Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
rápid0
Cuando los niños son pequeños quieren de forma innata pasarlo bien y divertirse. Su papel es
explorar el mundo, descubrir cosas nuevas y mostrar sus sentimientos. Juegan con cualquier cosa
y su imaginación les permite tener la creatividad suficiente para poder disfrutar divirtiéndose. Pero en
ocasiones esto deja de suceder y los niños empiezan a aburrirse de cualquier cosa y de repente
se cansan de todo rápido.
Los niños son el ejemplo de sus vivencias diarias y si se cansan de todo rápido puede que sea una
señal de que el niño está diciendo algunas cosas a sus padres con su comportamiento.
1. Están llamando tu atención. Es posible que los niños se cansen de todo rápido porque no
quieran ‘otras cosas’ para entretenerse y lo que estén diciendo sin decir palabras es que quieren
pasar tiempo de calidad con sus padres. En ocasiones los niños pueden mostrar su descontento
ante todo como una forma de mostrar su necesidad de pasar más tiempo en familia.
4. Tiene sobre estimulación. Otro motivo por el que un niño se cansa de todo rápido puede ser
porque tiene demasiados estímulos a su alrededor y no es capaz de centrarse en ninguno. Es por
eso que los niños deben tener la oportunidad de poder disfrutar de las cosas sin necesidad de tener
tantas sobre estimulación, sobre todo tecnológica.
Estos son algunos motivos por los que un niño puede sentirse abrumado y cansarse de todo
rápido. Es importante averiguar qué es lo que le ocurre al niño que se cansa de todo para entender
qué le ocurre exactamente y poder buscar la forma de que se sienta mejor de nuevo y pueda
disfrutar de su entorno cercano y de las cosas que tiene de la mejor forma posible.
Si quieren comer, tenderán a hacer todo lo posible para conseguir su objetivo. En estos
casos se produce unos nieles de atención muy elevados. Tanto que no es inusual
escuchar: “mi hijo es muy tozudo, cuando quiere una cosa no para hasta que no lo logra”.
Pero en realidad no es tozudez, o no solamente, sino que tienen la capacidad de
mantener una atención plena ante lo que están haciendo.
A medida que van creciendo tienen contacto con más estímulos. Esto es muy positivo
para las conexiones neuronales y el desarrollo cognitivo y cerebral, pero debe ser un
estímulo controlado en cuanto a la atención.
Muchos adultos enseñan a sus hijos la importancia de realizar una tarea determinada
para lograr buenos resultados. Por ejemplo, estudiar para obtener buenas calificaciones,
jugar al futbol para meter goles, leer libros para hacer trabajos, etc.
Esta actitud de búsqueda de objetivos y metas consigue que se centren más en los
objetivos y, no tanto, en la tarea en sí. Esto, además, de provocar la pérdida de la
atención plena hacia la tarea, genera dispersión y puede suponer un riesgo importante.
Por este motivo, es importante resaltar que la mayoría de los niños, nacen con una
capacidad de atención positiva y que, en función de como planteemos sus estímulos y
objetivos, esta capacidad puede dispersarse o desarrollarse más.
Deben usarse con medida, ya que es muy importante centrar el cerebro. Hay que
combinarlo con otras actividades diferentes y evitarlo, especialmente, antes de ir a la
cama o momentos previos al estudio, para que logren concentrarse mejor.
Con independencia del tipo de tarea o actividad que se esté realizando, hay que potenciar
y trabajar la capacidad de estar haciendo esa tarea y no varias cosas a la vez.
Esto es algo que hay que educar desde que son muy pequeños. Por ejemplo, el hecho de
comer mientras ven la televisión no facilita la atención consciente en la comida.
El ritmo tan elevado al que estamos expuestos en la sociedad, nos lleva a tener pocos
momentos tranquilos para parar a pensar o reflexionar cómo estamos o cómo nos
sentimos.
Es interesante poder destinar un tiempo para sentir paz y serenidad y sobre todo parar y
sentir calma. Este ejercicio puede ser desarrollado en familia ya que será beneficioso
para todos.
Es fundamental saber bajar el tono, calmarnos y eliminar distractores para poder centrar
todas nuestras capacidades en lo que estamos haciendo en ese momento. De este modo
se logará un mayor rendimiento y una mayor satisfacción y disfrute de la tarea a realizar.