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PENSAMIENTO
Principales postulados
1. Asimilación
La asimilación hace referencia a la manera en que un organismo afronta un
estímulo externo en base a sus leyes de organización presentes. Según este
principio de la adaptación en el aprendizaje, los estímulos, ideas u objetos
externos son siempre asimilados por algún esquema mental preexistente en el
individuo.
En otras palabras, la asimilación hace que una experiencia sea percibida
bajo la luz de una “estructura mental” organizada con anterioridad. Por ejemplo,
una persona con baja autoestima puede atribuir una felicitación por su trabajo a
una forma de manifestar lástima por él.
2. Acomodación
La acomodación, por el contrario, involucra una modificación en la
organización presente en respuesta a las exigencias del medio. Allí donde hay
nuevos estímulos que comprometen demasiado la coherencia interna del
esquema, hay acomodación. Es un proceso contrapuesto al de asimilación.
3. Equilibración
Es de este modo que, mediante la asimilación y la acomodación, somos
capaces de reestructurar cognitivamente nuestros aprendizajes durante cada
etapa del desarrollo. Estos dos mecanismos invariantes interactúan uno con otro
en lo que se conoce como el proceso de equilibración. El equilibrio puede ser
entendido como un proceso de regulación que rige la relación entre la asimilación
y la acomodación.
Inteligencia lingüística
La capacidad de dominar el lenguaje y poder comunicarnos con los demás
es transversal a todas las culturas. Desde pequeños aprendemos a usar el idioma
materno para podernos comunicar de manera eficaz.
La inteligencia lingüística no solo hace referencia a la habilidad para la
comunicación oral, sino a otras formas de comunicarse como la escritura, la
gestualidad, etc.
Quienes mejor dominan esta capacidad de comunicar tienen una
inteligencia lingüística superior. Profesiones en las cuales destaca este tipo de
inteligencia podrían ser políticos, escritores, poetas, periodistas, actores etc.
Inteligencia lógico-matemática
Durante décadas, la inteligencia lógico-matemática fue considerada la
inteligencia en bruto. Suponía el axis principal del concepto de inteligencia, y se
empleaba como baremo para detectar cuán inteligente era una persona.
Como su propio nombre indica, este tipo de inteligencia se vincula a la
capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos.
La rapidez para solucionar este tipo de problemas es el indicador que determina
cuánta inteligencia lógico-matemática se tiene.
Los célebres test de cociente intelectual (IQ) se fundamentan en este tipo
de inteligencia y, en menor medida, en la inteligencia lingüística. Los científicos,
economistas, académicos, ingenieros y matemáticos suelen destacar en esta
clase de inteligencia. Asimismo, los ajedrecistas también requieren de capacidad
lógica para desarrollar estrategias de juego mejores a las de su oponente, y a su
vez anticipar sus movimientos.
Inteligencia espacial
También conocida como inteligencia visual-espacial, es la habilidad que nos
permite observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. En esta
inteligencia destacan los ajedrecistas y los profesionales de las artes visuales
(pintores, diseñadores, escultores…), así como los taxistas, que deben poseer un
exquisito mapa mental de las ciudades por las que transitan.
Las personas que destacan en este tipo de inteligencia suelen tener
capacidades que les permiten idear imágenes mentales, dibujar y detectar
detalles, además de un sentido personal por la estética. En esta inteligencia
encontramos pintores, fotógrafos, diseñadores, publicistas, arquitectos,
creativos…
Inteligencia musical
La música es un arte universal. Todas las culturas tienen algún tipo de
música, más o menos elaborada, lo cual lleva a Gardner y sus colaboradores a
entender que existe una inteligencia musical latente en todas las personas.
Algunas zonas del cerebro ejecutan funciones vinculadas con la
interpretación y composición de música. Como cualquier otro tipo de inteligencia,
puede entrenarse y perfeccionarse.
No hace falta decir que los más aventajados en esta clase de inteligencia
son aquellos capaces de tocar instrumentos, leer y componer piezas musicales
con facilidad.
