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La personalidad. Desarrollo de las principales teorías psicológicas.

A lo largo de la historia se ha tenido el interés de dar una explicación acerca del cómo y por
qué el ser humano se comporta frente a distintos factores ambientales biológicos y sociales,
o cómo es que estos afectan la conducta del individuo.
Es por ello que en la psicología toma gran relevancia el estudio de la personalidad, que fue
definida como la integración de todos los rasgos y características del individuo que
determinan una forma de comportarse. A lo largo de este escrito encontraremos y
describiremos las principales teorías psicológicas sobre la personalidad, la cuales se pueden
plantear desde tres miradas diferentes
a) la organización total de las tendencias reactivas, patrones de hábitos y cualidades
físicas que determinan la efectividad social del individuo, b) como un modo habitual de
ajustes que el organismo efectúa entre sus impulsos internos y las demandas del
ambiente; y c) como un sistema integrado de actitudes y tendencias de conductas
habituales en el individuo que se ajustan a las características del ambiente (Montaño
Sinisterra, Palacios Cruz, & Gantiva, 2009)
Adicional a lo anterior, los planteamientos psicológicos hacen referencia a un conjunto de
cualidades propias de cada persona en particular categorizadas en
a)la clasificación de los atributos personales, que hacen referencia a la organización
del ser humano en las diferentes etapas del desarrollo; b) los biológicos y los
conductistas la definen en términos de ajuste, debido a que es un fenómeno de la
evolución que se refiere a un modo de supervivencia o de adaptación al medio a
partir de las características del individuo; y c) la personalidad definida a partir de las
diferencias individuales, es decir, que las características que posee un miembro
difieren de las características de otro individuo de su mismo grupo (Montaño
Sinisterra, Palacios Cruz, & Gantiva, 2009)
A partir de las características definidas en el estudio de la personalidad encontraremos
diferentes términos que son de previa importancia revisar como temperamento, conducta,
desarrollo, diversidad humana y carácter.
La perspectiva psicoanalítica.
La idea central de esta perspectiva es el inconsciente, encontraremos a diferentes autores,
autoras y teorías, dos de los más importantes exponentes son Sigmund Freud, que propone
que el inconsciente está formado por deseos sexuales y agresivos que no son aceptables
para la personalidad consciente. Y Carl Jung, para él el inconsciente no es primordialmente
sexual y consiste en motivaciones más generales, las cuales pueden tener un contenido
espiritual. A pesar de las variaciones, los psicoanalistas comparten postulados
característicos:
1.- la personalidad está fuertemente influida por determinantes inconscientes.
2.- el inconsciente es dinámico o motivacional, y está en conflicto con otros
aspectos del inconsciente y con la conciencia.
3.- el inconsciente se origina en la experiencia temprana. (C. Cloniger, 2003)
 Sigmund Freud.
El psicoanálisis, como lo concibió Freud, pone énfasis en las fuerzas del inconsciente, los
impulsos biológicos del sexo y la agresión.
Para definir la personalidad, Freud propone las siguientes tres estructuras que aparecen
durante el desarrollo de la vida: el ello, que es la única estructura que se encuentra presente
en el nacimiento y es totalmente inconsciente. Se interesa en satisfacer los deseos del niño
con el fin de evitar el dolor. “Funciona según el principio de placer, en otras palabras, es
hedonista y su objetivo es satisfacer sus deseos, lo cual reduce la tensión y por lo tanto trae
placer” (C. Cloniger, 2003); el yo, que es la estructura que conduce a la unidad de la
personalidad y está en contacto con el mundo real. Opera de acuerdo con el principio de
realidad. Busca satisfacer los deseos del ello en el mundo exterior, por medio del
razonamiento inteligente y; el superyó, que es el representante interno de las reglas y de las
restricciones de la familia y la sociedad. El superyó también nos va a presentar con un ideal
del yo, con la imagen de lo que queremos ser y de nuestros estándares internos.
Freud pensaba que, todas las conductas son defensivas, pero que no todos empleamos las
mismas defensas de igual manera. Para explicar esto, desarrolló y describió una serie de
Mecanismos de defensa:
Represión, implica la negación inconsciente de que existe algo que produce
ansiedad. (C. Cloniger, 2003). Es una forma inconsciente de olvidar algo que nos
produce malestar o dolor, es el mecanismo de defensa más utilizado y básico.
