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Resumen Final- Procesos

Procesos de Integración Regional (Universidad Siglo 21)


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Procesos de Integración Regional.
UNIDAD 1.

✔ Leonardo Granato y Oddone: El sistema internacional y la integración económica regional.


El Nuevo Orden internacional y la economía global.
Fin de la Guerra Fría 🡪 proceso de transformación estructural en el sistema internacional.
Se concentró en los países centrales, lo cual generó un gran impacto en el “orden económico y político internacional”.
Características de este nuevo orden:
- En el ámbito de la economía política mundial, se difundió la creación de bloques económicos regionales en paralelo
con el desplazamiento de una agenda militar-estratégica por una económica en la que la globalización parecía ser
algo contrapuesto a la bipolaridad.
- La consolidación de relaciones N-N entre las potencias mundiales y la interdependencia global como característica.
- Escenario de dos niveles: multipolar de actores económicos con tres centros de poder, el cual comenzó a
materializarse en organismos multilaterales y relaciones interbloques a partir de procesos de integración regional.
Unipolar con USA en el centro en términos de desarrollo militar- estratégico.
Debate sobre el concepto de globalización
Se localizan tres grupos intervinientes:
- Hiperglobalizadores. La globalización como la ampliación, profundización y aceleración de una interconexión mundial
de la mayoría de los aspectos sociales de la vida humana.
- Los escépticos. La globalización es un mito que oculta la economía internacional real, que está cada vez más
segmentada en tres bloques económicos importantes, donde los gobiernos nacionales siguen siendo muy poderosos.
- Los transformacionalistas. Los Estados y las sociedades experimentan un proceso de cambio profundo a medida que
tratan de adaptarse a un mundo cada vez más interconectado, pero a la vez más incierto.
Una visión latinoamericana de la globalización.
Proceso histórico que comenzó hace más de cinco siglos, aunque en tanto forma de ideología apenas supera los 20
años. El origen de la Glob, como proceso económico, está en la configuración del primer orden económico mundial: el
Mercantilismo. Es un proceso distinto y autónomo al de la historia del sistema mundial, es el eslabón de un largo
proceso que se inicia con la internacionalización y que sigue con la transnacionalización.
La globalización se convierte en ideología a través del paradigma de las relaciones interdependientes, sostiene que
existe una asociación entre desiguales a partir de la cual se configura la hegemonía de los más poderosos.
Relación entre globalización y regionalismo.
Existen dos perspectivas:
- Se ve al regionalismo como una alternativa a la globalización. Fragmentación global en bloques regionales y
posiblemente rivales, constituyendo una amenaza al multilateralismo. Genera fragmentación, dispersión y asimetrías
crecientes, visto en la creciente desigualdad tanto entre Estados, como a nivel intrasocietal.
- Como corolario de la globalización. El regionalismo como resultado lógico de la globalización. Desde los 70/80 se
comenzaron a conformar grandes bloques comerciales, dejando atrás el sistema westfaliano basado en la voluntad y
soberanía estatal por otro basado en nuevos estados comerciales, nuevas lealtades y centros de poder (USA, la CEE
y Japón), nuevas problemáticas y con distintos niveles de voluntad decisoria que se podrían plasmar en una nueva
estructura supranacional.
Los tiempos de regionalismo en América Latina
Encontramos dos tiempos bien diferenciados para el subsistema latinoamericano:
- Viejo regionalismo. (entre los ’60 hasta mediados de los ‘80) Apoyo a la estrategia de Industrialización por Sustitución
de Importaciones. Acuerdos poco profundos, altas barreras externas, relaciones Sur- Sur, bajo nivel de credibilidad,
pocos incentivos para la cooperación regional.
- Nuevo regionalismo. (década del 1990). O regionalismo abierto, apoyo a la reforma estructural y al proceso de
liberalización, concreción de acuerdos más profundos, crecimiento de las relaciones Norte- Sur, adecuación a las
reglas de la OMC, cooperación más allá del comercio (infraestructura, paz y democracia).
Relación entre globalización e integración económica.
La integración es vista como un recurso para los Estados, se presenta como la nueva base para la toma de
decisiones que contribuyen a lograr el desarrollo en un mundo globalizado. Los procesos de integración implican
nuevas realidades que se construyen de manera regional. La integración en este caso constituye una opción de
política internacional que logra convertir la cooperación y los ejes de interdependencia en ejes de coordinación
regional intergubernamentales o supranacionales.
El regionalismo se transforma en integración cuando los Estados soberanos toman la decisión política de unirse con
determinados fines y en determinadas condiciones a los efectos de un accionar conjunto y mancomunado para el
logro de una serie de intereses comunes que, en principio, suelen ser de tipo económicos.
Teoría de la integración económica.
La creación y el desvío de comercio: una forma de medir el éxito de los esquemas de integración económica.
Creación de comercio: consiste en sustituir una fuente de abastecimiento interno de un costo más alto, por una de un
costo menor de un país miembro.
Desvío de comercio: consiste en la sustitución de una fuente de menor costo de un tercer país, por una de mayor costo
de un país miembro.
Estos conceptos se utilizaron como medida de éxito o fracaso de un acuerdo económico regional.
El derecho producto de los procesos de integración económica.
Estudia y sistematiza las normas y principios que informan los diversos procesos y esquemas jurídicos de integración.
Este derecho se compone de normas, conductas y valores que involucran una serie de instituciones creadas a tal
efecto.
El derecho de integración es una rama autónoma del derecho, es un conjunto de medidas tendientes a abolir
progresivamente la discriminación entre las unidades económicas pertenecientes a diferentes naciones. No se lo debe
confundir con el derecho comunitario, el cual es un conjunto de normas propias de un ordenamiento jurídico creado
en un proceso de integración superior, que incluye tanto el derecho originario como el derecho derivado. Las
características del derecho comunitario son las siguientes:
- Autonomía.
- Pragmatismo. Es un intento de dar una solución, no respuestas totales.
- Operatividad. Se ejecuta por sí mismo.
- Flexibilidad. Cambian los problemas, muta su estructura y sus propósitos.
- Instrumentabilidad. Es un instrumento político.
- Prevalencia. Sus normas podrán ser prevalentes, directas y de aplicación inmediata.
- Supremacía. Normas soberanas y que se ajusten a ellas las demás normas, incluyendo las internas de los Estados.
Como consecuencia tenemos entonces la aplicabilidad inmediata, ya que el DC es derecho positivo al interior de los
Estados; aplicabilidad directa, ya que crea derechos y obligaciones para los particulares; y uniformidad, debe tener
una interpretación y una aplicación uniforme en todo el territorio comunitario.
En América Latina no se ha dado ningún proceso de derecho comunitario. Cabe aclarar que el DC crea derechos y
obligaciones para los nacionales de los Estados Parte y el derecho de integración no necesariamente.
Existen dos magnitudes:
a. Derecho de integración Primario o Inferior (ejemplo MERCOSUR).
b. Derecho de Integración Superior (ejemplo Unión Europea).
Sistemas de solución de controversias en los proceso de integración económica.
Pueden existir conflictos entre: Estado- Estado; entre un particular (persona física o jurídica)- Estado; entre dos
particulares. Para resolver estos inconvenientes se puede recurrir a los mecanismos propios del derecho
internacional: negociación, mediación, arbitraje, conciliación, o por otro lado, crear un órgano comunitario con
funciones jurisdiccionales permanente, cuyas decisiones obliguen a los Estados parte del bloque.

UNIDAD 2.

✔ Pérez Bustamante: La Unión Europea.


Tratado de Maastricht - 1992.
Consagró oficialmente el nombre de la Unión Europea. Nace la ciudadanía de la Unión, incorporando los derechos de
libre circulación y residencia en los Estados miembro, el derecho del sufragio activo y pasivo en las elecciones
municipales y al Parlamento europeo y el derecho de petición ante el Defensor del Pueblo, junto con la protección
diplomática y consular.
Su ratificación fue difícil debido a los debates que generaba el euroescepticismo, producto de una profunda crisis
económica en 1991 -1993. Sin embargo, en el Tratado se instituyó el régimen general de la cooperación reforzada, el
cual consiste en impulsar los objetivos de la Unión, proteger sus intereses y reforzar su proceso de integración.
Modificó el Tratado de la CEE, ampliando las políticas públicas de la Unión en escenarios como medio ambiente,
política industrial, cultura, educación, formación profesional y juventud. Se incluyó también la Política Exterior y de
Seguridad Común (PESC), marcando la cooperación sistemática y la preparación de acciones comunes.
Tratado de Ámsterdam – 1997.
Modificó la cooperación en los ámbitos de justicia y asuntos internos para crear el “Espacio de Libertad, Seguridad y
Justicia”, para lograr la libre circulación de las personas, ofreciéndoles un elevado nivel de protección a los
ciudadanos por ejemplo a través de la gestión de fronteras externas, al cooperación judicial, políticas de asilo e
inmigración, la cooperación policial y la lucha contra la delincuencia.
Sin embargo, este Tratado ha sufrido varias críticas con respecto a la ineficiencia para reforzar las instituciones
comunitarias, no haber solucionado el tema monetario, el déficit democrático de la Unión, y sin definir la personalidad
jurídica plena de la misma.
Se crea además el Alto Representante de la PESC en la figura del Secretario Gral de Consejo y se crea la Unidad de
Planificación y de Alerta Rápida, también el Comité Político y de Seguridad (COPS), el Comité Militar (CMUE) y el
Estado Mayor militar (EMUE), que pasaron a conformar la estructura militar permanente, de defensa autónoma y
operativa.
Tratado de Niza- 2001.
Buscaba preparar a la UE para la gran ampliación del Este (caída de la URSS), revisando los Tratados en cuatro
ámbitos principales: cooperaciones reforzadas, tamaño y composición de la Comisión, ponderación de las votaciones
del Consejo y ampliación de la votación por mayoría cualificada. Fue una reforma institucional técnica y limitada, que
buscaba además disminuir la complejidad del Derecho Comunitario de la Unión que se encontraba bastante disperso
entre Tratados, protocolos y anexos, camino que quedó abierto para futuras negociaciones.
Unión Monetaria.
La iniciativa emanó en principio del presidente francés Balladur, creía que para completar el Mercado Único era
necesario la Unión económica y monetaria y para eso la creación de un Banco Central Europeo. Para ello en 1988 se
proponen el estudio de las posibilidades y la estructuración de etapas para el avance de la iniciativa, decisión que se
toma en la Conferencia de Maastricht 1991. Se establecen tres fases:
Fase 1. 1990-1993. Aplicar la libre circulación de capitales, coordinación de políticas económicas y la intensificación
de la cooperación entre los Bancos Centrales.
Fase 2. 1994-1998. Convergencia de las políticas económicas y monetarias para sanear las finanzas públicas y la
estabilidad de precios, y la creación del Instituto Monetario Europeo y el Banco Central Europeo en 1998.
Fase 3. 1999🡪. Fijación de los tipos de cambio e introducción de una moneda única en los mercados cambiarios y
pagos electrónicos, y la introducción del euro fiduciario.
En el T de Maastricht también se establecieron condiciones para que los candidatos cumplan al entrar a la UM. En
principio se crea un área monetaria optima (AMO) para lograr las bases de una transición con un costo social lo más
bajo posible, la cual culmina con la creación del BCE. Se constituye en 1999 la Eurozona y en 2002 el Euro entra en
circulación.
Esta UM constituye una revolución mental, política y económica, generándose un gran aumento de los intercambios
intracomunitarios y haciéndose más efectivo el mercado único. Políticamente la UM representó una declaración de
independencia.
La crisis de la Eurozona:
En 2007 comienzan a aparecer problemas de confianza entre los Estados de la Eurozona en un contexto de
incertidumbre y dificultades crecientes. Es por ello que en 2011 el Consejo Europeo adopta las siguientes decisiones:
1. Pacto fiscal y regla de oro países del euro. Las admin públicas se comprometen a mantener un presupuesto
equilibrado o con superávit, y consecuente endurecimiento de las sanciones a los países que sobrepasen su déficit.
2. Coordinación económica de la Eurozona. Todas las políticas económicas de los Estados serán debatidas y
coordinadas en común.
3. Refuerzo de los fondos de rescate. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) pasa a ser gestionado por el
BCE.
4. Adelantamiento de la entrada en vigor del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Además se agiliza el sistema
de toma de decisiones.
5. El nuevo tratado intergubernamental. Sin GB, la nueva UE tendrá reglas fiscales muy estrictas, siendo el déficit tope
del 0,5% del PIB de cada Estado. Los que tienen una tasa superior deberán planificar y explicar cómo harán para
bajarlo. Se establece el techo de los fondos de rescate y se somete a los planes de emisión de deuda de los
miembros del Tratado 17+ a Bruselas.
La Carta de Derechos Fundamentales de la UE
Impulsada por la comunitarización en aspectos de Justicia e Interior del T de Ámsterdam. La nueva Carta se elaboró
por la participación de un representante de cada estado miembro y de la Comisión Europea, del Parlamento y los
Parlamentos nacionales. Fue aprobada en el 2000 y proclamada en Niza. Sin embargo, no se le otorgó ningún
carácter jurídicamente vinculante, por oposición de miembros como GB a asumir obligaciones pre constituyentes.
Adquiere el mismo valor y carácter jurídico vinculante que los Tratados recién con el Tratado de Lisboa en 2007. Esta
Carta reúne los derechos fundamentales vigentes en la UE, los ppios éticos y los derechos sobre ciudadanos y
residentes en cuanto a la dignidad, libertad, justicia, igualdad, solidaridad y ciudadanía.
El proyecto de Constitución y el Tratado de Lisboa.
En 2001 se acordó poner en marcha un proceso constitucional, planteando cambios y reformas necesarias tras la
revisión de los Tratados, para lo cual se convocó a una Convención sobre el Futuro de Europa. En 2002 la
Convención quedó encargada de redactar un borrador de la CE, para lo cual se inspiró en la Convención de Filadelfia
(Constitución de EEEUU de 1787). Se debatieron diversos modelos para la UE, y finalmente las novedades
incorporadas fueron la consagración de los valores y objetivos de la Unión, los derechos de los ciudadanos, la
atribución de una única personalidad jurídica a la Unión, la definición clara y estable de las competencias y la
distribución entre los Estados miembros y la UE. Se introdujo además la cláusula de retirada voluntaria por primera
vez en el proceso de integración. Se establece una nueva distribución de los escaños en el PE, se le asigna un
Presidente al Consejo Europeo, se asigna un Ministro de Asuntos Exteriores que funcionaba como Comisario y Alto
representante de la política exterior y de seguridad común.
La Constitución europea fue firmada en Roma en 2004, sin embargo en la fase de ratificaciones fue sometida a
referéndum en Francia y Holanda (2005), siendo rechazada y consecuentemente provocando una crisis institucional.
Existió un período de reflexión en el que se propuso un Tratado Simplificado, idea asumida y materializada por Angela
Merkel durante la presidencia de Alemania en el Consejo Europeo. Así fue como este último acordó en 2007 las
bases de un Nuevo Tratado para reemplazar a la constitución rechazada. El Tratado de Lisboa entonces fundó la
Constitución Europea constituida en tres partes: el Tratado de Unión Europea (TUE), el Tratado de Funcionamiento de
la Unión (TFUE) y la Tabla de Derechos.
La ampliación de la UE al centro y este de Europa. Nuevas peticiones de adhesión.
● Primera. Reino Unido, Irlanda y Dinamarca, 1972.
• Segunda. Grecia en 1981.
• Tercera. Portugal y España en 1986.
• Cuarta. Suecia, Finlandia y Austria, 1995.
Se habla de la quinta ampliación a la incorporación de los Estados europeos del Centro y Este de Europa. El Consejo
Europeo en 2002 admitió en Copenhague a los diez primeros candidatos de esta ampliación (Estonia, Letonia,
Lituania, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Chipre y Malta), formalizándose en el Tratado de
Atenas 2004. En 2007 ingresaron Rumania y Bulgaria, llegando a ser 27 Estados miembros.
Sin embargo, todo se complicó con la cuestión de Kosovo y su intento de independencia unilateral de Serbia a quien
se le ofreció el acelerado ingreso a la UE a cambio de esa independencia.
Otro de los casos complejos es el de Turquía, se le exigieron medidas al gobierno turco, adoptadas a lo largo de
2002, como la abolición de pena de muerte, el respeto a los derechos de los kurdos, el rechazo a intromisiones
militares, etc. y además se le instó a acelerar las reformas y carencias y garantizar la democracia, los DDHH y el
respeto y la protección a las minorías. A pesar del compromiso de Turquía a las reformas, Francia y Alemania se
opusieron a su ingreso a la UE, ya sea con un signo religioso, por el peso que obtendría proporcionalmente por su
densidad de población y la resistencia al reconocimiento del Genocidio Armenio de 1915.
Por otro lado, consideraban fundamental el fortalecimiento de las relaciones con Rusia y del intercambio con Ucrania,
Moldova y Belarús, aunque sin propiciar su adhesión, ya que Rusia lo seguía viendo como su área de influencia y por
lo tanto veía con hostilidad el vínculo de estos países con la UE y la OTAN.
Las relaciones mediterráneas de la UE: el Euromed y la UPM
En 1995 se organiza en Barcelona un encuentro entre los países europeos y los del sur del Mediterráneo, Magreb +
Turquía+ Egipto. Se estableció una Declaración en la que los países se comprometían a promover la democracia en la
zona, el respeto de los DDHH y las fronteras, a combatir el crimen generalizado y el tráfico de drogas. Por otro lado, se
estableció un plan de acción mediante el cual se cifró una ayuda comunitaria en 5.500 millones de euros entre 1995 y
2000, y se sentaron las bases para la franquicia de derechos aduaneros a efectos de la entrada de productos del Sur
del Mediterráneo hacia la UE, buscando establecer una zona de libre comercio para 2010. Debido a algunas
dificultades para la concreción de lo pautado, Sarkozy plantea la Unión para el Mediterráneo (UPM), la cual se
escenificó en 2007. Según lo que se pudo acordar allí, los países del Magreb exigieron una política agrícola europea
que permita la exportación de sus productos al Continente Europeo, la creación de un Banco Europeo Mediterráneo y
la supresión de las restricciones para facilitar el visado a jóvenes de esos países que busquen estudiar en Europa.

✔ Mellado Prado, Pilar- La reforma institucional en el tratado de Lisboa: “cambiar algo para que nada
cambie”.
De Niza a Lisboa, la larga travesía de la incertidumbre.
La UE desde sus inicios fue una planificación estrictamente racional: el establecimiento de lazos sólidos entre los
intereses económicos (recordar que empieza por la CECA) de naciones tradicionalmente enfrentadas. Se esperaba la
creación de una mutua y estrecha dependencia que conduciría a una aproximación política y en último término a un
gobierno común.
Aunque es innegable los avances del establecimiento de un Mercado Común, una unión económica y monetaria,
paradójicamente, reflejó que en el plano político o superestructural cada intento de apoderamiento de las instancias
de gobierno de la Unión tropieza con la resistencia de Estados miembro. La progresión de esta crisis es
indudablemente ascendente.
Por ejemplo, la ampliación de 2004 trajo a los Estados fundadores de Europa una cierta indigestión, diluyendo la
sensación de identidad común y de solidaridad que iba unida a la Europa más pequeña. Sin embargo, el error en sí,
no ha sido la ampliación en sí misma, sino el no haberse preparado para un funcionamiento más amplio. Es decir, la
ampliación se podría haber hecho más lentamente, preparando también a los ciudadanos europeos, evitando, por
ejemplo, que los electores franceses y holandeses se desquitaran con Europa por su frustración económica, cuando
la integración significaría más prosperidad. En este sentido, la Unión Europea se convirtió en un chivo expiatorio de
los fallos de los gobierno nacionales.
(Recordar charla de Fantini sobre Covid-19. Habla del virus como una lupa, que no muestra más que lo que existe, lo
que ya se venía gestando, como por ejemplo, la crisis europea, la falta de presupuesto en los países menos
desarrollados, la actitud de Bolsonaro y Trump, etc.)
Otro ejemplo, es el referéndum Irlandés sobre el Tratado de Lisboa en 2008, que culminó en un voto negativo de la
población de este país, frenando las intenciones de concretar la integración de los 28 países y reavivando la crisis de
confianza de los ciudadanos europeos hacia el modelo de gobierno europeo. Frente a esto se tuvo que agregar una
cláusula al Tratado (un chantaje según la autora), la cual concedía un representante irlandés permanente cada 5 años
en la Comisión. En 2009 se realiza nuevamente un referéndum y se ratifica el Tratado finalmente.
Las novedades institucionales: el triunfo del “mínimo común denominador” (método comunitario).
El Consejo Europeo y la creación de una presidencia estable.
El Tratado de Lisboa incluye al Consejo Europeo en el marco institucional de la Unión, junto al Parlamento Europeo,
el Consejo (de Ministros), la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Banco Central Europeo
y el Tribunal de Cuentas (art. 13.1 TUE).
El nuevo artículo 15.2 del TUE dispone que el Consejo Europeo está compuesto por «los Jefes de Estado o de
Gobierno de los Estados miembros, así como por su Presidente y por el Presidente de la Comisión». De esta forma,
el Tratado de Lisboa incluye en la composición del Consejo Europeo una nueva figura, el Presidente del Consejo
Europeo.
La reforma del Consejo Europeo vino impulsada principalmente por Francia y Alemania, y en menor medida por el
Reino Unido y España. En cuanto a la creación de una Presidencia estable del Consejo Europeo y no sometida a la
rotación cada seis meses, responde a la propuesta de los entonces Presidentes de la República francesa (J. Chirac)
del Gobierno español (J. M. Aznar) y del Gobierno británico (T. Blair), propuesta conocida como Propuesta ABC (por
las iniciales de los apellidos de quienes la hicieron) y recogida por el Presidente de la Convención sobre el futuro de
Europa.
El artículo 15.5 del Tratado de la Unión Europea dispone que: «El Consejo Europeo elegirá a su Presidente por mayoría
cualificada para un mandato de dos años y medio, que podrá renovarse una sola vez. En caso de impedimento o falta
grave, el Consejo Europeo podrá poner fin a su mandato por el mismo procedimiento». El Presidente del Consejo
Europeo «no podrá ejercer mandato nacional alguno» y deberá ser nacional de un Estado miembro. Por otro lado, la
actividad del Presidente no está sometida a ningún tipo de control por parte del Parlamento: únicamente, al término de
cada reunión del Consejo Europeo, el Presidente del Consejo Europeo debe remitir un informe al Parlamento Europeo.
En cuanto a sus funciones, el Presidente del Consejo Europeo:
a) Presidirá e impulsará los trabajos del Consejo Europeo;
b) Velará por la preparación y continuidad de los trabajos del Consejo Europeo, en cooperación con el
Presidente de la Comisión y basándose en los trabajos del Consejo de Asuntos Generales;
c) Se esforzará en facilitar la cohesión y el consenso en el seno del Consejo Europeo.
Asimismo, el Presidente del Consejo Europeo asumirá, en su rango y condición, la representación exterior de la Unión
en los asuntos de política exterior y de seguridad común, sin perjuicio de las atribuciones del Alto Representante de la
Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (artículo 15.6 TUE).
Todo esto se refleja en la elección del hasta entonces Primer Ministro belga, Hermann Van Rompuy –un político
desconocido en el contexto europeo e internacional– como primer Presidente del Consejo Europeo (2009). Es la
manifestación más evidente de que los Jefes de Estado o de Gobierno de la Unión no desean un nuevo dirigente
político europeo que se coloque por encima de ellos y que ensombrezca su propio liderazgo. Grave error que debilita
a la Unión Europea tanto en el ámbito interno como internacional.
En cuanto al Consejo en sí, el Tratado de Lisboa dispone con respecto a la votación dentro del mismo que «el
Consejo Europeo se pronunciará por mayoría simple en las cuestiones de procedimiento y para la aprobación de su
Reglamento interno» (artículo 235.3 TFUE) y por mayoría cualificada en otras ocasiones, como por ejemplo, la
propuesta al Parlamento Europeo del candidato a Presidente de la Comisión (artículo 17.7 TUE) o la elección del
Presidente del Consejo Europeo.
En cuanto a sus funciones, el Tratado de la Unión Europea dispone genéricamente que el Consejo Europeo «dará a
la Unión los impulsos necesarios para su desarrollo y definirá sus orientaciones y prioridades políticas generales»
pero «no ejercerá función legislativa alguna».
Resulta evidente entonces, que el incremento del peso específico del Consejo Europeo pone de relieve que el
principio intergubernamental, lejos de retroceder, se ha incrementado para compensar los avances del principio
supranacional a través del incremento de competencias del Parlamento Europeo.
** (Pensar en las teorías de las Unión Europea, específicamente en el debate entre Federalismo (supranacionalidad)
e intergubernamentalismo) **
La nueva figura del Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
El Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad es nombrado por el Consejo
Europeo, por mayoría cualificada, con la aprobación del Presidente de la Comisión.
El Tratado le otorga el mandato de contribuir con sus propuestas a elaborar la política exterior y de seguridad común y
a ejecutarlas como mandatario del Consejo, actuando del mismo modo en relación con la política común de seguridad
y defensa.
En consecuencia, presidirá el Consejo de Asuntos Exteriores, apoyándose en un servicio europeo de acción exterior,
servicio que trabajará en colaboración con los servicios diplomáticos de los Estados miembros y estará compuesto
por funcionarios de los servicios competentes de la Secretaría General del Consejo y de la Comisión y por personal
en comisión de servicios de los servicios diplomáticos nacionales.
El Alto Representante es también, por disposición del Tratado, uno de los Vicepresidentes de la Comisión. Como tal,
se encargará, dentro de la Comisión, de las responsabilidades que incumben a la misma en el ámbito de las
relaciones exteriores y de la coordinación de los demás aspectos de la acción exterior de la Unión.
Aunque la finalidad de esta figura es dotar de mayor visibilidad y coherencia la acción exterior de la Unión, el triple
papel que asume como parte del Consejo Europeo, Vicepresidente de la Comisión, y Presidente del Consejo de
Asuntos Exteriores, generará numerosos problemas y disfuncionalidades. Por ejemplo, en el caso de que se aprobara
una moción de censura contra la Comisión.
Además, al igual que ha ocurrido con el nombramiento de Van Rompuy como Presidente del Consejo Europeo, el
nombramiento como Alta Representante de Lady Ashton, una británica totalmente novata en un terreno tan
resbaladizo como la diplomacia, revela de nuevo la clara voluntad de los Estados miembros de oscurecer al máximo
la relevancia de este nuevo cargo europeo. Además, como en el caso del Presidente del Consejo Europeo, el Alto
Representante está exento de cualquier tipo de control por parte del Parlamento Europeo.
Por último, no podemos olvidar las seguras fricciones que surgirán entre el Presidente del Consejo Europeo, el
Presidente de la Comisión, y el Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, tres cargos a los
que el Tratado otorga funciones de representación exterior.
La Comisión Europea: su debilitamiento en el contexto institucional.
Al representar la Comisión el interés general de la Comunidad, los Tratados le atribuyen el poder de iniciar e impulsar
la política comunitaria, lo cual significa que el Consejo y el Parlamento Europeo sólo pueden decidir y ejercer sus
poderes normativos sobre la base de una propuesta de la Comisión. Sin embargo, en algunos casos, la especialidad
de los actos legislativos acepta que la iniciativa puede ser tomada por los otros organismos.
Por esta razón, decimos que la comisión no solo ha perdido el monopolio del derecho de iniciativa legislativa, sino que
sus iniciativas sufrirán a su vez un serio control por parte de los Parlamentos nacionales. El Tratado de Lisboa,
reconoce por primera vez a los Parlamentos nacionales como parte del tejido democrático de la Unión Europea, y en
consecuencia les otorga una participación más activa en las actividades de la misma.
El protocolo n°2 supone un fortalecimiento de los parlamentos nacionales a través de un “sistema de alerta temprana”,
mecanismo de control político a partir del cual todo parlamento nacional podrá dirigir a los Presidentes del
Parlamento Europeo, del Consejo y de la Comisión un dictamen motivado que exponga las razones por las que
considera que el proyecto no se ajusta al principio de subsidiariedad.
El Tratado de Lisboa, además introduce una importante novedad al prever una iniciativa legislativa popular, Un grupo
de al menos un millón de ciudadanos de la Unión, que sean nacionales de un número significativo de Estados
miembros, podrá tomar la iniciativa de invitar a la Comisión, en el marco de sus atribuciones, a que presente una
propuesta adecuada sobre cuestiones que estos ciudadanos estimen que requiere un acto jurídico de la Unión para
los fines de la aplicación de los Tratados».
En cuanto a la composición de la Comisión, está compuesta por un número de miembros correspondiente a los dos
tercios del número de Estados miembros, que incluirá a su Presidente y al Alto Representante para Asuntos
Exteriores y Política de Seguridad, a menos que el Consejo Europeo decida por unanimidad modificar dicho número.
Estos serán seleccionados mediante un sistema de rotación estrictamente igual entre los Estados miembros que
permita tener en cuenta la diversidad demográfica y geográfica del conjunto de dichos Estados. Para ello se deben
tener en cuenta los siguientes principios:
a) Rigurosa igualdad en la determinación del orden de turno y el período de permanencia.
b) Cada una de las Comisiones debe reflejar la diversidad demográfica y geográfica del conjunto de los Estados
miembros.
Esto se derrumba o se contradice con la ratificación y referéndum irlandeses explicados anteriormente, significando
un claro debilitamiento de la Comisión y reduce su eficacia y solvencia. El debate está entre representación total y
representación justa. El interés general de Europa y de cada Estado miembro, independientemente de su población,
es preservar la eficacia de la Comisión, y la eficacia no es compatible con la total inclusividad. Cuanto más grande
sea el colegio, más diversas las referencias de cada Comisario y más bajo el común denominador, al poder no lo
resalta el tamaño, sino las destrezas personales de los Comisarios y su autoridad política.
En cuanto a la elección del presidente de la Comisión, el Parlamento Europeo elegirá al candidato por mayoría de los
miembros que lo componen, la participación del parlamento refuerza la legitimidad del presidente. Si el candidato no
obtiene la mayoría necesaria, el Consejo Europeo propondrá en el plazo de un mes, por mayoría cualificada, un
nuevo candidato, que será elegido por el Parlamento Europeo nuevamente y designado por el Consejo Europeo.
Por su parte, el Consejo, de común acuerdo con el Presidente de la Comisión electo, adoptará la lista de las demás
personalidades a las que se proponga nombrar miembros de la Comisión, de acuerdo con los criterios mencionados
anteriormente. Mientras que el Alto Representante para los Asuntos PES, nombrado por el Consejo Europeo y
aprobado por el presidente de la Comisión, será el vicepresidente de la Comisión. Una vez designados el presidente,
el vicepresidente (Alto comisionado PES) y los miembros, se somete a aprobación del Parlamento nuevamente.
Frente al Consejo Europeo y al Parlamento Europeo, que salen fortalecidos del Tratado de Lisboa, la Comisión sufre
un notable debilitamiento en el contexto institucional. La pérdida del monopolio de la iniciativa legislativa, el
mantenimiento de un comisario por Estado miembro, la incursión en su seno de una figura nombrada por el Consejo
Europeo (el Alto Representante para Asuntos Exteriores y de Seguridad Común), el sistema de alerta temprana que
permite a los Parlamentos nacionales neutralizar una propuesta de la Comisión, nos permite afirmar, con la mayoría
de la doctrina, que la Comisión es la gran perdedora del Tratado de Lisboa.
El Consejo: el “Trío de Presidencias” y la modificación del sistema de votaciones.
La presidencia del Consejo, será desempeñada por grupos predeterminados de tres Estados miembros («Trío de
presidencias») durante un período de 18 meses. Estos grupos se formarán por rotación igual de los Estados
miembros, atendiendo a su diversidad y a los equilibrios geográficos en la Unión. Además, cada miembro del grupo
ejercerá por rotación, durante un período de seis meses, la presidencia de todas las formaciones del Consejo. Esto
supone, pues, que cada país que ocupe la presidencia debe colaborar estrechamente con los dos siguientes. El
objetivo de este nuevo procedimiento es dotar de una mayor continuidad a las iniciativas y trabajos de la Unión
Europea.
En cuanto a las votaciones, el nuevo sistema por mayoría cualificada establece una doble mayoría: de Estados y de
población. En este sentido, se prevé a partir de 2014, que la mayoría cualificada se definirá como un mínimo del 55%
de los miembros del Consejo que incluya al menos a 15 de ellos y representen a Estados miembros que reúnan como
mínimo el 65% de la población de la Unión. La minoría de bloqueo estará compuesta por al menos cuatro miembros
del Consejo. Sin embargo, en aquellos casos en que no todos los miembros del Consejo participen en la votación, la
mayoría cualificada será igual a la anterior, pero la minoría de bloqueo será un mínimo de miembros que representen
más del 35% de la población + un miembro.
El objetivo de las nuevas definiciones de la mayoría cualificada es garantizar que el Consejo no pueda adoptar
decisiones por una minoría o una mayoría de Estados sin el respaldo de la población. Evidentemente, se trata de una
opción que pretende obtener una mayor legitimidad democrática de las decisiones del Consejo, pero también es cierto
que el mecanismo legislativo debe reflejar el hecho de que la Unión Europea es una unión de Estados y de
ciudadanos: al compartir el poder legislativo el Parlamento y el Consejo, uno de los dos legisladores debe representar
esencialmente a los ciudadanos y el otro a los Estados. Si el peso demográfico es determinante en los dos, el
equilibrio se rompe.
Este sistema de votación que considera la proporción de población ha recibido ciertas críticas, se ha apuntado que al
sustituir los votos ponderados por la proporción de un Estado en el total de población, «desaparece la degresividad.
Las ganancias y pérdidas de los Estados miembros en términos de peso, y en comparación con Niza, son el valor
invertido de su anterior sobre o infrarrepresentación.
Por último, a pesar de que varias materias todavía requieran la unanimidad, varios asuntos han pasado a decidirse
por mayoría cualificada. Sin embargo la abstención de los miembros presentes o representados no impedirá la
adopción de los acuerdos del Consejo que requieran unanimidad, ya desde el Tratado de Ámsterdam, se ha
establecido un tipo de unanimidad que no exige que todos los miembros del Consejo voten a favor de una
determinada posición, sino que no haya votos en contra (si hay abstenciones y no votos en contra se aprueba).
El Parlamento Europeo: el «ganador neto» del Tratado de Lisboa.
Antes de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa (2009), el Parlamento Europeo estaba compuesto por 736
«representantes de los pueblos de los Estados reunidos en la Comunidad», elegidos por sufragio universal directo por
un período de cinco años, según lo dispuesto en el Tratado de Niza. Se mantuvo así hasta 2014 porque las
elecciones parlamentarias fueron antes de la entrada en vigor del T de Lisboa. A partir de 2014 el Parlamento
Europeo se compone por representantes de los ciudadanos de la Unión cuyo número no excederá de 750 más el
Presidente. La representación de los ciudadanos será decrecientemente proporcional, con un mínimo de 6 diputados
por Estado miembro y no se asignará a ningún Estado miembro más de 96 escaños. En este sentido, el Consejo
Europeo adoptará por unanimidad, por iniciativa del Parlamento Europeo y con su aprobación, una decisión por la que
se fije la composición del Parlamento Europeo, de acuerdo con los principios que hemos señalado.
La composición del Parlamento con un número tan elevado de miembros no facilitará el funcionamiento interno de la
Cámara. Muchas de las dificultades con las que se enfrenta la regulación de las instituciones radican en la
especificidad del propio sistema político comunitario. Por eso, a pesar de que el Parlamento Europeo representa a los
ciudadanos en el marco institucional de la Unión, su composición está concebida de un modo que nunca ha sido
estrictamente proporcional al número de habitantes de los Estados miembros. En consecuencia, el valor y el peso de
los votos de los ciudadanos de los diferentes países no son igual.
La única solución satisfactoria desde una perspectiva democrática sería la proporcionalidad integral, de tal manera
que todos los diputados representarían entonces al mismo número de habitantes. Pero la elección ha sido otra, la
proporcionalidad decreciente, y por tanto, la puerta de la reforma sigue abierta.
Lo verdaderamente significativo es que con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo se ha
convertido en colegislador real asumiendo la competencia de decidir, junto al Consejo, casi todos los actos legislativos
comunitarios. Algunos de los aspectos frente a los cuales el Parlamento se fortaleció son:
a) La práctica generalización del procedimiento legislativo ordinario (codecisión). Se agregan 40 nuevas materias,
pudiendo este intervenir en casi todos los procesos legislativos.
b) La modificación del procedimiento presupuestario. La aprobación del presupuesto anual corresponde al Parlamento y
al Consejo conjuntamente, siguiendo un procedimiento inspirado en el de la codecisión legislativa: ambas
instituciones deben ponerse de acuerdo, dentro de los límites trazados por el marco financiero plurianual.
c) La aprobación previa de todos los acuerdos internacionales. en los casos siguientes: acuerdos de asociación; acuerdo
de adhesión de la Unión al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales; acuerdos que creen un marco institucional específico al organizar procedimientos de cooperación;
acuerdos que tengan repercusiones presupuestarias importantes para la Unión; acuerdos que se refieran a ámbitos a
los que se aplique el procedimiento legislativo ordinario.
d) La participación en los procedimientos de revisión de los Tratados, a través del derecho de iniciativa en el
procedimiento de revisión ordinario.
**Codecisión. Hoy en día se denomina “procedimiento legislativo ordinario” (sitúa al Parlamento Europeo a la altura o
en igualdad con el Consejo de Europa, para tomar ciertas decisiones), distinto del “procedimiento legislativo especial”
(el PE solo tiene competencia consultiva). Al primero se lo llamaba codecisión, fue introducido por el Tratado de
Maastricht sobre la Unión Europea (1992), y ampliado y hecho más efectivo por el Tratado de Amsterdam (1999). Con
el Tratado de Lisboa que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009, el nuevo procedimiento legislativo ordinario se
convirtió en el principal procedimiento legislativo del sistema de toma de decisiones de la UE.
Conclusión:
En definitiva, y como hemos podido comprobar, el interés de los grandes Estados miembros no ha sido el
fortalecimiento de las instituciones para hacer frente a los retos de la Unión en el presente y en el futuro, sino aquilatar
sus propias cuotas de poder y mantener sus equilibrios.

