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INSTITUTODE EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICO

PÚBLICO “JOAQUÍN REÁTEGUI MEDINA”


LORETO – NAUTA
REVALIDADO RD. Nº 077-2005-ED

MONOGRAFÍA
MASCULINIDADES

DOCENTE : Psicólogo. José Luis Panduro Tuesta


Obts. Kelly Choquejahua Pilco

UNIDAD DIDÁCTICA: Anatomía Funcional

INTEGRANTES :
- Samuel armas Jipa
- Erick David García Macahuachi
- Mercy Llucema Ramírez
- Lizandro López Eyzaguirre
- Nadia Guerra Navarro
- Anllela Tangoa Quinteros
- Jaren Tapullima Peraza
- Grayson Chester López Inuma
- Jhonatan Vásquez Jipa
FECHA DE ENTREGA: 23/07/2022

TROMPETEROS – PERÚ
2022
AGRADECIMIENTO

Agradecemos a DIOS por permitirme seguir firme ante todo tipo de problemas
q se presentan en la vida.

A nuestra familia, en especial a nuestro Padres, que se esmeran día a día por
forjar en mí una persona de bien para la sociedad

A mis maestros que me inculcan sabiduría para afrontar el largo camino que
nos pone la vida y salir triunfadora mediante mi profesión.
DEDICATORIA

Dedico este trabajo a nuestros padres que nos apoyan siempre en el camino de
forjarme un futuro.

A mis compañeras de estudios para enriquecer sus conocimientos sobre el tema


tratar

A la docente de la unidad a cargo, por entregarme sus conocimientos para


realizar los propósitos que tenemos en mente
INDICE

pág.

INTRODUCCIÓN...............................................................................................................................1

1. ¿Qué es ser hombre?..................................................................................................................2

2. Masculinidades...........................................................................................................................2

3. Consideraciones sobre la categoría género................................................................................3

3.1. Sexo/Género........................................................................................................................3
3.1.1. Sexo............................................................................................................................3
3.1.2. Género........................................................................................................................4
4. Género y subjetividad.................................................................................................................4

5. Una revisión acerca de la masculinidad......................................................................................5

6. Diferentes tipos de masculinidades............................................................................................7

6.1. Masculinidad hegemónica...................................................................................................7


6.2. Masculinidad subordinada...................................................................................................8
6.3. Masculinidades alternas.......................................................................................................8
6.4. El machismo.........................................................................................................................8
6.5. Micromachismos..................................................................................................................8
6.6. Masculinidad y violencia......................................................................................................9
6.7. Masculinidades y paternidad.............................................................................................10
7. Estudios sobre hombres y masculinidades...............................................................................10

8. Hombres en Movimiento, Men in Movement..........................................................................11

9. Qué son las nuevas masculinidades..........................................................................................13

10.Características de la masculinidad tradicional vs nuevas masculinidades................................14

11.Nuevas masculinidades: creencias y certezas...........................................................................15

12.¿Qué busca la nueva masculinidad?.........................................................................................16


13.¿Faltan referentes mediáticos?................................................................................................16

14.¿La masculinidad tradicional encorseta?..................................................................................17

15.¿Sin machismo, los hombres y las mujeres seríamos más felices?...........................................17

16.¿Es importante cómo nos vemos entre los hombres?..............................................................18

17.¿Cómo se rompe con la masculinidad tóxica?..........................................................................18

18.¿Cuál es el paso correcto para conseguir una sociedad más igualitaria?..................................20

19.¿Por qué muchos hombres no se ven como parte de ese sistema patriarcal?.........................20

20.¿Cuáles son los costes del patriarcado?...................................................................................21

21.Si hay leyes que defienden la igualdad ¿por qué sigue sin alcanzarse?....................................21

22.CONCLUSIONES........................................................................................................................22

23.REFERENCIA BIBLIOGRAFICA....................................................................................................23
INTRODUCCIÓN

A finales de la década de los años ochenta, iniciaron en Latinoamérica las


investigaciones sobre los hombres desde una perspectiva de género. Dados los
variados enfoques e intereses de los investigadores, los acercamientos teórico-
metodológicos y las aportaciones etnográficas difieren entre sí, pero en conjunto,
han aportado elementos empíricos valiosos sobre la masculinidad y las diferencias
regionales-culturales de la construcción de identidades masculinas y relaciones de
género.

La masculinidad se define como el conjunto de atributos, valores,


comportamientos y conductas que son característicos del hombre en una sociedad
determinada. Actualmente se cuestiona la presencia de un hombre universal, ya
que actuar como hombre varía de acuerdo con el contexto histórico, social,
cultural, etcétera.

Reconociendo que cada persona aprende de manera distinta a ser hombre o


mujer, es válido afirmar que existen muchas formas de ser hombre, ya que en
cada cultura se encuentran presentes mecanismos y códigos aprendidos que
soportan y explican esta diversidad.

Factores como la raza, la orientación sexual, la condición o clase social, hasta la


pertenencia a algunos grupos, son factores de diferenciación masculina.

Debido a que el concepto de “lo masculino” deriva de una construcción social, su


significado se modifica en consonancia con los cambios culturales, ideológicos,
económicos e incluso jurídicos de cada sociedad, en una época determinada.