Negación, es la acción de negar que existe una amenaza externa o una experiencia
traumática. Formación reactiva, implica expresar un impulso del ello que es
contrario al que realmente mueve a la persona. Proyección, conlleva a atribuir un
impulso perturbador a otra persona. Regresión, implica retroceder a un periodo
anterior de la vida menos frustrante, observar las conductas pueriles y de
dependencia características da esa época más segura. Racionalización, consiste en
reinterpretar la conducta para que resulte más aceptable y menos amenazadora.
Desplazamiento, implica transferir los impulsos del ello procedentes de un objeto
amenazador o inevitable a otro sustituto que esté disponible. Sublimación,
modificar o desplazar los impulsos del ello dirigiendo la energía instintiva hacia
conductas socialmente aceptables (C. Cloniger, 2003).
Freud piensa que los mismos impulsos del ello nos mueven a todos, pero la naturaleza del
yo y la del superyó no son universales. Si bien, estas estructuras de la personalidad cumplen
iguales funciones para todos, su contenido varía de una persona a otra. Son diferentes
porque se forman a través de la experiencia y no hay dos sujetos que tengan exactamente
las mismas experiencias.
Por tanto, Freud aseguraba que una parte de nuestra personalidad se forma debido a las
relaciones únicas que tenemos de niños con distintas personas y objetos. Tomando en
cuenta lo anterior, “plantea que la personalidad se desarrolla en la medida que una persona
logra satisfacer los deseos sexuales durante el curso de su vida, es decir, que la
personalidad está determinada por la manera en que se aborda cada una de las etapas
psicosexuales” (Montaño Sinisterra, Palacios Cruz, & Gantiva, 2009), las etapas son cinco:
Etapa oral: este periodo comprende desde el nacimiento hasta los 18 meses y se
caracteriza básicamente porque el niño obtiene placer a través de succionar del
pecho de la madre y de masticar los alimentos.
Etapa anal: comprende de los 18 meses a los 3 años aproximadamente, en esta
etapa el placer del niño está concentrado en el ano y lo experimenta a partir de la
expulsión y retención de heces fecales.
Etapa Fálica: comprende de los 3 a los 6 años. Es una etapa muy importante
porque es el momento en que los niños comienzan a descubrir sus genitales. Por lo
que sea pegan mucho más al progenitor del sexo contrario, mientras que
experimentan sentimientos de rivalidad con el progenitor del mismo sexo.
Etapa de latencia: va de los 6 hasta los 12 o 13 años, Freud creía que en esta etapa
el interés por el sexo disminuye y los niños pueden jugar con los otros niños del
mismo sexo sin experimentar ninguna dificultad
Etapa genital: es el momento en el cual se despiertan los impulsos sexuales
permitiendo que el adolescente satisfaga todos los deseos reprimidos durante la
niñez (Montaño Sinisterra, Palacios Cruz, & Gantiva, 2009).
Para Freud el tipo singular de carácter de la persona se desarrolla en la niñez,
principalmente por medio de las interacciones entre padres e hijos. Consideraba que las
experiencias de la niñez eran tan importantes que aseguraba, para el quinto año de vida del
niño, su personalidad de adulto estaba firmemente configurada y cristalizada.
 Carl Jung
El propuso “lo que queremos llegar a ser y también lo que hemos sido determina la
personalidad” (P. Schultz & Schultz, 2010). Crítico a Freud por sólo haber subrayado la
experiencia pasada como moldeadora de la personalidad y por haber excluido el futuro,
creía que nos desarrollamos y crecemos independientemente de la edad, que siempre
estamos avanzando hacia un nivel más pleno de autorrealización.
Etapas del desarrollo según Jung
Niñez, el desarrollo del yo empieza cuando el niño distingue entre el sí mismo y los otros.
En esta etapa, su personalidad es poco más que un simple reflejo de la de sus padres (C.
Cloniger, 2003). Los rasgos importantes del yo no se comienzan a formar hasta que el niño
sabe distinguir la diferencia entre él y la gente, los objetos de su mundo, es decir, la
conciencia aparece cuando es capaz de decir yo (Montaño Sinisterra, Palacios Cruz, &
Gantiva, 2009).
De la pubertad a la adultez temprana: los adolescentes se deben adaptar a las exigencias
crecientes de la realidad. Se centra en el exterior: la educación, la carrera y la familia. (C.
Cloniger, 2003) Jung llama a este periodo el nacimiento psíquico, se caracteriza por las
dificultades y la necesidad de adaptarse. Las fantasías de la niñez llegan a su fin cuando el
adolescente confronta las exigencias de la realidad.
