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Universidad de Chile

Facultad de Artes
Taller Integrado de Lenguaje Musical I
Claudio Merino Castro
Tania Ibáñez Gericke

INFORME: “Siendo la Música”


Pieza escogida:​ Chucho Valdés - ​Son XXI

​Integrantes: Carolina Abarca


Diego Campos
Richard Kessler
Marcelo Ramírez

❖ Proceso creativo

Para comenzar con nuestro trabajo lo primero que hicimos fue investigar algunos videos de
cámara múltiple que hubiéramos visto con anterioridad en redes sociales para compartir ideas
y generar nuevas propuestas a partir de lo visto. En estos videos notamos diferentes maneras
de edición audiovisual (cámaras estáticas a lo largo de todo el video, aparicion intercalada de
cámaras, etc) así como también estilos de interpretación conjunta, así era como nos
comenzamos a imaginar cómo sería estéticamente nuestro video.

Luego escuchamos las piezas y escogimos la que más nos agradó. Hay que mencionar que en
esta ocasión de podría decir que estábamos a la deriva ya que las piezas no formaban parte de
nuestro repertorio habitual, caminábamos en “territorio desconocido” así que debíamos
asentarnos en alguna parte para realizar la actividad. Comenzamos a imaginar más o menos
como podríamos interpretarla en el video y se nos ocurrían ideas, en relación a los videos que
habíamos visto anteriormente, sobre como montar las imágenes de manera dinámica con el
audio de esta canción. Posteriormente determinamos qué sección de la canción trabajariamos.

Nuestra elección fue ​Son XXI de Chucho Valdés. Teníamos que acordar qué trozo de la
canción utilizaríamos, por ende, la escucha del tema completo era más que necesaria.
Finalmente nos llamó la atención la sección que comienza desde el minuto 1:07, asi que
comenzamos a trabajar desde ahí. Nos pareció bastante interesante las tensiones que se
producían desde el piano que, cabe mencionar, protagoniza dicha pieza musical. Cabe
destacar que tuvimos que hacer un proceso posterior a la selección de la pieza que era
apropiarnos de ella, ya que si no la conocíamos no llegaríamos a ningún lugar, había que
conocer la música, identificar qué elementos la componen, conocer la estructura, ya que
desconocer estos puntos no podríamos abarcar correctamente la canción. Posterior a eso,
comenzamos a distribuir el trabajo poniéndonos de acuerdo en qué iba a grabar cada uno de
los integrantes.

Siguiente a los procesos anteriormente mencionados, cada uno de manera independiente y


personal debía pensar cómo abarcar expresivamente la pieza. Decidimos tomar un fragmento
(desde el minuto anteriormente mencionado) y dividir el trabajo en dos partes. En la primera
habría una distribución de instrumentos para cada uno de nosotros para aplicar el ejercicio
especificado, y una segunda parte en la cual todos haríamos el trabajo de imitar al piano de la
misma forma que la parte anterior. Por ende, el mismo fragmento de la canción tendría
diferentes maneras de interpretarla corporalmente.

Cada uno en sus casas entonces debió hacer el proceso de escuchar, percibir las sensaciones
que la canción generaba y pensar una interpretación. No fue un proceso fácil porque la
expresión debía coincidir con la música, por lo tanto, a raíz de lo visto en sesiones anteriores,
múltiples procesos físicos, químicos y neurológicos debían ocurrir para llegar a resultados
eficientes. Mediante la plataforma de whatsapp íbamos coordinando los pasos a seguir del
trabajo. Tras unas horas de ponernos de acuerdo cada uno comenzó con su proceso creativo y
de ejecución. Uno a uno comenzaron a llegar los videos de cada uno de los integrantes del
grupo. No podemos negar que nos dió un poco de vergüenza revisar los videos de nosotros
realizando diferentes gestos acordes a la música.

Cada uno de los integrantes del grupo grabó varias tomas de diferentes secciones de la obra
para luego escoger las mejores partes y montarlas en el video. El proceso de edición también
resultó complejo en cuanto a la sincronización, la sucesión de las diferentes imágenes y la
música. Debido a eso ideamos grabar los videos de manera en que la música sonara de fondo,
así tendríamos este “andamio” el cual facilitó notablemente la edición y la sincronización
música-video.

