos, cultura, identidad. El movimiento teórico “de los
medios a las mediaciones” tal como lo definió Jesús Martín-Barbero (1987) implicó
asumir que la comunicación y la cultura iban mucho más allá de los mensajes, las
tecnologías y los medios.

En ese marco, la importancia de reflexionar desde dónde miramos lo comunicacional,


entendiendo a la comunicación como proceso social de producción e intercambio de
sentidos, se hizo presente.

Hoy en día se sabe que, si bien los medios y las redes sociales juegan un rol muy importante
en nuestra sociedad ya que tienen el poder de llegar a todos y todas a través de distintos
soportes, comunicar es vincularse, compartir, intercambiar miradas, poner en común. Es
decir, la totalidad de nuestras acciones pueden leerse comunicacionalmente. No sólo
comunicamos cuando hacemos un gesto positivo de enunciación como hablar, decir,
cantar, escribir, etc., sino también que comunicamos cuando tomamos decisiones,
cuando ejercemos poder o cuando permanecemos en silencio (Uranga, 2016)1.

Los contenidos sobre los que les proponemos conversar fueron organizados en tres
Unidades. En esta primera Unidad, nos detendremos a revisar las tradiciones teóricas de
la comunicación que han atravesado el pensamiento latinoamericano. Además, analizaremos
las prácticas sociales como objetivo de estudio de la comunicación; y la imbricación entre
comunicación-historia-cultura. En la segunda Unidad, conoceremos experiencias y procesos
de comunicación popular y comunitaria, a sus actores sociales como protagonistas de
esas voces y formas de construcción de sentidos alternativos. Por último, la tercera
Unidad trabajará la noción de comunicación como derecho humano, habilitante de otros
derechos; así como también nos centraremos en los cambios tecnológicos y la legislación
vigente en torno a la comunicación. Parafraseando a Uranga, el mejor aporte de los y las
comunicadores/as en la sociedad es desarrollar prácticas que acaben con “los invisibles
y con las invisibilidades” (2016).

1. Ideas extraídas de Uranga, Washington (2016), Conocer, transformar, comunicar. Ed. Patria Grande,
Buenos Aires, p. 27-58.

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Unidad 1: Comunicación:
sentidos, vínculos, prácticas
sociales
1. Tradiciones en América Latina

“Donde hay comunicación es posible articular,


fomentar, mediar y por lo tanto,
integrar sin eliminar las diferencias,
cuestionando la desigualdad y el aislamiento.”
Rosa María Alfaro, 19932

Gabriel Kaplún, propone un mapa posible de tradiciones o corrientes teóricas de pensa-


miento que constituyen modos de mirar, pensar y hacer comunicación en América Latina
a lo largo del último siglo. Para ello, sintetiza cuatro tradiciones básicas del pensamiento comu-
nicacional de la región que denomina funcionalistas, críticos, culturalistas y alternativistas (o el
enclave alternativo) (Kaplún: 2019)3. Cada una de ellas prioriza problemáticas diferentes y
aborda la realidad con enfoques y herramientas diversas. Antes de explicar cada una de
estas vertientes teóricas, conozcamos un poco quién es Gabriel Kaplún.

Gabriel Kaplún

(Uruguay, 1959) Es comunicador, Magíster en


Educación (CIEP-IDRC 1993), Doctor en
Estudios Culturales (UASB 2007). Es docente
e investigador de la Universidad de la
República desde 1991. Es docente invitado
de otras universidades latinoamericanas y
europeas. Consultor de organizaciones socia-
les, empresas, organismos gubernamentales
y no gubernamentales en temas de comuni-
cación educativa y organizacional (UNESCO,
OIT, PNUD). Integró la Comisión Nacional de
Televisión Digital (2007), presidió el Comité
Técnico Consultivo para la nueva Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual (2010)

2. Alfaro Moreno, Rosa María. Una comunicación para otro desarrollo. Para el diálogo entre norte y sur.
Editorial Calandria, Perú, 1993.

3. Estas tradiciones latinoamericanas están descriptas en los siguientes textos: Kaplún, Gabriel: “La comunicación
alternativa entre lo digital y lo decolonial”, en Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación Nº 141,
agosto-noviembre 2019. Ecuador, CIESPAL: 75-94.

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e integra actualmente el Consejo Honorario Asesor Independiente de Radiodifusión. Actualmente


preside la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) y es
miembro del Consejo Internacional de la International Association for Media and Communication
Research (IAMCR). Ha escrito numerosos artículos y libros en temas de su especialidad.

Ahora sí, veamos estas cuatro tradiciones.

