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Resumen Final Linguistica General 2014
Resumen Final Linguistica General 2014
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sean parte de un sistema particular de signos orales y escritos (LENGUA), el idioma.
El signo es puesto en la base del universo entero, es principio de definición y explicación para
todo pero no tiene un punto fijo de donde amarrar la primera relación de signo, el edificio se-
miótico de Peirce no se incluye a sí mismo. Para que esto no suceda es necesario admitir una
diferencia entre el signo y lo significado. Hace falta que todo signo sea comprendido en un sis-
tema, de allí la condición de significancia donde habrá que distinguir una relación de diferencia y
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analogía.
Saussure en el extremo opuesto parte desde la Lengua y la toma como objeto exclusivo diferen-
ciándose entonces en metodología y práctica. Le asigna a la Lingüística una triple tarea
1- Describir en sincronía y diacronía todas las lenguas conocidas
DD
2- Deslindar las leyes generales que actúan en las lenguas
3- Delimitarse y definirse a sí misma (esta incluye a las dos anteriores)
Para Saussure una lingüística solo es posible con la condición de conocerse al fin descubriendo
su objeto. Todo procede de preguntarse acerca del objeto de la lingüística. Allí es donde plantea
la primera exigencia metódica: Hay que separar la lengua del Lenguaje.
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El papel del signo es representar, ocupar el puesto de otra cosa, evocándola a título de sustituto.
Nuestra vida social e intelectual nos muestra que usamos varios sistemas al mismo instante
(lenguaje, escritura, cortesía, transito, signos monetarios, etc.)
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El principio que se introduce para ordenar las relaciones y delimitar conjuntos es la propiedad de
significar o significancia y su composición en unidades o signos.
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o Tipo de funcionamiento (la relación que une los signos)
Dos principios que afectan a las relaciones entre sistemas semióticos: El principio de no re-
dundancia; no puede decirse la misma cosa mediante la palabra y la música que son sistemas
DD
de fundamento diferente. Es decir, dos sistemas semióticos de diferente tipo no pueden ser mu-
tuamente convertibles. De este se desprende un segundo principio que la completa; dos siste-
mas pueden tener un mismo signo en común sin que resulte en sinonimia ni redundancia, sólo
cuenta su diferencia funcional. El valor se define sólo en el sistema que lo integra, no hay signo
transistematico.
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Existe una exigencia metódica más, las relaciones entre sistemas semióticos deben ser de
naturaleza semiótica y se debe distinguir si el sistema se interpreta a sí mismo o necesita ser
interpretado por otro sistema. En este caso se enunciara la relación entre sistema interpretado
en interpretante. Principalmente los signos de la sociedad son interpretados por el sistema de la
lengua pero no al revés. De modo que la lengua será el interpretante de la sociedad.
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Todo sistema semiótico que descanse en signos debe incluir un número finito de signos, reglas
de disposición que gobiernan sus figuras, independientemente de la naturaleza y discursos que
el sistema permita producir.
La noción de unidad reside en el centro de la problemática ya que todo sistema significante debe
definirse por su modo de significación. De modo que un sistema así debe designar las unidades
que hace intervenir para producir sentido y especificar la naturaleza del sentido producido.
La unidad y el signo son cuestiones que hay que mantener separadas, son características distin-
tas. El signo es una unidad pero no necesariamente sucede lo inverso.
En relación a la significancia se pueden distinguir los sistemas donde está impresa por el autor
de la obra y los sistemas donde la significancia es expresada por los elementos primeros en
estado aislado, independientemente de los enlaces que puedan contraer. En los primeros se
desprende de las relaciones que organizan un mundo cerrado y en los segundos es inherente a
los signos mismos. La significancia en el arte no remite nunca a una convención heredada entre
coparticipes; en la lengua, por el contrario, es la significancia misma que funda la posibilidad de
todo intercambio y toda comunicación y de ahí la cultura.
Naturaleza y posibilidad de las relaciones entre sistemas semióticos. Tres tipos.
La lengua constituye lo que mantiene unidos a los hombres, el fundamento de todas las relacio-
nes que a su vez fundan la sociedad.
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La lengua, modelo semiótico en su funcionamiento y en su estructura formal. Se manifiesta por la
enunciación que alude a una situación dada, consiste en unidades de signos, es producida entre
los miembros de una comunidad con los mismos valores de referencia. Es por todo esto la orga-
nización semiótica por excelencia y ejerce un MODELADO SEMIOTICO y su principio reside en
la lengua. La naturaleza, su poder dinámico y su papel en la vida de relación hacen de ella la
gran matriz semiótica de donde las demás estructuras sacan el molde de sus rasgos y modos
de acción.
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LA DOBLE SIGNIFICANCIA es la combinación de dos modos de significancia: el semiótico que
tiene que ver con decidir lo que sí y lo que no es un signo, identificar las unidades describiendo
sus marcas distintivas y sus criterios; signo es pura identidad para sí. El semántico es la signifi-
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cancia engendrada por el discurso, el sentido concebido globalmente, el que se realiza y divide
en signos que son las palabras. Carga con el conjunto de los referentes, se identifica con el
mundo de la enunciación y el universo del discurso.
Lo semiótico (signo) debe ser reconocido y lo semántico (el discurso) debe ser comprendido. La
diferencia remite a dos facultades mentales distintas y en las formas patológicas del lenguaje es
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Desplazamiento: esta propiedad del lenguaje humano permite a los usuarios del len-
guaje hablar de cosas y sucesos que no ocurren en el entorno inmediato, es decir, que pueden
referirse a tiempos pasados o futuros y a otros sitios. La comunicación animal carece de esta
propiedad. Los factores implicados en la propiedad de desplazamiento nos permiten hablar sobre
cosas y lugares de cuya existencia no estamos seguros. Por ejemplo, podemos referirnos a cria-
turas míticas, demonios, unicornios. Es la propiedad de desplazamiento lo que permite a los
humanos crear ficción y describir posibles mundos futuros.
Productividad: (también llamada creatividad) es uno de los rasgos que tienen todas las
lenguas, de estar siempre creando continuamente nuevas frases. Es un aspecto del lenguaje
que está ligado al hecho de que el número potencial de emisiones en cualquier lenguaje humano
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es infinito. Por ejemplo, a partir de que surgen nuevas situaciones o nuevos objetos que se de-
ben describir, los seres humanos manipulan sus recursos lingüísticos para producir nuevas ex-
presiones y oraciones. Un humano, por ejemplo, es totalmente capaz de crear una nueva señal,
después de una sorpresa inicial; mientras que los animales tienen una referencia fija ya que cada
señal se relaciona con un objeto concreto de forma fija.
Transmisión cultural: todo el mundo adquiere una lengua en una cultura con otros ha-
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blantes de una forma que no es heredada de los genes familiares. Es el proceso por el que una
lengua pasa de una generación a otra. Aunque se ha argumentado que los seres humanos na-
cemos con una disposición innata para adquirir el lenguaje, está claro que no nacemos con la
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capacidad de producir frases en una lengua en particular. Por ejemplo: un niño nacido de padres
coreanos que sea adoptado y criado por hablantes del inglés en EEUU, puede tener las caracte-
rísticas físicas heredadas de sus padres biológicos, pero inevitablemente hablará inglés. Un gati-
to con las mismas experiencias emitirá “miau” a pesar de ello, ya que el modelo general en la
comunicación animal es que las señales utilizadas son instintivas y no aprendidas. Los niños que
crecen aislados no producen ninguna lengua instintiva. La transmisión cultural de una lengua en
LA
Discreción: esta propiedad del lenguaje humano refiere a que los sonidos utilizados en
una lengua son significativamente distintos, cada sonido en una lengua es claramente discrimi-
nable. Por ejemplo, la diferencia entre los sonidos p y b en castellano no es muy grande, pero la
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aparición de una en lugar de la otra es significativa. Así “pala” y “bala” llevan una distinción de
significado que se debe a la diferencia entre los sonidos p y b.
Dualidad o Doble articulación: esta propiedad refiere a que el lenguaje está organiza-
do en dos niveles o capas simultáneamente. En uno de estos dos niveles tenemos sonidos dife-
rentes y en el otro tenemos significados diferentes. Esta dualidad de significados es uno de los
rasgos que más contribuye a hacer del lenguaje humano un sistema económico, ya que con un
conjunto limitado de sonidos diferentes podemos producir una gran cantidad de combinaciones
de significados diferentes. Por ejemplo: s, r, e, como sonidos individuales, ninguna de estas for-
mar discretas tiene un significado intrínseco, pero cuando los producimos en una combinación
determinada como “ser”, podemos hablar de otro nivel en que su significado es diferente del que
resulta de la combinación “res”. Es decir que cuando más de un fonema se combina para formar
una palabra, se forma una unidad superior.
Estas 6 propiedades: desplazamiento, arbitrariedad, productividad, transmisión cultural, carácter
discreto y dualidad, pueden considerarse los rasgos fundamentales del lenguaje humano. Por
supuesto, tiene además otras propiedades, pero no son características privativas del lenguaje
humano.
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cara.
El caso de objetivación que tiene importancia crucial en la producción humana de signos. Un
signo puede distinguirse de otras objetivaciones por su intención explicita de servir como indicio
de significados subjetivos. Por cierto que todas las objetivaciones son susceptibles de usarse
como signo (arma – objetivada como violencia); reconozco su significado al igual que otros hom-
bres y está al alcance de quien lo produce para recordar su intención originaria.
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Los signos se agrupan en sistemas: gesticulatorios, de movimientos corporales pautados, de
diversos grupos de artefactos materiales, etc. Entonces, los signos y los sistemas de signos son
objetivaciones en el sentido de que son accesibles objetivamente más allá de la expresión de
intenciones subjetivas “aquí y ahora”. Esta separabilidad de las expresiones de subjetividad
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inmediatas se da también en los signos que requieren al cuerpo como mediador. (Ej.: gruñido y
danza con intención agresiva, la primera no es separable pero la danza si, puedo no sentirme
colérico e interpretarla igual por tal o cual causa).
Los signos y los sistemas de signos se caracterizan todos por su separatividad, vamos a encon-
trarnos con que existen diferentes grados de acuerdo a cuanto se los puede separar de la situa-
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rarse del aquí y ahora inmediatos en los estados subjetivos. Las objetivaciones comunes de la
vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación lingüística. La vida cotidiana es
vida con el lenguaje que comparto con los demás por lo que la comprensión del lenguaje es
esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana.
La separación del lenguaje radica en su capacidad de comunicar significados que no son expre-
siones directas de subjetividad “aquí y ahora”. En la situación cara a cara el lenguaje posee una
cualidad inherente de reciprocidad que lo distingue de cualquier otro sistema de signos. Cada
interlocutor escucha lo que dice dando lugar al acceso continuo, sincronizado y reciproco a
nuestras dos subjetividades. Me oigo a mí mismo a medida que hablo: mis propios significados
subjetivos se me hacen accesibles objetiva y continuamente, e ipso facto se vuelven “más
reales” para mí. Esto se explica por la accesibilidad masiva, continua y pre-reflexiva del ser del
otro en la situación “cara a cara” en oposición a la necesidad de auto-reflexión para lograr el
acceso a mi propio ser.