Edad madura: es el periodo de transición en el que el centro de la personalidad se
desplaza del exterior al interior con el propósito de equilibrar el inconsciente con la
conciencia (C. Cloniger, 2003). Los cambios fundamentales de la personalidad ocurren
entre los 35 y los 40 años. En la edad madura comienza el proceso de realización o
actualización de sí mismo, si logramos integrar el inconsciente y el consciente estaremos en
condiciones de alcanzar un nivel más alto de salud psicológica positiva, estado al cual Jung
denominó individuación.
Jung dice que, para lograr la individuación, las personas de edad madura deben abandonar
las conductas y los valores que dirigieron la primera mitad de la vida y encarar el
inconsciente, llevándolo a la conciencia y aceptando lo que les pide que hagan.
Jung propone que, solamente durante la primera mitad de la vida edificamos una
personalidad única, pero conforme vamos desarrollándonos, y encontramos la
individuación en la edad madura, aparece un tipo universal de personalidad en el cual no
predomina ningún aspecto.
En la teoría de Jung, la personalidad o psique, se compone de varios sistemas y estructuras
que influyen unos en otros, los principales son el yo, el inconsciente, y su gran
propuesta: el inconsciente colectivo.
El yo es el centro de la conciencia, dónde se percibe, se piensa, se siente y se recuerda. Y
en esta estructura van a confluir dos actitudes mentales antagónicas: la introversión y la
extroversión. “Según Jung, la energía psíquica se puede canalizar hacia afuera, hacia el
mundo exterior, o hacia adentro, hacia sí mismo” (P. Schultz & Schultz, 2010). Todos
podemos adoptar las dos actitudes, pero solo una va a dominar nuestra personalidad. Luego
entonces, la actitud dominante va a dirigir nuestra conducta y la conciencia de la persona.
La actitud que no será la dominante pasa a ser parte del inconsciente personal, desde donde
también afectará la conducta del individuo.
Bajo estas premisas Jung elabora ocho tipos psicológicos de personalidad basados en la
interacción de las actitudes de introversión y extroversión, y las funciones de pensamientos,
sentimientos, sensaciones e intuición, y que dividió en:
Reflexivo-extrovertido, que son personas lógicas, objetivas y dogmáticas.
Sentimental-extrovertido, que son personas emotivas, sensibles, sociables.
Perceptivo- extrovertido, personas sociables, amante de los placeres y adaptables.
Intuitivo- extrovertido, personas creativas, capaces de motivar a otros y de
aprovechar las oportunidades. Las más interesadas en las ideas que en las personas,
los nombrará reflexivo-introvertido. Las personas reservadas, poco expresivas,
pero capaces de experimentar emociones profundas, serán Sentimentales-
introvertidas. Las perceptivo-introvertida, serán personas indiferentes en
apariencia, pero que se expresan en actividades estéticas, por último, las intuitivo-
introvertido, son las que muestran interés por el inconsciente más que por la
realidad cotidiana (P. Schultz & Schultz, 2010).
Después tendremos el inconsciente personal, para Jung, es el lugar donde se deposita el
material que en algún momento fue consciente pero que ha sido olvidado o reprimido
porque resultaba trivial o perturbador. Aquí, en el inconsciente personal, se guarda toda
clase de experiencias, y permanecerán ahí hasta la siguiente vez que sean recordadas. Al ir
almacenando en nuestro inconsciente, dice Jung, existe una agrupación de estas
experiencias a las cuales llamó complejos.
Y define los complejos como un “Núcleo o patrón de emociones, recuerdos, percepciones y
deseos dentro del inconsciente personal ordenados en torno a un tema común” (C. Cloniger,
2003), estos pueden ser conscientes o inconscientes.
Por último, abordaremos el inconsciente colectivo.
“La forma que adquiere el mundo en el que nace una persona es innata a ella, como una
imagen virtual” (C. Cloniger, 2003).
Para Carl es el nivel más profundo y menos accesible a la psique. Decía que el ser humano
como especie también almacena las experiencias de la especie humana en este inconsciente
colectivo. Es ese legado que va pasando de generación en generación, es todo ese cúmulo
de experiencias que relativamente han contado con pocas alteraciones y pasan a formar
parte de nuestra personalidad.
Por lo tanto, creía que la personalidad de cada individuo no solo se ligaba con la niñez, sino
también con el pasado, es decir, la historia de la especie. Para Jung, las experiencias añejas
contenidas en el inconsciente colectivo se van a manifestar a través de temas o patrones
recurrentes a los que llamó arquetipos.
La importancia de detenernos a revisar las concepciones del psicoanálisis sobre la
personalidad es que, sus concepciones serán la base de diversas teorías que abonarán al
psicoanálisis o bien serán críticos a él.