✔ Torres Espinosa: La Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Un exitoso y aún inacabado
experimento institucional.

Plan Shuman. Contexto Internacional y regional.


El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo de nuevo el asunto del Ruhr a la mesa de negociaciones. Un factor decisivo
en la forma como que se resolvió la lucha por su control fue la partición de Alemania en “zonas de ocupación” y el
acuerdo entre los Estados Unidos y el Reino Unido de 1944, por el cual dichos países decidieron que el Ruhr quedara
ubicado dentro de la zona británica. Francia y luego la Unión Soviética demandaron, con un mayor énfasis, la
“internacionalización” de esa región estratégica.
El gran reto era concebir un mecanismo que hiciera “materialmente imposible” una nueva guerra. Un primer paso en
esa dirección lo constituye el Acuerdo del Ruhr suscrito por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y los países del
Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) el 28 de abril de 1949. Este acuerdo creó la Autoridad Internacional del
Ruhr, integrada por los seis países indicados más Alemania Occidental. Su objetivo era garantizar que “los recursos
del Ruhr no serán utilizados en el futuro para el propósito de la agresión”.
Para entonces los franceses habían ya concebido una novedosa estrategia de integración para Europa: el llamado
Plan Schuman, a partir del cual nacería de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero y la disolución de la
Autoridad del Ruhr en febrero de 1953. La autoría de este Plan en realidad se le atribuye a Monnet y su equipo. A
diferencia de sus predecesores, este plan condicionó su éxito a la creación de “un marco para la economía europea
en el cual la reconstrucción y modernización de la económica francesa pudiera ser logrado”, es decir, para que
Francia pudiera reconstruirse y prosperar necesitaba de los recursos del Ruhr. El Plan incluía el carbón, la
electricidad, el cemento y el acero, fundamentales para el desarrollo industrial francés. Así mismo frente al peligro de
expansión soviética, USA decidió hacer grandes aportes al proyecto y a la construcción de Europa Occidental de la
mano de plan Marshall (1949).
En el marco del Plan, Reino Unido debía ser un aliado clave, sin embargo, a pesar de los intentos de negociación
para una unión económica entre ambos países, no se logró el apoyo británico. El fracaso fue consecuencia de las
posturas antagónicas sobre el futuro de Europa. El gobierno Británico por su parte buscaba construir una “alianza
transatlántica” con los EEUU sobre bases convencionales, mientras que el francés intentaba construir una innovadora
“federación europea”, por lo que las iniciativas de supranacionalidad de Monnet y Schuman imposibilitaban cualquier
tipo de alianza con RU.
El 9 de Mayo de 1950 se hizo la Declaración Schuman, Consiguientemente, en Junio de 1950, se llevó a cabo en
Paris una conferencia presidida por Monnet y presenciada por Alemania Occidental, Francia, los países del Benelux e
Italia, el gobierno inglés a pesar de ser invitado no asistió a la misma. Ahí, el grupo de los 6 acordó celebrar el Tratado
Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, cuya firma se completó en Abril de 1951 y su
ratificación y entrada en vigor en Julio de 1952.
Dimensión político-institucional de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero.
Podemos decir que el objetivo central detrás del Plan Schuman era político más que económico, o mejor dicho, buscó
dar una solución económica a un problema esencialmente político. Monnet consideraba que no era una simple
asociación de productores de carbón y acero, sino que era el principio de Europa y estaba firmemente convencido de
que “nada es duradero sin instituciones”, por lo que no era tan solo una organización convencional. Las diversas
propuestas integracionistas culminaron con la creación del Consejo de Europa en 1949. La diferencia entre este y la
CECA radicaba en la forma y el método para alcanzar la tan anhelada unidad, es decir, el papel de la soberanía
nacional en el proceso. Mientras que el Consejo fue concebido como un instrumento para la acción de los países
participantes, dejando su soberanía intacta, la operación de la Comunidad exigía que los países miembros aceptaran
ceder una parte de su soberanía, justamente ese fue el rasgo innovador del Tratado de París.
El Tratado hace dos referencias al “carácter supranacional” de las funciones de su órgano ejecutivo. Una de ellas se
refiere a la obligación de los países signatarios de no interferir en su funcionamiento. Además de otorgarle
personalidad jurídica y puntualizar que gozaría en cada uno de los Estados miembros de la más amplia capacidad
jurídica reconocida a las personas jurídicas nacionales. El Tratado le brindó a la CECA las inmunidades y privilegios
necesarios para el cumplimiento de su misión dentro del mismo ámbito nacional. Más importante aún, el Grupo de los
Seis reconoció obligatoriedad a las decisiones ejecutivas de la Comunidad y aceptó que sus resoluciones judiciales
tuvieran fuerza ejecutiva en el territorio de los Estados miembros.
El Tratado creó cuatro órganos dentro de esta Comunidad:
● Alta Autoridad
● Asamblea Común (inspirada por la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa, creada en mayo de 1949)
● Tribunal de Justicia (integrado por siete jueces nombrados de común acuerdo por los gobiernos de entre
personalidades que ofrezcan absolutas garantías de independencia y competencia.
● Consejo Especial de Ministros. (Único órgano realmente intergubernamental, integrado por un representante de cada
uno de ellos y su presidencia sería ejercida por rotación trimestral, siguiendo el orden alfabético de los Estados
miembros.)
Aunque no existía “ningún precedente” que pudiera servir como modelo en el diseño del órgano ejecutivo de la
Comunidad y a pesar de ciertas diferencias, Francia y Alemania reconocían la necesidad de una entidad
supranacional fuerte. Ello le garantizaba a Francia su seguridad nacional frente a Alemania, y al mismo tiempo le
brindaba a Alemania la oportunidad de recobrar algo de la soberanía perdida. El temor de que se pudiera crear una
“dictadura de expertos” llevó a los países del Benelux a exigir la inclusión de instituciones que sometieran al órgano
ejecutivo a una rendición de cuentas democrática, que sólo podía lograrse a través de instituciones representativas, lo
cual determinó el arreglo institucional, la distribución de poder y el sistema de pesos y contrapesos de la Comunidad.
La Alta Autoridad fue originalmente concebida como el órgano ejecutivo y administrativo de la Comunidad y por lo
tanto quedó encargada de la consecución de los objetivos del Tratado. Sus nueve integrantes, nombrados por seis
años, debían conducirse con absoluta independencia, lo que los obligaba a no solicitar ni aceptar instrucciones de
ningún Gobierno. Asimismo, se prohibió que entre ellos hubiera más de dos con la misma nacionalidad.
Al interior de la Comunidad, la Alta Autoridad quedó sujeta a tres diferentes controles:
a) Político. Ese órgano debía presentar un informe anual de actividades a la Asamblea Común para su discusión en
“sesión pública”, en donde su rechazo por dos tercios de los votos traería como consecuencia la renuncia colectiva de
los miembros de la Alta Autoridad. La Asamblea Común estaba compuesta por “representantes de los pueblos”
designados por los parlamentos nacionales, de entre sus miembros, o electos por sufragio universal directo”
b) Jurídico. El Tribunal de Justicia fue facultado para controlar la legalidad de los actos y omisiones de la Alta Autoridad,
así como para poder cesar los miembros de ésta última. El Tribunal disponía de la facultad para anular, a petición de
uno de los Estados miembros o de la Alta Autoridad, los acuerdos de la Asamblea o del Consejo. En general, ese
órgano auténticamente jurisdiccional tenía en sus manos garantizar el respeto del derecho en la interpretación y
aplicación” del Tratado, así como de sus reglamentos de ejecución.
c) Económico. El control económico de la Alta Autoridad era ejercido por el Consejo Especial de Ministros. Su función
principal era la de armonizar la acción de la Alta Autoridad con la de los Gobiernos de los seis países signatarios.
Dicho órgano podía pedir a la Alta Autoridad se abocara al estudio de todas las propuestas y medidas que él
considere oportunas y necesarias para la consecución de los objetivos comunes. En general, la función de este
Consejo no era supervisar a la Alta Autoridad, sino sólo asistirla con su voto en la toma de las
decisiones.
Primeras acciones y logros de la Comunidad 1952-1957.
Los logros alcanzados por la Comunidad relevan importancia por las dificultades a las que se tuvo que enfrentar esta,
como por ejemplo, la resistencia de amplios sectores de los gobiernos nacionales a ceder soberanía a las instancias
comunitarias, o la desconfianza de los grandes monopolios económicos privados y públicos al sentir amenazados sus
intereses.
Las operaciones comienzan en Luxemburgo en 1952, con Monnet en la Presidencia. La primera gran decisión de este
órgano fue establecer un derecho sobre la producción de carbón y acero, algo así como el “primer impuesto europeo”.
La Alta Autoridad pudo declarar, un vez en funcionamiento los cuatro órganos de la Comunidad, el mercado común en
territorio de los seis Estados miembros correspondientes al carbón y al acero.
Al disminuir la producción de carbón al finalizar la 2GM, la demanda en la comunidad Schuman superaba la oferta. La
CECA logró aumentar en los años siguientes un 25% de la producción de carbón de 1952, lo mismo ocurrió con el
acero.
Para principios de 1958, las restricciones arancelarias y aduaneras al comercio del carbón y del acero entre los
Estados miembros y las prácticas discriminatorias habían sido disminuidos sustancialmente, gracias a la
independencia y autoridad real de la maquinaria institucional de la Comunidad. También se destacó su participación
en el GATT y el establecimiento de relaciones comerciales y económicas con otros países como Noruega, Suiza,
Suecia, Austria y Japón.
Durante los dos primeros años, la labor de planeación de la Alta Autoridad en materia de inversión y condiciones
laborales fue intensa y ambiciosa. A principios de 1954, además de inversión en infraestructura y en modernización
de la industria minera, se llevó a cabo la construcción de casas para los mineros, se revisó las condiciones salariares
de los trabajadores de este sector productivo y la Alta Autoridad elaboró un plan para permitir su libre movilidad dentro
del territorio de la Comunidad.
En cuanto a la labor de la Alta Autoridad hacia el exterior, las frecuentes visitas de Monnet a los Estados Unidos
lograron el apoyo político y financiero de este país, lo que sin duda contribuyó a la independencia y prestigio
internacional de la emergente Comunidad.
Se llevaron a cabo también negociaciones con Gran Bretaña a principios de 1954 para comenzar a definir sus
relaciones, estableciéndose un Consejo de Asociación encargado de intercambiar información sobre intereses
comunes vinculados al carbón y el acero.
Para principios de 1958, los logros económicos de la Comunidad habían sido considerados como “impresionantes”.
No era para menos, el complejo carbonífero y acerero de Ruhr-Lorraine-Saar se había convertido en uno de los más
poderosos centros de producción de mundo.
De la CECA a la Unión Europea.
Para comenzar diremos que esta inusual relación entre teoría y práctica no podría entenderse plenamente si se
ignoran los acontecimientos que conectan al Tratado de París con los Tratados de Roma de 1958. En el Tratado de
París se puede leer que los países signatarios estaban resueltos a construir los primeros cimientos de una
comunidad más amplia y profunda entre pueblos, La supranacionalización del carbón y del acero había sido pensada
como el inicio de una integración económica y política gradual, por lo que un prematuro intento por acelerar el proceso
pondría en grave riesgo su continuidad.
En Mayo de 1952, antes de que comenzara a funcionar la CECA, el grupo de los 6 firmo (fuera del marco de la
comunidad) un Tratado para la creación de una Comunidad Europea de Defensa (Plan Pleven). En septiembre, los
seis miembros del Consejo de Ministros de la CECA, invitaron a los futuros miembros de la Asamblea Común a
elaborar el borrador de un Tratado para la constitución de una Comunidad Política Europea. Sin embargo, en 1954, la
Asamblea Nacional francesa se opuso a la CE de Defensa, provocando la renuncia de Monnet a la presidencia de la
Alta Autoridad. Frente a la situación, los países del Benelux propusieron que la integración se ampliara a nuevos
sectores económicos (Memorando Benelux) y que la AC elaborara un plan para fortalecer las instituciones de la
Comunidad. La propuesta tuvo un gran apoyo por parte de los Ministros del Exterior de los 6 países, lo cual se reflejó
en la elección del belga Paul-Henri Spaak como nuevo presidente de la Alta Autoridad en junio de 1955. Se crea
posteriormente el Comité de Acción para los Estados Unidos de Europa en octubre de 1955, desde donde Monnet y
un grupo de líderes políticos europeos influyentes se dieron a la tarea de respaldar a Spaak, a través de generar
apoyo de partidos políticos, parlamentos, gobiernos y opinión pública, tanto dentro como fuera de las fronteras del
Grupo de los Seis, durante las negociaciones de los Tratados de Roma.
La creación de la Comunidad Europea de Energía Atómica y de la Comunidad Económica Europea (CEE) dio la razón
a los autores del Plan Schuman. Para tener éxito, la integración debía ser gradual y comenzar por lo económico.
A partir de Tratados de Roma, el ámbito de acción económica de la CCE se amplió sistemáticamente. Por ello, el
Consejo Europeo decidió en 1988 la creación de una unión monetaria integral a través de una estrategia de cambios
graduales. El Reporte Delors estableció tres etapas para alcanzar dicho objetivo, el cual exigía la creación de
una nueva institución supranacional: el Banco Central Europeo. El Tratado de Maastricht de 1992, fiel a este
programa, sentó las bases jurídicas e institucionales de la actual Unión Monetaria Europea tendentes a la introducción
de una moneda común: el Euro.
Estos avances hacia una integración económica y política total obligan, nuevamente, a voltear la mirada hacia su
motor supranacional: las instituciones comunitarias. Tal vez la única desviación fue muy pronto eliminada. Los
Tratados de Roma provocaron que cada una de las tres comunidades tuviera sus propios consejos y comisiones
ejecutivas, pero el Tratado de Fusión de 1965 dio fin a esta dispersión institucional, retomando el espíritu del artículo
1o. del Tratado de París que expresamente hablaba de “instituciones comunes”.
El crecimiento institucional e importancia de las cuatro instituciones europeas fundamentales se “ha incrementado
dramáticamente”. La actual Comisión Europea (antes Alta Autoridad) ha confirmado, una y otra vez, su papel como
autoridad ejecutiva supranacional, y sus atribuciones siguen ampliándose. Al mismo tiempo, los controles sobre su
creciente poder han aumentado con la misma velocidad como resultado del creciente fortalecimiento de dos
instituciones: el Parlamento Europeo y el Tribunal de Justicia Europeo.
Los debates actuales sobre la UE a la luz de sus primeras interpretaciones.
Desde el anuncio del Plan Schuman, un puñado de pensadores planteó una serie de reflexiones teóricas sobre el
fenómeno europeo. Su carácter innovador marcaría el rumbo de los estudios europeos y de los tres grandes debates
actuales sobre la Unión Europea, mismos que tienen que ver con (1) su forma de gobierno, (2) su “déficit
democrático” y (3) su futuro.
1) El primero de estos debates divide a los que ven en el aparato institucional europeo rasgos ortodoxos y tratan de
describirlo utilizando categorías y tipologías tradicionales, de los que consideran al gobierno europeo como una forma
de organización política sin precedentes y urgen la construcción de nuevos marcos teórico-conceptuales. Entre los
primeros destacan los que equiparan el caso europeo a un Estado de tipo federal, mientras que entre los segundos se
encuentran los que tratan de explicarlo con modelos alternativos que suponen desde la “gobernación en múltiples
niveles” hasta la operación de una supranacionalidad que ha sido capaz de transformar significativamente la
naturaleza misma del Estado westfaliano.
Esta discusión se vincula con la teoría de la soberanía dominante que expresa entre otras cosas “la soberanía es
indivisible… nada existe ni puede existir sobre el Estado”.
Surgen además algunas visiones alternativas como que la UE es una unión de Estados sui generis o la idea de que
conforma una nueva estructura en la frontera entre el derecho interno e internacional estableciendo la evolución de
las relaciones interestatales hacia relaciones súper estatales.
2) Una de las posiciones más extremas fue la de Lavergne, quién criticó ácidamente al Plan Schuman por su intento de
crear un “Super-Estado” dotado con “exorbitantes derechos e ilimitados poderes”. Por su parte, Sanderson advirtió,
visionariamente, en 1958, que en la medida en que la integración económica se extendiera a otros campos y las
decisiones del órgano ejecutivo de la CECA afecten aún más directamente la vida diaria de los ciudadanos de la
Comunidad, la necesidad de un efectivo control democrático se hará más evidente.
3) Kunz planteó dos escenarios extremos: “Si la nueva Comunidad y sus órganos nacen y trabajan… es probable que
ello conduzca a nuevos antagonismos o, como todos esperamos, a la unión mucho más íntima de esta parte de
Europa”. Ya creada la nueva Comunidad, Mendershausen concluyó que constituía “uno de los grandes logros
organizacionales en el mundo Occidental desde la guerra”, por lo que “nos hace esperar el día siguiente con una
mayor esperanza, pero eso no garantiza un futuro libre de problemas.

✔ Comisión Europea, “El ABC del Derecho Comunitario”.


- Principio de limitación de competencias. Ni el Tratado constitutivo de la CE ni el Tratado de la Unión Europea
conceden a las instituciones comunitarias una competencia general a fin de adoptar todas las medidas necesarias
para la realización de los objetivos de los Tratados, sino que establecen en los diversos capítulos el alcance de las
atribuciones para cada actuación. Así los Estados miembros definen y controlan la renuncia a sus competencias.
- Principio de subsidiariedad. Procedente de la doctrina social católica, que mediante su integración en el Tratado CE ha
sido elevado a rango constitucional. Este principio presenta dos vertientes, una positiva y otra negativa. La positiva, es
decir, la que estimula las competencias a favor de la CE, dice que la CE debe actuar cuando los fines perseguidos
«puedan lograrse mejor a nivel comunitario»; la negativa, es decir, la lectura restrictiva del principio de subsidiariedad,
significa que la CE debe abstenerse de intervenir si la actuación de los Estados miembros es suficiente para conseguir
el objetivo.
Las competencias originales en los ámbitos de la política exterior y de seguridad común y de la cooperación judicial y
policial en causas penales siguen estando en manos de los Estados miembros, que se han comprometido a una
amplia cooperación y a una actuación común en el marco de la UE, utilizando la estructura institucional de la CE. Las
competencias de las instituciones comunitarias se limitan a la ayuda y apoyo a la cooperación formulada y organizada
por los propios Estados miembros en el Consejo Europeo. En este ámbito no se ha producido una transferencia total,
ni siquiera parcial, de las competencias de los Estados miembros a las instituciones comunitarias. El Parlamento
Europeo.
Nace de la fusión de la Asamblea Común de la CECA, la Asamblea de la CEE y la Asamblea de la CEEA, con el
primer Tratado de fusión en 1957. Hasta 1979, sus representantes eran miembros de los Parlamentos nacionales, en
cuyo seno eran designados para acudir al PE. La elección por sufragio universal directo de los diputados del PE por
los ciudadanos de los Estados miembros sólo se hizo realidad, después de numerosas iniciativas estériles, en junio
de 1979. Las elecciones se celebran cada 5 años. El Tratado de la Unión Europea concede al PE la posibilidad de
influir en el nombramiento de la Comisión y la designación de su Presidente (el llamado «derecho de investidura»). No
obstante, no existe una posibilidad similar para influir en la composición del Consejo de la UE. Este último sólo está
sometido al control parlamentario en la medida en que cada uno de sus miembros, en su calidad de ministro nacional,
está sujeto al control del Parlamento de su país.
En cuanto a sus funciones, existen tres tipos:
Función decisoria. Reforzada por dos nuevos procedimientos legislativos: la cooperación y la codecisión.
- El PE puede formular enmiendas a los actos jurídicos comunitarios y defenderlas ante el Consejo, aunque en el
marco de la codecisión el PE interviene en igualdad con el Consejo.
- El PE tiene derecho de rechazar el proyecto de presupuesto en su totalidad y decide si aprueba la gestión de la
Comisión por lo que se refiere a la ejecución del presupuesto del ejercicio precedente.
- El PE tiene un derecho de aprobación de todos los acuerdos internacionales importantes, así como de los tratados de
adhesión celebrados con los nuevos Estados miembros que determinan los requisitos para la adhesión.
- Requieren igualmente la aprobación del PE el nombramiento del Presidente de la Comisión, la designación de la
Comisión Europea, las modificaciones del Estatuto del BCE y la decisión sobre el procedimiento uniforme para las
elecciones del PE.
Función consultiva. El PE ejerce su función consultiva en el marco de las consultas obligatorias, es decir, establecidas
en los Tratados, o facultativas por parte del Consejo y la Comisión.
Competencias de control. El PE sólo ejerce funciones de control frente a la Comisión. Este control consiste sobre todo
en que la Comisión debe responder a las preguntas del PE, defender su posición en los debates públicos del Pleno y
presentar al PE cada año un «Informe General sobre la actividad de la UE» para ser debatido.
El PE puede someter a una moción de censura a la Comisión y, si fuera aprobada por una mayoría de dos tercios, la
Comisión se vería así obligada a dimitir. Dicho voto de censura fue ampliado de tal forma por el Tratado de la Unión
Europea que el PE, en virtud del derecho de investidura que le concede el Tratado UE, interviene en el nombramiento
de la Comisión sujeta a su control. Ya que también el Consejo de la UE debe responder a las preguntas del PE sobre
las prácticas comunitarias, éste dispone de la posibilidad de deliberar a un nivel político directo con dos importantes
órganos normativos de la CE.
En los Tratados, además, se contempla el derecho de cualquier ciudadano o persona jurídica a presentar peticiones
al PE, que son tramitadas por una Comisión de peticiones con carácter permanente.
Funcionamiento del PE.
Los diputados del PE forman Grupos. De acuerdo con el carácter del PE como órgano comunitario, no se trata de
agrupaciones nacionales, sino de Grupos Políticos que se constituyen a escala comunitaria. Además, cuenta con 17
comisiones permanentes. En cada una de ellas, el miembro competente de la Comisión Europea o su representante
expone las decisiones de la Comisión, las propuestas presentadas al Consejo y la posición defendida por la Comisión
en el Consejo. Las sesiones plenarias del PE se celebran en Estrasburgo una vez al mes, excepto en agosto, con una
duración de una semana, a las cuales pueden añadirse sesiones adicionales, en particular sobre el presupuesto. Por
último pueden convocarse sesiones urgentes más breves (de uno o dos días de duración) en Bruselas, que permitan
al PE pronunciarse inmediatamente sobre cuestiones importantes (por ejemplo, asuntos comunitarios, cuestiones
internacionales, violaciones de los derechos humanos, etc.).
El Consejo de la Unión Europea.
Los Estados miembros envían un representante, que es por regla general, el ministro responsable de los temas
previstos o uno de sus secretarios de Estado. Las diversas posibilidades de representación de un Gobierno de un
Estado miembro ponen de manifiesto que no existen miembros permanentes del Consejo.
La Presidencia la desempeñan sucesivamente los Estados miembros durante seis meses y el orden lo decide el
Consejo por unanimidad. Se aplica el principio de que la Presidencia debe ser ejercida de forma alternada por un
Estado miembro grande y uno pequeño. En vista del cambio relativamente frecuente en la Presidencia, y para
garantizar un mínimo de continuidad, se creó la denominada «troika», formada por los países de la Presidencia
anterior, de la Presidencia en funciones y de la Presidencia siguiente. El Consejo tiene su sede en Bruselas.
El Consejo tiene la misión de coordinar la política económica de los Estados miembros, tanto en forma de decisiones
no vinculantes, como en forma de decisiones vinculantes. En este ámbito, las competencias del Consejo se reforzaron
y ampliaron notablemente con la realización de la unión económica y monetaria iniciada por el Tratado UE. Así, las
posibilidades del Consejo de imponer las «líneas generales de la política económica» formuladas por él aumentaron
con la creación de un procedimiento que permite al Consejo formular «recomendaciones» al Estado miembro que
muestre un comportamiento incorrecto.
El funcionamiento del Consejo se lleva a cabo en tres fases:
1. Preparación de las sesiones del Consejo. Por dos instituciones internas el Comité de Representantes Permanentes
de los Gobiernos de los Estados miembros (Coreper) y la Secretaría General.
2. Deliberaciones del Consejo. Convocadas por el Presidente, no son públicas.
3. Adopción de decisiones. “Principio de la mayoría”: mayoría simple. Este principio permite más bien alcanzar un
acuerdo a pesar de la oposición de algún Estado miembro grande, capaz de resistir las presiones políticas.
«Compromiso de Ioannina» se introdujo una garantía a favor de los Estados miembros “grandes” en caso de formarse
mayorías muy ajustadas. En caso de que estos miembros declaren que se opondrán a una decisión del Consejo
adoptada por mayoría cualificada, el Consejo hará todo lo que esté en su mano por encontrar en un tiempo razonable
una solución satisfactoria que pueda culminar en la aprobación de la propuesta.
El denominado «Acuerdo de Luxemburgo» concede a un Estado miembro un «derecho de veto» sobre una medida
comunitaria en caso de que perjudique intereses estatales muy importantes. Fue la solución a una crisis en el año
1965, cuando Francia consideró que la financiación de la política agrícola común no tenía en cuenta importantes
intereses de su país y bloqueó durante más de seis meses la toma de decisiones en el Consejo con una política de
«silla vacía».
Hay, sin embargo, algunos temas muy importantes que se deciden por unanimidad. Para ello se requiere la
representación de todos los miembros al momento de la votación, aunque las abstenciones no evitan la adopción de
una decisión.
La Comisión Europea.
La Comisión actúa bajo la dirección de un Presidente asistido por dos Vicepresidentes. Su posición ha sido tan
destacada que las actividades de la Comisión se encuentran bajo la orientación política de su Presidente. De esta
forma, el Presidente tiene «competencia directiva». Su destacada posición se manifiesta asimismo en su función
directiva en cuestiones organizativas, su derecho a participar en la selección de los demás miembros de la Comisión y
su pertenencia al Consejo Europeo.
Los miembros de la Comisión son nombrados por los Gobiernos de los Estados miembros «de mutuo acuerdo» para
un mandato de cinco años. Mediante el procedimiento de investidura introducido por el Tratado UE. Según dicho
procedimiento, los Gobiernos de los Estados miembros designan primero a la persona que pretenden nombrar
Presidente de la Comisión; dicha designación requiere la aprobación del PE. De acuerdo con el Presidente designado,
los Gobiernos de los Estados miembros nombran a continuación a los demás miembros de la Comisión. El Presidente
y los miembros de la Comisión, como órgano colegiado, deben obtener el voto de confianza del PE.
Según el “derecho de iniciativa”, le corresponde presentar propuestas al Consejo para las normativas comunitarias, ya
que la Comisión es el «motor de la política de la Comunidad». Por lo tanto, actúa según lo exigen los intereses de la
Comunidad, o en todo caso, el Consejo y el PE pueden solicitar a la Comisión que elabore una propuesta.
La Comisión es la «guardiana del Derecho comunitario». Controla la aplicación y ejecución del Derecho primario y
derivado de la Comunidad por parte de los Estados miembros. Persigue las violaciones del Derecho comunitario en el
marco del procedimiento por incumplimiento de los Tratados y, en caso necesario, recurre al TJCE.
También es un órgano ejecutivo (con carácter limitado), ya que la Comisión desempeña las actividades de una
autoridad administrativa ordinaria. Comprueba los hechos, dicta autorizaciones o prohibiciones y, en su caso, adopta
sanciones. En el ámbito de los Fondos Estructurales de la CE y de la ejecución del presupuesto, las competencias
administrativas de la Comisión tienen un alcance similar.
La Comisión representa a la Comunidad ante las organizaciones internacionales y se ocupa de las negociaciones en
curso en el marco del Derecho diplomático activo y pasivo. Con el correspondiente mandato del Consejo, está
facultada para negociar acuerdos de la Comunidad con organizaciones internacionales y terceros países, incluidos los
tratados de adhesión de los nuevos Estados miembros. Además, representa a la Comunidad ante los órganos
jurisdiccionales de los Estados miembros y, en su caso, conjuntamente con el Consejo de la UE, ante el TJCE.
El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y el Tribunal de Primera Instancia.
Nace desde la CECA con el fin de la aplicación uniforme del Derecho comunitario en todos los Estados miembro.
Cada miembro designa un juez (hay tantos jueces como E miembros), con acuerdo muto del resto de los miembros, la
mitad de los cargos se ocupan cada 3 años y pueden ser reelegidos una vez. Estos están acompañados por 11
abogados generales, un Secretario y varios asistentes. La misión de los Abogados Generales consiste en presentar al
TJCE, «conclusiones» o propuestas de resolución (no vinculante) derivada de un dictamen jurídico elaborado con
plena independencia e imparcialidad sobre las cuestiones jurídicas planteadas en el procedimiento.
El TJCE ostenta el poder judicial supremo y exclusivo para la resolución de todas las cuestiones relativas al Derecho
comunitario. Comprende los siguientes ámbitos fundamentales:
1) Control de la aplicación del Derecho comunitario tanto por las instituciones de la Comunidad al ejecutar las
disposiciones de los Tratados, como por los Estados miembros y los particulares por lo que se refiere al cumplimiento
de sus obligaciones derivadas del Derecho comunitario.
2) Interpretación del derecho comunitario.
3) Desarrollo del Derecho comunitario.
Desempeña funciones consultivas al elaborar dictámenes vinculantes sobre los convenios que la Unión desea
celebrar con terceros países u organizaciones internacionales; y una función jurisdiccional, a partir de la cual el
Tribunal lleva a cabo tareas que se reparten entre diversos ámbitos jurisdiccionales en el ordenamiento jurídico de los
Estados miembros: Tribunal administrativo, T constitucional, de trabajo y de los social, de Hacienda, penal y civil. Para
reducir esta carga de trabajo, en 1988 se creó, en virtud del Acta Única Europea, un «Tribunal de Primera Instancia»
(TPI). No es un órgano comunitario nuevo, sino que está integrado en el TJCE, aunque es independiente incluso
desde el punto de vista organizativo del TJCE, es decir, cuenta con su propia Secretaría y con su propio Reglamento
de procedimiento. Conforma hoy en día la instancia inicial del TJCE para todos los recursos directos de personas
físicas o jurídicas contra los actos jurídicos de la Comunidad.
El Tribunal de Cuentas Europeo.
Fue creado en julio de 1975 y comenzó a funcionar en 1977 en Luxemburgo. Se compone de acuerdo con el actual
número de Estados miembros, designados para un período de seis años por el Consejo, previa consulta al PE.
Tiene la misión de comprobar la legalidad y regularidad de los ingresos y gastos de la CE y garantizar una buena
gestión en la ejecución del presupuesto. El Tribunal de Cuentas Europeo no dispone de competencias judiciales para
imponer coercitivamente sus competencias de control o para sancionar las infracciones observadas en el ejercicio de
sus funciones. Elige el objeto y el método de control de forma autónoma y pueden ser ejercidos hacia particulares
también.
Sin embargo, la auténtica arma del Tribunal de Cuentas Europeo es el efecto sobre la opinión pública. Al término de
cada ejercicio, el Tribunal elabora un informe con los resultados de sus actividades de control, que se publica en el
Diario Oficial de las Comunidades Europeas y al que tiene acceso la opinión pública europea. Además, puede
pronunciarse, mediante informes especiales, sobre determinados asuntos, que se hacen públicos de la misma
manera.
Órganos auxiliares.
● Comité Económico y Social.
El Comité Económico y Social (CES), creado por los Tratados de Roma, tiene como misión que los distintos sectores
de la vida económica y social, en particular, los trabajadores y empresarios, agricultores, transportistas, comerciantes,
artesanos, profesionales liberales y directivos de pequeñas y medianas empresas estén representados
institucionalmente en la CE. Igualmente, constituye un canal de expresión para los consumidores, defensores del
medio ambiente y asociaciones ciudadanas. El Comité está formado por 350 miembros (2020), procedentes de las
organizaciones nacionales más representativas y designados por el Consejo (previa consulta a la Comisión) para un
período de cuatro años.
Los consejeros están divididos en tres grupos (empresarios, trabajadores y actividades diversas). Además, el Comité
colabora estrechamente con las comisiones parlamentarias del PE. El Comité, debe ser consultado en determinados
casos por el Consejo a propuesta de la Comisión. Asimismo emite dictámenes por propia iniciativa. Los dictámenes
del Comité encarnan una síntesis de puntos de partida sumamente divergentes. Resultan de suma utilidad para el
Consejo y la Comisión debido a que éstos conocen así las modificaciones a que aspiran los grupos directamente
afectados por una propuesta.
● El Comité de Regiones.
No es un órgano de la CE en sentido estricto, ya que sólo tiene funciones consultivas y no desempeña las tareas
atribuidas a la Comunidad de forma jurídicamente vinculante. El CDR está compuesto, como el CES, por 350
miembros que representan a las autoridades regionales y locales de los Estados miembros. Sus miembros son
designados por el Consejo por decisión unánime (previa consulta a la Comisión) a propuesta del Estado miembro
correspondiente para un período de cuatro años.
Tiene competencia en “consultas obligatorias”, por parte del Consejo y la Comisión, en particular en los ámbitos de la
educación, la cultura, la sanidad, la ampliación de las redes transeuropeas, las infraestructuras de transporte,
telecomunicaciones y energía. Y por otro lado “consultas facultativas”, el Consejo consulta periódicamente al CDR,
incluso sin obligación jurídica de hacerlo, sobre los más diversos proyectos de legislación.
● Banco Europeo de Inversiones.
Entidad financiera destinada “al desarrollo equilibrado y estable” de la CE. Debe conceder préstamos y garantías en
todos los sectores económicos, en particular para el desarrollo de las regiones más atrasadas, la modernización o
reconversión de empresas o la creación de nuevos empleos, así como para proyectos que sean del interés común de
varios Estados miembros.
● Banco Central Europeo.
El Banco Central Europeo (BCE) se encuentra en el núcleo de la unión económica y monetaria (UEM). Es
responsable de la estabilidad de la moneda europea, el euro, y controla la masa de dinero en circulación. Es
sumamente independiente, las instituciones de la Comunidad y los Gobiernos de los Estados miembros han de
abstenerse de todo intento de influir en sus decisiones.
Está formado por un Consejo de Gobierno y un Comité Ejecutivo. Al Consejo de Gobierno pertenecen los presidentes
de los bancos centrales nacionales y los miembros del Comité Ejecutivo. Este último, compuesto por un Presidente,
un Vicepresidente y otros cuatro miembros, es en la práctica la dirección del BCE. Su Presidente y sus miembros son
designados de común acuerdo por los Estados miembros por recomendación del Consejo de la UE, previa consulta al
PE, entre personas de reconocido prestigio y experiencia profesional en asuntos monetarios o bancarios. Su mandato
es de ocho años. A fin de garantizar la independencia de los miembros del Comité Ejecutivo, no se prevé la
renovación de dicho mandato.
El BCE y los bancos centrales de los Estados miembros operan bajo la estructura común del Sistema Europeo de
Bancos Centrales (SEBC), el cual debe definir y ejecutar la política monetaria de la Comunidad. Tiene la facultad
exclusiva de autorizar la emisión de billetes y monedas en la Comunidad. Asimismo, el SEBC debe administrar las
reservas monetarias de los Estados miembros y velar por el buen funcionamiento de los sistemas de pago de la
Comunidad.

✔ Comisión Europea, “La política Agrícola Común en detalle” (2007).