El lenguaje hace más real mi subjetividad, para mi interlocutor y para mí mismo, se presenta
como una facticidad externa y su efecto sobre mi es coercitivo. Esta capacidad que tiene el len-
guaje de cristalizar para mí mi propia subjetividad persiste cuando el lenguaje se separa de la
situación cara a cara. El lenguaje me obliga a adaptarme a sus pautas, debo aceptar las normas
aceptadas en el habla correcta para diversas ocasiones.
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experiencias aisladas de la realidad, como por ejemplo cuando puedo interpretar el significado
de un sueño integrándolo lingüísticamente al orden de la vida cotidiana.
Cualquier tema significativo que cruce una esfera de realidad a otra puede definirse como un
símbolo y el modo lingüístico es el lenguaje simbólico. Al nivel del simbolismo la significación
lingüística alcanza su máxima separación del “aquí y ahora” de la vida cotidiana y el lenguaje
asciende a regiones que son inaccesibles a la experiencia cotidiana no solo de facto sino tam-
bién a priori.
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El lenguaje construye enormes edificios de representación simbólica que parecen dominar la
realidad de la vida cotidiana como gigantescas presencias de otro mundo. La religión, la filosofía,
el arte y la ciencia representan los sistemas más importantes entre los simbólicos.
El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significado lingüísticamente circunscriptos.
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El vocabulario, la gramática y la sintaxis se acoplan a la organización de esos campos semánti-
cos. Zona de intimidad. Dentro de los campos semánticas se posibilita la objetivación, retención
y acumulación de la experiencia biográfica e histórica. Acumulación selectiva que forma un aco-
pio social de conocimiento que se transmite de generación en generación y está al alcance del
individuo en su vida cotidiana. Este acopio abarca el conocimiento de mi situación y sus límites.
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(Ej. Soy pobre y no puedo vivir en una zona residencial), de esta manera la participación en el
cúmulo social de conocimiento permite la ubicación de los individuos en la sociedad y el manejo
apropiado de ellos.
La vida cotidiana está dominada por el motivo pragmático, el conocimiento de receta, el cono-
FI
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Pluralidad y asociación de códigos
Pluralidad porque en la misma especie varían los contenidos según su caracterización funcional
(la hormiga para avisar donde hay comida o una señal de peligro, etc.) y Asociaciones Múltiples
combinaciones diferentes como por ejemplo mensajes químicos con mensajes táctiles de ciertos
animales para avisar de alguna amenaza.
En el hombre se considera al código corporal como un código autónomo porque no necesita
recurrir a nada que sea externo, solo al propio cuerpo y están a disposición del hombre sin nece-
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sidad de aprendizaje ni entrenamiento expresando un significado sustancialmente constante. Ej.
Movimiento de cejas hacia arriba.
Principios generales:
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a) El hombre dispone de una variedad de códigos
b) Cada uno tiene una expresión particular
c) Están especializados en expresar CLASES PARTICULARES DE CONTENIDOS
d) Se usan en combinaciones distintas y simultaneas
Las lenguas verbales tienen la facultad de contar con una expresión fónica acústica, compuesta
LA
ARBITRARIEDAD: son arbitrarias en la medida en que no hay ningún vínculo natural y necesa-
rio entre el significante y el significado. Según Saussure son arbitrarias no solamente las rela-
ciones entre cada significante y significado sino también las que existen entre in significante y los
demás significantes y las que hay entre un significado y los demás significados). A esta concep-
ción mas profunda se la denomina ARBITRARIEDAD HORIZONTAL porque tiene que ver con
CLASIFICACIONES
Dos tipos de arbitrariedad: horizontal y vertical
Ej.: pez- pescado (en español)/poisson (en francés).
Clasificaciones: Cada lengua agrupa significados y lo hace asociando concretas secuencias de
sonidos. Por ej. El latín (ej. del libro), el francés «prendre».
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Enunciado y enunciación
El término Enunciado se refiere a toda la clase de producto fruto de la utilización del código, no
importa cual sea la unidad o unidades que lo componen. Permite no tener que esforzarse en
diferencias la naturaleza de los elementos lingüísticos que lo componen (Palabra, frase u otra
cosa).
Enunciación refiere a la totalidad de la situación (lingüística y extralingüística) en la que se pro-
duce el enunciado como también los factores que intervienen en la producción e interpretación
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del enunciado en sí.
Productividad y composicionalidad
Productividad: permite al usuario producir e interpretar mensajes nuevos ILIMITADAMENTE
DD
DIFERENTES.
Ejemplos de algunos mecanismos de productividad: La derivación y la declinación
Las lenguas tienen la particularidad de poder reutilizar hasta el infinito su materia.
La composicionalidad permite que un elemento cualquiera (sonido, sílaba, palabra, etc.) entre
en combinaciones de ilimitada variedad.
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Doble articulación
Las lenguas están organizadas en dos niveles: elementos sin significación pero indispensables
para las lenguas: s, a, l. (Nivel inferior) elementos con significación formados a partir de los pri-
meros: sal (Nivel superior)
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Sintacticidad y transformabilidad
Sintacticidad: Las lenguas tienen una sintaxis* y pueden, por eso, producir enunciados combi-
nando elementos lingüísticos de distinta naturaleza y ordenarlos de determinada manera (se
debe a la composicionalidad).
Recursividad se llama al fenómeno por el cual en un código pueden existir reglas recurrentes.
Regla de relativo
N → N + F rel “La casa que se compró es antigua”
N → N + Adj. “La casa antigua”
N es el elemento recurrente y Recursividad es el proceso.
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Cohesión: fenómeno por el cual las distintas lenguas pueden crear relaciones entre los distintos
elementos de los enunciados y pueden indicar en cierto modo que elementos están en relación
entre si.
Las lenguas son códigos con stand by, lo que permite a los enunciados que generan, el poder
ser interrumpidos en ciertos puntos y ser retomados en el momento oportuno. Una vez que la
subrutina introducida se haya completado.
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Interrupción
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Cita y alusión. Narratividad
Cita directa/indirecta…
Alusión (según Hockett) es la posible anulación de una serie de elementos que estaban presen-
tes en el Edo. original en la emisión de un nuevo Edo.
Ej.: ¿me podes prestar unos pesos? → Me tiró un mangazo.
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Sintagmático y paradigmático
Sintagmático: eje en el que se sitúan linealmente los elementos lingüísticos seleccionados.
Paradigmático: Es el almacén de memoria no ordenado de donde se extrae los elementos que
serán situados sintagmáticamente.
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Podemos decir que los enunciados se obtienen seleccionando los elementos a partir del eje pa-
radigmático y combinándolos sobre el eje sintagmático con otros elementos del mismo nivel.
Contextualidad: las lenguas son contextuales ya que pueden utilizarse a nivel productivo y re-
ceptivo en contextos específicos fuera de los cuales sus enunciados pierden todo sentido.
Interna: tiene que tener sentido con el texto que viene dándose
Externa: debe ubicarse en un cuadro objetivo externo, a una situación no-lingüística.
Variabilidad
Diacronía: variabilidad en el tiempo
Diatopía: variabilidad según el espacio
Familias y tipos
Familias (genéticamente emparentadas) y tipos (por alguna semejanza en su organización, por
ejemplo, pero no emparentadas, tienen alguna particularidad en común). Ej. El orden sintáctico.
¿Pronombres personales?
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tiéndose de una generación a otra están profundamente influenciadas por las capacidades de
elaboración del lenguaje propias del usuario… las lenguas llevan en su organización estructural
la huella de su usuario»
Necesidades: el hablante está movido por algunas necesidades lingüísticas fundamentales, entre
ellas: ahorrar esfuerzo y energía.
Producción: el que se use solo la gama intermedia de posibilidades sonoras no quiere decir que
la producción posible no sea mayor. Se tiende a la simplificación. De hecho, podemos aprender y
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producir nuevos sonidos al estudiar una lengua extranjera.
Recepción: Dada la relativa limitación de la capacidad de discriminación de los sonidos por parte
del aparato auditivo, no es extraño que una determinada entidad fónica sea confundida por un
receptor con otra. Ej.: nos cuesta percibir sonidos nasales cuando aprendemos una lengua que
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los tiene.
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cultura, de sociedad, de intersubjetividad. Este segundo eje se refiere a la relación del discurso
con la sociedad y con los sujetos que la componen. Concierne, entonces, a la función comuni-
cativa del discurso.
La función representativa y la función comunicativa son las dos funciones centrales del discurso
reconocidas por todas las teorías lingüísticas.
La función representativa es el eje paradigmático por la excelencia. Un fragmento de lenguaje, o
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de discurso, es considerado verdadero, autentico o valido, si representa adecuadamente cierto
contenido. El hecho de que el discurso tenga la posibilidad de representar puede explicarse por
una cualidad esencial del lenguaje: su linealidad. Los signos lingüísticos tienen una distribución
lineal.
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Sobre el eje de la función representativa podemos encontrar dos concepciones diferentes en
las teorías lingüísticas contemporáneas: la expresionista (representada por Chomsky), que
interpreta “representación” como “expresión”; expresar algo es interpretado desde este punto de
vista como llevar lo que está en profundidad a la superficie, sin ningún cambio.
Por otro lado, la concepción articulista (representada por Saussure), que interpreta “representa-
ción” como “articulación”. Desde este punto de vista, el pensamiento no existe antes del lengua-
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je, sino que el lenguaje se articula, conforma, modela el pensamiento, y antes de esa instancia
solo hay caos.
Con respecto al segundo eje paradigmático, que concierne a la función comunicativa, Parret
retoma a Wittgenstein, quien dice que el lenguaje debe verse como una ciudad antigua, sin plani-
ficación explicita, donde lo reciente rodea a lo antiguo. El lenguaje para él, no es una estructura
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vida.
La concepción del lenguaje de Chomsky es totalmente opuesta. Por un lado, considera que la
facultad lingüística es cualitativamente diferente de cualquier otra facultad humana. Por otro lado,
no hay ninguna continuidad entre la comunicación como puede existir entre los animales y el
lenguaje humano. El lenguaje da al hombre su unicidad y su dignidad. Hay que tener en cuenta
que para Chomsky el lenguaje no tiene ninguna relación directa con la comunicación, ni con
ninguna realidad extralingüística, social, intersubjetiva, etc. Sólo después funciona en la comuni-
cación. Es decir, Chomsky piensa al lenguaje como forma del espíritu.
El prototipo del lenguaje chomskiano es un lenguaje formal, gramaticalizado, mientras que
para Wittgenstein es el lenguaje ordinario, el lenguaje de todos los días. La oposición que se
establece a nivel de este segundo grado eje paradigmático es: el lenguaje como “forma del espí-
ritu” (posición chomskiana) frente a lenguaje como “forma de vida” (posición wittgensteiniana).
En la primera opción el discurso es visto en tanto actividad o fenómeno psíquico, mientras que
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El signo lingüístico es así una entidad psíquica de dos caras, dos elementos íntimamente unidos
que se reclaman recíprocamente: concepto e imagen acústica.