La perspectiva psicoanalítica social
 Alfred Adler
Según Adler, los sentimientos de inferioridad serán el estado normal de todas las personas,
serán la fuerza motivadora del comportamiento. Escribió “ser humano significa sentirse
inferior” (C. Cloniger, 2003).
Proponía que el crecimiento individual se obtiene por medio de la compensación, de los
intentos por superar las inferioridades reales o imaginarias. “a lo largo de la vida nos mueve
la necesidad de sobreponernos a esos sentimientos y de tratar de alcanzar niveles más altos
de desarrollo” (P. Schultz & Schultz, 2010).
El complejo de inferioridad, Adler proponía, comenzaba en la infancia, puesto que es la
etapa donde los niños pequeños son indefensos y dependen totalmente de los adultos. Es en
ese grado de indefensión y de subordinación, es donde los sentimientos de inferioridad son
inevitables, y se vuelven necesarios porque van a proporcionar la motivación para
esforzarse a crecer. El complejo de inferioridad puede tener tres fuentes: la inferioridad
orgánica, los mimos excesivos y el descuido.
A este complejo, sobrepone otro concepto que es el del complejo de superioridad, y se va a
presentar cuando el individuo compensa exageradamente los sentimientos normales de
inferioridad.
En este sentido cabría preguntarnos, ¿para qué liberarnos de los sentimientos de
inferioridad? o ¿cómo es que entendemos que son la fuente de la motivación y del
esfuerzo? El autor refiere que estos sentimientos son el impulso hacia la perfección, como
idea de alcanzar la plenitud personal, mencionaba que este objetivo era innato y dirigido
hacia el futuro (finalismo ficticio).
Esta meta última que es la superioridad o perfección, decía, tratamos de alcanzarla por
medio de diferentes patrones de conducta únicos, con características y hábitos que
llamamos estilo de vida.
Adler abona a la explicación de cómo se construye la personalidad, ciertos conceptos que
seguirán retomando algunos teóricos,
1.- El interés social, pensaba que la primera tarea que encontramos en la vida es llevarnos
bien con los otros. “Definiéndolo como la capacidad innata para cooperar con los otros a
efecto de alcanzar las metas personales y las sociales” (C. Cloniger, 2003). Pensaba que el
papel de la madre era vital para el desarrollo del interés social del niño “la madre debe
enseñar cooperación, camaradería y valor al niño. Los menores solo podrán actuar con
valor para tratar de lidiar con las exigencias de la vida si se identifican con los otros” (P.
Schultz & Schultz, 2010).
2.- Adler creía que el orden de nacimiento es una influencia social importante en la niñez
a partir del cual construimos nuestro estilo de vida.
“aun cuando los hermanos tienen los mismos padres y viven en la misma casa, su
ambiente social no es idéntico. Ser mayor o menor que otros hermanos y estar
expuesto a otras actitudes de los padres crean condiciones diferentes en la niñez que
contribuyen a determinar la personalidad” (C. Cloniger, 2003).
y escribió sobre cuatro situaciones: el primogénito, el segundo hijo, el hijo menor y el hijo
único.
3.- Los primeros recuerdos, según Adler, la personalidad se forja durante los primeros
cuatro o cinco años de vida. “Ya que descubre que no importaba mucho si los recuerdos de
sus pacientes eran hechos reales o ficticios” (C. Cloniger, 2003). Los primeros recuerdos
indican el estilo de vida que los van a seguir caracterizando de adultos.
4.- Análisis de los sueños. A diferencia de Freud que proponía que los sueños revelan
conflictos ocultos, Adler creía que los sueños implican lo que sentimos acerca de un
problema actual y lo que pensamos hacer al respecto. “En las fantasías de los sueños,
pensamos que podemos superar el obstáculo más difícil o simplificamos los problemas más
complejos. Luego entonces, los sueños están orientados al presente y al futuro, y no a
conflictos del pasado” (C. Cloniger, 2003).
La perspectiva de los rasgos
Esta perspectiva se refiere a las características particulares de cada individuo como el
temperamento, la adaptación, la habilidad emocional y los valores que le permiten al
individuo girar en torno a una característica en particular.
Es un constructo teórico que describe una dimensión básica de la personalidad. Aunque
difieran más ampliamente de lo que en general se reconoce las teorías de los rasgos
coinciden en algunas suposiciones básicas:
1.- los enfoques de los rasgos ponen énfasis en las diferencias individuales de las
características que son más o menos estables a través del tiempo y de las
situaciones.
