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Por una lado, la reformulación del planteo de Saussure que propone en 1939, tiene
que ver con la “Naturaleza del signo lingüístico” (así se titula su artículo).
Para sostener esta reformulación vuelve a apelar al propio Saussure, cuando dice que
la lengua es como una hoja de papel, en la cual “el pensamiento es el anverso y el
sonido el reverso [...] no podría aislarse el sonido del pensamiento, ni el pensamiento
del sonido”.
Así, dice Benveniste que lo que es arbitrario es que “tal signo, y no tal otro, sea
aplicado a tal elemento de la realidad”. Por ello, la arbitrariedad existe en relación
con el fenómeno u objeto material y no interviene en la relación entre significado y
significante, es decir, en la conformación del signo.
Así, reformula esta idea y dice que la relación intrasígnica (al interior del signo) es
necesaria, mientras que la relación intersígnica (del signo con el mundo) es
arbitraria.
En su texto de 1962, “Los niveles del análisis lingüístico” plantea que estos son, de
mayor a menor:
1. Frase
2. Palabra
3. Merisma
- Segmentación quiere decir que sea cual fuere la extensión de un texto, “es
preciso segmentarlo primero en proporciones cada vez más reducidas, hasta
los elementos no descomponibles”.
- Sustitución significa que se identifican los elementos que pueden ser
reemplazados por otros.
Relaciones de forma y sentido: el significado está en relación con las formas que lo
realizan.
- Poseen forma aquellas unidades lingüísticas que tienen capacidad de
segmentarse en constituyentes de menor nivel. Es decir, una frase se puede
segmentar en palabras, y una palabra en fonemas.
- Poseen sentido las unidades lingüísticas que pueden formar parte (integrar)
unidades de mayor nivel. El sentido es la condición fundamental que debe
llenar toda unidad de todo nivel para obtener estatuto lingüístico.
Así, si el merisma solo se define como integrante (de una unidad de nivel superior), la
frase solo puede definirse por sus constituyentes (unidades menores). Entre los dos
se encuentran las palabras (nivel intermedio) que a la vez contienen constituyentes y
funcionan como integrantes.
“Los fonemas, morfemas, las palabras pueden ser contados; su número es finito. Las
frases no. Los tres primeros tienen una distribución a su nivel respectivo, un empleo al
nivel superior. Las frases no tienen ni distribución ni empleo.”
Para Benveniste, la frase es el límite del análisis lingüístico. Es decir, más allá de la
frase, los subsiguientes aspectos del lenguaje, deben ser estudiados por otra
disciplina, ya no por la lingüística, porque en el nivel de la frase se termina su método
y su objeto. Esta otra disciplina, que estudiaría los hechos de lenguaje más allá de la
frase, es decir, la enunciación y los discursos, sería el análisis del discurso (otra
disciplina de la comunicación); de la cual Benveniste es fundador.
“La frase, creación indefinida, variedad sin límite, es la vida misma del lenguaje en
acción. Concluimos que con la frase se sale del dominio de la lengua como sistema de
signos y se penetra en otro universo, el de la lengua como instrumento de
comunicación. cuya expresión es el discurso.”