Durante siglos se ha construido una idea de masculinidad hegemónica: ese


hombre que todo lo puede, el hombre fuerte, protector y proveedor. Pero esa
masculinidad tradicional tiene varios problemas: no se ajusta a la realidad,
conduce a identidades insanas y frena el desarrollo de la igualdad.

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1. ¿Qué es ser hombre?

Lo que es ser hombre y lo que es ser mujer se construye culturalmente. No hace falta
remontarse muy atrás para darse cuenta de que no es lo mismo ser hombre en el
siglo XXI que hace 50 años. En este tiempo hemos experimentado cambios
importantes en la masculinidad que muestran que la transformación es posible. Por
ejemplo, hoy muchos varones cuidan y son cariñosos con sus hijos e hijas, algo
impensable hace unas décadas.

2. Masculinidades

Según Connell (1995: 71)

La masculinidad, en la medida en que podemos definirla con claridad, es a la vez un


lugar de relaciones de género, el conjunto de prácticas a través de las cuales los
hombres y las mujeres se sitúan a sí mismos en relación con el género, y los efectos
de dichas prácticas en las experiencias corporales, en la personalidad y la cultura.

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3. Consideraciones sobre la categoría género

Género es el conjunto de símbolos, normas, valores, atributos, acciones,


concebidos como adecuados de forma diferencial para varones y mujeres (Scott,
1990). Se construye en nuestras relaciones sociales a partir de las diferencias que
se perciben entre los sexos. Implica un modo por medio del cual adquieren
significado las relaciones de poder entre hombres y mujeres, así como las
relaciones al interior de estos colectivos.

El concepto de género da cuenta de las asignaciones que la sociedad realiza sobre


las personas, por el hecho de haber nacido hombres o mujeres.

No es el sexo el que determina cómo serán nuestras formas de ser y de


vincularnos como hombres y mujeres, ni cuáles serán las posiciones que ocupemos
en lo social. Esto es más bien producto de una construcción sociocultural
enmarcada en lo que Rubin (1986) llama sistema sexo-género.

El género como perspectiva hace referencia a un enfoque que describe las formas
concretas en que -a lo largo de la historia-, se ha llevado adelante la asignación
diferencial de atributos y criterios de normalidad a hombres y mujeres.

Es una herramienta analítica, que permite identificar situaciones de desigualdad


naturalizadas en base a la diferencia sexual, y actuar para transformarlas, tomando
así un sentido también político (García Prince, 1997).

3.1. Sexo/Género
3.1.1. Sexo
Identifica las diferencias biológicas entre mujeres y varones. Alude a
características biológicas (genéticas, anatómicas, hormonales) que diferencian al
macho de la hembra.

Actualmente el propio alcance del concepto está en debate: ¿Es efectivamente el


sexo dicotómico – biológico?

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3.1.2. Género

Alude al conjunto de atribuciones sociales y culturales que dan significado a lo que


“es” ser mujer y ser hombre.

Un conjunto importante de las diferencias que se atribuyen a mujeres y hombres,


más que naturales son resultado de una naturalización. La noción de género
constituye una herramienta esencial para desnaturalizar y deconstruir los
mandatos, permisos y prohibiciones que reciben hombres y mujeres en base a la
diferencia sexual.

4. Género y subjetividad

El género puede entenderse como el conjunto de “…universos de significaciones


imaginarias - que son construcciones sociales- que delimitan lo femenino y lo
masculino… y que conforman el lenguaje que precede a la constitución de los
sujetos de una cultura” (Fernández, 2009: 63).

Desde este planteo, el género se constituye en uno de los marcos sustantivos de


construcción de realidad, subjetividad, corporalidad y dominación.

Dichos “universos simbólicos”, pueden ser vistos como una sucesión de


construcciones y asignaciones sociales de “lo masculino” y “lo femenino” que se
realizan sobre hombres y mujeres. Condicionan, a su vez, identidades y roles
sociales construidos a partir de la jerarquía y la inequidad de poder.

Esta manera de concebir el género contribuye a dar cuenta del doble código moral
que la cultura patriarcal sostiene para valorar las acciones de las personas.

Se denomina patriarcado al sistema cultural donde lo masculino se coloca como


figura referente de autoridad y poder para la organización social, en la cual la figura
masculina toma una posición hegemónica para tutelar y dominar a quienes son
definidos como subalternos, en base a atributos materiales y simbólicos que
garantizan una distribución desigual de poder entre hombres y mujeres.

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Problematizar lo que se concibe como hombre y mujer permite reconocer las
tensiones y contradicciones que estas categorías sexuadas poseen. Posibilita a su
vez visibilizar otras formas de existencia subjetiva y corporal que no se ajustan a la
dicotomía hombre-mujer.

Judith Butler, por su parte, propone otro modo de entender el género, a partir de la
teoría de la performatividad. Para la autora, es posible verlo como un fenómeno
que se expresa y se construye a través de performances: actos sociales,
lingüísticos y corporales que evocan supuestas esencias masculino-femeninas
binarias y dicotómicas. (1999).