Antes de los años noventa, la PAC se basaba en el propósito de garantizar la autosuficiencia en alimentos básicos
como respuesta a la carestía de alimentos de la posguerra, basada en subvenciones a la producción, que continuó
vigente hasta los años noventa, momento en el cual la PAC se había convertido en una verdadera víctima de su
propio éxito. Luego de esta década comenzó una «larga marcha» destinada a romper con unas ayudas que
generaban sobreproducción y a dirigirse hacia una PAC basada en el mercado, que no resultase perjudicial para el
medio ambiente, con una agricultura eficaz y sostenible como objetivo.
Su ámbito de aplicación se agranda cada vez más debido a la introducción de una política global de desarrollo rural
en favor de la diversificación, la reestructuración y la evolución de las zonas y economías rurales en toda la Unión
Europea.
Pese a lo que pueda parecer, la agricultura de la UE no es unidimensional. De hecho, los agricultores realizan muchas
funciones diferentes que van desde la producción de alimentos y fibras hasta la gestión del paisaje, la conservación
de la naturaleza y el turismo. Así pues, puede decirse que la agricultura europea desempeña múltiples funciones. A
raíz de esto, la actividad agrícola requiere una serie de capacidades o conocimientos muy diversos, que no solo tiene
que ver con el cultivo de la tierra, sino también con estrategias de comercialización, tecnologías productivas, cuidado
del medioambiente, calidad alimentaria, etc. Lo cual supone un desafío tanto para los agricultores, como para los
policy makers de esta política.
La PAC ha evolucionado constantemente para adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad en vez de
responder a las exigencias de los grupos de presión del sector agrícola.
La PAC original.
El origen de la PAC se remonta a los años cincuenta, en una Europa occidental cuya población está marcada por los
años de guerra y en la que la agricultura ha quedado paralizada y el abastecimiento de alimentos no puede
garantizarse. El objetivo central de esta primera PAC fue fomentar la mejora de la productividad en la cadena
alimentaria, de forma que los consumidores dispusieran de un suministro estable de alimentos a precios accesibles, y
al mismo tiempo dotar a la UE de un sector agrícola viable. La PAC ofrecía subvenciones y precios garantizados a los
agricultores, como incentivos para que produjeran. Se concedía ayuda financiera para la reestructuración de la
agricultura, por ejemplo mediante ayudas a las inversiones agrícolas, destinadas a garantizar que las explotaciones
crecían en tamaño y en capacidad de gestión y tecnologías para adaptarse al clima económico y social de la época.
Aunque la PAC obtuvo un gran éxito en el logro de su objetivo de autosuficiencia para la UE, en los años ochenta la
UE tuvo que enfrentarse con excedentes de los principales productos agrícolas, algunos de los cuales se exportaron
(con ayuda de subvenciones), mientras que otros tuvieron que ser almacenados o eliminados dentro de la UE. Estas
medidas supusieron un coste presupuestario elevado, provocaron distorsiones en algunos mercados mundiales. Al
mismo tiempo, para la sociedad, cada vez más preocupada por el desarrollo sostenible de la agricultura desde el
punto de vista medioambiental, la Cumbre de la Tierra (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente
y el desarrollo (Cnumad), Río de Janeiro, 3-14 de junio de 1992.) celebrada en Río de Janeiro supuso un hito crucial a
principios de los años noventa.
La PAC hoy en día.
En los años noventa la PAC experimentó muchos cambios importantes. Los límites en la producción contribuyeron a
reducir excedentes y por primera vez se hizo hincapié en una agricultura respetuosa del medio ambiente. Los
agricultores tuvieron que prestar más atención al mercado, al tiempo que recibían ayudas directas a la renta, y
responder a las nuevas prioridades del público.
Este cambio de orientación de la PAC añadió un elemento nuevo y esencial: una política de desarrollo rural, que
fomentaba muchas iniciativas rurales y al mismo tiempo ayudaba a los agricultores a diversificar su producción,
mejorar la comercialización de sus productos y reestructurar sus empresas de forma diferente.
Los agricultores ya no obtienen las ayudas simplemente por producir alimentos. La PAC de hoy evoluciona en función
de la demanda. Tiene plenamente en cuenta las inquietudes de los consumidores y contribuyentes, al tiempo que deja
libertad a los agricultores de la Unión para producir lo que pide el mercado. En el futuro, la inmensa mayoría de la
ayuda a los agricultores se pagará independientemente de qué o cuánto produzcan. Antes, cuanto más producían los
agricultores, más subvenciones recibían. Con el nuevo sistema, los agricultores seguirán recibiendo ayudas directas a
la renta para mantener la estabilidad de sus ingresos, pero el vínculo con la producción se ha eliminado.
Además, los agricultores tendrán que respetar una serie de normas medioambientales, de inocuidad de los alimentos
y de bienestar de los animales. Los agricultores que incumplan estas normas verán reducirse sus ayudas directas
(una condición conocida como «condicionalidad»). La ruptura de la relación entre ayudas y producción (generalmente
denominada «disociación») hará más competitivos a los agricultores de la UE y los orientará más hacia el mercado.
Podrán optar por producir en función de lo que les resulte más rentable y al mismo tiempo disfrutar de la estabilidad
de ingresos necesaria. Esta serie de reformas configuran un futuro más prometedor para la PAC de hoy, haciendo
más visible su valor para toda la sociedad.
Durante los años ochenta y noventa, la UE introdujo medidas políticas para intentar limitar la producción de productos
excedentarios. Se recurrió a diferentes medidas: la retirada de tierras de la producción, al principio voluntaria, luego
obligatoria, para que los agricultores dejaran una parte de sus tierras en barbecho; las cuotas establecidas para la
producción de leche, con penalizaciones por los rebasamientos; los límites a la superficie cultivada o al número de
animales por los que un productor podía solicitar ayudas. Poco a poco estas políticas fueron dando su fruto y se
redujeron los excedentes. Las reformas de la PAC en los años noventa, en parte como resultado del acuerdo
celebrado en 1995 con la Organización Mundial del Comercio (OMC), redujeron la capacidad de la UE de utilizar
subvenciones a la exportación (es decir, de compensar a los exportadores por exportar productos a precios del
mercado mundial inferiores a los de la UE).
¿De que forma fomenta la UE la producción de alimentos de calidad superior?
La UE protege la calidad de los alimentos de muy diversas formas, por ejemplo mediante medidas para mejorar la
salubridad e higiene de los alimentos, normas de etiquetado claras, reglamentos sobre sanidad animal y vegetal y
sobre bienestar de los animales, control de los residuos de plaguicidas y aditivos en la alimentación, y también a
través de la información nutricional. El enfoque de la UE prevé la aplicación de sistemas rigurosos de control y
seguimiento, al tiempo que garantiza el funcionamiento eficaz del mercado único europeo.
Una búsqueda constante de la perfección.
La PAC garantiza que los productos auténticos pueden identificarse inmediatamente y que no se engaña a los
consumidores con productos de imitación. Los Estados miembros tienen la posibilidad de utilizar medidas políticas
dentro de la PAC, incluidos los pagos de incentivos, para animar a los agricultores a participar voluntariamente en
regímenes comunitarios o nacionales destinados a mejorar y garantizar la calidad de los productos agrícolas.
La PAC siempre ha contado entre sus objetivos la mejora de la calidad de los alimentos, que se remonta a la creación
de la etiqueta de calidad del vino en los años ochenta, y que luego ha continuado en los sectores del aceite de oliva y
de las frutas y hortalizas.
Esta voluntad de calidad forma ahora una parte fundamental de la política agrícola. En todos los ámbitos de la PAC se
intenta mejorar la calidad de los alimentos. Como ejemplo de estas medidas pueden citarse los siguientes:
• sistemas de identificación del ganado vacuno y normas de etiquetado de la carne, concebidos para permitir
una trazabilidad completa de la carne para seguir su pista desde su lugar de venta al público hasta la explotación
pecuaria de la que procede;
• incentivos económicos en virtud de la política de desarrollo rural a disposición de los agricultores que mejoren
la calidad del producto;
• medidas especiales de incitación a la reconversión a la agricultura
ecológica. Sanidad y bienestar de los animales.
La UE considera prioritario conservar la salud de los animales mediante prácticas veterinarias correctas y evitar brotes
de zoopatías contagiosas, como la fiebre aftosa, la peste porcina o la gripe aviar. Si surge un foco, éste es sometido a
un cuidadoso seguimiento y se adoptan medidas para evitar su propagación.
Un número cada vez mayor de consumidores europeos manifiesta preocupación por el bienestar de los animales que
les proporcionan su carne, huevos y productos lácteos. La política de la UE se basa en el principio de que los
animales no deben ser sometidos a dolores o sufrimientos evitables. Esto se refleja en normas precisas sobre las
condiciones en que deben criarse las gallinas ponedoras, los cerdos y los terneros, o sobre las condiciones de
transporte o sacrificio de los animales de granja. Estas normas se actualizan regularmente a la vista de nuevos datos
científicos y figuran entre las más estrictas del mundo.
La PAC ofrece a los agricultores incentivos para mejorar sus resultados en estos ámbitos. El respeto de las normas
beneficia a toda la sociedad, pero puede entrañar costes considerables para los agricultores: por esa razón, los
agricultores pueden optar a ayudas financieras que les ayudarán a mejorar en estos ámbitos.
La agricultura y la silvicultura son los principales usos de la tierra en las zonas rurales.
Leader+.
Otra medida importante es el enfoque ascendente de la iniciativa de cooperación pública y privada conocida como
Leader+, mediante la cual los proyectos de desarrollo rural locales son cofinanciados por la UE, los gobiernos
nacionales y organismos privados.
El objetivo principal es proporcionar a las comunidades locales la posibilidad de elegir y financiar proyectos que se
adapten al entorno local y que puedan producir beneficios a largo plazo. Además, el enfoque Leader estimula la
creación de vías innovadoras para lograr un desarrollo rural sostenible que, mediante intercambios con otros similares
en toda la UE, puede ir mucho más allá del proyecto inicial y puede influir en la política de desarrollo rural e incluso
mejorarla.
Nuevos Estados miembros, nuevos retos.
La ampliación de la UE para incluir diez nuevos Estados miembros (República Checa, Estonia, Chipre, Letonia,
Lituania, Hungría, Malta, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia) desde el 1 de mayo de 2004, trajo consigo varios cambios
para la PAC. A la población agrícola de 7 millones de personas que había en la UE, se han sumado 4 millones de
agricultores más. Los nuevos Estados miembros aportan cerca de 38 millones de hectáreas de tierras agrícolas a los
130 millones de hectáreas en la antigua EU-15, un incremento del 30 %, si bien la producción en la EU-25 sólo se
ampliará en cerca de un 10 o un 20 % para la mayoría de los productos.
En los nuevos Estados miembros, en particular en los antiguos países comunistas, uno de los retos principales de
estos últimos años ha sido mejorar la prosperidad del sector y del conjunto de las comunidades agrícolas.
UN COMPROMISO CON LAS NORMAS DEL COMERCIO MULTILATERAL
Para la UE es evidente que los intercambios comerciales, cada vez más importantes, entre todos los países, tanto
desarrollados como menos desarrollados, deben realizarse siguiendo normas comerciales multilaterales para
beneficio de todos los países, en particular de los países en desarrollo. Esta es la razón por la que la UE es
claramente partidaria de la OMC y siempre ha desempeñado un papel activo en los debates y negociaciones de la
OMC sobre los intercambios agrícolas. La UE asumió el compromiso del «Programa de Doha para el Desarrollo» (4),
cuyo objetivo es liberalizar aún más el comercio al tiempo que se incrementa el desarrollo.
Hacerse cargo de las inquietudes de la gente.
La PAC ha evolucionado y, ahora más que nunca, tiene en cuenta las inquietudes de toda la sociedad europea.
Además, la UE ha incrementado sus esfuerzos para incluir al ciudadano en la elaboración de las políticas y
mantenerlo informado de la evolución de la PAC.

UNIDAD 3.

✔ Dür y González. ¿Más hombres ciegos y más elefantes? Una revisión de la literatura más reciente sobre
la integración europea.
El fin del debate entre neofuncionalismo e intergubernamentalismo.
El neofuncionalismo fue la primera respuesta teórica a la integración europea en los años cincuenta. La idea básica
era que la integración de unos sectores llevaría necesariamente a la de otros sectores y la integración económica
acabaría conduciendo a la integración política (teoría del spill-over).
Sin embargo, los años sesenta ya mostraron que el progreso de integración no era tan rectilíneo como habían
predicho Haas y otros autores. Este fallo llevó a Haas, en 1975, a anunciar la “obsolescencia” de su teoría.
En los años ochenta Wayne Sandholtz y John Zysman (1989) estudiaron la creación del Mercado Único a partir del
neofuncionalismo. En 1998, Stone Sweet y Sandholtz, han propuesto una teoría de la integración europea que
pretende explicar el desarrollo de la gobernanza supranacional. Los tres elementos principales de su argumentación
se basan en las tesis del neofuncionalismo: el desarrollo de una sociedad transnacional, el rol de los actores
supranacionales y la resolución de las externalidades de la política internacional como objetivo de la integración
europea.
El intergubernamentalismo, en contraposición con el neofuncionalismo, argumenta que los Estados son los actores
más importantes en la integración europea. Stanley Hoffmann, negó a mediados de los años sesenta, que la
integración europea debilitase el Estado nación. Según su interpretación, la integración permitía a los Estados
resolver problemas demasiado complicados para ser solucionados dentro del contexto nacional. La integración
europea, por consiguiente, reforzaba el papel del Estado y no el de los actores supranacionales.
En los 90, Andrew Moravcsik, expuso su teoría del “intergubernamentalismo liberal”, en la cual mantiene que no hay
progreso automático como señalaba el neofuncionalismo, sino que la integración europea es sólo una respuesta a
“cambios tecnológicos” que requieren políticas comunes. Las preferencias de los Estados se definen por los grupos
de interés domésticos que exigen en algunos casos mayor integración para responder a desafíos tecnológicos. Los
gobiernos responden a estas demandas con negociaciones intergubernamentales cuyo resultado depende de las
preferencias y del poder relativo de los Estados. Osea, las instituciones supranacionales son sólo compromisos
creíbles.
Pero el intergubernamentalismo liberal ha recibido numerosas críticas dirigidas, en particular, a la parcialidad de su
teoría, capaz sólo de explicar las “grandes negociaciones” en la UE. Precisamente esta limitación del
intergubernamentalismo liberal explica la falta de posteriores estudios basados en esta teoría.
El neoinstitucionalismo y el estudio de la gobernanza y de la europeización: nuevos enfoques de la integración
europea.
El neoinstitucionalismo parece útil a la hora de explicar el rol de las instituciones en el proceso de integración.
El concepto de la gobernanza intenta mostrar la complejidad del sistema político de la UE y cómo los actores políticos
responden a ésta.
La literatura sobre la europeización trata de explicar cómo el proceso de integración influye en los Estados miembros
a nivel doméstico.
- El neoinstitucionalismo: la importancia de la estructura.
La literatura surgida en los últimos años se caracteriza por su heterogeneidad, derivada de dos factores
fundamentales: 1) se utiliza el concepto de instituciones tanto como variable independiente (se analiza cómo la
existencia de las instituciones influye el comportamiento de los actores) como dependiente (se estudian las razones
que llevan a la creación de instituciones y a su cambio). 2) La existencia de distintas variantes del
neoinstitucionalismo aumenta considerablemente la heterogeneidad de la literatura aplicada a la integración europea.
Se distinguen tres variantes del neoinstitucionalismo:
Institucionalismo de la elección racional: Define las instituciones como el contexto estratégico en el que los individuos
racionales persiguen sus intereses. Esta variante tiene dos aplicaciones centrales: 1) algunos autores analizan cómo
las instituciones pueden afectar el comportamiento de los actores que pueden favorecer u obstaculizar determinadas
acciones. 2) otros autores intentan explicar por qué los actores escogen unas instituciones específicas y no otras a
través del institucionalismo de la elección racional; las instituciones sirven para resolver los fallos del mercado. Los
actores racionales crean instituciones según el problema que tienen que afrontar.
Institucionalismo histórico: Entiende la integración europea como un proceso cumulativo en el que las decisiones
previas marcan las futuras. El objetivo es delinear los orígenes y el desarrollo de las estructuras institucionales en el
tiempo. La idea es que tanto la negociación estratégica como la formación de las preferencias están condicionadas
por el contexto institucional. Las decisiones anteriores pueden tener consecuencias no intencionadas en el presente;
incluso las preferencias de los actores están influidas por el pasado puesto que son una variable endógena en los
procesos políticos.
Institucionalismo sociológico: Pone el acento en cómo los actores se adaptan a las instituciones y las interiorizan
mediante procesos cognitivos. Las instituciones pueden constituirse en actores y determinar sus intereses mediante
procesos de socialización. Las instituciones pueden construir, a través de procesos interactivos, las identidades e
intereses de los Estados miembros y de los grupos dentro de ellos. Aunque el neoinstitucionalismo ha asumido un rol
dominante en los estudios de la integración europea, la literatura no ha resuelto algunos de los problemas
fundamentales: 1) Existe mucha confusión sobre la definición de instituciones. 2) El hecho de que los estudios traten
las instituciones, a la vez, como variable dependiente, independiente e interviniente introduce cierta confusión puesto
que algunos autores parten de las instituciones para explicar resultados políticos sin tener en cuenta que los actores
políticos también pueden crear nuevas instituciones o cambiar las existentes para alcanzar sus intereses. 3) Existen
algunos problemas en lo relativo a la investigación empírica. 4) Si bien es cierto que los estudios neo-
institucionalistas han mostrado que las instituciones tienen una influencia, aún faltan los instrumentos para medir
dicha influencia.
La gobernanza: el estudio de la complejidad.
Se pueden distinguir tres usos del concepto de gobernanza: 1) En un sentido amplio, se define como “los procesos e
instituciones, tanto formales como informales, que guían y condicionan las actividades colectivas de un grupo
determinado”. La gobernanza equivale a la autoridad para formular e imponer reglas. 2) La nueva gobernanza, se
refiere a un nuevo modelo de relación entre el Estado y la sociedad alternativo al modelo tradicional basado en la
jerarquía y los controles que se concibe como un mecanismo de regulación y como un proceso de aprendizaje
colectivo basado en la coordinación, en el que los actores sociales también juegan un papel fundamental en la
creación y el seguimiento de reglas.
El enfoque de la literatura sobre la gobernanza ofrece una serie de ventajas analíticas: 1) pone énfasis en algunos
actores sub y supranacionales poco estudiados hasta ahora; 2) no se opone a la
introducción de conceptos que provienen de otras disciplinas de las ciencias políticas; 3) no sólo ha estudiado dónde
y cómo se han utilizado los nuevos modos de gobernanza en la UE, sino que también ha intentado responder a la
pregunta de si éstos son más eficientes, eficaces y democráticos que los tradicionales; 4) el concepto de gobernanza
no pretende competir con las teorías clásicas de la integración europea; por el contrario, busca complementarlas.
Las críticas más destacadas a este enfoque subrayan: 1) que el mismo concepto de gobernanza es
fundamentalmente descriptivo, osea, describe una situación sin hacer aportar argumentos causales. De ahí que haya
surgido mucha literatura empírica pero no un cuerpo teórico con una lista de hipótesis y una metodología propia. 2) Es
cuestionable el supuesto del que parte la literatura sobre la gobernanza multinivel, según el cual no se puede
comparar la UE con otros sistemas políticos puesto que es un caso sui generis. Pero partiendo de las relaciones
internacionales, otros autores han mostrado la ubicuidad del regionalismo y el valor de la comparación, identificando
similitudes entre la UE y otros casos de regionalismo.
La europeización: la influencia de la integración en los Estados.
Estudia el impacto de la integración europea en los Estados miembros. Las instituciones supranacionales han dejado
de ser la variable dependiente y el nivel doméstico ha pasado a asumir este rol.
La nueva literatura muestra que el proceso de integración europea ha influenciado muchos aspectos de los sistemas
políticos nacionales, empezando con las estructuras e instituciones domésticas, las políticas nacionales, la opinión
pública, los partidos políticos, los grupos de interés y la cultura política.
Tres interpretaciones de las causas:
La primera mantiene que la presión de adaptación, junto con la selección competitiva, produce cambios a nivel
doméstico (las políticas comunitarias influyen directamente en las políticas de los Estados miembros por ej. el Pacto
de Estabilidad que limita el déficit permitido en los presupuestos nacionales)
Las políticas comunitarias pueden cambiar los incentivos de los actores domésticos (algunos actores saldrían
ganando con las políticas comunitarias mientras que otros perderían, lo que cambia el equilibrio entre los intereses
domésticos en los Estados miembros)
Finalmente, existe una última interpretación de la europeización que pone énfasis en la difusión de las ideas y del
aprendizaje (La participación en el proceso de integración europea puede exponer a los actores políticos a ideas
nuevas que se diseminan en diferentes países y, por lo tanto, influenciar a los actores domésticos.)
En cuanto a las consecuencias, no existe un consenso general. La observación según la cual no se puede hacer un
argumento a priori sobre el impacto de la europeización ha derivado en algunos intentos de delinear los factores que
favorecen la convergencia o la divergencia. Cinco factores que medían en las consecuencias de la europeización.
Primero, la vulnerabilidad económica es un factor mediador del impacto de las decisiones tomadas a nivel europeo
(los E que enfrentan mas crisis estan mas abiertos a cambios politicos)
Segundo, la capacidad de reaccionar a las presiones externas de las instituciones políticas de un Estado miembro
tiene una influencia ambigua en el proceso de adaptación.
Tercero, las políticas e instituciones establecidas determinan la respuesta de un Estado a las presiones de
adaptación.
Cuarto, las preferencias de los actores domésticos son importantes, dado que pueden estar a favor de cambios o en
contra.
Finalmente, dichas preferencias pueden cambiar a partir del discurso establecido en el proceso de integración
Todos estos factores mediatizan el impacto de la europeización en las instituciones y políticas domésticas y
determinan convergencias, divergencias o inercias.
La europeización, por ejemplo, afecta no sólo las políticas públicas de los Estados miembros, sino también los grupos
de interés, mientras que estos últimos a su vez intentan influenciar las políticas públicas y las decisiones a nivel
europeo. Existen, por tanto, muchos efectos de retroalimentación (“feedback”) por lo que una metodología basada en
variables dependientes e independientes no permitiría llegar a conclusiones convincentes.
Conclusiones.
La característica más importante de los nuevos enfoques es que no son contradictorios entre si, sino más bien
complementarios puesto que la utilización de uno no es excluyente
de los demás.
Los autores de la gobernanza a varios niveles en la UE explican la europeización como una de sus consecuencias.
Además, tanto los estudios sobre la gobernanza como sobre la europeización se centran en el análisis de las
instituciones.
La armonía entre los tres enfoques sólo se ha visto perturbada por la introducción de un nuevo debate de carácter
meta-teórico que se presenta en la sección siguiente.
Racionalismo versus constructivismo: el nuevo debate meta-teórico de la integración europea.
En los años noventa, se ha podido apreciar un incremento en el número de análisis racionalistas basados en los
supuestos de que los individuos son racionales y egoístas y que en general tienen intereses materiales.
Paralelamente, se ha observado un aumento en el número de estudios que critican los supuestos del racionalismo, el
constructivismo.
El constructivismo, en oposición al racionalismo, mantiene que las acciones de los individuos no se pueden explicar
únicamente a partir de sus intereses materiales (los individuos son vistos como construcciones del mundo social en
que viven).
El racionalismo en el estudio de la integración europea tiene tres aplicaciones fundamentales.
En primer lugar, se concentra en explicar las causas y las consecuencias de las instituciones. En cuanto a las
instituciones como variable dependiente, Hix intenta explicar por qué los gobiernos de los estados miembros
aceptaron incrementar el poder del PE en el Tratado de Ámsterdam. En cuanto a las instituciones como variable
independiente, los métodos y supuestos de la elección racional han sido utilizados para evaluar las consecuencias de
los cambios introducidos en los procedimientos de toma de decisiones en las últimas Conferencias
Intergubernamentales celebradas en la UE.
En segundo lugar, algunos autores racionalistas estudian el proceso de integración europea como un “juego a doble
nivel”. Para explicar la interacción entre un Jefe de Gobierno que negocia al mismo tiempo con otros Jefes de
Gobierno (nivel I) y con actores domésticos (nivel II).
En tercer lugar, Mark Pollack (2003) ha introducido el estudio de la relación entre los principales (“principals”) y los
agentes (“agents”) en el análisis de la integración europea. En esta interpretación, los gobiernos (principales) delegan
autoridad a las instituciones comunitarias (agentes) con el objetivo de resolver problemas funcionales.
Los defensores del constructivismo argumentan que el proceso de integración europea puede cambiar la identidad,
los intereses y el comportamiento de los Estados. Además, el constructivismo pone el acento en los procesos de
aprendizaje y de socialización a nivel europeo y en la difusión de las normas europeas a nivel nacional. Sin embargo,
la mayoría de los autores sostiene que el constructivismo no puede ser una macroteoría de la integración europea,
sino más bien una perspectiva general que puede derivar en teorías específicas.
Craig Parsons estudia cómo las ideas influyeron en el comportamiento de los actores en la creación de la Comunidad
Económica Europea (1957). El mayor interés de dicho trabajo consiste en que no sólo intenta analizar si las ideas son
importantes, sino también cuál es su impacto en los procesos políticos. Cuestiona la interpretación racionalista
basada en el supuesto de que las ideas son definidas a partir de los intereses objetivos.
En resumen, a pesar de los distintos enfoques teóricos y empíricos, el debate entre el racionalismo y el
constructivismo no está necesariamente basado en substanciales diferencias, sino que, por ahora, se trata más bien
de un debate meta-teórico. Dicho debate no debería ser el más influyente en los estudios del proceso de integración,
puesto que no contribuye directamente a mejorar su comprensión. Por el contrario, sería importante aceptar que
ambas perspectivas tienen objetivos distintos y que cada una puede contribuir al estudio de distintos aspectos del
mundo social.
¿Qué hemos aprendido y hacia dónde vamos? (esto esta al pedo para mi)
El análisis de la carencia democrática de las instituciones europeas e, idealmente, el desarrollo de nuevos modos de
corregir el tan acuñado déficit democrático tienen que ser asimismo objetivos legítimos de los estudios sobre la
integración europea.
Por consiguiente, en el futuro la evaluación de la literatura académica debe basarse no sólo en su capacidad de
explicar los hechos ocurridos sino además en sus logros a la hora de responder a estos desafíos normativos.

UNIDAD 4.
✔ Pintado Lobato: La presencia de EEUU en AmLat. Hacia una nueva concepción de hegemonía
regional. América Latina, quedaba reducida en las consideraciones geoestratégicas a un mero “patio trasero”
maleable a los intereses del Estado dominante.
El aumento del poder mundial de Estados Unidos no ha hecho sino incrementar su capacidad de influencia pese a
que América Latina no sea una prioridad para Estados Unidos, siempre más cerca identitariamente de Europa. La
relación entre EE.UU. y América Latina estaba caracterizada por una creciente asimetría de poder acompañada por
una fuerte asimetría de intereses. EE.UU. se vio con la capacidad de influir no solo políticamente sino en muchas
ocasiones económica y militarmente en el devenir de la política nacional de los Estados latinoamericanos y caribeños.
La evolución de las relaciones ha estado marcada principalmente por la propensión de Estados Unidos hacia el
intervencionismo. La política norteamericana hacia sus vecinos del sur podría definirse de aislacionista hasta
principios del siglo XIX, cuando comienzan las independencias de los países latinoamericanos. La decisión del
presidente Monroe de reconocer a los Estados independientes de América Latina demostró a Europa su voluntad de
protagonizar un rol mayor en la región. Doctrina Monroe: uno de los documentos clave de las relaciones regionales,
que advirtió toda nueva incursión colonial en la región por parte de las potencias europeas que amenazase la recién
adquirida independencia de estos Estados sería considerada como una amenaza a los Estados Unidos. El gobierno
norteamericano rompe definitivamente con su aislacionismo declarándose la fuerza dominante en el hemisferio.
Las esperanzas de sentar las bases para una buena vecindad se alejaron por la sed de territorio de los mandatarios
norteamericanos. La guerra con México, fue el punto de inflexión que demostró a los jóvenes Estados
latinoamericanos que los intereses nacionales estaban por encima de la buena voluntad de Estados Unidos.
La llegada a la presidencia norteamericana de Theodore Roosevelt acrecentó el espíritu agresivo de Estados Unidos
frente a América Latina. La zona del Caribe y América Central se convirtió en un área con derecho a controlar, ya sea
a través de medios financieros, como comerciales o militares. El apoyo a la independencia de Panamá, muy favorable
a los
intereses comerciales norteamericanos, fue una clara muestra de que los Estados Unidos no iban a aceptar un no por
respuesta.
El corolario de Roosevelt supuso la proclamación de la política intervencionista. Los estadounidenses empezaron a
asumir la responsabilidad de poner orden político y financiero en el hemisferio.
Las naciones de la zona centro del continente pasaron de una influencia estadounidense a una dependencia en sus
elecciones políticas nacionales.
La Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, han marcado esencialmente las relaciones entre Estados Unidos y el
resto de países del continente. La revolución cubana y su posible efecto sobre los distintos nacionalismos de América
Latina llevó a una de las crisis más importantes en la política exterior estadounidense. Los Estados Unidos vieron
peligrar sus
intereses económicos pero en este caso en lugar de enviar un contingente militar, impulsaron el alzamiento militar.
Esto debilitó aún más la ya maltrecha imagen de Estados Unidos en la región. En los años sucesivos, las
administraciones norteamericanas de Carter y Reagan mostraron giro en la política norteamericana en la región. Del
intervencionismo militar se pasó a una exportación de los valores políticos y económicos liberales con funestas
consecuencias.
Estados Unidos se ha autoproclamado impulsor y policía de la democracia. Más allá de una mera retórica, ha
empujado a las naciones latinoamericanas al cambio político, pero no siempre con fines democráticos ni
benevolentes.
“¡Voy a enseñar a las repúblicas sudamericanas a elegir buenos hombres!”. Tenían una “obligación moral” de conducir
a las naciones hacia una senda democrática. Principalmente en la época de la Guerra Fría, América Latina ha asistido
a una manipulación del concepto de democracia por parte de Estados Unidos, únicamente motivado por el servicio a
sus propios intereses políticos y económicos.
La intervención norteamericana en las cuestiones políticas soberanas de los Estados latinoamericanos ha modelado
los gobiernos para favorecer los intereses de la potencia. Ese compromiso de “enseñar” a América Latina a elegir a
“buenos hombres” como gobernantes proclamado por Wilson se tradujo intervenir en los asunto internos de los países
latinoamericanos soberanos, muchas veces a través de la vía militar, para colocar a políticos afines a los intereses.
Distinguirse dos acciones principales: 1) cambios en las políticas estadounidenses que elevan los costes financieros,
y un endurecimiento de las condiciones comerciales; 2) presiones para modelar las estrategias económicas de los
países de América Latina, instituciones dependientes del sistema económico neoliberal como el Fondo Monetario
Internacional o el Banco Mundial.
Tres épocas principales de acción: 1) Del siglo XX hasta 1930. Importante intervencionismo imperial, la mayoría en la
cuenca caribeña fuerzas militares invadían el país, retiraban al gobernante de turno e instalaban un gobierno
provisional favorable a sus intereses. 2) De 1940 hasta el final de la de 1980. Las relaciones políticas
latinoamericanas se vieron influenciadas por la división soviético-estadounidense, elevó las necesidades de seguridad
de los Estados Unidos. Los principales enemigos habían sido las dictaduras de izquierdas y las guerrillas
revolucionarias, osea los gobiernos de izquierdas. El caso Chileno fue considerado por algunos como “el ataque más
descarado a la democracia por parte de Estados Unidos”. Un ataque por varios flancos al modelo de
socialdemocracia por el que abogaba Allende que fue poco a poco ahogado por las presiones económicas exteriores
y las triquiñuelas de la derecha y el poder militar. Lo importante para Estados Unidos no eran sus intereses
económicos en la región sino el peligroso ejemplo que suponía la llegada al poder por la vía democrática del
socialismo. El gob norteamericano empleó una estrategia de bloqueo económico y financiero invisible, mientras
realizaba un apoyo encubierto a la oposición concretado con un respaldo y estímulo explícito al golpe militar del
ejército. Sin duda, el posterior establecimiento de un gobierno dictatorial derechista con un modelo económico
ultraliberal colmó las ansias estadounidenses. Esto contribuyó, no solo a derrumbar el gobierno de Allende, sino todo
el sistema democrático de Chile. 3) De la década de los 90 en adelante. Coincidiendo con el inicio de la globalización.
La etapa posterior a la Guerra Fría fue sin duda una de acomodamiento de los gobiernos latinoamericanos a las
políticas de Washington.
La caída de las exportaciones provocó importantes crisis nacionales a lo largo de la “Década Perdida” de los 80 que
socavaron la legitimidad de los gobiernos.
A finales de los 80, la comunidad financiera, encabezada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), diagnosticó que los problemas de América Latina eran de índole estructural. La receta de la comunidad
financiera internacional fue el Consenso de Washington: unas medidas de carácter neoliberal y capitalista centradas
en cuatro aspectos principales (liberalización comercial, privatización, reformas financieras y reformas laborales).
La aplicación de la receta económica de las instituciones económicas internacionales neoliberales tuvo sus
consecuencias más sangrantes en el caso de Argentina.
Si bien muchos elementos de la crisis argentina se deben a errores y políticas equivocadas de la política interna, se
agravaron gracias al Consenso de Washington. Las medidas generaron un parón en la economía informal y
provocaron una importante subida del desempleo. El nuevo gobierno norteamericano liderado por George W. Bush
dio un giro en la política económica hacía América Latina y canceló los préstamos, al igual que lo hizo el FMI. En
consecuencia, el presidente argentino instauró el denominado como “corralito” que durante un año restringió la
liquidez monetaria de los argentinos paralizando casi completamente el comercio y el crédito. Fué el ejemplo más
claro del fracaso de las políticas económicas neoliberales en América Latina.
Con la llegada del nuevo siglo y el afianzamiento de los regímenes democráticos en la región, se comienza a
vislumbrar un cambio de patrón en las relaciones. Si bien Estados Unidos continúa firmemente como el Estado más
poderoso, la emergencia de varios gobiernos de izquierdas, mayor integración regional, la emergencia de un nuevo
polo de poder, la entrada de China en los mercados latinoamericanos, hacen presagiar una modernización en los
patrones de cooperación.
Dos visiones diferenciadas: 1) América Latina se encuentra en una etapa pre-moderna en la que debe continuar su
esfuerzo por alcanzar la posición del norte. 2) América Latina está siguiendo un camino diferente al del norte, debido
a sus particularidades culturales.
La tercera vía, que mejor se ajusta a la realidad latinoamericana, es la de una modernidad compleja, con sociedades
híbridas que experimentan un crecimiento desigual en el que las características premodernas, modernas y
posmodernas se combinan en una forma de sincretismo. Una constante pugna entre lo tradicional y lo moderno, lo
local y lo global.
No podemos hablar de una sola América Latina, sino de los países y subregiones El gobierno norteamericano no
puede defender una sola política para América Latina, sino que comienza a tratar a los países como individuales, con
sus características diferenciadas.
La emergencia de Brasil. El desarrollo económico y, sobre todo, su creciente influencia política a nivel internacional
suponen todo un reto para los Estados Unidos. La política norteamericana hacia Brasil se ha centrado en asuntos
económicos y comerciales; sin embargo, en cuestiones políticas ambas administraciones mantienes reticencias. En
Washington no gustó la tendencia del expresidente Lula da Silva, de estrechar lazos con países africanos y de
Oriente Próximo, ni mucho menos su condescendencia con Hugo Chávez. Esto repercutió en la falta de apoyo por
parte de Washington a la candidatura brasileña a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad. Asimismo, el
gobierno norteamericano sigue reticente a la redistribución del voto y del poder en instituciones como el FMI y el BM,
reforma por la que presionan los BRICS.
La “amenaza izquierdista” de 2006 y 2007 en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, Venezuela han encendido las iras en
EE.UU. y provocó que la alianza izquierdista de América Latina haya decaído como frente común.
La influencia de la cultura norteamericana es enorme en la región y su poder económico, gigante. Los Estados cada
vez confían menos en su vecino del norte debido a que todos los gobiernos latinoamericanos tienen un fuerte lazo
comercial con Estados Unidos. La búsqueda de nuevos mercados y las alianzas regionales son algunos modos de
contrarrestar el dominio histórico que los EE.UU. han ejercido.

✔ Bernal Meza, Raúl: Integración y cooperación en curso de AmLat.


