SINDROME DEL VIERNES LABORAL
Manuel Roca
Gerente Senior Gestión del Talento 14.01.201
¿Alguna vez sufrió del síndrome del lunes es decir
fatiga, opresión en el pecho, distensión abdominal,
dolor corporal, falta de atención y otros síntomas
cuando se trabaja el lunes? Nos centramos en el
trabajo que dejamos pendiente en el otro síndrome, el
del viernes, donde nos sentimos eufóricos, salimos del
trabajo muy activos emocionalmente, se nos pasa los
dolores de cabeza y emprendemos un ritmo físico
impresionante, estamos frente a los estereotipos
dinámicos del trabajo. Después de descansar el fin de
semana y ocuparse de todos los asuntos personales
además del trabajo que consumirá gran parte de su
energía, la gente tiende a sentirse difícil de adaptarse
cuando vuelve al trabajo. Esto se agudiza más si
estamos en una organización que nos acoge desde
cuatro o cinco años, creemos que lo tenemos todo
controlado por la “estabilidad laboral absoluta que
maneja nuestra vida” y actitudes. Me proponen
estudiar para una posible promoción, pero el
síndrome nos paraliza, “trabajo duro y voy a estudiar
saliendo del trabajo” reflexionamos, y decimos no
puedo tengo otras actividades de importancia.
Además, llevo tiempo en la empresa y que mis méritos
hablen por mí, mi sueldo no es malo y espero el
próximo año un aumento.
Si ingresa un nuevo trabajador y es mi par en “mi
departamento” y además viene con procedimientos
nuevos para ser más productivos, es un peligro, es
mejor apartarse y no involucrase mucho, al fin y al
cabo, el gerente me conoce bastante y lo
comprometido que estoy en esta empresa. Hagamos
un ejercicio y trasladémonos momentáneamente a un
centro comercial un día viernes a partir de las 5 de la
tarde, qué veremos, trabajadores saliendo en grupo y
apresurando el paso, muy sonrientes, conversadores e
irradiando energía y ánimo desbordante, ¿qué hay
clientes?, hasta el lunes. Panorama distinto al de un
lunes a partir de las 8 y 30 de la mañana, vemos
devastación emocional, caras adustas y desanimo
total. Obviamente es una tragedia que no les toca vivir
a todos los que trabajan en una empresa, en
contraparte el sector informal lo vemos de madrugada
llevando sus mercaderías a otros centros comerciales
igual de informales y colocarlas en la acera, son los
desplazados del sector formal y que han creado su
propio trabajo.
El panorama laboral cambio drásticamente desde
marzo del 2020, la covid 19 nos confino, caímos en una
crisis económica dramática; lo que al principio parecía
un inicio auspicioso de medidas económicas,
laborales, sociales terminó siendo una pesadilla, en
nosotros aumentó o desarrollamos ansiedad,
depresión, desesperanza, en general nuestro
equilibrio se desestabilizó y empezamos a extrañar
nuestro centro de trabajo, las remuneraciones
sufrieron un revés y nos quedamos desempleados y
surgió como un rayo dentro de nosotros “me
reinvento”.
Ya no es posible como en los 80s, (recesión,
terrorismo, desempleo) emigrar a USA o Europa, nos
quedamos en casa y tener esperanza que todo pasará.
Sin duda que así será, pero ¿qué habremos aprendido?
quizás a ser ¿más productivos, más competitivos,
trabajar en equipo, ser más creativos, más solidarios,
más empáticos? No sé si pasada la crisis sanitaria
mundial, la economía retomará el ritmo y crecimiento
en corto tiempo, pero de algo estoy seguro,
desaparecerá el síndrome del viernes y del lunes.
Si no es así, no sirvió que pasáramos
una crisis mundial, decimos que el
peruano es “chamba”, le agregaría
que es ingenioso y creativo, pero
tiene que autodefinir su identidad y
aceptar que no existe el empleo
para siempre o el empleo soñado o
ideal. Éxitos y ¿dónde se encuentra
en los gráficos que siguen?:
En el Gráfico 1 Observamos que, en el pico
de la cuarentena forzada por el gobierno
(trimestre móvil abril-mayo-junio), la tasa
de desempleo total llegó a 8.8% de la PEA
total (12.4% de la población urbana y 1.1%
de la población rural). De acuerdo con el
INEI, el número de empleos perdidos
desde el inicio de la pandemia supera
los siete millones.
FUENTE ALERTA ECONOMICA