1.1. Funcionalistas

En la década del 50´, los pensadores norteamericanos inscriptos en la corriente funcionalista


desarrollaron un modelo de comunicación denominado “conductista”. Estaba sustentado en
la sociología funcionalista de Merton y Lazarsfeld, en la psicología conductista de Skinner y
en las teorías matemáticas de la información de Shannon y Weaver, entre otras fuentes.
Sus principales preocupaciones giran en torno a los efectos y funciones de los medios
masivos, la comunicación como herramienta de mercado y al servicio del desarrollo
tecnológico. Es decir, la comunicación era concebida como un proceso mecánico, lineal
y se estructuraba según la relación estímulo-respuesta (o causa-efecto).

En ese esquema, la comunicación tenía un carácter instrumental, el sujeto emisor es


quien daba legitimidad al medio utilizado y al tipo de comunicación establecida. Este
modelo informacional –tal como lo definen otros y otras autoras como Marita Mata4–
caracterizaba a la comunicación como “un proceso de transmisión de significados que
se realiza desde un emisor a un receptor utilizando algún tipo de canal” (1985: 1).

Se asimiló la comunicación a los medios masivos y fue reconocida por su poder persuasivo:
convencer a los destinatarios/receptores de los mensajes, de modificar sus conductas en
función de las actitudes propuestas por el emisor. En lo económico, interesaba expandir
mercados y el objeto de estudio era entonces la campaña publicitaria. En lo político,
importaba legitimar la democracia, analizando el grado de influencia de los medios en la
población electoral y tomando como objeto la propaganda política.

1.2. Críticos (estructuralistas)

El modelo conductista de comunicación fue fuertemente criticado por una nueva corriente
de pensamiento denominada “Teoría de la Dependencia”, construida principalmente por
pensadores latinoamericanos, influenciados por la tradición europea (la Escuela de

4. Mata, María Cristina (1985), Nociones para pensar la comunicación y la cultura masiva, CCE La Crujía,
Buenos Aires.

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Frankfurt con Adorno y Horkheimer y los estudios semióticos de Barthes y Eco)5. Dicha
vertiente crítica, “centra sus preocupaciones en la cuestión del poder y las estructuras
económicas y discursivas de los medios” (Kaplún, 2019: 70). La comunicación era con-
cebida como un proceso inseparable de los procesos sociales y políticos necesarios para
el desarrollo nacional y la independencia.

Esta perspectiva rechazó los conceptos y fórmulas llevados a cabo en las décadas anteriores
por considerarlos imposiciones que lejos de contribuir al crecimiento de los pueblos del
“Tercer Mundo”, profundizaron la brecha y fortalecieron la dependencia de los países
periféricos hacia los centrales.

Según Kaplún, paradójicamente, ambas vertientes compartían algunos elementos comunes:


por ejemplo, en sus orígenes ambos otorgaban al sistema mediático un cierto rango de
omnipotencia, con efectos persuasivos directos sobre los receptores pasivos. Ese fue,
precisamente, el punto donde los “críticos” fueron criticados.

1.3. Culturalistas

En los años 80, tomó fuerza la “postura crítica de la crítica” (Kaplún 2019: 70). El texto
fundante de esta vertiente, De los medios a las mediaciones (1987) de Jesús Martín-
Barbero fue el catalizador principal de la crítica a los críticos. A su vez, se complementaría
con el del antropólogo argentino-mexicano Néstor García Canclini, Culturas híbridas
(1989), que trabajaba sobre la relación entre lo masivo y lo popular. A partir de estos aportes
surgieron varios estudios que buscaron relevar la presencia de lo popular en lo masivo y
comprender la recepción como fenómeno específico. Se buscaba “entender lo que la gente
hace con la televisión, más que lo que la televisión hace con la gente” (Kaplún 2019: 70).

La comunicación considerada dialógica era concebida como un proceso horizontal y


participativo. Las prácticas comunicacionales apuntaban a democratizar la información
y crear nuevas formas de participación social.

1.4. Alternativistas

“Mientras transcurrían los debates –por momentos duros– entre críticos y culturalistas
había también un grupo de comunicadores que, compartiendo visiones y opiniones con
ambas corrientes, nunca se sintieron totalmente cómodos con ninguna de las dos. Me refiero

5. “Un europeo radicado en América Latina por esos años es, probablemente, la figura más representativa
de esta vertiente en sus inicios en nuestra región. Armand Mattelart escribe en esa época sus primeros
trabajos sobre los medios, y en 1972, junto a Ariel Dorfman, el emblemático Para leer al Pato Donald,
un fino análisis sobre la comunicación masiva y el colonialismo cultural. Muchos latinoamericanos harán
también sus aportes a esta corriente, desde el argentino Héctor Schmucler ya en la etapa fundacional, a
los trabajos en economía política de las comunicaciones de Guillermo Mastrini, Martín Becerra o César
Bolaño” (Kaplún, 2019: 70).