Inteligencia intrapersonal
La inteligencia intrapersonal refiere a aquella inteligencia que nos faculta
para comprender y controlar el ámbito interno de uno mismo en lo que se refiere a
la regulación de las emociones y del foco atencional.
Las personas que destacan en la inteligencia intrapersonal son capaces de
acceder a sus sentimientos y emociones y reflexionar sobre estos elementos.
Según Gardner, esta inteligencia también permite ahondar en su introspección y
entender las razones por las cuales uno es de la manera que es.
Por otro lado, tanto saber distanciarse de la situación para desdramatizar
eventos con un impacto emocional negativo como saber identificar los propios
sesgos de pensamiento son herramientas muy útiles tanto para mantener un buen
nivel de bienestar como para rendir mejor en diferentes aspectos de la vida.
Inteligencia interpersonal
La inteligencia interpersonal nos faculta para poder advertir cosas de las
otras personas más allá de lo que nuestros sentidos logran captar. Se trata de una
inteligencia que permite interpretar las palabras o gestos, o los objetivos y metas
de cada discurso. Más allá del contínuum Introversión-Extraversión, la inteligencia
interpersonal evalúa la capacidad para empatizar con las demás personas.
Es una inteligencia muy valiosa para las personas que trabajan con grupos
numerosos. Su habilidad para detectar y entender las circunstancias y problemas
de los demás resulta más sencillo si se posee (y se desarrolla) la inteligencia
interpersonal. Profesores, psicólogos, terapeutas, abogados y pedagogos son
perfiles que suelen puntuar muy alto en este tipo de inteligencia descrita en la
Teoría de las Inteligencias Múltiples.
Inteligencia naturalista
Según Gardner, la inteligencia naturalista permite detectar, diferenciar y
categorizar los aspectos vinculados al entorno, como por ejemplo las especies
animales y vegetales o fenómenos relacionados con el clima, la geografía o los
fenómenos de la naturaleza.
Esta clase de inteligencia fue añadida posteriormente al estudio original
sobre las Inteligencias Múltiples de Gardner, concretamente en el año 1995.
Gardner consideró necesario incluir esta categoría por tratarse de una de las
inteligencias esenciales para la supervivencia del ser humano (o cualquier otra
especie) y que ha redundado en la evolución.
Hay que señalar que, aunque para Gardner este tipo de inteligencia se
desarrolló para facilitar el uso creativo de los recursos que nos brinda la
naturaleza, actualmente su uso no solo se limita a los entornos en los que no hay
construcciones humanas, sino que estos últimos también podrían ser "explorados"
de la misma forma.
La técnica de los seis sombreros para pensar fue creada por el genial
psicólogo Edward de Bono (nacido en 1933) y publicada en su libro Six Thinking
Hats, en 1985. De Bono es un referente en el marco de la creatividad y padre del
término pensamiento lateral, otra técnica creativa de resolución de problemas de
forma no habitual.
La técnica de los “Seis Sombreros Para Pensar” es una herramienta de
comunicación que facilita la resolución y análisis de problemas desde diferentes
perspectivas. Mediante este método lo que se consigue es reproducir, con
sencillez, lo que sucede en nuestra mente cuando tomamos una decisión,
convirtiéndolo en algo sistemática y público. De esta forma, se organizan las ideas
y puntos de vista diferentes de las personas que han de tomar la decisión
simplificando el pensamiento, atendiendo a las cosas una por una. Los
participantes se concentrarán en la idea que está siendo estudiada de forma
coordinada y esto facilitará los cambios de actitudes, representadas por el cambio
de sombrero.[ CITATION Pic21 \l 2058 ]
Sombrero blanco.