De esta forma llamamos signo a la combinación del concepto y la imagen acústica aunque el uso
corriente designe generalmente a la imagen acústica sola.
Esta ambigüedad desaparecería si utilizásemos signo para designar el conjunto y reemplazáse-
mos concepto e imagen acústica por significado y significante.
El signo lingüístico posee dos caracteres primordiales que son los principios de todo estudio de
este orden:
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PRIMER PRINCIPIO: LO ARBITRARIO DEL SIGNO: Lo que une el significante al significado es
arbitrario, y si entendemos el signo como resultante de esta asociación podemos decir que el
DD
signo lingüístico es arbitrario.
Todo medio de expresión de una sociedad se apoya en el principio de un hábito colectivo, en la
convención.
Se utiliza la palabra símbolo para designar el signo lingüístico, más exactamente el significante,
pero el símbolo no es nunca completamente arbitrario.
Un ejemplo es que símbolos como la balanza para la justicia no podría reemplazarse por cual-
LA
quier otro.
Hay que tener en cuenta que la palabra arbitrario no debe dar idea de que el significante depen-
de de la libre elección del hablante sino que es inmotivado, arbitrario con relación a su significa-
do, con el que no guarda en realidad ningún lazo natural.
A este principio se podrían aplicar dos objeciones:
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La primera que las onomatopeyas demuestran que la elección del significante no es siempre
arbitraria. Pero están presentes en la lengua en un pequeño número y aunque algunas palabras
tienen una sonoridad sugestiva solo son resultado de la evolución fonética. Además las onoma-
topeyas auténticas una vez introducidas en la lengua pierden su carácter primero para pasar a
adquirir el de signo lingüístico en general, que es inmotivado.
La segunda que las exclamaciones suelen ser vistas como expresiones espontáneas de la reali-
dad y se puede negar que haya un vínculo entre significado y significante. Pero solo hay que ver
cuánto varían estas expresiones entre lenguas y que muchas de estas expresiones son producto
de la evolución de unas palabras que en un principio si tenían un sentido determinado.
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social.
Pero la lengua, a pesar de lo anteriormente dicho, es mutable en el tiempo (diacrónicamente)
ya que, como fenómeno social, está sujeta a cambios, a modificaciones, a evolución, tanto
de sus significantes como de sus significados. Según Ferdinand de Saussure, el tiempo, que
asegura la continuidad de la lengua, tiene otro efecto, en apariencia contradictorio: el de alterar,
más o menos, los signos lingüísticos; y, con ello, posibilita la evolución de las lenguas.
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Lingüística estática y Lingüística dinámica:
La lingüística sincrónica (o estática) examina las relaciones entre los elementos coexistentes
de la lengua con independencia de cualquier factor temporal.
Permite describir el estado del sistema lingüístico, siendo esta descripción abarcativa de la tota-
DD
lidad de los elementos interactuantes en la lengua.
La lingüística diacrónica (o dinámica) se enfoca en el proceso evolutivo y se centra en aquellos
fragmentos que se corresponden con ciertos momentos históricos.
El valor lingüístico
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La noción de significación no es igual a la noción de valor. La significación tiene que ver con la
relación entre significante y significado. Por otro lado, el valor de un signo está dado por lo que
otro no es.
Saussure diferencia la parte conceptual y la parte material de los signos lingüísticos. Se puede
hablar de valor tanto en el significante como en el significado. Ambas partes se constituyen por
FI
las relaciones del signo con el resto de los elementos del sistema.
El valor considerado en su aspecto conceptual, es sin duda, un elemento de la significación pero
no puede confundirse con ésta; aunque están al mismo tiempo bajo dependencia. La lengua es
un sistema del que todos los términos son solidarios y donde el valor de uno no resulta más que
de la presencia simultánea de los otros. El valor de un término cualquiera está determinado por
lo que le rodea (y no de antemano); su valor depende, por lo tanto, de lo que esta fuera y alrede-
dor de él.
Si la parte conceptual del valor está constituida únicamente por las relaciones y las diferencias
con los demás términos de la lengua; puede hablarse también de valor en cuanto a su parte
material: lo que en la palabra importa no es el sonido mismo sino las diferencias fónicas que
permiten distinguir esta palabra de todas las demás (porque son ellas las que aportan la signifi-
cación).
Es decir, los elementos valen por su posición diferencial en el sistema y no en sí. Tienen valor
relacional y no intrínseco. Se podría pensar la lengua como el juego de ajedrez (metáfora): no
importa la pieza, sino la posición en el tablero. Lo único que se requiere es que la pieza sea dife-
rente. Los signos se diferencian por su forma y no por su sustancia. “La lengua es forma y no
sustancia”: es decir, lo más importante de la lengua son las relaciones que se establecen entre
los elementos.
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Existen para Saussure, dos tipos diferentes de significación, una que corresponde al signo toma-
do en forma aislada y otra, que surge de contrastar signos.
La primera clase de significación está subordina a la segunda y para destacar la diferencia la
denomina valor lingüístico.
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nos con los que está vinculado.
Por ejemplo: nieve, helado, hielo, glaciar. Cada una se entiende en la medida que se entiende la
otra, porque podemos diferenciarlas una de otra.
"Helado" no significa "nieve" y "hielo" no significa "glaciar", etc. El principio que distingue el
DD
valor del significado, distingue también las formas entre sí y crea el significado.
Entre los signos lo que hay pues, es oposición. En la lingüística sincrónica se distingue una opo-
FI
Mecanismos de la Lengua: Casi todas las unidades de la lengua dependen, sea de lo que las
rodea en la cadena hablada, sea de las partes sucesivas de que ellas mismas se componen.
En la lengua, todo se reduce a diferencias, pero todo se reduce también a agrupaciones. Este
mecanismo es un juego de términos sucesivos.
La formación de palabras basta para probarlo. Una unidad como "deseoso" se descompone en
dos subunidades (dese-oso), pero esas partes no son dos partes independientes juntadas una
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Un signo lingüístico es lo que está en lugar de otra cosa. Es la unión de una imagen acústica (par-
te psíquica del sonido; el significante) con un concepto (la idea; el significado). Estos dos elementos
están íntimamente unidos y se requieren recíprocamente. Llamamos signo, entonces, a la totalidad.
Una característica primordial de los signos lingüísticos es la arbitrariedad. Saussure afirma que solo
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una parte de los signos es absolutamente arbitraria; en otras interviene un fenómeno que permite
reconocer en lo arbitrario sin suprimirlo: el signo puede ser relativamente motivado. Esto es así por-
que en la lengua existe un principio de arbitrariedad absoluta y relativa.
Con respecto a la arbitrariedad absoluta, por esta entendemos que no hay una conexión necesaria
entre las formas lingüísticas y su significado. Es decir, que el significante es arbitrario con relación al
significado, con el cual no guarda en la realidad ningún lazo natural. No se adecua la palabra con el
objeto que denota. La relación es “porque si” (es inmotivado).
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Sin embargo, la arbitrariedad del signo es también, en parte, relativa. Ya que el hecho de que el
signo sea arbitrario no quiere decir que el significante sea libre de elección por parte del hablante,
sino que es inmotivado con relación al significado. Por ejemplo: carta-cartero; el símbolo de la justi-
cia (la balanza) no podría reemplazarse por un objeto cualquiera, como un carro. En estos casos la
DD
arbitrariedad esta relativizada y el signo puede así, ser relativamente motivado.
Sólo una parte de los signos son absolutamente arbitrarios; en otros interviene un fenómeno que
permite reconocer grados en lo arbitrario sin suprimirlo: el signo puede ser relativamente motiva-
do.
Así, "veinte" es inmotivado, pero "diecinueve" no lo es en el mismo grado porque evoca los tér-
minos de que se compone y otros que le están asociados; por ejemplo, "diez", "nueve", "veinti-
FI
El lenguaje es una construcción cultural; es multiforme y heteróclito, tiene carácter estático pero
dinámico, actual y pasado; por lo tanto, es heterogéneo. Pertenece al dominio individual y al
dominio social. No se deja clasificar en ninguna de las categorías de los hechos humanos. El
ejercicio del lenguaje se apoya en una facultad que nos da la naturaleza (facultad del lenguaje).
El estudio del lenguaje comporta dos partes: una que es esencial y tiene por objeto la “lengua”,
cuyo estudio es únicamente psíquico. La otra es secundaria, tiene por objeto el “habla” y su
estudio es psicofísico.
Sin duda, ambos objetos están estrechamente ligados y se suponen recíprocamente: la lengua
es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos y, a su vez, el habla
es necesaria para que la lengua se establezca. Es decir, que hay una relación de interdepen-
dencia entre la lengua y el habla: aquella es, a la vez, el instrumento y el producto de esta. Por
eso no les impide ser dos cosas absolutamente distintas.
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quirida y convencional y debería quedar subordinada al instinto natural en lugar de anteponérse-
le.
Es una totalidad en sí y un principio de clasificación ya que puede clasificarse entre los hechos
humanos. Es una institución social pero se diferencia por muchos rasgos de las otras institucio-
nes, políticas, jurídicas, etc. Es un sistema de signos que expresan ideas y por eso, comparable
a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, sólo que es el más importante de todos estos. Es
de naturaleza homogénea y se la puede localizar en la porción determinada del circuito donde la
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imagen acústica se asocia con un concepto.
El habla es la puesta en escena de los signos que pertenecen a la lengua. Es un acto individual
de voluntad e inteligencia en el cual hay que distinguir: las combinaciones por las que le sujeto
hablante utiliza el código de la lengua con miras a expresar su pensamiento y el mecanismo
DD
psicofísico que le permite exteriorizar esas combinaciones.
Es la suma de todo lo que la gente dice y comprende: combinaciones individuales, dependientes
de la voluntad del hablante y actos de fonación igualmente voluntarios, necesarios para ejecutar
tales combinaciones. No hay nada colectivo en el habla ya que sus manifestaciones son indivi-
duales y momentáneas. Es más o menos accidental, es “accesoria” (un individuo privado del
LA
El objeto: La lengua
El punto de vista lleva a la necesidad de describir los aspectos sistemáticos del lenguaje. Crea
entonces el objeto: La lengua
FI
La semiología: Es la ciencia que estudia los sistemas de signos: lenguas, códigos, señalizacio-
nes, etc. Saussure la concibió "como la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la
vida social".
La Lingüística es el estudio de la lengua. Es una parte de la semiología y por lo tanto las leyes
que esta descubra le serán aplicables. Para descubrir la verdadera naturaleza de la lengua es
necesario compararla con los otros factores del mismo orden.
16
La gramática generativa surgió en el contexto de lo que a menudo se llama “la revolución cogni-
tivista” de los años 50 y fue un factor importante en el desarrollo de ésta. Ya que implicó un cam-
OM
bio de perspectiva: del estudio del comportamiento y sus productos, se pasó al estudio de los
mecanismos internos que participan en el pensamiento y la acción.