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a aquellos que, desde los 70 y hasta entrados los 90, estaban preocupados por una cuestión
práctica: cómo generar alternativas a la comunicación dominante” (Kaplún, 2019: 71).

Dicha corriente de pensamiento, se encuadraba en la línea de pensamiento marxista y planteaba


construir una alternativa contrahegemónica frente a la comunicación dominante y alienante.

Dentro del movimiento “alternativista”, según Kaplún, había una rica variedad de líneas
teóricas, sobre todo aquellas que permitían reflexionar sobre la búsqueda de nuevos
modelos de comunicación o nuevas formas de entender la noción de comunicación.
“Estas búsquedas se desarrollaron mejor a partir de su encuentro con el movimiento
educativo crítico, que en América Latina tuvo y tiene su expresión más importante en el
pensamiento de Paulo Freire” (2019: 72).

Estos debates teóricos dieron lugar a nuevas denominaciones en materia de comunicación:


comunicación popular o comunitaria, comunicación para el desarrollo o para el cambio
social, comunicación participativa (tipos de comunicación, objetivos y ámbitos de acción).

Independientemente de las particularidades de cada concepto, se puede afirmar una


concepción relacional de la comunicación, un proceso mediante el cual se crea y se
estimula el diálogo, la discusión, el intercambio, la toma de conciencia sobre la realidad
social, la propia identidad cultural, el consenso y el compromiso entre las personas. Los
sujetos son considerados en su interacción con otros, no aislados ni pasivos. Aparece un
nuevo modo de concebir a los medios de comunicación (medios comunitarios y alternativos
locales) y otras formas alternativas de comunicación. En ese marco, promover capacidades
para la negociación y la mediación resulta de suma utilidad para generar estrategias de
incidencia en los gobernantes y en la opinión pública.

Jesús Martín-Barbero

Nacido en Ávila, España, en 1937. Estudió


Filosofía en el Instituto de Filosofía de
Lovaina, Bélgica, donde se doctoró en 1971,
e hizo estudios de posdoctorado en
Antropología y Semiótica en la Escuela de
Altos Estudios de París. Fue Director del
Departamento de Comunicación de la
Universidad del Valle en Cali (Colombia),
donde permaneció entre 1975 y 1995. Entre
1999 y 2003 ejerció la docencia en Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, en Guadalajara, México. En 2003, obtuvo
la nacionalidad colombiana. Doctor 'honoris causa' por la Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) y por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia). Ha sido presidente
de la ALAIC (Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación), miembro
del Comité consultivo de la FELAFACS (Federación Latinoamericana de Facultades de
Comunicación Social) y miembro del Comité científico de Infoamérica.

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Jesús Martín-Barbero falleció en Bogotá el 12 de junio del 2021 mientras escribíamos estas
líneas. Fue un gran intelectual del campo de la comunicación y la cultura y maestro de muchos
maestros y maestras. Leído, admirado y querido quienes nos formamos con sus libros.

Recomendamos la lectura de estas dos notas periodísticas para conocer un poco más sobre
este autor:

https://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-260497-2014-11-24.html

https://www.pagina12.com.ar/347971-la-revolucion-es-una-nueva-forma-de-comunicacion

Lectura recomendada

Mattelart, M. y Mattelart, A. Historia de las teorías de la comunicación,
Barcelona, Paidós, 1997.

Actividad para realizar en el encuentro sincrónico: reflexiones acerca


de la noción de comunicación

Para reflexionar en torno al concepto de comunicación les proponemos


visualizar conjuntamente el video “La raíz enactiva de la comunicación”,
realizado en el marco de la Licenciatura en Comunicación Social de la
Universidad Nacional de Rosario: https://youtu.be/6LfStLp_tS8

Algunas preguntas disparadoras para el intercambio son:

- ¿Qué nos dice este video sobre la comunicación tanto en palabras como
en imágenes?

- ¿Qué ideas aparecen?

- ¿Qué situaciones comunicacionales identifican en el video?

- ¿Qué diferencias y semejanzas encuentran con las vividas por Uds.?