El blanco es el color de la neutralidad, del frío. Se refiere a la información
más pura. Este pensamiento nos hace centrarnos en los datos disponibles y
aprender de la información dada. Es decir, es el sombrero de la objetividad, del
pensamiento objetivo. El que tenga el sombrero blanco puesto debe aportar datos
objetivos y contrastables que afecten a la toma de decisión, pero evitando los
juicios de valor al respecto. Este sombrero también puede aportar datos
subjetivos, como las opiniones o los sentimientos, siempre y cuando sean sinceros
(por ejemplo, decir: “Luis no quiere realizar esa tarea”).
Este sombrero puede contener mucha información por lo que hay que poner
límites a la información dada realizando peticiones concretas. Es el primer
sombrero que se suele utilizar para iniciar la reunión, por la información inicial que
aporta. Es el punto de partida al que siempre se puede volver cuando haga falta.
Sombrero rojo.
El rojo es el color que se opone al frío blanco, es el color del fuego, de los
sentimientos y la pasión, de las emociones y del corazón. Por eso el sombrero rojo
es el que sirve para expresar la parte más irracional del pensamiento y lo hace
visible para enriquecer la ruta a seguir en la resolución del problema. Es el
sombrero del pensamiento emocional. El participante que tenga el sombrero rojo
puesto puede expresar sentimientos sin tener que justificarlos, su intuición así se
lo dice.
Normalmente. en muchas reuniones no se permite que las emociones
entren en juego, pero el pensamiento emocional también es pensamiento y es el
momento de que aporte sus valores sin restricciones.
Las emociones son cambiantes, por lo que se volverá a poner el sombrero
rojo a lo largo de toda la reunión. Lo que al principio era temeridad o miedo al
proyecto, quizás se haya convertido en ilusión y alegría por el mismo.
Sombrero negro.
El negro representa oscuridad, la cautela o el pesimismo. El sombrero
negro representa el pensamiento negativo. El participante que tiene el sombrero
negro criticará de forma negativa el tema tratado y se pondrá en el peor punto de
vista posible evaluando los posibles riesgos.
Es el sombrero de la precaución, al contrario que el sombrero rojo, es
lógico. Por lo que el que lo tenga puesto tendrá que justificar sus posturas, que
han de ser basadas en peligros reales y no en un pesimismo irreflexivo.
El carácter preventivo de este sombrero es eficaz para ponérselo a la hora
de valorar una idea propuesta, para exponer los puntos débiles de la idea que
sirvan para corregir posibles errores.
Vivimos en una sociedad crítica, por lo que este sombrero podría ser
utilizada en demasiadas ocasiones por la facilidad de criticar en vez de construir,
por lo que debe ser utilizado con moderación.
Sombrero amarillo.
El amarillo, el color de la alegría, del sol y la luz, de la brillantez. El
sombrero amarillo representa el optimismo, el pensamiento positivo. El
participante con este sombrero intentará hacer ver el lado bueno de las cosas, lo
que puede aportar y beneficiar. Es el sombrero del pensamiento constructivo que
permite soñar con que las cosas puedan suceder. Como sucede con el sombrero
negro, el sombrero amarillo necesita ir acompañado de la lógica para valorar los
planteamientos dados, ya que si se tratase de una especulación o fantasía el
sombrero correcto sería el rojo, el emocional.
El poseedor del sombrero para pensar amarillo se sitúa en el mejor de los
escenarios posibles.
Sombrero verde.
El verde representa la naturaleza, la energía y el crecimiento. Es el
sombrero de la creatividad, del pensamiento creativo. Sirve de motivación artificial
para promover la imaginación de las personas que lo tienen puesto, aunque estas
crean que no son creativas. Todas personas vivimos en movimiento y tenemos
imaginación para generar nuevas ideas y alternativas. La creatividad no solo es
cosas de una persona, sino de todo el grupo, y el que tenga el sombrero puesto
será el creativo particular del momento que explorará las alternativas posibles.
La creatividad cede el juicio al movimiento, se parte de una idea para
generar otras por insignificante o estúpida que parezca, servirá de trampolín para
las siguientes. El poseedor del sombrero verde puede ser provocativo sin
necesidad de justificarse, incluso ilógico. Muchos de los mayores descubrimientos
científicos han sido fruto de errores o de accidentes, pero que despertaron en el
científico el interés necesario para estudiarlo.