ALBA.
La Alternativa Bolivariana de las Américas, es un regionalismo cuya vanguardia está en los aspectos políticos que son
los que conducen una integración de carácter multidimensional. Su objetivo es el combate a la pobreza y el desarrollo
social de los pueblos.
Es un proyecto impulsado por el presidente Chávez, surgido originalmente de un acuerdo bilateral entre Venezuela y
Cuba, en 2004.
Tiene un número limitado -aunque creciente- de países miembros que no tienen contigüidad geográfica. Su fuente de
inspiración es la “patria grande” de Bolívar.
Sus miembros son escépticos respecto de las “bondades” del libre comercio y tienen una mirada crítica sobre el
proceso de globalización. Surgió, ademas, para enfrentar el proyecto norteamericano ALCA.
Su agenda es muy amplia y se diferencia de otras por la importancia asignada a las políticas sociales y la
participación de movimientos sociales.
La “integración energética solidaria”, es el principal eje donde el papel de los Estados y de las empresas estatales de
energía es absolutamente excluyente. PETROAMÉRICA, PETROCARIBE y PETROSUR son los programas que
proveen la cooperación y asistencia energética a los miembros de ALBA.
La cooperación venezolana, ha sido parte muy importante de la solución del déficit energético y de la balanza
comercial de la mayoría de los países que dependen de la importación de petróleo. ALBA tiene una concepción no
Estado-céntrica: es decir, el eje estructural de la integración pasa por las alianzas políticas y los vínculos entre
movimientos sociales y políticos. “Integración de los pueblos” antes que de naciones individuales.
La propuesta del ALBA sigue siendo básicamente inter-gubernamental. Una ilustración cabal al respecto es el rol
subsidiario del Consejo de Movimientos Sociales en el ALBA, donde las decisiones y los acuerdos son tomados a
nivel presidencial”.
Aunque el ALBA tiene por naturaleza un fuerte contenido ideológico, también tiene una cuota importante de
pragmatismo compatible con otros acuerdos y procesos de integración latinoamericanos y caribeños existentes y no
hay obligaciones que aten legalmente a los Estados adherentes bajo las normas de un acuerdo internacional.
UNASUR.
La Comunidad Sudamericana de Naciones, creada en 2004/06, adoptó el nuevo nombre de Unión de Naciones del
Sur en 2007. Es una propuesta brasileña, que evidenció el cambio de prioridades del país.
Heredó de la CSN la idea de profundizar las convergencias entre el Mercosur, la CAN y la integración de aquellos tres
países que no participaban Chile, Suriname y Guyana.
Además reúne las ideas y objetivos de dos propuestas previas del Brasil, la de ALCSA (acuerdo de libre comercio
sudamericano) y la IIRSA (desarrollo de la infraestructura y en la cooperación energética).
Originalmente con un perfil más volcado a los temas económicos y de infraestructura, luego fue profundizando su
perfil político.
Fue el primer proyecto que aglutinó las agendas de integración económica integración social, física, energética;
políticas de desarrollo social, rural y alimentario; áreas de la tecnología, la salud, la ciencia, educación y cultura y la
interacción entre empresas y sociedad civil, y el área de la seguridad y la defensa. El UNASUR retomó la importancia
asignada al Estado en los procesos de integración;.
Tres características que la diferencian de los demás proyectos: 1) Pragmatismo ideológico y flexibilidad comercial,
pertenencia regional la condición de pertenencia. 2) Incorporó la agenda de Seguridad y Defensa. 3) Importante
capacidad política para resolver, problemas intra-regionales, bilaterales problemas internos o de política nacional.
Ha tenido una participación decisiva en la resolución de diversos conflictos surgidos en la región. Entre sus déficits
está su debilidad institucional, la restrictiva representación internacional asignada a la Secretaría General y a la
Presidencia pro-témpore, que son considerados como elementos importantes para la consolidación de la entidad, que
se da, simultáneamente, con una gran capacidad de convocatoria.
Sin embargo, para consolidar la UNASUR no basta con un liderazgo sostenido ni con la mera voluntad política,
frecuentemente débil y poco convincente. Se requiere también una estructura institucional sólida y eficiente.
Una de las agendas más importantes fue el IIRSA, que perdió su dinamismo como consecuencia: a) del cambio de
intereses y objetivos del Brasil, b) conflictos con Ecuador y Paraguay, c) diferencias entre Lula y Chávez, d)
problemas derivados de las rivalidades por el liderazgo regional.
Es actualmente el foro sudamericano más reconocido por sus miembros y con mayor eficacia para enfrentar los
problemas políticos de la región.
Al excluir a Canadá y Estados Unidos e incorporar la agenda de Seguridad, UNASUR es un desafío al orden
norteamericano en el hemisferio occidental.
Es difícil que UNASUR pueda presentarse internacionalmente como una sola voz, porque muchos temas se
relacionan con las posiciones de Estados Unidos y las actitudes críticas o de oposición a éstas que expresan algunos
países miembros, pero que los socios de Washington en la UNASUR no permitirán su cuestionamiento.
Consejo de Defensa Sudamericano.
Parte de la UNASUR, teniendo su acto constitutivo en diciembre de 2008. El estatuto del CDS reafirma el respeto
irrestricto de la soberanía, integridad, inviolabilidad territorial y la no intervención en los asuntos internos. Además
ratifica la autodeterminación de los pueblos, la plena vigencia de las instituciones democráticas y la protección de los
Estados frente a amenazas o acciones internas o externas. Promueve y asegura el respeto de los derechos humanos,
la defensa soberana de los recursos naturales y la promoción de medidas de confianza y transparencia en asuntos
militares y de Defensa.
El principal objetivo, apunta a la creación de una industria de defensa sudamericana y promover la formación y
especialización en la región de cuadros de altos oficiales, restando influencia, es este sentido, al sistema de formación
militar del Pentágono destinado a la región.
Es un instrumento que se ocupa de una agenda tan compleja y que deja afuera a Estados Unidos, aparece como
contrario a EE.UU. y contestatario del orden sobre la Seguridad y la Defensa que la potencia cree debe descansar
prioritariamente en ella. Pero, por otra parte, el gobierno de Lula da Silva, antes de presentar la propuesta en el seno
de la UNASUR, la presentó al gobierno norteamericano.
Pero, si tomamos como un todo los objetivos de la UNASUR y del Consejo de Defensa Sudamericano, es claro que
se busca eliminar o reducir las posibilidades de intervención norteamericana en América del Sur y alejar a la potencia
de las alternativas posibles de mediación, negociación o resolución de conflictos intra-regionales.
Una síntesis del CSD.
Es un proyecto de Brasil y sería la industria de este país la principal beneficiada.
Políticamente, expresa dos elementos políticos: 1) La contención del proyecto del ex presidente Chávez, de creación
de una OTAS sudamericana, en la que se identificaba al enemigo con el imperialismo; 2) es también un desafío a
Estados Unidos.
Prevaleció la idea de Brasil: en vez de seguridad se habla de defensa. Se dejan afuera expresamente los temas de
narcotráfico y terrorismo y los temas o problemas de seguridad internos. Hay mucho énfasis en la creación de una
identidad sudamericana de defensa.
El CSD ciertamente busca contrarrestar la influencia norteamericana dentro de las fuerzas armadas sudamericanas.
No se trata de fusionar las fuerzas armadas de los países de la región; se trata de actuar conjuntamente ante dos
situaciones: catástrofes y/o ayuda humanitaria y en misiones de paz.
Un avance importante para construir identidad es la generación de confianza. Las medidas de confianza mutua estaban
presentes desde antes pero el Consejo las hace más operativas.
CELAC.
Es el último proyecto de regionalismo latinoamericano, creado en 2010. Lo integran 33 Estados. Forma parte de la ola
de “regionalismo pos-liberal” en Sudamérica. Es también la confluencia hacia una visión integral de la región
latinoamericana y caribeña de sus dos principales impulsores: México y Brasil. Es el único esquema regional en el
que participa Cuba.
Su fin apunta a integrar en su seno todas las instancias subregionales que se han venido desarrollando aunque su
objetivo es ampliar y consolidar el desarrollo sustentable, la paz y la cooperación.
Su desafío es lograr constituirse en un foro multilateral que permita a la región latinoamericana y caribeña expresarse
con una sola voz y fortalecer así sus posiciones en el sistema internacional, comunidad de valores, intereses y
objetivos de todos sus miembros.
Los seis órganos que la estructuran son: a) la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno; b) la Reunión de
Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores; c) la Presidencia pro tempore; d) la Reunión de Coordinadores
Nacionales; e) reuniones especializadas y f) la Troika.
La CELAC fue un proyecto del presidente Chávez. Es posible que su estructura de funcionamiento, con la troika, más
Cuba, le de una mayor representatividad que cualquier otro regionalismo.
Alianza del Pacífico.
Formalizada en 2012. También se le conoce con el nombre de “Acuerdo de Integración Profunda” (AIP).
Integrada por Chile, México, Perú y Colombia. La Alianza es vista como el modelo de apertura que seguiría la visión
del “regionalismo abierto”, que reemplaza la idea de desarrollo por la de “competitividad”.
Todos los países que lo integran representan modelos de apertura, liberalización y desregulación económica y
comercial. Todos ellos tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea.
Los intereses de una liberalización regional ampliada (mirando a Estados Unidos y al Asia-Pacífico) se refuerzan en la
alianza tanto así, que especialmente Chile y Colombia procuran atraer inversionistas asiáticos a esta zona y preparan
un eventual TPP o Tratado Transpacífico de liberalización ampliada.
Las proximidades entre los países miembros no son sólo por coincidencias en política económica, comercial y
arancelaria, sino también de afinidades políticas.
La Alianza es un punto de confluencia respecto de la apertura comercial pero donde también confluyen grandes
intereses económicos, inversión extranjera directa de unos hacia otros de estos países miembros y flujos financieros
de grupos empresarios que están relacionados.
Conclusiones.
1) Los distintos modelos y esquemas de regionalismo expresan la aspiración de los países miembros, de
promover el diálogo y la cooperación. 2) Expresan la fuerte heterogeneidad de América Latina y Caribe. 3)
Representan un ejercicio de flexibilidad y pragmatismo político. 4) Las salidas o soluciones individuales son cada vez
menos posibles.
5) La visión dominante sigue siendo Estado-céntrica. 6) Se advierte una aprendizaje de flexibilidad y pragmatismo.
La propia heterogeneidad que expresan los distintos ejemplos de regionalismo y cooperación hacen muy difícil
conciliar posiciones homogéneas, comunes respecto de estos escenarios.
- Siendo China es el primer socio comercial de Brasil y el segundo socio comercial de Argentina, el
MERCOSUR no ha logrado conciliar, una convergencia política común con Beijing.
- EE.UU. retórica fuertemente contestataria se ve neutralizada .
- En relación con la UE, Brasil, no tiene interés en un ALC. El diálogo político con la UE será mantenido por la
CELAC. La experiencia latinoamericana señala que los proyectos han sido muy sensibles a los cambios de gobierno y
a las modificaciones en las opciones o alternativas de desarrollo e inserción internacional y, a pesar de que la
coyuntura sistémica internacional favorece hoy la búsqueda de mayores márgenes de autonomía, relación con
Estados Unidos sigue siendo prioritaria.

✔ Béjar y Sotelsek Salem: Del panamericanismo al ALCA: Implicaciones para la UE y España.


Area de Libre Comercio de las Américas.
Los antecedentes se remontan a los comienzos del «Panamericanismo». Fue en 1890, en Washington, durante la
Primera Conferencia Interamericana, cuando la Casa Blanca formuló su primera propuesta de una zona de libre
comercio hemisférica, que luego archivó durante un siglo hasta que George Bush la volvió a plantear en 1990.
Aunque el afán moral de exportar el modelo socio-económico y político de Estados Unidos, acabará confundiéndose
rápidamente con una clara vocación de expansionismo territorial y de hegemonismo económico.
La idea fuerza de Bush era, crear desde Alaska a Tierra del Fuego, una zona donde circulen libremente «capitales y
mercancías». El ALCA comprendería las economías de los 34 países del continente americano (todos, excepto Cuba)
para crear el mayor área de libre comercio del mundo.
El proyecto tiene una clara impronta anglosajona. No pretende, en un principio, crear ningún tipo de integración
política, social, humana o institucional como sucede con la Unión Europea. Se trata, tan sólo, de eliminar barreras
arancelarias y trabas burocráticas al intercambio de inversiones y productos.
Las negociaciones para que el ALCA sea una realidad se presentan complicadas: a) Las potencias económicas del
Norte (EEUU y Canadá) exigen el cumplimiento de normas laborales, medioambientales y sanitarias que suponen, de
hecho, altas barreras. b) Los países del Sur, tratan de proteger sus mercados e industrias con altos aranceles y
subvenciones.
El gran interrogante reside en saber cómo se podrá articular un mercado integrado por 34 países con importantes
desigualdades económicas, sociales y políticas. Tan sólo EEUU y Canadá acaparan el 82% del PIB regional.
Acuerdos e implicaciones del tratado.
los acuerdos en el marco del ALCA han ido avanzando de una forma adecuada como la contribución activa del
gobierno de EEUU para reducir el problema de la deuda externa latinoamericana a través de mecanismos generados
con la colaboración de los organismos financieros internacionales y las ayudas para iniciar las reformas estructurales
pendientes.
Además debemos mencionar los logros obtenidos en las Cumbres de las Américas. Los esfuerzos se inician en
diciembre de 1994 durante la I Cumbre donde se acordó establecer una zona de libre comercio y fija el año 2005
como fecha límite. Tras la I Cumbre, los ministros de 34 países se han reunido 4 veces Denver, Cartagena, Belo
Horizonte (se creó un Comité Preparatorio integrado por los 34 viceministros responsables del área de comercio, con
el fin de intensificar esfuerzos y transformar los grupos de trabajo en grupos de negociación) y San José.
En la III Cumbre de las Américas, que se desarrolló en 2001, se ha ratificado el compromiso suscrito por parte de los
34 países del continente americano de crear un área de libre comercio para toda la región en el año 2005. La primera
condición para el éxito de las negociaciones, es la autorización para promover nuevos acuerdos comerciales. Los
países latinoamericanos lo exigen para evitar que las Cámaras estadounidenses puedan modificar sustancialmente
los acuerdos alcanzados con el Gobierno Bush. La III Cumbre ha concluido con la aprobación del libre comercio
continental.
El principal país que se ha opuesto a la fecha estadounidense (2003) ha sido Brasil, que considera que el ALCA sólo
tendrá éxito si consigue eliminar las barreras no arancelarias de EEUU.
Los mandatarios de todos los países americanos han aprobado en el desarrollo de estas reuniones una medida, la
llamada «cláusula democrática», propuesta por Argentina y según la cual, serán apartados del ALCA todos aquellos
países que se alejen de la senda democrática.
Entre los acuerdos alcanzados en Quebec figura, además, un pacto que concede a la OEA la responsabilidad del
desarrollo político del continente y, dentro de este organismo, los ministros de Exteriores prepararán una Carta
Democrática Interamericana.
Washington está dispuesto a negociar las inquietudes de Brasil, que teme que el ALCA le haga perder el peso
económico que, en los últimos años, ha venido teniendo en la región y México tampoco ve con buenos ojos el
acuerdo que supone la extensión a todo el continente del Tratado de Libre Comercio (TLC). Latinoamérica exigió a
EEUU que considere el ALCA como algo más que un mero espacio comercial.
Volviendo a la posición brasileña, el ALCA es una «opción, mientras que Mercosur es un destino». Además también
confía en el acuerdo de integración entre el Mercosur y la Unión Europea para equilibrar las relaciones y la ampliación
de los mercados asiáticos. No obstante, Brasil valora la presión que ese proceso puede ejercer sobre la Unión
Europea para que realice mayores concesiones en las actuales negociaciones para alcanzar un acuerdo comercial
con Mercosur. A pesar de sus reticencias, Brasil sabe que ambos bloques no son excluyentes y que, si el ALCA
fracasa, Washington cerrará acuerdos bilaterales con cualquier país dispuesto a ello.
Habría que referirse, además, a los obstáculos de carácter estructural. Entre éstos, destacan: 1) El todavía alto grado
de proteccionismo de las economías. 2) Otro sector clave y conflictivo para el ALCA es el agrícola, uno de los
problemas de más difícil solución debido a los intereses antagónicos entre EEUU y otros importantes productores. 3)
La gigantesca disparidad económica entre EEUU y los otros 33 socios potenciales aparece como otro hándicap de
complicada resolución. 4) Hay fuerte oposición a la globalización entre las opiniones públicas y la inexistencia de
proyectos para crear instituciones panamericanas que regulen posibles excesos en los intercambios comerciales,
financieros, derechos humanos, medio ambiente y derechos laborales.
La entrada de América en la modernidad del siglo XXI requiere pasos previos hacia la cohesión latinoamericana. El
problema, quizá más acuciante, sea la recuperación de Mercosur, lastrado por las divergencias actuales argentino-
brasileñas.
Por último, es importante destacar que la evolución de las negociaciones estuvo marcada durante la segunda mitad de
los 90 por un contexto global y regional muy particular. Desde el punto de visa global, se pueden mencionar algunos
acontecimientos que condicionaron la evolución del ALCA: a) culmina la Ronda Uruguay y se crea la OMC; b) la
economía norteamericana inicia un ciclo expansivo, que viene acompañado de una abundante oferta de capitales que
financia el crecimiento acelerado de las economías en desarrollo; c) se amplia el grupo de países emergentes que se
ven favorecidos por las nuevas corrientes de inversión. Desde una perspectiva regional: a) la incorporación de México
al NAFTA; b) el NAFTA permite un marco de discusión sobre algunos temas esenciales para EEUU y que no habían
sido incorporados con éxito en la Ronda Uruguay; c) el fortalecimiento del MERCOSUR como proceso de integración
genera una mayor predisposición de EEUU para ampliar el NAFTA hacia otros países de la región.
El ALCA y la vía rápida.
Una de las condiciones previas para que el Tratado del ALCA se materialice en la práctica es que la Administración
norteamericana consiga la autorización conocida como fast track que le permita negociar acuerdos internacionales de
comercio por la vía rápida; y a Bush le estaba costando conseguirlo.
Las nuevas motivaciones de EEUU y América Latina.
Las negociaciones del ALCA permitirían contrarrestar efectos de desvío comercial que podrían ocasionar los nuevos
acuerdos regionales intra-latinoamericanos o las negociaciones en curso con la UE.
Como resultado del proceso de apertura comercial llevado adelante por los países latinoamericanos durante los años
90, EEUU ha podido incrementar fuertemente sus exportaciones a la región.
Entre las principales motivaciones de América Latina se encuentra la posibilidad de un mayor acceso al mercado
norteamericano y la construcción de un ambiente favorable al incremento del flujo de inversiones extranjeras.
Ventajas e inconvenientes: 1) La posibilidad de eliminar o disminuir subsidios agrícolas y restricciones que
distorsionan el comercio de productos agropecuarios. 2) Crear una suerte de lock in sobre los procesos de apertura
comercial unilateral e impulsar un mayor ritmo en la profundización de la integración intrarregional. 3) La posición
negociadora ante otros importantes socios comerciales como la UE se ve favorecida.
El ALCA. Implicaciones para la Unión Europea.
La institucionalización del ALCA, supone una seria amenaza para el mercado europeo. La Unión Europea corre el
peligro de perder gran parte de los espacios ganados en los mercados iberoamericanos frente al «impulso» de
EE.UU. en el acuerdo del ALCA. La UE deberá evitar que sus empresas accedan a esos mercados en condiciones de
desventaja para ello deberán concluir con la mayor urgencia las negociaciones entabladas con Mercosur, Pacto
Andino y Centroamérica.
Después del 2000, la UE no ha conseguido avances significativos en sus negociaciones con los demás países de la
región, debido fundamentalmente, al obstáculo que representan las diferencias en los sectores agrícolas y de
materias primas.
De todos modos, la UE cuenta con algunas importantes ventajas en su pugna comercial con EEUU respecto a
América Latina: el legado histórico y cultural; su modelo de integración regional, que pretende ser algo más que una
zona de libre comercio; su modelo social y el propio interés de los países iberoamericanos de equilibrar sus acuerdos
regionales con acuerdos extracontinentales.
Convergencia económica e integración.
El proceso de negociación no sólo debe tener un éxito en cuanto a la constitución formal a la hora de establecer un
área de libre comercio en América sino ser capaz de demostrar que fomentará un proceso de convergencia real entre
los países y las regiones, especialmente de los países de América Latina con EEUU y Canadá.

✔ Quevedo Flores: La Alianza del Pacifico y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños:


principales implicaciones en la consolidación de la integración latinoamericana.
A finales de los 90 surge un nuevo paradigma integrador en Latinoamérica, lo que algunos denominan la integración
política, con lo cual se busca profundizar el proceso de integración de la región. Dicho proceso se encuentra en una
etapa de “mutación”, el cual pasa de un vasto escenario de propuesta integradoras, hasta la propuesta de consolidar
una estructura única que pretende convertirse en el organismo de integración latinoamericano y caribeño el cual
pueda aglutinar a todos los países de la región: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El estado actual del proceso de integración latinoamericano tiene varias aristas, cuyo balance actual sería: caótico,
poco coherente, fragmentado y superpuesto. A partir de finales de los 90 el panorama de integración latinoamericano
ha cambiado y reflejan la variedad, la complejidad y las contradicciones de los procesos políticos que vive la región.
La peculiaridad de este nuevo escenario de integración latinoamericano es que no han sustituido a las anteriores, sino
que comparten espacios con aquellos, de manera que la fragmentación y la superposición de proyectos de
integración resumen los rasgos que caracterizan el proceso de reconfiguración de los espacios y procesos de
integración latinoamericanos. Dicha reconfiguración se conforma a través de desarticulaciones, rearticulaciones y
emergencia de nuevos proyectos.
En 2011 surge la Alianza del Pacifico como una nueva propuesta de integración para la región, la cual se compone
por Chile, Colombia, Perú y México y busca desarrollar un acelerado proceso integrador, a partir de acuerdos de libre
comercio y teniendo como objetivo el libre tránsito de mercancías, servicios, capitales y personas, que lo hace una
propuesta vanguardista con respecto a las establecidas hasta el momento.
La aparición de la Alianza del Pacifico genera varias reflexiones sobre hacia donde se dirige la integración
latinoamericana y cuál será el impacto que pueda tener la Alianza del Pacifico en la consolidación o desarticulación de
la CELAC.
Balance de la CELAC.
La creación de la CELAC surge del protagonismo y de los esfuerzos de los actores con mayor peso
político/económico en la región Latinoamericana: Brasil y México. La mayoría de Estados tienen como referencia al
castellano y portugués como su lengua, comparten valores y tienen una misma identidad al compartir historia,
tradiciones y el objetivo de convertirse en una comunidad política integrada.
En la II Cumbre de América Latina y el Caribe y en la XXI Cumbre del Grupo de Río en 2010, los representantes de
los países latinoamericanos y caribeños aprobaron la instauración de un bloque de integración regional que adoptará
el patrimonio del Grupo de Río, la Comunidad Latinoamericana y Caribeña de Naciones.
La decisión quedó contenida en la Declaración Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, que tiene como
objetivo constituir la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como espacio regional propio
que reúna a todos los Estados latinoamericanos y caribeños. Los principales objetivos de este nuevo foro están en
función de la integración regional y el desarrollo sostenible; promover la concertación política y el impulso de la
agenda latinoamericana y caribeña en foros globales; y promover la cooperación, la comunicación y la sinergia entre
otros organismos e instituciones subregionales. La propuesta es que pueda consolidarse como un foro unido de los
Estados de América Latina y el Caribe.
La CELAC responde a las nuevas tendencias del regionalismo y la integración regional, que prioriza lo político. La
emergencia de una nueva agenda internacional obliga a Latinoamérica a diseñar propuestas coordinadas entre los
Estados, y con actores no estatales, para enfrentar nuevos procesos. La asociación para la cooperación aparece
como una demanda efectiva para satisfacer los intereses nacionales, de allí la necesidad de superar las deficiencias
del multilateralismo y avanzar hacia un modelo de mayor cooperación.
La integración es un medio para alcanzar metas políticas, económicas, sociales y culturales; se convierte en el mejor
proyecto político estratégico de América Latina, ante lo cual la CELAC debe de responder.
La idea de creación de este organismo regional refleja dos características de la nueva tendencia de la integración
regional: la plenitud temática y la amplitud geográfica, desarrollado sobre la base de la Diplomacia de Cumbres. La
CELAC surge como un mecanismo de integración, cooperación y concertación política regional, compuesto por los 33
Estados que conforman la región de América Latina y el Caribe. Su objetivo principal es fomentar la integración
regional, impulsar la agenda latinoamericana y caribeña en foros globales. De la Declaración de Caracas en el 2012
se desprende un objetivo claro: la creación de una comunidad, a partir del reconocimiento de su propia diversidad, por
medio de la integración y la unidad política, económica, social y cultural.
El Plan de acción de Caracas está organizado en torno a diez subtemas: 1. Crisis financiera y nueva arquitectura
financiera; 2. Complementariedad y cooperación entre los mecanismos regionales y subregionales de integración; 3.
Energía; 4. Infraestructura para la integración física; 5. Desarrollo social y erradicación de la pobreza; 6. Medio
ambiente; 7. Asistencia humanitaria; 8. Protección migrante; 9. Cultura; 10. Tecnología de la información.
La CELAC tendrá varios obstáculos que tendrá que sortear, pero la principal gira en torno a la decisión y voluntad
política de los dirigentes de los Estados participantes que deriva en una crisis de confianza hacia el proceso de
integración latinoamericano.
La CELAC es la instancia latinoamericana y caribeña que asume la representación y la interlocución con otros países
y grupos regionales, tanto referido al diálogo político, la concertación de posiciones comunes en foros multilaterales,
el impulso a la agenda de la de la región y los posicionamientos ante acontecimiento relevantes con otras áreas del
mundo. Por lo que deberá de fortalecer sus procesos de concertación e integración regional haciendo compatibles y
convergentes con los de sus socios estratégicos de cada una de las regiones del mundo.
La Alianza del Pacífico: ¿Nuevo proceso integrador?
La Alianza del Pacífico tiene como objetivo convertirse en el proceso de integración más importante de América
Latina; busca desarrollar instituciones de integración y coordinar políticas económicas, haciendo primar los intereses
comunes sobre diferencias políticas nacionales. Significa en números el 36% de la población de América Latina y el
Caribe, el 51,4% del comercio de América Latina, el 3,0% del comercio mundial, segunda economía de América
Latina y sexta economía mundial.
Una de las bases de la Alianza del Pacifico se establece en la Declaración de Lima de 2011 y tiene que ver con el
objetivo de consolidar de forma progresiva la libre circulación de bienes, servicios, capitales, y personas, lo cual lo
convierte en un proceso novedoso y de avanzada dentro de la integración latinoamericana.
Los orígenes de la Alianza del Pacifico se ligan al Foro del Arco del Pacifico Latinoamericano (2007) que fue una
iniciativa para promover un mecanismo de cooperación e integración entre los países que tienen acceso al Océano
Pacifico, de los cuales gran parte de ellos comparten un interés por comercializar con la región de Asia-Pacifico, y
algunos de ellos tienen firmados acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.
En el transcurso de los siguientes años varios países deciden abandonar la iniciativa del Foro del Arco del Pacifico. Y
se genera un escenario de integración latinoamericana de propuestas confrontadas entre el liberalismo y el
populismo; la Alianza del Pacifico es un bastión para defender las políticas económicas neoliberales y como una
respuesta al eje ALBA y sus propuestas de crear un eje antisistémico, no capitalista y antiimperialista.
La idea de la Alianza para el Pacífico nace de una gran ventaja comparativa, los miembros ya tienen acuerdos de libre
comercio entre ellos por lo que pueden afrontar metas más ambiciosas con el propósito de aprovechar las
oportunidades comerciales de la región Asía- Pacifico. La Alianza del Pacifico se fundamenta en un modelo de
regionalismo liberal, donde se privilegia el ámbito económico sobre el político y el social, además de que presupone el
pragmatismo y la flexibilidad más que la profundización institucional. Por lo que la Alianza de Pacifico se basa en el
regionalismo abierto, expresado en la liberalización de las economías y apertura de los mercados, acompañado por
un particular interés específico en la inserción comercial en la región de Asía- Pacifico.
Una característica relevante de los miembros de la Alianza del Pacifico, es la participación de estos en varios
esquemas de integración de concertación política e integración subregionales e interregionales que deriva en un
cierto “amalgamamiento integrador”.
Se plantea una división y una cierta yuxtaposición en las subestructuras de integración latinoamericana, en donde
además de la división de América Latina del Norte y América Latina del Sur, ahora se tendrá que identificar la América
Latina del Pacifico y la América Latina del Atlántico.
Desde el punto de vista geoestratégico consolida el puente de comunicación entre la región latinoamericana del
pacifico y las principales economías emergentes de Asía que lleve a consolidar el eje económico mundial en Asia-
Pacifico.
Por lo tanto, la Alianza del Pacifico se convierte en un nuevo proceso integrador bajo un esquema de corte comercial,
en donde su objetivo es la integración a partir del libre comercio. Se convierte en una propuesta más pragmática
enfocada hacia la región de Asía Pacifico, mientras por la otra parte la CELAC se establece como un mecanismo más
dogmático, cuyo proceso de integrador se vuelve menos eficiente en determinado momento.
Implicaciones de la Alianza del Pacifico en la CELAC.
La Alianza del Pacifico puede suponer a mediano y largo plazo una afectación a los procesos de integración
subregionales ya existentes en Latinoamérica tanto de corte económico/comercial como de concertación política. Esto
será posible en la medida que los países latinoamericanos identifiquen a la Alianza del Pacifico como la opción más
“redituable” para el desarrollo de su inserción comercial mundial. En este sentido se puede producir un efecto
“disgregador” o de “fuga” de los esquemas y mecanismos existentes hacía la Alianza del Pacifico.
La integración en América Latina y el Caribe pudiera estar transcurriendo en dos escenarios. Uno de carácter
endógeno a través de la CELAC y el resto de esquemas subregionales existentes. Otro exógeno, por la vía de las
alianzas con mecanismos interregionales dentro del Pacifico-asiático, en donde se enfila la propuesta de Alianza del
Pacifico y su vinculación con el APEC y el TPP.
La Alianza del Pacifico conecta de forma efectiva la integración regional latinoamericana, al acercar a los países de
América Latina del norte y del sur, cuestión que no ha sido posible en la CELAC debido a los liderazgos y las
rivalidades existentes entre Brasil y México en sus respectivas regiones y zonas de influencia. Existe una clara
división de fórmulas integradoras dentro de Latinoamérica y de la CELAC que genera la reflexión de si es posible un
liderazgo regional compartido de las dos grandes potencias latinoamericanas en beneficio de la propia región y si la
CELAC puede ser la estructura idónea.
Por otra parte, no todos los países latinoamericanos tienen acceso geográfico al océano pacifico lo que implica un
problema al tratar de incluirlos dentro de los planes de acercamiento hacia la región. De esta forma sale a luz la
profunda y por ahora insalvable fractura de América Latina, que aún no lograron acordar el desarrollo conjunto y la
posición unificada frente a los centros de poder global.
La Alianza del Pacifico ha evolucionado de forma rápida desde su creación en el 2011. Y si bien la CELAC, a partir de
2010, plantea convertirse en el foro regional aglutinador, sus avances han sido muy lentos y escasos, derivado de la
complejidad de sus objetivos que buscan una integración más amplia.
¿Concurrencia o superposición? De la integración en América Latina.
Dentro de las distintas propuestas de integración de América Latina se puede enfatizar que existe una clara
superposición de los procesos integradores actuales, que ha derivado en una “estructura de superposición” en lugar
de trabajar hacia un “espacio de concurrencia” de procesos integradores latinoamericanos. Tal parece que existe una
rivalidad entre algunos de los Estados claves de la región que deriva en el nulo avance de un proyecto conjunto y
coordinado.
A partir de 2005 con el abandono de la propuesta de creación del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
iniciativa estadounidense que buscaba crear una gran zona de libre comercio en el continente, en la cual el total de la
región latinoamericana estaría incluida. Tal parece que la integración regional latinoamericana cae en una crisis de
integración, y se generan varias propuestas y protagonismos que no han llevado a la conjunción de la región, sino por
el contrario ha generado una división entre la América Latina del Norte y la América Latina del Sur. La Alianza del
Pacifico, podría traer consigo una nueva división en la región. Por lo que se regresa al punto de partida: una región
fragmentada, de intereses particulares, con esquemas integradores superpuestos y sin objetivos claros de lo es que se
busca como región en el mundo.

✔ Sanahuja: Unasur y la integración suramericana: Potencial y dificultades.


Los orígenes de Unasur y el proyecto suramericano de Brasil.
Unasur es el resultado de un diseño geopolítico brasileño, que parte de la presunción de que México y Centroamérica
estarán cada vez más vinculados a Estados Unidos. El proyecto de Unasur es funcional a este hecho, pues al
redefinir el regionalismo en clave suramericana y no latinoamericana, se deja a un lado a México, único competidor
potencial de Brasil, y se deja a este último país como líder “natural” de la región. A ello ha contribuido la ausencia de
México de los asuntos latinoamericanos y globales, como resultado de la debilidad de la política exterior y de su
marcada orientación hacia Estados Unidos.
Sería incorrecto atribuir la iniciativa de Unasur al Gobierno de “Lula” da Silva, ya que responde a estrategias de largo
plazo de Brasil. Aparece por primera vez con la propuesta en 1993 de un Área de Libre Comercio de Sudamérica
(ALCSA) que avanzó con dificultades y se fue concretando en una “red” de acuerdos bilaterales y plurilaterales de
libre comercio en el marco de la ALADI. Mientras las negociaciones comerciales progresaban con lentitud, el
Gobierno de Cardoso trató de dar mayor perfil político y una agenda más amplia al proceso a través de la I Cumbre
Suramericana (2000), donde se trató de impulsar la convergencia entre la CAN y Mercosur hacia el ALCSA -definida
como la futura “espina dorsal” de América del Sur-, y sobre todo dar respaldo político a la Iniciativa para la Integración
de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA) para mejorar las conexiones viarias entre los distintos países y
crear corredores de transporte entre el Atlántico y el Pacífico Sur.
Unasur y la evolución de la integración suramericana.
El nacimiento de Unasur como “Comunidad Suramericana de Naciones” (CSN) se produce en la III Cumbre
Suramericana del 2004. Allí el proyecto adquiere una clara vocación política, inspirada en la UE, y se basa en una
identidad común y en valores compartidos. En concreto, la CSN se constituiría a partir de tres pilares: el primero es la
concertación y coordinación de las políticas exteriores, con el propósito de afirmar a Suramérica como grupo regional
en las relaciones internacionales; el segundo es la convergencia de la CAN, Mercosur y Chile, Guyana y Surinam en
un Área de Libre Comercio Suramericana (ALCSA); y el tercero es la integración física, energética y de
comunicaciones en Suramérica en el marco de IIRSA. Su agenda se amplió posteriormente a la integración en
materia de energía, al tratamiento de las asimetrías regionales, y al ámbito financiero, con la propuesta de creación
del “Banco del Sur”.
En la creación del Unasur convergen intereses de todos los miembros. Además de ser el espacio para su liderazgo
político regional, Unasur puede dar a Brasil mercados ampliados para sus manufacturas, acceso a fuentes de
energía, mejor acceso a los puertos y mercados del Pacífico y reforzar su posicionamiento internacional; respondería
a los distintos intereses económicos en pugna en el proceso de definición de la política exterior de Brasil, pero sin
tomar partido por ninguno de ellos.
Para Chile puede ser un marco para atenuar el potencial de inestabilidad y conflicto con Bolivia y Argentina, resolver
sus problemas de seguridad energética y de acceso al gas, y facilitar el acceso de sus exportaciones al mercado
suramericano sin someterse a las disciplinas de Mercosur. Para Bolivia, Unasur puede proporcionar un mercado
estable para sus exportaciones de gas y facilitar el acceso a los puertos del Pacífico atenuando la conflictividad de
esta cuestión a través de una relación bilateral con Chile. Perú vería reforzado su papel como “puerta” al Pacífico y su
estrategia de inserción internacional “radial” orientada hacia los países asiáticos, y un importante mercado para las
exportaciones de gas. Mientras que Colombia podría diversificar sus relaciones exteriores, muy dependientes de
Estados Unidos, y reconducir la compleja relación bilateral con Venezuela. Este último considera Unasur como una
oportunidad para desarrollar su estrategia energética hacia Sudamérica y promover el proyecto de integración
“bolivariano” de Chávez.
Otros actores regionales, como Ecuador, Uruguay o Paraguay, también mejorarían su inserción internacional a través
de este grupo. En general, Unasur puede contribuir a mejorar la estabilidad y la gobernanza democrática, proporciona
un marco adecuado para desarrollar una agenda renovada para la integración, y convierte la identidad suramericana
en un activo para ese objetivo.
Sin embargo, las expectativas existentes sobre Unasur no suponen necesariamente que exista una visión compartida.
En la Cumbre de Cusco se optó por un diseño que sumaba instituciones y marcos ya existentes, al que se añadió un
débil compromiso de intensificar la coordinación concertación de políticas. Este diseño ha sido calificado como de
“mínimo común denominador” y revela la existencia de importantes discrepancias respecto a la naturaleza y el alcance
del proyecto. Por otro lado, sin personalidad jurídica ni estructura institucional, puede entenderse como una expresión
de la “diplomacia de cumbres” y también de la tradicional preferencia latinoamericana por un regionalismo “ligero”, de
naturaleza intergubernamental.
En materia de infraestructura, IIRSA muestra un grado de cumplimiento relativamente bajo. Tiene un fuerte respaldo
de los países que más tienen que ganar de la conexión interoceánica (Brasil, Perú, Bolivia, Chile, Uruguay) y cuyo
comercio se ha visto más afectado por la baja calidad de la infraestructura y los costes de transporte, pero otros
países, como Venezuela, son menos entusiastas. Además, sus costos ambientales son elevados y existen dudas
razonables: los proyectos pueden contribuir a articular los mercados regionales, o ser funcionales al modelo “primario
exportador”.
En cuanto espacio económico, la convergencia CAN-Mercosur incorpora el acervo de liberalización comercial de los
años anteriores, pero el proceso para establecer el ALCSA tiene escasa cobertura, es lento, no contempla las
asimetrías, y puede verse frenado debido al carácter altamente cíclico de sus flujos comerciales.
La dimensión comercial se ha relegado ante la falta de acuerdo entre los partícipes y parece perder relevancia. La
adopción de una “agenda prioritaria” en la I Cumbre (2005) y la definición de objetivos de Unasur en la II Cumbre
(2006) muestra que Unasur no es un grupo comercial, y se orientará preferentemente a los campos político, social,
ambiental y de seguridad.
Entre las mayores dificultades que ha enfrentado Unasur se encuentra el choque entre las visiones venezolana y
brasileña sobre su naturaleza y orientación económica e institucional. Ambas coinciden en la necesidad de dar al
proceso un perfil político más pronunciado y que sea un instrumento para políticas de desarrollo más inclusivas. Sin
embargo, difieren en los medios y las estrategias para ello. Chávez, con el apoyo parcial del Gobierno de Bolivia, ha
promovido una visión del Unasur como “alternativa” al modelo “neoliberal” que representaría tanto la CAN como el
Mercosur. Mientras que Brasil considera que Mercosur y su asociación con la CAN, en el marco de un “nuevo
regionalismo” que supere el “regionalismo abierto”, pueden lograr esos objetivos. Respecto a la institucionalización de
Unasur se produjo una clara “devaluación” de propuestas iniciales como la creación de una “Comisión” independiente
con amplias atribuciones. Finalmente, se creó una comisión de Altos Funcionarios de carácter intergubernamental.
Pese a las dificultades, el proceso de institucionalización de Unasur continúo avanzando. En la I Cumbre energética
de Isla Margarita (2007) se adoptó el nuevo nombre de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y se decidió
encomendar a los Ministros de Relaciones Exteriores la elaboración de un proyecto de Tratado Constitutivo.
El Tratado fue aprobado en 2008 en la III Cumbre Sudamericana. El texto deja claro el carácter eminentemente político
de la nueva organización. Las metas económicas y comerciales de Unasur aparecen diluidas en una agenda amplia
de objetivos que abarcan casi todos los campos, y en su formulación pueden leerse entre líneas las disputas
ideológicas que acompañaron a la integración comercial. Por todo ello, resulta difícil caracterizar a Unasur como un
marco de integración económica, sería más correcto caracterizarla como una expresión del “regionalismo post-liberal”.
El hecho de que no se mencione a la CAN y a Mercosur como elementos constitutivos o como organizaciones
asociadas, es un indicador significativo de la falta de consenso que existe respecto a su papel en la formación de un
espacio económico sudamericano.
Por otra parte, es patente la voluntad de los miembros de Unasur de establecer una estructura de carácter
permanente, con personalidad jurídica y normas vinculantes, para promover un diálogo político permanente y
estructurado, y la concertación de políticas en diversas áreas. Se establece una estructura institucional integrada por
un Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, con una Presidencia pro-témpore; un Consejo de Ministras y
Ministros de Relaciones Exteriores; un Consejo de Delegadas/os, que se reunirá bimestralmente para definir la
agenda y dar seguimiento a los acuerdos adoptados; y la Secretaría General. El Tratado también prevé la constitución
de Consejos ministeriales sectoriales, y de un Parlamento de Unasur.
El texto también deja claro que sus procesos decisorios descansan en el derecho de veto, dado que se consagra la
regla de la unanimidad. La centralidad otorgada al Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno es consistente
con el marcado presidencialismo que ha caracterizado los procesos de integración y la política exterior de muchos
países de la región. El carácter intergubernamental de esta organización lo avala la importancia otorgada a los
principios de soberanía nacional, no injerencia en los asuntos internos y autodeterminación de los pueblos. Además,
los acuerdos adoptados por Unasur sólo serán obligatorias cuando hayan sido incorporadas, mediante la norma legal
correspondiente, al ordenamiento jurídico interno de cada Estado miembro.
Integración y energía: Visiones contrapuestas en la construcción de Unasur.
La integración en materia de energía se convirtió en un asunto central en la agenda de Unasur en un contexto
internacional de aumento de la demanda, inestabilidad de los mercados petroleros, creciente preocupación por la
seguridad energética, y aparición de un renovado “nacionalismo energético”. En ese contexto, existen evidentes
beneficios en la integración, los costes de oportunidad de la “no-integración” en este campo pueden ser grandes.
La agenda de la integración energética incluye la planificación, la construcción y la financiación de las infraestructuras
necesarias para la interconexión de abastecedores y consumidores, pero no se limita a estos puntos. La interconexión
es condición necesaria, pero no suficiente para la integración. Esta última supone establecer marcos reguladores
comunes que aseguren la estabilidad del mercado, reglas estables de concurrencia de los operadores, públicos y
privados, precios razonables, y garantías legales adecuadas. Estas cuestiones, sin embargo, se ven desde ópticas
nacionales y no regionales. La construcción del Gran Gasoducto del Sur, un gigantesco proyecto que enlazaría
Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina a través de la selva amazónica, sería otro elemento importante para
controlar las principales reservas y mercados del gas de la región. Esa estrategia, sin embargo, se ha mostrado
irrealizable.
Cooperación monetaria y financiera: Debates en torno al Banco del sur.
Venezuela promovió una nueva institución financiera, el Banco del Sur, como una alternativa al FMI y a los bancos de
desarrollo que actúan en Latinoamérica, como el BID o la CAF. Según la propuesta original, planteada por Chávez, el
Banco del Sur tendría funciones de apoyo a las balanzas de pagos, la posible emisión de una moneda regional, y la
financiación de proyectos de desarrollo. Este Banco daría un uso activo de las reservas de divisas acumuladas por los
países suramericanos en la actual “bonanza” exportadora. Además, evitaría la tutela del FMI y las políticas del
“Consenso de Washington”, lo que para América Latina es una razón de peso debido a su negativa experiencia
histórica con esta Institución y su condicionalidad.
Las distintas propuestas fueron “rebajadas” por Brasil y otros países latinoamericanos que, aun pudiendo compartir
los razonamientos venezolanos, no desean romper con las instituciones financieras multilaterales. El resultado es más
modesto y en lugar de ser “la alternativa” al FMI y el Banco Mundial, el Banco del Sur será “una alternativa más” para
la financiación de proyectos de desarrollo.
El banco se crea en 2007. El diseño final no concretó las cuestiones claves como la participación accionarial de cada
Estado miembro y los derechos de voto. Brasil, Argentina y Venezuela eran partidarios de un sistema similar al del
FMI o el Banco Mundial que vincule el voto a la participación accionarial, mientras que Bolivia, Ecuador, Uruguay y
Paraguay plantean un voto para cada país miembro. Además, para ser una entidad relevante deberá emitir bonos en
los mercados financieros internacionales lo que significaría que la institución no podría ser una herramienta política ya
que tendría que someterse a un comportamiento ortodoxo no muy distinto al que caracteriza al BID o a la CAF. Paz y
seguridad: ¿Nuevas dimensiones de la integración suramericana?
La creación del “Consejo de Defensa Suramericano” (CDS) fue planteada por “Lula” da Silva en 2008 y responde a
una coyuntura de crisis (ataque de militares colombianos a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano).
Nuevamente, es la expresión del liderazgo regional al que aspira Brasil y, en particular, de su preocupación por el
control efectivo de su frontera muy porosa frente a guerrillas, narcotraficantes, y otras actividades ilícitas (objetivo
estratégico a largo plazo). También expresa la creciente inquietud de Brasil ante la inestabilidad de la región andina y
la búsqueda de un papel mayor como mediador en los conflictos de la región. Por último, el CDS es parte de su
estrategia global como país emergente, está vinculado a la posibilidad de que Brasil ocupe un puesto permanente en
el Consejo de Seguridad y es funcional al creciente papel de Brasil en misiones internacionales de paz y a su papel
como único productor y exportador relevante de armamento en América Latina.
Para ejercer ese papel el marco más adecuado para Brasil sería una instancia regional y no la arquitectura
hemisférica de seguridad, basada en la OEA y en el TIAR, ya que en ambos otorgan a Estados Unidos un papel
clave. El Gobierno brasileño considera que la implicación estadounidense es un factor de inestabilidad, y se ve a sí
mismo mejor posicionado para ejercer de mediador o árbitro regional. Más allá de la benévola autopercepción
brasileña, esa visión parece contar con cierto respaldo regional y externo (como la Unión Europea), a lo que se suma
la creciente desconfianza que suscitan la OEA y el TIAR y en general la política exterior de Estados Unidos durante el
periodo Bush.
Esto le permite lograr dos objetivos a Brasil que de otra forma serían incompatibles: por un lado, reducir deforma
paulatina la influencia política y militar de Estados Unidos en la región, y al tiempo mantener relaciones cordiales con
esa superpotencia, al colocar a Brasil, como “país moderado”, en la posición de mediador y de interlocutor preferente
para los actores externos de la región.
Las diferencias existentes entre los países sudamericanos respecto a las FARC -en particular, la pretensión
venezolana de otorgarles estatuto de “beligerantes”- impedían que Colombia pudiera sumarse a la nueva
organización defensiva regional. Además, planteó la necesidad de preservar la Organización de Estados Americanos
(OEA) como el marco adecuado para abordar las crisis regionales. Sin embargo, gracias a la exitosa mediación
brasileña ante Colombia y Venezuela, se logra llegar a un acuerdo que permitiría iniciar el proceso para conformar el
Consejo de Defensa Suramericano como “mecanismo de diálogo político y cooperación en materia de defensa”.
La Cumbre de La Moneda: Unasur y la crisis boliviana.
La crisis política que se inicia en Bolivia en 2008 con el triunfo de Evo Morales motivó la actuación de Unasur y la
puesta a prueba de sus capacidades de concertación política y de gestión de crisis. La “Cumbre de La Moneda” fue
resultado de la convocatoria extraordinaria del Consejo de Jefes de Estado de Unasur, tras distintas iniciativas de
Venezuela. Este último, con el apoyo parcial de Ecuador y de Argentina, pretendía que Unasur se constituyera en una
instancia regional de apoyo a Morales frente a los secesionistas y la injerencia de Estados Unidos, mientras que para
otros países de la región creían que ese papel podría contribuir a agudizar el conflicto. Consideraban que la reunión
debería servir para frenar la escalada de violencia, el involucramiento de Estados Unidos, promover la estabilidad del
país vecino y asegurar el suministro de gas. Un aspecto sobre el que existía un claro consenso era evitar el riesgo del
separatismo y de la “balcanización” del país.
La actuación de Unasur suponía difíciles equilibrios: entre la actuación latinoamericana para la gestión de crisis y el
principio de no intervención en los asuntos internos del Estado; entre la mediación y el liderazgo de los países con
mayor peso de la región y el riesgo de que dicha actuación fuera percibida como expresión de intereses particulares o
como abierta injerencia; entre el respeto a la legalidad y la legitimidad democrática del Gobierno boliviano y la
necesidad de acercar posiciones y promover el diálogo interno con la oposición.
En la práctica esos equilibrios se lograron a través de los condicionamientos previos de Brasil, que lograron que la
Cumbre se definiera en los términos fijados por el Presidente “Lula” da Silva y de la eficaz actuación de la presidencia
chilena. Con la “Declaración de La Moneda” se reafirman los principios de soberanía, no intervención integridad e
inviolabilidad territorial; y expresa apoyo al orden constitucional y al Gobierno legítimo, rechazando “cualquier
situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad
territorial de Bolivia”. Además, la cumbre rechazó tanto la propuesta de Chávez de incluir en el texto una condena a la
injerencia de Estados Unidos, y la propuesta de la Presidenta de Chile, Bachelet, de actuar conjuntamente con la
OEA. El efecto de la Declaración de La Moneda fue inmediato. Se levantan los bloqueos de carreteras y se inició el
proceso de diálogo entre las provincias “autonomistas” y el Gobierno central. Con ello, se manifiesta la capacidad de
actuación de Unasur en la gestión de crisis y la defensa de la democracia. La OEA parece haber quedado relegada a
un segundo plano.
Más allá de la valoración positiva de la Cumbre, esta parece confirmar el creciente liderazgo brasileño, pero también
sus límites y condicionantes. Brasil, con la cooperación de Chile, definió el alcance de la cumbre y logró evitar el
riesgo de un mayor enfrentamiento interno, al tiempo que dejaba “fuera de juego” a la OEA y a Estados Unidos. Sin
embargo, la crisis reveló que Brasil no puede actuar solo, y necesita del marco regional sudamericano para generar
consensos. En suma, su liderazgo ha de ser colectivo, o no será.
La crisis también parece indicar que algo está cambiando en relación al estricto apego de Estados al principio de
soberanía, se revela que, si se dan las condiciones, la actuación regional es más factible que en el pasado.
Finalmente, cabe señalar que la cumbre destacó la precariedad institucional de esta organización y los riesgos que
encierra su marcado carácter presidencialista. El elevado perfil político y la visibilidad de la “diplomacia de cumbres”
en la descansa Unasur es un arma de doble filo si se trata de afrontar una crisis: si se alcanza un consenso, la
eficacia de la concertación política regional es mayor, pero son mucho mayores los incentivos para la adopción de
posturas disonantes, si estas son funcionales a la agenda política doméstica.