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2. ¿Mirar la comunicación o mirar desde la comunicación?6

El contexto nos marca profundamente,


nos entreteje de alguna manera
lo más íntimo de nuestro ser.
Prieto Castillo, 20047

Washington Uranga define a la comunicación como “proceso social de producción, inter-


cambio y negociación de formas simbólicas, fase constitutiva del ser práctico del hombre
y del conocimiento que de allí se deriva” (2016: 30). ¿Qué significa esto? Cuando hablamos
de comunicación, nos referimos tanto a los medios y mensajes utilizados, como a las
relaciones o vincularidades que establecen entre los diferentes actores sociales.
Comunicación es proceso, es intercambio, es construcción social, es mediación. De
hecho, desde su etimología, comunicar significa “poner en común”, o mejor dicho,
“construir significados comunes”8 en el encuentro con otros.

Las prácticas sociales son la manifestación de los modos de relación entre los sujetos.
Los sujetos van organizando sus vincularidades en función de objetivos y propósitos.
Organizan y disputan el sentido todo el tiempo. Por eso decimos que no es posible mirar todos
esos procesos sin considerar el factor de poder. La comunicación es constitutiva y constituyente
de las prácticas; las construye pero además las constituye, les da sentido, las incorpora.

De este modo, el campo de estudio de la comunicación trasciende lo mediático, abarcando


también a las y los actores sociales, sus prácticas, el modo en que éstas se relacionan y
producen significado y, finalmente, el modo en que las y los actores se constituyen en estas
prácticas. Prieto Castillo define la comunicación como “el intercambio y la negociación de
significados, de saberes y puntos de vista, la interacción y el interaprendizaje, las tácticas de
la palabra y el juego del diálogo, la interlocución y la escucha”9 (2000: 22-23).

Ahora bien, ¿cuál es para los y las comunicadores/as el objeto de estudio de la comunicación?
Las prácticas sociales son nuestro objeto de estudio. Al referirnos a prácticas sociales,
hay que aclarar que las mismas son analizadas como espacios de interacción, de vinculación

6. Idea inspirada en un encuentro teórico de Washington Uranga desarrollado en el marco del Taller Anual de
la Orientación en Políticas y Planificación de la Comunicación, FSOC, UBA, 2020.

7. Prieto Castillo Daniel, La comunicación en la educación, 2da edición La Crujía, Buenos Aires, 2004.

8. Programa de Capacitación y Fortalecimiento para Organizaciones Sociales y Comunitarias, Módulo de


“Comunicación Comunitaria”, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, diciembre 2009, pág.11.

9. Prieto Castillo, Daniel, Comunicación, universidad y desarrollo, Investigaciones de la PLANGESCO,


Buenos Aires, 2000.

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entre sujetos, donde se verifican procesos de producción de sentido10. Es decir, vamos a


analizar prácticas sociales atravesadas por relaciones de comunicación. ¿Por qué?
Porque todas nuestras prácticas comunican. Como dijimos anteriormente, no sólo comuni-
camos cuando hablamos, cantamos, escribimos, reímos o lloramos, sino también que comu-
nicamos cuando tomamos decisiones, cuando ejercemos poder, cuando permanecemos en
silencio. La comunicación comprende integralmente los modos de ser y de actuar del ser
humano. Comunicamos también con nuestros gestos, con nuestras actitudes, con nuestras
opciones que hacemos cotidianamente; por ejemplo, elegir dónde estudiar, cómo vestir-
se o con quién reunirse también es una manera de comunicar. Por eso decimos que toda
práctica comunica.

En ese marco, hay que entender que todo “espacio de prácticas sociales está atravesado
siempre por luchas de poder en función de las cuales se ponen en juego estrategias y dis-
positivos de comunicación” (Uranga, 2016: 29). De esta manera, pensar la comunicación
es también pensar lo político –siguiendo a Uranga– ya que refiere a las relaciones entre
actores en el marco de una sociedad. Como afirma Prieto Castillo, “uno no es simplemente
emisor; uno es emisor en situación, dentro de tensiones sociales, dentro de ciertas rela-
ciones de poder, dentro de un grupo y no de otro… lo que funda al emisor no está en lo
esencial en él, sino en las relaciones sociales dentro de las cuales se inserta y vive, según
los límites fijados por la formación social a cada sector de la población”11 (1990: 103).
Cada sujeto está atravesado e influenciado por los contextos que lo rodean y por las situa-
ciones de las que participa; por ello, la comunicación es un espacio de lucha simbólica
por el poder, pacífica o violenta, para mantener posiciones o mejorarlas. Un territorio
caracterizado por la presencia de diversos actores sociales, con distintos valores, intereses
y poder, que disputan por los sentidos. “La comunicación, entendida como la compleja
trama de estrategias, medios y productos, es uno de los escenarios donde se dirima
la lucha política y dentro del cual todos los actores buscan desarrollar acciones que
aporten a sus propósitos posicionándose como protagonistas de la lucha por el
poder” (Uranga, 2016: 189-190). Esta frase es un claro ejemplo de que no se puede
pensar “la comunicación al margen de la política, de las relaciones de poder, de la
construcción social” (2016: 194).

