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JIMÉNEZ VICIOSO, Juan Ramón. La Educación en Valores y los Medios de Comunicación.

Revista Comunicar. Andalucía, octubre, 1997; nº 9

A principios del siglo XX Robert Dahl consideró dos instituciones básicas de


un sistema democrático1:

- Libertad de expresión. Los ciudadanos tienen el derecho a expresarse, sin


correr peligro de sufrir castigos severos, en cuestiones políticas definidas con
amplitud, incluida la crítica a los funcionarios públicos, el gobierno, el
régimen, el sistema socioeconómico y la ideología prevaleciente.

- Variedad de fuentes de información. Los ciudadanos tienen derecho a


procurarse diversas fuentes de información, que no sólo existen sino que
están protegidas por la ley.

En concreto, los medios de comunicación en una sociedad democrática se


asume que cumplen con las siguientes funciones: a) producir información,
cultura, educación y entretenimiento que contribuya a la formación de una
cultura cívica; b) supervisar y vigilar la gestión y organización del poder
público; c) servir al interés público de los ciudadanos; d) difundir dicha
información y convertirla atractiva para la audiencia. En este aspecto, una
vez que se hayan establecido las normas jurídicas que den figura a un
sistema democrático, el papel del Estado, en palabras de J. R. Cossío, "se
reduce a velar por el cumplimiento de las modalidades de los derechos, sea
para impedir los abusos, o sea para anular los actos contrarios a las normas."

Sin duda, si una gran virtud tiene la Educación en Medios de Comunicación es su capacidad para
enseñar a chicos y chicas a descubrir los valores de la sociedad y tomar actitudes de reflexión,
adhesión y distancia con o frente a ellos.

Educar para la democracia y la ciudadanía exige necesariamente poner en contacto a los


ciudadanos con el mundo del presente, con la actualidad viva de la calle que es en los medios
donde palpita con toda su intensidad, a veces desfigurada o intencionadamente manipulada,
pero unos ojos críticos, educados desde la reflexión y el sosiego, son, hoy por hoy, el único
instrumento válido en nuestras manos para asumir la trascendencia que el mundo de los valores
tiene hoy en la escuela contemporánea.

Los medios de comunicación se convierten en agentes fundamentales en la formación social y


democrática de los alumnos, en la búsqueda de un ciudadano informado, crítico, sensible a los
problemas de la comunidad y participativo.

Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías modifican nuestra forma de captar la
realidad, la actitud ante el conocimiento e, incluso, el modo de percibir el mundo. Y es esta
construcción de la realidad social a través de los medios de comunicación la que los convierte en
un factor determinante en el proceso de adquisición y transmisión de conocimientos 2.

1
LUNA PLA, Issa. Medios de comunicación y democracia: Realidad, cultura cívica y respuestas legales y
políticas. Revista Razón y Palabra. Nº 23. Octubre-noviembre 2001
(http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n23/23_iluna.html)
2
P. 95
La Educación para la Igualdad

La Educación para la Igualdad propugna el rechazo a las discriminaciones derivadas de la


pertenencia a un determinado grupo social, sexo, nacionalidad, creencia, etc., y el
establecimiento de relaciones sociales más justas y equitativas. Desde el punto de vista
educativo, la igualdad supera el ámbito de la mera igualdad formal o igualdad ante la ley. Se
pretende conocer las causas de las desigualdades sociales, y apuntar a la búsqueda de
soluciones. La discriminación positiva y la compensación son dos instrumentos básicos en este
sentido. El conocimiento de los derechos, propios y ajenos, el ejercicio de responsabilidades, el
desarrollo de actitudes de reciprocidad y la superación de algunos tópicos sociales –sexismo,
racismo, etc.– son algunos de los contenidos básicos de la Educación para la Igualdad. Quizás sea
la publicidad el aspecto de los medios de comunicación en el que se reflejen con mayor
intensidad una imagen sesgada y discriminatoria de nuestra sociedad. El sexismo en la
publicidad de juguetes, la preponderancia a destacar las virtudes de determinados grupos
sociales y raciales (recordemos a tales efectos el anuncio de un gel de baño en el que una mujer
embarazada expresaba sus deseos acerca del color de la piel de su futuro hijo), los tópicos sobre
la belleza, la salud, el consumismo hacia el que incitan, etc., hacen de la publicidad un objeto de
análisis imprescindible en la Educación en Valores.

La formación de actitudes que permitan la convivencia en la diversidad y el enriquecimiento


mutuo de personas que proceden de culturas diferentes es la finalidad básica de la
interculturalidad. Estas actitudes implican la educación de actitudes tales como:
• El respeto y la apertura a los que son diferentes.
• La valoración de las aportaciones que los otros pueden hacer a nuestras propias concepciones
y a nuestra forma de vida.
• El interés por lo diferente a lo nuestro.
• La relativización de los propios valores.