2.- los enfoques de los rasgos ponen énfasis en su medición por medio de test, a
menudo cuestionarios de autorreporte (C. Cloniger, 2003).
Dos de sus representantes son Allport y Cattell, ambos teóricos coinciden en la importancia
que los factores genéticos tienen en la formación de los rasgos, pues creían que la
personalidad contiene un componente genético decisivo. “También se van a diferenciar de
los teóricos Psicoanalistas, porque su método psicoterapéutico no estará basado en el
estudio de caso o entrevistas a pacientes psiquiátricos, por el contrario, será a partir de la
observación de individuos sanos en un ambiente académico de laboratorio” (C. Cloniger,
2003)
 Gordon Allport
Define a la personalidad como “la organización dinámica, dentro del individuo, de los
sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos al ambiente”, (P. Schultz &
Schultz, 2010). Decía que somos reflejo de la herencia, que proporciona la materia prima
(psique, inteligencia y temperamento) y también del ambiente, que van a moldear, expandir
o limitar la personalidad.
Para el Allport existían dos personalidades, una en la niñez y otra en la edad adulta. Y creía
que las experiencias en la infancia no limitaban la personalidad del adulto. Con estas
premisas, a diferencia de las explicaciones psicoanalistas, va a anteponer el consciente del
inconsciente, el presente y futuro al pasado.
Propone 7 etapas del desarrollo,
1. Yo corporal, que se presenten los 3 primeros años de existencia, en esta etapa, el
niño tiene conciencia de su vida y distingue su cuerpo de los objetos del entorno.
2. Identidad del sí mismo, el infante comprende que su identidad permanece intacta a
pesar de los numerosos cambios que se están registrando.
3. Autoestima, el niño aprende a sentir orgullo por sus logros.
4. Extensión del sí mismo, esta etapa se presenta entre el cuarto y el sexto año de
vida, en ella el menor se da cuenta de que los objetos y las personas forman parte de
su mundo.
5. Autoimagen, el niño crea una imagen real e idealizada de su persona y de su
conducta; sabe que satisface o no las expectativas de sus padres.
6. El sí mismo como agente racional, Esta etapa se presenta entre los 6 y los 12 años,
el chico comienza a aplicar la razón y la lógica a la solución de los problemas
cotidianos.
7. El esfuerzo del proprium, esta etapa se presenta en la adolescencia, donde el joven
empieza a formular planes y metas a largo plazo. (C. Cloniger, 2003)

Edad adulta, la persona adulta madura normal desarrolla una autonomía funcional
que no depende de los motivos de la niñez, funciona racionalmente en el presente,
creando su propio estilo de vida de forma consciente (P. Schultz & Schultz, 2010).
Si bien al Allport considera que la personalidad adulta proviene de la niñez, comenta que
esta deja de estar dominada o determinada por los impulsos que se desarrollan durante esta.
Durante las etapas del desarrollo, se irán construyendo los rasgos de la personalidad, y los
definirá como características distintivas que rigen la conducta,
distingue 3 diferentes rasgos: los rasgos cardinales, que son los rasgos humanos más
generalizados y potentes, que van a tocar casi todos los aspectos de la vida. Los
rasgos centrales que son aquellos que sobresalen o describen el comportamiento de
una persona. Y los rasgos secundarios, que son los que menos influyen y se
manifiestan de un modo discreto y de manera irregular. (P. Schultz & Schultz,
2010).
Se apartará de la teoría de Sigmund Freud en que:
1- rechaza la idea de que las fuerzas inconscientes dominan la personalidad en los
adultos maduros, cree que el inconsciente solo es importante en caso de que se
presente alguna conducta neurótica o perturbadora.
2- Sostiene que no somos como decía Freud, cautivos de los conflictos que se
presentan en la niñez ni de las experiencias pasadas, por el contrario, nos regimos
más por el presente y por una visión del futuro. “Nos concentramos en dirigir
nuestra vida hacia el futuro, mientras que la psicología casi siempre trata de
encauzarla hacia el pasado” (C. Cloniger, 2003)

 Raymond Cattel
La teoría de la personalidad de Cattell, no se originó en un entorno clínico. Adoptó un
método rigurosamente científico que basó en observaciones de la conducta y en enormes
cantidades de datos. A través de un análisis estadístico factorial identificó rasgos. Este
análisis consistía en evaluar la relación entre los pares posibles de medidas tomadas a un
grupo de sujetos con el propósito de detectar factores comunes, a esos factores los llamó
rasgos, y los definía como elementos mentales de la personalidad.