Pero aún no hemos respondido a la pregunta del título: ¿mirar la comunicación o mirar desde
la comunicación? ¿Qué diferencia hay? ¿Hay diferencias o es sólo una cuestión semántica?

10. Para Uranga, las prácticas sociales pueden ser “entendidas como manifestaciones de la interacción
histórica de los individuos, pueden ser leídas también como enunciaciones que surgen de las experiencias
de vida de los hombres y mujeres convertidos en actores sociales. La historia puede entenderse como un
entramado de ´gramáticas discursivas´ que se expresan a modo de ´estrategias comunicativas´ que com-
binan la estética de la vida cotidiana con los formatos mediáticos masivos y comerciales. Las prácticas
sociales son, desde lo comunicacional, ´prácticas de enunciación´ que se van construyendo a través de las
narraciones, y mediante el desarrollo de habilidades y técnicas expresivas, un discurso que es entramado
de la cultura y fundamento de la historia de vida de una comunidad. Complementariamente las prácticas
sociales son también los no dichos, las estrategias de silencio, las resistencias” (2016: 27-28).

11. Prieto Castillo, Daniel, Diagnóstico de Comunicación, CIESPAL, Quito, 1990.

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Generalmente, cuando se dice la comunicación se hace referencia a dispositivos y fenómenos


mediáticos y tecnológicos, a la producción de mensajes y sus productos. En palabras de
Marita Mata, “la comunicación asumida como trabajo específico o relacionado con alguna
otra tarea de tipo cultural, suele transformarse en producción de mensajes, manejo de
instrumentos o canales, estrategias informativas”12 (1985: 1). En este sentido, se convierte
al proceso tecnológico de producción de mensajes en el objeto de nuestro estudio.

En cambio, mirar desde la comunicación es entenderla como práctica social, relación


entre sujetos, base de la sociabilidad, y como un espacio de investigación que trabaja
sobre esta realidad generando un campo disciplinar que permite colaborar en la tarea de
hacer inteligible la vida cotidiana. Es pensar a la comunicación como un escenario donde
las personas, grupos, actores sociales estamos insertos, involucrados en prácticas sociales
que se desarrollan en la vida cotidiana. “Comunicarse, en el sentido experiencial –como
plantea Mata– suele ser vincularse, poner en común, compartir, intercambiar” (1985: 1).
Por su parte, Barbero afirma que “confundir la comunicación con las técnicas o los
medios es tan deformador como pensar que ellos son exteriores y accesorios a la (verdad
de la) comunicación, lo que equivaldría a desconocer la materialidad histórica de las
mediaciones discursivas en que ella se produce”13 (2002: 231).

Ahora bien, lo que tenemos que tener en claro es que no hay que tomar partida por una
u otra mirada, sino que son perspectivas complementarias, aunque suponen diferentes
opciones y estrategias metodológicas para enfrentar el análisis. ¿Saben por qué no deben
verse como elecciones enfrentadas sino siempre complementarias? No podemos dejar
de lado los soportes y desarrollos tecnológicos, no podemos omitir las redes sociales
digitales, no podemos ignorar a los medios de comunicación.

María “Marita” Cristina Mata

Es Licenciada en Literaturas Modernas por la


Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba. Directora para
el Cono Sur de la Federación Latinoamericana de
Facultades de Comunicación Social. Miembro de
los Consejos Editoriales de diversas revistas espe-
cializadas en Comunicación. Directora del
Programa de Estudios sobre Comunicación y
Ciudadanía. Coordinadora de la Maestría en
Comunicación y Cultura Contemporánea del Centro de Estudios Avanzados, de la UNC.
Docente de grado y posgrado. Investiga sobre comunicación y ciudadanía, medios de comuni-
cación y radios comunitarias. Encontrarán más información en https://ciespal.org/dialogos-di-
vergentes-de-la-comunicacion-marita-mata/

12. Mata, María Cristina (1985), Nociones para pensar la comunicación y la cultura masiva, CCE La Crujía,
Buenos Aires.

13. Martín-Barbero, Jesús; Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la


cultura. Fondo de Cultura Económica. Santiago de Chile, 2002.

