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UNIVERSIDAD ESTATAL DE BOLÍVAR

NOMBRE: DANIEL VELASCO

CARRERA: DERECHO

TEMA: ENSAYO SOBRE EL INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS Y


DICTÁMENES CONSTITUCIONALES.

INTRODUCCION.

La Constitución ecuatoriana como norma garantista ha permitido avanzar en el

reconocimiento y desarrollo de la protección eficaz de los derechos constitucionales.

Para esto se instituyó las garantías constitucionales que son de diferentes tipos como:

normativas, políticas públicas y jurisdiccionales. Entre las garantías jurisdiccionales se

encuentra la acción por incumplimiento mientras que la acción de incumplimiento se la

reconoce como una atribución de la Corte Constitucional.

El objetivo de la acción de incumplimiento es el cumplimiento integral de una

sentencia o dictámenes constitucionales definitivos y ejecutoriados para garantizar el

derecho a la tutela judicial efectiva. En tanto que la acción por incumplimiento su

objetivo es garantizar la aplicación y cumplimiento del sistema jurídico y de las

sentencias o informes de organismos internacionales de derechos humanos cuando la

norma o decisión cuyo cumplimiento se persigue contenga una obligación de hacer o no

hacer clara, expresa y exigible como el derecho a la seguridad jurídica.

Lo que da como resultado cumplir con la eficacia de la Constitución.

Consecuentemente si estas acciones no son cumplidas en debida forma se activa estas

garantías jurisdiccionales que son plenamente justiciables y vinculan directamente a la

función judicial como a la justicia constitucional, como principales protectores de los

derechos quienes tienen el deber de cumplir y hacer cumplir con los mandatos que

prescribe la Constitución.
DESARROLLO.

En este sentido, se opta por la concepción de Joaquín Herrera Flores, quien

sostiene que “Los derechos humanos, más que derechos “propiamente dichos” son

procesos; es decir, el resultado, siempre provisional, de las luchas que los seres

humanos ponen en práctica para poder acceder a los bienes necesarios para la vida”. Y,

además, se asume la posición histórico relativista de Pérez Luño, que permite

concebirlos como “el conjunto de facultades e instituciones que en cada momento

histórico concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, que

deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos en el plano

nacional y en el internacional”. En base a estas dos definiciones se ubican elementos

básicos que configuran la noción de derechos humanos, como: el marco histórico en el

que surgen, la asunción de que se trata de un derecho vivo, que se inscriben en una

visión de proceso, por lo tanto, de cambio y ajuste a la realidad, y la positividad

nacional e internacional como un marco que se ha conseguido como consecuencia de

dicho proceso.

Al respecto, es preciso establecer el alcance de la soberanía, que establece

límites a las facultades internas de los Estados y su observancia a las instancias

internacionales de protección.

En palabras de Luigi Ferrajoli “la soberanía externa del Estado en principio deja

de ser una libertad absoluta y salvaje y queda subordinada jurídicamente al imperativo

de la paz y la tutela de los derechos humanos.

La soberanía así entendida, posee una doble dimensión; la primera, precisamente

que surge de un acto de autodeterminación para la sujeción a los instrumentos de

protección de derechos humanos; y, por otro lado, representa también un acto de

autodeterminación, de reconocer que, por medio de la suscripción y ratificación de estos


instrumentos, la soberanía en materia de derechos humanos plantea límites al ejercicio

del poder público y que tienen que responder conforme a los mecanismos del derecho

internacional por cualquier acto u omisión que haya sido ejecutado por parte o con la

aquiescencia- de la autoridad pública y que sobrepase dichos límites”, con lo que se

configura la responsabilidad estatal.

CONCLUSIONES.

La noción de los derechos humanos se configura a partir de un marco histórico

de surgimiento, inscrita en una visión de proceso como resultado de las luchas de los

seres humanos, una construcción social y política, por lo que se trata de un derecho

vivo, en constante transformación y ajuste a la realidad.

Resulta de vital importancia, pasar de las meras declaraciones y suscripciones de

instrumentos internacionales de derechos humanos, y avanzar progresivamente hacia su

respeto, realización, promoción y garantía, y con ello, reconocer la vinculatoriedad de

sus principios, hacerlos valer como claves de interpretación y proyectar los procesos

institucionales, las garantías jurídicas y las estrategias políticas necesarias para su

efectivo cumplimiento.

Evidentemente, los sistemas de protección de derechos humanos existentes,

encierran debilidades y defectos, mismos que deben ser superados en la medida en que

las nuevas circunstancias y demandas exijan las reformas e implementaciones

necesarias para 114 desarrollar mecanismos de vinculación jurídica suficientes, e

indefectiblemente, se proceda al desarrollo de instrumentos precisos para el

reforzamiento de las estructuras de seguimiento y verificación de cumplimiento de las

recomendaciones, informes generales y decisiones emitidas por los órganos de estos

sistemas, para inclusive, poder llegar a establecer mecanismos de coacción y sanción, en

caso de renuencia a la observancia y acatamiento de sus pronunciamientos.

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