5. Una revisión acerca de la masculinidad

El Sexo alude a los aspectos físicos, biológicos y anatómicos que distinguen lo que
es un macho y una hembra. Género por el contrario nos remite a las características
que social y culturalmente se atribuyen a hombres y mujeres a partir de las
diferencias biológicas, constituyendo así lo que se conoce como género masculino
y género femenino. El género no alude solamente a construcciones socioculturales
y psicológicas, implica también contextualizar las relaciones que se desarrollan a
partir de estas construcciones, que son relaciones de desigualdad. Es importante
no perder de vista la categoría de género en la que se inscriben estas discusiones,
es importante analizar la articulación de lo biológico con lo social y no tratar de
negar las diferencias biológicas indudables que hay entre hombres y mujeres; pero
también hay que reconocer que lo que marca la diferencia fundamental entre los
sexos es el género. La estructuración del género llega a constituirse en un hecho
social de tanta fuerza que inclusive se piensa como natural; lo mismo pasa con
ciertas capacidades o habilidades supuestamente biológicas, que son construidas y
promovidas social y culturalmente. (Hernández, 2002).

El problema de asociar a las mujeres con lo "natural" y a los hombres con lo


“cultural” es que cuando una mujer no quiere ser madre ni ocuparse de la casa, o
cuando quiere ingresar al mundo público, se la tacha de antinatural porque "se
quiere salir de la esfera de lo concebido como natural". En cambio, los hombres se
definen por rebasar el estado natural. La perspectiva de género permite

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comprender la complejidad social, cultural y política que existe entre mujeres y
hombres, ignorada por otros enfoques, obstinados en presentar un mundo
naturalmente androcéntrico. (Kimmel, 1992). En ese sentido, otras visiones
dominantes en nuestra cultura consideran que las diferencias entre mujeres y
hombres son naturales y que lo que ocurre a las mujeres como mujeres y en las
relaciones entre mujeres y hombres, no tiene la suficiente importancia como para
impactar al desarrollo. Son enfoques que minimizan no sólo las diferencias de vida
y de ser entre mujeres y hombres, además no reconocen las relaciones de
desigualdad y la inequidad vital entre ambos géneros como producto del orden
social. (Bly, 1992).

Desde un análisis antropológico de la cultura es importante reconocer que todas las


culturas elaboran cosmovisiones sobre los géneros y, en ese sentido, cada
sociedad, cada pueblo, cada grupo y todas las personas en general, tienen una
particular concepción de género. Como es evidente, la cosmovisión de género es
desde luego parte de la estructura y del contenido. Es factible también que en una
persona converjan cosmovisiones de género diversas y que, por ejemplo, algunas
de sus concepciones, valores y juicios provengan de fuentes tradicionales
religiosas de origen milenario. Es importante identificar las diversas cosmovisiones
de género que coexisten en cada sociedad, cada comunidad y cada persona.

La perspectiva de género

permite analizar y comprender las características que definen a las mujeres y a los
hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. Esta
perspectiva de género analiza las posibilidades vitales de las mujeres y los
hombres; el sentido de sus vidas, sus expectativas y oportunidades, las complejas
y diversas relaciones. La perspectiva de género incluye el análisis de las relaciones
sociales intergenéricas (entre personas de géneros diferentes) e intergenéricas
(entre personas del mismo género) privadas y públicas, personas, grupales y
colectivas, íntimas, sagradas, políticas. Desde esta perspectiva se analizan desde
luego las instituciones civiles y estatales, tradicionales, informales y formales,
educativas, de comunicación, sanitarias, religiosas, de gobierno, judiciales, así
como los tribunales, y todos los mecanismos pedagógicos de enseñanza genérica.
El análisis de género se aplica a la comprensión de la normatividad del contenido

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de género y de la capacidad de reproducir el orden de género que tienen códigos,
leyes, mandatos y mandamientos escritos, memorizados y transmitidos oral,
ejemplar, gráfica o imaginariamente. Para el funcionamiento adecuado de la
normatividad es fundamental la vivencia personal y colectiva, la obediencia y el
cumplimiento así como la resistencia y la subversión. (González, 2000).

La masculinidad, como un estereotipo, va siempre unida a determinadas


cualidades y actitudes, sobre todo asociadas con la fuerza, la violencia, la
agresividad, la contención emocional y la idea de que es necesario estar probando
y probándose continuamente que se "es hombre". De aquí que generalmente se
aborde al hombre partiendo de dicho estereotipo, sin embargo, hay nuevas
aportaciones a la investigación de los hombres desde la perspectiva de lo
masculino, a partir de características positivas. Entre los/as investigadores/as se ha
encontrado la dificultad, de que a pesar de que el mundo del hombre es el de la
esfera pública, éste como sujeto individual no habla de sí, sino que habla de "los
hombres", de los otros, y menos de sus sentimientos; otros han observado que
ahora el hombre se ha “animado” a hablar de sí mismo y aún más: que se está
revelando a ser ese "superhombre" que corresponde al modelo, (y por lo tanto
deseado e inalcanzable) de "ser atractivo, fuerte, proveedor, propenso a la
violencia y la agresividad, protector de las mujeres y los niños, el que todo lo sabe y
todo lo puede"; estos van de la mano con el concepto de hombre y de “poder" del
que habla Foucault, 1978, "establece que donde existe el poder hay resistencia".
(Kimmel, 1992).

