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PROYECTO EDUCATIVO.
“EL MACHISMO”
AUTORES:
TUTOR/A:
AÑO: 2022
SALTO DEL GUAIRÁ – CANINDEYÚ – PARAGUAY
2.022
Proyecto Educativo presentado por los alumnos del 3er curso del Colegio Nacional
Juan de Rosa Núñez, como requisito para la aprobación del Bachillerato Científico con
Énfasis en Ciencias Básicas y su Tecnologías.
AUTORES:
2- Pregunta general............................................................................................................12
3- Preguntas específicas.....................................................................................................12
4- Objetivo general.............................................................................................................13
5- Objetivos específicos......................................................................................................13
6- Justificación....................................................................................................................14
7- Marco conceptual...........................................................................................................16
8- Marco teórico..................................................................................................................19
9- Marco referencial...........................................................................................................32
11.5- Muestra........................................................................................................39
14- Bibliografía...................................................................................................................54
Agradecemos a nuestros amigos quienes han estado con nosotros en las buenas y en
las malas y también por apoyarnos en los momentos que más necesitamos.
No ha sido sencillo el camino hasta ahora, pero con mucho esfuerzo culminamos
esta etapa con la motivación de cada uno de ustedes.
Los Autores.
A Dios quien nos da la energía necesaria para seguir adelante, por guiarnos por el
camino correcto e iluminar nuestra mente y por sobre todo por brindarnos salud para estar
aquí hoy.
Los Autores.
Hoy en día, el estudio de las masculinidades como parte de los estudios de género
ha analizado al machismo como un rasgo cultural que perpetúa el sistema de dominación
de los hombres sobre las mujeres; como construcción social que es, el machismo puede ser
desmontado en un hombre, a través de la toma de consciencia y de la educación de
hombres y mujeres.
Esta investigación pretende indagar las vivencias acerca del machismo en mujeres
que mantienen una relación de pareja heterosexual. Este es un tema significativo para la
realidad nacional e internacional ya que de acuerdo a los resultados de la encuesta PNUD
(2009), aún existen características distintivas asociadas al ser de un sexo u otro,
condicionando el establecimiento de los roles en la relación de pareja; es así como se van
naturalizando las relaciones de poder con respecto al género, fomentando la discriminación
entre hombres y mujeres. La pregunta principal que cimenta esta investigación es ¿Cómo
vivencian las mujeres, que conviven con su pareja heterosexual, el machismo dentro de su
“El Machismo – Un problema Social” 7
relación?, para poder responder esta pregunta se propone el uso de la metodología
cualitativa, estableciendo como método de análisis, el de contenido y como técnicas de
recolección de información la encuesta a los alumnos del nivel medio del colegio Nacional
Juan de Rosa Núñez. Dicha metodología se aborda desde una visión epistemológica
fenomenológica hermenéutica, ya que éstas permiten observar e identificar las vivencias
reportadas, conocer la vivencia del machismo e interpretar las experiencias emocionales
reportadas respecto al tema en cuestión.
Es por ello que esta investigación busca estudiar un fenómeno cotidiano, que es el
machismo. Esta conducta y pensamiento es muchas veces evidente en determinados
contextos, como por ejemplo, considerar a los hombres como el sustento del hogar, quienes
sólo deben encargarse de la economía de éste, mientras que las mujeres son las
responsables de las tareas domésticas y el cuidado de cada miembro de la familia.
También, el machismo puede ser una conducta no tan evidente, incluso puede llegar a ser
invisible a los ojos de ambas partes de una relación.
3- Preguntas específicas.
5- Objetivos específicos.
- Indagar acerca de los factores involucrados en los casos de machismo y
violencia contra la mujer.
- Conocer los centros existentes que brindan ayuda a las mujeres que afrentan
este problema en nuestro país.
- Incentivar a las mujeres a conocer sus derechos y a ponerlos en práctica.
Violencia: La violencia se define como todo acto que guarde relación con la
práctica de la fuerza física o verbal sobre otra persona, animal u objeto originando un daño
Cuando se establece una relación entre dos personas, sea esta horizontal o vertical
donde una alguna tiene poder sobre la otra, empieza a existir una responsabilidad afectiva,
donde se debe saber que cualquier acción adrede o no puede generar un maltrato
emocional.
