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5º BÁSICO LENGUAJE
Uno de los primeros pueblos que habitaron el extremo sur de Chile fue el pueblo Kaweskar o Alacalufe.
Casi desnudos, soportando el frío, la nieve y las lluvias, arriba de sus canoas llegaron a dominar todas las
aguas existentes entre la Península de Taitao y el estrecho de Magallanes, en la Patagonia Chilena.
Ellos no lo sabían, pero eran los dueños del fin del mundo. Nunca fueron un pueblo muy numeroso, pero
hoy los Kaweskar se cuentan con los dedos de las manos.
Según la lengua indígena, Kawesh significa piel y carne, y Kar, esqueleto.
Los primeros contactos de los Kaweskar con el hombre blanco fueron con los navegantes que recorrían la
zona en busca de los lobos de mar. Con ellos practicaban el trueque, les daban pieles de animales marinos
que eran con lo que los Kaweskar se vestían y recibían armas y licor a cambio.
Los Kaweskar no se organizaban en clanes ni reconocían jefes. Cada familia era independiente y sólo
permanecían en un lugar no más de seis meses, hasta que escaseaba la alimentación. Por esto recibieron
el nombre de “nómades del sur”.
La familia Kaweskar se repartía el trabajo que debían realizar.
Los hombres construían las canoas, fabricaban remos, confeccionaban armas y utensilios de caza.
Cazaban y destripaban animales.
Las mujeres cuidaban a los niños, capturaban peces y desplumaban pájaros. Cocinaban, recolectaban
huevos, limpiaban la piel de los animales, tejían canastillos y preparaban colorantes para pintar sus
cuerpos.
Los niños hacían canoas, acompañaban a sus padres a cazar, buscaban leña y vigilaban el fuego.
Las niñas cuidaban a sus hermanos pequeños, preparaban pinturas corporales y aprendían de sus madres
a limpiar la piel de los animales.
Se alimentaban de lobos marinos, ballenas, nutrias, peces, mariscos y huemules. De estos animales había
mucho en la zona, pero de repente comenzaron a desaparecer, pero no por la caza de subsistencia que
hacían sus habitantes, sino por las grandes matanzas practicadas por el hombre blanco para la industria
lobera.
Hoy, hay prohibición de cazar estos animales.
Sin tener culpa de ello, los Kaweskar se ven limitados en algo que forma parte de su cultura. La carne de
estos animales es para sobrevivir, mientras que la piel la utilizaban para la confección de artesanía.
Kaweskar?
4.- Los Alacalufes o Kaweskar eran llamados los nómades del sur debido a:
A. No se organizaban en clanes.
B. Recorrían la zona en busca de lobos de mar.
C. Estaban en un lugar no más de seis meses.
D. Cada familia era independiente.
5.- La diferencia entre los blancos con los indígenas en cuanto a la caza de animales, según el
texto.
6.- Los hombres blancos realizaban grandes matanzas de huemules, esto de qué manera
podría afectar fuertemente la vida de nuestros antepasados Kaweskar.
7.- Según el texto cuando se dice que los Alacalufes “eran los dueños del fin del mundo”, se
refiere a:
9.- Que significa la oración,” hoy los Kaweskar se cuentan con los dedos de las manos”.
19.- Esperan__a
A. C B. Z C. S
20.- Profe__ión
A. S B. C C. Z
21.- Anali__ar
A. C B. Z C. S
22.- Cansan___io
A. C B. S C. Z
23.- Aproba__ión
A. Z B. S C. C
24.- Joven__uelo
A. C B. Z C. S
Cierto día el mosquito despertó sintiéndose muy valeroso e imbatible, pero más aun con deseos de
que todo el mundo lo supiera. Entonces, decidió ir a echar un vistazo y se fue volando a la casa del
león y por todo el camino lo iba divulgando a grandes voces: ¡Soy invencible! Nadie absolutamente
puede conmigo, ni siquiera el león.
Todos los animales oían muy atónitos los gritos del mosquito y lo siguieron para ver qué ocurriría. Con
sus caras como fantasmas observaron cuando el mosquito llegó a la casa del león y le dijo: León, yo
te voy a vencer en el combate. Sin duda alguna puedo.
Entonces el león sin prestarle mucho caso y al ver que este tenía su autoestima por las nubes, le
respondió: Mosquito, piensa que eres demasiado pequeño para combatir conmigo. Entonces el
mosquito exclamó: Tal vez seré pequeño, pero soy muy valiente e invencible ―e hizo sonar su
trompetilla―. Así es que vamos a pelear.
Si así lo quieres... ―dijo el león, y arrojó un gran rugido y un manotazo. Pero el mosquito evadió el
manotazo a la velocidad de la luz y voló inmediatamente a la nariz del león y emprendió a picarlo allí
en donde el león es más sensible.
El león, enojado, se daba manotazos y así mismo se desgarraba la piel, pero no conseguía batir al
mosquito que se movía más rápido que él. Por fin, disgustado, el león le dijo: Basta ya, mosquito. Me
estás sacando canas verdes. Me doy por vencido. Tú ganaste este combate.
Los animales elogiaron al mosquito que se encontraba muy feliz diciendo: ¡Soy vencedor! ¡Soy
valiente! ¡Soy el superior! ¡Soy invencible! Y el león dijo: Eres muy valiente, no hay quien alegue lo
contrario, pero invencible... eso es otra cosa.
Esopo (adaptación
26.- La frase “Con sus caras como fantasmas” corresponde a la figura literaria:
31.- La definición “Es un recurso literario que se utiliza para encontrar similitudes entre las
cosas, se utilizan nexos”.
El papá me dijo:
―Papelucho, ven a mi escritorio.
Cuando un papá le dice esto a uno, es igual a cuando San Pedro lo ataja en la puerta del cielo: de un
rin se agolpan los pecados y demás cuestiones. Y no se saca nada con pensar que el famoso
escritorio es puramente cuarto de tareas cuando el papá no está. Y tampoco se saca nada con
acordarse que hace cinco minutos ese papá se lavaba los dientes en pijama arrugado y sin peinarse...
Papá juntó la puerta con manos limpias y nerviosas y me encerró con él y todas mis culpas.
―Tú sabes por qué te he llamado ―dijo.
―No tengo ni la mayor idea ―contesté.
―Veamos... Pensemos un poco caballerito... Se sentó en su silla sin sospechar que tiene una pata
quebrada.
―Creo que sabes por qué estamos aquí.
―Si es por lo del gato, papá, quiero explicarle...
―No es por lo del gato ―me irrumpió colérico.
―Si es por la cuestión del agua ―sus manos se ponían más limpias cada vez.
―Entonces sería mi zapato en el techo de la otra casa.
―¡No es por lo de tu zapato!
Papá traspasaba mis ojos y me hacía doler la cabeza. Pero no leía mi pensamiento ni yo el suyo.
¿Qué había hecho yo, Dios mío? Se me atropellaban las cosas: el atornillador que se tragó la cañería
del lavaplatos cuando iba a sacar la cucharita que no sirvió para salvar al grillo que se ahogaba. ¿O
sería por las colleras que convertí en medallas hace tiempo? ¿O la crema de cara que le fabriqué de
sorpresa a la mamá, un día?
Marcela Paz. Papelucho y el Marciano (fragmento).
32.- Según el texto, se puede inferir que papelucho es un niño
A.- Los padres de Javier B.- Javier C.- Víctor D.- Gabi