6. Diferentes tipos de masculinidades

6.1. Masculinidad hegemónica

Sus integrantes se caracterizan por ser personas importantes, independientes,


autónomas, activas, productivas, heterosexuales, y a nivel familiar, proveedoras y
con un amplio control sobre sus emociones.

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6.2. Masculinidad subordinada

En este caso, algún o algunos rasgos de la masculinidad dominante están


ausentes; se trata de hombres que no son tan fuertes, cuya capacidad económica
no es grande, no comparten rasgos como el autocontrol emocional, pertenecen a
una minoría, y no se identifican con el estereotipo o prototipo masculino
hegemónico.

6.3. Masculinidades alternas

Algunos hombres, al analizar las masculinidades anteriormente señaladas, han


llegado a la conclusión de que no desean ejercer ninguna de ellas; que, por el
contrario, están dispuestos a analizar y elegir otras conductas, características y
actitudes nuevas. De ahí que actualmente haya hombres que toman lo bueno de
una y otra forma, obteniendo la posibilidad de elegir cómo relacionarse con otros;
reconociendo que la relación no debe ser necesariamente violenta ni implicar
atracción sexual; respetar el derecho a definir la preferencia sexual; asumir que los
hombres tienen derecho a experimentar los mismos sentimientos que las mujeres y
de igual forma evaluar positivamente la amistad entre hombres.

6.4. El machismo

Este término incluye una serie de comportamientos estereotipados de supremacía


masculina, de dominio y control, cuyas manifestaciones son diversas y tienen
impacto diferenciado en las personas a quienes se dirige. Pueden ser sutiles, como
sugerir la comida o vestimenta para alguien, o extremos, como forzar a otra
persona a través de algún tipo de violencia a realizar conductas no deseadas
justificando de cualquier forma la agresión.

6.5. Micromachismos

Son mecanismos sutiles de dominación, ejercidos por los hombres hacia las
mujeres. Se caracterizan por no ser abiertamente violentos e incluso pueden ser
advertidos como aceptables y esperados; por ejemplo, no consensuar o tomar en

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cuenta a la pareja en las decisiones que impliquen a ambos o descalificar sus
opiniones.

Una manera sofisticada y socialmente aceptada es la falsa “caballerosidad”.

Sin embargo, al ser la masculinidad construida y además socialmente aprendida,


entonces es posible modificarla, através del autorreconocimiento individual, por la
exploración física y emocional, así como al permitirse vivir plenamente las
emociones y los sentimientos.

Replantear formas distintas de relacionarnos con las y los otros implica asumir
obligaciones y cumplirlas, sin embargo, a veces es necesario el apoyo profesional
para lograr estos cambios.

6.6. Masculinidad y violencia

La tríada de la violencia.

La violencia que ejercen los hombres tiene una triple vertiente, ya que pueden
desplegarla contra las mujeres, contra otros hombres e incluso contra ellos mismos.

La violencia contra las mujeres ha sido legitimada a través de la supuesta


supremacía de lo masculino frente a lo femenino, que se ha expresado en la
distribución inequitativa de los espacios, las dobles y triples jornadas de trabajo, la
falta de oportunidades, el hostigamiento, etcétera.

Respecto de la violencia hacia otros hombres es posible decir que con ella se
justifica un estatus o nivel de poder; maltratar a quienes son más débiles o por
alguna circunstancia no pueden o quieren defenderse, apoyando la idea errónea de
que hay hombres que pueden doblegar no sólo a las mujeres, sino que también
pueden mostrar “más virilidad al abusar de otros hombres”.

La violencia autoinfligida es otra manifestación de los problemas de poder, ya que


el descuido, la negligencia, mostrar a otros que se es más fuerte, que no se teme al
dolor o la enfermedad, ha sido un signo característico de algunos hombres que
siguen roles estereotipados.

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En el campo de la salud, por ejemplo, ser hombre tiene implicaciones e la
percepción de los síntomas de enfermedad, en el momento de búsqueda de
atención médica, o en la manera en que se asume o no el papel de enfermo y/o de
cuidador, etcétera, empujándolos a exponerse a mayores posibilidades de riesgo, a
que se agrave su enfermedad o a sufrir un accidente.

6.7. Masculinidades y paternidad

En muchas sociedades ser padre es una forma de lograr afianzar la masculinidad.

La paternidad es una construcción sociocultural y, por tanto, está influida por la


formación de la identidad genérica; no es sólo la reproducción biológica, sino lo que
se hace con los productos de esa reproducción lo que determina las diferentes
prácticas sociales que integran las funciones y responsabilidades con los hijos e
hijas.

Un reto en este renglón es rebasar la idea del valor diferenciado entre hijos e hijas,
ya que durante mucho tiempo el nacimiento de un niño ha sido sobrevalorado,
mientras que no ocurre así con el nacimiento de una niña, generando desde ese
momento una actitud discriminatoria.

La paternidad como función humana puede ejercerse de muchas formas, de ahí


que encontremos, entre otros, a padres autoritarios, permisivos o democráticos, lo
que implica diferentes tipos de crianza, comportamientos o actitudes que toman los
padres hacia sus hijos e hijas, que pueden generar consecuencias negativas o
positivas, dejando secuelas durante toda la vida. Al igual que la madre, el padre
coadyuva en la conformación de la personalidad del hijo o la hija, de ahí la
necesidad de que ese ejercicio sea lo más deseado, pensado y consciente posible.