La perspectiva cognitivista no considera el comportamiento y sus productos como objetos de
estudio, sino como datos que pueden proveer evidencia respecto a los mecanismos internos de
la mente y los modos en que estos mecanismos funcionan al ejecutar acciones e interpretar la
experiencia.
Lo que mejor define el contraste epistemológico entre la teoría lingüística generativa y otras teo-
.C
rías del lenguaje es el desplazamiento del objeto de estudio impulsado por la gramática generati-
va (GG).
La lingüística tradicional y estructuralista quiso dotar a las ciencias del lenguaje de un método
para tratar de descubrir los lenguajes naturales (cuáles son las diferentes unidades que confor-
DD
man la unidad de análisis).
Esta perspectiva parte de pensar un corpus de expresiones clasificando sus elementos (le in-
teresan las taxonomías). Estudia la conducta lingüística y realiza un procedimiento de descubri-
miento. Se centran en la descripción de los datos lingüísticos, sin preocuparse de nada esencial
acerca de la relación entre los datos y el conocimiento del lenguaje. Busca un modelo descriptivo
del lenguaje.
LA
lingüístico, formulándose tres preguntas básicas para la actual investigación del lenguaje: ¿Qué
es, como se adquiere y como se utiliza lo que constituye el conocimiento del lenguaje?
En resumen, el desplazamiento del objeto de estudio ha tenido lugar de la lengua-E (lengua
exteriorizada y extensional) a la lengua-I (lengua internalizada, intencional e individual). Esta
última se opone a aquella, en la medida en que la lengua-E es simplemente un conjunto de
enunciados producidos por la facultad lingüística o lengua-I (enfoque mentalista).
17
OM
En otras palabras, la lengua-I es un componente físico presente, a nivel individual, en los seres
humanos.
“La Gramática Universal determina con precisión la estructura de las lenguas humanas”
.C
Siguiendo a Chomsky, por gramática podemos entender “una descripción de la competencia
intrínseca del hablante-oyente ideal”.
La gramática generativa incorpora un conjunto explícitamente formulado de reglas sintácticas,
DD
semánticas, morfológicas y fonológicas. Estas especifican cómo se forma, interpreta y pronuncia
un conjunto dado de oraciones (las generan).
El término “gramática” debe descomponerse en al menos dos conceptos diferenciados:
Una gramática universal (GU): común a la especie humana y cuyos principios son
semejantes en todas las lenguas. Se la puede considerar como una caracterización
LA
universal.
Función reguladora del medio. Gramática Universal. Estado inicial y estado estable.
(Chomsky)
18
OM
de tal facultad) construye una lengua: el español, o más adecuadamente, la variedad del español
a la cual está expuesto.
Aquí podemos ver cómo la experiencia, en conjunto con el medio, actúa como reguladora. Esta
lengua queda incorporada en la mente cuando el proceso ha concluido, como un estado estable;
constituyendo así el estado de madurez alcanzado por la facultad del lenguaje. La persona en-
tonces habla y entiende su lengua.
.C
Facultad del lenguaje como un órgano. (Chomsky)
Chomsky afirma que la facultad del lenguaje puede ser considerada razonablemente como “el
órgano del lenguaje”, en el mismo sentido en que los científicos hablan del sistema de la visión,
DD
el sistema inmunológico o el sistema circulatorio, como órganos del cuerpo. Entiende que un
órgano no es una parte del cuerpo que puede extraerse dejando el resto del cuerpo intacto, sino
que es un sub-sistema de una estructura más compleja.
Da por supuesto además, que el órgano del lenguaje es como otros órganos en cuanto a que su
naturaleza esta genéticamente determinada. Afirma que cada lengua es el resultado de la inter-
LA
acción de dos factores: el estado inicial y el curso de la experiencia (experiencia como input y
lengua como output).
La adquisición del lenguaje se parece mucho más al crecimiento y desarrollo de un órgano. Es
algo que le acontece al niño, no algo que el niño hace. Aunque el medio ambiente juega un pa-
pel, el curso general del desarrollo y los rasgos básicos de lo que emerge está predeterminados
FI
por el estado inicial. Pero el estado inicial es común a los seres humanos. Entonces, en sus pro-
piedades esenciales las lenguas están formadas en el mismo molde.
“El supuesto que subyace a la teoría chomskiana del lenguaje es la existencia de una propiedad
en la mente/cerebro de los humanos, llamada Facultad Humana del lenguaje”
La facultad del lenguaje (posibilidad, capacidad de producir una lengua particular) puede ser
considerada razonablemente el órgano del lenguaje (un órgano es un subsistema de una es-
tructura más compleja). La adquisición del lenguaje se parece más al crecimiento y desarrollo de
un órgano. Es algo que le acontece al niño, no algo que el niño hace.
Damos por supuesto que el órgano del lenguaje es como otros órganos, en cuanto a que su
naturaleza esta genéticamente determinada. Cada lengua es el resultado de la interacción de
dos factores: el estado inicial y el curso de la experiencia. El curso general del desarrollo y los
rasgos básicos de los que emerge están pre-determinados por el estado inicial, aunque el medio
ambiente juega un papel importante.
19
La facultad del lenguaje está dentro de la arquitectura más amplia de la mente/cerebro. Ella in-
teractúa con otros sistemas, los cuales imponen condiciones que el lenguaje debe satisfacer.
Podemos decir que estas condiciones son de legibilidad, en el sentido de que otros sistemas
puedan “leer” las expresiones del lenguaje y utilizarlas como instrucciones para el pensamiento y
la acción.
Los sistemas senso-motores, por ejemplo, tienen que ser capaces de “leer” las instrucciones
relacionadas con los sonidos, las representaciones fonéticas generadas por el lenguaje. Los
OM
aparatos articulatorios y perceptual, tienen un diseño específico que les permite interpretar cier-
tas propiedades fonéticas y no otras.
Estos imponen condiciones de legibilidad sobre los procesos generativos de la facultad del len-
guaje, los cuales deben proveer expresiones con la forma fonética apropiada. Lo mismo vale
para el sistema conceptual y otros que hacen uso de sus recursos. Los sistemas tienen sus pro-
piedades intrínsecas, las cuales requieren que las expresiones generadas por el lenguaje tengan
.C
ciertos tipos de representaciones semánticas y no otras.
Podemos decir, que a partir de sus propiedades esenciales e incluso con cuestiones que tienen
que ver con detalles más finos, las lenguas están formadas por el mismo molde.
DD
Red de circuitos e interruptores. Enfoque de Principios y Parámetros. (Chomsky)
Este modelo rechazó el concepto de regla y construcción gramatical. Lo que llamamos reglas,
son el resultado de la aplicación de principios generales de la facultad del lenguaje; los cuales
interactúan para producir las propiedades que exhiben las expresiones. Los principios de la gra-
mática universal carecen de excepciones y constituyen la facultad misma del lenguaje.
Los parámetros se conciben como alternativas posibles de fijación de la lengua-I. De esta for-
FI
ma, la combinación de los principios y los parámetros explican el hecho de que las lenguas del
mundo difieran entre sí, aun cuando posean un estrato invariable y universal.
En palabras de Chomsky, podemos imaginar el estado inicial de la facultad del lenguaje como
una red fija de circuitos conectada a un tablero de interruptores. La red son los principios del
lenguaje, mientras que los interruptores son los parámetros (las opciones que son determinadas
por la experiencia). Cuando los interruptores están de un modo, tenemos una lengua (bantú por
ej.), cuando están de otro modo tenemos una diferente (japonés por ej.). A cada lengua humana
se la identifica como un modo de fijar los interruptores, un modo de fijar los parámetros, técnica-
mente hablando.
Las condiciones empíricas bajo las cuales ocurre la adquisición del lenguaje requieren que los
parámetros puedan ser fijados sobre la base de la información altamente limitada que está a
disposición del niño. Pequeños cambios en la fijación de los parámetros pueden dar lugar a una
aparente gran variedad de “outputs”, en la medida que los efectos proliferan a través del sistema.
Estas son las propiedades generales del lenguaje que cualquier teoría auténticamente genuina
debe captar.
20
Hay dos problemas que utiliza la perspectiva neo-cartesiana para ilustrar la validez y el rigor de
sus postulados y mostrar, al mismo tiempo, cuál es la orientación que deben seguir los estudios
lingüísticos: el problema de Platón (o el problema de la pobreza de estímulos) y el problema de
Descartes (o el problema del aspecto creativo del uso del lenguaje).
El problema de Platón podría plantearse con la siguiente pregunta: ¿cómo es que los seres
humanos, cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados, son capaces de
saber tanto?
En la mente/cerebro disponemos de un sistema de conocimiento específico (la facultad lingüísti-
OM
ca) que da cuenta de nuestra capacidad de hablar y entender una lengua. Una pregunta crucial
que debemos hacernos sobre este sistema es cómo surge y se desarrolla. Las posibles respues-
tas son dos: es conocimiento innato o el conocimiento es adquirido en función de la experiencia.
La cuestión central es que los estímulos que están al alcance del niño que adquiere una lengua,
son pobres en una dimensión tripartita: en 1er lugar, los estímulos de los que dispone el niño
muestran graves deficiencias (lapsos, expresiones incompletas o no bien formuladas, simplifica-
das). En 2do lugar, los datos a los que ha estado expuesto el niño son finitos y muy reducidos.
.C
En 3er lugar, quizá la deficiencia más notable, los propios datos “no existen al estar llenos de
lagunas o huecos de experiencia”; no existen en una dimensión que sería necesaria si los estí-
mulos fueran los responsables de la adquisición del lenguaje.
DD
No obstante y, a pesar de la pobreza de los estímulos, el niño alcanza inconscientemente el
conocimiento lingüístico con una seguridad, rapidez y corrección sorprendentes. Chomsky afirma
que la solución al problema de Platón ha de estar basada en la atribución de principios fijos de la
facultad del lenguaje al organismo humano como parte de la herencia biológica; estos principios
reflejan la forma en que funciona la mente dentro de la facultad del lenguaje.
LA
Entonces, la solución a este problema hay que buscarla en la hipótesis 2: el conocimiento lin-
güístico forma parte de la dotación genética de los seres humanos.
El problema de Descartes es parte de una cuestión más general, que se engloba bajo la si-
guiente pregunta: ¿Cómo usamos el conocimiento lingüístico? Esta incógnita tiene dos aspectos:
el de la percepción, que tiene que ver con la forma en que interpretamos lo que oímos, y el de la
FI
producción, relacionada con lo que decimos y el por qué lo decimos. Chomsky pone el énfasis en
este último aspecto.
Descartes y sus discípulos observaron que el uso normal del lenguaje es constantemente inno-
vador, imitado, libre, al parecer, del control de estímulos externos o estados de ánimo internos,
coherentes y apropiados a las situaciones. En el habla normal uno no repite meramente lo que
ha oído, sino que produce formas lingüísticas nuevas y no hay límites para dicha innovación. Por
lo tanto, el uso del lenguaje es ilimitado porque a partir de un número muy reducido de elemen-
tos, el ser humano puede llegar a construir infinitas oraciones. Esto destaca la propiedad básica
de la lengua: la creatividad.
