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María Gozalo Arenal.

Psicóloga General Sanitaria


-mgozaloa@gmail.com-
Infancia

Una alimentación saludable ha demostrado tener numerosos beneficios tanto


físicos (salud física) como emocionales (salud mental). Por eso es tan
importante cuidar la alimentación de los más pequeños, a pesar de que esta
tarea, en ocasiones, sea toda una odisea.

Antes de comenzar, aclaremos algunas cuestiones:

Comer es un instinto primario básico


imprescindible para la supervivencia. Por
eso, ningún niño/a pasará hambre
habiendo comida, a no ser que esté
enfermo. En ese caso, primero tratar la
enfermedad (problemas digestivos, etc.).

No existe una cantidad universal de


comida para los niños/as. Cada uno tiene unas
necesidades diferentes en función de su
metabolismo, velocidad de crecimiento, etc.
Además, estas necesidades pueden ir
variando con el tiempo.

El/la pediatra es quien mejor va a saber si el


niño/a está comiendo la cantidad y el tipo de
alimentos adecuados. Los indicadores más
fiables son los análisis clínicos y las curvas
del índice de masa corporal.

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Normalmente se trata de un problema de
expectativas: el niño no come la cantidad
que los padres esperan ni lo que los padres
quieren porque, en realidad, no lo necesita.
Si el niño se desarrolla bien, no hay que
preocuparse.

Alimentación en función de la edad

Las recomendaciones nutricionales se basan en estudios que


comprenden grandes grupos de niños y de esos estudios se deducen unas
estimaciones promedio. Por tanto, estas son una guía y pueden ser aplicables
a muchos niños, pero no a todos, ni en todo momento.

Leche
Primeros meses de vida
materna

Alimentación
De los 6 meses al año complementaria

-6-8 meses: semisólidos (purés)

-8-9: trozos blandos y pequeños

-9-12: aprender a manejar cuchara,


tenedor y vaso.

Se recomienda comenzar introduciendo


cereales infantiles y, posteriormente,
fruta y verdura

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Desayuno (25%): papilla o leche con
cereales y fruta.

Comida (30%): puré de verduras o verduras


con legumbres, pasta, arroces, guisos. Carne
o pescados triturados o en trozos pequeños,
tortillas. Para el postre utilizar: fruta, leche o
Entre 1 y 3 años yogurt.
Se establecen los hábitos Merienda (15%): frutas, jamón o queso en
alimentarios, incorporación trozos, yogurt, bocadillos.
paulatina a la dieta familiar
(etapa de transición). Cena (30%): dar preferencia a las verduras,
cereales y frutas. Leche con o sin cereales.

Lácteos: lo equivalente a 2 vasos de leche.

Carnes: menos de 6 veces a la semana.


Entre 4 y 8 años
Pescado: mínimo 4 veces por semana.
Mantener y favorecer una
actitud positiva hacia la Huevos: hasta 3 veces por semana.
comida y los hábitos Cereales: todos los días en comidas y cenas.
saludables. Horario de
comidas regular. Ya saben Legumbres: 2-4 veces por semana.
usar los cubiertos. Verduras y hortalizas: todos los días en
comidas y cenas.

Frutas: 3 piezas al día.


Azúcares y dulces: consumo ocasional.
Comidas rápidas: consumo esporádico.

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Lácteos: lo equivalente a 2-3 vasos de leche.

Carne, huevo y pescado: dos raciones


diarias. Mejor pescado que carne. Entre las
Entre 9 y 13 años carnes, mejor pollo, pavo y conejo.
Crecimiento lento al principio Cereales: de 4 a 6 raciones diarias.
y crecimiento más acentuado
al final (adolescencia y Legumbres: 2-3 raciones por semana.
“estirón puberal”). Verduras y hortalizas: 2 raciones al día.

Frutas: 3 piezas al día.


Azúcares y dulces: limitar el consumo de
azúcares refinados.
Frutos secos: 1-3 raciones por semana.
Agua: 6-8 vasos diarios.

En general, es más importante que coma


variado, aunque las cantidades sean pequeñas

Comer, ¿una odisea?


Teniendo siempre presentes todos los puntos anteriores (tipo de alimento que
necesita el niño, cantidad [normalmente, menor que la que estiman los padres],
las diferencias individuales, etc.), se puede establecer una serie de pautas
generales para evitar que la hora de la comida se convierta en una batalla campal.
A continuación, se presentan algunas de las más utilizadas:

Establecer un ritual
Establecer un ritual previo a las comidas (poner el
mantel, los cubiertos, etc.). Este ritual facilita el tránsito hacia
la comida (el niño/a deja de hacer lo que estaba haciendo) y
predispone al menor para comer.
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Momento agradable
Es muy importante trabajar desde muy temprana edad la
relación positiva del niño/a con la comida para evitar
problemas futuros. La hora de la comida tiene que ser un
momento agradable y lúdico para todos. Comer con
tiempo, sin prisa, conversar y evitar comentarios relativos a lo
mucho/poco que come.