Esto conlleva a que las vivencias que tiene una persona a lo largo de su vida sean
procesos claves en la forma en que se constituyen normalmente, tanto la propia
personalidad como la propia conciencia, debido a que las vivencias dan la posibilidad de
poder interpretar, valorar y juzgar la realidad de acuerdo a los conocimientos (ideas o
creencias) que la persona posea, las necesidades y/o intereses que tenga, optando por
diferentes maneras de actuar frente a una misma situación en determinados contextos. Por
lo tanto, se originará una determinada vivencia para una determinada situación que guiará
el actuar del ser humano en su entorno (Guitart, 2008).
En este aspecto, es importante conocer la concepción que una persona tiene con
respecto al machismo, lo que sabe de este o bien, las creencias que tiene al respecto, por lo
que es importante comprender la concepción que cada persona construya sobre esta
realidad, entendiendo la concepción como el conjunto de las creencias que actúan como
principios legisladores del actuar de las personas, los cuales son construidos desde la
subjetividad (González y Gonzáles, 2005). Por tanto, las creencias se hallan imbuidas en la
dimensión cognitiva que interviene en el yo. Sin embargo, esta intervención no siempre se
da de manera consciente, sino que muchas veces se produce de forma irreflexiva (González
y Gonzáles, 2005). Como se mencionaba en párrafos anteriores, todas las personas sienten
y perciben la realidad y sus vivencias de diferentes formas, por lo que la manera en la que
reaccionarán será diferente en cada una, es por esto que la forma en la que es percibida es
de carácter indefinido o impreciso debido a que no poseen claridad ni especificidad,
oscilando entre dos polos, desde lo positivo a lo negativo, lo agradable a lo desagradable,
etc., lo cual la hace inexplicable para quienes experimentan determinada realidad (Rojas,
1993, citado en Álvarez, 2006).
En base a lo anterior es que existe una diferencia, considerada como natural, entre
hombres y mujeres con respecto a cómo se deben sentir, donde se considera a las mujeres
como más emocionales, destacando en ellas la empatía, la sensibilidad y la comprensión
hacia los sentimientos de otros/as, expresando lo que sienten por medio de la palabra o
caricias; mientras que los hombres tienden a considerarse desde lo racional, resaltando en
ellos el control y la inhibición de sus emociones hacia otros/as, por lo que tienden a
demostrar lo que sienten a través de conductas visibles, sin incorporar aspectos
emocionales, destacando entre sus conductas las de tipo agresivas (Valor-Segura, Expósito
y Moya, 2010), como por ejemplo el expresar su enojo a través de golpes, insultos o
cualquier forma que implique un contacto directo con la otra parte.
Este sistema considera a las mujeres como el segundo sexo, las cuales desde toda su
vida han estado sujetas, de alguna forma, ante una autoridad patriarcal, comenzando
primero con su padre y luego con su marido, siendo vinculadas a un lazo de opresión y
servidumbre recurrente, por lo que a lo largo de su existencia han sido parte de un sistema
de poder cuyo control es ejercido en gran parte de su vida por los hombres (De Barbieri,
1996).
La ideología patriarcal existente permite que las mujeres sean consideradas como
entes que por naturaleza, como regla exclusiva, deben ser siempre sumisas, obedientes,
sentimentales, afectivas, emotivas y felices de realizar un papel pasivo, tanto en las
relaciones personales y sexuales, a lo largo de su vida cotidiana (Mejía, 2009), lo cual
permite que se naturalicen aún más estas ideas ya arraigadas en el colectivo social con
respecto a ellas y su forma de ser, pensar, sentir y actuar ante el sistema imperante.
Esta diferenciación sexual está condicionada por el sistema de creencias que existen
en la sociedad, esto quiere decir que al hablar de género, se hace referencia a las
características que socialmente se construyen para ser otorgadas a cada sexo, incluyendo un
patrón conductual que cada uno/a debe seguir, pensamientos que se destacan entre ambos y
hasta la apariencia que deben presentar ante la sociedad (Barberá y Martinez, 2004).
Otra mirada acerca de lo que es el género es la propuesta por Haraway (1995) que
lo explica como un sistema de relaciones sociales, simbólicas y psíquicas en el que los
hombres y las mujeres son situados de maneras diferentes, por lo que es un concepto
desarrollado principalmente para contestar a la naturalización que existe con respecto a la
diferencia sexual en los múltiples terrenos de lucha, en donde los hombres y las mujeres
están constituidos/as y situados/as socialmente en relaciones de jerarquía y antagonismo.
Estas definiciones implican que el género es inherente con el rol que cada uno/a
debe desempeñar, condicionando la subordinación de las mujeres sin posibilidad de actuar
de manera diferente a la norma construida de lo que significa lo femenino (Butler, 2010).