Abordar el problema de Platón y el de Descartes supone asumir el estudio de la lengua-I, com-
prendiendo que la pobreza de los estímulos no puede explicar su ontogénesis y que, por otra
parte, la riqueza de sus manifestaciones muestra que la lengua-I debe estar integrada en un
sistema cognitivo más amplio. Estas afirmaciones son las bases del pensamiento chomskiano y
de la GG.
21
OM
muestran graves deficiencias. En segundo lugar, los datos a los que ha estado expuesto el niño
son finitos y además muy reducidos y, por último, los propios datos no existen o al menos, al
estar llenos de lagunas o huecos de experiencia, no lo hacen en una dimensión que sería nece-
saria si los estímulos fueran los responsables de la adquisición del lenguaje.
No obstante, y a pesar de la pobreza de los estímulos en los tres sentidos señalados, el niño
alcanza inconscientemente el conocimiento lingüístico con una seguridad, rapidez y corrección
sorprendentes. Este hecho nos lleva a pensar que la solución al problema de Platón hay que
.C
buscarla en la hipótesis que sostiene que el conocimiento lingüístico forma parte de la dotación
genética de los seres humanos.
Chomsky afirma que “la solución al problema de Platón ha de estar basada en la atribución de
principios fijos de la facultad del lenguaje al organismo humano, como parte de la herencia bioló-
DD
gica. Estos principios reflejan la forma en que funciona la mente, dentro de la facultad de lengua-
je”.
Chomsky se opone al conductismo lógico, que tiende a reducir el lenguaje (y el resto de las ma-
nifestaciones cognitivas) a un conjunto de variables ambientales a las que el comportamiento
quedaría sujeto.
La teoría conductista de la adquisición del lenguaje plantea las nociones de estímulo, respuesta
y refuerzo (el lenguaje se aprende por repetición), suponiendo que los niños reciben estímulos
FI
completos y ricos. Defiende que la conducta lingüística es un reflejo de la experiencia y del en-
trenamiento y, por tanto, sobrevalora la función de los datos lingüísticos (de la experiencia) en el
desarrollo de la capacidad lingüística.
Por el contrario, el argumento de Chomsky es que ni bien nacemos podemos comenzar a adqui-
rir una lengua, que es un sistema complejo, a pesar de que al principio el niño recibe estímulos
"Quizá parezca difícil empezar a considerar absoluto el lenguaje sin tomar en cuenta al hombre
social; puesto que el lenguaje es el medio gracias al cual interactúa la gente".
En el desarrollo del niño como ser social, la lengua desempeña la función más importante, ac-
tuando como canal principal por el que se le transmiten los modelos de vida, por el que aprende
22
Un hecho importante respecto del habla y la comprensión de la lengua, radica en que siempre se
producen en un contexto; es decir, los sujetos saben cómo comportarse lingüísticamente.
OM
Desde luego, todo el mundo está de acuerdo en que los seres humanos están dotados biológi-
camente de la capacidad para aprender una lengua; pero, el criterio nativista sostiene que exis-
te una facultad específica del aprendizaje de la lengua, distinta de otras facultades de aprendiza-
jes.
En cambio, el criterio ambientalista considera que el aprendizaje de la lengua no difiere funda-
mentalmente de otros tipos de aprendizaje, sino que depende de las mismas facultades que
entran en acción en todos los aspectos de los procesos de aprendizaje del niño. De este modo,
.C
en vez de haber desarrollado en su constitución genética una serie de modelos universales con-
cretos de la lengua, lo que el niño posee es la capacidad de procesar algunos tipos de relación
cognoscitiva que sostienen el sistema lingüístico.
Estas perspectivas no compiten entre sí, más bien son dos cosas distintas. Una teoría funcional
DD
no es una teoría sobre los procesos mentales que concurren en el aprendizaje de la lengua ma-
terna, sino que es una teoría acerca de los procesos sociales que confluyen en él: está vinculada
con la lengua entre personas y desde esa visión, la lengua es una forma de interacción.
Considerando las primeras etapas del desarrollo de la lengua desde un punto de vista funcional,
podemos observar el proceso mediante el cual el niño gradualmente aprende a significar, aun-
LA
que al comienzo, la experiencia del niño difiere tanto de la del adulto que sólo hay una corres-
pondencia muy parcial entre sus significados y los que el adulto está dispuesto a reconocer.
Con objeto de que la lengua sea un medio de aprendizaje, es fundamental que el niño pueda
codificar con el lenguaje, mediante palabras y estructuras, su experiencia en procesos del mundo
FI
fijado el curso de su evolución. Dicha evolución ha sido atravesada por el uso social del lenguaje,
ya que una forma de habla común transmite mucho más que palabras, transmite un acervo ocul-
to de supuestos compartidos, una conciencia colectiva que constituye el vínculo social.
23
OM
rigen una valoración, para que se comprenda qué factores de situación determinan qué caracte-
rísticas lingüísticas. Es la variedad de la lengua según el uso, determinada por el contexto de
situación; es decir, es “lo que yo hablo debido a lo que estoy haciendo”.
Es un reflejo de los contextos de situación en que se utiliza el lenguaje, y de los modos en que
un tipo de situación puede diferir de otros. De manera general, los tipos de situación lingüística
difieren entre sí por tres conceptos: por lo que realmente ocurre, por quienes participan y por las
funciones que desempeña el lenguaje.
.C
Consideradas en conjunto, esas tres variables determinan tanto el espectro dentro del cual se
seleccionan los significados, como las formas que se utilizan para su expresión. En otras pala-
bras, determinan el registro.
La noción de registro constituye una forma de predicción, dado que conociendo la situación (el
DD
contexto social de utilización del lenguaje) se puede predecir mucho respecto del lenguaje que
se producirá. La pregunta teórica importante es: ¿qué necesitamos saber respecto del contexto
social a fin de hacer esas predicciones?
Lo que necesitamos conocer respecto de un contexto de situación a fin de predecir las carac-
terísticas lingüísticas que probablemente se vinculan a él se resume en tres encabezados:
LA
Campo: se refiere al marco institucional en que se produce un trozo del lenguaje e inclu-
ye no sólo el tema de que se trata, sino también toda la actividad del hablante o del par-
ticipante en determinado marco. Es el escenario donde surge la situación comunicativa,
en relación con determinados temas. Ejemplo: un estudiante universitario de medicina
escribe una carta de amor dirigida a su amante.
FI
que se escribió; Hugo (emisor) y María (receptor) tienen una relación amorosa entre
ellos.
Modo: se refiere al canal de comunicación adoptado; no sólo a la elección entre médium
hablado y médium escrito, sino a elecciones mucho más detalladas. Es el vocabulario
específico utilizado para la situación comunicativa que puede ser oral o escrito. Ejemplo:
el modo es escrito, es una carta individual que va a ser leída sólo por una persona.
Todo lenguaje es lenguaje en uso, en un contexto de situación. Nuestro lenguaje también está
determinado por lo que somos y esa es la base del dialecto. Este refiere la variedad según el
usuario; es “lo que yo hablo debido a lo que soy”.
24
OM
semejantes alrededor. La perspectiva inter-organismos toma en cuenta el comportamiento del
individuo, sus acciones e interacciones con el medio. Es decir, que se lo considera como un
todo integral y se lo observa desde el exterior.
Al hablar de hombre social, se considera al individuo como una sola entidad. Estas dos orienta-
ciones se complementan, en el sentido de que es posible encajar una perspectiva en la otra. Se
puede abordar el comportamiento lingüístico como si fuera un aspecto de nuestro conocimiento
de la lengua, y así considerarlo en términos de la capacidad del cerebro humano. También, se
portamiento.
.C
puede abordar el conocimiento de la lengua por parte de un individuo como una forma de com-
En otras palabras, podemos considerar los hechos sociales desde un punto de vista biológico, o
los hechos biológicos desde un punto de vista social. El generativismo estudia la lengua como
DD
conocimiento (perspectiva intra-organismo), mientras que el funcionalismo la estudia como com-
portamiento (perspectiva inter-organismo).
LA
FI
25
Los filósofos han dado por sentado que las únicas cosas por las que están interesados son las
emisiones descriptivas que, como su nombre lo indica, describen los estados de las cosas. Tam-
bién son denominadas como enunciados constatativos, los cuales pueden ser clasificados por
su falsedad o veracidad.
OM
Hubo enunciados que fueron catalogados por los filósofos como sinsentido porque no se podía
determinar si eran verdaderos o falsos. Pero se descubre que dichos enunciados hacen un uso.
Austin afirma que este tipo de emisiones son enunciados (porque tienen la misma gramática), no
carentes de sentido y que, sin embargo, no son verdaderos ni falsos; sino que son afortunados o
desafortunados. A este tipo de emisiones las denominó como enunciados realizativos.
Por ejemplo: si digo “te apuesto cinco pesos que lloverá mañana” o “le pido disculpas”; en es-
.C
tos casos, lo que digo no puede considerarse como un registro de la realización de la acción que
indudablemente se hace (la acción de apostar o de disculparse).
Si una persona realiza una emisión de este tipo, se dirá que está haciendo algo más que dicien-
DD
do algo; es decir, está efectuando una acción. Por ejemplo: “sí, quiero” (efectivamente se está
casando); o “te apuesto que mañana llueve” (está realizando una apuesta). Al decir lo que digo,
realizo efectivamente esa acción.
Las emisiones realizativas sufren de ciertas incapacidades propias y pueden fracasar de mane-
ras especiales. Se denomina infortuito cuando la emisión realizativa es insatisfactoria (desafor-
LA
Es decir, si esto no se observa, el acto propuesto será un fallo. Si alguna de estas reglas no se
cumplen decimos que el acto que nos proponíamos realizar es nulo, sin efecto. Esto también
ocurrirá si no se lleva a cabo el procedimiento correcta y completamente.
En el caso del ejemplo de decir “sí, quiero”, fuera de la iglesia, no tiene ningún sentido ya que el
mismo se colma a partir del contexto, la aceptación, etc.
Otras maneras en que este tipo de emisiones puede fallar son cuando estos procedimientos
verbales son realizados con insinceridad, o cuando la emisión realizativa compromete al hablan-
te a conducta futura y luego él no se comporta de la manera esperada.
Frecuentemente encontramos casos en los que hay una obvia emisión realizativa y, otros en lo
que hay una obvia emisión constatativa. Pero también, hay casos en los que no es tan sencillo
determinar qué tipo de emisiones son.
Por ejemplo: “lo siento”, ¿es una emisión realizativa o una constatativa? Si hubiese dicho “me
siento profundamente apenado por ello”, se entiende que es una descripción de un estado de
sentimientos (emisión constatativa). Y si hubiese dicho “pido disculpas por lo que sucedió”, se
está llevando a cabo efectivamente el acto de pedir disculpas (emisión realizativa).
26
Acto locutivo: es el que realizamos por el simple hecho de decir algo (emisión). Este
hecho comprende a su vez 3 tipos de actos: el fónico (emitir sonidos), el fáctico (emitir
OM
palabras) y el rético (emitir secuencia de sonidos con sentido y referencia definidos).