No picar entre comidas


Evitar que el niño/a pique entre horas para lograr que llegue con
apetito a la comida. Las chucherías, por ejemplo, al tener
efecto saciante, reducen rápidamente el apetito y provocan que
se toleren menos otros sabores.

Cantidades pequeñas
En menores de 7 años conviene servirles cantidades muy
pequeñas para evitar el rechazo inicial (si quieren más, lo
pedirán). En niños/as más mayores, se recomienda servirles la
cantidad que quieran (aunque los padres consideren que
es insuficiente). No hacer comentarios despectivos ni obligar.
Los niños/as no se van a quedar con hambre si hay comida.

No forzar
Formas de forzar: amenazarlo con que no se puede levantar de
la mesa hasta que no se coma todo, presionarle para que tome
un poco más, chantajearlo, hacer comentarios despectivos,
decirle que irá al médico si no come, etc. Ofrecer la comida en
el orden previsto y que él/ella decida qué y cuánto quiere comer.

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No beber refrescos

efecto
Eliminar de la comida los refrescos porque tienen un
saciante muy fuerte y el apetito desaparece
rápidamente.

Comer sin distracciones


Evitar comer viendo la televisión, por ejemplo. Los estímulos
distractores tienen un doble efecto: distraer el apetito hasta
perderlo (el niño/a deja de comer) o hasta aumentarlo
considerablemente (el niño/a come más de lo que debe). Mejor
aprovechar la hora de comida para conversar en familia.

Limitar tiempo
La comida debe ser un momento tranquilo, sin prisas, pero el
tiempo es limitado. El criterio para terminar de comer NO
puede ser: “Hasta que no te lo acabes, no te levantas de la
mesa”. En general, parece que 30 minutos son
suficientes (en niños/as más pequeños, menos).

Mejor de menú
Mejor de menú que a la carta; es decir, elaborar un menú
familiar semanal y comer todos lo mismo. Es importante
diseñar el menú con el niño/a para que pueda incluir sus
preferencias. Menú variado y equilibrado. No platos
alternativos.

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Adolescencia
La adolescencia es una etapa en la que ocurren importantes cambios físicos,
emocionales y sociales. Aunque en esta etapa los órganos que intervienen en la
han completado su
digestión, absorción y metabolismo de los alimentos
maduración, la adolescencia es una época de riesgo nutricional, debido
a las especiales características de este período de la vida:

Estirón puberal y Mayor independencia


cambios hormonales
Alimentación desordenada,
Aceleración crecimiento elevado consumo de comidas
(aumento peso y estatura). rápidas, inicio en el consumo de
Pico máximo de necesidades alcohol, aumento de actividades
nutritivas. sedentarias (o, todo lo
contrario).

Aspecto físico y grupo


de iguales
Necesidad de aceptación: consumir
alcohol y otras sustancias, dietas
“mágicas” para adaptarse a los
cánones de belleza (interés en el
otro sexo), problemas importantes
relacionados con la comida.

Las necesidades energéticas van a ser


mayores en esta etapa

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Recomendaciones nutricionales en este grupo de edad:

Lácteos: 2-3 raciones al día.

Carne, huevo y pescado: 2 raciones diarias.


Mejor pescado que carne. Entre las carnes,
mejor pollo, pavo y conejo.

Cereales, pan y pastas: de 6 a 8 raciones diarias.

Legumbres: 2-3 raciones por semana.

Verduras y hortalizas: 2 raciones al día.

Frutas: 3 piezas al día.


Azúcares y dulces: limitar el consumo de
azúcares refinados.

Fuente: Guía Pediátrica de la Alimentación Frutos secos: 2-4 raciones diarias.


Agua: 8-10 vasos diarios.

Problemas relacionados con la comida

Obesidad
Enfermedad crónica caracterizada
por un exceso de grasa corporal. En el
desarrollo de la obesidad intervienen
cierta predisposición genética, pero,
fundamentalmente, la presencia de
unos hábitos alimentarios
inadecuados y escasa actividad
física. Los padres son modelos muy
importantes y, gracias a ellos, los
niños/as establecen sus hábitos
alimentarios, así que también han de
cuidar su alimentación.