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Escuchemos la interesante reflexión que hace Marita Mata sobre el rol del y de la comunicador/a:
https://www.youtube.com/watch?v=a26xl2RTDow (este es un video corto con las ideas princi-
pales, la conferencia completa se encuentra en el link de la Ciespal que figura más arriba).

Siguiendo con el tema de la complementariedad de las perspectivas de comunicación,


Héctor Schmucler, otro de los “padres fundadores” del campo de la comunicación en
nuestro continente, distingue dos maneras de concebir la comunicación:

1. “La comunicación en un sentido técnico-instrumental, es decir, las distintas maneras


de transmitir algo separable, en unidades de información, y

2. la comunicación en sentido ontológico-moral (o antropológico, constituyente de lo humano):


es decir, como manera de ser de los hombres en el mundo” (1997: 112-113).

El interés del autor, como él mismo afirma, se centra en la segunda perspectiva por-
que le preocupa principalmente los estilos de vida de los sujetos sociales.

En esa línea, Uranga afirmará que “no es posible analizar las prácticas sociales sin el aporte
de la comunicación. Pero al mismo tiempo la comunicación es sólo un lugar de entrada, una
perspectiva para el abordaje que exige otros saberes y competencias” (2019: 34). Pero esta
noción de transdisciplinariedad14 la verán más profundamente en el Módulo II.

Héctor (Toto) Schmucler

Semiólogo y sociólogo argentino fue una de


las principales figuras de la teoría de la
comunicación en América Latina (falleció en
el 2018). Profesor emérito, obtuvo la
Licenciatura en Letras en 1961, y doctor
honoris causa de la Universidad de Buenos
Aires. Entre 1966 y 1968 estudió semiología
bajo la dirección de Roland Barthes en la
Ecole Pratique des Hautes Etudes en
Francia. Dirigió la revista Los Libros entre
1969 y 1972, junto con Beatriz Sarlo, Eliseo Verón, Carlos Altamirano, Ricardo Piglia y Nicolás
Rosa, entre otros, y fundó la revista cordobesa Pasado y Presente junto con José María Aricó,
Oscar del Barco y Samuel Kiczkowski, donde iniciaron estudios de teoría de la comunicación por
primera vez en el país bajo influencia de la Escuela de Frankfurt y la teoría de la dependencia.

14. Para Uranga, “la comunicación necesita, por las propias características de su ´objeto´ de estudio,
constituirse desde la transdisciplinariedad. La comunicación es una mirada posible desde la cual abordar
las prácticas, pero no es la única ni es excluyente. Más bien trabaja con problemas que le son comunes a
otras disciplinas. Es claro que esos problemas pueden ser comprendidos y analizados también, de manera
superpuesta o interdisciplinaria por otros campos del saber: la sociología, la psicología, la antropología, las
ciencias políticas, etc.” (2019: 53-56).

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En 1970 fundó, junto con Armand Mattelart y Ariel Dorfman, la revista Comunicación y
Cultura en Santiago de Chile. Ese mismo año creó la cátedra Semiología del Periodismo
Escrito, primera cátedra de esa característica en América Latina, en la Escuela Superior de
Periodismo de la Universidad de La Plata y dirigió una colección en la editorial Signos. Fue
fundador del Seminario de Informática y Sociedad en la carrera de Ciencias de la
Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Lectura recomendada

Héctor Schmucler, Memorias de la Comunicación, Editorial Biblos, Buenos
Aires, 1997.

3. La trilogía: comunicación-historia-cultura

Existen muchas maneras de mirar la historia y nuestra vida cotidiana. Uranga define a la
vida cotidiana como “lugar de comunicación y a la vez el escenario donde se constituyen
los actores-sujetos de las prácticas sociales. Allí, en tanto y en cuanto sistema y trama
de relaciones comunicacionales, se constituye el campo de los comunicadores con
vocación de incidencia en los procesos sociales” (2016: 49). En la misma línea, podemos
asegurar que la historia es una trama de relaciones sociales, de vínculos entre perso-
nas que ponen en juego sus intereses, sus concepciones, y todo ello, en relación
directa con la cuota de poder que cada uno posee.

La historia social se expresa en la cultura, o si lo pensamos al revés: entender y desentrañar


los rasgos culturales es comprender lo que pasa en la historia. Los rasgos culturales no son
solamente las manifestaciones artísticas. La cultura es la manera como nos relacionamos.
“Definimos la cultura como un modo de organizar el movimiento permanente de la
vida cotidiana, del ser y actuar de todos los días, sencillo, rutinario pero, por ello
mismo, configurador de conductas, de modos de ser y actuar. La cultura puede
entenderse así como un principio organizador de la experiencia, mediante el cual los
sujetos ordenan y estructuran sus acciones a partir del lugar que ocupan en las
redes sociales” (Uranga, 2016: 39).