Acto ilocutivo: es el que se realiza al decir algo; tiene que ver con la intencionalidad.
Ejemplo: prometer, pedir.
Acto perlocutivo: se refiere a los efectos producidos por un enunciado en el oyente.
.C
Searle se centra en un tipo particular de acto de habla. Por este entendemos la situación del
habla típica que incluye al hablante, una emisión del hablante y un oyente.
De acuerdo con Austin, existen muchos géneros de actos asociados con la emisión del hablante:
DD
actos de emisión (emitir palabras), actos proposicionales (refiere y predica) y actos ilocucionarios
(enuncia, pregunta, promete y ordena).
Los actos ilocutarios (intención) constituyen la unidad mínima de la comunicación lingüística.
Son la producción de la instancia en la realización del acto de habla; es decir, la producción de la
oración/instancia bajo ciertas condiciones. Realizar un acto así es tomar parte de una forma de
LA
dominar un lenguaje es haber aprendido a dominar esas reglas. El sistema de reglas hace que el
uso de los elementos del lenguaje sea regular y sistemático. Existen dos reglas que enmarcan
los actos de habla:
Las regulativas, regulan las formas de conducta existentes antecedentemente. Es decir, que
regulan una actividad cuya existencia es independiente de las reglas. Por ejemplo: las reglas de
Los actos de habla indirectos se definen como el uso de una forma con una fuerza ilocuciona-
ria distinta de la función pragmática asociada a esa forma (es diferente lo que se dice con la
OM
intención que se tiene). Destaca la importancia del contexto en situaciones del enunciado. La
fuerza ilocucionaria del enunciado depende del contexto. Ejemplo: -“¿vamos a dar una vuelta?”;
-“me duele la cabeza” (en realidad, quería decir que no).
Esta noción de acto de habla indirecto, pone en foco uno de los problemas más importantes de
las teorías pragmáticas: la relación entre decir y querer decir. Esto lleva a analizar la teoría de las
implicaturas conversacionales de Grice.
.C
“Principio cooperativo. Implicatura conversacional” Grice
DD
Grice pone en pone en foco uno de los problemas más importantes de las teorías pragmáticas: la
relación entre el decir y el querer decir.
El término “implicatura” (no postulado por Grice) se refiere a los significados adicionales de un
significado literal que infiere el receptor de un mensaje. Estos significados adicionales, se obtie-
nen a partir del reconocimiento de la intención del hablante, el significado literal del enunciado, el
conocimiento que comparten el hablante y el oyente, y el contexto situacional. Estas implicaturas
LA
son inferencias que resultan claves para el lenguaje, donde hay más de implícito que de explici-
to.
Pueden ser de dos formas: convencionales (desencadenadas por elementos léxicos como “pe-
ro”) o conversacionales (se producen por inferencias pragmáticas). Grice se dedicó a estas
FI
Propuso una serie de principios no normativos, que se suponen aceptados tácitamente por quie-
nes participan en una conversación. Formula el principio cooperativo (PC), el cual permite
entender que la conversación es un intercambio fluido en el que cada participante contribuye con
sus enunciados.
Las intenciones llevadas a cabo por los participantes están previsiblemente relacionadas. Así, los
intercambios comunicativos son esfuerzos de cooperación (tanto emisor como receptor deben ir
tras la misma meta); y cada participante reconoce en ellos un propósito o conjunto de propósitos
comunes. Entonces este principio explicita ese convenio que se establece entre el hablante y el
oyente.
El principio general es: "haga usted que su contribución a la conversación sea, en cada momen-
to, la requerida por el propósito o la dirección del intercambio comunicativo en el que está usted
involucrado". Es decir, que hay un objetivo en común y es mantener la conversación
Si tal principio es aceptado, pueden distinguirse cuatro categorías, a cada una de las cuales
pertenecen máximas o sub-máximas más específicas:
28
OM
Ejemplo: en una conversación sobre autos, debe hablar sobre autos.
Categoría de modo: no tiene que ver con lo que se dice, sino cómo se lo dice. Su súper
máxima es “sea claro”. Y sus máximas son: evite la oscuridad y la vaguedad, evite la
ambigüedad, sea breve y sea ordenado. Ejemplo: cuando se debe dar un oral, la perso-
na deberá ser clara a la hora de expresarse.
.C
Estas máximas pueden dejar de cumplirse en varias circunstancias:
Puede pasarse por alto olímpicamente una máxima; es decir dejar manifiestamente de
cumplirla (violación ostensible).
29
OM
Gran parte de la investigación desarrollada sobre la deixis revela una organización de los siste-
mas lingüísticos sobre una base pragmática; la deixis designa a los términos y categorías léxicas
y gramaticales cuya interpretación presupone la referencia a componentes de la situación en la
que se producen. Existe otra categoría, los evidenciales, que atestiguan que algunas áreas de la
lengua se organizan en torno al papel del hablante. El término evidenciales designa el conjunto
de los indicadores lingüísticos q se utilizan en las distintas lenguas del mundo p/expresar la posi-
ción epistémica del hablante respecto del contenido de su propia enunciación.
.C
La inferencia, q designa global// a c/procedimiento mediante el cual se llega a conclusiones váli-
das, es uno de los fundamentos primordiales de las ciencias del lenguaje ya q es evidente q un
enunciado comunica mucho más de lo q dice. El problema p/el lingüista es establecer en qué
DD
medida lo q no se dice explícita// está contenido implícita// en los elementos léxicos y en la es-
tructura sintáctica del enunciado.
LA
FI
30
OM
la oración.
Todos los enunciados, en tanto son unidades de la comunicación discursiva, poseen rasgos
estructurales comunes que tienen fronteras bien definidas. Estas fronteras se determinan por el
cambio de los sujetos discursivos, es decir, por la alternación de los hablantes. El enunciado,
entonces, es una unidad real, delimitada por el cambio de los sujetos discursivos y que termina
cuando se le cede la palabra al otro. El estudio del mismo permitirá comprender de una manera
más correcta la naturaleza d las unidades de la lengua como sistema que son la palabra y la
.C
oración.
El carácter concluso del enunciado representa una cara interna del cambio de los sujetos discur-
sivos, cambio que se da sólo por el hecho de que el hablante dijo todo lo que en un momento
dado quiso decir. Al leer o escribir, percibimos claramente el fin de un enunciado y esa conclusi-
DD
vidad es específica.
En cada enunciado podemos entender la intención discursiva del hablante, que determina todo el
enunciado y es a través de la cual medimos el grado de conclusividad del enunciado. La inten-
ción determina la elección del objeto, sus límites y su capacidad de agotar el sentido del objeto.
La voluntad discursiva del hablante se realiza ante todo en la elección de un género discursivo
determinado, se adapta a ese género y se desarrolla dentro de una forma genérica determinada.
LA
Los estilos lingüísticos o funcionales son estilos de determinadas esferas de la actividad y comu-
nicación humana con una función determinada (técnica, científica, periodística, cotidiana, oficial)
y unas condiciones determinadas, especificas. A su vez, están vinculados a unidades temáticas,
estructurando una totalidad y dando un tipo de relación con los demás. El estilo entra como ele-
31
OM
2) Otro enfoque consistiría en definir la enunciación en el marco formal de su realización.
El acto individual por el cual se utiliza la lengua introduce al locutor como parámetro en las con-
diciones necesarias para la enunciación. Antes de ella sólo existe una posibilidad de lengua y
despues de ella la lengua se convierte en un discurso que emana el locutor. La enunciación pue-
de definirse, en relación con la lengua, como un proceso de apropiación; el locutor se apropia el
aparato formal de la lengua y enuncia su posición mediante indicios específicos y accesorios.
3) Una última perspectiva está constituida por el paradigma de las formas temporales,
.C
que se determinan por relación con el ego, centro de la enunciación. El presente coincide con el
momento de la enunciación. Una vez que el enunciador utiliza la lengua p/ influir en el alocutario,
utiliza p/ esto un aparato de funciones. Está la interrogación (busca provocar una respuesta), la
DD
intimación (implica una relación inmediata entre los enunciados), y la aserción (manifestación
más común de la presencia del locutor).
Lo que en general caracteriza a la enunciación es la acentuación de la relación discursiva al
interlocutor, ya sea este real o imaginado, individual o colectivo. Esta característica plantea lo
que puede llamarse el cuadro figurativo de la enunciación. Como forma de discurso, la enuncia-
ción plantea dos figuras, una la fuente y otra la meta de la enunciación; es la estructura del diá-
LA
Supone la conversión individual de la lengua en discurso; ver cómo el “sentido” se forma en “pa-
labras”. En la enunciación se considera el acto mismo, las situaciones donde se realiza, los ins-
trumentos que lo consuman.
En tanto que realización individual, la enunciación puede definirse, en relación con la lengua,
como un proceso de apropiación. El locutor se apropia el aparato formal de la lengua y enuncia
su posición de locutor mediante indicios específicos, por una parte, y por medio de procedimien-
tos accesorios, por otra.
Pero inmediatamente, en cuanto se declara locutor y asume la lengua, implanta al otro delante
de él (cualquiera que sea el grado de presencia que atribuya a este otro). Toda enunciación es,
explícita o implícita, una alocución, postula un alocutario.
El acto individual de apropiación de la lengua introduce al que habla en su habla. La presencia
del locutor en su enunciación hace que cada instancia de discurso constituya un centro de refe-
rencia interna.
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OM
Pasaje de la lengua al discurso
La enunciación es el acto de producir un enunciado; acto individual de utilización de la lengua
por parte del locutor que la moviliza por su cuenta. La relación entre éstos (el locutor y la lengua)
determina los caracteres lingüísticos de la enunciación. La cual es un proceso de apropiación,
donde el locutor se apropia del aparato formal de la lengua. En la enunciación se considera su-
cesivamente el acto mismo, las situaciones donde se realiza, los instrumentos que la consuman.
Según Benveniste, la enunciación supone la conversión individual de la lengua en discurso. Aquí
.C
la cuestión es ver cómo el sentido se forma en palabras, en qué medida puede distinguirse entre
las dos nociones y en qué términos describir su interacción.
Antes de la enunciación, la lengua no es más que la posibilidad de la lengua. Después de la
enunciación, la lengua se efectúa en una instancia de discurso que emana de un locutor (forma
DD
sonora que espera un auditor y que suscita otra enunciación a cambio; actúa como parámetro de
la enunciación).
El locutor se coloca en posición de hablante por medio de índices específicos (pronombres per-
sonales, tiempos verbales, etc.) o procedimientos accesorios. Desde el momento en que se de-
clara locutor y asume la lengua, implanta el otro frente de él (cualquiera sea el grado de presen-
LA
cia que atribuya a ese otro). Toda locución es explícita o implícitamente una alocución, ya que
postula siempre un alocutario.
Por lo tanto, los primeros elementos constitutivos de un proceso de enunciación son: por un lado,
el locutor (el que enuncia); y por otro, el alocutario (aquel al que se dirige el enunciado). Ambos
se definen como interlocutores, alterando sus posiciones.