7. Estudios sobre hombres y masculinidades

Este número monográfico aspira a contribuir al debate en los Estudios Críticos


sobre Hombres y Masculinidades (CSMM) y a situar a los hombres como actores y
agentes de cambio en el campo del género. Se inscribe en una línea de discusión,
los estudios sobre los hombres y las masculinidades, que se inició con los Men’s

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Studies aparecidos en los años 80 como respuesta al feminismo de segunda ola.
No obstante, como nos recuerdan Cornwall and Lindisfarne en su texto Dislocating
Masculinity (1994), no hay nada nuevo en investigar a los hombres: siempre han
sido estudiados y protagonistas del conocimiento en todos los campos. Así, lo que
ahora se incorpora es su consideración como parte de construcciones socio-
culturales generizadas insertas en dinámicas de poder.

A pesar de que comúnmente se asocian los estudios sobre masculinidades a los


años 80 y sobre todo a los años 90, existen investigaciones desde los años treinta
(Komarovsky, 1940; Liebow, 1967; Tiger, 1969; Tolson, 1977). Fue en los años 70,
a partir de la influencia del feminismo y de los estudios de gays y lesbianas, cuando
los estudios sobre las masculinidades empiezan a adquirir cierta relevancia, tanto
en el mundo académico como en el activismo social. En un primer momento fueron
realizados por mujeres y para mujeres con el objetivo de visibilizar las
masculinidades y problematizar la posición de los hombres en la sociedad (Kimmel,
Hearn y Connell 2004:1). Asimismo, fueron también los hombres gays los primeros
en visibilizar la problemática de la masculinidad hegemónica (Carrigan, Connell y
Lee 1985: 584). Sin embargo, como se ha dicho, ya existían estudios sobre
masculinidad antes de la eclosión de la literatura sobre la liberación de las mujeres
y de los estudios de gays y lesbianas. Las primeras referencias citadas por
Carrigan, Connell y Lee (1985: 559-564) hablan de estudios sobre hombres o
jóvenes cuyo comportamiento es percibido como «socialmente problemático»,
sobre violencia juvenil y fracaso educativo. En los años cincuenta y sesenta, por
ejemplo, el foco de la problemática social de los hombres se sitúa en los «padres
ausentes» a raíz de la separación de la esfera reproductiva y productiva. Una de
las autoras más relevantes en este periodo es Mirra Komarovsky (1940).

8. Hombres en Movimiento, Men in Movement

Como hemos comentado, los Estudios de las Masculinidades surgieron en los años
70, pero se han generalizado en los últimos 20 años, después de la publicación del
célebre texto de Connell ‘Masculinities’ y su refinamiento del concepto de la
masculinidad hegemónica. Sin embargo, todavía son escasos dentro de las

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ciencias sociales y en los estudios de género en particular, que han buscado sobre
todo explicar y hacer frente a la ausencia de las mujeres de los cánones y desvelar
las relaciones de poder intrínsecas a las relaciones de género. Precisamente, por
entender el género como una relación atravesada por relaciones de poder,
consideramos que es imprescindible estudiar el campo de las masculinidades y
hacerlo emerger como un campo ineludible para la comprensión de las relaciones
de género.

Con unos estudios de género focalizados en visibilizar a las mujeres, la tendencia


principal en la investigación de las masculinidades ha consistido y consiste en
interrogar las prácticas de los hombres desde una perspectiva crítica para
deconstruir los discursos y los modelos dominantes en los significados y las
prácticas de género. En algunos casos, el análisis y el desenmascaramiento de las
masculinidades “tradicionales” ha sido un proceso paralelo al “descubrimiento” de
las llamadas “nuevas masculinidades”.

Creemos que ahora es el momento de encontrar paradigmas exploratorios y de


explicación críticos pero no oposicionales (“viejo” versus “nuevo”) y de añadir a la
crítica del poder el estudio de los modelos emergentes de masculinidades mediante
una dinámica de cuestionamiento de las prácticas, experiencias, discursos y
realidades de los hombres que sea propositiva y positiva. Esto es particularmente
necesario en contextos de crisis como los que vivimos, que pueden ser vistos como
una oportunidad para desafiar suposiciones, normas, roles y estereotipos de
género. Creemos que un enfoque dinámico de las masculinidades sirve para
cuestionar la creencia (muy asentada) en un proceso de cambio teleológico de las
masculinidades -de “viejas” a “nuevas” masculinidades. Las prácticas, experiencias
y relaciones masculinas no siguen una secuencia lineal, lógica y progresiva, sino
que son parte de un complejo conglomerado de negociaciones dinámicas (in
movement). Un enfoque dinámico nos ayudará a comprender las relaciones de
género y los procesos de cambio social.

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9. Qué son las nuevas masculinidades

Las nuevas masculinidades o masculinidades alternativas proponen replantear la


idea de masculinidad y desaprender los roles de género adquiridos durante toda la
vida y perpetuados a lo largo de siglos.