Entonces, si bien la historia se expresa en la cultura y las/los actores sociales construyen


su identidad en el marco de esa cultura, en el proceso de comunicación (entendido
como interacción social), las/los actores construyen una trama de sentidos. Ésta, va
generando claves de lectura comunes, sentidos que configuran modos de entender y de
entenderse, marcos interpretativos en el contexto de una sociedad y de una cultura. Las
claves de lectura son llaves, son sentidos para leer espacios de comunicación, para leer
y para entender el sentido común. Estos sentidos comunes se expresan en los valores
sociales. Es decir, los mensajes que producimos con nuestras acciones están siempre
contextualizados por el espacio, el ámbito en el que estamos insertos y con el que interactuamos
permanentemente. Cada sujeto está atravesado e influenciado por los contextos que lo
rodean y por las situaciones de las que participa, como dice Uranga, “sujeto hablado por

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la cultura de su tiempo, por su historia, por su espacio” (2016: 37). En síntesis, no hay
comunicación sin historia y sin cultura porque la mirada comunicacional sobre las
prácticas tiene que ser histórica y cultural.

En este marco, lo público desde la comunicación es el ámbito de las relaciones, de los


intercambios, de los intereses comunes; el lugar de la producción y negociación de sentidos,
es lo que nos contiene a todos y a todas. Es el lugar de construcción de la historia social
y es también el ámbito natural de la cultura. Para resumir este proceso: la historia social
se expresa en la cultura, los actores construyen su identidad en el marco de la cultura y
lo público es el ámbito que nos contiene.

Para conversar en el encuentro sincrónico



La música ha sido desde tiempos inmemoriales un modo de expresión de la
cultura popular, de las alegrías y las penas de los pueblos. La música nos
conecta con nuestra historia, con nuestra identidad y es un modo de com-
partir tradiciones de una generación a otra.

Por ejemplo, en nuestro país, Leda Valladares se dio la tarea de recuperar las
bagualas, canto anónimo de los valles y los montes de la Argentina, que
como ella misma dijo “Eran rastros de una canción que tenía muchos siglos
y se estaba descolgando, estaba desapareciendo”.

Por otra parte, en las ciudades, las murgas se mantienen vivas, como un
canto colectivo, que en la época de carnaval, nos invita a recuperar la alegría
negada y testimoniar a través del baile y el canto, el sentir de los barrios.

En este sentido, les proponemos escuchar la canción “Los días sin memoria”
del año 2020 de la murga uruguaya “La Trasnochada” y compartir reflexiones
y sensaciones que nos despierta esta canción en relación a lo compartido en
esta Unidad. Por otro lado, las y los invitamos a compartir otras canciones
que nos permiten conectar con nuestra historia y nuestra cultura.

Enlace a la canción: https://www.youtube.com/watch?v=ThlrBQnMv6k

4. Cierre de la clase

Recapitulando, en esta Unidad vimos cuatro tradiciones teóricas que han atravesado la
comunicación latinoamericana: funcionalista, crítica, culturalista y alternativista (Kaplún,
2019). Cada una de ellas prioriza problemas diferentes, y aborda enfoques y herramientas
diversas. Es decir, cada una constituye diferentes modos de mirar, pensar y hacer comu-
nicación en América Latina. Es decir, la noción de comunicación se fue transformando
con el tiempo: de ser concebida como un instrumento de persuasión de masas hasta ser
considerada como un proceso dialógico, horizontal y participativo.

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UNLA _ DIPLOMATURA UNIVERSITARIA EN COMUNICACIÓN POPULAR Y FORTALECIMIENTO COMUNITARIO _ MÓDULO I _ UNIDAD 1

En ese marco, fue necesario considerar las prácticas comunicativas como espacios de
interacción entre sujetos en los que se verifican procesos de producción de sentido
(Mata, 1985) y a las prácticas sociales como el lugar donde se concreta la comunicación.
Como sostiene Uranga, tanto los individuos como los actores sociales comunican a través
de su ser y de su quehacer (2016).

Si se piensa la comunicación como un conjunto de intercambios a partir de los que se


van procesando identidades, normas, valores, se van articulando intereses, acumulando
y legalizando saberes y poderes. Es inevitable reconocerla como un terreno privilegiado
para la construcción de sentidos del orden social, es decir, como un terreno a partir del
cual diferentes actores propondrán sus propios sentidos de ese orden, que competirán
entre sí para convertirse en hegemónicos (Mata, 1983).