“mientras no mientras no conozcamos los rasgos de alguien, no podremos predecir
cómo se comportará en una situación dada. es decir, si queremos entender
plenamente a alguien, primero tendremos que describir con precisión el patrón
global de rasgos que lo definen como individuo” (P. Schultz & Schultz, 2010).
Y los clasificó en 3 categorías los de capacidad, que determinan la eficiencia con la que
podemos esforzarnos para alcanzar una meta. Los de temperamento, que describen nuestro
estilo general de conducta en respuesta al entorno y, los dinámicos, que describen nuestras
motivaciones e intereses.
Cattell planteó 6 etapas del desarrollo de la personalidad:
Infancia: que va del nacimiento hasta los 6 años, en esta etapa se desarrolla el
destete, control del esfínter, formación del yo, superyo y actitudes sociales. Niñez,
entre los 6 y 14 años, y es la etapa formativa de la personalidad, es un periodo en el
que comienza la tendencia a independizarse de los padres e identificarse con los
coetáneos. Adolescencia, entre los 14 y 23 años, es la etapa más difícil y estresante,
durante esta etapa se desarrollan los conflictos relativos a la independencia, a la
autoafirmación y al sexo. Madurez, que comprende de los 23 a los 50 años, y suele
ser una fase productiva y satisfactoria en lo tocante a la carrera, el matrimonio y la
vida familiar. La personalidad se vuelve menos flexible que en etapas anteriores, por
lo cual estabilidad emocional mejora. Madurez tardía, de los 50 a los 65 años, y en
esta etapa pueden presentarse cambios de la personalidad ante circunstancias físicas
y sociales. Durante esta fase se reexamina los valores propios y se busca un yo
nuevo. La vejez, esta etapa comprende de los 65 años en adelante, y se hacen
ajustes ante varias clases de pérdidas fallecimiento del cónyuge de parientes de
amigos. Y sobreviene un sentido generalizado de soledad e inseguridad (P. Schultz
& Schultz, 2010).
La teoría humanista
El humanismo es una corriente de pensamiento que se centra en los intereses y los valores
del ser humano, esta teoría forma parte de un movimiento que florece en la psicología
durante las décadas de 1960 y 1970. Los partidarios de esta corriente se van a rebelar contra
el psicoanálisis y el conductismo, que hasta ese momento eran las dos grandes escuelas que
regían los estudios en la psicología en Estados Unidos.
Gordon Allport es quien acuñó el nombre de Psicología Humanista en 1930, y se considera
que él y Murray son los predecesores de este enfoque sobre los estudios de la personalidad.
En este texto, nos apegaremos a la cronología de nuestra fuente primaria, y expondremos en
este apartado las ideas de Abraham Maslow y Carl Rogers.
 Abraham Maslow
Al leer un poco sobre las biografías de estos teóricos, podemos encontrar que el escritor se
debe a su época, a sus experiencias vitales y desencuentros con ellas. Para Maslow fue
impactante vivir la segunda guerra mundial y el ataque a Pear Jarbor. Encontrarse de frente
con las expresiones más deshumanizantes, trajeron para él la necesidad de escribir y
estudiar los mejores ejemplos de la humanidad, a las personas más creativas, sanas y
maduras de la sociedad. Maslow creía que todos nacemos con las mismas necesidades que
nos permiten crecer, desarrollarnos y alcanzar nuestro potencial.
Maslow propuso una jerarquía de 5 necesidades innatas “(autorrealización, estima (por
parte del yo y de otros), pertenencia y de amor, seguridad (incolumidad, orden y
estabilidad), fisiológicas: alimento agua y sexo)” (P. Schultz & Schultz, 2010) que activan
y dirigen la conducta humana, y solo una domina nuestra personalidad. Las llamó
instintoides, porque tienen un elemento genético. Para Maslow todos venimos al mundo
dotados de estas necesidades, sin embargo, las conductas para satisfacerlas van a ser
aprendidas a partir de las experiencias sociales y, por tanto, van a variar en cada individuo.
Maslow también hablo sobre la autorrealización, diciendo que hay individuos que se
distinguen de otros por su motivación. Son personas que se interesan por alcanzar su
potencial, por conocer y comprender su entorno, y los impulsa algo a que lo Maslow llamó
metamotivación. Entre las características de estas personas autorealizadas, podemos
encontrar:
la percepción clara de la realidad; aceptación del yo, de otros y de la naturaleza;
espontaneidad, sencillez y naturalidad; dedicación a una causa; independencia y
necesidad de intimidad; frescura de apreciación; experiencia cumbre; interés social;
relaciones interpersonales profundas; tolerancia y aceptación de los otros;
creatividad y originalidad; resistencia a la presión social. (P. Schultz & Schultz,
2010).