FI
Existen en la lengua diferentes índices de persona, espacio, tiempo, modalidad, etc., que permi-
ten identificar cuál es la posición del enunciador frente a lo que está enunciando, y así poder
llegar a establecer las variaciones entre un discurso más o menos subjetivo.
[Categorías de análisis enunciativo: deixis, cargas valorativas, recursos polifónicos, modalidades]
33
OM
Las identidades sociales de las personas se construyen, se mantienen y se cambian a través de
los usos discursivos. Porque es en ellos donde se materializan esas caras que se eligen para
cada ocasión.
.C
de un enunciado es, en efecto, un acontecimiento histórico: se da existencia a algo que no exis-
tía antes de que se hablara y que no existirá después. Esta aparición momentánea es lo que se
denomina “enunciación”.
DD
Definido como fragmento de discurso, el enunciado debe ser distinguido de la frase, que es una
construcción del lingüista que permite dar cuenta de los enunciados.
Paralelamente a la oposición entre la frase y el enunciado, puede establecerse la diferencia entre
la significación y el sentido. Cuando se trata de caracterizar semánticamente a una frase, se
habla de “significación”; y cuando la cuestión reside en caracterizar semánticamente a un enun-
ciado se habla de “sentido”.
LA
Ducrot trata de criticar y reemplazar la teoría de la unicidad del sujeto de la enunciación por la
teoría polifónica.
¿Cuáles son las propiedades de este sujeto? Primeramente, tiene a su cargo toda la actividad
FI
Tan pronto como se inserta un enunciado (aunque sea simple) en un dialogo un poco más com-
plejo, la tesis de la unicidad comienza a presentar dificultades. Por ejemplo: cuando hay una
repetición. Así pues, ni bien aparece una forma cualquiera de repetición, la atribución de las tres
propiedades a un sujeto hablante único se vuelve problemática.
Tras haber mostrado las dificultades de la concepción unicitaria puede presentarse la teoría de la
polifonía. El objeto propio de una concepción polifónica del sentido, es mostrar cómo el enuncia-
do señala, en su enunciación, la superposición de varias voces.
Es necesario distinguir dos tipos de personajes: los enunciadores y los locutores.
El sentido del enunciado, en la repuesta que éste da a la enunciación, puede hacer aparecer
voces que no son las de un locutor. Se denomina “enunciadores” a esos seres que, supuesta-
mente, se expresan a través de la enunciación, sin que por ello se les atribuyan palabras preci-
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Por locutor se entiende a aquel ser que, en el sentido mismo del enunciado, es presentado como
su responsable. A él remiten el pronombre “yo” y las otras marcas de la primera persona.
El locutor hace de su enunciación una suerte de representación donde se da la palabra a diferen-
tes personajes: los enunciadores. Puede ser diferente del sujeto hablante efectivo, pero además
es posible que ciertas enunciaciones no aparezcan como el producto de una subjetividad indivi-
dual.
OM
El locutor puede ser distinto del autor empírico del enunciado, de su productor, y ello aun si los
dos personajes coinciden habitualmente en el discurso oral. La voz (como la firma) puede servir
para hacer saber quién es el locutor, a quién designan los morfemas de 1ra persona, autentifica
la homologación del locutor con un individuo empírico particular, aquel que produce efectivamen-
te el habla; es una norma social la que posibilita esta 2da función, la norma que prohíbe simular
la voz de otro.
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Si Pedro dice “Juan me ha dicho: yo vendré”; este enunciado único presenta dos locutores dife-
rentes, donde el locutor primero es homologado en Pedro y, el segundo con Juan. Este desdo-
blamiento se utiliza no solamente para hacer conocer el discurso que se considera que alguien
ha pronunciado, sino también para producir un eco imitativo o para poner en escena un discurso
DD
imaginario.
También permite organizar un teatro, en sentido propio, en el interior de la propia habla, repre-
sentando tanto las preguntas como las respuestas. El mismo desdoblamiento del locutor también
permite que alguien se haga portavoz de otro, y emplee, ora a la persona de quien él es porta-
voz. Distingue así al locutor (ser de discurso) del sujeto hablante (ser empírico).
LA
ciado el sujeto que lo ha producido. Estas huellas son formas gramaticales y léxicas que el sujeto
que enuncia ha elegido usar y esa elección es portadora de sentidos y puede ser interpretada.
Las huellas son de diversas categorías:
Índices de personas (yo, tú, el, ellos): marcan a los participantes de la comunicación y a su
referencia.
Índices espacio/ temporales (aquí, ahora, esto, aquello): señalan el espacio y el tiempo inhe-
rente a la situación comunicativa.
Tiempos verbales: el presente indica el momento de la enunciación, y los otros tiempos se or-
ganizan a partir de ese eje.
Cargas valorativas: aparecen como expresión de la subjetividad del sujeto que enuncia y de la
actitud que este adopte frente a la enunciación (ejemplo: casita). A esto se lo llama subjetivemas,
los cuales se clasifican en nominales (sustantivo y adjetivo) que se dividen en afectivos (actitud
emocional del enunciador) y evaluativos (axiológicos [juicio de valor ej: casucha] y no axiológicos
[chico o grande]) y verbales.
Polifonía: la aparición de otras voces dentro del enunciado. Abarca varios procedimientos dis-
cursivos como lo son la ironía, el discurso referido, las citas y el uso de comillas.
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Deíctico: forma lingüística que por sí sola no tiene sentido. Ayudan a relacionar la lengua con el
enunciado. Es necesario interpretarlos en un contexto. Hay 3 formas de deixis:
Personal: señala a las personas del discurso (presente o ausente), a los participantes del
evento que es flexible.
Espacial: se organiza el lugar donde se desarrolla el evento comunicativo. Se selecciona el
entorno físico que interesa destacar.
Temporal: indica elementos temporales tomando como referencia el “ahora” que marca quién
y un después.
.C
habla como centro deíctico de la enunciación, es decir, marcando el ahora respecto de un antes
Corresponde a una relación que se establece en el texto entre el hablante y el oyente. Una frase
no puede recibir más que una modalidad de enunciación, que puede ser declarativas, interrogati-
vas, imperativas y exclamativas.
enunciado. Según la relación que toma el lector con su enunciado, la modalidad puede ser: lógi-
ca (se relaciona el contenido del enunciado con la verdad o falsedad) o apreciativa (se relaciona
el contenido del enunciado según juicios apreciativos: lo feliz, lo triste, lo útil, etc.)
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enunciados dependerá de la información deíctica para el análisis del contexto de enunciación.
En la elaboración de los enunciados se manifiesta la subjetividad del sujeto o locutor y el uso de
deícticos no es solo de conector contextual sino que cumple un papel decisivo en la expresión de
la modalidad y estructura de tipos de discursos.
.C
En la evolución del niño en la adquisición dl lenguaje abstracto hay en un primer momento la
mostración con indicación con el dedo o la mano hacia un objeto, acto por el cual se conecta un
signo y una entidad extralingüística con el fin de que ambos interlocutores conozcan el objeto de
DD
discurso. En un segundo momento el niño empieza a decir d manera abstracta sus representa-
ciones internas.
Deixis en presencia: hay una abstención de los objetos en el aquí y ahora ligada a una percep-
ción sensorial directa.
Deixis en ausencia: se construye una referencia a un objeto ausente, el campo de indicación es
un espacio mental no perceptivo. Coincide en este tipo de deixis lo que pienso con lo que pienso
LA
que tú piensas.
Deixis consensual: hay consenso y proximidad entre enunciador y co-enunciador (eso-aquello).
Deixis de ruptura: se construye al enunciador en entidad individualizada pues marca la distan-
cia con respecto al co-enunciador (esto, this en inglés).
La ampliación del concepto de deixis como categoría lingüística se sitúa en el cruce de las ope-
FI
2- como construcción de una referencia. En su análisis se buscarían las huellas en las aparicio-
nes de la afectividad.
3-como elemento para la cohesión textual.
La deixis se extiende a toda operación de marcación que el enunciador efectúa con rela-
ción a si mismo en el acto del habla, en la enunciación.
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mente responsable de ciertas clases d signos que promueve la existencia. Pues no podrían na-
cer sin hallar empleo en el uso cognitivo de la Lengua. Son elementos cuyo significado completo
dependen de la situación de la enunciación. Conectan la lengua con la enunciación, son vehícu-
los de la subjetividad del locutor.
El concepto deíctico se amplía a vehículo de mostración de lo oculto, de lo no percibido, de lo no
sabido o aquello a lo que el interlocutor no ha prestado atención suficiente pero ya conoce.
Se pueden conocer también como conectores pragmáticos cuando son elementos de contenido
.C
procesal, codifican procesos y dan instrucciones sobre la manera de acceder a los significados
en la comunicación. (Llamados también conectores discursivos, interactivos, argumentativos,
marcas de conexión, marcadores de discurso, etc.).
Portoles define a los marcadores como unidades lingüísticas cuyo significado convencionalmente
DD
fijado a la lengua condiciona el procesamiento del discurso en relación con el contexto. (Ej. Pero
y entonces)
sobre el momento temporal. De ahí que las categorías tradicionales de la deixis sean persona
(deixis personal), lugar (deixis espacial) y tiempo (deixis temporal).
Inscripción del yo
El sujeto discursivo se construye al mismo tiempo que el discurso y puede presentarse de múlti-
FI
ples formas, bien con elementos deícticos o bien con elementos del sistema léxico. Por tanto sea
a través de pronombres personales, adjetivos personales, de la forma verbal y de nombres (sus-
tantivos-adjetivos).
Inscripción del Tu
En todo discurso hay un tu a quien va dirigido. Al apropiarse el locutor (yo) del aparato formal de
la lengua y enunciar su posición de locutor, inmediatamente en cuanto se declara locutor y asu-
me la lengua, implanta al Otro delante de él. Ese otro de la comunicación puede ser de dos ti-
pos:1) el que corresponde al “Tú” o grupo empático con el nosotros. 2) el representado por el
grupo no empático o antagónico.
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1. El punto de referencia es el lugar que ocupa el cuerpo del enunciador en el momento de
su acto de enunciación. “No busques más la caja, está aquí”
2. El locutor se sitúa con relación al lugar que menciona. “La caja está allí, en la mesa de la
esquina”
Estos deícticos muestran con respecto a la situación espacial que rodea a los interlocutores
(egocentrismo y dialogismo).
Demostrativos: están organizados en la dimensión próximo-distante con respecto al yo en las
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lenguas egocéntricas. Este, ese, aquel, esto, eso, aquello.
Elementos adverbiales: aquí, allí, allá, cerca, lejos, arriba, abajo, delante, atrás, dentro, afuera, a
la derecha, a la izquierda, etc.
Verbos de movimiento: ir, bajar, alejarse, acercarse, venir, etc.
DD
Concepción del tiempo
Para Benveniste se puede distinguir tres niveles del tiempo: físico, crónico y lingüístico. El prime-
ro es uniforme, lineal e infinito. Tiene por correlato en el hombre una duración variable d acuerdo
a sus emociones y ritmo de vida interior. El crónico, es el de los acontecimientos que engloba
LA
nuestra propia vida en tanto que sucesión de aconteceres. Otra cosa es insertar un aconteci-
miento en el tiempo de la lengua. Es por la lengua que se manifiesta la experiencia humana del
tiempo, esta orgánicamente ligado al ejercicio de la palabra que se define y ordena como función
del discurso.