✔ Martínez Larrechea: ALADI y el proceso de integración latinoamericana en tiempos globales: nuevos


roles políticos y económicos-comerciales.
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) nació en el marco de un nuevo momento histórico para la
región denominado como momento “unificador” o integrador. Es un ciclo histórico, contrapuesto y subsiguiente al
“momento fragmentador” (1810/1830 hasta 1930).
El momento unificador comienza a articularse a partir del éxito relativo del proceso de sustitución de importaciones y a
partir de la estructuración de un pensamiento económico propio (desarrollado por Prebisch en el marco de la CEPAL).
Su inicio cronológico es variable. En términos teóricos, se vincula al auge del estructuralismo y del desarrollismo como
esquemas conceptuales explicativos de la relación de América Latina con la economía mundial y con las economías
centrales. En términos políticos, se asocia al éxito relativo de la industrialización. A nivel externo, se articula con el
nacimiento del GATT de 1947, en el marco de las posibilidades ofrecidas por los acuerdos regionales preferenciales.
Se trata no sólo de un proceso de cambio de dimensiones económico-comerciales, sino de un cambio cultural y
paradigmático más complejo.
Su primera etapa se puede situar entre 1947-50 y 1974-80 y es contemporáneo al surgimiento de la integración
europea, de la crisis del petróleo y del endeudamiento latinoamericano. La segunda etapa comienza a mediado de los
80, en ella la integración económica no se detiene, aunque experimenta fuertes embates, nace la concertación política
latinoamericana y alcanza sus límites el estilo de desarrollo basado en la sustitución de importaciones. Alrededor de
2003-2005 esta etapa alcanza sus límites políticos y económicos, en un contexto de crecimiento de las demandas por
materias primas de la región, de expansión del comercio mundial, pero también de prórroga de las barreras
proteccionistas levantadas por los países centrales en el comercio agrícola.
El proceso de ALADI constituye un proceso de integración cuya articulación evoluciona desde condiciones iniciales
incipientes a marcos económico-comerciales y políticos mucho más complejos. La convergencia de viejos y nuevos
roles, en contextos de globalización y de congelamiento del proceso de negociaciones multilaterales globales tiene
mucho que ver con los retos que enfrenta ALADI como una pieza clave de la integración latinoamericana.
El proceso de ALADI como instancia central del proceso de la integración latinoamericana.
La ALALC nació del Tratado de Montevideo de 1960 y constituye, junto al Mercado Común Centroamericano, una
instancia fundamental que expresaba el fin del ciclo balcanizador y el comienzo del ciclo de unificación. Por un lado, el
proteccionismo y los intentos de dominación imperial pusieron en jaque a las reformas estructurales de corte
desarrollista, mientras que, por otra parte, los movimientos de concepción marxista, a menudo volcados a la vía
armada, erosionaron la estabilidad democrática. Los golpes de estado y la subsiguiente represión acabaron con las
ilusiones de una generación.
Sin embargo, producto de causas aún más profundas, tanto de naturaleza cultural y política, como económica, el
proceso de integración regional no se detuvo. En el caso de ALALC diversas razones militaron para que al final de la
década, se advirtiera la necesidad de completar la zona de libre comercio en un plazo acotado.
La cláusula de la nación más favorecida y el fuerte multilateralismo de ALALC, en un contexto de proteccionismo, en
el que no se vieron reflejadas las expectativas de los países de menor desarrollo económico relativo, propiciaron el fin
de la Asociación y su sucesión por la Asociación Latinoamericana de Integración.
El proceso de reestructuración se desarrolló de acuerdo con cronograma previsto, a través de cuatro reuniones de
negociación; la tercera realizada en 1980 en Acapulco establece el que sería prácticamente el texto definitivo del
Tratado.
Conformada inicialmente por los once estados miembros de ALALC, a los que se sumaría Cuba en 1990, ALADI se
propuso las funciones básicas de “promoción y regulación del comercio recíproco, la complementación económica y el
desarrollo de las acciones de cooperación económica que coadyuven a la ampliación de los mercados”.
Para ello se enumeró un conjunto de principios: Pluralismo, que ponía a la integración sobre las eventuales
diferencias de naturaleza política o económica; Convergencia, propósito de la progresiva multilateralización de los
acuerdos de alcance parcial; Flexibilidad, empleo de acuerdos de alcance parcial orientados a la convergencia final;
Tratamientos diferenciales para tres categorías de países considerados según sus características estructurales;
Multiplicidad, sustentada en el empleo de diferentes tipos de acuerdos y modalidades de integración.
Los Mecanismos incluían un área de preferencias económicas “compuesta de una preferencia arancelaria regional,
acuerdos de alcance regional y por acuerdos de alcance parcial”. Los acuerdos de alcance parcial tenían como
función crear las condiciones necesarias para profundizar la integración, por medio de una progresiva
multilateralización. Podían ser comerciales, de complementación económica, agropecuarios, de promoción del
comercio, o incluso, adoptar otras modalidades. El control del proceso de multilateralización, se encomendaba a la
Conferencia de Evaluación y Convergencia. Estos acuerdos deberían: a) estar abiertos a la adhesión de otros países
miembros, previa negociación y b) debería contener cláusulas que propicien la convergencia con los países miembros
u otros países latinoamericanos.
El Tratado crea un “sistema de apoyo a los países de menor desarrollo económico relativo”. El Tratado de Montevideo
de 1980 prevé cuatro órganos, tres de naturaleza política y uno técnico, la Secretaría General. El Consejo de
Ministros de Relaciones Exteriores, la Conferencia de Evaluación y Convergencia y el Comité de Representantes
Permanentes, conforman el ámbito de decisión y conducción política.

UNIDAD 5

✔ CEPAL: El regionalismo abierto en América Latina y el Caribe.


La integración y la transformación productiva con equidad.
Los efectos de la integración de signo positivo se encuentra el aprovechamiento de economías de escala. La
integración también contribuye a reducir las rentas improductivas derivadas de la falta de competencia.
La integración también puede generar beneficios importantes al influir en las expectativas de inversión nacional y
extranjera, o al reducir los costos de transacción, una elevación de la eficiencia se refleje en mayores niveles en el
ahorro, en la inversión y en el crecimiento de la productividad del conjunto de factores de la producción.
En el ámbito de la incorporación del progreso técnico y la articulación productiva aumento del rendimiento de las
actividades de innovación, la estandarización de normas y regulaciones, fomentar la creación de centros de
excelencia y reducir los costos de la investigación pura y aplicada.
Para impulsar la transformación productiva también se debe promover la liberalización comercial intrarregional para
favorecer el proceso de especialización intraindustrial en curso.
Desarrollar estas relaciones, asociadas a una integración espontánea o "de hecho", conlleva la adquisición y difusión
de información, capacitación y servicios financieros, y supone la constitución de redes con un potencial de
especialización e innovación que puede constituirse en motor de la integración. Creciente flujo recíproco de personas,
capital, información y tecnología.
La integración también puede contribuir a elevar la producción y la productividad agrícolas.
Los compromisos de integración también pueden contribuir a la estabilidad y al aumento de la inversión al elevar la
eficiencia de la adopción de decisiones de los países participantes en materia de políticas económicas. Esto se debe
a que, al integrarse con otros, dichas políticas se afianzan.
Los efectos beneficiosos se extienden al sistema económico e institucional en que éstas se insertan.
En lo que se refiere a la equidad, si la transformación productiva con equidad se entiende en los términos planteados
por la CEPAL la integración puede contribuir a lograr un modelo de desarrollo que impulse, de manera simultánea, el
crecimiento y la equidad. En ese sentido, a la par de la ampliación horizontal de la demanda agregada que significa la
integración de mercados, se sumaría la ampliación vertical de la demanda, derivada de la integración social a nivel de
cada país.
Hacia un regionalismo abierto.
a) La inserción internacional y los compromisos integradores.
Hacia mediados de los años ochenta, los acuerdos de comercio intrarregional no desempeñaban un papel relevante
en ese proceso. En primer término, persistía la noción de que eran más propicios a la industrialización sustitutiva de
importaciones que al esfuerzo exportador. En segundo lugar, para América Latina y el Caribe en conjunto, el mercado
regional era limitado.
Sin embargo, es posible postular que los compromisos integradores entre países pueden ser no sólo compatibles con
sino también funcionales para el objetivo de lograr crecientes niveles de competitividad internacional.
Es posible postular que los compromisos integradores entre países pueden ser no sólo compatibles con sino también
funcionales para el objetivo de lograr crecientes niveles de competitividad internacional.
La integración sigue teniendo sentido, esta vez como un mecanismo de defensa para compensar algunos de los costos
de un aislamiento aún mayor, resultante del eventual aumento del proteccionismo en los países desarrollados. Así,
desde el punto de vista regional, la integración latinoamericana y caribeña se justifica si bien por razones distintas en
cualquiera de ambas situaciones.
b) Integración "de hecho" e integración impulsada por políticas.
En América Latina y el Caribe, además de los diversos acuerdos oficiales de integración, el proceso también ha
avanzado "de hecho", bajo el influjo de un conjunto de políticas macroeconómicas y comerciales que, sin ser
discriminatorias con respecto al comercio con terceros países, han tenido por efecto la creación de condiciones
similares en un número creciente y ya mayoritario de naciones de la región y alentado así el comercio y la inversión
recíprocos. El consiguiente incremento de la interdependencia económica ha sido posible gracias a varios elementos:
tendencia hacia la constitución de un marco macroeconómico coherente y estable, la liberalización comercial
unilateral, la promoción no discriminatoria de las exportaciones, la desreglamentación y la eliminación de trabas a la
inversión extranjera, las privatizaciones y la supresión de restricciones de pagos fortalecida por la cercanía geográfica
y la afinidad cultural.
La inversión privada y el comercio recíprocos entre países de la región han aumentado significativamente a partir de
comienzos del decenio de 1990.
c) El regionalismo abierto.
Lo que diferencia al regionalismo abierto de la apertura y de la promoción no discriminatoria de las exportaciones
acuerdos de integración y reforzado por la cercanía geográfica y la afinidad cultural de los países de la región.
Abordar la integración en el marco del regionalismo abierto entraña compromisos con determinadas características,
que contribuyan a una reducción gradual de la discriminación intrarregional, a la estabilización macroeconómica en
cada país, al establecimiento de mecanismos adecuados de pago y de facilitación del comercio, a la construcción de
infraestructura y a la armonización o aplicación no discriminatoria de normas comerciales, regulaciones internas y
estándares. Además, la reducción de los costos de transacción y de la discriminación al interior de la región podría
reforzarse con arreglos o políticas sectoriales que aprovecharan, a su vez, los efectos sinérgicos de la integración.
Las características que favorecen el regionalismo abierto.
1) Los acuerdos deben garantizar una liberalización amplia de mercados en términos de sectores.
2) Liberalización amplia de mercados en términos de países. Ello supone formular acuerdos con condiciones de
adhesión flexibles. Hay tres mecanismos: primero, promover la adhesión flexible de nuevos miembros;
segundo, conciliar las normas y tercero, otorgar a la inversión de origen intrarregional un tratamiento
equivalente al de la nacional.
3) Proceso integrador esté regido por normas estables y transparentes.
4) A medida que la estabilización se consolide en América Latina y el Caribe, perderán peso los argumentos en
favor de restringir los acuerdos preferenciales de liberalización comercial a aquellos pares de países que se
encuentran más avanzados en materia de equilibrios internos y externos, por lo que pueden ofrecer un
contexto estable, predecible y coherente.
5) En el contexto internacional contemporáneo, los aranceles externos comunes y un moderado nivel de
protección frente a terceros son instrumentos eficientes para reducir los incentivos al contrabando y también
para evitar acusaciones de comercio desleal relacionadas con el uso de insumos con grados de protección
distintos.
6) Conviene tener presente el peligro de que las normas de origen pueden llegar a ser un instrumento
proteccionista oculto, que discrimine en mayor medida en contra de los países con menor capacidad para
aprovechar las potencialidades del mercado ampliado o de los que cuentan con una mayor proporción de
inversión de origen extrarregional. Hay consideraciones de competitividad y equidad que aconsejan limitar sus
exigencias.
7) La extensión del tratamiento nacional a la inversión intrarregional, también contemplada parcialmente en
algunos acuerdos de integración, puede producir el efecto adicional de crear oportunidades de inversión en
sectores previamente vedados (en particular en el de los servicios), así como también dar una mayor
seguridad a las empresas de la región que pretenden invertir fuera de sus países de origen.
8) La integración también debe contribuir a reducir las trabas o costos de transacción que, además de las
barreras comerciales arancelarias y no arancelarias, aumentan los costos de los proveedores regionales y
obstaculizan el intercambio recíproco.
9) Ante desequilibrios intrarregionales y globales transitorios convendría que las acciones dirigidas a enfrentarlos
se decidieran mediante negociaciones o consultas previas, para alejar así la posibilidad de escalada de
represalías.
10) Reforzar jurídica y financieramente los organismos regionales de apoyo a las balanzas de pagos. Ello
contribuiría a graduar el ajuste de las cuentas externas de los países, a facilitar así su participación en
procesos de integración y a aumentar la confianza en estos últimos.
11) Los sistemas de pago pueden asimismo convertirse en un instrumento fundamental para facilitar la expansión
de los flujos recíprocos de comercio e inversiones.
12) Para favorecer la incorporación de progreso técnico es necesario convertir la armonización de normas en un
componente fundamental del proceso de integración.
La necesidad de arreglos sectoriales flexibles y abiertos.
Un proceso de integración que procure favorecer la incorporación de progreso técnico requiere, además de la
liberalización amplia de mercados, arreglos sectoriales flexibles al servicio de las empresas. Correspondería a los
gobiernos generen estructuras flexibles de coordinación empresarial que faciliten la intermediación de la transferencia
tecnológica, la creación de redes de información y la apertura de canales o foros de intercambio, reflexión,
construcción de consensos y movilización de recursos de apoyo.
Convendría reorientar los arreglos sectoriales que forman parte de los acuerdos de integración para que dejen de ser
compromisos que sólo se ocupan de la regulación del comercio.
Estos compromisos constituirían instancias de cooperación entre los sectores público y privado y podrían estar
dirigidos a cumplir con algunos de los requisitos sistémicos de la competitividad de los países integrantes.
Impulsar la interdependencia requiere facilitar la difusión de tecnologías a nivel regional por diversas vías. La
importancia que adquieren la cercanía geográfica y la afinidad cultural en el contexto de un proceso más abierto de
integración abre la posibilidad de aprovechar estas oportunidades más plenamente que en el pasado.
Promover mediante la integración exigiría que se facilitaran los vínculos con países extrarregionales. Para países
como los latinoamericanos y caribeños, que normalmente se ven limitados a seguir estos avances desde cierta
distancia, éste es un punto crucial.
Crear mecanismos para facilitar el acceso a financiamiento y a tecnología a las empresas medianas y pequeñas.
En general, se trataría de generar acciones que estimularan el fortalecimiento de la oferta ante una demanda mayor y
más exigente, producto de mercados ampliados y liberalizados.
Finalmente, la integración social a nivel de cada país, mediante políticas orientadas a reducir la marginación,
constituye un condicionante fundamental de la integración regional.
La igualdad de oportunidades para todos los países.
En el contexto de la liberalización comercial, persiste el problema de la igualdad de oportunidades para acceder a los
beneficios potenciales de la integración, ya sea entre países latinoamericanos y caribeños, o incluso entre un país de
la región y otro desarrollado.
Forma de conciliar estas consideraciones: 1) Aplicar el proceso de desgravación que conllevan los acuerdos de
integración de manera gradual y progresiva para facilitar los acomodos de las actividades productivas a las nuevas
circunstancias. 2) Adopción de compromisos de tratamiento especial que involucraran la generación de beneficios
tanto para los países con menor capacidad de aprovechar el potencial de la integración como para los demás; podrían
contemplarse mecanismos crediticios o fiscales para otorgarle incentivos a la inversión intrarregional destinada a los
países con menor capacidad para aprovechar el potencial de la integración. 3) Adoptar medidas que faciliten la
integración de éstos sin necesidad de acudir a medidas discriminatorias o especiales.4) También le corresponderá a
los países con menor capacidad para aprovechar el potencial de la integración adoptar políticas adecuadas para
enfrentar el comercio desleal que podría provenir de las empresas más grandes de la región.
La coordinación de políticas en el mediano y largo plazo.
La integración comercial puede inducir una mayor necesidad de coordinar las políticas macroeconómicas. Las formas
más sólidas de coordinación surgen como resultado de un proceso bastante largo, durante el cual la integración va
adquiriendo mayor impulso y las políticas macroeconómicas interactúan constantemente.
La falta de consenso sobre el régimen cambiario óptimo y las dificultades para lograr una convergencia de las
políticas fiscales y monetarias sugieren que la coordinación de la política cambiaria, en un marco estrecho, no es una
opción práctica en la fase inicial en que ahora se encuentran los procesos de integración latinoamericana y caribeña.
Una vez que el intercambio comercial entre los socios haya alcanzado un volumen significativo, el establecimiento de
un mecanismo flexible de compatibilización cambiaria puede ser un elemento funcional coordinación de políticas
macro.
Con respecto a las normas y regulaciones laborales existen serias diferencias de opinión sobre la conveniencia de
vincular la política comercial con la armonización de normas laborales, las migraciones y la facilitación de la movilidad
de las personas requieren reglamentaciones complejas.
En las políticas sobre competencia existe la posibilidad de que complementen las políticas de apertura y que, al
mismo tiempo, sustituyan los instrumentos de protección hasta ahora utilizados para enfrentar la competencia desleal
de las importaciones.
Puede preverse que se prestará creciente atención a temas adicionales de la agenda internacional de las relaciones
económicas, entre ellos los de medio ambiente y de la propiedad intelectual.
Aspectos institucionales.
Las instituciones encargadas de impulsar procesos de integración económica deben estar en consonancia con el
grado de avance de los mismos procesos. Si sólo se trata de abolir los obstáculos a la libre circulación de mercancías,
las instituciones podrán ser intergubernamentales procesos más complejos, que contemplen la coordinación de
políticas, se precisan instancias también más desarrolladas.

✔ Frambes Buxeda: Teorías sobre la integración aplicables a la unificación de los países