Estamos en 2022 y la idea tradicional de hombre ya no sirve. Por eso, las nuevas
masculinidades buscan una alternativa a ese modelo hegemónico que incorpore la
perspectiva de género. Según el sociólogo Jorge Elbaum, “representan la
búsqueda de muchos hombres de la igualdad para el mundo”.

Cada vez hay más organizaciones, empresas, instituciones y personas que se


están uniendo para repensar las formas tradicionales de ser hombre. Es el caso de
la Red de Hombres por la Igualdad, que se dedica a elaborar estudios y a recoger
información, pero también a cambiar y a buscar nuevos modelos que contribuyan a
generar relaciones personales y laborales más igualitarias.

Uno de los focos más importantes de las masculinidades alternativas es acabar con
la violencia de género y con las actitudes que conducen a ella; romper con el mito
del hombre violento y del hombre que todo lo puede, así como rechazar cualquier
forma de machismo que aparece en la vida cotidiana.

Para el sociólogo experto en igualdad de género y autor de nuestro curso online


Nuevas Masculinidades, Erick Pescador, “la violencia más difícil de ver es la que
aparece en los momentos más sutiles, por ejemplo, en una conversación, donde el
espacio verbal lo ocupan fundamentalmente los hombres”.

Por otra parte, para acabar con las actitudes de violencia es importante trabajar la
empatía. También la corresponsabilidad personal, familiar y laboral, que implica
estar presente en los espacios de cuidado, de limpieza y de atención a otras
personas.

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10.Características de la masculinidad tradicional vs nuevas
masculinidades

¿Las nuevas masculinidades implican desechar todo lo que entendemos por


masculinidad? ¿Cuáles son las diferencias entre la masculinidad tradicional o
hegemónica y las nuevas masculinidades? Vamos a ver las principales
características de la masculinidad aprendida versus una masculinidad alternativa e
igualitaria.

Desigualdad

La masculinidad hegemónica tiene que ver con la cultura de la desigualdad, en la


que algunas personas mantienen el control sobre otras para acaparar el poder. En
cambio, las masculinidades que están apareciendo a día de hoy apuestan por la
horizontalidad, el consenso y las relaciones entre iguales.

Competitividad

Otra parte importante de las identidades tradicionales de género masculinas


consiste en tener que demostrar las propias habilidades. La educación lleva a los
hombres a ser competitivos para alcanzar un estatus laboral o social. Las
masculinidades alternativas buscan que cada persona pueda mostrar sus
debilidades sin miedo, y aprovechar el talento de los demás para trabajar en equipo
de forma más efectiva, sin necesidad de buscar la confrontación.

Agresividad

La masculinidad hegemónica también lleva consigo la agresividad y la violencia


que, aunque cada vez está menos legitimada, sigue estando presente en nuestra
sociedad. Lo vemos a través del acoso, los comentarios sexistas o la violencias
sexuales. Las masculinidades igualitarias apuestan por eliminar la violencia
machista, o de cualquier tipo, de nuestras vidas.

Roles de género

La masculinidad tradicional se define en oposición a lo femenino: los hombres no


lloran, no cuidan y tienen que proveer. En cambio, el modelo de masculinidad

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nueva e igualitaria apuesta por eliminar esos roles de género aprendidos sobre
masculinidad y feminidad para que seamos más libres. Eso favorece, por ejemplo,
que los hombres puedan vivir plenamente su paternidad.

Imagen exterior

El hombre tradicional tiende a proyectar su imagen hacia el exterior, hecho que


contribuye al desarrollo de sus habilidades instrumentales y competitivas. Eso es
bueno de cara al trabajo productivo, pero la contrapartida es que descuida el
desarrollo personal y del interior, provocando un manejo inadecuado de las
emociones. Por eso, las masculinidades alternativas buscan una combinación
equilibrada de desarrollo hacia fuera y hacia dentro, que contribuya a las relaciones
interpersonales y a la gestión emocional.

11.Nuevas masculinidades: creencias y certezas

Por si todavía tienes dudas sobre qué son las nuevas masculinidades, vamos a
romper algunos falsos mitos acerca de este tipo de masculinidad alternativa.

❌ Las nuevas masculinidades quieren romper la idea de hombre.

✅ Las nuevas masculinidades buscan que cada hombre exprese su género como

quiera.

❌ El machismo solo es perjudicial para las mujeres.

✅ Los hombres también son víctimas del machismo: Una sociedad machista hace

que los hombres sientan que deben actuar según el estereotipo de cómo tiene que
ser su género y sean reacios a mostrar vulnerabilidad.

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❌ Solo hay una forma de ser hombre, y es lo contrario a ser mujer.

✅ No hay una forma única de ser hombre: Cada hombre es libre de asumir la

masculinidad como lo prefiera según su personalidad y todas las visiones son


válidas.

❌ Las nuevas masculinidades solo afectan a los hombres.

✅ Las nuevas masculinidades también afectan a las mujeres: Si cambian los

estereotipos negativos de género las mujeres ganan al vivir en una sociedad con
menos violencia y más igualitaria.

12. ¿Qué busca la nueva masculinidad?