Las diferencias que se realizan entre ambos sexos también traen consigo distintas
implicancias en el modo en que hombres y mujeres se desenvuelven, participan y son
incluidos/as dentro de las instituciones, dejando en manifiesto la desigualdad que existe
entre ambos/as, debido a que se esperan cosas distintas de cada uno/a (Gatens y
Mackinnon, 1998). Por consiguiente, a cada individuo/a se le atribuye aquello que, de
acuerdo a su sexo, le debería interesar y lo que podría realizar, limitando la forma en la que
participa en la sociedad. Esto conlleva a que, en el caso de la mujeres, se extrapole esta
discriminación, debido a que las instituciones están mediadas, y a la vez median, otros
contextos por lo que trasmiten discursos y acciones de desigualdad de condiciones, lo cual
afectará cualquier ámbito en el que la mujer esté inmersa (Gatens y Mackinnon, 1998). Un
ejemplo de lo señalado anteriormente, es la institución de la familia, donde la organización
familiar habitual, se tiende a perfilar a las mujeres, de forma casi exclusiva, como las
únicas encargadas de la organización de la vida familiar y doméstica, en donde se les
otorga un espacio asociado a ésta área, pudiendo llevar a cabo su rol, tanto de esposa, como
de madre y de mujer (De Barbieri, 1993).
El sexo y el género, entonces, son una forma de opresión que genera desigualdad
debido a que separan a las personas o grupos de acuerdo a la propia dinámica que poseen.
Varias de las conductas que realizan los hombres que son micromachismos, no se
realizan de manera intencionada o premeditada, sino que son “dispositivos mentales y
corporales incorporados y automatizados en el proceso de hacerse hombre y mujer”
(Bonino, 2004), por lo que son formas habituales de comportarse y actuar frente a las
mujeres. Sin embargo, otros micromachismos sí se ejecutan conscientemente, pero ya sea
de una manera u otra, los hombres logran sus objetivos contra las mujeres debido a la
socialización del género. Aun aquellos hombres que poseen las mejores intenciones o que
creen que no son dominantes con la pareja, realizan estos actos, debido a que forman parte
de la manera en que lo masculino puede mantenerse en el mundo, cumpliendo con lo que
se le ha enseñado como modelo a seguir, dentro del sistema patriarcal (Bonino, 2004).
Todos los micromachismos son conductas cuyo fin es manipular e incitar a las
mujeres a que deben comportarse de la manera que tradicionalmente establece su género,
con la finalidad oculta de los hombres de preservar su lugar superior y dominante, para así
seguir obteniendo beneficios a su favor, posicionado a las mujeres en un lugar de menos
derechos (Ferrer, Bosch, Navarro, Ramis y García, 2008).
Para poder seguir manteniendo una posición privilegiada y la asimetría con las
mujeres, los hombres utilizan diferentes estrategias que se pueden visualizar en cuatro
categorías en la cuales se dividen los micromachismos, la primera de ellas son los
micromachismos utilitarios, en los cuales se delegan las responsabilidades a la mujer
“El Machismo – Un problema Social” 28
sacando provecho de su comportamiento femenino tradicional, haciendo que se encargue
de lo doméstico y cuidado de los hijos. La segunda categoría son los micromachismos
encubiertos, los cuales ocurren de manera sutil abusando de la confianza femenina
llevándola a realizar cosas que no quiere hacer por medio de la manipulación como por
ejemplo conductas de alejamiento con el fin de controlar las reglas de la relación por medio
de la distancia, silencios, etc. La tercera categoría son los micromachismos de crisis, que
imponen la permanencia en mantener la desigualdad en la relación de pareja pero que se
desequilibra cuando la mujer muestra mayor autonomía o el poder del hombre disminuye,
utilizando estrategias de manipulación como cuando éste se victimiza, pide un tiempo en la
relación para un cambio o el hípercontrol hacia la mujer. Por último, están los
micromachismos coercitivos que se caracterizan por mantener el poder por medio de la
utilización de la fuerza psicológica, económica o moral ya sea para limitar el pensamiento
femenino, coartar su libertad o restringir su capacidad de decisión, un ejemplo de esto es el
insistir abusivamente para cumplir algún fin o el uso del propio tiempo o espacio por sobre
el de la mujer (Bonino, 2004).
Este tipo de violencia actúa como un tipo de agresión encubierta entre las personas,
puesto que su presencia no es evidente a simple vista como podría serlo en el caso de las
violencias físicas, al no dejar rastro visible en el cuerpo de las víctimas, por lo que su
detección superficialmente es compleja (Pérez y Hernández, 2009).