latinoamericanos”. Los debates sobre la integración comienzan más que nada luego de la Segunda Guerra Mundial
y en torno a temas económicos.
1. Teoría clásica liberal de comercio internacional.
David Ricardo y Adam Smith, icónicos teóricos liberales durante el mercantilismo, donde la meta del comercio era el
aumento en los medios de pago, exportando productos caros e importando los baratos. Esto se lograba mediante la
intervención proteccionista gubernamental, los monopolios corporativos y el militarismo internacional en la conquista
de territorios coloniales y sus recursos naturales. Posteriormente Smith y Hume, sXVIII y Sturat Mills y Ricardo en el
sXIX, se afanan por explicar cómo el libre comercio y la especialización económica resultarían en riqueza y beneficios
para todas las naciones, aunque no necesariamente de forma igual. Cada país debe producir aquel producto donde
tenga una “ventaja absoluta” o “ventaja comparativa”.
La función del gobierno se limitaría a administrar ciertos servicios públicos, a la organización de un sistema jurídico
que protegiese y garantizara la propiedad privada y relaciones contractuales, y a divulgar información sobre
oportunidades económicas.
Teoría neo-liberal de la integración.
Los teóricos Eli Heckscher y Bertil Ohlin trataron de aclarar algo más la razón por la diferencia de costos entre países,
basándose en la escasez o abundancia de factores de producción. Sus teorías sostienen que con el tiempo el libre
comercio tenderá a igualar los beneficios del comercio y también a igualar los precios costos de los factores de
producción. Según Ohlin, el proteccionismo nacionalista había aumentado considerablemente entre la Primera Guerra
Mundial de 1914 y la Depresión Mundial de los años 30. Barreras artificiales, como aranceles y gravámenes, causan
ineficiente utilización y distribución de factores de producción e impiden el libre movimiento de bienes y servicio.
La teoría neoclásica señala que la integración será más favorable mientras más complementarios sean los países,
mientras mayor sea el tamaño de las uniones; mientras más altas sean las tasas de gravámenes iniciales y más bajo
sea el arancel externo común y los costos de transportación; mientras mayor sea el comercio dentro de la unión y
más baja sea la tasa de comercio exterior.
Definiciones neoliberales de la integración.
El economista Bela Balassa considera a la integración como: "diversas medidas tendientes a suprimir la
discriminación entre unidades económicas".
Según Tinberger, la integración es: "un esfuerzo para realizar una estructura deseable de economía internacional
mediante la eliminación de barreras artificiales, haciendo óptimo su funcionamiento e implementando elementos para
su coordinación y unidad".
Los economistas liberales clásicos y neo-liberales ven a la integración sólo como unificación casi exclusivamente de
tipo económico y comercial. La consideran sólo en términos de una "zona de libre comercio", una "unión aduanera", o
como un "mercado común". Dan por hecho que el bienestar económico causará efectos sociales favorables.
Formas de integración según la teoría clásica liberal y neoclásica.
Las formas de integración según la teoría neo-liberal son básicamente las siguientes cuatro formas, cada una con sus
características específicas:
a. Zona de Libre Comercio: entendida como una integración donde ocurre la abolición de aranceles entre países
miembros, pero se mantienen aranceles individuales hacia terceros países.
b. Mercado Común; agrupación donde además de la abolición de aranceles entre países miembros ocurre la
eliminación adicional de otras restricciones al comercio y se permite el libre movimiento de factores de producción.
c. Unión Aduanera; además de todos los factores anteriores se establece un nivel arancelario común hacia
terceros países.
d. Unión Económica Completa; además de la abolición de restricciones al comercio, movimiento de factores y un
nivel arancelario común externo, también se armonizan las políticas económicas monetarias, fiscales y sociales.
Perspectiva estructuralista-dirigista de la integración, dentro de la teoría liberal.
La teoría estructuralista de integración enfatiza sobre todo la integración de la producción económica (y no tanto la
circulación comercial, como los neoliberales), un papel considerable de intervención estatal, un alto grado de
coordinación y planificación de la estrategia de desarrollo económico y de sectores de producción económica. El
"mercado libre" y la "libre competencia" no garantizan necesariamente la eficiencia y el desarrollo, consideran
importante los análisis históricos y la consideración de la estructura social y política. Es una posición
fundamentalmente keynesiana, desarrollada a raíz de la crisis económica del capitalismo a partir de 1930.
2. Enfoque Marxista y neomarxista de la
integración. Teoría clásica marxista.
Marx señaló implícitamente en sus "principios de la división de trabajo" los procesos necesarios de especialización y
cooperación internacional. Asimismo, Lenin escribió y comentó sobre la necesaria expansión comercial y productiva
del capitalismo a nivel internacional. Decía Lenin que existe una "tendencia inevitable del capital financiero a ampliar
su territorio económico ", la expansión de la producción económica, la acumulación de capital y la centralización de la
producción son características inherentes a la existencia del capitalismo.
Lenin consideró que todo tipo de acuerdos de cooperación entre Estados capitalistas eran sólo respiros temporales
(entre guerras), puesto que el desarrollo desigual económico que se da necesariamente entre ellos, resultado de la
forma competitiva en que funciona el capitalismo, tarde o temprano, los llevarán a graves conflictos y rivalidades.
Discusión teórica marxista sobre la integración.
Para los marxistas el concepto de “integración” fue desarrollado en un principio por economistas neoliberales, es
decir, por la economía burguesa. Para los dentistas sociales marxistas en la década de los años 50 y 60, la
integración se identificó sobre todo con la creación de la Comunidad Económica Europea. Para el marxismo la teoría
ortodoxa neo-liberal omite los análisis sociopolíticos.
Los teóricos marxistas, particularmente los de la anterior Unión Soviética, pero también en otras partes, consideran
que la integración hoy día no es sólo un fenómeno característico de Europa Occidental y el capitalismo, sino una
tendencia del desarrollo mundial, que ha incluido también a los países socialistas.
Definiciones marxistas de la integración.
No existe una definición solamente de la integración económica puesto que no se puede dar una integración de
aspectos económicos entre países en forma pura que excluya otras características de la sociedad.
"Se podría definir en forma breve a la integración económica como un proceso objetivo necesario de unificación de
economías nacionales en países de estructura social de tipo similar".
“Dado que la integración es un fenómeno complejo, que no sólo se basa en los factores y medios de producción, sino
que también tiene que ver con las relaciones de producción, es decir, que tiene que ver no sólo con la 'base', sino
también con la 'supraestructura' [...] entonces la integración tiene significado diferente en condiciones
socioeconómicas y estructuras diferentes con contenido clasista diverso.
"La integración es la forma más avanzada del proceso de internacionalización de la producción [...] La meta principal
de la integración es asegurar condiciones económicas, políticas y jurídicas óptimas para profundizar la división
internacional del trabajo y asegurar el desarrollo de la productividad en interés de las clases dominantes”.
“La integración política y económica son los métodos (formas) de proveer las condiciones institucionales para la
expansión del capital; mientras que la integración social constituye el proceso para legitimar las nuevas instituciones.
De manera que la integración política se refiere a la construcción de nuevas organizaciones que puedan asegurara
todo lo ancho de juridicciones territoriales más grandes, primero, un sistema jurídico ampliado que proteja la
propiedad privada y formaliza relaciones contractuales obligatorias y, segundo, garantice una oferta adecuada de
mano de obra (trabajo)”.
“Resumiendo, la integración se refiere, de una parte, a la distribución geográfica de funciones del aparato estatal
como respuesta a las exigencias de la acumulación de capital y la realización de la plusvalía, y de otra parte, se
ocupa de los problemas asociados a su legitimación. Para expresarlo, sin rodeos, la integración es un método para
resolver cierto tipo de crisis intrínseco (característico), actual o potencial, al desarrollo capitalista."
Características fundamentales de la integración.
"La integración es un tipo de proceso de desarrollo de lazos profundos y división de trabajo entre economías
nacionales que se dirige hacia la creación de un bloque económico internacional, que incluye sobre todo Estados con
niveles de desarrollo económico parecidos".
“La integración es un proceso regulado, la negociación consciente y coordinada por su sujeto (los acuerdos
económicos de los Estados) para formar y fomentar las relaciones económicas entre las economías nacionales, los
sectores económicos, y las sucursales”.
“Los procesos de integración tienen carácter regional y tienen la tendencia de desarrollarse más completamente en
aquellas regiones donde existen las condiciones económicas y políticas apropiada”.
“Ocurren durante la formación de la integración cambios profundos estructurales en las economías de los Estados, se
alcanzan nuevas proporciones económicas que llevan consigo como resultado un aumento en la productividad de la
sociedad”.
"La naturaleza y substancia de la integración está estrechamente relacionada con los asuntos sociales, relaciones de
clase y la política. La integración se efectúa entre Estados con sistemas socioeconómicos y modos de producción del
mismo tipo, ello determina el marco específico de los Bloques Regionales Integrados.
Propuestas teóricas marxistas.
a. La integración como proceso histórico. Toma como modelo el desarrollo del capitalismo en Europa. La integración es
una característica necesaria para el desarrollo del capitalismo, jugando un papel importante en la creación de los
estados Nacionales modernos europeos, su industrialización (tardía del sXIX) por ejemplo de Alemania, Italia, EEUU,
Rusia y Japón. Considera vital la crisis económica europea durante 1914-1945, ya que la integración fue usada para
reconstruir las economías capitalistas europeas occidentales y aumentar su productividad, poderío económico y
político mundial, y frenar la expansión del socialismo.
b. La función del Estado en la integración. El Estado ha aumentado sus funciones durante el transcurso de las etapas
del capitalismo, llevando a la expansión del poderío estatal sobre las formaciones sociales. Una de sus funciones
crecientes ha sido fomentar la integración para impulsar la óptima acumulación de capital, mayor productividad,
aumentar la posición nacional y su participación en el comercio y la producción del sistema económico mundial.
c. Aspectos sociales de la integración. Haciendo foco en la Comunidad Europea, creada después de la Segunda Guerra
Mundial, se consideraba que la reconstrucción y la prosperidad económica darían permanencia y legitimidad a las
relaciones sociales capitalistas. El método keynesiano de desarrollo, junto con la integración, obvió y ocultó las
contradicciones entre las clases sociales. La integración europea, buscaba además dividir al movimiento obrero,
monopolizando y centralizando el capital y reforzando los beneficios de los sindicatos de las industrias monopólicas
beneficiadas por la CEE. Se refleja en el racismo y competencia entre los obreros extranjeros migrantes y los
nacionales, junto la incorporación de mano de obra barata de países como España, Portugal o Grecia al proceso de
integración.
A partir de 1974 se reconoce que los asalariados son los menos beneficiados por la integración en época de recesión.
Según esta corriente, la democratización de los beneficios de la integración se logra a través de la lucha de los
trabajadores contra los monopolios nacionales e internacionales.
d. Integración regional: la internacionalización de la producción, monopolización económica y la revolución tecnológica.
La internacionalización de la vida económica es catalizada por la "integración regional". Esta "integración sobre la
base regional" facilita la internacionalización de la producción y del capital en zonas geográficas específicas;
promueve una concentración y centralización monopolística muy avanzada de la producción y capital; se integran las
tres fases económicas: comercio, producción y servicios. La integración parece ser una negación u obstáculo al
proceso de internacionalización de la economía capitalista, aunque es en realidad una forma específica de facilitar la
internacionalización económica sobre la base regional. La integración regional está basada ahora en eficiencia de la
Revolución Científico Técnica, a través de: una especialización y cooperación y cierta división de trabajo entre
regiones, entrelazamiento internacional del capital, Cooperación Científico-Técnica, Desarrollo de una red de ventas,
Desarrollo red extranjera de servicios financieros, Cooperación en el comercio y el suministro de materias primas.
e. Supranacionalidad institucional y diferentes modelos de integración capitalista. Existe la Integración Funcional
(económica), y por otro lado, la Integración Institucional (política). Se ha constatado, en el caso de la Comunidad
Económica Europea, una creciente interdependencia económica pero un estancamiento de la integración institucional
política. Esas instituciones formales de integración, como la Comisión o el Parlamento Europeo, proveen poco poder a
los grupos políticos y pocas funciones reales, por lo que los gobiernos estatales juegan directamente un papel
creciente en el proceso de integración; ello aumenta cada vez más debido a los beneficios desiguales y el desarrollo
económico desparejo que se acentúa cada vez más en el proceso de integración de Europa Occidental. Claramente,
este modelo de integración fue construido para fomentar el crecimiento económico y no para resolver desigualdades
entre Estados o regiones.
Ahora bien, la existencia de instituciones supranacionales no garantiza que en una región ocurra un proceso de
integración. Se dan diversos modelos de integración y no todos gozan de acuerdos e instituciones supranacionales
formales (ejemplo: el NAFTA). Por eso decimos que la integración regional puede ocurrir a dos niveles: a nivel de
firmas privadas, una integración monopolísticas comenzada a nivel económico privado sin acuerdos formales de
integración; o, a un segundo nivel, resultado de una gestión regulada desde su origen por organismos
gubernamentales.
f. Militarización e integración. Los intereses militares han fomentado históricamente la integración. Por ejemplo, en 1945,
después de la 2GM, cuando la Comunidad Europea buscaba constituirse en un bloque militar frente a los países
socialistas, conformaron la OTAN. La incorporación de Grecia en 1981 y de España y Portugal en 1986 a la CEE tiene
en parte la función de fortalecer su flanco sur militarmente.
g. Diferencia entre la integración capitalista y la integración socialista. La diferencia principal entre ambos tipos de
integración, es la diferenciación de intereses de clase; un tipo de integración beneficia económicamente a las
burguesías y la otra a la masa trabajadora y asalariada.
Integración capitalista:
- La regulación diaria es generada por la industria monopólica privada; esta regulación es a nivel de una planificación
más espontánea, de corto alcance y menos abarcadora que en países socialistas.
- La involucración del gobierno a nivel de la integración económica, en la práctica real es más limitada que en el
socialismo.
- La integración es parte del proceso internacional de monopolización del capital.
- Existe una feroz lucha entre industrias.
- La integración capitalista no logra eliminar la desigualdad de desarrollo económico entre los países participantes,
muchas veces aumenta.
- La integración capitalista beneficia sobre todo a los monopolios y la clase dominante, numéricamente minoritaria.
- Ocurren frecuentes crisis económicas.
- En épocas de contracción y recesión la lucha de clases
aumenta. Integración socialista:
- Se da una constante regulación por parte del Estado.
- Al no existir propiedad privada, la total propiedad socializada está sujeta a una planificación social minuciosa.
- La integración beneficia directamente a la clase dominante, eso es, la clase trabajadora, a su vez, la más numerosa.
3. Buscando una teoría de integración para el Tercer Mundo.
Neoliberalismo integracionista aplicado a América Latina.
Teoría del desarrollo, teoría de la modernización y desarrollo cepalino.
Durante los años ’50 se elabora la teoría de la modernización como parte de la teoría del desarrollo económico
(versión neo-liberal), por parte de economistas estadounidenses y europeos, quienes buscaban justificar las grandes
desigualdades existentes entre el Tercer Mundo y los centros industrializados. Postulan que los países
subdesarrollados deben atravesar algunas etapas para llegar al pleno desarrollo capitalista. Proponen además la
teoría de dualismo estructural, la cual explica que en estos países existen sectores modernos y atrasados.
Desde la perspectiva latinoamericana se elaboró el Desarrollismo Cepalino, como una alternativa a la teoría del
desarrollo y de la modernización, la cual tuvo importancia entre los años 40 y los 60. Esta teoría recoge parte del
pensamiento clásico del comercio de Smith y Ricardo, mezclado con propuestas keynesianas. Las ideas desarrollistas
cepalinas denunciaban a la teoría de las ventajas comparativas, explicando que se da un deterioro de los términos del
intercambio, que afecta directamente a los países subdesarrollados. Por ello recomienda como alternativa la
industrialización por sustitución de importaciones, y posteriormente la integración económica.
Los desarrollistas cepalinos también verían el desarrollo como algo que se da por etapas y propondrán la posibilidad
del "desarrollo capitalista autónomo", para lo cual había que eliminar los obstáculos externos (el deterioro de los
términos de intercambio) e internos (los obstáculos internos el atraso en determinadas áreas y sectores económicos,
notablemente en el campo). Rechazan en cierta manera a la teoría del desarrollo o modernización de Estados Unidos
y Europa diciendo que el desarrollo no se da automáticamente mediante etapas, sino que había que hacer un
esfuerzo arduo y planificado para industrializar estos países. Ello supone crédito y ayudas y precios justos para los
productos.
Van a ser los propios desarrollistas cepalinos los que comenzarán a proponer la "integración latinoamericana" al
estancarse y agotarse los programas de industrialización vía "sustitución de importaciones".
Teoría de la dependencia.
Es una teoría crítica tanto de la modernización y desarrollo, como del desarrollismo cepalino, y también del dualismo
estructural. Ve al capitalismo latinoamericano como parte del capitalismo mundial, que emerge tras el fracaso de la
idea cepalina de integración e industrialización, teniendo en cuenta que la burguesía nacional en aquel período había
cedido muchas veces los sectores más productivos al capital externo y monopólico, convirtiéndose en una burguesía
asociada a la burguesía europea, norteamericana y japonesa. Esta teoría sugiere que la burguesía nacional está
subordinada e integrada a la internacional y como clase dirigente es incapaz de superar el atraso. Para sortear esto
existen distintas propuestas, como por ejemplo, la revolución socialista o reformas internas al sistema capitalista.
La teoría de la dependencia, ha sido influenciada por ideas del materialismo histórico. Algunos "dependentistas" han
criticado a los partidos comunistas latinoamericanos, toda vez que han optado y apoyado un cierto dualismo
estructural y a las teorías desarrollistas. Según los dependentistas, esos partidos comunistas confiaban en que la
modernización de los sectores atrasados era posible y que ello mejoraría las condiciones del trabajador, postulando
también una vasta alianza de clases que dentro de un sistema capitalista traería mejoras a los trabajadores. La
tendencia ha sido considerar que dentro del sistema capitalista cierto desarrollo es posible y ello vendrá antes que la
revolución socialista. Los partidos comunistas latinoamericanos, a su vez, han considerado a los partidarios de la
teoría de la dependencia como demasiado rígidos y radicales, que enfatizan demasiado la influencia externa de las
grandes potencias y descuidan las contradicciones internas; y que son ignoradas las categorías teóricas básicas,
como, por ejemplo, los antagonismos internos entre las clases y los conflictos de la burguesía interna con la
burguesía internacional.
Principalmente sé considera que los dependentistas se dividen en dos corrientes fundamentales denominadas como
la escuela "reformista de izquierda" y la escuela "radical de izquierda" y dentro de ellas, varias ramificaciones.
La primera de éstas se refiere a los que antes denominamos desarrollistas cepalinos, múltiples análisis consideran
que la discusión sobre la dependencia comenzó con los propios keynesianos de corte nacional-reformista, como Raúl
Prebisch. Esta "izquierda reformista" utiliza metodología sobre todo estructuralista.
Críticas a la teoría 🡪 fundamentalmente dirigida contra la "escuela de la izquierda radical”. Se relacionan con un obviar
de áreas importantes de la lucha de clases y el descuidar la esfera de la producción económica, considerando de
mayor pertinencia la esfera de la circulación. Asimismo cuestionan una subestimación de los factores internos
nacionales del desarrollo. También ha sido criticada por una nueva "teoría o tendencia endogenista" que se vuelca
hacia el estudio de los fenómenos, conflictos y contradicciones internas, aunque rechazan sólo algunas partes de la
teoría de la dependencia, especialmente, su tendencia a decir que lo externo o las influencias de las grandes
potencias determinan todo lo que ocurre al interior de cada país latinoamericano.
Méritos de la teoría🡪 La denuncia de los abusos a la burguesía latinoamericana y la explotación regional de grandes
monopolios, contribuyeron a denunciar las ilusiones exageradas en torno a las posibilidades del reformismo
nacionalista y el capitalismo autónomo. También señalaron el total vacío de análisis de clase en las relaciones
económicas internacionales expuestas por los cepalinos, aportaron descripciones del desarrollo del capitalismo en las
condiciones de dependencia
La teoría de la dependencia (escuela radical de izquierda), tiende, sobre todo, a rechazar la posibilidad de cierto
desarrollo y mejoras dentro del capitalismo dependiente.
La "Teoría desarrollista cepalina", muestra optimismo respecto a las posibilidades de integración de América Latina.
En cambio, la "Teoría de la dependencia" no le ve muchas posibilidades al tipo actual de integración latinoamericana
por la propia debilidad, según ellos, de la burguesía nacional y también, debido a la enorme influencia que tienen
intereses monopólicos extranjeros en la región.
Aplicaciones teóricas a los casos de integración latinoamericana.
Desde 1960, la integración latinoamericana se ha basado únicamente en principios clásicos y liberales de la
“integración capitalista” (ALALC, Mercado Común Centroamericano, Grupo Andino, etc.). Decimos entonces que han
predominado dos tendencias clásica-liberales de integración en la práctica:
1. La Teoría neoliberal de integración, para la cual lo central es la liberalización del comercio, la eliminación de aranceles
y otros obstáculos al comercio regional. Favorece una participación mínima del Estado en los asuntos económicos.
2. La Teoría dirigista o estructural de la integración, para la que el Estado debe tener una participación substancial en la
economía y una mayor planificación de la producción, buscando una economía política común coordinada entre los
países miembros. Esta es la teoría que ha predominado y la que ha tenido presente los argumentos cepalinos sobre
los problemas de dependencia latinoamericana.
Las dos teorías se parecen en que aceptan la necesidad de que el gobierno intervenga parcialmente en la actividad
económica; se diferencian en cuanto a la forma específica de esa intervención.
Queda evidente que tanto las teorías "desarrollista cepalina" como de la "dependencia" no han logrado por
temporadas largas ser posiciones ideológicas predominantes (oficiales), ni mucho menos alcanzar ser implementadas
por el Estado como herramientas analíticas e instrumentos viables de desarrollo, Al contrario, ambas parecen
permanecer más que nada al nivel de una discusión puramente académica.
Las posibilidades de un "tercer tipo de integración". Según el materialismo-histórico.
Existe una tendencia predominante a visualizarla como un "tercer tipo" de integración con características y orígenes
muy particulares. Es de notable interés distinguir las características particulares, orígenes y causas de la integración
entre pases del Tercer Mundo. Dos procesos característicos del sistema económico capitalista son significativos:
- 1. Una centralización y concentración del potencial económico entre los países industrializados y un crecimiento de la
brecha económica de los centros con el Tercer Mundo.
- 2. Una diferenciación y polarización económica crecientes entre países del Tercer Mundo; esto ocurre también entre
los países industrializados.
Es vital tener presente que la integración, como herramienta de desarrollo entre países del Tercer Mundo, es
impulsada principalmente por el atraso y miseria que sufren esos países y la necesidad objetiva de mejorar las
condiciones económicas.
Por otro lado, la integración entre países subdesarrollados es el resultado de dos reglas mundiales del capitalismo: la
construcción de Estados-nacionales y desarrollo de la vida y movimientos nacionales y el desarrollo de múltiples
relaciones entre las naciones y la concentración e internacionalización del capital.
Algunos teóricos no aceptan la posibilidad de la integración entre países subdesarrollados. Consideran que no existe
un "tercer tipo" de integración, y mucho menos, aquél entre países subdesarrollados. Se aferran a la definición básica
de la integración que especifica que ella ocurre entre países con un avanzado desarrollo en su modo de producción
económico y su internacionalización. Es decir, que la integración surge entre países avanzados industrialmente y, por
lo tanto, no puede ocurrir en países del Tercer Mundo. Los llamados casos de integración entre esos países son
realmente sólo formas de "cooperación regional". Es decir, tipos de cooperación y de coordinación política y
económica que pueden tener muchos elementos progresistas.
Otros planteamientos teóricos insisten en que sí pueden definirse como "tercer tipo" de integración aquellos que
ocurren en países subdesarrollados. Sin embargo, mencionan que sólo pueden considerarse como tales aquéllos
entre países con una meta y política claramente "antiimperialista", organizada contra intereses y monopolios
extranjeros. En esta concepción teórica, sólo algunos ejemplos de integración en el Tercer Mundo lo son realmente;
los casos de integración que favorecen los intereses monopólicos extranjeros no podrían serlo.
Por otro lado, algunos consideran que hay una integración cuando existe al menos uno de los siguientes criterios: 1)
Cuando ocurre una movilidad en los factores de producción y productos; 2) Cuando la política económica está
coordinada; 3) Cuando existen o se crea una estructura institucional supranacional, o 4) Cuando existe una
coordinación de poder militar o internacional entre los países miembros frente a la escena mundial.
Según otras consideraciones teóricas, los beneficios de la integración no se pueden limitar a un aumento de comercio
y de mercado, debe de incluir otros como: intercambio de expertos, planificación industrial, organización de proyectos
en conjunto, coordinación de relaciones internacionales y negociaciones en bloque, mejorar la capacidad productiva,
alcanzar superiores conocimientos tecnológicos, sustituir importaciones, y diversificar exportaciones, entre otros.
Queda evidente que las opiniones teóricas hasta fines de la década de los 80, en torno a la integración en el Tercer
Mundo, son variadas y aún no existe un consenso total sobre su naturaleza específica.
Aspectos socioeconómicos y políticos de la teoría de la integración en países del Tercer Mundo
Si bien es cierto que la integración es el resultado de una tendencia a la internacionalización económica de los países,
ello ocurre en cada país bajo condiciones socioeconómicas concretas. Es decir, el proceso lo llevan a cabo diversas
clases y sectores sociales con metas políticas específicas, y como resultado también de las influencias que ejercen las
grandes potencias. No se llega a la integración en forma automática, sino tomando acción formal política; por ello esta
tendencia frecuentemente se encamina a la institucionalización supranacional.
En definitiva, es importante tener presente que cada proyecto de integración tiene una diversidad de causas, orígenes
y razones de ser. En los casos de los países subdesarrollados sólo se puede comprender un poco más la integración
tomando en cuenta lo complicado de sus sistemas económicos y sus estructuras y relaciones de clase.
Para entender cada proyecto de integración es importante también considerar las particularidades históricas de cada
país y cómo el poder de la clase dominante es afectado por la tendencia histórica de desarrollo de las demás clases y
diversas ideologías e intereses sociales de un país dado, a quienes la burguesía pretende representar.
Hacia una teoría de "integración dependiente", opciones para la década del 90.
Se podría afirmar que tomó fuerza un cuarto tipo de integración: la integración entre países industrializados con
algunos países subdesarrollados. El caso principal es el "Tratado de Libre Comercio de Norteamérica”. Este modelo
de integración no cae dentro de los esquemas clásicos de integración, sobre todo por los niveles tan desiguales y
asimétricos en la estructura de producción económica y condiciones sociales opuestas entre los países miembros.

✔ Sanahuja José Antonio, “Del “Regionalismo abierto” al “regionalismo post-liberal”. La estrategia del
regionalismo abierto.
A partir de 1990 se empieza a hablar de regionalismos. El “nuevo regionalismo”, en una aparente paradoja, pretende
crear capacidades de regulación para hacer frente a los desafíos económicos y de seguridad internos y externos que
generan la globalización y la regionalización, pero al mismo tiempo contribuye a profundizar ambos procesos, al estar
basado en políticas de liberalización económica intrarregional con una baja protección externa. Desde esta época
AMLAT definió un mapa de integración que mostraba distintas estrategias.
México se distanció de América Latina y de la retórica integracionista y adoptó una vía pragmática de integración con
Norteamérica a través del primer acuerdo “sur-norte” de este periodo. Tras optar por la apertura unilateral, Chile siguió
un modelo similar, basado en un número apreciable de acuerdos bilaterales, como los firmados con la UE y Estados
Unidos en 2002. Otros países, en cambio, optaron por estrategias regionalistas partiendo de la cercanía geográfica, la
historia, la proximidad socio cultural, o intereses compartidos a causa de las interdependencias regionales, como el
MCCA, SICA, CAN y el Mercosur. Estos últimos dos en crisis, por posturas escepticistas, deterioro de la unión
aduanera, la primacía de intereses domésticos, las convulsiones financieras y las dudas y el verdadero interés de
Brasil en la iniciativa, en el caso del Mercosur, mientras que en el caso del CAN, por su estructura institucional
ineficaz y por lo tanto desacreditada, incumplidos compromisos políticos, iniciativas “bolivarianas” y otras ideas de
estrategias radiales (acuerdos de LC con terceros). Ambos actores están siendo puestos a prueba por ofertas de
negociación de actores externos, como USA o la UE, lo que desafía su cohesión interna.
Cuando hablamos de CRISIS DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL existen ciertos argumentos de distintos actores:
- El “socio renuente”, aquellos países que en cada grupo definen el “mínimo común denominador” e instan al
cumplimiento de los compromisos asumidos en la región.
- El “disgregador externo”, haciendo referencia a Estados Unidos y los tratados bilaterales de libre comercio.
- El “agente desestabilizador”, que constituye las políticas impulsadas por el gobierno de Venezuela.
Agotamiento de regionalismo abierto.
A mediados de la década de los ‘90, instituciones como la CEPAL, el BID y el BM, definieron las condiciones y las
políticas necesarias para mejorar la eficiencia y la productividad, y contribuir así a la modernización y transformación
productiva. Estas incluían una mayor liberalización del intragrupo y una integración más profunda, que suprima
barreras arancelarias y no arancelarias, físicas, fiscales, etc. Sumado a eso, no debía existir preferencia regional
frente a terceros, debían adoptarse reglas comunes, una política de competencia y una política comercial común ante
terceros, además de cierta convergencia macroeconómica (política fiscal y monetaria ppalmente). Requería a su vez
políticas sectoriales, afrontar las asimetrías entre socios y mejora la cohesión social y territorial.
Un examen demuestra que la estrategia de “regionalismo abierto” ha sido implementada de manera parcial y
selectiva, poniéndose énfasis en la integración negativa (liberalización comercial intragrupo), que en la positiva
(políticas comunes y construcción de instituciones). Es así como vemos efectos positivos en la creación de comercio,
ya que el comercio intrarregional creció más que el comercio total. Sin embargo, pese a estos indicadores positivos, el
primero ha tenido un marcado carácter pro-cíclico.
Se percibe además una paradoja, pues el modelo del regionalismo abierto se basa en la desgravación arancelaria y la
liberalización comercial intrarregional, entonces ¿por qué no ha crecido más el comercio intrarregional? Algunos de
los factores que lo impiden son:
- El crecimiento de las expos a los mercados asiáticos, particularmente a China, afectando las cifras del comercio
intrarregional.
- La escasa complementariedad de las economías latinoamericanas.
- El menor peso del comercio intrafirma e intraindustrial.
- La persistencia de barreras no arancelarias, administrativas por ejemplo.
- Inestabilidad macroeconómica y el recurso de las medidas unilaterales en caso de crisis.
- Elevados costes de transporte por la escasa estructura física o su baja calidad.
Aun así, se pueden reconocer ciertos aspectos positivos de la integración de este período, como la creación de
mercados más atractivos para la inversión extranjera, la internacionalización de empresas latinoamericanas y la
aparición de las denominadas “multilatinas” o “translatinas”.
Podemos hablar de un agotamiento en la dimensión institucional, como un “regionalismo ligero” caracterizado por el
intergubarnamentalismo. En nombre de la soberanía nacional y el rechazo a crear burocracias onerosas, la región ha
rechazado aspectos como la toma de decisiones por mayoría, o a la existencia de un derecho de la integración de
carácter imperativo, lo cual priva a los procesos de integración de mecanismos decisorios, de legitimación y de control
adecuados, erosionando su eficacia y credibilidad.
La debilidad de las instituciones y las políticas también contribuye a explicar la vulnerabilidad externa de los
esquemas de integración. Éstos no cuentan con mecanismos capaces de impedir medidas unilaterales que inducen
un comportamiento procíclico en los flujos comerciales, dañan a los socios regionales y agravan las asimetrías y las
desigualdades en la distribución de sus costes y beneficios, restando apoyo social a los procesos. La “doble crisis” de
Mercosur, causada por la crisis brasileña en 1998, y argentina en 2001, ilustraría estos problemas. Esto resulta en
incertidumbre y daña la credibilidad de los grupos regionales ante terceros, que se muestran cada vez más escépticos
frente a estos compromisos. Podríamos decir que es producto de la necesidad de preservar cierto margen de
maniobra en la política nacional y la defensa de los intereses nacionales frente a los países vecinos, especialmente
cuando existen marcadas asimetrías de tamaño, poder y riqueza, como ocurre en Mercosur.
Ello ha dado origen a entramados institucionales en los que a menudo la forma prevalece sobre la función, lo cual
constituye el caso de los parlamentos regionales. Aunque el examen de las instituciones de integración también debe
considerar su legitimidad y calidad democrática. Estos órganos se encuentran al margen del proceso decisorio, que al
ser de carácter intergubernamental, está dominado por los ejecutivos, y ello se ha traducido en serios problemas de
legitimidad e imagen para algunos de estos órganos. A ello hay que sumarle la debilidad, o ausencia, de marcos
institucionalizados de participación de la sociedad civil y la debilidad de lo que podría denominarse la “dimensión
ciudadana” de la integración.
Los dilemas de la inserción externa y los acuerdos “sur-norte”.
Otro factor que debemos considerar al hablar de la crisis del “regionalismo abierto” es la ampliación de las opciones
extrarregionales y los dilemas que derivan de ella para las estrategias internacionales de la región. Es decir, que
AMLAT se encuentra en un mundo con más opciones múltiples pero a su vez con más incertidumbre. En esta materia,
se trata de sortear el riesgo y la incertidumbre a través de un conjunto de acuerdos multi, pluri y bilaterales, lo que el
autor llama “regionalismo disperso” o spaghetti bowl (Jagdish Baghhwatti), lo cual al mismo tiempo debilita la cohesión
interna de la integración impidiendo su profundización.
A la larga los acuerdos Sur-Norte y la integración regional son incompatibles, y ello plantea un dilema fundamental
para América Latina. Desde el año 2000, se observa un fuerte incremento de los acuerdos “sur-norte” firmados o en
proceso de negociación, lo cual se observa, en particular, en Estados Unidos. Los factores que explican esta
tendencia son:
- Mantener el statu quo, es decir preferencias comerciales no recíprocas, ya no es viable.
- La incertidumbre respecto a las negociaciones de la “ronda de Doha” (2001) y los propios acuerdos de integración
aconsejaban abrir otras opciones de negociación.
- estos acuerdos sur-norte podrían proporcionar acceso garantizado a los mercados de Estados Unidos y la UE,
eliminando la incertidumbre dado su carácter unilateral, lo cual resultaría un estímulo a la inversión extranjera.
- tienen una cobertura más amplia y compromisos de liberalización más profundos que los acuerdos de integración
“sur-sur”.
- establecen un entorno más competitivo y mayores incentivos para la competitividad y la eficiencia, y son la base de
estrategias “radiales” más abiertas y flexibles para la inserción internacional.
Se deben evaluar, sin embargo, algunos costos:
- Los TLC priman sobre el derecho interno, suponiendo menor autonomía para las políticas de desarrollo.
- Conlleva negociaciones naturalmente asimétricas, que resultan favorables para países avanzados.
- Si no se tiene en cuenta el impacto de la liberalización y los costes del ajuste, el precio a pagar en términos de
capacidad productiva, empleo y exclusión social puede ser muy elevado.
- la opción por un modelo de “integración profunda” sur-norte puede generar efectos discriminatorios en relación a los
socios regionales, erosionando los incentivos económicos de la integración regional.
¿Hacia un regionalismo “post-liberal”? La redefinición de la integración en América Latina y el Caribe
A partir de la crisis del regionalismo abierto, nace una nueva oleada de propuestas que apuntan a una redefinición del
regionalismo y la integración. Sus características:
a) La primacía de la agenda política, y una menor atención a la agenda económica y comercial, lo que no es ajeno a la
llegada al poder de distintos gobiernos de izquierda, al tono marcadamente nacionalista de esos Gobiernos, y a los
intentos de ejercer un mayor liderazgo en la región por parte de algunos países, en particular Venezuela y Brasil.
b) El retorno de la “agenda de desarrollo”, en el marco de las agendas económicas del “post-consenso de Washington”,
con políticas que pretenden distanciarse de las estrategias del regionalismo abierto, centradas en la liberalización
comercial.
c) Un mayor papel de los actores estatales, frente al protagonismo de los actores privados y las fuerzas del mercado del
modelo anterior.
d) Un énfasis mayor en la agenda “positiva” de la integración, centrada en la creación de instituciones y políticas
comunes y en una cooperación más intensa en ámbitos no comerciales, lo que, como se indicará, ha dado lugar a la
ampliación de los mecanismos de cooperación sur-sur, o la aparición de una agenda renovada de paz y seguridad.
e) Mayor preocupación por las dimensiones sociales y las asimetrías en cuanto a niveles de desarrollo, y la vinculación
entre la integración regional y la reducción de la pobreza y la desigualdad, en un contexto político en el que la justicia
social ha adquirido mayor peso en la agenda política de la región.
f) Mayor preocupación por los “cuellos de botella” y las carencias de la infraestructura regional, con el objeto de mejorar
la articulación de los mercados regionales y, al tiempo, facilitar el acceso a mercados externos.
g) Más énfasis en la seguridad energética y la búsqueda de complementariedades en este campo.
h) La búsqueda de fórmulas para promover una mayor participación y la legitimación social de los procesos de
integración.
Estos rasgos muestran el rechazo latinoamericano a las políticas neoliberales del “Consenso de Washington”, que
algunos líderes de la región identifican expresamente con el “regionalismo abierto” y con grupos como el Mercosur y
la CAN, considerados “neoliberales”. Estos gobiernos ven, además, a la globalización como un fenómeno negativo,
vinculándolo estrechamente con el neoliberalismo, frente a lo cual se reclama una estrategia defensiva basada en el
retorno a un Estado fuerte y eficaz y la integración regional, en parte, se redefine como estrategia al servicio de ese
“Estado desarrollista”. Ello ha alentado discursos y políticas neo-nacionalistas y la consiguiente revalorización del
principio de soberanía en algunos países latinoamericanos.
Es importante anotar que estos elementos guardan relación con el contexto o expresan tendencias más amplias. En
otras regiones y países, el “retorno al Estado” también es visto como mecanismo defensivo frente a la globalización y
sus consecuencias negativas, como la crisis financiera de 2007-08, o las vicisitudes del Tratado de Lisboa y el
rechazo popular a la profundización de la integración europea.
Las propuestas latinoamericanas “post liberales” que encontramos en AMLAT son concretamente el ALBA y la
Unasur, aunque ninguna puede ser considerada una iniciativa de integración en el sentido clásico del término por las
características enumeradas arriba, no hablan de integración comercial con fines económicos y comerciales, sino más
vinculado a una posición política dogmática, entre otras cuestiones. Además no puede hablarse de una nueva etapa
en la integración regional ya que no hubo cambios contundentes, sino que estas propuestas coexisten con los
acuerdos “sur-norte”, y el decantamiento de algunos países hacia estrategias radiales (hub and spoke) de inserción
internacional.
El ALBA y el TCP: Los proyectos “bolivarianos” de integración .
El proyecto bolivariano de política exterior pretende, en primer lugar, construir una “nueva geopolítica internacional”,
basada en un “mundo multipolar” frente a la hegemonía de Estados Unidos, y frente al unipolarismo en todas sus
manifestaciones. Incluso cuando este aparece “disfrazado de multilateralismo”, algo que debe ponerse en relación
con la resistencia que ha mostrado Venezuela a las iniciativas de reforma de Naciones Unidas. En segundo lugar, en
relación al objetivo anterior, se pretende construir un “bloque de poder suramericano” basado en el principio de
soberanía, capaz de entablar relaciones “sur-sur” con África y Asia.
Esa integración alternativa promoverá el “comercio justo” eliminando las asimetrías y buscando el equilibrio de las
partes; y estará basada en los principios de cooperación, complementariedad, solidaridad y reciprocidad, así como en
el respeto de la soberanía de cada país.
Finalmente, el proyecto bolivariano busca promover la “Diplomacia de los Pueblos”. Este concepto, lanzado en la
contra-cumbre de Mar del Plata (Argentina), en noviembre de 2005, alude a la incorporación de los movimientos
sociales a la integración, como complemento, más que como sustituto de la diplomacia tradicional, evitando el
“elitismo” que los ha caracterizado. La propuesta bolivariana, sin embargo, es ambigua en lo que se refiere al modelo
de integración económica que se persigue, al igual que su posición ambivalente hacia grupos como el Mercosur y el
CAN, pues los cuestiona, pero no llega a rechazarlos.
La propuesta concreta de este movimiento y estos gobiernos es la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA),
surgida como alternativa al ALCA. El ALBA es, en primer lugar, el resultado de una “diplomacia de cumbres” de alto
perfil político y mediático, y pese a su retórica integracionista, constituye, sobre todo, un marco de cooperación sur-
sur basado en la afinidad ideológica, más que en una complementariedad económica que no sería imaginable sin el
petróleo venezolano. De hecho, en el proceso de cumbres se observa que la agenda política ha ido adquiriendo
mayor relevancia y los países miembros, particularmente Cuba y Venezuela, han empezado a introducir cuestiones de
política exterior ajenas a la agenda de cooperación económica, como el conflicto de Colombia, o la propuesta de 2008
de constituir una alianza defensiva. Elemento clave del proceso ha sido el acceso en términos preferenciales al
petróleo venezolano, a través del acuerdo bilateral Cuba-Venezuela, de Petrocaribe, creada en junio de 2005 y parte
del proceso del ALBA.
Sin embargo, es importante observar que la mayor parte de los 14 países del Caribe que son parte de Petrocaribe no
lo son del ALBA, debido al fuerte sesgo ideológico y antiestadounidense de este último proyecto, con el que muy
pocos Gobiernos del Caribe están dispuestos a comprometerse. De hecho, la “diplomacia petrolera” de Venezuela no
ha logrado alinear a los países de la región en una plataforma anti-ALCA, ni despejar las suspicacias suscitadas por lo
que desde el Caribe se percibe como una posición hegemónica de Venezuela.
Su significado es mayor en el ámbito social y político, como símbolo de oposición a los TLC. Por otra parte, con este
modelo es dudoso que se pueda promover la transformación productiva y las mejoras de eficiencia y competitividad
que la región necesita para su inserción internacional.

UNIDAD 6.

✔ Álvarez Macías: Dos años de funcionamiento del Parlamento del MERCOSUR: una evaluación preliminar.
Introducción.
La integración en América Latina ha visto aflorar órganos parlamentarios regionales (MERCOSUR). 2007, entraba en
pleno funcionamiento el Parlamento del MERCOSUR (PM), en reemplazo de su antecesora, la Comisión
Parlamentaria Conjunta (CPC).
Al presente, la elección de los parlamentarios regionales es indirecta, al ser designados por los respectivos congresos
nacionales. la nota novedosa es que el Parlamento deberá estar conformado, a partir de 2011, por legisladores
elegidos por los ciudadanos a través de sufragio universal directo y secreto, convirtiéndose en la única institución del
bloque que contará con una representación democrática directa. Este análisis, en un esquema institucional como el
del MERCOSUR, que concentra toda la capacidad de decisión en los órganos intergubernamentales, nos remite a la
noción de déficit democrático en el funcionamiento del proceso de integración. Primera parte. Las funciones
legislativas y de control del Parlamento.
Cuatro competencias principales: legislativa, de control -y presupuestarias-, representativa, y de legitimación.
La función legislativa. Este es un ámbito de especulaciones ambiguas en el caso del Parlamento del MERCOSUR. El
Parlamento regional aún está lejos de constituirse en el “brazo legislativo” del bloque. Las competencias incluyen
poder “emitir declaraciones, recomendaciones e informes sobre cuestiones vinculadas al desarrollo del proceso de
integración”, es decir, actos no vinculantes.
El PM puede proponer proyectos de normas y, elaborar estudios y anteproyectos de normas
nacionales, orientados a la armonización de las legislaciones nacionales de los Estados Partes. Si bien significan un
avance no obligan ni a los órganos decisorios del MERCOSUR ni a los parlamentos nacionales a legislar en base a
las propuestas del Parlamento.
Los órganos decisorios del bloque tienen la obligación de transmitir al Parlamento los proyectos de normas antes de
ser aprobados, para que éste emita un dictamen. los órganos
decisorios del MERCOSUR no están obligados a aprobar la norma según los términos del dictamen del Parlamento
sino que sólo tienen la obligación de solicitarlo.
El papel del PM es básicamente consultivo, deliberativo y de formulación de propuestas, sin poder real de creación
legislativa.
En cuanto al poder de control el Parlamento puede efectuar pedidos de informes u opiniones por escrito a los órganos
decisorios y consultivos del MERCOSUR sobre cuestiones vinculadas al desarrollo del proceso de integración que
deben ser respondidos en un plazo máximo de 180 días.
El Parlamento puede invitar a representantes de otros órganos del bloque, para informar y/o evaluar el desarrollo del
proceso de integración, e intercambiar opiniones. Y además, debe “recibir, al finalizar cada semestre a la Presidencia
Pro-Tempore del MERCOSUR, para que presente un informe sobre las actividades realizadas durante dicho período”,
y “al inicio de cada semestre, para que presente el programa.
El PM no tiene ninguna potestad sobre el nombramiento o remoción de los miembros de los órganos decisorios del
bloque.
En su papel político el Parlamento detenta funciones referidas a la preservación de la democracia y el respeto de los
derechos humanos. Y es su deber presentar un informe anual sobre la situación de los derechos humanos en la
región.
Segunda parte. Los resultados hasta el presente.
A partir de la VI sesión ordinaria (octubre 2007) el Parlamento inició su accionar propiamente dicho. De los resultados
de las sesiones sólo pueden destacarse la Declaración de Apoyo al régimen institucional de Bolivia, la Declaración de
respaldo a las gestiones del Presidente de Venezuela Hugo Chávez para un acuerdo humanitario en Colombia, la
condena al genocidio del pueblo armenio, y la Declaración de respaldo a los derechos argentinos sobre las Islas
Malvinas.
Además de la emisión de dictámenes y recomendaciones, el Parlamento del MERCOSUR posee otras atribuciones
legislativas, aunque no implican estrictamente la “creación” de normas supranacionales sino que se circunscriben a
“proponer proyectos de normas MERCOSUR al CMC” o “elaborar estudios y anteproyectos de normas nacionales”,
como mencionamos anteriormente. Es en este ámbito donde la labor del Parlamento regional es altamente deficitaria.
Esta situación atenta directamente en contra de algunas de las principales intenciones del Parlamento, esto es,
avanzar en los objetivos de armonización de las legislaciones nacionales y agilizar la incorporación a los
ordenamientos jurídicos internos de la normativa del MERCOSUR que requiera aprobación legislativa.
Las competencias del PM para hacer las investigaciones necesarias para elaborar el informe están cobrando
protagonismo, dando lugar a polémicas con los gobiernos acusados de violaciones, especialmente, los de Paraguay y
Venezuela.
En resumen, pese a un liderazgo incipiente en materia de derechos humanos, la actividad del PM ha sido sumamente
comedida, destacando la aprobación de actos característicos de la forma mínima de intervención de un parlamento,
esto es, su función consultiva y de deliberación, a través de declaraciones y recomendaciones.
Lo más preocupante es el hecho de que temas de relevancia para las sociedades de los Estados Partes siguen
ausentes del debate parlamentario regional.
Tercera parte. Las funciones de representación y legitimación. Las elecciones directas y la composición definitiva del
Parlamento.
Según el Protocolo Constitutivo del Parlamento, en una primera etapa de transición (2006–2010), los parlamentarios
son designados por los propios parlamentos nacionales. Esto implica un doble mandato: nacional y regional.
A partir de la segunda fase (2011-2014) todos los parlamentarios sean elegidos por la ciudadanía procurando
“asegurar una adecuada representación por género, etnias y regiones según las realidades de cada Estado”.
Así, los parlamentos elegidos democráticamente tienen una función de representación y legitimación que dota de
mayor representatividad al proceso de integración.
La elección de los miembros del Parlamento por sufragio universal directo se constituye como un medio para la
promoción de la participación ciudadana en el proceso de integración, el aumento de la legitimidad democrática, y la
construcción de una comunidad e identidad “mercosureñas”. No obstante, el Parlamento hizo una propuesta sobre
una proporcionalidad atenuada debido a las enormes diferencias poblacionales entre los socios.
La llamada "representación ciudadana” es un criterio de proporcionalidad atenuada, concebido para evitar esa
asimetría.
Cuarta parte. El debate sobre el déficit democrático: reflexiones finales.
Existe un problema del llamado “déficit democrático” causado por la falta de mayor participación del poder legislativo
en el proceso de toma de decisiones, esto es, la ausencia de mecanismos propios de control y de creación de
normas.
Explicar el “déficit democrático” en términos de falta de efectiva intervención del órgano legislativo en el proceso
decisorio implica que difícilmente la existencia del Parlamento del MERCOSUR, tal como ha sido instituido, sea capaz
de enmendarlo.
El Parlamento dista de ser un auténtico órgano legislativo. El Parlamento del MERCOSUR se constituye en un órgano
con funciones básicamente consultivas sin protagonismo en los procesos de decisión del bloque.
La falta de competencias relevantes y el consecuente papel relegado en el proceso de toma de decisiones hacen del
Parlamento un órgano jurídicamente poco relevante en el esquema institucional. Por consiguiente, es incierta su
contribución a la internalización de normas, la armonización de legislaciones nacionales y la seguridad jurídica del
bloque. Desde el punto de vista político, el Parlamento del MERCOSUR fue concebido para ejercer un papel
fundamental en la defensa de la democracia y los derechos humanos, así como en la protección de los diversos
intereses de la población.
Sus actividades legislativas se han limitado a la elaboración de declaraciones y recomendaciones carentes de efectos
en el proceso de toma de decisiones de la estructura institucional del bloque.
El Parlamento regional no ha logrado aún convertirse en un foro de discusión donde puedan incorporarse cuestiones
y problemas que actualmente no tienen cabida en un esquema esencialmente intergubernamental e inclinado a las
cuestiones económico-comerciales.
Una institución costosa e ineficiente pondría en juego la –ya de por sí escasa– confianza de las sociedades de los
Estados Partes en el proyecto integracionista.
Para que el establecimiento del Parlamento constituya un aporte institucional positivo y no forme parte de una
inconveniente multiplicación de órganos, debería encarnar la representación política y social de las comunidades de
los Estados participantes.