El concepto de nueva masculinidad tiene que ver con el deseo de muchos varones
de crear y vivir en una sociedad igualitaria. Ellos piensan que otras formas de ser
hombre son necesarias y, para ello, saben que tienen que cambiar determinados
elementos de la masculinidad tradicional. Algunos lo buscan a nivel individual o en
pequeños grupos, pero todavía tenemos que conseguir que estas experiencias
emergentes cristalicen en modelos reconocibles.

13. ¿Faltan referentes mediáticos?


Sí. Faltan referentes públicos reconocidos socialmente. Personas con nombres y
apellidos en los que vernos reflejados e identificarnos con este nuevo modelo de
masculinidad. Siempre hay alguien que dice "pues mi padre o mi amigo son un
ejemplo" y, no lo dudo, pero no son personajes públicos reconocidos. Necesitamos
ejemplos o modelos mediáticos de una nueva masculinidad valorada y respetada,
que apueste por la horizontalidad y las relaciones entre iguales. Desgraciadamente
los productos culturales de mayor influencia (películas, series…) siguen

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“vendiendo” las formas tradicionales de la masculinidad y eso es lo que reproduce
gran parte de la sociedad.

14. ¿La masculinidad tradicional encorseta?

Sí, sin duda. La masculinidad tradicional nos encorseta porque nos dice que solo
hay una forma de ser hombre. Y se trata, claro está, de un tipo de hombre
inalcanzable: siempre fuerte, siempre seguro, valiente, decidido, exitoso, líder, sin
mostrar sentimientos… Ningún hombre es totalmente así. Esa masculinidad
tradicional es intrínsecamente tóxica porque es irreal y eso nos hace sentir
insatisfechos. Yo animo a los hombres a reflexionar si el bienestar se alcanza
siguiendo el rol de la masculinidad tradicional o explorando formas de ser que
tenemos “prohibidas” o que suponen una fuerte censura social.

15.¿Sin machismo, los hombres y las mujeres seríamos más felices?

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No tengo la menor duda (risas). El machismo es un instrumento del sistema sexo-
género que genera desigualdades entre los seres humanos. Desigualdades entre
hombres y mujeres, pero también desigualdades entre hombres.

Stuart Mill decía que el ser humano debería ser como un árbol, libre para crecer y
florecer en toda su potencialidad. Y el sexismo actúa como esas tijeritas que nos
van podando por aquí y por allí y van limitando el crecimiento personal. Esos
estereotipos que te dicen que si eres un niño no puedes llorar o que si eres una
niña no puedes jugar al fútbol. Nos convierten en versiones en miniatura y
encorsetadas de todo aquello que podríamos llegar a ser.

16. ¿Es
importante cómo nos vemos entre los hombres?
Sí. El concepto de masculinidad se basa en cómo te ven otros hombres y, de forma
consciente o inconsciente, eso es muy importante para nosotros. Por ejemplo,
¿cómo sería juzgado por otros varones si tengo una decepción muy grande en el
trabajo y rompo a llorar delante de otras personas? ¿Cuáles serían las
consecuencias sociales de mi llanto público, es decir, de la expresión de mis
emociones? Yo sé, como varón, que mostrar las emociones tiene consecuencias
sociales. Me expongo a la burla, incluso a que se cuestione mi trabajo y mi valía
profesional. Los hombres no pueden llorar porque el modelo tradicional defiende la
agresividad, la invulnerabilidad y el posicionamiento de poder por encima de las
mujeres y de otros varones. Y eso, además de injusto, es una carga que genera
dolor, frustración e insatisfacción.

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17. ¿Cómo se rompe con la masculinidad tóxica?
Yo animo a los hombres a que exploren sus vulnerabilidades, a que expresen sus
sentimientos, a que den rienda suelta a esa afectividad que a veces está contenida
o que solo aflora, en ocasiones, en el ámbito de la pareja o en el ámbito de la
familia.

La mayoría de los varones estamos acostumbrados a que incluso el afecto entre


nosotros se exprese con violencia. Esas palmadas fuertes en la espalda, esa
manera de saludar "Hey, cabrón, ¿qué tal?". Solemos mostrar el afecto a través del
insulto o los golpes; ya que tratar con cariño o decir palabras bonitas a otro hombre
es mostrar debilidad.

Uno de los principales instrumentos sociales para mantener la masculinidad


tradicional es la homofobia. Es decir, que los demás piensen que eres gay si te
muestras sensible, débil, atento, comprensivo, cuidador, cariñoso... Precisamente
esto, que se piense que eres homosexual (lo seas o no) tiene un coste social, ya
que te puede exponer a la injuria, al insulto, al menosprecio y a la humillación.

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18. ¿Cuál es el paso correcto para conseguir una sociedad más
igualitaria?
La masculinidad tóxica nos invita a comportarnos como hombres fuertes y
superiores a las mujeres. Y así es difícil construir el respeto. Debemos ser más
libres, ser más nosotros mismos y que nos dé igual lo que piense el mundo. Esos
son valores de la nueva masculinidad. Como varones tenemos que seguir
explorando, preguntando y empatizando con las mujeres para alcanzar una
sociedad más igualitaria. Tenemos la responsabilidad de informarnos y formarnos,
de escuchar y ponernos en la piel de nuestra pareja, de nuestras amigas, de
nuestras compañeras, nuestras colegas… y, en general, de todas aquellas mujeres
que tenemos a nuestro alrededor.

