Está en la página 1de 3

ENSAYO ARGUMENTATIVO

En los últimos años, la educación inclusiva es, sin duda, uno de los
temas más importantes en el contexto educativo, como la integración o la
atención al alumnado con discapacidad llevan a que el sistema educativo
desarrolle estrategias adecuadas para el desarrollo integral de los
estudiantes con discapacidad hasta un cierto nivel educativo. Sin embargo,
su abordaje en la etapa de enseñanza secundaria (Lozano y Etxebarria,
2007), así como en el ámbito universitario (Rivas-Damián, 2012), son muy
limitados por no decir escasos; todos ellos están enfocados a las
competencias sociales y conductas prosociales hacia la diversidad en
general desconociendo, por tanto, trabajos dedicados específicamente a la
conducta prosocial hacia la discapacidad.
En este sentido, al profundizar en la discapacidad, no se debe entender
este concepto como algo global, sino que existen diferentes tipologías con
características propias de cada tipo de discapacidad (sensorial, intelectual,
auditiva, visual y motora), que pueden ser relevantes o más significativas a la
hora de estudiar los comportamientos prosociales hacia las personas con
alguna de estas discapacidades sobre todo al entrar en la etapa de
educación media general y universitaria.
De lo planteado, la conducta prosocial según los autores (Eisenberg,
Fabes y Spinrad, 2006; Martorell, González, Aloy, y Ferris 1995) puede ser
definida como todo aquel comportamiento social, positivo, de carácter
voluntario y beneficioso para los demás ha cobrado un gran interés en los
programas de intervención psicosocial dedicados a personas con
discapacidad. Por otro lado, la prosocialidad según Roche (2010) dice que
“es la capacidad del ser humano que se centra en beneficiar a las demás
personas sin esperar nada a cambio”. La conducta prosocial está motivada
por la empatía y la preocupación por el bien común.
Siguiendo el orden de ideas, esta conducta beneficia a otras personas,
grupos o metas sociales contando con la identidad, creatividad e iniciativas
de las personas implicadas, sus circunstancias y necesidades reales.
Profundizando en la investigación, se encuentra el “Manifiesto de Medellín:
Ciudades del Aprendizaje a favor de la Inclusión” (UNESCO, 2019b), el cual
hace alusión a la relación entre inclusión y equidad, para garantizar
oportunidades equitativas de aprendizaje a diferentes grupos de población a
lo largo de la vida. Efectivamente, este manifiesto reitera la necesidad de
ofrecer oportunidades a las personas con discapacidad, iniciativas de
aprendizaje y uso de tecnologías, y movilización de recursos para la
innovación frente a los nuevos desafíos que se les pueden presentar por las
actitudes que se presentan en la comunidad estudiantil y la comunidad
universitaria.
A pesar de que existen a nivel mundial campañas de inclusión y el
abordaje de los estudiantes con discapacidades, la Unicef plantea, cito
textualmente “…Los niños, niñas y adolescentes con discapacidad son uno
de los grupos más marginados y excluidos de la sociedad, cuyos derechos
son vulnerados de manera generalizada. En comparación con sus pares sin
discapacidad, tienen más probabilidades de experimentar las consecuencias
de la inequidad social, económica, y cultural. “ Pero ¿Qué estrategias de
intervención socio-educativa pudieran aplicarse para el logro de la inclusión
de los jóvenes con discapacidades en las aulas de media general y
universitarias fortaleciendo la pro-socialidad?
Evidentemente, estos jóvenes al llegar a la educación media general y
universitaria diariamente se enfrentan a actitudes negativas, estereotipos,
estigma, violencia, abuso y aislamiento; así como a la falta de políticas y
leyes adecuadas, que los ampare permitiéndoles oportunidades educativas y
económicas, bien sean por el desconocimiento en su abordaje en las aulas
de clases o por las faltas de estrategias que pudieran ayudar a superar las
dificultades sociales de la pro-socialidad entre el docente y el alumno;
llegando a ser excluidos en las aulas por no tener una forma de comunicarse
con sus pares; lo que trae como consecuencia que estos niños, niñas y
adolescentes en la adultez tengan menos probabilidades de trabajar,
experimentan problemas de salud y sean más dependientes de sus familias y
en algunos casos de los servicios gubernamentales.
Partiendo de lo expuesto y siguiendo las líneas de investigación:
Estrategias de intervención en dificultades sociales y de fortalecimiento de la
pro-socialidad y Desarrollo de habilidades para la vida como agentes de la
intervención socio-educativa.

También podría gustarte