Maslow tenía una visión optimista de la personalidad, se concentró en estudiar la salud
psicológica, el desarrollo y potencial del ser humano. Lo interesante de estas proposiciones
es que pensaba que teníamos una especie de libre albedrío frente a los factores biológicos, y
que, de alguna manera, nosotros somos responsables del grado de desarrollo de nuestra
personalidad.
 Carl Rogers
Rogers creó un método de psicoterapia centrada en la persona. Sugiere que la capacidad
para cambiar y mejorar la personalidad está en el interior del individuo. También va a
rechazar la idea de que el inconsciente o los sucesos del pasado van a controlar la conducta
actual. Si bien, admitía que las experiencias que uno tiene en la niñez van a afectar la
manera en que percibimos nuestro entorno y a nosotros mismos, son las emociones y los
sentimientos del momento los que influyen más en la personalidad.
Según Rogers, todos estamos motivados por una tendencia innata a mejorar el sí mismo.
Este impulso va a formar parte de una motivación básica del ser humano a la que llamó
tendencia a la realización. Esta va a abarcar todas las necesidades fisiológicas y
psicológicas. La tendencia a satisfacer las necesidades primarias, de alimento, agua y
seguridad.
Para Roger otro de los factores que construyen la personalidad son:
La consideración positiva, es la necesidad de aceptación, amor y aprobación
brindados por la gente. La consideración positiva incondicional, se refiere al amor
que la madre prodiga a su hijo de forma espontánea y plena, sin que esté
condicionada a la actuación del niño o dependa de ella. Por último, la consideración
positiva por uno mismo, que es el estado en el cual nos brindamos aceptación y
aprobación por uno mismo, es recíproca, porque cuando las personas la reciben y la
desarrollan por sí mismas, a su vez podrán brindar consideración positiva a otros.
(P. Schultz & Schultz, 2010)
Entonces para Rogers, los humanos son individuos conscientes y racionales, que no van a
estar sujetos a las fuerzas inconscientes del pasado. Cree que la personalidad se construye a
partir de las experiencias subjetivas del individuo, es decir, del mundo de su experiencia
con el objetivo de lograr su autorrealización, entendida como una idea o tendencia innata a
crecer y desarrollarse.
La teoría cognoscitiva.
Esta se va a centrar en cómo conocemos el ambiente y a nosotros mismos, cómo
percibimos, evaluamos, aprendemos, pensamos, tomamos decisiones y resolvemos
problemas.
 George Kelly
Para Kelly cada uno va a crear una serie de constructos cognoscitivos del ambiente, es
decir, que todos interpretamos y organizamos los hechos a través de las relaciones sociales
de nuestra vida en forma de un sistema o patrón. Él decía que, organizamos y percibimos el
mundo a través de las experiencias del mismo modo que un científico: formulamos
hipótesis (a través de la observación de lo que ocurre en la vida), y las comprobamos con la
realidad de la vida cotidiana (damos una interpretación personal y visión única). Dice Kelly
que, al construir un sistema, podemos prever situaciones, y estas formas de anticiparnos a
los hechos es la fluidez con la que se construye nuestra personalidad como un proceso en
constante movimiento.
Para explicar esto, escribió un corolario de constructos personales:
Construcción: dado que los sucesos repetidos se parecen, podemos prever o
anticipar cómo los experimentaremos en el futuro. Individualidad: las personas
perciben los sucesos de forma diferente. Organización: colocamos los constructos
en patrones, dependiendo de cómo captamos sus similitudes o diferencias.
Dicotomía: los constructores son bipolares. Elección: en cada constructo
escogemos la alternativa que más nos convenga, la que nos permita predecir el
resultado de sucesos futuros. Rango: los constructos se aplican a muchas
situaciones o personas, también se pueden limitar a una sola situación o persona.
Experiencia: estamos probando los constructos continuamente con base en las
experiencias de vida, para cerciorarnos que sigan siendo útiles. Modulación:
podemos modificar nuestros constructos en función de las experiencias.
Fragmentación: nuestro sistema global a veces contiene constructos contradictorios
o incompatibles. Comunalidad: nuestros constructos individuales no son
peculiares, pero los miembros de grupos o culturas compatibles a veces tienen
constructos similares. Sociabilidad: tratamos de comprender cómo piensan los otros
y de predecir lo que harán; después modificamos la conducta en razón de dichas
expectativas. (P. Schultz & Schultz, 2010).