❖ ¿Qué sensaciones nos provocó la canción?

Se podría decir que era un constante sube y baja, ya que la canción tenía momentos en los
cuales podríamos decir que eran “relajados” o de reposo, estas partes eran más fáciles de
interpretar, pues es más sencillo corporalizar y gesticular. En otros, sinceramente, era mucho
más complejo, porque en ciertas partes existían muchas disonancias las cuales nos ponían en
jaque ¿cómo interpretar corporalmente una disonancia?. Sin embargo, nos dimos cuenta de
que quizás era tan sencillo de abordar como lo fueron las secciones de reposos, puesto que,
facialmente no es tan complicado expresar desagrado por algo. Lo que sí se nos tornó difícil
fue mantener esa gestualidad a medida que avanzaba la pieza y era aún más tensa.

Se podría decir que era una canción con una dualidad muy marcada; momentos de reposo y
momentos de tensión, estos últimos (al menos en la sección que escogimos) eran mucho más
desarrollados y extensos. Además había momentos en que la canción tenía un tempo más
lento y otras, en contraste, eran muy rápidas. Estas últimas necesitaban tiempo para pensarlas
bien, puesto que, corporalmente, hay acciones que no todos podemos realizar de manera
rauda. Esto nos significó, como mencionamos anteriormente, tomarnos un momento para
reflexionar sobre cómo interpretar aquellas secciones con acciones que pudiéramos realizar y
a la vez coincidieran con lo que suena. Afortunadamente no fue gran dificultad y logramos
encontrar acciones cómodas a lo que necesitábamos hacer.

La edición no fue trabajo fácil, ya que hacer coincidir los videos y el audio debía ser una tarea
minuciosa, no sé si quizás fue un ánimo perfeccionista, pero pensamos en que si queríamos
hacer calzar bien ambas partes para una correcta adecuación e intencionar bien las
gesticulaciones, debía hacerse de manera prolija y pulcra. Es evidente la dependencia de la
tecnología para este tipo de tareas. Diversos programas nos facilitaron el trabajo, uno a uno
fuimos desfilando por los programas de edición.
❖ Conclusiones

Afloraron las sensaciones, sin tanta racionalidad de por medio, como medio de interpretación.
Estábamos interpretando, mas ninguno de nosotros tomó un instrumento ni emitió algún
sonido con la intención de hacer música. Fuimos simplemente una especie de mimos,
transformando ritmos y sonidos en acciones corporales y gesticulaciones. Un trabajo
interesante, pues siempre en los momentos en los cuales nos piden hacer música elegimos un
instrumento y revisamos una partitura, utilizamos nuestra memoria o recurrimos a nuestra
audición. En este caso, dicho sentido nos dió parámetros y era nuestra mente quien imaginó
cada cosa que hacíamos para que nuestro cuerpo y rostro los plasmaran hacia una
performance la cual fue registrada en un video musicalizado.

Se podría decir que incluso ocupamos más movimientos y acciones físicas que al momento
de tocar algún instrumento, ya que muchas veces somos muy rígidos al tocar, ya sea por
necesidad estilística o porque la simple costumbre de mantener la compostura. Usamos
nuestros labios, nuestros músculos de la cara, los movimientos que nuestro cuello nos
permitía, nuestro torso, aquí todo era bienvenido siempre y cuando nos ayudara a poder
decirle al resto “esto es lo que a mi me provoca esta canción, mis movimientos son mis
recursos, te invito a ver mi interpretación”.

Finalmente al ver cómo resultaron las grabaciones combinadas junto a la canción ocurrieron
dos cosas: la primera fue la satisfacción de haber realizado la actividad y ver que nuestras
acciones coinciden con lo que estaba sonando, por otro lado está la vergüenza e incomodidad
de verse a si mismo haciendo lo que uno no está acostumbrado a hacer. Sin embargo este acto
de interpretar sin emitir sonido de por medio no deja de ser una experiencia un tanto extraña
ya que algunos de nosotros no estamos acostumbrado a esta práctica, pero interesante al
ponernos la tarea de expresar música de una manera distinta.

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