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Un pulmón aislado tendera a contraerse hasta que todo el aire contenido sea
eventualmente expulsado. Por el contrario, cuando la caja torácica se abre tiende a
expandirse hacia un volumen casi de 1 litro mayor que la capacidad residual funcional
(CRF). En un sujeto en estado relajado con una vía aérea abierta y sin flujo de aire, por
ejemplo, al final de la espiración o inspiración, la retracción elástica interior de los
pulmones se equilibra de manera precisa por la retracción exterior de la caja torácica.
Los movimientos de los pulmones son completamente pasivos y resultan de las fuerzas
externas hacia los pulmones. En el caso de la respiración espontánea las fuerzas
externas son los músculos respiratorios, mientras que la ventilación artificial se da
habitualmente en respuesta al gradiente de presión que se genera entre la vía aérea y el
ambiente. En cada caso, el patrón de respuesta de los pulmones está controlado por la
impedancia física del sistema respiratorio. Dicha impedancia tiene numerosos orígenes,
dentro de los cuales se destacan:
● Resistencia elástica del tejido pulmonar y de la pared torácica.
● Resistencia de las fuerzas superficiales en la interfase aire-liquido alveolar.
● Resistencia al flujo a través de su pasaje por las vías aéreas.
● Resistencia de fricción a la deformidad de los tejidos torácicos (resistencia del tejido
viscoelástico).
● Inercia asociada con el movimiento de aire y tejido.
Los últimos tres se pueden agrupar como resistencia no elástica o resistencia del sistema
respiratorio, tema que desarrollaremos más adelante. Estos se calculan mientras el aire
fluye dentro de las vías aéreas, y el trabajo realizado para superar dicha resistencia de
fricción se disipa como calor y se pierde.
Las dos primeras formas de impedancia se pueden agrupar como resistencia elástica. Se
miden cuando el aire no está fluyendo dentro de los pulmones. El trabajo que se lleva a
cabo para superar la resistencia elástica se almacena como energía potencial, y la
deformidad elástica durante la inspiración es la fuente habitual de energía para la
espiración durante respiración espontanea o artificial.
Figura 5.
Diagramas esquemáticos de los alveolos para ilustrar las condiciones bajo las cuales la
distensibilidad estática difiere de la dinámica. A: representa el estado teóricamente ideal
en el que se observa una relación recíproca entre la resistencia y la distensibilidad que
resulta en un flujo de gas entregado preferencialmente a las regiones más distendidas,
independientemente del estado de insuflación. La distensibilidad estática y dinámica son
iguales. Esta situación nunca será apreciada incluso en sujetos normales. B: ilustra el
estado característico de muchos pacientes con enfermedad respiratoria. Los alvéolos se
pueden dividir de manera conveniente en el grupo de los “rápidos” y “lentos”. La
relación directa entre la distensibilidad y la resistencia se traduce en gas inspirado que
es entregado preferentemente a los alveolos rígidos si el flujo que insufla es rápido. Por
ende, una pausa al final de la inspiración permite la redistribución de los alvéolos
rápidos hacia los alveolos lentos.
Reclutamiento Alveolar
Por debajo de un cierto volumen pulmonar, algunos alveolos tienden a cerrarse y solo se
reabren en un volumen pulmonar considerablemente mayor y en respuesta a un
gradiente de presión transmural mucho más alto que el que provocó el cierre. A primera
vista, el reclutamiento de los alveolos cerrados parece ser una explicación plausible de
todos los fenómenos dependientes del tiempo descritos atrás, aunque existen dos
razones por las cuales esto es improbable: primero, la presión requerida para la
reapertura de una unidad cerrada es muy alta y es poco factible que se alcance durante
respiración normal. Segundo, no se cuenta con evidencia histológica de alveolos
colapsados en pulmones normales en CRF. En presencia de colapso pulmonar
patológico, una insuflación profunda sostenida puede causar la reexpansión y el
aumento de la distensibilidad, por ejemplo, durante la anestesia (este tema se abordará
más adelante). Es improbable que haya una apertura y cierre cíclicos de los alveolos
durante un ciclo respiratorio normal, aunque esto puede ocurrir en pulmones lesionados.
La caja torácica comprende las costillas y el diafragma. Cada una corresponde a una
estructura muscular que se puede considerar elástica solo cuando los músculos estan
relajados, lo que no es facil de alcanzar excepto bajo condiciones de parálisis (Ej: en
posición supina el diafragama no está completamente relajado al final de la espiración
aunque mantiene un tono muscular en reposo para prevenir que los contenidos
abdominales presionen el diafragma hacia la región cefálica).