Desde la óptica de Kelly las personas son seres racionales capaces de crear un sistema (los
constructos) que utiliza para percibir y entender el mundo. Cree que el ser humano tiene la
capacidad para dirigir su propia vida y cambiar cuando sea necesario, aunque existan
factores ambientales, éstos no nos determinan por completo. Considera que ni las
experiencias de la niñez o la adolescencia decretan el camino a seguir, porque confía que el
ser humano tiene los constructos necesarios para orientarse a futuro, porque puede preverlo
o anticiparlo.
La teoría conductista
Esta teoría se basa en la manera en que las personas van a responder a los estímulos del
entorno. En esta perspectiva no se hace referencia a los impulsos, motivos, necesidades o
mecanismos de defensa, pues creen que la personalidad es lo único que se puede observar o
manipular objetivamente. Por ello no sientan sus estudios en las fuerzas conscientes o
inconscientes, porque al no poderse ver no podían medirse. Para esta corriente la
personalidad es solo un patrón de conductas operantes, es decir, que la conducta es
controlada por sus consecuencias. Por lo tanto, es posible entrenar al ser humano para que
haga cualquier cosa, a través de reforzar el sistema de estímulo- respuesta, que nos arroje
un factor determinante.
Así estas reglas se pueden aplicar a cualquier problema de la vida real para modificar la
conducta. Brindando un reforzamiento positivo a la deseada y se ignorará la no deseada.
Cabe mencionar que esta teoría está enfocada más en evaluar la conducta, pues no dan una
clara definición de personalidad.
Durante todo el siglo XX se ha investigado desde diferentes posicionamientos teóricos y
metodológicos ¿qué es la personalidad? Por ello hacia finales de siglo surge la idea de crear
una teoría integradora de la personalidad.
Tenemos que admitir que una auténtica teoría de la personalidad tendría que ser
amplia, y dar cabida a todos los elementos relevantes del sistema global. No podrá
ser únicamente neurofisiológica, somática, emocional, conativa o cognitiva, sino
que deberá contemplar todos esos ámbitos. Una teoría de la personalidad no podrá
limitarse a describir o explicar el temperamento, el carácter o la inteligencia, sino
que deberá de incluir los 3 aspectos. Una teoría de la personalidad no deberá ceñirse
a interpretar únicamente la conciencia o el inconsciente, en la naturaleza o en la
cultura. Una teoría de la personalidad no podría teorizar solo sobre la especie
humana en general, sino que habrá de dar cuenta de las semejanzas y la diferencia
entre hombres y mujeres. una teoría de la personalidad no podrá ser solo sobre
genética o bien ontogenética. Orientarse solo hacia la conducta normal o la
psicopatológica, deberá aportar una explicación de ambas. Finalmente, una teoría de
la personalidad no se tendrá que inscribir a la identificación y descripción de
aspectos estructurales o bien dinámicos, sino que deberá contemplar la estructura y
los procesos. (Castro & Mabel, 2022)
El modelo actual de Millón, es el que más reconocimiento tiene. Extrae de las perspectivas
psicoanalíticas, cognitiva, interpersonal y biológica, diferentes ámbitos de la manifestación
de la personalidad como los mecanismos de defensa, representaciones objetales,
autoimagen, estilo cognitivo, comportamiento interpersonal y estado de ánimo/
temperamento.
Las construcciones teóricas de la personalidad han ido interactuando a lo largo de la
historia, y ha sido difícil llegar a una unificación. Puesto que la manera en que han tratado
de comprobarse o medirse cambia de unas a otras. La importancia radica en que al tratar de
explicar el por qué los seres humanos nos comportamos de tal o cual manera, y al centrar
sus estudios en tantos ámbitos del individuo, se han podido identificar elementos que
aporten a la construcción de la salud mental.

BIBLIOGRAFÍA
C. Cloniger, S. (2003). Terorias de la Personalidad. México: Prentiice Hall.

Castro, S., & Mabel, T. (15 de Mayo de 2022). Hemeroteca UNAD. Obtenido de Hemeroteca Unad:
http://hemeroteca.unad.edu.com
Montaño Sinisterra, M., Palacios Cruz, j., & Gantiva, C. (2009). Teorías de la personalidad. Un
análisis histórico del concepto y su medició. Psicología. Avances de una disciplina, 36.

P. Schultz, D., & Schultz, S. (2010). Teorías de la Personalidad. Méxivco: CENGAGE Learing.

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