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Teófilo Santos Valeria

Santibañez López Anette


Grupo 406A LEO

Estimulación sensorial temprana en niños

En los primeros años de la vida, el cerebro está ocupado construyendo su sistema de


cableado neuronal. La actividad en el mismo articula pequeñas conexiones eléctricas
llamadas sinapsis. La cantidad de estimulación que reciben los niños afecta directamente a
la cantidad de sinapsis que se forman. La estimulación repetitiva y consistente refuerza
estas conexiones y las hace permanentes pero, si no se usan, pueden acabar
desapareciendo y ocasionando trastornos del procesamiento sensorial, que mencionaremos
más adelante.
La estimulación sensorial se refiere a la entrada de información que rodea a nuestro sistema
nervioso, mediante los sentidos para crear percepciones y sensaciones, aplica para niños
de 0 a 6 años, donde con ayuda del tutor, realizan actividades que fortalecen y amplían las
conexiones neuronales del cerebro del niño.
Esto produce un mayor desarrollo de sus capacidades cognitivas y psicomotrices. Para ello
se recurre a actividades lúdicas para atraer la atención del bebé hacia uno de sus sentidos
o varios a la vez. Se estimulan las sensaciones dejando que el niño las registre y tenga
oportunidad de experimentar con ellas a la vez que disfruta de sus sentidos.
Entre los muchos beneficios de la estimulación sensorial se encuentran:
● El favorecimiento de el lazo entre padres o tutores y los niños.
● La exploración del mundo interior y exterior del niño.
● Aumenta la curiosidad, atención, concentración y el deseo por el aprendizaje.
● Estimula la comunicación no verbal.
● Promueve el pensamiento lógico.
● Favorece la aceptación de nuevas sensaciones, alimentos, texturas, juegos,
experiencias.
● Ayuda a la adaptación del niño al entorno.
● Estimula la creatividad.
● Favorece la autonomía personal del niño.
● Contribuye al desarrollo del lenguaje y la comunicación.

Las sensaciones en esta etapa son una de las fuentes principales y de las más importantes,
para adquirir conocimiento y, por lo tanto, el aprendizaje de los niños va a depender de
todas las sensaciones que reciba de su entorno. Estas son exploradas por los sentidos y
suponen una estimulación fundamental en el crecimiento estructural del cerebro y su
desarrollo.

Estimulación auditiva
A través de actividades auditivas se agudiza la percepción, se estimula la actividad física, se
mejora la motricidad y coordinación del niño y se favorece el desarrollo del lenguaje.
Algunas actividades que se pueden realizar son: utilizar sonajeros o juegos que emitan
sonidos o música, imitar sonidos de animales, hacer que el niño imite diversas acciones y
sonidos.

Estimulación visual
El aula debe estar pintada con colores diferentes y con objetos de varios tamaños, formas y
tonalidades para estimular la visión. Esto le permitirá adoptar herramientas para convivir en
su entorno e interactuar y relacionarse con los demás. Entre las actividades que se pueden
llevar a cabo estarían: juegos con espejos u objetos en los que se reflejen, jugar con luces o
juguetes luminosos o esconder objetos para que el niño los busque.

Estimulación táctil
Es, quizás, la forma de estimulación más importante, ya que es el sentido que está presente
desde el comienzo de la vida y el que más información confiere al pequeño. Mediante su
estimulación, las conexiones cerebrales se desarrollan y se estimulan para un mejor
desarrollo cognitivo y psicoemocional. Para estimularlo, se puede jugar con plastilinas u
objetos de varias texturas, envolver al niño en diferentes tejidos o hacer que sus partes del
cuerpo experimenten diversas sensaciones: frío, calor, aire, peso, etc.

Estimulación olfativa
Desde el nacimiento, el niño comienza a desarrollar este sentido, reconociendo el olor de la
madre o el de la leche materna. Para fomentarlo es importante rodearlo de aromas
agradables y no demasiado intensos e irle acostumbrando a olores comunes en sus juegos
diarios: frutas, flores, comidas, etc.

Estimulación gustativa
El del gusto es un sentido que el niño va aprendiendo porque no aparece desde el principio.
Gracias a él, se regulan y se desarrollan también procesos como el de succión, masticación,
deglución y control del babeo. Para ello, se puede experimentar con comidas de sabor muy
marcado para ver su reacción, realizar masajes en la boca para estimular el sistema
orofacial y variar los alimentos para que se acostumbre a todos los sabores y texturas.

Trastorno del procesamiento sensorial

Los problemas de procesamiento sensorial a menudo se reconocen por primera vez durante
los primeros años de la infancia, cuando los padres notan que un niño tiene una aversión
inusual al ruido, la luz, los zapatos que se sienten muy apretados y la ropa que irrita la piel.
También podrían notar falta de agilidad y problemas para subir escaleras, así como
dificultad con las habilidades motoras finas, como sostener un lápiz y abrochar botones,
hacer berrinches cuando se intenta vestirlos, o chocar con paredes o personas.
Se refiere a que los niños presentan dificultades para interpretar y organizar la información
captada por los diferentes sentidos. Los niños también pueden tener problemas para ser
conscientes de su cuerpo o batallar con el equilibrio y la coordinación.
Las dificultades del procesamiento sensorial pueden obstaculizar el éxito escolar de los
niños. Por ejemplo, los niños sensibles pueden sentirse abrumados por las luces brillantes o
los ruidos fuertes, como los gritos de los niños en el recreo. O pueden tener problemas para
prestar atención porque su ropa les resulta incómoda. Los niños poco sensibles pueden
estar nerviosos y tener dificultad para quedarse quietos. Podrían meterse en problemas
porque quieren recibir estimulación sensorial al chocar contra las cosas, saltar o estrellarse
contra otros niños.
Los niños pueden tener dificultad para permanecer sentados o para concentrarse. O
pueden tener una crisis nerviosa durante las transiciones de una actividad a otra.
Identificación:
● Hiperactividad
● Problemas para socializar
● Bajo rendimiento escolar
● Falta de concentración al realizar una tarea
● Impulsividad
● Impaciencia
● Inquietud
● Frustración al no hacer lo que ellos digan

Los niños que son hiposensibles anhelan la estimulación, les encantan las actividades de
saltar, de chocar suave y también bruscamente con cosas y personas, así como la presión
profunda como la que proporcionan los abrazos de oso apretados. Los niños con
hiposensibilidad están en movimiento constante, anhelan movimientos rápidos, giratorios
y/o intensos, y aman ser arrojados en el aire y saltar sobre muebles y trampolines.

