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Es importante mantener un equilibrio de electrolitos en el cuerpo, debido a que ellos afectan la cantidad de agua
corporal, la acidez de la sangre (pH), la acción de los músculos y otros procesos importantes. Los electrolitos están
presentes en la sangre como ácidos, bases y sales y se pueden medir por medio de estudios de la sangre en el
laboratorio.
Las personas absorben los electrolitos de la dieta y se excretan principalmente por los riñones. Además se pierden
electrolitos cuando se suda, por lo que deben ser reemplazarlos ingiriendo líquidos que los contengan.
Los electrólitos comunes incluyen:
Calcio: En forma de hidroxiapatita, es el componente principal de huesos y dientes. Siendo el mineral de mayor
cantidad en nuestro cuerpo. También desempeña un importante papel en la contracción muscular, coagulación de la
sangre, liberación de hormonas, el control de la actividad de las enzimas y afecta la permeabilidad de las paredes
celulares.
La deficiencia de calcio favorece los calambres, mientras que un nivel mucho mayor causa alteraciones en el ritmo
cardiaco y afecta la actividad cerebral.
Un nivel por encima de lo normal puede deberse a:
Magnesio: Aproximadamente la mitad del magnesio corporal se encuentra en el hueso y la otra mitad dentro de las
células de los tejidos y órganos corporales. Al igual que el calcio, es necesario en la contracción muscular y en la
función enzimática. Ayuda a mantener las funciones nerviosa y muscular normales y conserva los huesos fuertes.
También se necesita para que el corazón funcione adecuadamente, ayuda a regular la presión arterial, a que el
cuerpo controle los niveles de azúcar en la sangre y a reforzar el sistema de defensas del cuerpo (sistema
inmunitario).
Un nivel alto de magnesio puede indicar:
Enfermedad de Addison
Insuficiencia renal crónica
Deshidratación
Cetoacidosis diabética,
Oliguria
Alcoholismo
Diarrea crónica
Hemodiálisis
Cirrosis
Hiperaldosteronismo
Hipoparatiroidismo
Pancreatitis
Exceso de insulina
Preeclampsia
Colitis ulcerativa
Fosfato: Se encuentra en el cuerpo principalmente en huesos y dientes. También es importante para las señales
nerviosas y la contracción muscular. Su concentración, al igual que la del calcio es regulada por hormonas. Si los
valores de calcio se alteran, el fosfato suele también estar fuera del rango normal, y con su ayuda se puede
determinar la causa del trastorno del nivel de calcio. Se excreta por medio del riñón y del intestino.
Un nivel por encima de lo normal (hiperfosfatemia) puede deberse a:
Cetoacidosis diabética
Hipoparatiroidismo
Insuficiencia renal
Enfermedad hepática
Exceso de vitamina D
Exceso en la dieta
Uso de ciertos medicamentos
Alcoholismo
Hipercalciemia
Hiperparatiroidismo
Muy poca ingesta de fosfato en la dieta
Desnutrición grave
Muy poca vitamina D
Cloruro: La mayor parte de cloro en nuestro organismo es aportado por la sal de la dieta. Permite el buen
funcionamiento del hígado, mantenimiento de huesos, y producción de jugos gástricos. Se encuentra directamente
relacionado con el sodio y el potasio. Su función es distribuir el agua en nuestro organismo, regular la presión
osmótica, mantener el equilibrio acido-base y la neutralidad eléctrica del cuerpo.
Un nivel de cloruro superior a lo normal se denomina hipercloremia y puede ser causado por:
Enfermedad de Addison
Síndrome de Bartter
Quemaduras
Insuficiencia cardíaca congestiva
Deshidratación
Sudoración excesiva
Hiperaldosteronismo
Alcalosis metabólica
Acidosis respiratoria
Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética
Vómitos
Sodio: Participa activamente en las funciones celulares y sinapsis nerviosas, en la correcta distribución de fluidos
corporales. La fuente principal es la sal de cocina. El nivel de sodio en la sangre representa un equilibrio entre el
sodio, el agua en los alimentos y la cantidad en la orina. Una pequeña cantidad se pierde a través de las heces y el
sudor.
Un nivel de sodio por encima de lo normal se denomina hipernatriemia y puede deberse a:
Sudoración excesiva
Diarrea
Quemaduras
Uso de diuréticos
Síndrome de Cushing o el hiperaldosteronismo.
Diabetes insípida
Exceso bicarbonato de sodio o sal en la dieta.
Ciertos medicamentos
Enfermedad de Addison
Transfusión de sangre
Ciertos medicamentos
Lesión por aplastamiento
Parálisis periódica hipercaliémica
Insuficiencia renal
Acidosis respiratoria o metabólica
Destrucción de los glóbulos rojos
Exceso en la dieta
Diarrea crónica
Síndrome de Cushing
Diuréticos
Hiperaldosteronismo
Parálisis periódica hipocaliémica
Deficiencia en la dieta
Estenosis de la arteria renal
Acidosis tubular renal
Vómitos