La violencia psicológica es tan dañina como la violencia física, puesto que en las
víctimas que han padecido de este tipo de agresión, los principales efectos negativos que
incluye este episodio son la presencia de fobias, estrés postraumático, ansiedad,
disfunciones sexuales, depresión, pérdida de dignidad, confianza y autoestima, menor
control hacia el medio que le rodea, impotencia, desesperación, desmotivaciones,
Una de las cosas que más ha contribuido a esta subordinación de la mujer ha sido la
ignorancia a que fue sometida durante siglos privándola del acceso a la educación a la
información. Asistir a escuelas y universidades le estaba prohibido y las primeras que se
atrevieron a transgredir dicha ley fueron objeto de la burla y el desestimulo por parte de
compañeros y familiares. Pero aún cuando tuvo acceso a la enseñanza, ésta se convirtió en
un nuevo instrumento de dominación para reforzarle su rol de servidumbre. Tanto la
literatura infantil que está llena de historias donde mujeres bonitas pero tontas son
auxiliadas por hombres sabios y poderosos, como los libros de texto que dicen: "Mamá
amasa, papá lee" 'e recuerdan a la niña su misión de personaje secundario y gris condenado
a la servidumbre.
Durante mucho tiempo aduciendo al menor peso del cerebro femenino, se afirmó
que las mujeres no eran seres inteligentes, hasta que el cerebro más grande conocido,
refiere Montagú, vino a ser el de un idiota, en tanto que el cerebro del ilustre Anatole
France pesó menos que el peso promedio del cerebro femenino. Este hecho silenció las
voces que pretendían justificar la opresión en base a falsas evidencias.
Argumenta este autor que si la inteligencia se define en gran parte como habilidad
verbal y de expresión, habría que tomar en cuenta la habilidad de las niñas para aprender a
hablar antes que los niños y en general de las mujeres para aprender otras lenguas de
manera más rápida y conspicua que los varones.
Los informes de las Naciones Unidas refieren que las mujeres llevan en sus
hombros la mayoría de las responsabilidades pero son quienes menos disfrutan de los
beneficios, constituyen la tercera parte del trabajo oficial del planeta, pero reciben menos
de las tres cuartas partes del salario que por el mismo trabajo reciben los varones, poseen
solamente una centésima de las propiedades de la tierra, hacen las dos terceras partes del
trabajo del globo, pero solamente una décima de éste les pertenece.
Así las cosas, uno podría pensar que este orden social ha reinado sólo en perjuicio
de las mujeres, pero los resultados indican que también los varones han sufrido la
imposición de un único modelo de conducta rígido y estereotipado que encajona su
personalidad. Si de ella se espera sacrificio, abnegación, debilidad, renunciación y entrega,
de él se espera que sea temerario, agresivo, decidido, autoritario, competitivo y seductor.
Exigencias que le imponen una conducta de héroe o superhombre en todas las
circunstancias de la vida, condición muy difícil de cumplir para seres de carne y hueso. La
tradicional frase de que "los hombres o lloran", así como la represión de la mayoría de las
emociones a que se ve sometido, lo obligan a buscar otras formas de escape que con
frecuencia reper- cuten en su salud.
La mayoría de las mujeres aprenden a ver en el varón a una persona, en tanto que a
muchos varones se les enseña a ver en la mujer, un objeto sexual. Este hecho les impide
establecer con las personas del otro sexo, una comunicación profunda y significativa,
reduciéndose así sus posibilidades de expresión sexual a una mera relación genital de
macho y hembra.
Con respecto a esto dice Phillips Hodson que por lo general las diferencias entre
los sexos son menos dramáticas de los que la mayoría de la gente cree. En este sentido
creemos que las cualidades que han sido consideradas como femeninas y por tanto
subvaloradas como la emotividad, el énfasis en las relaciones personales, la ternura, la
intuición, son virtudes que deben reivindicarse para toda la humanidad, porque estas son
mucho más funcionales para la sociedad en que vivimos que la agresividad, la matonería y
el autoritarismo.
La búsqueda de una nueva identidad para hombres y mujeres que ofrezca una gama
más variada de opciones independientemente del sexo y más acordes con la realidad actual,
es un reto. El camino es difícil, aún así muchos ya lo han aprendido encontrando al paso
sus propias gratificaciones.