Sombrero azul.
El azul es el color de la seguridad, del control y del buen hacer. El sombrero
azul gestiona el proceso del pensamiento, es como un pensamiento del
pensamiento. El participante con este sombrero realizará el resumen de lo que se
lleva dicho y con el que se van concretando las conclusiones de todo el
pensamiento colectivo. Se definen las pautas y propósitos para que el trabajo se
realiza correctamente.
La persona que coordina la reunión, el facilitador, tiene la función de
sombrero azul, ya que deberá de mantener el orden en la reunión y evitar las
discusiones inapropiadas. El coordinador puede tener el rol exclusivo de sombrero
azul, pero los demás participantes también pueden hacer uso de él para expresar
sus comentarios sobre el proceso de pensamiento que está teniendo lugar. Sin
embargo, el coordinador será el único que autorice siempre el cambio de
sombrero, bajo su potestad de sombrero azul permanente.
El sombrero azul será el que ponga punto final a la toma de decisiones de
la acción que se vaya a desarrollar, por lo que será también el último sombrero
que participa durante la reunión.
El tiempo que cada participante debe tener el sombrero puesto debe ser el
mínimo posible (por ejemplo 1 minuto, salvo para el rojo que será menos ya que
no exige explicaciones). La secuencia de sombreros puede cobrar muchas
dimensiones, pero por regla general se suele empezar con un sombrero azul al
inicio y otro al final, entre medias el resto de sombreros pasando siempre bajo la
supervisión del sombrero azul que organiza todo.
Esta técnica es muy utilizada en el ámbito de los negocios, en las fases
creativas del desarrollo de negocio, pero puede ser utilizado para la resolución de
todo tipo de problemas en grupo e incluso para nuestra vida cotidiana. ¿Qué
sombrero para pensar te gustaría tener puesto ahora mismo? Ponlos todos y
encontraras una solución eficiente.
1. Los contenidos
Por contenidos se entienden todo aquel conjunto de informaciones y datos
recabadas, sean del medio externo o provenientes del propio sujeto. Se trata
principalmente de los datos, sin que se haya realizado ningún tipo de trabajo sobre
ellos. En definitiva, estamos hablando del elemento básico desde el cual el
organismo trabaja para elaborar contenidos a partir de operaciones.
Dentro de los contenidos, podemos encontrar diferentes tipos de
información.
Figural: se trata de la información visual que captamos, es decir las
imágenes
Simbólica: se trata de la información también visual, pero en este caso son
elementos empleados como signos de un lenguaje para representar un concepto o
idea y que no tienen sentido por sí mismos.
Semántica: contenidos mentales vinculados al significado de los símbolos.
Conductual o comportamental: todo aquel dato proveniente de la
vinculación con el medio o con otros individuos. Incluye gestos, deseos,
intenciones o actitudes.
3. Los productos
Los productos pueden entenderse como el resultado de las
transformaciones realizadas mediante las operaciones a los contenidos. Así, hace
referencia a la expresión o respuesta generada por éstos, sea bien conductual o
mental.
Dentro de los productos, la teoría de la inteligencia de Guilford considera la
existencia de varias tipologías.
Unidades: respuestas simples y básicas. Una palabra, idea o acción
elemental.
Clases: conceptualizaciones u organizaciones de unidades semejantes en
algún sentido.
Relaciones: se trata de la idea de una conexión entre las distintas
informaciones manejadas. Por ejemplo, se vincula el rayo al trueno.
Sistemas: organizaciones de diversas informaciones que interactúan entre
sí.
Transformaciones: cualquier modificación llevada a cabo respecto a la
información captada.
Implicaciones: establecimiento de conexiones entre informaciones
sugeridas por algún elemento concreto sin que dicha conexión aparezca
específicamente como información. Se establecen relaciones de causalidad o
covariación entre elementos.
Bibliografía
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