Propiciar experiencias significativas de convivencia intercultural mediante el fomento del interés


por otros pueblos, lenguas y culturas, los viajes, el contacto con personas de otros lugares, la
correspondencia interescolar, etc. es la forma más adecuada para el tratamiento educativo de
esta temática. También pueden emplearse los medios de comunicación para fomentar este
enfoque intercultural. Podemos orientar a nuestros alumnos y alumnas para que vean
determinados reportajes étnicos y culturales de televisión (recuerdo series como Otros pueblos,
Mujeres del Mundo, La expedición de Malaspina, La Ruta de la Seda, Alkibla...) o algunas
películas especialmente indicadas para abordar esta temática (Bailando con lobos, Dersu Uzala,
La Selva Esmeralda, Nanouk el Esquimal...).

Las imágenes, sobre todo las publicitarias, tratan de relacionar sentimientos, valores y atributos
abstractos con objetos concretos que pretenden vender, uniendo lo intangible a los objetos
tangibles, poniendo a nuestro alcance, de forma artificiosa, los maravillosos valores que irán
configurando nuestra propia escala. El autor nos argumenta en este artículo la influencia de los
mensajes audiovisuales en la Educación en Valores y nos hace una serie de recomendaciones
para enseñar y aprender a autoprogramarse el consumo de los productos mediáticos.

Los valores no son conceptos abstractos sino proyectos globales de vida, actitudes básicas que
llevan a comportamientos humanizadores. En este proyecto cultural (generador de sistemas de
valores), los medios de comunicación en el aula deben tener un protagonismo grande 3.

3
P. 70
La solidaridad

La cultura de la solidaridad es el conjunto de conceptos, actitudes de fondo, valores y acciones


personales y colectivas programadas y coordinadas que pretenden que un ser humano sea capaz
de afrontar, no sólo los problemas inmediatos de los demás, sino también enjuiciar éstos dentro
del marco general de un mundo asimétrico de modo que aprenda a pensar globalmente para
actuar localmente. Se trata de construir entre todos una nueva forma de solidaridad (Zubero,
1994), una cultura que es sensible a la asimetría cruel y no accidental entre un Norte rico y un
Sur empobrecido (Mesa, 1994; Polo y Guzmán, 1996). Con la educación para la solidaridad lo
que se pretende es una auténtica revolución de la sensibilidad. Se trata de crear
progresivamente una concienciación en los niños, jóvenes y adultos que lleve a una
transformación de los valores habituales y de las prácticas sociales hacia la toma de postura y la
intervención social efectiva a favor de los pobres y desposeídos de este mundo para lograr una
sociedad más igualitaria y justa. Como escribe Díaz Salazar (1996) se trata de romper con la
cultura de la ceguera y del olvido, dominante en nuestra sociedad. 4

En un afán sistematizador, la prensa puede (y debería) cumplir una triple función educativa para
la solidaridad:

1. Debería aportar informaciones veraces sobre situaciones reales pero enmarcadas en un


paradigma global. En un mundo dividido por el abismo de la desigualdad entre Norte y Sur, la
contextualización de los procesos sociales puntuales dentro de un marco global ayudará, sin
duda, a la educación. Sin embargo, la información fuera de contexto, reducida a meras
descripciones anecdóticas desenfoca la realidad, impide situar en su justo lugar las cosas y la
única salida viable es la beneficencia movida por la lástima.
2. La segunda función educativa de la prensa deberá ser la de insinuar las claves del análisis
sociocultural respecto al cual cada lector (o en nuestro caso, cada educando) vaya construyendo
sus propios criterios para enjuiciar la realidad, ayudándole a tomar postura activa ante las
situaciones y contextos insolidarios. Se va, de este modo, afilando la sensibilidad.
3. La tercera función de la prensa en la educación para la solidaridad es ésta: la prensa puede
dar a conocer las diversas alternativas de acciones solidarias que pueden llevarse a cabo en la
sociedad. Si hemos acordado que la solidaridad no es una postura individualista ni de mera
beneficencia, sino que es un impulso ético; y que ese impulso lleva a las personas a insertarse en
los movimientos sociales (ONGs para el desarrollo, grupos de base, comunidades críticas...) de
corte emancipador, y si una persona solidaria trabaja, junto con otros, para cercenar las raíces
de la injusticia, el ofrecer alternativas a través de la prensa, es una tarea educativa muy
importante. 5. Conclusión5

Fig. 1: Modelo de Comunicación Social (Fuente: Elaboración propia

4
Ídem. P. 72
5
P. 75
ACTORES POLÍTICOS
Y ECONÓMICOS

Buscan comunicar hechos y


acciones políticas

MEDIOS DE
COMUNICACIÓN

Buscan comunicar
demandas y opiniones

CIUDADANOS

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