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Consejos para seguir una dieta sana:

 Realizar una alimentación variada


incluyendo alimentos de todos los grupos
(frutas, verduras, legumbres, cereales,
carnes, pescados, leche, huevos, etc.).
 Realizar 5 comidas al día con un
horario regular.
 Desayunar correctamente. Un buen
desayuno debe incluir 3 grupos de
alimentos: lácteos (leche o queso o
yogurt), cereales (pan, cereales, tostadas,
galletas, etc.) y fruta natural (entera o
zumo-batidos).
 No picar entre horas.
 Beber entre 1 y 2 litros de agua al
día.
 Tomar al menos 2 o 3 piezas de fruta y 2 raciones de verdura
al día.
 Evitar aportes de calorías extra con o sin valor nutricional
(refrescos, bebidas para deportistas, jugos industriales).
 Evitar el exceso de grasas, es decir, limitar los fritos, rebozados,
embutidos, patés, carnes rojas, repostería, dulces, mantequilla,
margarinas, quesos curados, mayonesa, etc.
 Comer sentado y sin prisas, masticando bien la comida.
 No hacer otras tareas mientras se come (ver la TV, videojuegos,
etc.)
 Utilizar platos pequeños (ayuda a moderar las raciones).
 Complementar la dieta con actividad física diaria adaptada a su
edad, estado y preferencias.

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Trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria


(TCA) son afecciones que se caracterizan
por una alteración de los hábitos de
ingestión de alimentos y de la imagen
corporal, con graves consecuencias para
la salud: problemas físicos (falta de
nutrientes) y alteraciones en las
funciones corporales, psicosociales o
ambas (alteración de la relación del
individuo con el alimento y su entorno).

Los TCA más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia


nerviosa, aunque en la actualidad son más frecuentes los trastornos
incompletos denominados Trastornos de la Conducta Alimentaria No
Específicos (aquellos que no cumplen estrictamente los criterios de los
otros trastornos).

Anorexia nerviosa Bulimia nerviosa


Restricción de la ingesta que Episodios recurrentes de atracones
conduce a un peso corporal (ingesta de una cantidad de alimentos
significativamente bajo en claramente superior en un tiempo
relación a la edad, sexo, nivel de determinado con sensación de falta de
desarrollo y salud física. Miedo control). Realización de
intenso a ganar peso o a comportamientos compensatorios
y purgativos para evitar el aumento de
engordar. Alteración en la forma en
peso (laxantes, vómitos, ayuno, ejercicio
que uno mismo percibe su propio
físico excesivo, etc.). No es necesario
peso o constitución. Puede realizar
que la persona tenga un peso corporal
comportamientos compensatorios o
no. significativamente bajo.

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Genéticas/
Psicológicas
biológicas

CAUSAS
Sociales Culturales

Los factores genéticos, psicológicos y biológicos hacen al individuo más


vulnerable a las influencias sociales y culturales (delgadez como
modelo de éxito social), que actúan como desencadenantes del trastorno. La
mayoría de los casos se inician con dietas de adelgazamiento sin control
profesional. Por otro lado, este tipo de trastornos también pueden aparecer en
relación al hecho de no
aceptar los cambios corporales de la pubertad,
complejos físicos, fallecimiento de un ser querido, conflictos con los
padres o la pareja, como síntoma de otro trastorno mental, etc.

Algunas de las características psicológicas que pueden poseer las personas


(en su mayoría mujeres) que desarrollan TCA son las siguientes: importancia
juicio externo negativo (rechazo por parte de otros),
excesiva al
inseguridad, baja autoestima, perfeccionismo, necesidad de
complacer a los demás, miedo a fallar o a madurar, etc.

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La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, no son
caprichos de adolescentes, son trastornos que
conllevan mucho sufrimiento.

¿Cómo saber si estamos ante una persona con TCA?

Pérdida de peso cada vez mayor, excusas para no


comer delante de otros, formas “extrañas” de
Anorexia
comer (partir la comida en trozos muy pequeños,
nerviosa por ejemplo), contradicciones y mentiras en su
discurso, mucha autodisciplina, aislamiento social.

Vómitos, ejercicio físico excesivo, atracones, Bulimia


enfrentamientos, intolerancia a la frustración e
impulsividad. nerviosa

Es fundamental que la persona pueda contar con el apoyo familiar, pero el


tratamiento debe ser dirigido y llevado a cabo por profesionales
especializados. El papel de la familia debe ser el de apoyo y en el curso del
tratamiento es posible que deban hacerse cambios a este nivel. Hay que
respetar el proceso del paciente.
Se debe intentar que la alimentación sea saludable y procurar realizar al
menos una comida en casa al día con la familia. Las conversaciones deben
orientarse hacia otros temas no relacionados con la comida, la imagen corporal o
las tallas. En cuanto a las bromas relacionadas con el cuerpo o el peso, deben
evitarse en todo momento.

Recursos disponibles en la Comunidad de Madrid


A continuación, se detallan una serie de recursos de la Comunidad de Madrid a
los que las familias afectadas por esta problemática pueden acudir:

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Instituto de Nutrición y
Trastornos Alimentarios de
ADANER
la Comunidad de Madrid (asociación Madrid)

900 60 50 40 915 77 02 61

ANTARES AMCAB
(asociación Móstoles) (asociación Getafe)

916 17 55 15 916 837 070

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