Como vimos, las y los actores sociales se construyen y constituyen en la cultura a través de
relaciones de comunicación. Al relacionarse van configurando formas de entender y de enten-
derse a modo de claves de lectura y van adjudicando significados de acuerdo a sus condiciones
materiales de existencia. Por eso, la comunicación no puede ser mirada sin su contexto.

A la comunicación le toca contribuir y crear condiciones para que los distintos sentidos,
acciones y miradas puedan circular en igualdad de condiciones. En el proceso de cons-
trucción de una cultura democrática a las y los actores sociales les compete pensar y
actuar en términos de valores y no en función de intereses particulares, promoviendo la
igualdad y el bienestar social.

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Actividad final de la Unidad 1

En el primer ejercicio que hicimos durante este encuentro vimos el video “La raíz enactiva
de la comunicación”, realizado en el marco de la Licenciatura en Comunicación Social
de la Universidad Nacional de Rosario: https://youtu.be/6LfStLp_tS8

Las preguntas disparadoras que utilizamos durante el intercambio en clase fueron:

- ¿Qué nos dice este video sobre la comunicación tanto en palabras como en imágenes?
- ¿Qué ideas aparecen?
- ¿Qué situaciones comunicacionales identifican en el video?
- ¿Qué diferencias y semejanzas encuentran con las vividas por Uds.?

Ahora les proponemos construir en grupos (en lo posible por organización) un informe
que contenga una definición propia de comunicación usando como insumo el video, los
textos compartidos y sus propias experiencias como organización.

Además les pedimos que conjuntamente con el informe, compartan alguna imagen de
una situación de comunicación que ilustre la definición construida.

La evaluación final esta Unidad contemplará la entrega de este informe escrito conjuntamente
con la imagen.

Criterios de Evaluación

- Que el informe sea el resultado del intercambio con los y las integrantes de la
organización tomando como punto de partida el intercambio iniciado en clase y el
video propuesto.
- Que el informe contenga una definición propia de comunicación y sea acompañada
por algún recurso visual (fotografía) que manifieste una situación de comunicación.
- Que ambos materiales (informe e imagen) sean comunicables/legibles.

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Sobre el autor principal que
trabajamos en esta Unidad
Washington Uranga

Es periodista, docente e investigador de la comunicación. Su campo de


especialización son los temas de comunicación vinculados con la ciudadanía,
la participación, las políticas públicas y la planificación de procesos comu-
nicacionales. Se desempeña como periodista en el diario Página 12 (Buenos
Aires), donde es responsable de la sección La Ventana y escribe sobre temas
de comunicación en medios académicos y científicos. Asesora a organizaciones
sociales, entidades públicas y gobiernos.

Encontrá más información sobre sus publicaciones y su actividad académica


en: http://www.wuranga.com.ar/

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Bibliografía
Referencias bibliográficas

Autores y autoras que nos acompañaron en esta Unidad

ALFARO MORENO, Rosa María. (1993). Una comunicación para otro desarrollo. Para el
diálogo entre norte y sur. Editorial Calandria, Perú.

KAPLÚN, Gabriel (2013). Viejas y nuevas tradiciones en la comunicación latinoamericana.


En Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación, Vol. 10, N° 18, pp. 66-76.
Sao Paulo, Alaic.

MARTÍN-BARBERO, Jesús. (2002). Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de


la comunicación en la cultura. Fondo de Cultura Económica. Santiago de Chile.

SCHMUCLER, Héctor (1997). Memorias de la Comunicación. Editorial Biblos, Buenos Aires.

PRIETO CASTILLO, Daniel. (2004). La comunicación en la educación, 2da edición. La


Crujía, Buenos Aires.

URANGA, Washington. (1999). Reflexiones sobre los nuevos roles y responsabilidades


del comunicador social, en Revista Ciencia y Cultura. Universidad Católica Boliviana.

VVAA, Programa de Capacitación y Fortalecimiento para Organizaciones Sociales y Comunitarias


(2009), Módulo de Comunicación Comunitaria, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.

Bibliografía obligatoria

KAPLÚN, Gabriel: “La comunicación alternativa entre lo digital y lo decolonial”, en


Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación Nº 141, agosto-noviembre 2019.
Ecuador, CIESPAL: 75-94.

MATA, María Cristina (1985), Nociones para pensar la comunicación y la cultura masiva,
CCE La Crujía, Buenos Aires.

URANGA, Washington (2016), Conocer, transformar, comunicar. Ed. Patria Grande,


Buenos Aires, p. 27-58, 227-233.

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