✔ Caetano Gerardo: Breve Historia del Mercosur en sus 20 años. Coyuntura e instituciones.
En términos geográficos e históricos, la Cuenca del Plata ha presentado un contexto bipolar, al menos hasta la
década del 80 del siglo XX, con la competencia entre Argentina y Brasil por el liderazgo de la región. Los otros tres
países chicos: Uruguay, Paraguay y Bolivia, siendo los últimos dos países mediterráneos, sin salida al mar
(“prisioneros geopolíticos”), cuya única salvación es la integración regional.
Paraguay: constituía un aliado fundamental para Argentina para establecer el eje longitudinal norte-sur en la cuenca
del Plata. Sin embargo, por falta de políticas y planes estratégicos para incluir a Paraguay en la política exterior
argentina, Paraguay termina inclinándose por la política brasilera.
Bolivia: al no presentar los recursos hídricos que llamaban a Argentina a establecer ese importante eje, junto con la
perdida de la salida al Pacífico en 1870, mantenía la necesidad de dependencia de Argentina y Brasil.
Uruguay: Las dificultades para la delimitación de sus fronteras a lo largo de la historia y el hecho de ser un “estado
tapón” entre ambos grandes sudamericanos, lo ha llevado a ejercer una postura pendular.
Recorrido institucional.
- Acta de Foz de Iguazú 1985 – Sarney y Alfonsin. Conjunto de acciones y negociaciones para prefigurar un proceso de
integración de alcance global. Marco: coyuntura signada por fenómenos como los problemas crecientes del
endeudamiento externo, el auge del proteccionismo, el deterioro de los términos de intercambio a nivel internacional y
las implicaciones positivas de la estabilidad político-institucional de ambos países en la etapa posdictatorial.
- En 1986 Acta para la Integración Argentino-Brasileña, que estableció el Programa de Integración y Cooperación
Económica (PICE), en procura de una convergencia comercial gradual y flexible entre ambos países frente a terceros
mercados. Al constituir una perspectiva de integración más abarcativa, llamó a los demás países de la región a
desplegar sus intenciones integracionistas bilaterales. En esta instancia Uruguay busca acoplarse para no quedar
fuera del proyecto.
- A partir de 1990, con el cambio de rumbo de la política regional: Menem en Argentina (1989) y Collor de Mello en
Brasil (1990). Se firma el Acta de Buenos Aires entre ambos líderes, un modelo integracionista muy diferente
comenzaba a ser proyectado y programado, que proponía el establecimiento de “un Mercado Común entre (ambos
países), el que deberá encontrarse definitivamente conformado el 31 de diciembre de 1994”. Se pondría “especial
énfasis en la coordinación de políticas macroeconómicas y en las rebajas arancelarias generalizadas, lineales y
automáticas, como metodologías primordiales para la conformación del mercado común”. En el Anexo I, se enfatizaba
que la “columna vertebral” de todo el proceso estaría dada por “rebajas arancelarias generalizadas, lineales y
automáticas para llegar al 31 de diciembre de 1994 al arancel 0 (cero) y eliminación de barreras para- arancelarias
sobre la totalidad del Universo Arancelario”. Se acordaba de todos modos que en aquellos “sectores considerados
especialmente sensibles o altamente dinámicos y provistos de tecnologías de punta” se podrían establecer “acuerdos
especiales que (tuvieran) en cuenta sus características particulares”. Por su parte, en el Anexo II se creaba un Grupo
de Trabajo Binacional para la conformación del Mercado Común, al que en adelante se llamaría Grupo Mercado
Común (GMC).
- Ampliación del bloque: en 1989 presidía Luis Alberto Lacalle en Uruguay, compartiendo ideas y percibiendo el
potencial de la integración bilateral argentino brasileña, decide la incorporación al Acta. Buscaba ser acompañado por
Chile y Paraguay para ejercer un mayor contrapeso en la región, pero por un lado, Chile imposibilitaba su
incorporación debido a los distintos niveles de apertura de sus aranceles, incompatibles con los de Brasil, en cambio
Paraguay si se incorporó, firmando el Tratado de Asunción posteriormente en 1990.
Apostaba a una institucionalidad netamente intergubernamentalista y a un perfil integracionista muy prioritariamente
comercial, rasgos articulados de manera coherente con las orientaciones fuertemente liberales de los gobiernos y
Presidentes firmantes del acuerdo.
El formato institucional presente en el Tratado de Asunción de 1991 ofrecía tres rasgos definitorios de las
aspiraciones y voluntades de los Estados Partes:
1) un neto sesgo intergubernamental de los órganos decisorios del bloque.
2) la definición tácita de que los acuerdos integracionistas tendrían el alcance de “actos legales incompletos” (NO
derecho comunitario), sin el desarrollo de una normativa MERCOSUR que pudiera ostentar la condición de algo
cercano a un Derecho Comunitario y con la anticipación de una más que problemática internalización de normas
integracionistas dentro de los derechos y leyes de los Estados partes.
3) “la ausencia de un órgano jurisdiccional autónomo y propio del bloque”, lo que habría de traducirse en la configuración
de mecanismos de solución de controversias extremadamente flexibles y morosos, orientados a la negociación
gradual y a veces poco menos que interminable entre los gobiernos. El Protocolo de Brasilia de diciembre de 1991,
centrado en la definición de un régimen transitorio para la solución de controversias, optó finalmente por la vía de la
constitución de tribunales arbitrales ad hoc de jurisdicción obligatoria, régimen que el tiempo verificó como claramente
insuficiente y poco efectivo en la práctica.
Luego de la firma del Tratado fundacional, comienza un período de transición en el que aumentó el comercio
intrarregional, la IED y el acuerdo sobre la suspensión de barreras arancelarias fue modificándose año tras año. En
cuanto a sus relaciones externas, el bloque incrementó las relaciones con USA a través de la creación en 1991 del
Consejo Consultivo sobre Comercio e Inversiones, impulsado por Bush en el marco de la Iniciativa de las Américas, y
comienza a estructurarse un Acuerdo de cooperación comercial con la UE.
Algunos avances:
1991.
- Entra en funcionamiento la Comisión Parlamentaria Conjunta.
- Se adopta un Código de subsidios y Antidumping del GATT en relación a los productos agrícolas.
- Se crea el Consejo Industrial del Mercosur.
- Convenio en materia de telecomunicaciones (Arg, Br y Uru)
1992.
- Plan Trienal de educación (armonización de sistemas educativos, capacitación de recursos humanos para la
integración, etc).
- Declaración de Canela (armonización de posturas frente a la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente).
- Declaración de las Leñas para pautar plazos y medidas concretas para avanzar en la
integración. 1993.
- Entra en vigor el Protocolo de Brasilia para la resolución de controversias.
- Se concluye el Acuerdo del Arancel Externo Común, prácticas desleales de comercio y reducción del desfasaje
cambiario.
- Controles integrados en fronteras y convergencia de medidas sanitarias y fitosanitarias.
- Se suscribe el Reglamento Relativo a la Defensa Contra las Importaciones que sean objeto de Dumping o de
subsidios provenientes de países no Miembros del Mercado Común del Sur.
1994.
- Protocolo de Colonia para la protección de inversiones dentro del Mercosur.
- Negociaciones para concretar la Unión Aduanera.
- Protocolo sobre Jurisdicción internacional en materia Contractual.
- Norma Vitivinícola del Mercosur.
- Se crea la Comisión de Comercio del Mercosur.
Consolidación institucional y anticipos de la crisis (1994-1999)
En 1994 se firma finalmente el Protocolo Ouro Preto, que estableció “un régimen definitivo hasta que se produjera la
convergencia plena del arancel externo común. Con la firma del Protocolo podía darse por concluida una primera
etapa de consolidación institucional del MERCOSUR, tras los años de transición e implementación inaugurados con el
Tratado de Asunción de marzo de 1991. Sin embargo, todavía se percibía la alta dependencia del bloque de los
flujos comerciales y financieros internacionales, y por otro lado, la incapacidad de actuar y dar solución a momentos
de inestabilidad o crisis. Además la apuesta aperturista y comercial, pese a sus primeros frutos positivos, no pudo
evitar las fricciones y conflictos provocados por las gravosas adaptaciones de algunos sectores ante las nuevas reglas
comunes que se adoptaron.
Más allá de las declaraciones presidenciales de apoyo y comprensión dentro del MERCOSUR, las fricciones
comerciales aumentaron y los choques entre sectores enfrentados por el cumplimiento o por la perforación de las
reglas del bloque se acrecentaron muy claramente en este período. Las crecientes disputas comerciales entre Brasil y
Argentina se traducían en perforaciones unilaterales de los acuerdos previamente establecidos, lo que hacía perder
credibilidad en la consistencia y en la vigencia posterior de los acuerdos firmados. Desde sus asimetrías, los
pequeños del bloque también sufrían perjuicios cada vez más severos, exigidos por la necesidad de una ampliación
de sus mercados que advertían bloqueada y por una accesibilidad plena al mercado ampliado del MERCOSUR. La
emergencia de problemas domésticos en las economías nacionales de los Estados Parte, en particular de los más
grandes, venía también a poner de manifiesto la debilidad institucional del bloque, así como su incapacidad de
autonomía, de administración de conflictos y de negociación intrazona ante los avatares de los flujos comerciales
internacionales.
Crisis y conflictividad. Parálisis e intentos de relanzamiento. (1999-2000)
En 1999, sumado a la crisis financiera que azotaba a la región, Brasil devaluó su moneda provocando además una
disminución en las exportaciones de los demás países del Mercosur desfavoreciendo sus balanzas comerciales. Es
por ello que debieron comenzar a diversificar su mercado exportador para poder sortear la crisis lo mejor posible. Los
miembros comenzaron a tomar decisiones unilaterales como el acercamiento de Brasil al CAN con la firma de un
tratado de preferencias arancelarias, o el intento fallido de Menem de incorporar a Argentina a la OTAN. El
MERCOSUR comenzaba a transitar su peor momento y los gobiernos de los Estados Partes desplegaban estrategias
unilaterales sin asumir los riesgos de buscar soluciones concertadas para enfrentar la crisis del bloque.
El escenario regional quedaba así dominado por la suspensión de negociaciones, las medidas unilaterales, las
declaraciones amenazantes de los gobernantes, la creación de mecanismos ad hoc como salida de emergencia ante
la crisis, la sucesión de reuniones que terminaban sin acuerdo o con declaraciones genéricas y vacías. Aquel por
tantos motivos crítico año 2001 no pudo terminar de manera más dramática para el MERCOSUR: la XXI Cumbre del
MERCOSUR a realizarse en Montevideo en diciembre, debió suspenderse debido a la ausencia de los representantes
argentinos por la escalada de la crisis en aquel país.
De la crisis del “MERCOSUR fenicio” a los programas augurales de otro modelo de integración (2002-2003)
En el año 2002, asume Duhalde en Argentina tomando medidas como el fin de la convertibilidad peso-dólar y un
nuevo acercamiento a Brasil para negociar acerca del acuerdo automotriz. Para este año, Uruguay era el más
afectado de la crisis, pasó por un intento de negociación con USA que fracasó y termino demostrando la dependencia
a los grandes del bloque para salir de la misma. En cuanto al Mercosur, se vieron varios avances que reflejaron su
reactivación en varios asuntos. Estaba más que claro que se requería una institución más coordinada y conjunta,
menos ejecutivista y mayormente orientada a enfoques auténticamente regionalistas. Por otro lado, los integrantes del
Foro Consultivo Económico y Social no sólo reclamaban una mayor participación de los actores de la sociedad civil
sino que con la misma firmeza enfatizaban acerca de la necesidad de consolidar el rol de los Parlamentos como
ámbitos centrales del proceso de integración.
En julio de 2002 se firmaba el Protocolo para la Solución de Controversias en el MERCOSUR, avance sustantivo que
revelaba que la situación de críticas dificultades económicas y sociales por las que atravesaba la región podía
configurar un escenario propicio para darle mayor peso y agilidad al proceso integracionista.
En 2003, al asumir Lula Da Silva en Brasil, sostuvo un discurso MERCOSUReño e integracionista mucho más
decidido y consistente, eje programático que en particular confrontó en el balotaje con el candidato “oficialista” José
Serra, mucho más escéptico que su mentor, el entonces Presidente Cardoso, respecto a la promoción del
MERCOSUR como núcleo de una nueva propuesta de desarrollo y de política exterior para el Brasil. Tanto antes
como después de ser electo, Lula insistió en el imperativo de consolidar al MERCOSUR como un “proyecto político”,
en tanto instrumento insustituible no sólo para articular las economías de los países de la región sino también para
dotar al bloque de una verdadera identidad internacional, a los efectos de comparecer y negociar con más fuerza en
el conflictivo escenario mundial.
En una reunión entre Duhalde y Lula en Enero de 2003: “el MERCOSUR es también un proyecto político, que debe
contar con la más amplia participación de todos los segmentos de las sociedades de los Estados Partes, hoy
representados en el Foro Consultivo Económico y Social. Coincidieron en la importancia de fortalecer la Comisión
Parlamentaria Conjunta, en el sentido de avanzar, en consulta con los demás participantes, en la dirección de un
Parlamento del MERCOSUR, así como en estudiar los posibles sistemas de representación y formas de elección (…)
Es fundamental garantizar la más amplia participación de nuestras sociedades en este proceso, con la revitalización
de instituciones como el Foro Consultivo Económico y Social y la Comisión Parlamentaria Conjunta, y con la creación,
en plazo relativamente breve, de un Parlamento del MERCOSUR”.
En este marco, en la XXIV Cumbre del MERCOSUR, Brasil presentó a la Cumbre un Programa para la consolidación
de la Unión Aduanera y el lanzamiento de un Mercado Común titulado “Objetivo 2006”. En ese documento,
presentado muy poco antes de la Cumbre, no había grandes innovaciones de contenido pero sí un énfasis tal vez
inédito en la expresión de voluntad política por avanzar a paso renovado en el proceso de integración. Algunas de las
propuestas brasileras eran: Instituto Social para conducir una reflexión común sobre los temas sociales compartidos;
la continuidad y profundización de los acuerdos en las áreas de migración, trámites legales y cooperación judicial, “la
eliminación de las perforaciones del AEC”, un Programa de Nueva Integración con temas como integración educativa,
cooperación en ciencia y tecnología, integración física, entre otros.
Por su parte, Argentina (Kirchner) proponía: la creación del Instituto de Cooperación Monetaria del MERCOSUR,
como paso indispensable en la perspectiva de avanzar en la concreción gradual de políticas monetarias convergentes
y hasta comunes, mencionándose por ejemplo la posibilidad de la creación y administración de una primera emisión
de una moneda común. Este consistía en:
a. el diseño de un plan de emisión y administración de una primera emisión de moneda común, de acotada magnitud, a
ser concretada en el corto plazo;
b. la creación de mecanismos e instancias de investigación y discusión respecto a los temas relevantes que hacen a la
unificación monetaria;
c. el diseño y supervisión de las diferentes etapas de integración monetaria, interactuando y coordinando tareas
regulatorias y operativas, con las instituciones monetarias, financieras, fiscales y económicas de cada país y del
bloque regional.
Por su parte, Paraguay, basándose en el diagnóstico crítico sobre la NO consideración de las asimetrías económicas
y sociales de los países pequeños y sobre el impacto negativo de la Zona de Libre Comercio en los mismos, propuso
medidas compensatorias en varios rubros: arancelario, desarrollo fronterizo, negociaciones externas, infraestructura,
capacitación de mano de obra, etc. Su perspectiva de crecimiento económico y sostenible de Paraguay y su inserción
competitiva en el Mercosur, llevaban a apoyar un modelo de industrialización de sus condiciones productivas y un
mayor mercado exportador.
Uruguay, en la presidencia pro témpore en ese momento, no llevó propuestas concretas.
Con el fin de la recesión, y en un período de recuperación y crecimiento, se dio un mayor acercamiento pragmático
bilateral entre Lula y Néstor, manifestados en la declaración de Buenos Aires 2003 y la Declaración de Copacabana
de 2004.
La no concreción del Protocolo Ouro Preto II en 2004 y la tentación de la “inflación institucional”: balances razonables.
En todo este contexto favorable a las ideas integracionistas y la relación estrecha entre Argentina y Brasil, sumado a
que se habían logrado varios avances durante la presidencia pro témpore brasilera, se esperaba que al cumplirse los
10 años de Oruo Preto, se firmara un compromiso mayor en la Cumbre de 2004, algo así como un Protocolo de Ouro
Preto II. Por cierto esta hipótesis no se concretó.
A pesar de que durante los años 2002-2004 el Mercosur fue un punto importante en las campañas electorales y en las
agendas políticas de estos mandatarios, para el segundo semestre de 2004 reemergió con fuerza los lobbies anti
Mercosur. Por su puesto que lo que pretendían estas voces era la exigencia de mucha más flexibilización dentro del
MERCOSUR, así como una acendrada defensa de la vía de los acuerdos bilaterales con EEUU, de acuerdo al
formato preferido de los TLC ya firmados por entonces por la gran potencia norteamericana con varios países del
hemisferio.
En suma, confluían muchos motivos para que la inicial desmesura de expectativas en torno a la Cumbre de diciembre
de 2004 se fuera desinflando en forma progresiva en los meses previos a la cita. Más allá de la persistencia de alguna
voz militante, el escepticismo comenzó a ganar -también en forma desmesurada- a los actores más pro-
integracionistas dentro del MERCOSUR, quienes llegaron a la Cumbre ya con bajas expectativas y hasta con la
intención de denunciar la pérdida de una nueva oportunidad.
Tensiones e intersecciones entre las tendencias de profundización, flexibilización y ampliación: impulso y freno de una
inflexión (2005-2008).
Más allá de que las expectativas por un nuevo Tratado no se concretaran y que en el 2004 resurgieron con cierta
estridencia algunos problemas tradicionales en el funcionamiento cotidiano del MERCOSUR. A pesar de la asunción
gubernamental de Tabaré Vázquez en marzo de 2005 en Uruguay, la reelección de Lula en el 2006, el triunfo de
Cristina Fernández de Kirchner en Argentina en 2007 y la victoria electoral de Fernando Lugo en 2008 en Paraguay,
el advenimiento de estos nuevos gobiernos en la región no sólo no pudo crear el contexto apropiado para la ansiada
consolidación del proceso de integración sino que tampoco pudo evitar la emergencia y radicalización de conflictos
bilaterales, de proyectos más o menos velados de flexibilización extrema del bloque, así como de la reinstalación
progresiva de un relativo estancamiento en el funcionamiento general y cotidiano del proceso de integración. Sobre
este último aspecto más general, podría resultar indicadores la persistencia de los problemas comerciales entre los
Estados Partes, las dificultades para concertar posturas comunes en negociaciones ante terceros extra-zona o en
foros multilaterales.
Un hito importante de estos tiempos es lo ocurrido en la IV Cumbre de las Américas celebrada los días 4 y 5 de
noviembre de 2005 en la ciudad argentina de Mar del Plata, los cuatro Estados Parte del MERCOSUR, a los que se
sumó con una argumentación más extrema el Presidente venezolano Hugo Chávez, coincidieron en rechazar con
firmeza el proyecto ALCA, impulsado por México y Estados Unidos.
Tampoco hubo realizaciones excepcionales durante el bienio 2007-2008. No es que no se hayan producido en este
período hechos relevantes en la perspectiva del fortalecimiento del bloque: el gobierno uruguayo, por ejemplo,
anunció en setiembre de 2006 su decisión final negativa a acordar un TLC clásico con los EEUU, con lo que en un
contexto muy adverso y sensible (agravado de manera particular por el corte de puentes en el Río Uruguay, el
conflicto entablado con Argentina y la inoperancia del MERCOSUR como bloque para mediar en el diferendo, que
terminó dirimiéndose en la Corte Internacional de Justicia de La Haya). Con el telón de fondo de la agudización del
diferendo entre Argentina y Uruguay por el tema de las “pasteras”, durante aquellos años no faltaron otras señales de
distanciamiento, consolidándose un inesperado escenario de fragmentación y conflictividad política, sobre todo luego
de las expectativas renovadas –y tal vez desmesuradas– de años anteriores.
Feliz Peña analizaba en 2006 lo que sucedía en el Mercosur, definiendo tres lineamientos u orientaciones:
1. “hacia la ampliación”, con la incorporación en curso como socio pleno de Venezuela y los pedidos en el mismo sentido
de Bolivia y Ecuador.
2. “hacia una mayor profundización del proceso de integración”, por la puesta en funcionamiento del Parlamento del
MERCOSUR, del FOCEM y de la negociación avanzada de un sistema de pagos bilaterales en moneda local entre
Argentina y Brasil, que luego de su evaluación podría ser extendida al comercio con los otros socios.
3. “hacia la flexibilización de los compromisos e instrumentos vigentes del MERCOSU”, examinó el reclamo (impulsado
principalmente por Uruguay con el apoyo de Paraguay) de la habilitación a los socios menores para que pudieran
celebrar acuerdos comerciales preferenciales y bilaterales con terceros, en virtud de las grandes dificultades de
accesibilidad a la zona de libre comercio del bloque y a la fuerte inoperancia de éste en el plano de la negociación
comercial conjunta con terceros.
En 2007, durante la Cubre presidencial llevada a cabo en Enero de ese mismo año, se destacan algunas iniciativas
concretas en relación a los tres puntos explicados anteriormente:
1. Se amplía el proceso, recibiendo legalmente las solicitudes de Bolivia y Ecuador, y sumando un representante
permanente de Perú ante la Comisión de Representantes Permanentes.
2. Se profundizó la integración, inaugurando formalmente el Parlamento del MERCOSUR, se comenzó de manera
efectiva la implementación del FOCEM a través de la aprobación del financiamiento para proyectos específicos, en
especial radicados en Paraguay y Uruguay;
3. En cuanto a la flexibilización, Brasil lideró la presentación de una propuesta concreta para eliminar de manera rápida y
definitiva el doble cobro del arancel externo común y para habilitar la flexibilización de las normas de origen para
productos procedentes de Paraguay y Uruguay, a los efectos de que estos fueran considerados productos
MERCOSUR cuando tuviesen un componente nacional de 30% y no del 60% como era requerido hasta entonces.
En 2007 con la reelección de Lula Da Silva, Brasil demostró nuevamente interés en el Mercosur y en finalmente
concretar este proceso integracionista. Creía que la profundización del bloque constituiría los cimientos de su
proyecto de afirmación sudamericana.
Fortaleza frente a la crisis global y agenda de profundización: posibilidades reales para una consolidación positiva del
MERCOSUR (2008-2011).
Para comenzar el período debemos hablar de la crisis internacional de 2008 y las graves repercusiones que tuvo,
sobre todo en el segundo semestre de 2008 y 2009, mientras que en 2010 hubo una fuerte recuperación. Los
aspectos más afectados fueron:
- Desaceleración de las exportaciones en la región.
- Caída del precio de las commodities, lo que agravó el déficit de las relaciones de intercambio.
- Caída considerable del PBI.
- Caída de las remesas, lo cual para algunos países significó el desbalance de la cuenta corriente.
- Disminución de los flujos de IED.
- Dificultades para el acceso al crédito externo.
- Menos participación de AmLat en los flujos de ayuda oficial al desarrollo.
Sin embargo, se dice que los países latinoamericanos estaban preparados para enfrentar la crisis, debido
principalmente a:
- Las políticas macroeconómicas prudentes que en los años anteriores fueron aplicadas en la mayoría de los países del
continente y del MERCOSUR fortalecen la posición de la región ante los embates de la crisis.
- Han aumentado de manera consistente las reservas internacionales netas, lo cual ha permitido incluso a varios
gobiernos aplicar políticas anticíclicas ante los giros de contracción, amortiguando algunos de sus efectos.
- La deuda pública ha disminuido en forma considerable en la región, lo cual se traduce en una relación favorable entre
los montos de la deuda externa de corto plazo y el nivel de las reservas internacionales.
- Los niveles de exposición externa de los sistemas financieros sudamericanos en relación con los mercados
internacionales resultan relativamente bajos.
- Las tasas de inflación han permanecido, en general, estables en la región, favorecidos en algunos casos (Chile,
Colombia, Perú, Brasil) por la adopción de políticas monetarias anticíclicas.
Aunque también, debemos mencionar aspectos no tan positivos como:
- El aumento de las tasas de desempleo, sobretodo juvenil.
- Deterioro de los puestos de trabajo.
- Asimetrías sociales, entre países y entre sectores dentro de los mismos.
- Empeoran los índices de pobreza a indigencia, y la desigualdad en la distribución del ingreso.
- Impacto mayor en los sectores históricamente más vulnerables (mujeres, niños, pueblos originarios, etc.)
- Incremento de la inseguridad, la violencia la conflictividad dentro de las sociedades.
- Incremento de los fenómenos migratorios.
- Sobre demanda de políticas sociales, lo que deriva en un mayor gasto público.
Muchos analistas tienden a coincidir en que desde América del Sur en general y desde el MERCOSUR en particular,
una respuesta certera y profunda ante esta coyuntura desafiante de la crisis global, puede configurar una oportunidad
para profundizar ciertas definiciones políticas estratégicas. Aunque sin una superación plena de sus problemas, el
MERCOSUR del último bienio 2008-2010 parece haber recuperado parte de su capacidad de propuesta y de
profundización, lo cual puede advertirse con una nueva agenda en materia de integración productiva, apoyo a las
pymes, integración en políticas sociales, etc.
En relación a los vínculos bilaterales de sus Estados Partes, el 2010 se inició con buenos augurios para el
MERCOSUR. El acercamiento entre la Presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner y el novel Presidente
uruguayo José Mujica puso en vías de una tramitación negociada el conflicto entre Argentina y Uruguay por la planta
de celulosa UPM (ex Botnia). El fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya del 20 de abril de 2010 pudo
darse así en un contexto nuevo, mucho más abierto a una negociación sensata entre las partes, que incluyera
además otros temas conflictivos de la agenda bilateral. A ello se sumó en mayo el ya referido anuncio formal del
relanzamiento de las negociaciones comerciales con la Unión Europea, con toda su relevancia en varios sentidos.
Este acercamiento derivó en la Cumbre de San Juan, en donde se logró el acuerdo alcanzado en torno a los
Lineamientos para la Eliminación del Doble Cobro del Arancel Externo Común y Distribución de la Renta Aduanera y
a la aprobación de un Código Aduanero del MERCOSUR, lo que hizo rebrotar el optimismo dentro del bloque. Luego
de 20 años de una historia cambiante y azarosa, el MERCOSUR vuelve a encontrarse con una coyuntura propicia. En
efecto, las fortalezas exhibidas frente a la crisis global, la renovada consideración del MERCOSUR (con el emergente
Brasil en el liderazgo) en el concierto internacional y el avance de una agenda de profundización dentro del bloque,
resultan evidencia suficiente del signo positivo que rodea la conmemoración de estas dos décadas del proceso de
integración.

UNIDAD 7.

✔ Lopez: Integración del Área del Caribe.


Zonificación del área y primeros intentos de cooperación e integración.
La zona del Caribe parece un verdadero mosaico de pequeñas entidades y de mercados locales originalmente muy
reducidos y más ligados a sistemas económicos de fuera del Caribe que al propio espacio.
Casi toda el área se encontró sometida a una misma soberanía, la de España; pero esto tiene sólo interés histórico,
ya que fueron surgiendo países étnicamente muy diversos, con lenguas y culturas distintas, y con características
económicas diferentes. Esta diversidad condiciona el desarrollo económico del área, en la que se observan: Estados
independientes, países independientes que forman parte de la Commonwealth, islas que constituían la Federación de
las Indias Occidentales y que actualmente tienen un régimen individualizado de autogobierno bajo responsabilidad de
UK y Puerto Rico que es un Estado libre asociado a EEUU.
El principal problema en cualquier proyecto de integración económica con países tan distintos reside en la estructura
de su intercambio comercial. La estructura del comercio de los países del Caribe no ha cambiado sustancialmente en
su estructura productiva a lo largo de las últimas décadas. Tradicionalmente, han exportado productos petroleros,
azúcar y sus derivados, bauxita, alúmina, frutas y pesca. Con el contravalor de esas exportaciones y del turismo,
compran alimentos y productos manufacturados de todas clases.
Puerto Rico es el único país del Caribe donde se ha producido una profunda diversificación productiva y de las
exportaciones. Por su parte, Cuba ha transformado profundamente su actividad económica dentro de un régimen
político opresor y globalmente en declive.
Con la estructura de producción y de exportaciones descritas, no es extraño que el comercio intrarregional en el
Caribe no sea particularmente intenso: las exportaciones o importaciones en el área nunca representan más del 10%.
El primer proyecto de integración: Carifta.
La forma de contribuir a resolver esa situación de escaso intercambio se vio en la cooperación y la integración. El
primer antecedente es el proceso de integración de la Federación de las Indias Occidentales (países de la
commonwealth + las islas británicas de Barlovento y Sotavento), que sólo duró cuatro años.
Con el propósito de hallar un nuevo mecanismo de cooperación regional que reemplazará a la antigua Federación,
esos mismos países del Caribe celebraron diversas reuniones que culminaron en la firma de un convenio que dio
origen, en 1965, a la Asociación de Libre Comercio del Caribe; o Carifta (Caribbean Free Trade Association).
En el Convenio (aprobado solo por Barbados, Guyana y Antigua) se planteó la creación de, primero, una unión
aduanera y, luego a largo plazo, de una comunidad económica. El acuerdo no se vio instrumentado de inmediato y a
lo largo de 1966-1967 fue ganando fuerza la idea de que todos los países de la región debían participar en el proceso
de integración. Finalmente, en 1968, Guyana, Barbados, Antigua, junto con Trinidad y Tobago suscribieron el Tratado
de Carifta; o de St. Johns.
Luego se sumaron otros países hasta que Carifta pasó a agrupar todos los países y territorios británicos en el Caribe,
a excepción de Bahamas.
- Objetivos y organización.
En 1973 Carifta se transformó oficialmente en el Mercado Común del Caribe (Caricom).
Las circunstancias del desigual desarrollo relativo de los países miembros, cuyos fines originales eran modestos, fueron
reforzándose al promoverse una serie de instituciones:
- Conferencia de los jefes de Gobierno, como órgano supremo.
- Consejo de Ministros, como órgano central.
- El Secretariado Regional de la Commonwealth para el Caribe.
- El Consejo Regional de Navegación y la West Indies Shipping Corporation (Wisco) como instrumento
empresarial del Consejo, armadora de varios buques federales, de explotación conjunta.
- El Caribbean Development Bank (Caribank).
- La Regional Development Agency, entidad para la distribución de la ayuda económica que Canadá, EEUU y
Reino Unido concedían a los ocho países no independientes que formaban la West Indies States Association.
- La Oficina de la CEPAL en el Caribe.
- El Statistical Coordinating Advisory Commitee.
- Liberalización comercial.
Con la entrada en vigor del tratado (1968) quedaron abolidos de forma inmediata todos los derechos aduaneros entre
sus Estados miembros; con excepción de los incluidos en la «lista reservada» por su carácter de «más sensibles»,
con calendarios para su eliminación
gradual. Además se prohibió que se mantuviesen barreras no arancelarias.
- Política industrial.
Carifta encomendó un estudio de localización de industrias, pero con un carácter tan general que apenas tuvo
consecuencias. Este fue el «Final Report of the Industrial Development mission to Carifta Countries» en el que se
recomendaron diversos proyectos de industrias textil, alimentaria, pasta de papel, química y petroquímica.
Luego, con la séptima conferencia de jefes de Gobierno de la Commonwealth en el Caribe en 1972, se decidió la
creación de una compañía multinacional de inversiones para financiar la industrialización en los territorios menos
desarrollados. También se acordó el montaje de un sistema de crédito y seguro de crédito a la exportación, y el
reforzamiento de la asistencia técnica, tanto pública como privada, de los países más desarrollados a los de Carifta.
El Caricom.
También, en la séptima Conferencia de jefes de Gobierno de la Commonwealth del Caribe, se acordó la
transformación de Carifta en un Mercado Común del Caribe (Caribbean
Common Market), que además de incluir a todos los antiguos miembros de Carifta incorporó a las Bahamas.
- El tratado de Chaguaramas: iniciativas y tarifa exterior.
En la mencionada Conferencia surgió el Tratado de Chaguaramas que rige el Caricom, cuyos objetivos más importantes
son:
- Establecimiento de sistemas de crédito y de seguro de crédito a la exportación.
- Creación de una compañía multinacional de inversiones.
- Preparación de un plan «amplio y a largo plazo», para identificar los recursos regionales para hacer
proyecciones de demanda de productos agrícolas, mineros, industriales y de servicios turísticos.
- Consolidación y transformación de la antigua zona de libre comercio en un mercado común, con el
establecimiento de un arancel aduanero externo común.
- Considerar la adhesión al Caricom de todas las islas del Caribe.
- Fijación de una estrategia común de los países del Caricom, respecto del futuro de sus relaciones con la CEE
ampliada.
- Negociación de un convenio a escala del Caricom para evitar la doble imposición.
- Coordinación de las posturas de los países del Caricom en los foros internacionales.
Organización.
Los órganos principales de gobierno del CARICOM son la Conferencia de jefes de Estado y de Gobierno, y en el
plano más ejecutivo, el Consejo de Ministros. Ligados al Consejo hay tres Comités: Asuntos Legales, Presupuesto, y
Comité de Gobernadores del Banco Central.
* lengua inglesa es la oficial de la Comunidad del Caribe.
- Iniciativa USA y metas del Caricom.
En 1982, el Presidente Reagan lanzó la “Iniciativa para los países del Caribe”, con un llamamiento a las
multinacionales para invertir en el área y, en 1987, se presentó en el Congreso de EEUU una nueva legislación para
ampliar los beneficios de la Iniciativa. El proyecto propuesto, la «Ley de Recuperación Económica de la Cuenca del
Caribe, de 1987», prorrogó la validez de la Iniciativa por otros doce años, estableciéndose contingentes para el
azúcar, con medidas especiales para las islas más pequeñas y menos desarrolladas.
En línea con los progresos comentados, en el Caricom también se planteó acelerar la integración. A tal efecto, los
presidentes de sus países miembros se reunieron en 1990, cuyo resultado más significativo fue la decisión de
establecer una tarifa exterior común renovada y la redefinición de las normas de origen además de un aumento
gradual del tratamiento preferencial en el marco de Caricom y la eliminación de todas las barreras existentes al
comercio interno.
- Nuevos socios y proyectos.
En 1993, entró en vigor un acuerdo de libre comercio entre Venezuela y los países del Caricom; con la reducción
unilateral venezolana de sus aranceles, para mejorar el acceso de los productos caribeños. En 1998 se firmó un
tratado con la República Dominicana para la libre circulación de bienes de bienes, servicios y capitales. En 1999,
ingresó Haití como Estado miembro mientras que las islas Caimán lo hicieron con el status de asociadas.
La AECA.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados independientes del Caribe suscribieron, en 1994, el convenio
constitutivo de la Asociación de Estados del Caribe (AECA).
La Asociación se concibió como un organismo de consulta, concertación y cooperación, al objeto de identificar y
promover la instrumentación de políticas y programas orientados a:
- Impulsar las capacidades del Caribe, para lograr un desarrollo sostenido en lo cultural, económico, social,
científico y tecnológico.
- Forzar ese potencial por medio de la interacción de los Estados miembros, y en relación con terceros.
- Promover un espacio económico ampliado para el comercio y la inversión.
- Establecer, consolidar y ampliar las estructuras institucionales y los acuerdos de cooperación.
Los objetivos de la AECA son: el fortalecimiento de la cooperación regional y del proceso de integración; preservar la
integridad medioambiental del Mar Caribe, considerado como patrimonio común de los pueblos de la región; y
promover el desarrollo sostenible del Gran Caribe. Sus áreas focales son el comercio, el transporte, el turismo
sostenible y los desastres naturales.

✔ Santos Flore: Avances y Desafíos del Mercado Común Centroamericano.