19.¿Por qué muchos hombres no se ven como parte de ese sistema


patriarcal?
Muchos dicen que comparten las tareas del hogar, que no son violentos, que no
ganan más que sus compañeras de trabajo... y no se ven en esa masculinidad
tradicional. Pero esa es una mirada individualista. Cuando ampliamos el objetivo y
miramos a la sociedad vemos que hay unas diferencias estructurales muy grandes
como la brecha salarial, la violencia de género o la feminización del cuidado. Esto
es lo que llamamos la masculinidad cómplice: todos esos varones (que son la gran
mayoría), que se consideran igualitarios y que, sin embargo, muchas veces forman
parte del sistema porque no son conscientes de las situaciones de desigualdad que
sufren las mujeres ni se las cuestionan.

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20. ¿Cuáles son los costes del patriarcado?
Es mucho lo que el hombre pierde cuando el mandato cultural nos limita cómo
tenemos que ser y nos expone a conductas de riesgo, a una mayor exposición a la
violencia física y una menor prevención y cuidado que hace que tengamos una
menor esperanza de vida. Pero yo creo que el mayor precio que pagamos es el
desapego afectivo, esa castración emocional a la que nos vemos abocados. Es
cierto que cuando intentas romper con la masculinidad tradicional te sientes un
poco cuestionado porque supone una pérdida de poder y de determinados
privilegios, pero la contrapartida es que al final tienes la posibilidad de ser más tú
mismo, de conectar con tu yo emocional y encontrar otras formas más sanas y más
igualitarias de relacionarte con las mujeres y también con otros hombres.

21.Si hay leyes que defienden la igualdad ¿por qué sigue sin
alcanzarse?
Las mujeres pelearon por sus derechos tras tomar conciencia de su situación de
subordinación. Digamos que primero se produjo una necesidad de cambio social y
este generó el cambio legal, pero la ley por sí misma no es suficiente. Se necesita
un cambio de mentalidad, de forma de pensar, de sentir y de mostrarse. Y ese
cambio debe ir más allá de lo personal, debe ser estructural: en la política, el
derecho, la economía, las instituciones, los cuidados... A los hombres nos falta la
parte de tomar conciencia de que este sistema nos perjudica a la mayoría de
nosotros, además de perjudicar claramente a la mitad de la humanidad, es decir, a
las mujeres. Debemos empatizar, ser conscientes de nuestros privilegios y
comprender que para llegar a esa sociedad igualitaria vamos a tener que renunciar
a algunas cosas pero, a cambio, ganaremos muchas otras.

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22.CONCLUSIONES

El concepto de género se refiere a la construcción social de las relaciones entre


mujeres y hombres aprendida a través del proceso de socialización, cambiantes
con el tiempo que varían entre una cultura a otra, y aun dentro de una misma
cultura. Esta distinción tiene implicancias muy importantes. Es un elemento
constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias percibidas entre
los sexos, y una forma primaria de relaciones significantes de poder. El concepto
está conformado por cuatro elementos interrelacionados en los que se expresa y a
través de los cuales se reproduce, los símbolos, los conceptos normativos, lo
político, social, institucional y la identidad subjetiva. Supone un conjunto de ideas y
comportamientos y el rechazo a la validez interpretativa de dos esferas o mundos
separados: hombres y mujeres.
La masculinidad debe abordarse como categoría ontológica (ser) y como categoría
gnoseológica o epistemológica (concepto). La masculinidad alude a una manera
de vivir la sexualidad, la afectividad, el trabajo, la vida cotidiana, entre otros, de
cumplir con roles sociales y sexuales y, además, a un símbolo de jerarquías
sociales en el cual los varones ejercen poder sobre otros hombres, los niños y las
mujeres. La masculinidad es una construcción social y que los hombres no nacen
sino que se hacen, variando sus manifestaciones concretas según los cánones de
la cultura y el momento. La sociedad fomenta comportamientos, reprime otros y
transmite ciertas convicciones sobre lo que significa ser hombre. Se crea un
modelo de sujeto masculino a partir de los encargos propios de la sociedad
patriarcal.
Trabajar la temática de la masculinidad requiere ante todo de un compromiso
ético, ideológico y político, ya que la construcción de una nueva masculinidad
conlleva un esfuerzo y tarea que menoscaba las raíces mismas de las estructuras
de poder patriarcales.

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23. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

- Baninter, E, (1995), Y la identidad masculina. Madrid, España, (pp. 122-137),


Alianza Editorial.
- Bly, R, (1992), Hombres de hierro. Los retos de iniciación masculina del nuevo
hombre. México, DF, (pp. 23-28), Planeta.
- González, R, (2000), Género y currículum en educación básica: los ejes
transversales, en Construyendo diversidad: nuevas orientaciones en género y
educación, (pp.13-25), Ediciones de la Universidad Pedagógica Nacional. SEP.

Páginas Web Consultadas:

 https://www.homuork.com/es/nuevas-masculinidades-que-son-y-como-trabajarlas-en-7-
sencillos-pasos_255_102.html
 https://es.scribd.com/document/461643121/Nuevas-masculinidades

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