En su libro dice Phillips Hodson que desde la Segunda Guerra Mundial, las mujeres
han desarrollado un sistema de ideas para explicar sus dificultades en el matrimonio, el
trabajo y el sexo. La validez de éste se basa en la premisa de que las mujeres han sido un
grupo muy sensitivo visto como una subclase. En este respecto, dice el autor, ellas se han
apropiado de las virtudes primarias de la humanidad. Han venido forjando un poderoso
lazo de hermandad y solidaridad entre las mujeres, elevando lo personal y lo privado a la
El artículo 50 establece cuáles son las circunstancias del asesinato de una mujer que
deben ser consideradas en un feminicidio. En otros términos, el mencionado artículo
determina que no todo homicidio de una mujer es feminicidio, sino aquel que ocurre sólo
cuando se da alguna de las circunstancias citadas expresamente por el artículo.
El articulo 50 establece que: El que matara a una mujer por su condición de tal y
bajo cualquiera de las siguientes circunstancias, será castigado con pena privativa de
libertad de diez a treinta años, cuando: El autor mantenga o hubiere mantenido con la
víctima una relación conyugal, de convivencia, pareja, noviazgo o afectividad en cualquier
tiempo; exista un vínculo de parentesco entre la víctima y el autor, dentro del cuarto grado
de consanguinidad y segundo de afinidad.
Así también, dispone que: La muerte ocurra como resultado de haberse cometido
con anterioridad; un ciclo de violencia física, sexual, psicológica o patrimonial contra la
víctima, independientemente de que los hechos hayan sido denunciados o no; la víctima se
hubiere encontrado en una situación de subordinación o dependencia respecto del autor, o
este se hubiere aprovechado de la situación de vulnerabilidad física o psíquica de la víctima
para cometer el hecho.
Con el reconocimiento del feminicidio como un tipo penal autónomo, esta Ley da a
la violencia contra las mujeres un nombre y una categoría social y jurídica que visibiliza de
forma clara quién es la víctima, el victimario y en qué circunstancias se ha producido el
asesinato, resultado de relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres, que
perpetúa ésta y otras formas de violencia. La Ley permite visibilizar y caracterizar de
manera específica esta forma extrema de violencia, como también posibilitará contar con
información calificada sobre estos hechos violentos y generar políticas para prevenirlos.
CAPÍTULO III.
11.5- Muestra.
- 30 alumnos por cada grado o turno dentro de la institución.
Preguntas de investigación.
• Tabulación de datos.
• Fuentes de información.
• Representación gráfica – Primaria (entrevista).
Femenino Masculino
Tabla Nº 1: Se ha podido saber que el 69% de los alumnos del nivel medio
sometidos a la encuesta corresponden a mujeres, y el 31% son hombres.
Sí 33%
No 12%
Tal vez 55%
Si No Tal vez
Tabla Nº 2: se ha visto que el 55% de los alumnos creen conocer acerca del
concepto de Machismo, el 33% asegura saberlo, mientras que el 12% no tiene
conocimiento.
Psicológico 25%
Físico 30%
De ambas maneras 55%
Sí 80%
No 5%
Tal vez 15%
El machismo en la población.
Si No Tal vez
Si No Tal vez
Tabla Nº 5: con esta pregunta se ha podido conocer que el 38% de los alumnos
encuestados aseguran no conocer a ninguna mujer que sea víctima de una violencia, el 32%
afirma que si conocen, mientras que un 30% cree que tal vez sea posible.
6. Crees que las mujeres no denuncian la violencia por miedo de ser víctimas
de un feminicidio?
Sí 60%
No 19%
Tal vez 21%
i
S
No Tal vez
7. Conoces las leyes que amparan a las mujeres que afrentan este problema?
Sí 55%
No 15%
Si No Tal vez
Sí 17%
No 79%
Tal vez 4%
Si No Tal vez
Tabla Nº 8: el 79% de los alumnos sometidos a esta pregunta han asegurado que no
es posible que el machismo pueda llegar a su fin, un 17% cree que si y el 4% tal vez.
Sí 81%
No 3%
Tal vez 6%
Si No Tal vez
Tabla Nº 9: el 81% de los estudiantes afirman que sería bastante bueno que se
hablen de temas como este dentro de las instituciones educativas, un 3% no le dan
importancia, mientras un 6% cree que tal vez sea útil.
10. Te parece que sea algo común la práctica del machismo en esta época?
Sí 33%
No 12%
Tal vez 55%
Si No Tal vez
Tabla Nº 10: se ha visto que el 55% de los alumnos sometidos a esta pregunta
creen que tal vez el machismo sea de práctica común en el siglo XXI, un 33% aseguran que
si y el 12% no le parece nada normal y están en contra.