La distensibilidad de la caja torácica se define como el cambio en el volumen pulmonar
por unidad de cambio en el gradiente de presión entre la atmósfera y el espacion
intrapleural. Las unidades son las mismas para la distensibilidad pulmonar. El valor es
del orden de los 200 ml/cmH2O.
Los factores anatómicos incluyen las costillas y el estado de osificación de los cartílagos
costales. La obesidad e incluso las condiciones patológicas de la piel pueden tener un
efecto considerable. Particularmente la cicatrización de la piel que recubre la parte
frontal del tórax producto de una escaldadura en un niño o quemaduras, que pueden
comprometer la respiración.
En términos de distensibilidad, un diafragma relajado simplemente trasmite la presión
desde el abdomen, la cual puede aumentar en casos de obesidad y distensión abdominal.
Es claro que la postura ejerce un efecto principal que es menor en relación con la CRF.
Comparada con la posición supina, la distensibilidad de la caja torácica es un 30%
mayor en sedetsación y la distensibilidad estática total del sistema respiratorio se reduce
en un 60% en decúbito prono debido a la disminución de la elasticidad que se produce
en las costillas y el diafragma.
Figura 6
Relaciones estáticas de presión-volumen para el tórax sano de un sujeto consciente en
posición vertical. El gradiente de presión transmural guarda la misma relación con el
volumen pulmonar durante ventilación mecánica y respiración espontanea. La
diferencia de la presión intratorácica a la ambiental, sin embargo, radica en los dos tipos
de ventilación debido a la acción de los músculos durante respiración espontánea. En
todo momento: la diferencia de la presión alveolar/ambiental = a la diferencia de
presión alveolar/intratorácica + la diferencia de presión intratorácica/ambiental
(prestando mayor atención al signo de la diferencia de presión)
Volúmenes pulmonares
Sexo: las mujeres a misma altura corporal que los hombres, presentan una CRF casi
10% menor.
Edad: la CRF aumenta con la edad aproximadamente 16 ml/año.
Tamaño corporal: la CRF esta relacionada linealmente con la estatura. La obesidad
causa una reducción marcada en la CRF en comparación con sujetos delgados de la
misma estatura.
En el grupo etario comprendido entre los 25 y 65 años se puede utilizar la siguiente
formula para calcular la CRF
Donde la CRF esta expresada en litros, la estatura en metros, la edad en años y el indice
de masa corporal (IMC) en kg.m-2.
Figura 7. Volúmenes pulmonares estáticos: la “curva espirométrica” indica los
volúmenes pulmonares que se pueden medir por espirometría. Estos son: volumen
corriente, volumen de reserva inspiratoria, capacidad inspiratoria, volumen de reserva
espiratoria y capacidad vital. El VR, CPT y CRF no se pueden medir por observación de
un espirómetro, se requiere de una plestimografia corporal.
Figura 11 A y B.
Medición de CRF: para medir CRF se dispone de 3 técnicas: la priemra emplea lavado
de nitrógeno con inhalación de oxígeno al 100%. La cantidad total de nitrógeno
eliminado se mide como el prodcuto del voluen espirado recogido y la concentración de
nitrógeno. Si por ejemplo, se recogen 4 L de nitrógeno y la concentración inical de
nitrógeno alveolar era del 80%, el volumen pulmonar inicial era de 5 L.
El segundo metodo emplea un gas indicador (o trazador) como el helio. Si, por ejemplo,
se introducen 50 ml de helio en los pulmones y luego se encuentra que su concentración
es del 1%, el volumen pulmonar será de 5 L. Se prefiere el uso de este gas dada su baja
solubilidad en la sangre. Para que la técnica sea precisa, la medición debe hacerse
rápidamente o el helio se disolvera en los tejido y en la sangre e inducirá errores.
El tercer método utiliza la plestimografia corporal. El sujeto se encuentra dentro de una
caja totalmente hermética a los gases, e intenta respirar en contra de una vía aérea
ocluida. Los cambios en la presión alveolar se registran en la cavidad oral y se
comparan con los pequeños cambios en el volumen pulmonar, obtenidos de los cambios
de presión dentro del plestimógrafo. La aplicación de la ley de Boyle permite, de esta
manera, el cálculo del volumen pulmonar.
El último método es la única técnica para la medición de la CRF que incluye el gas
atrapado dentro del pulmón distal a las vías aéreas cerrada.
Bibliografía