Las relaciones temporales se organizan también en torno al sujeto tomado como punto de refe-
FI
rencia y las formas lingüísticas que los expresan son producidas en la instancia discursiva bajo la
dependencia del yo cuya presencia es esencial como guía del tiempo. Por tanto, el punto de
localización de las indicaciones temporales es el presente de la enunciación del locutor, el pre-
sente lingüístico.
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Siguiendo a Benveniste, Weinreich trata el uso de los tiempos verbales en los textos. Distingue
dos modos de representar la realidad: como relato y como comentario. Paralelamente divide en
dos grupos los tiempos del indicativo: a) un grupo para referirse al mundo narrado (pretérito e
indefinido) y b) un grupo para referirse al mundo comentado (el presente).
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respecto a su enunciado o la asunción d la responsabilidad del enunciado por el enunciador. Ej.:
yo creo que el problema tiene solución.
La primera persona es al mismo tiempo el locutor que enuncia y el responsable (soporte modal)
DD
de considerar que el problema tiene solución.
Los pronombres personales de primera persona tienen una doble indicación a) sitúan al hablante
en el tiempo y el espacio y b) indican quien asume la responsabilidad moral del acto de lo enun-
ciado.
Ya hemos visto que también los tiempos verbales en un texto funciona como llamada a la con-
ciencia del oyente o lector para que el contenido del discurso lo considere como algo que le im-
LA
plica (mundo comentado) o como algo que sitúa en un escenario distinto (mundo narrado).
de acuerdo a lo que el emisor considere que el destinatario necesita saber adoptando a su vez
un modo de presentarlo.
Toda enunciación comporta unas elecciones en cuanto al punto de vista que determinaran lo que
estará tematizado en oposición a lo que será considerado como aporte o rema. En un enunciado
se distingue tema de lo que se habla y el rema que constituye la aportación de información, lo
nuevo.
La tematización recubre un conjunto complejo de procesos entre los que destaca la introducción
de un tema en el discurso, que pone en marcha procesos de puesta de relieve, de realce.
La deixis además de su papel de conector sobre los objetos y sobre el decir, tiene también el
papel de señalar y subrayar en el discurso. En esta perspectiva discursiva, la deixis contribuye al
desarrollo del discurso alimentándolo con hechos nuevos. Este valor es notorio en el uso d pro-
nombres personales: “es a ti a quien hablo” o “es a ella a quien miro”
De ostensión como en “mañana será el día”.
También se ha señalado la importancia del papel de la deixis en la argumentación, en aquellos
enunciados que además de informar al receptor buscan convencerlo por medio de argumentos.
Convencer será construir un texto de tal manera que induzca la toma de responsabilidad dl
enunciado por parte del lector. En el discurso los argumentos están conectados por elementos
lingüísticos o marcadores del discurso que son huellas de subjetividad.
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pecto a la situación.
Uso de comillas- negrita-cursiva: signos gráficos de la polifonía, sirven para destacar
ciertas palabras de las cuales puede estar de acuerdo o no, palabras en otro idioma.
Interferencias léxicas: ruptura semántica en el hilo continúo del discurso. Se agrupan
en cuatro categorías principales: Diacrónicas (palabras de otras generaciones); Diatópi-
cas ( palabras de otros lugares); Diastráticas( rompen con el status social, la jerarquía);
.C
Diafásicas ( usos que pertenecen a otros géneros ( científico, poético)).
Discursos referidos: hay tres maneras de integrar un fragmento de discurso en un pri-
mer discurso:
DD
- Directo (siempre hay marcas graficas comillas, dos puntos y guión): hay dos situaciones
de enunciación, la voz del enunciador y la del enunciador que trae. Trata de demostrar
los hechos tal cual son. Discurso objetivo y fiel. Se cambia el contexto.
- Indirecto (no hay marcas graficas): hay una sola situación de enunciación. Hace suyo el
discurso, lo relata. El objetivo de este es el hacer una síntesis o aludir a lo que dijo el
LA
“Modalización” Maingueneau
Es entendida como la forma que posee el hablante para expresar su subjetividad, es decir la
marca dada por el sujeto a su enunciado. Se trata sobre todo de la adhesión del hablante a su
propio discurso.
Ciertos adverbios constituyen modalizadores que se pueden detectar con facilidad. Pero la ma-
yoría de las veces las cosas están lejos de ser tan claras, generalmente es la entonación la que
sobrelleva lo esencial del peso de la modalización. Las modalidades pueden ser:
Modalidades de enunciación:
Corresponde a una relación que se establece en el texto entre el hablante y el oyente. Una frase
no puede recibir más que una modalidad de enunciación, que puede ser declarativas, interrogati-
vas, imperativas y exclamativas.
Modalidades de enunciado:
Caracterizan la manera en que el hablante se sitúa frente su enunciado. Según la relación
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Modalidades de mensaje:
Es la organización de la información dentro del enunciado, la cual se puede organizar po-
niendo de manera principal al tema (tematización); en relación a lo que al locutor menos le im-
porta (pasivación); o categorizando la información (nominalización).
Tiene que ver con la alteración del orden canónico, del orden lógico de la frase (sujeto-
predicado).
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DD
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El fenómeno de la información es el único fenómeno humano y social que depende del lenguaje.
Ya que éste último es lo que permite que se establezcan intercambios entre los miembros de un
grupo social dado, que se construya la identidad de estos miembros como sujetos hablantes y
que, en dichos intercambios, se construya, por medio de la palabra proferida, sentido simbólico.
El lenguaje así definido, remite no solamente a los sistemas de signos internos de una lengua,
sino también a sistemas de valor de uso de esos signos, a lo que se llama discurso y que da
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cuenta de la manera como se organiza la circulación de la palabra en una comunidad social para
producir sentido. Podemos, entonces, decir que la información es una cuestión de discurso.
La información es pura enunciación, no existe en sí misma, en un espacio exterior al hombre (es
dependiente de la acción humana). Construye un saber en forma de discurso y, como todo dis-
DD
curso, depende a la vez del campo de conocimientos que trata, de la situación de enunciación en
la que se inserta y del dispositivo en el cual circula.
Las ciencias humanas y las ciencias sociales sustentan todo intercambio comunicativo en un
postulado de intencionalidad: “Todo hablante comunica con el proyecto más o menos conscien-
te de significar el mundo a un destinatario y de ser comprendido por él”; completado por un prin-
LA
cipio de influencia: “Todo hablante comunica para modificar el estado de los conocimientos, las
creencias o los afectos de su interlocutor, o para hacerlo actuar de determinada manera”. Sin
embargo, este postulado y este principio remiten al sujeto hablante, a sus intenciones, a sus
propósitos, sin prejuzgar el efecto real que estos actos de lenguaje producen sobre el interlocu-
tor.
FI
Una cosa es la intención y el propósito de influencia, otra cosa es lo que sucede realmente en el
receptor. Este tiene su propia libertad para interpretar los mensajes cuyo sentido construye, a su
vez, en función de lo que es, de lo que sabe, de lo que cree y de sus propios proyectos. Por ello
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una reacción posible de ese otro.
El proceso de transacción rige el proceso de transformación, y no a la inversa. En primer
lugar, el hombre no habla para dividir, describir o estructurar el mundo, sino para ponerse en
relación con el otro, porque de ello depende su propia existencia, puesto que la autoconciencia
pasa por la posibilidad de tomar en cuenta al otro, la asimilación del otro y al mismo tiempo la
diferenciación con respecto a él.
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El lenguaje nace, vive y muere en la intersubjetividad. Al hablar con el otro, el mundo se co-
menta, es decir, se describe y estructura. El “mundo por significar” puede considerarse como un
“mundo por describir y comentar”, y el “mundo significado” como el “mundo descrito y comenta-
do”.
DD
Así, todo discurso, antes de manifestar el mundo, manifiesta una relación o, más exactamente,
manifiesta el mundo al manifestar una relación. Y lo mismo vale para el discurso informativo.
La comunicación debe ser considerada como un acto de intercambio que se apoya en cuatro
principios que establecen: la existencia de dos “sujetos” del acto de comunicación, en una rela-
ción de reciprocidad no simétrica (principio de alteridad); la existencia de un “propósito comuni-
LA
cativo” del sujeto que produce el acto de lenguaje y por lo tanto define la “finalidad” del acto en
torno a una cuestión de sentido (principio de influencia); el “universo de discurso” que habrá de
constituir el objeto del intercambio que los sujetos deben reconocer y compartir (principio de
pertinencia); y la estabilización de los datos anteriores y distribución de los roles de los partici-
pantes de modo tal que cada uno de ellos los acepte (principio de regulación).
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Las tres condiciones en las que se basa la información son: suponer la ignorancia del otro,
transmitir un saber y, suponer que el otro ha de utilizar ese saber. Estas tres pertenecen al pro-
ceso de transacción.
Por esta razón resulta inútil plantear el problema de la información en términos de fidelidad a los
hechos, ya que ninguna información puede asegurar transparencia, neutralidad o facticidad.
Pues, es un acto de transacción y, por ende, depende del tipo de receptor al que se dirija el in-
formador, y de la conciencia o no que tenga con el tipo de destinatario que interpretara la infor-
mación (según parámetros que le son propios y no han sido necesariamente postulados por el
informador). Toda información depende del procesamiento que se le dé en ese marco de
transacción.
En conclusión, el fundamento de todo discurso son las condiciones enunciativas que permiten
que un determinado mecanismo de comunicación social pueda producir sentido. Este sentido del
discurso queda construido al término de un doble proceso de transformación y de transacción en
el que el segundo, vuelto hacia el destinatario, domina sobre el primero, vuelto hacia el mundo.
Desde este punto de vista, el discurso informativo está basado en la finalidad de dar a conocer,
que depende del modo como son utilizados los saberes de conocimiento y de creencia, y de los
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torios y de reglas, que confieren a esas entidades discursivas posiciones de influencia y presti-
gios, y les procuran estilos, formas, y argumentos que contribuyen a su aceptabilidad.
La hegemonía discursiva solo es un elemento de una hegemonía cultural más abarcadora, que
establece la legitimidad y el sentido de los diversos “estilos de vida”, de las costumbres, actitudes
y “mentalidades” que parecen manifestar.
Aparece como un sistema que se regula por sí mismo. A pesar de muchos “puntos de fricción”
de conflicto, la hegemonía apunta a la estabilidad y a la homeostasis, mientras que ella misma
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está constantemente en vías de reparación, de renovación.
En conclusión, Angenot entiende el discurso social como un espacio atravesado por la hegemo-
nía, entendida como un conjunto complejo de reglas prescriptivas de diversificación de lo decible
y de cohesión, de integración.
Ejemplo: De acuerdo con Angenot, en las sociedades primitivas, el concepto de hegemonía pue-
de intervenir, estableciendo quién puede decir qué y en qué circunstancias, y cómo se instauran
FI
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