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UNIVERIDAD TECNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


CARRERA DE EDUCACIÓN INICIAL ON LINE
CATEDRA DE DESARROLLO INFANTIL
TEMA: LA SOBRE ESTIMULACIÓN INFANTIL

Introducción

Estimular al bebé significa facilitar espacios y contextos de aprendizaje, de


despertar sus sentidos, la curiosidad del niño, facilitarle experiencias variadas, pero
también de permitirle que descubra por sí mismo y vaya poco a poco madurando y
creciendo.

Hablamos de sobreestimulación o hiperestimulación cuando proporcionamos al


niño estímulos superiores a los que pueda tolerar en relación a su edad o en cantidad tal
que no puede procesarlos adecuadamente. O cuando pretendemos que el bebé o niño
esté siempre activo y haciendo cosas sin valorar la importancia que tiene que el niño
esté tranquilo y en calma. Si le proporcionamos juegos o juguetes con cantidad de
ruidos, luces, botones, imágenes, o cuando les sentamos sin límite delante de la tele o la
tablet viendo dibujos para que estén entretenidos.

Estimular no significa acelerar su desarrollo, ni adquirir ciertas habilidades antes


de tiempo, ni ofrecerle continuamente actividades y materiales para que "se desarrolle
más rápido" o "aprenda más". Estimular implica conocer y respetar el momento
evolutivo de cada niño, y darle lo que necesita y lo que por edad puede hacer.

El cerebro de un bebé está inmaduro, lo que reporta un gran beneficio sobre los
ellos porque permite la plasticidad cerebral y, por ende, una mayor capacidad de
aprendizaje. De este modo, este proceso de maduración se produce durante toda la
infancia, la adolescencia y no concluye hasta los 28-30 años.

SAMPEDRO MACÍAS SARA ESTHER


Una de las consecuencias que puede tener la sobre estimulación es sobre los
procesos perceptivos y atencionales, ya que, los diversos estímulos presentados luchan
por captar la atención del bebé antes de poder haber asimilado los anteriores. Por
ejemplo, esto sucede con el uso de las pantallas, ya que, dichos dispositivos dificultan el
aprendizaje de los niños porque éstos mantienen un esfuerzo constante por filtrar
información y generar una gran velocidad perceptiva y de procesamiento de la
información que provoca un desgaste de su capacidad de comprensión lectora, entre
otros. Por ello, que muchos niños tienen dificultad para extraer la idea principal de un
texto.

Muchos padres tienen el afán de que sus hijos sean más inteligentes y de que
adquieran muchas habilidades. Debido a esto, exponen a los niños a estímulos excesivos
y/o precoces, como, por ejemplo, tareas demasiado complejas antes de que su cerebro
esté preparado para tal tarea. De este modo, y tal y como muestran las últimas
investigaciones el entrenamiento en tareas demasiado complejas antes de que el cerebro
esté completamente desarrollado puede producir déficits en la capacidad de aprendizaje
y en el desarrollo de las funciones ejecutivas, además de generar tensión, estrés y
ansiedad, y en vez de hacer un bien en el desarrollo de esas habilidades se hace un gran
daño.

En primer lugar, es muy importante respetar el ritmo de cada niño. Como ya


hemos mencionado anteriormente, el cerebro de cada niño madura a un ritmo propio por
lo que lo más seguro es que fracasemos si intentamos hacer una actividad para la que
nuestro cerebro aún no está preparado.

Se debe aprovechar aquellos momentos en los que el niño está predispuesto a


aprender. No podemos obligar a un niño a ser estimulado sin tener apenas descanso.

Por otro lado, debemos dejar tiempo a los niños para que se aburran. Así
aprenderán a tener paciencia y, además, estamos entrenando a su cerebro a relajarse, a
parar y a ser paciente.

Es recomendable estimular con actividades tranquilas, como leer o dibujar, de


modo de antídoto. En la medida de lo posible, debemos evitar pantallas con demasiados
estímulos visuales y auditivos, ya que, de esta manera también estaríamos estimulando
el espíritu creativo de los niños.

SAMPEDRO MACÍAS SARA ESTHER


Conclusión

Si proporcionamos un juguete o actividad para el que no está preparado, no


podrá hacerlo, y se sentirá frustrado por no poder completarlo o realizarlo correctamente
y acaben teniendo un concepto de sí mismo negativo, lo que influirá en su autoestima.

Sobrecargar el cerebro de estímulos produce, además, que el cerebro no sepa a


qué estímulos atender, y que, ante la ausencia de estímulos, el cerebro no se active, es
decir, el nivel de estimulación debe ser muy alto para que se ponga en marcha. Lo que
se traduce en dificultades o problemas atencionales.

Los riesgos de la sobreestimulación son las dificultades de atención, niños


demasiado "inquietos" y frustración.

Bibliografía

Jimena O (2017), Portal de Educación Infantil y Primaria ¨Qué puede


ocurrir si sobreestimulamos a los niños¨, Guiainfantil.com

SAMPEDRO MACÍAS SARA ESTHER

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