Si son hipersensibles, tienen dificultad para entender dónde está su cuerpo en relación con
otros objetos y pueden tropezar con cosas y parecer torpes, esto se debe a problemas para
detectar la cantidad de fuerza que están aplicando, pueden rasgar el papel al borrar,
pellizcar demasiado fuerte o lanzar al piso objetos bruscamente. Los niños hipersensible
pueden sentir miedo de las actividades que requieren un buen equilibrio, incluyendo trepar
en los juegos del parque, andar en bicicleta o balancearse en un pie, especialmente con los
ojos cerrados. Ellos también pueden parecer algo torpes.

Mejora de la concentración

Es importante tomar en cuenta que para captar la atención de los niños, no solo hablamos
con la voz, también transmitimos con nuestro cuerpo, con nuestras expresiones, con
nuestras manos, etc. Por esto debemos mantener una postura abierta y orientada hacia los
niños y mantener contacto visual mientras les hablamos, además de que es importante
hablarles por su nombre.

Una dispersión atencional supone una disminución de su concentración e incluso los niños
pueden desarrollar síntomas de estrés. Así, en numerosas ocasiones, aprender a mantener
la atención y la concentración en casa y en la escuela, puede suponer todo un reto para los
más pequeños.

Consejos prácticos para la estimulación de la atención:

● Buen descanso.
● Marcar el tiempo de la actividad.
● No realizar actividades demasiado largas en el tiempo.
● Evitar distracciones.
● Seleccionar una zona de la casa como lugar de trabajo.
● Buena ventilación y luz.
● Evitar distractores.

Juegos para mejorar la concentración y atención


● Conecta cuatro o los tres en raya.
● El dominó.
● El veo, veo y las adivinanzas.
● Sopa de letras
● Crucigramas
● Laberintos
● Colorear mandalas
● Buscar diferencias en imágenes

Obedecer indicaciones

Para que un niño pueda obedecer indicaciones es importante, desde el principio, evitar caer
en amenazas o castigos y ser un ejemplo para ellos y para que puedan seguir conductas
correctas. En realidad, que los niños nos hagan caso a la primera y respondan a nuestras
demandas de manera efectiva, necesita de un trabajo diario basado en la constancia, las
normas firmes y una adecuada comunicación emocional. Debemos hacerle entender a los
niños que cada norma tiene una finalidad, que cada demanda que les hacemos, así como
cada prohibición, responde esas normas de convivencia a las que debe atenerse.

● La exigencia de obedecer debe hacerse de forma gradual. No se puede pasar de


cero a cien. Es adecuado empezar pidiendo obediencia en tareas que para ellos son
fáciles y agradables y, cuando esto se haya asentado, ir subiendo poco a poco a otro
nivel de exigencia.
● Las instrucciones sobre lo que el niño debe hacer deben ser sencillas y claras.
Deben expresarse siempre en un tono normal y a su nivel, nunca gritando o
imponiendo liderazgo “yo contra ti”.
● Dichas instrucciones deben darse de una en una. Es mejor evitar dar muchas
indicaciones al mismo tiempo.
● El niño debe acostumbrarse a recibir las órdenes una o dos veces para ser
obedecidas. Si pasamos de ahí, lo único que conseguiremos será alterarnos
emocionalmente. A partir de la tercera orden «no oída», tendrá la consecuencia a su
desobediencia, y el niño debe saberlo.
● Hay que acompañar la buena conducta del niño con elogios y, ocasionalmente, con
pequeños premios. Enalzarlo y ofrecerle cariño cuando hace las cosas bien y
obedece son el mejor de los premios que puede recibir.
● De la misma forma, las situaciones en las que el niño no obedece deben tener una
consecuencia (como por ejemplo, privarle de algo que le gusta) pero nada más, sin
que obtenga una atención extra de la mala conducta y se esté toda la jornada
aludiendo a ella.
● Evitar el castigo continuo. Llega un momento en el que los niños se hacen inmunes
a él. Por eso es más adecuado el valor positivo a la buena conducta y la ignorancia
a la mala, que una riña constante.
● Es importante tomar en cuenta que es un proceso que requiere de bastante
paciencia y que tendrá un proceso diferente de acuerdo a cada niño.
Fuentes
● https://colegiocambridge.edu.co/diez-consejos-basicos-para-que-tu-hijo-te-obedezca/
● https://hospitalveugenia.com/atencion-temprana/recomendaciones-para-mejorar-la-a
tencion-en-los-ninos-y-aprendizaje/
● https://childmind.org/es/articulo/problemas-de-procesamiento-sensorial-explicados/
● https://childmind.org/es/articulo/problemas-de-procesamiento-sensorial-a-los-ninos-e
n-la-escuela/
● https://www.unir.net/educacion/revista/estimulacion-sensorial-educacion-infantil/
● https://tripijocs.com/blog/ambitos-de-desarrollo/estimulacion-sensorial/

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