1960 –Tratado General de Integración Económica Centroamericana. – Mercado Común Centroamericano, MCCA.
Nace con cuatros pilares:
1. Un arancel uniforme a las importaciones de terceros países (convenio de equiparación arancelaria);
2. creación de una Zona de Libre Comercio intra-centroamericana;
3. establecimiento de un régimen uniforme de incentivos fiscales al desarrollo industrial;
4. la creación del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
El MCCA podría significar un motor para la sustitución de importaciones en la región, fomentada por la CEPAL en
aquella época. Sin embargo surgieron algunas limitaciones y dificultades como la ausencia de un verdadero
compromiso de los Estados frente al proyecto, la rigidez del Mercado Común, los incumplimientos de los estados por
discriminación a favor del producto nacional y, sobre todo, la Guerra del Futbol de 1969 entre Honduras y el Salvador.
En 1991 en la IX Reunión Cumbre de Presidentes centroamericanos, se firma el Protocolo a la Carta de la
Organización de Estados Centroamericanos: Protocolo de Tegucigalpa da origen al Sistema de Integración
Centroamericana: SICA. Buscaba constituir una región de paz, democracia y desarrollo (implicaba indirectamente una
armonización política), además de alcanzar una Unión Económica, fortalecer el sistema financiero centroamericano y
la región como bloque económico para insertarlo exitosamente en la economía internacional. Posteriormente se firma
el Protocolo de Guatemala para introducir cierta flexibilización al proyecto, que permita el avance progresivo del
proceso de integración.
Se crea, además, una estructura institucional básica compuesta por:
La Reunión de Presidentes, la cual se reúne en sesiones ordinarias cada seis meses y extraordinarias si lo deciden,
es el órgano de mayor jerarquía dentro del Sistema, integrado por los presidentes constitucionales y cuya función es,
entre otras cosas, definir y dirigir la política centroamericana, estableciendo las directrices sobre la integración de la
región, así como las disposiciones necesarias para garantizar la coordinación y armonización de las actividades de
los órganos e instituciones del área y la verificación, control y seguimiento de sus mandatos y decisiones.
El Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, debe dar el seguimiento que asegure la ejecución eficiente de las
decisiones adoptadas por la Reunión de Presidentes en lo que concierne a su ramo y preparar los temas que puedan
ser objeto de la mencionada reunión”. Por su parte el Consejo de Ministros Responsables de la Integración
Económica y Desarrollo Social compete “ejecutar las decisiones de la Reunión de Presidentes en materia de
integración económica e impulsar la política económica integracionista de la región”.
El Comité Ejecutivo, debe asegurar la ejecución eficiente de las decisiones adoptadas por los presidentes, por
intermedio de la Secretaría General, debe velar por el cumplimiento del Protocolo de Tegucigalpa, establecer políticas
sectoriales y puede presentar propuestas a la Reunión. En realidad el Comité nunca funcionó, por lo que
posteriormente se creó el Comité de Delegados de las Cancillerías, pero que tampoco ha tenido mucho éxito.
La Secretaría General, a cargo de un Secretario General nombrado por la Reunión de Presidentes por un período de
cuatro años, es la responsable de ejecutar o coordinar la ejecución de los mandatos que deriven de las Reuniones de
Presidentes; del Consejo de Ministros y del Comité Ejecutivo; gestionar y suscribir, previa aprobación del Consejo de
Ministros competente, instrumentos internacionales; gestionar la cooperación financiera y técnica para el buen
funcionamiento del SICA; y representar a éste en el ámbito internacional. Aunque no tiene ningún tipo de atribución
sobre la cuestión económica.
El Parlamento Centroamericano (PARLACEN), garantiza la representatividad democrática en C.A; lo conforman
diputados de elección popular y los presidentes y vicepresidentes salientes de cada Estado. Sus propuestas no tienen
carácter vinculante para los Estados, sino meramente propositivas.
La Corte Centroamericana de Justicia, Órgano permanente que garantiza la seguridad jurídica al interior del Sistema;
es la encargada de interpretar los diversos Protocolos y Tratados que en torno a la integración hayan sido suscritos a
fin de unificar su aplicación, así como conocer los conflictos que pudieran suscitarse en temas relacionados con la
integración con excepción de los de naturaleza comercial, pues estos quedan sometidos a los tribunales ad-hoc o al
mecanismo de solución de controversias que establezca el Consejo de Ministros de Integración Económica. A pesar
de la importancia de este órgano en la seguridad jurídica y en el equilibrio de las instituciones, tiene un peso casi
inexistente dentro del proceso de integración centroamericana, producto de los ambages que realizan los Estados
para acatar sus sentencias y de que no todos los países integrantes del SICA han querido ratificar su Estatuto, en la
actualidad la integran sólo tres Estados: El Salvador, Nicaragua y Honduras.
El Protocolo de Guatemala (1991) introduce el término “subsistema” al expresar que el SICA persigue la integración
no solo en el ámbito económico, sino también en el político, social y cultural. Parte de este subsistema son:
El consejo de Ministros de Integración Económica (Gabinete económico centroamericano), responsable de la
coordinación, armonización, convergencia o unificación de las políticas económicas de los países, así como de
formular, para someterlas a la Reunión de Presidente, sus propuestas generales y directrices. Está conformado por
los Ministros de los Gabinetes Económicos y los Presidentes de los Bancos Centrales de los Estados parte del
Protocolo. Emite diversos actos administrativos: resoluciones, reglamentos acuerdos y recomendaciones, con distinto
grado de obligatoriedad. Se establece la superioridad del derecho derivado sobre el derecho nacional. El Protocolo de
Guatemala alude a que las decisiones deben ser tomadas por consenso, pero ello no impedirá la toma de decisiones
por parte de algunos países, las que serán vinculantes únicamente para ellos.
La Secretaría de integración Económica Centroamericana (SIECA), órgano técnico administrativo dotado de
personalidad jurídica internacional con capacidad de propuesta en materia de integración económica. Le corresponde
servir de enlace de las acciones de las otras Secretarias del Subsistema Económico así como la coordinación con la
Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericana; velar a nivel regional por la correcta aplicación del
Protocolo de Guatemala y demás instrumentos jurídicos de la integración económica regional y la ejecución de las
decisiones de los órganos del Subsistema Económico; y realizar los trabajos y estudios que los órganos del
Subsistema Económico le encomienden.
MCCA: ¿Zona de Libre Comercio o Unión Aduanera?
En Centroamérica se ha alcanzado el perfeccionamiento de una Zona de Libre Comercio para la casi totalidad de los
productos originarios, sin embargo existe el Anexo A del Tratado General, que enumera una lista de bienes originarios
que no gozan de libre comercio. Afortunadamente los obstáculos del libre comercio han sido disminuidos en forma
notoria hasta llegar a su casi desaparición. Sin embargo, no existe libre movilidad de bienes no originarios, lo que se
espera lograr una vez sustituidos los 5 territorios aduaneros por uno solo. Así mismo, la libre movilidad de servicios
relacionados al comercio no se ha logrado, simplemente porque no se ha tratado el tema en profundidad aún.
El AEC en Centroamérica es uno de los principales obstáculos en el avance hacia el perfeccionamiento de la Unión
Aduanera, ya que los países mantienen un patrón de conducta en el cual es común realizar modificaciones
unilaterales a sus aranceles, generándose así importantes retrocesos y reiteradas desarmonizaciones. A eso se suma
el problema que presentan los productos agrícolas, en el que hay una dicotomía entre las acciones y acuerdos del
MCCA y lo que dicta la OMC, es decir, la consolidación de niveles desiguales de los techos arancelarios, el otorgar
concesiones específicas por debajo del techo en productos y niveles diferentes.
Este proceso no cuenta con una Política Comercial Común, por lo que cada país lucha por obtener las mejores
ventajas para sí, sin importar los intereses regionales y sin deseos de negociar como bloque más que los aspectos
normativos de los Tratados.
En cuanto a las aduanas que operan en la MCCA, son cuatro: Aduanas Integradas (legislación y procedimientos
aduaneros comunes de dos o más países que comparten una misma oficina administrativa de despacho de
mercaderías); Aduanas Yuxtapuestas (los servicios administrativos de dos o más países en fronteras comunes que
operan en forma coordinada, mediante la atención de servicios de sus respectivas oficinas y que aplican
procedimientos aduaneros complementarios); Aduanas Periféricas (localizado generalmente en la periferia exterior del
territorio aduanero común, que aplica legislación y procedimientos uniformes, pudiendo las mercancías una vez que
han sido despachadas trasladarse al país de destino )y Aduanas Trinacionales.
En conclusión, el MCCA no constituye en la actualidad una Unión Aduanera y dista de alcanzarla en el corto plazo;
sino que conforma únicamente una Zona de Libre Comercio con matices de Unión Aduanera o lo que algunos han
dado en llamar una Unión Aduanera Imperfecta, quedando pendientes muchos obstáculos por salvar antes de poder
llegar a considerarse Unión Aduanera perfecta.

✔ Gómez Justinico: Institucionalidad y problemáticas de la Comunidad Andina de Naciones.


Acurdo de Cartagena 1969 – Pacto Andino. Da origen a la siguiente estructura: dos grandes instituciones de decisión
(la Comisión y la Junta), un órgano consultivo (el Comité Asesor Económico y Social) y dos entidades de soporte
financiero y económico (Corporación Andina de Fomento, CAF, y el Fondo Andino de Reserva, FAR). En el 1984 se
suman el Parlamento Andino y el Tribunal Andino de Justicia.
Luego de una serie de modificaciones a lo largo de los años se constituyó el Sistema Andino de Integración:
a. Órganos de dirección y decisión.
- Consejo Presidencial Andino. Es el máximo órgano del SAI, establece los lineamientos para dirigir el proceso
mediante directrices y mandatos. Lo integran los Jefes de Estado de los estados parte. Debe coordinar la labor de los
órganos del SAI mediante el impulso e incentivo de la integración y pronunciarse acerca de sus recomendaciones,
informes e iniciativas y, por otro lado, definir la política de integración y su proyección externa, mediante seguimiento y
evaluación de los resultados.
- Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores. Órgano de dirección política, debe verificar el cumplimiento de
los objetivos integracionistas y formular y ejecutar la política exterior del CAN, mediante declaraciones y decisiones
adoptadas por consenso. Está presidido por el ministro de Relaciones Exteriores del país que tiene la presidencia del
Consejo Presidencial, e integrado por los cancilleres de los Estados parte.
- Comisión de la Comunidad Andina.
Deja de ser el máximo órgano de la Comunidad, y pasa a ser el órgano encargado de formular, ejecutar y evaluar la
política de integración subregional andina en materia de comercio e inversiones. Comparte las funciones del Consejo
de Ministros de Relaciones Exteriores en cuanto a la adopción de las medidas necesarias para el cumplimiento de los
objetivos integracionistas y las directrices del Consejo
b. Órganos que detentan las tres ramas del poder:
- Secretaría General (Ejecutivo). En sus inicios, la Junta es el órgano ejecutivo del SAI, cuya función principal es
administrar el proceso de integración subregional. Está dirigida por un secretario general elegido por consenso por el
Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores. Aunque se prevé que pueda actuar únicamente en función de los
intereses comunitarios, en la actualidad ha perdido su función de iniciativa. Tiene principalmente función propositiva,
toda vez que puede formular propuestas de decisión ante los órganos de decisión y dirección.
- Parlamento Andino (Legislativo). Órgano deliberante, representa a los pueblos del CAN. Los miembros eran elegido
por los Congresos de cada estado miembro, pero después de las modificaciones comenzaron a ser electos por
sufragio. Es un órgano meramente burocrático, carece de vínculos reales con los otros órganos del SAI, por lo que su
labor resulta independiente. Sugiere, promueve, impulsa, recomienda, pero no tiene capacidades decisorias.
- Tribunal Andino de Justicia (Jurisdiccional). Integrado por un magistrado de cada país miembro. En la actualidad es el
órgano integracionista por excelencia, toda vez que al ser el intérprete de la ley, puede actuar contrariamente a los
intereses de los diversos gobiernos nacionales de los Estados miembros. Controla la legalidad de las normas
comunitarias, mediante la acción de nulidad, interpreta las normas del ordenamiento jurídico andino, velando por la
aplicación uniforme en el territorio de su jurisdicción, dirime las controversias: ante el Tribunal pueden acudir personas
naturales o jurídicas cuando crean ser afectados en sus derechos e intereses legítimos, tiene función arbitral, tiene
jurisdicción laboral.
c. Instituciones consultivas:
- Consejo Consultivo Empresarial (antes parte del Comité Asesor Económico y Social). Creado en la búsqueda de una
mayor participación del sector empresarial en la construcción del proceso de integración tendiente a conformar el
mercado común. Está integrado por cuatro delegados elegidos entre los directivos más importantes de organizaciones
empresariales representativas de los Estados parte. Su función principal es emitir conceptos ante el Consejo de
Ministros Exteriores, ante la Comisión Andina y ante la Secretaría General, a petición de estas o de oficio. Puede
participar en las negociaciones de la Comisión y tiene voz.
- Consejo Consultivo Laboral (antes parte del Comité Asesor Económico y Social). Creado en la búsqueda de una
mayor participación del sector laboral en el proceso de integración subregional. Está integrado por cuatro delegados
de las organizaciones laborales más representativas de los países miembros. Su función principal es emitir concepto
ante el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, ante la Comisión Andina y ante la Secretaría General, a
petición de estas o de oficio.
- Consejo Consultivo de los Pueblos Indígenas. Es un órgano consultivo del SIA, creado en la búsqueda de una mayor
participación de las comunidades indígenas. Está integrado por un representante y un suplente de las organizaciones
indígenas más importantes de cada uno de los países miembros, además de un representante, en calidad de
observador, del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y del Caribe, Coordinadora de
las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), Coordinadora Andina de las Organizaciones
Indígenas (CAOI) y Enlace Continental de Mujeres indígenas de Sudamerica. Su función principal es emitir conceptos
ante el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, la Comisión Andina y la Secretaría General, a petición de
estas o de oficio, además de compartir y difundir experiencias, fortaleciendo de tal suerte los vínculos de cooperación
entre las organizaciones indígenas, los gobiernos y la sociedad civil.
d. Cómo instituciones financieras:
- Corporación Andina de Fomento (CAF). Se trata de una institución financiera multilateral cuyos principales objetivos
son velar por el desarrollo sostenible de los países accionistas y la integración subregional. Su ayuda está dirigida
tanto a los sectores público y privado, ofreciendo una gama de productos y servicios a los gobiernos de los países,
instituciones financieras, y empresas públicas y privadas. Combina los objetivos financieros, con proyectos
ambientales y de desarrollo social
- Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR). Su objetivo principal es brindar apoyo a las balanzas de pagos de los
países miembros, otorgando créditos a ellos mismos o a terceros. Entre sus principales funciones se encuentran:
armonizar las políticas monetarias, cambiarias y financieras de los países y mejorar las condiciones de inversiones de
reservas internacionales efectuadas por las naciones andinas.
e. Instancias sociales
- Convenio Hipólito Unanue. Su objetivo principal es coordinar y apoyar los esfuerzos de los países miembros en
materia de salud, cooperando con otros órganos subregionales, regionales e internacionales.
- Convenio Simón Rodríguez. Foro de debate, participación y coordinación en los temas de las áreas sociales y
laborales de la CAN, especialmente en lo relativo a políticas referentes al fomento del empleo, la formación y
capacitación laboral, la seguridad y salud en el trabajo, la seguridad social, las migraciones laborales. Esta institución
está constituida por los siguientes órganos: la Conferencia, que es el máximo órgano, que adopta las decisiones por
consenso; las Comisiones Especializadas de Trabajo, cuya labor es de asesoría y, principalmente, la Secretaría
Técnica.
- Universidad Andina Simón Bolivar. Objetivos principales son la investigación, la enseñanza, la formación
posuniversitaria, la prestación de servicios y el fomento de la cooperación entre las diversas universidades de la
subregión.
Problemáticas del CAN.
● Problema de interés en conflicto.
Podemos hablar de conflictos políticos, como la rivalidad que provocó la salida de Chile en 1976 por las diferencias
entre Pinochet y el grupo Andino, el retiro transitorio de Perú entre 1992 y 1997, o el retiro de Venezuela en 2006 por
las amplias diferencias entre Chávez y Uribe. El problema del conflicto de intereses no solo se manifiesta en el campo
de lo político, sino también en el económico, en que cada Estado miembro ha demostrado tener intereses en este
ámbito cada vez más lejanos de la vida comunitaria, en cuanto sus políticas económicas internas siguen diversas
líneas de acción y así mismo la política exterior de cada uno de ellos está tomando caminos distintos.
● Problema de heterogeneidad en el desarrollo económico.
Al comienzo de la iniciativa se creía, como en la mayoría de los procesos iniciantes, que el nivel de desarrollo similar
de todos los Estado miembros permitiría cierto estado de homogeneidad, para los países con menor desarrollo
relativo puedan crecer en sus economías de manera homogénea. Sin embargo, la realidad ha demostrado ser
distinta, más heterogénea: en efecto Ecuador y Bolivia, por el menor desarrollo económico relativo frente a Colombia
y Venezuela, se han visto merecedores de regímenes especiales, que se traducen en la mayor contribución en la
adquisición de bienes colectivos y alcance de los fines por parte de solo algunos de los miembros, pero el mismo
beneficio para todos. Dicha desigualdad aporta al estancamiento del proceso integracionista, ya que desincentiva, en
este caso a Colombia y Venezuela antes de retirarse, a seguir soportando el peso del proceso e inclinarse hacia otros
horizontes como Estados Unidos, por ejemplo.
● Problema de institucionalidad.
A partir de la creación del SAI, y sus respectivas modificaciones, se buscaba dotar a la CAN de un sistema completo
institucional que le permitiría asegurar el debido cumplimiento de sus fines por medio del control y la supervisión del
proceso, mediante la coordinación entre sus órganos e instituciones de representación tanto gubernamental como
supranacional. No obstante esta aparente distribución clara de funciones, en la CAN no es tan clara. Es más,
pareciera que en los órganos de decisión reposa todo el verdadero poder de gestión y control, haciendo casi irrisoria
la labor de los demás órganos. Esto sucede con la creación de los consejos Presidencial y de Ministros de Relaciones
Exteriores que mengua la actividad de la Comisión. Así también es el caso del Parlamento Andino, que no tiene
vinculaciones funcionales con los demás órganos del SAI, puede solicitar información a estos últimos, pero no están
en obligación de dársela o de consultarlo, no tiene participación directa o indirecta en la toma de decisiones, no tiene
facultad para recibir propuestas ni para proponer.
Los gobiernos de los Estados parte son los actores principales del sistema. Esto demuestra que la CAN tiene una
estructura netamente intergubernamental, que no permite el desarrollo de la comunidad.

🡺 Granato, Oddone. Vázquez: El Tratado de Libre Comercio de América del Norte: agenda cumplida y agenda
pendiente.
El comercio entre Estados Unidos y Canadá fue continuo y sustancial desde el fin de la 2GM, y la importancia
comercial de México para USA creció particularmente con posterioridad a la crisis de la deuda de 1982. El TLCAN
está inspirado en el preexistente Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá (CUSFTA según sus
siglas en inglés) de 1988, que continúa vigente entre estos dos países con respecto a determinadas materias.
El TLCAN se firmó en 17 diciembre de 1992, fue ratificado por los Estados firmantes a lo largo de 1993, y entró en
vigor el 1 de diciembre de 1994. Este instrumento tiene por objeto eliminar las barreras al comercio, facilitar el
movimiento transfronterizo de bienes y servicios entre los países miembros, promover la competencia leal dentro de la
zona de libre comercio, incrementar las oportunidades de inversión y las posibilidades de una protección eficaz a
través de los derechos de propiedad intelectual.
En cuanto a las características centrales de la armonización comercial encontramos un alto nivel:
1) Libertad de circulación de transportes relacionados con el comercio;
2) libre tránsito de hombres y mujeres de negocios pero no de trabajadores sin capacitación;
3) reconocimiento mutuo de títulos profesionales;
4) derecho de establecimiento de cualquier tipo de instituciones financieras conforme al tipo y forma jurídica decidida por
los inversionistas;
5) un capítulo atinente al derecho de propiedad intelectual de patentes (principalmente científicas).
Cada uno de estos elementos configuran una libre circulación de recursos humanos altamente especializados y de
inversiones corporativas / financieras de gran cuantía, a lo que se le suman productos de alta industrialización y
tecnología; en su mayoría provistos por los Estados Unidos y Canadá. Hasta el momento, el aporte sustantivo de
México en esta triangulación está compuesto, principalmente, por la fuerza de trabajo de obreros no especializados
(mayoritariamente para la labor en las maquiladoras), su complejo petroquímico, y los recursos minerales, acuíferos y
de biodiversidad de su territorio.
Marco institucional.
Presenta un bajo nivel institucional, parecido a la de una simple ZLC pero con una estructura específica para la
solución de controversias comerciales.
El órgano rector es la Comisión de LC (CLC) integrada por ministros y funcionarios en el nivel de gabinete que
designa oportunamente cada país. Celebra sesiones anuales ordinarias, presididas por cada una de las partes
sucesivamente. La Comisión establece sus propias decisiones que, al menos que la misma determine lo contrario,
serán tomadas por consenso. Sus funciones son:
a) supervisar su puesta en práctica;
b) vigilar su ulterior desarrollo;
c) resolver las controversias que pudiesen surgir respecto a su interpretación o aplicación;
d) supervisar la labor de todos los comités y grupos de trabajo establecidos conforme a este Tratado, incluidos en el
Anexo 2001.2;
e) conocer de cualquier otro asunto que pudiese afectar el funcionamiento del Tratado.
La Comisión recibe apoyo administrativo y técnico de un Secretariado, integrado por secciones nacionales, frente a
las cuales las partes deben establecer una oficina permanente de su sección y asumir sus respectivos gastos.
En cuanto a la solución de controversias existen dos sistemas:
● (Cap XX) uno general, aplicable a todas las controversias que eventualmente surgieren entre los países miembros
relativas a la aplicación o interpretación del Tratado. A pesar de que el Tratado establezca que las parte deben en
todo momento llegar a un acuerdo en la aplicación del mismo, y que mediante la cooperación y consultas se
esforzarán por alcanzar una solución mutuamente satisfactoria, cualquiera de las partes puede solicitar la revisión de
algún aspecto en específico, entregando la solicitud a su sección de secretariado y a las otras partes. En el caso de
no lograr resolver un asunto, cualquiera de las partes puede solicitar que se reúna la Comisión. También encontramos
una sección referente a procedimientos internos y solución de controversias comerciales privadas.
● (Cap XIX) uno específico de revisión y solución de controversias en materia de antidumping y cuotas compensatorias.
Cada una de las Partes se reserva el derecho de aplicar sus disposiciones jurídicas en materia de cuotas antidumping
y compensatorias a los bienes que se importen de territorio de cualquiera de las otras Partes, así como cada una de
las Partes se reserva el derecho de cambiar o reformar sus disposiciones jurídicas en materia de cuotas antidumping
y compensatorias, siempre que, de aprobarse una reforma a la ley antidumping o de cuotas compensatorias de una
Parte, esta establezca concretamente la parte y los plazos incluidos.
Aspectos relevantes del comercio exterior mexicano desde la perspectiva de la integración.
La economía mexicana sufrió un cambio estructural tanto a mediados como a fines de la década de 1980 que la llevó
a configurarse como una de las economías más abiertas del mundo, firmando, en este sentido, varios tratados de libre
comercio, de los cuales el más importante resulta ser el TLCAN, ya que se ha convertido en uno de los principales
lineamiento de la economía y la política exterior y comercial mexicana. Este llamado “desarrollo hacia afuera”
comenzó a desarrollarse finalizada la bipolaridad, por impulso de la revolución informática y tecnológica y su impacto
en los proceso productivos, sumado a la amplia formación de espacios económicos a nivel internacional. El interés
mexicano sobre el TLCAN también se posa en la relación que establece entre la crisis de deuda, las reformas
económicas y los acuerdos regionales, con la convicción de que el Tratado, fomentando y atrayendo la IED, puede
sustentar el desarrollo político y económico mexicano a largo plazo.
Dada la histórica volatilidad de las políticas en México, la firma de acuerdos internacionales parecía proveer un
mecanismo para que los líderes se comprometieran con los esfuerzos reformistas frente a los inversores extranjeros y
la oposición política interna. Por otra parte, los costos de producción, la ubicación geográfica y los estándares de
producción de las manufacturas mexicanas, contribuyeron a ampliar el comercio de México con otras regiones del
mundo: el Cono Sur de América Latina y Europa. Mientras que en ámbito multilateral resaltamos tres hechos clave de
la estrategia mexicana de apertura comercial y vinculación con la economía mundial:
- la membresía en 1993 al APEC.
- El ingreso en 1994 a la OCDE.
- La suscripción en 2000 del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y cooperación con la Unión
Europea.
Debemos a su vez hablar del impacto económico que genera el Tratado de LC para México. No siempre los
resultados son del todo positivos y ese es el caso del sector agropecuario mexicano y sus trabajadores. Parte de la
fuerza laboral, perdida en el campo, se trasladó al sector servicios pero, en su gran mayoría, se sumó al sector
informal de la economía que, por cierto, se ha convertido en un fenómeno estructural del comportamiento económico
mexicano.
El problema de la emigración en la agenda bilateral Estados Unidos – México.
De la agenda bilateral México - Estados Unidos, hay tres grandes temas a resolver: el problema migratorio, la
cuestión ambiental y la seguridad. En el caso mexicano, la inmigración está altamente relacionada con el sistema de
producción de maquila y las particularidades que éste genera. La maquila centraliza la industria en la zona fronteriza
binacional, en donde encontramos las peores condiciones ambientales y, asimismo, las peores condiciones de
trabajo; también el geoespacio fronterizo, donde se produce la penetración mexicana a los Estados Unidos.
En el marco del TLCAN el concepto maquila describe al sistema y condiciones de producción (el programa de
Maquila) que se desarrolla en factorías ubicadas en ciudades mexicanas lindantes con la frontera de los Estados
Unidos. Estas compañías: se erigen sobre capital extranjero, utilizan mano de obra mexicana, importan insumos del
exterior sin aranceles o gravámenes y desarrollan productos manufacturados que no se van a comercializar
directamente en México. El producto finalizado en la Maquila a un bajo costo se vende fuera del territorio nacional
donde reside la empresa maquiladora a valores más competitivos que permiten ganar nuevos mercados.
El decreto de maquila en México data de 1965, y encuentra una doble causa: por un lado, lograr un sistema de
producción de alta rentabilidad a bajo costo que pudiera obtener manufacturas capaces de penetrar mercados antes
impensados (como China o India). Por otro lado, las maquiladoras surgen como un sistema de contención a la
migración mexicana hacia Estados Unidos.
Como antecedente a este decreto, encontramos el Convenio Bracero fue firmado por Estados Unidos y México,
estipulando el trabajo temporal de ciudadanos mejicanos en los ranchos y territorios del sur de Norteamérica
(lindantes con la frontera), siendo asignados principalmente a la pizca (recolección) de algodón, al cultivo agrícola y al
mantenimiento de los ferrocarriles. Ante el flujo migratorio que supuso el convenio braceros, la situación de
desempleo imperante en México, y las ventajas económicas comparativas que presentaba el escenario, los gobiernos
de Estados Unidos y México pusieron en marcha el programa de las maquiladoras.
Con anterioridad a 1990, los acuerdos migratorios eran, en cierta medida, beneficiosos para las crecientes oleadas de
inmigrantes mexicanos que prestaban su fuerza de trabajo, pero, para 1996, aumentan los controles fronterizos bajo
la nueva Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y de Responsabilidad del Inmigrante que incluía medidas “filtro” para
la obtención de la residencia en Estados Unidos. En general, a partir de la entrada en vigor del TLCAN, las acciones
para detener los flujos migratorios se intensificaron por parte de las autoridades estadounidenses, lo que dejaba en
claro que el Tratado se limitaba a establecer un marco para el libre movimiento de mercancías y de capital, pero no
para las personas y la mano de obra. Este proceso se manifiesta, en una creciente polarización y segmentación de
los mercados, que estas transformaciones han generado, en el lado estadounidense, así como por la precarización y
empobrecimiento de las condiciones de empleo y reproducción de la fuerza de trabajo, en el lado mexicano.
El TLCAN como alianza energética y de seguridad.
En este asunto existen dos áreas sensibles: el narcotráfico y el terrorismo. Luego del 11S nace la idea de la
securitización, junto con la de sociedad de riesgo. En la cumbre trinacional del 2005, Estados Unidos expuso la
necesidad de llevar la ZLC más allá, hacia una Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte, bajo
la forma de una serie de “candados de seguridad”. USA declara la guerra contra las drogas, en toda Latinoamérica,
aunque haciendo especial énfasis en México como país productor y de tránsito de drogas en la región, junto con el
objetivo de afianzar la solidez de una red de defensa contra el terrorismo internacional. Los candados de seguridad se
complementan con una integración energética, que pone en primer plano los recursos petro-eléctricos de los
integrantes del TLCAN.
Implicancias políticas del TLCAN para terceros países de la región.
La experiencia ha demostrado que la constitución del TLCAN se dio con manifiestas asimetrías entre sus miembros.
La primera se observa en los Estados Unidos por sobre los dos otros miembros del TLCAN, en un esquema que fuera
oportunamente denominado como el del tiburón y las dos focas (Saxe Fernández, 2005). Una segunda asimetría se
observa entre los dos países más desarrollados y México.

UNIDAD 8.

🡺 Renard: The Asian Infraestructure Investment Bank (AIIB): China’s new multilateralism and the erosion of the
West.
Esta “nueva institución multilateral para el nuevo siglo”, como así se autodenomina, es el Asian Infrastructure
Investment Bank (AIIB). Impulsado por China y atrayendo a los países más poderosos del mundo y rechazado por
USA, refleja una nueva realidad geopolítica.
- 2013 Octubre, se comunica la iniciativa de crear el Banco
- 2014 Memorando de entendimiento firmado por 21 países que se unen al comienzo de la iniciativa.
- 2015 Marzo, cerraba la deadline para ser miembro fundador con 58 países habiendo aplicado. Se decide que el voto
de cada miembro dependerá de su PBI y que la sede del Banco será en Beijing, junto con un secretario Interino.
Es una iniciativa complementaria a los mecanismos de financiamiento que ya existen, claramente fundamental, ya
que muchos de los países asiáticos requieren infraestructura de cantidad, y China por su parte cuenta con grandes
cantidades de dinero para prestar. El AIIB confirma e institucionaliza el rol emergente de China como prestamista y
como donante a nivel regional y mundial.
A pesar de que China no tiene muchos amigos en el barrio, sino que presenta varias diferencias con muchos de ellos,
el imponerse como prestamista le da mucha influencia, que también es lo que está buscando.
Esta nueva iniciativa no puede desvincularse de la insatisfacción que presenta China con respecto al espacio y el
lugar que se la en las instituciones financieras internacionales como el Asian Development Bank, el BM y FMI,
encabezados por Japón en el primer caso y por USA en los otros. Es por eso que ciertas economías emergentes
como China han cuestionado el rol de estas instituciones dominadas por occidente, ante lo que China busca
alternativas multilaterales.
Siguiendo con el descontento de China hacia los juicios occidentales sobre la misma, se la ha acusado de Dumping,
de priorizar las relaciones bilaterales sobre las multilaterales, de practicar multilateralismo a la carta, etc. Cuando en
realidad todos los países lo hacen y por otro lado ha estado participando de los organismos multilaterales de igual
manera que el resto.
Por otro lado, las instituciones multilaterales occidentales son creación de occidente post 2GM, cuando China tenía
menos voto que los países del Benelux inclusive. Han pasado años y las cosas han cambiado. Al mismo tiempo, son
entornos que reflejan valores y normas occidentales, que han generado un sentimiento de amor-odio al sistema liberal
occidental, al que se ha resistido en varios aspectos y en varias circunstancias.
A pesar de que China ha jugado un rol importante tanto en la organización para la cooperación de Shangai y en los
BRICS, no fue suficiente. Esta nueva iniciativa, el AIIB, es más inclusiva, ya que está abierta a cualquier país que
quiera pertenecer, inclusive Taiwán (!), presenta además una agenda más positiva, cooperativa y de acercamiento
entre acreedores y prestatarios, lo que la hace una institución más prometedora y atrayente. Por supuesto que
significa un desafío hacia el orden liberal predominante, siendo un orden multilateral alternativo con China a la
cabeza.
Esta inactiva también podría significar un cambio en la percepción que se tiene de China y su hard power, sumando a
su soft power que ha sido overshadowed por el anterior por mucho tiempo. Su estrategia también es acercarse a
ciertos países amistosamente a través de la inversión y la retórica. (Pensar en agenda las relaciones Sur Sur entre
iguales, la facilidad a la hora de acceder al financiamiento, la idea de gobernanza global de China). El Banco
demostrará a su vez la efectividad de la dirección e iniciativa china.
Con esta iniciativa China ha generado tres grandes divisiones en occidente:
1. La mayoría de los aliados de USA del Asia Pacífico como Australia o Corea del Sur aceptaron unirse al Banco, a
pesar de las objeciones y el lobby de USA. Frente a la situación USA parece haber respondido con el TPP, donde se
excluyó la participación de China.
2. UK ha sido el primer Estado europeo en querer formar parte del AIIB, países que tienen una relación especial. Días
después 13 países europeos más se unieron a la solicitud, inclusive socios transatlánticos importantes de USA como
Dinamarca o los Países Bajos, de igual forma, a pesar de la presión de USA.
3. La UE se vio dividida en cuanto a la decisión de participar o no del AIIB, con lo que claramente demostraron no haber
coordinación en el marco de la Unión, y China pudo ver cuán fácil es dividirlos.
No es resultado solo del creciente poder de china, sino también de su creciente influencia en todo el mundo. China ha
demostrado de esta forma, una nueva habilidad para atraer seguidores y dividir a sus oponentes, incluso desacreditar
su oponente principal: USA.
Los estados europeos que quisieron incorporarse a esta nueva institución han ofrecido indirectamente cierta
legitimidad al poder chino y a la misma. Para esta parte de Europa también existen ciertos intereses. En este caso
puede ser una estrategia para “multilateralizar” China y hacer que juegue un rol más importante a nivel mundial, sin
descartar por supuesto, beneficios económicos. Sabiendo de antemano que China crecerá muchísimo y su influencia
también en los próximos años, convirtiéndose en una de las mayores potencias del mundo, comenzar a incorporarla
suavemente al sistema multilateral para una transición más tenue es una buena y sabia estrategia, aunque el
centrismo de occidente al que China se niega es producto también del eurocentrismo, irónicamente.
Algunos de los representantes europeos afirmaron que parte de las motivaciones de unirse al AIIB fueron el tratar de
influenciar y moldear la institución desde adentro, lo cual sería más fácil que desde afuera, aunque tampoco hay
mucha seguridad de cuanto se puede influenciar al gigante asiático, ya sea desde adentro o desde afuera.
Se cree que los países europeos que todavía no han adherido, pero que tampoco han tomado distancia de la
iniciativa, están analizando costos y beneficios y que son potenciales futuros miembros. El costo mayor que pueden
tener es en términos financieros, es decir el aporte de capital que se debe hacer al banco. Otro costo puede ser la
relación con Estados Unidos, sobre todo para países más pequeños o con menos influencia que no se quieren o no
pueden arriesgar su relación con USA. En cuanto a los beneficios, podemos hablar de una cuestión de prestigio como
miembros fundadores, o beneficios de inversión e infraestructura del mismo Banco. Por último, podemos prever una
posible tercera opción de vinculación entre aquellos estados europeos que estén en duda o bajo presión de unirse
como miembros, constituyéndose por ejemplo como socios observadores, algo que todavía no se ha considerado
pero que puede resultar una alternativa low-coast, low-benefits suficiente para mantener una buena relación con
China.
Conclusiones.
Por primera vez, China está demostrando liderazgo y persuasión en la creación de una institución multilateral
aceptada globalmente, lo cual es una clara señal de que el orden mundial está cambiando. Sin embargo, ese cambio
llevará tiempo, sumado a que USA no permitirá una rápida ni sencilla transición de poder. El mundo debe entender
que el status quo tiene ciertas imitaciones, y que están cambiando las relaciones de poder. La UE (parte), lejos de
querer impulsar la reforma del orden liberal y su centrismo, está tratando de asegurar y reestablecer la legitimidad del
multilateralismo, frente el exponencial crecimiento de China.

🡪 Cerezoli: Mapas de África Subsahariana: las espacialidades del subcontinente en el siglo XXI.
(Apuntes de solo una parte del texto)
La integración africana se construye según tres factores aglutinantes:
1) Factores económicos:
En 1980 se determinó una “hoja de ruta” para la construcción de una economía sostenible y perdurable en el tiempo,
programa denominado el Plan de Acción de Lagos. El objetivo principal del proyecto era consolidar una Comunidad
Económica Africana (CEA), con la finalidad de lograr la autonomía económica. Esta tuvo lugar en 1991, tras el
Tratado de Abuja (Nigeria). La CEA determinó un plan de trabajo gradual en base al desarrollo de las regiones
africanas, configuradas en procesos de integración subregional.
2) Factores políticos:
La importancia del desarrollo de algunos Estados africanos, cuya relevancia internacional es representativa, conlleva
a un incremento de las asimetrías internas. Un ejemplo lo constituye Nigeria en el contexto de la Comunidad
Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO), donde los demás Estados miembros han consolidado una
unión monetaria bajo la moneda Franco CFA, vigente desde sus inicios coloniales franceses, pero la histórica
dominación británica combinada con la fuerte presencia internacional como exportador de petróleo fortalece la
tendencia hacia una acción unilateral.
3) Factores sociales:
La inexistencia de una lengua común y la injerencia de las ex metrópolis en materia económica, no posibilitan el
desarrollo. La situación es similar en el caso de las monedas, ya que su inconvertibilidad no contribuye a un
relacionamiento directo. La existencia de una tendencia nacionalista a conservar las monedas locales y por tanto
inconvertibles en la comercialización entre Estados africanos. Esto se debe sumar a la estrechez de los mercados, la
escaza eliminación de las barreras comerciales, las diferencias culturales y el desinterés político.
Una última referencia al desarrollo de los procesos de integración corresponde a la Unión Africana (UA), heredera de
la OUA. La continuidad de un panafricanismo mínimo, donde se plantea el desarrollo de las regiones para consolidar
luego una unidad continental, se observa en los principales objetivos de la organización. Surgida en Durban
(Sudáfrica) en 2002, plantean la consolidación de un sistema de seguridad continental, capaz de gestionar los
conflictos internos.

🡺 Kabunda Badi: La Integración regional en África: Análisis político, jurídico y económico”.


Integración regional en África Austral.
- Conferencia para la Coordinación del Desarrollo en África Austral (SADCC) 🡪 en 1992 pasa a ser la SADC
Comunidad de Desarrollo de África Austral.
- PTA🡪 en 1993 pasa a ser la COMESA: Mercado Común del África Oriental y Austral. Se la menciona como hija de la
OUA como proyecto panafricano supranacional y de la Comisión económica de las Naciones Unidas para África
(ECA)
- SACU: Unión Aduanera del África Austral creada en 1996.
- 1986 Zona Monetaria Común (CMA), deriva de la Zona Monetaria del Rand (RMA).

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